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martes, 25 de febrero de 2014

COLOMBRES (1) LA CAPITAL DE RIBADEDEVA Y LA VILLA DE LOS INDIANOS: DE EL CANTU A LA QUINTA GUADALUPE



Tras pasar de Cantabria a Asturias por el puente sobre el Deva entre Unquera y Bustio, cruzando la Ría de Tinamayor, el Camino Norte de Santiago llega a Colombres, capital del concejo asturiano de Ribadedeva, dando vista a los formidables picachos de la Sierra del Cuera y a la legendaria Quinta Guadalupe, gran casona que simboliza a los emigrantes de ultramar y es actual sede del Archivo de Indianos, la cual podremos visitar a nuestro paso por la población, pues se halla a muy escasos metros del trazado señalizado del Camino


La llanura en la que se asienta Colombres contrasta con la subida que hemos dejado atrás, La Cuesta'l Cantu, en continuo y prologado ascenso desde Colombres, la cual acaba aquí, en la Capilla'l Cantu, un oratorio de ánimas a la entrada de la población, desde la que empezamos a ver la quinta


Desde la Capilla'l Cantu divisamos también algunos barrios como el de Lamadrid, hacia el que nos dirigimos. Ya desde aquí comprobamos que no es la Quinta Guadalupe la única mansión indiana ni mucho menos. Es más, puede decirse que el Colombres actual tal y como lo conocemos es una obra de los indianos casi en su totalidad, pues ellos, sobre todo Manuel Ibáñez Posada y su hermano Luis, quienes emprendieron una activa labor constructora, no solo de sus casas, sino de numerosas obras públicas, desde la traída de aguas al ayuntamiento, el cementerio, la plaza, la reforma de la iglesia...


A la derecha discurre de este a oeste el valle de La Salcea, arroyo afluente del Deva, al que desemboca en El Curtíu, el puerto de Bustio. Cierra el valle por el norte, separándolo de la costa la Sierra de Tina, con la Rasa de Pimiango, gran promontorio sobre el Cantábrico


De todas maneras apenas veremos el mar desde aquí, salvo un poco y lejanamente al oeste, donde el Ríu Cabra separa esta Sierra Plana de Pimiango de la Sierra Plana de la Borbolla, haciendo de frontera de con el concejo de Llanes y desembocando en La Franca. Abajo vemos los túneles de la Autovía del Cantábrico en El Peral, siguiente población caminera una vez pasado Colombres


La Capilla'l Cantu es uno de esos pequeños altares que tanto abundaban en los caminos de antaño y de los que aún se conservan algunos, como este. Las capillas de ánimas, aunque de distintas formas y fábrica suelen tener características muy comunes: estaban hechas unas de mampostería y otras de madera (de las que prácticamente ya no quedan), podían estar cubiertas y rematadas con carga de argamasa o cemento para dejarlas con sus paredes lisas. Siempre se erigían en lugares significativos, en los accesos a pueblos, cruces de caminos o cercanías a santuarios, en ellas se reza por las ánimas y se echan monedas en el cepillo de las limosnas


A los pies de esta se colocó en su momento una placa con la concha del Camino y decoración floral similar a la de algunas iglesias medievales, que según comprobamos parece haber pasado por sus vicisitudes


Esta capilla, bastante antigua, así como el muro que la separa de la finca, parece haber sido restaurada y recuperada junto con este tramo del viejo camino por el que pasaron Carlos I y Jovellanos, el cual cayó en desuso al trazarse las actuales carreteras


Una verja con red metálica guarda el interior. Las imágenes no serán las originales pero han sido repuestas. Tradicionalmente en muchos oratorios se representaban pintadas escenas de las almas de los condenados al fuego del Purgatorio deseosos de salir del tormento. Presidía normalmente estas escenas un Cristo, una imagen de la Trinidad, de la Virgen María o de San Antonio


También hay quien ve en estos oratorios restos de religiones muy antiguas, precristianas incluso. Muchos están levantados en cruces de caminos y es allí donde se aparece la güestia, güeste o Santa Compaña, ya que la cruz en realidad además de ser el símbolo cristiano del martirio y muerte de Cristo, representa como elemento sagrado en otras culturas el lugar de tránsito entre este mundo y "el otro", el de los difuntos o "más allá"  o "puerta a otra dimensión" y de ahí la aparición de las ánimas en pena en estos lugares y la edificación de estos pequeños santuarios de ofrendas...


Efectivamente fue este el viejo camino real (del reino, público), que comunicó la costa cantábrica durante siglos, por no decir milenios, caminos medievales más o menos transformados o cambiados, sobre todo en el siglo XVIII para el paso de diligencias, pero que a la vez se basarían en vías y calzadas romanas y estas a su vez en pasos naturales existentes desde la prehistoria


Este es uno de esos pasos naturales, El Cantu, esto es, la cresta de una colina que da a dos valles, la cual forma un pasillo geográfico directo entre ellos. En este litoral la sierras se suceden unas tras de otras paralelas a la costa, como es el caso de esta, la de Tina o Pimiango y la de Cuera, formidable murallón calizo que se extiende paralelo a la costa a lo largo de unos 30 kilómetros al sur-suroeste hasta donde abarca la vista, por lo que será nuestra referencia visual a lo largo de buena parte de nuestro recorrido por el oriente de Asturias


Alguno de los picos más altos de este sector serían el Picu Corona (828 m), El Picu'l Paisanu (818 m), El Picu Cabrios (703 m) o El Picu Socuetu (653 m). Más allá estarían La Cabeza Liño (1.179 m) y La Cabeza Trobina, Torbina o Picu Torbina (1.315 m), la máxima altitud de Cuera.Los nombres de algunas cimas pueden variar según informantes, pues es común que en Cabrales o Peñamellera los llamen diferente que en Llanes o Ribadeva. Asimismo las alturas suelen variar también según las fuentes consultadas. El propio nombre de la sierra varía, parece lo correcto es Cuera, a secas, pero es habitual ver El Cuera o del Cuera.


La Quinta Guadalupe asoma sobre la arboleda de su extensa quinta ajardinada. Según nos acerquemos iremos conociendo sus historias, empezando por la de su fundador, el indiano Íñigo Noriega Laso, otro de los grandes indianos de Colombres, quien de joven se fue a Cuba e hizo gran fortuna. Empezando el siglo XX encargó esta mansión que desde su comienzo fue un enigma, es en principio una quita de recreo para sus estancias en Asturias pero se dice que tenía pensado retirarse aquí. Dedicada a su mujer, Guadalupe Castro, su fallecimiento en 1904, con la casa aúnen plenas obras, empezaría a truncar aquellos planes 



Su idea inicial como quita de recreo explica la creación de un gran jardín, con un bosque de frondoso arbolado, espacio verde recuperado con la casona cuando en la década de 1980 se procedió a su rehabilitación. Arboledas y jardines eran recorridos por una serie de caminos alrededor del palacio, se supone hubo coníferas, que pudieron haberse malogrado. No se sabe quien fue el jardinero y hay dudas sobre qué arquitecto proyecto la construcción(se supone que el montañés Valentín Ramón Lavin Casalís), que además nunca llegó a ser habitada y llegó a pasar al Estado tras la muerte de Íñigo. Fue sanatorio neuro-siquiátrico, luego hospital de sangre en la Guerra Civil y seguidamente centro de Auxilio Social hasta su rehabilitación en 1986 para pasar a ser Archivo de Indianos y Museo de la Emigración



Una espléndida torre y un gran ático terraza constituyen un magnífico mirador ante la sierra, el valle y el mar. Los árboles fueron plantados distribuidos por especies aquí y allá por el anónimo jardinero. Se cuidaron pues al máximo todos los detalles, no solamente los exteriormente estéticos, sino que disponía de novedades inéditas por estos lares, como calefacción, baños turcos con piscina y fregaderos en el semisótanos, se dice que al menos la mitad del vecindario de Colombres de la época trabajó en ella alguna vez, bien en la construcción o bien en el servicio y mantenimiento


Los árboles ocultan además un gran estanque que podremos conocer si visitamos la quinta, que suele estar abierta en su correspondiente horario salvo razones de obras o similares. Hay cedros de japón, palmeras canarias, palmitos, tilos, tejos, fresnos, bojes, acebos, etc.


Ante la quinta se extienden prados de pasto. Los usos ganaderos predominan en el agro de Ribadeva, que sigue siendo un concejo eminentemente rural cuya producción abastece a los centros urbanos astur-cántabros, siendo célebres sus carnes y quesos


Prados abajo una mata de arbolado autóctono señala el lugar del nacimiento de un regato o riega, afluente del Deva, que forma el valle a la izquierda de El Cantu


Colombres se extiende urbanístico hacia el sur, preservando su histórico e indiano centro histórico. Como en gran parte de la muy turística costa, gran parte de las nuevas viviendas son vacacionales, alojamientos turísticos y segundas residencias. El bullicio y trasiego de gentes en verano contrasta con la gran quietud y despoblamiento que acontece en invierno, salvo determinados fines de semana, cuando la gente realiza excursiones por costa y montaña, y acude también a la llamada de la buena gastronomía  


La mayor parte de los bosques autóctonos que subsisten lo hacen prolongándose linealmente por las márgenes de estos arroyos. Las encinas con madroños y zarzaparillas constituían la especie dominante en gran parte de esta costa hasta la llegada del eucalipto, destinado principalmente en nuestros días a la industria papelera, si bien este ocupa mayoritariamente la franja más próxima a la costa. También hay robles, abedules, álamos, alisos, castaños, fresnos y plátanos, pero solitarios o en pequeños grupos


La Sierra Cuera es el límite sur de este concejo de Ribadedeva o Ribadeva, donde destacan los 607 metros del cónico y reconocible Picu Jana (608 m), donde se ha localizado señal de una antigua fortaleza de forma oval con dos torres en sus extremos, fosos y muralla, datándose entre los siglos X y XIII, por ello es llamado también El Picu'l Rei o Picu las Torres. De momento no se ha hallado hábitat castreño, más antiguo


Se supone esa fortificación estaba vinculada a otras localizadas en las cercanías, por lo que formaría parte de una red de vigilancia y control del territorio, pasos y caminos entre la costa y el interior por esos puertos y también de este a oeste a lo largo del litoral y sus paralelos valles y montes interiores, como sería el caso mismamente de este camino real costanero y otros


Más cerca vemos parcialmente Villanueva, donde además de añejos palacios de la antigua nobleza rural hay buena arquitectura popular y también algunas quintas indianas. Ahí tuvo en 1809 su cuartel general el general Francisco Ballesteros, responsable de la defensa de la línea defensiva del Deva frente a los franceses y por ahí la forzó François Bonet en mayo de 1809 durante una de las entradas de las tropas napoleónicas


Más a la izquierda reconocemos la gran hondonada bajo la que discurre el río Deva, el cual pasamos en Bustio. Viene del sur, de Panes, tras atravesar el maravilloso Desfiladero de la Hermida, paso a Liébana y a sus fuentes, más allá de Potes y Espinama, en Fuente Dé (Fuente Deva), al otrolado de los Picos de Europa


Más al este-sureste las sierras de La Collada y Arria guardan los valles del Nansa y el Lamasón en las rutas a Liébana desde San Vicente de la Barquera, una de las cuales es la oficialmente señalizada del actual Camino Lebaniego


Más al este aún la Sierra del Escudo (Escudo de Cabuérniga), que junto con Peña Sagra conforman las estribaciones costeras de la Cordillera Cantábrica y muchos historiadores relacionan con el Monte Medulio y la última resistencia de los cántabros frente a las legiones romanas


Más cerca, los montes, plantados de eucaliptos, que cierran el valle del Deva en la vertiente cántabra, cerca de Molleda, pueblo de pescadores aglutinados actualmente en la Cofradía de Bustio, de la que hablamos en la entrada de blog correspondiente al anterior tramo del Camino Norte


Caminando por El Cantu vamos acercándonos a Colombres, pasando junto a esta cabaña ganadera, Desde aquí, mirando a la derecha, al norte, veremos la otra vertiente


Es el valle de La Salcea, formado por el arroyo de este nombre, otro de los afluentes del Deva, en el que desemboca en El Curtíu, el antiguo puerto de Bustio. Cierra el valle al norte la Sierra de Tina, con la Rasa de Pimiango y su sierra plana, separándolo del mar


Pimiango se extiende linealmente arriba, por la rasa o meseta costera, profusamente plantada de ocalitos. Más abajo, por las laderas, son las caserías dispersas de La Viña, Trichorio, Jairín, Molledal, Las Baxuras, Arcillero, El Coterón. Ahí abajo se conserva el llamado Fortín de Bustio, un búnker para nido de ametralladoras de la Guerra Civil


Una tradición asegura que, siglos ha, los vecinos de Pimiango eran pescadores, pero tras un trágico episodio en el que la mayoría perecieron en una galerna decidieron, los supervivientes y su familia, compatibilizar las faenas agrarias con otro oficio, el de zapateros, el cual aprendieron gracias a la relación de algunas familias nobiliarias aquí asentadas con Noreña, el gran centro de los zapateros artesanos asturianos


Los zapateros, tal y como contábamos también en el capítulo dedicado al trecho anterior, subiendo de Bustio, constituían un oficio ambulante que recorría los pueblos de feria en feria y mercado en mercado, buena parte de Asturias, Cantabria, Vizacaya, Burgos, León y Palencia, llegando a crear, como era usual en estos gremios, una propia jerga, el mansolea de man (hombre) y solea (suela), para que no supiesen de sus asuntos personas ajenas al oficio. Básicamente consiste en desfigurar fonéticamente el vocabulario, y tomar palabras de otras lenguas, cuanto más desconocidas mejor, como el vasco, de ahí que se le llame también vascuencie o mascuencie mansolea. Palabras que alteran sus sentido con una metáfora, onomatopeyas, composiciones y derivaciones completan este argot propio del oficio


Hay casas campesinas y varios palacios, pero en la distancia lo que más destaca es el antiguo depósito del agua, sufragado también por un indiano, Ángel Noriega, y que, ya en desuso se le buscan otros usos, como el de mirador


Más a la derecha otra torre que destaca es la del campanario de la iglesia parroquial de Santa María, del siglo XVII con reformas posteriores. 


Una de las reformas se hizo en la antigua capilla de San Antonio para albergar la imagen románica de la Virgen de Tina, que fue recuperada tras la Guerra Civil al ser guardada en una dependencia del cercano Faro de San Emeterio o Santu Medé. Antes estaba en el abandonado monasterio de Santa María de Tina, situado en las inmediaciones, junto con ella proceden de este monasterio varias imágenes más


La fiesta de San Roque, patrón de la parroquia, que se celebra el 16 de agosto, era una de las fechas de regreso de los mansolea de su nómada labor, celebrándose romería renombrada


Estas torres, y el mismo pueblo en realidad, asentado en la zona conocida como La Ería, son como un faro que se divisa desde mucha distancia, tanto en la tierra como en el mar


El barrio de Las Pellejas lleva también en su topónimo el recuerdo de aquel oficio. Los últimos zapateros puede decirse que desaparecen con la Guerra Civil, aunque, como en Noreña, siempre se mantuvo muy viva su memoria


En la actualidad, como en toda la marina cantábrica, el turismo se perfila como alternativa económica a las tradicionales labores agro-ganaderas, cada vez más menguantes


Un Camino comunica a la vez con la capilla de Santu Medé o San Emeterio, otra de las grandes fiestas de Pimiango que señalaban a su celebración, el 3 de marzo, otro de los momentos de vuelta de los zapateros trashumantes. Es de gran tradición romera desde tiempo inmemorial y en sus cercanías se halla la Cueva El Pindal, santuario rupestre más que caverna habitada que señala el poblamiento de este territorio desde la alborada de la Humanidad, su mamut y bisontes representados por la mano de los artista de la prehistoria sugieren se trata de una gruta de reminiscencias iniciáticas


Ese espacio sagrado muchas veces milenario hallaría su cristianización en el monasterio de Santa María de Tina, mencionado por primera vez en el año 932 y cuyas recuperados ruinas bajomedievales sugieren ser sucesoras de un oratorio mucho más antiguo. retiro monacal, o cella orationis, sobre un santuario precristiano. En los Libros Parroquiales se informa del fallecimiento, incluso del nacimiento, de peregrinos que se acogieron allí a un centro asistencial o monástico que, la decir de la tradición, existió en el lugar amparado por el monasterio, y es que hay un camino que comunica estos parajes con Pimiango por un lado y, por otro, con Puertu Chicu, pequeña playa bajo los acantilados de la boca de la Ría de Tinamayor que, basándonos en su nombre, sería un embarcadero que enlazaría con otro en la vertiente cántabra, El Pedreru o El Cascajal, formando parte de una muy antigua vía de peregrinaciones por este lugar, que habría caído en desuso en favor de esta que seguimos nosotros, más fácil para vadear el río Deva por la barquería entre Bustio y Unquera 


Aquel monasterio (en la Edad Media podía ser una muy pequeña comunidad de monjes con algunos servicios asistenciales a pobres, enfermos y peregrinos) habría sido testigo de los profundos cambios acontecidos en su tiempo, uno de los más trascendentales el del afianzamiento de Ribadeva como ente administrativo diferenciado dentro de la Tierra de Aguilar, actual concejo de Llanes y antigua provincia de Premorias, el viejo Alfoz de Ribadedeva, mencionado en un documento del monasterio llanisco de Celoriu en el año 1157


En 1169, en otro legajo, se habla de un potestas o autoridad común en estos territorios: "Potestas en Aguilar y Ribadedeva Don Gómez". En 1230, nada más ser fundada la Puebla de Llanes, y coincidiento con la unificación definitiva de los reinos de León y Castilla con Fernando III, Ribadedeva y Peñamellera pasan a la órbita castellana integrándose en las Asturias de Santillana, si bien eclesiásticamente siguieron dentro de Asturias propiamente dicha (Asturias de Oviedo), a donde se reintegrarían políticamente con las reformas administrativas liberales de 1833. Los pleitos por la posesión de las citadas Asturias de Santillana entre las sedes ovetenses y burgalesa, se remontaban al menos al siglo XI


La cabeza del Alfoz, más tarde Real Valle, de Ribadedeva, estaría aquí, en Colombres, pero pese a las disposiciones que afianzaban su autonomía administrativa respecto a Santillana del Mar, nunca logró, frente a los importantes enclaves portuarios de San Vicente de la Barquera y Llanes, la preciada carta puebla que amparase con especiales fueros reales a sus habitantes y su mercado, por lo que no llegaría a expandirse urbanísticamente hasta finales del siglo XIX con los indianos


Indianos de huella patente ya en la distancia: la Quinta Guadalupe destaca especialmente desde el Camino, pero pronto conoceremos otras de los tiempos en los que los emigrantes surcaron los mares, se dice que por dos motivos principales, el económico y el social. El económico debido al bajo nivel de vida y la falta de trabajo, y el social como manera de eludir un penoso servicio militar de varios años, normalmente participando en guerras que se antojaban lejanas y poco provechosas para el individuo de clase baja y/o campesina que iba a ellas, sacrificado como carne de cañón


El contraste de las humildes cabañas con las señoriales villas palaciegas simplifica visualmente esos mundos que en origen fueron uno solo. Las nacientes repúblicas americanas ofrecieron unas oportunidades de vida, laborales y de negocio que aquí se negaba a las clases más desfavorecidas. Otra cosa es que, de aquellos emigrantes, apenas un 5% lograse cierta fortuna, pero ciertamente de los los que regresaban lo hacían a lo grande, no solamente a veces en su propio beneficio sino en el de toda la comunidad


Las razones de ese proceder eran variadas y siguen siendo estudiadas, dando origen a debates. Cierto es que no pocos indianos participaron directa o indirectamente del binomio negocios-política y necesitaban apoyos, votos, etc., pero no es esta ni mucho menos una razón general. En otros casos parece un acto de filantropía para con sus paisanos y familiares, la demostración del hijo pródigo que se marchó pero vuelve triunfante. Por contra, aquellos que no lograban fortuna, al menos la mínima para regresar y aparentarlo, solían ser objeto de burlas hasta en coplas y canciones: el llamado "americanu del pote". Esto hizo que muchos nunca volviesen, incluso aunque lograsen cierto acomodo en sus países de acogida


Por ello, aunque hay consideraciones comunes y generales hay otras diferentes. En un mismo pueblo como Colombres, indiano por excelencia, cada americanu tuvo una trayectoria personal y vital muy particular, dependiendo de sus circunstancias y de su tiempo. Realmente emigración a América hubo desde su descubrimiento, pero el fenómeno indiano se produce cuando, hacia mediados del siglo XIX confluyen dos factores: uno es que con las reformas liberales dejan de ponerse cortapisas a la libre circulación de las personas, no solamente dentro de España sino también para salir de ella, permitiendo la emigración masiva sin excesivos permisos, y por otro lado el afianzamiento de las nacientes repúblicas iberoamericanas que, solucionado el conflicto de la independencia y  el subsiguiente ajuste, no siempre pacífico, de sus fronteras, intereses, áreas de influencia, etc. acometían su despegue industrial y económico


El fin de esa época de los indianos no fue de un día para otro, suele establecerse entre el crack de 1929 y las convulsiones de los años 30 del siglo XX que llevaron a la Guerra Civil y II Guerra Mundial. Posteriormente siguió habiendo emigración a América, pero el mundo había cambiado, ya no eran las condiciones socioeconómicas de antes y los que lo hicieron no fueron considerados indianos, cambiando los países de recepción, pues Venezuela por ejemplo era el nuevo destino, en vez de los anteriores de México, Cuba, Argentina...


A la vez, y para complicar la cosa, no toda la emigración española a América de aquellos años entraba dentro de los parámetros indianos, la marcha, por ejemplo, de muchísimos mineros asturianos del zinc y sus familias a Estados Unidos en 1915 no tenía nada que ver o muy poco, desde su origen a su desarrollo, con la saga de los americanos propiamente dichos. Para saber de esto y mucho más, pues en este tema todo está abierto al estudio y discusión, fundaciones como la del Archivo de Indianos de la Quinta Guadalupe están a disposición del estudioso y del especialista y del público en general


En este aspecto, y ya hablo por experiencia personal de quien esto escribe, es ingente la cantidad de personas que a diario en América se interesan e indagan por conocer el origen y cuna de sus abuelos o bisabuelos españoles, de aquí que estos archivos sean absolutamente interesantes


Origen y cuna de ancestros que, en no pocos casos, estarían aquí en Colombres, capital de Ribadedeva, o al menos, talvez pueda saberse de ellos en los papeles del archivo de la Quinta Guadalupe, con sus fondos documentales y museísticos


No está muy claro el origen de Colombres, habría que ponerlo en relación con esta hábitat que estuvo relativamente poblado ya en la más remota prehistoria, las cuevas y el instrumental hallado lo demuestran, eras ancestrales en las que el mar estaba bastante más lejos que ahora. Etimológicamente tampoco nada parece seguro, se supone Colombres derivaría del genitivo de algún nombre propio tipo Columbus o similar, un antiguo posesor de esta tierra en época romana o altomedieval o un caput nemorum (junto al bosque), pero son solo posibles elucubraciones


No es ninguna exageración decir que el Colombres actual es pues una creación de los indianos, con numerosas edificaciones de interés y un entramado entre lo urbano y lo rural, en contraste con la pequeña aldea que vio el joven emperador Carlos I en septiembre 1517 cuando llegó aquí camino de la corte a hacerse con el trono español, recién venido de Flandes y, que por causa de un temporal, desembarcó en Tazones (Villaviciosa) en vez de Santander, hacia donde se dirigió con su séquito siguiendo este mismo Camino pero en sentido inverso, relatando sus vicisitudes e impresiones el cronista Laurent Vital, quien, luego de haber seguido la comitiva por Villaviciosa, Colunga y Ribadesella llegó a calificar a Colombres de "mala aldea o cabañal" pese a que fueron recibidos con toda una fiesta, vivas al nuevo monarca, comida preparada y dispuesta para agasajarles a él y a su séquito, música y bailes. El mismo monarca al retirarse se dice mandó se diese un obsequio a las mozas que habían danzado para él. Al día siguiente, tras "misa y desayuno" se dirigen a San Vicente de la Barquera. Esta visita regia simboliza los cambios geopolíticos que harían pasar a Ribadeva a la Edad Moderna


En la centuria de Carlos I ya eran influyentes los Escalante, así Toribio de Escalante, nacido aquí en Colombres, ocuparía el cargo de "venticuatro", en la ciudad de Sevilla y realizaría diversas fundaciones en esta su población natal. Sería conocido en los escritos precisamente por El Venticuatro, cargo similar al de regidor o concejal, vinculado a la nobleza y posición social, siendo su oficio el de veinticuatría. Existía también en otras ciudades y se dice tiene su origen, legendario, en los veinticuatro caballeros que custodiaron una de las puertas de las murallas de Granada tras su conquista en 1492


Asimismo, hacia 1550, nació aquí Juan de Escalante y Mendoza que, protegido por su tío Álvaro en Sevilla, llegaría a ser un muy importante marino, comenzando con viajes a Flandes y trabajando para la Casa de Contratación de Sevilla, recibiendo el título de Capitán General de las Flotas de Indias. Escribió en 1575 su Itinerario de navegación de los mares y tierras occidentales, revisado en 1585, obra fundamental que señala las rutas de las flotas españolas hacia América y el golfo de Bengala


En todo momento tenemos ante nosotros la quinta Guadalupe y sus jardines, cuyos árboles se confunden con los de los bosquetes circundantes, pero cuyo perfil destaca majestuosamente con el fondo de las alturas del Cuera... 


Esta visión esplendorosa con sus torres, como surgiendo de un nemeton y ante las picudas montañas, parece sacada de un cuento de los palacios artúricos de la leyenda de Camelot. Es muy posible que a su fundador le agradase dar una impresión más o menos parecida. Imaginémonos como sería en origen, cuando a la casa se le llamó El Elefante Blanco, a causa de su tamaño y estar enteramente pintada de este color


Desde Bustio hasta Colombres, el Camino, recuperado, es ancho y liso, con firme enlosado, pero esto no siempre fue así, aún en 1790 el ilustrado Gaspar Melchor de Jovellanos, que viene, como Carlos I, desde Llanes, se queja de la malísima calzada en su trayecto hasta la Barca de Unquera, el paso de la Ría de Tinamayor


En el libro El Camino de Santiago por Asturias. Topoguía 2.Ruta de la Costa, coordinado por la catedrática María Josefa Sanz Fuertes se nos dice cómo sería Colombres por entonces:
"A diferencia del resto de las prósperas villas que encontrarían los jacobitas en su peregrinar por este eje viario de la costa asturiana, era aún Colombres, a la altura del siglo XVI, "un mal pueblo o aldea", en palabras del cronista del joven monarca Carlos I, Lorenzo Vital, a su paso por el concejo en septiembre de 1517, cami8no de Santander, tras el forzoso desembarco de la comitiva real en el puerto asturiano de Tazones (Villaviciosa). Tal circunstancia se explica en cuanto que el territorio o alfoz, de Ribadedeva, citado en la documentación medieval desde el siglo XII, no experimentaría los beneficiosa acción de la política de promoción urbana emprendida por la Corona en Asturias durante la baja Edad Media; por el contrario , con la definitiva unión de León y Castilla en 1230 con Fernando III y las transformaciones que este monarca introduce en la organización político-administrativa del reino castellano-leonés, Ribadedeva, junto a las Peñamelleras, iban a pasar a formar parte de Cantabria, no siendo reintegradas al territorio asturiano hasta 1834"

Prosigue diciendo, efectivamente, que era Colombres, un pueblo de carácter agrícola eminentemente rural, nada diferenciado de las aldeas inmediatas...
"caracterizado por un pobre caserío que se asomaba a unas pendientes, estrechas y tortuosas callejuelas"

Los prados de pasto van dando paso a huertas y frutales según nos acercamos a las casas de la calle de Lamadrid, por donde entraremos enseguida en el núcleo urbano de la villa de Colombres


Más árboles y cultivos nos ocultan casi completamente a la vista la población que, como la Quinta Guadalupe, da desde aquí la impresión que surgiese entre el bosque. En el libro Ribadedeva. La Huella Indiana, de M. Cruz Morales y editado por el Ayuntamiento, leemos así:
"El concejo de Ribadedeva y la villa de Colombres en particular, son un magnífico ejemplo de una historia cercana, que se repite en toda la cornisa cantábrica: el fenómeno de la emigración de muchos jóvenes que buscaban fortuna y huían al mismo tiempo del hambre y del servicio militar obligatorio. Sus países de destino fueron casi siempre México y Cuba. 

Cuando lograron el triunfo y la riqueza no olvidaron sus raíces. Durante los años de trabajo y exilio, cultivaron la nostalgia y el sueño de retirarse como rentistas. Este sueño incluía el construirse una buena residencia en la patria chica. Y cuando llegó el momento de llevarlo a cabo, dejaron un testimonio visible de su nueva condición de hombres ricos. 

Así, enviaron grandes sumas de dinero para construir las casas y también para mejorar los pueblos y las necesidades de sus vecinos y parientes. Ellos pagaron las traídas de agua a las escuelas, las carreteras o los cementerios. En Colombres transformaron radicalmente la pequeña aldea rural en una villa moderna, con una arquitectura, llamativa, colorista y exótica. Su buena conservación y la calidad de los edificios, están completadas por la circunstancia de que los principales referentes urbanísticos de la villa, como son la Plaza, la Casa Consistorial y la iglesia, también se deben al dinero americano. 

A finales del siglo XIX, alcanzó Ribadedeva el mayor auge económico que se había conocido. En Colombres se hizo la urbanización de las calles. Llegó el alumbrado público, el ferrocarril y las carreteras, a uno niveles que en aquellas fechas no tenían otras ciudades mucho más importantes"

Dada su cercanía, la mayor parte de los emigrantes de la villa y concejo se embarcaban para América en el puerto de Santander, solían marchar en la adolescencia y regresar viejos, los que lo hacían, muchas veces cansados, siendo su regreso todo un acontecimiento, en no pocas ocasiones una fiesta, al menos si lo hacían con la preciada fortuna que se suponía. Dada además la tradición de los canteros montañeses, había en Cantabria una saga de prestigiosos arquitectos y había evolucionado todo un estilo constructivo, por lo que fueron llamados aquí a hacer realidad sus proyectos, pero también en gran parte de Asturias y Galicia


A la izquierda huertas y frutales, a la derecha más prados de pasto y siega


La Rasa de Pimiango, siempre al norte, es el gran promontorio y atalaya entre la tierra y el mar...


A mediados del siglo XVIII, en el Catastro de Ensenada, se informa que en Pimiango había "30 zapateros entre 54 varones", así como que sus robledales eran empleados para construir barcos para la armada. Durante la francesada se dice que las tropas napoleónicas dejaron "sesenta mujeres viudas" la primera noche de su ocupación, en castigo por la defensa de la "línea de Colombres" del general Ballesteros


Entre sus casas destaca la llamada Casa Fuerte de los Colombres, que fue residencia de Carlos I de España cuando recorrió la franja marina cantábrica en 1517, llegando de Flandes para recibir el trono de la corona española. En 2017 se conmemoraron los 500 años de aquella visita.


En el blog Entre el río la mar y la montaña se cuenta esta muy interesante información de aquellos célebres zapateros de Pimiango que tanta fama dieron al lugar gracias a su trabajo, que pregonaron por media España, entrando en contacto con otros artesanos ambulantes, como los caldereros de Mirando, de los que algo hablaremos al llegar a Avilés:
"Ejercían el oficio de reparación de calzados simplemente, o la confección nueva los más expertos; así como labores de guarnicionería con el macuto al hombro y pregonando el oficio, por lo que siempre se exageraba tildándonos a casi todos de zapateros. Había, sí, como un cuarenta por ciento de la población que salían todos los años a la costera, principalmente por las zonas asturianas, vascas, leonesas y cántabras, pateando durante gran parte del año. Los más expertos en el oficio, trabajadores y honrados, se asentaban en lugares donde reunían gran clientela llegando a casarse y fijar totalmente su residencia. Es de anotar que Pimiango, su extensión territorial, era grande y variada. Aquí había terrenos llanos con orientación a todos los vientos, erías, caseríos tanto al medio día como en el norte, ricos y variados. Hoy las cosas han cambiado completamente, abundando las plantaciones de eucaliptos y praderías si bien llanas y productivas, apenas cultivadas de maíz, alubías, patatas, etcétera, como antiguamente. Aquí se establecían familias extremadamente pobres, tanto en las Bajuras del medio día como en el casco urbano, Haedín, Barrio de la Pelleja, etcétera. Esto era como una oficina de colocación, pues salían de ayudantes los varones, tanto mayores como niños, ayudando a los zapateros a colaborar en el oficio de los zapatos y a dormir por cualquier pajar o portal que encontraban. Pero siempre sacaban un pedazo de pan para sostenerse y un rincón para descansar. y volviendo al principio podemos añadir que también en nuestras Bajuras nombraban una familia de caldereros, aunque éstos fueran más bien de apodo que de oficio. El caso es que decíamos: Fulano el calderero, aunque no supiera tapar un simple agujero a una caldera o sartén. Mi curiosidad primero, y la colaboración del Párroco de Mirando de Avilés don José Manuel Feito después, nos hizo desvelar el porqué de llamar caldereros a cierta familia, primero avecindada y luego nacida en este pueblo. Y llegamos a la conclusión que aquí llegó a trabajar como peón, o algo parecido, un joven llamado jose antonio garcia garcia, que nació el 5 de septiembre de 1836 en Miranda de Avilés. Como aquí todos éramos conocidos como zapateros, al llegar un muchacho procedente de la patria de los Caldereros le quedaba el apodo correspondiente. Y vino a El Molledal; un caserío situando en el centro, más o menos, de nuestras conocidas bajuras, propiedad en aquellos tiempos de los señores Colombres, del Palacio de Pimiango. Y sacamos la conclusión que, como los zapateros de Pimiango pateaban bien la provincia, quizá informasen en Miranda de Avilés la falta de personal para atender la finca mencionada. y dicho José García aquí se casó, tuvo su descendencia y auque unos fueron zapateros, otros labradores, etcétera, el mote de caldereros, hoy desaparecido, se usaba mucho. yo conocí a varios descendientes de José García, entre los cuales el apodo de calderero se sostuvo hasta su muerte. y su madre, la esposa de José García, siempre se llamó María la calderera. era apellidada Noriega del Cueto y natural de la cercana localidad de Tresgrandas

El maestro, destinado en Pimiango, José Ramón González Fernández (1912-1995), escribió un himno dedicado al equipo local de fútbol, el cual se adoptó como música y canción que representan a la localidad. Dice así:


Yo soy de Pimiango,
la perla de “Oriente”
que luce orgullosa
la Asturias sin par.
Yo llevo en mis venas
la sangre ferviente
que dio al Mansolea
su fama inmortal.

Yo llevo en mis venas
la sangre ferviente
que dio al Mansolea
su fama inmortal.
Volverás, volverás, Mansolea,
la diadema ceñir a tu frente,
y a Pimiango triunfantes laureles
volverán, volverán, volverán.
¡Arriba Mansolea!
entone nuestra voz
y empuñen fuertes brazos
airoso tu pendón.
¡Arriba Mansolea!
resurja tu historial
con lauros y trofeos,
con lauros y trofeos
tus hijos volverán;
con lauros y trofeos,
con lauros y trofeos
tus hijos volverán.
Volverás, volverás, Mansolea
la diadema ceñir a tu frente,
y a Pimiango triunfantes laureles
volverán, volverán, volverán.


Entramos así en el casco urbano de Colombres por la calle Lamadrid: a nuestra izquierda un muro cierra la finca de la primera quinta de Colombres por la que vamos a pasar, mientras vemos al fondo las casas de La Linde, sobre un pequeño cueto


Un sauce llorón extiende sus ramas y hojas llorosas sobre el Camino, que desde la Capilla'l Cantu es prácticamente llano


La casona es grandiosa, esta sería su parte posterior, mirando al norte, la más umbría y expuesta a los vientos fríos septentrionales que vienen del mar


Un poco más allá y a la derecha es la Casa El Cantu, situada en el lugar de este nombre, residencia que fue del maestro de obras Manuel Posada Noriega, que decidió en la década de 1920 hacer aquí su propia casa, entonces llamada Villa Vicenta, en honor a su mujer Vicenta Noriega Laso, como era costumbre


La quinta y sus dependencias son el la actualidad sede del albergue privado El Cantu, muy frecuentado por los peregrinos


La vivienda es un bloque prismático con tres diferentes volúmenes, uno de ellos dispone de torre con terraza superior; otro, el central, un mirador de madera con galería de cristal justo sobre la puerta de acceso y mirando a la calle, y este que mira hacia el antiguo jardín dos hermosos balcones-galería, uno en cada piso


Tiene terreno y jardines, separados de la carretera por un artístico cierre con verja. Un muro lo separa de la finca colindante

.
Aquí está la que parece haber sido la casa de los caseros de la quinta, hoy también integrada en el albergue


La calle Lamadrid conformaría un importante eje viario en el camino real costero que, aunque quedase desplazado por la Carretera de la Costa (actual N-634) y por la nueva carretera a Bustio (AS-344), seguiría constituyendo durante tiempo una importante entrada y salida de la población, en la que indianos y nuevos burgueses irían construyendo sus casonas y mansiones 


Manuel Posada Noriega (1858-1925), es el artífice de muchas de las construcciones indianas de Colombres y otros lugares. Nacido en el cercano pueblo ribadevense de Vilde, Manuel Posada empezó como empleado de cantera que llegó maestro de obra, llegando a emplear a doscientos operarios


Sin duda ser primo del conde de Ribadedeva, Manuel Ibáñez Posada, pudo favorecerle en su carrera, pero mucho más lo fue su buen hacer. A los 30 años ya había sido nombrado perito facultativo por el Ayuntamiento de Ribadedeva, siendo el artífice de la transformación de la localidad, y de buena parte de los concejos del Deva, pues no en vano la investigadora Virginia Casielles, licenciada en historia del Arte por la Universidad de Oviedo, afirma en Los maestros de obras en el oriente de Asturias, siglos XIX y XX. La saga de los Posada Noriega, que...
"Su trabajo fue más allá, levantando sus imponentes villas en el resto de pueblos de Ribadedeva, en las dos Peñamelleras y en la villa cántabra de Potes. La labor arquitectónica la compaginó con el levantamiento de carreteras y de puentes de suma importancia para las comunicaciones"

La belleza de Villa Vicenta le sirvió a Manuel Posada Noriega para conseguir otros numerosos encargos, dado que en esta mansión se unen muchas de las características del estilo indiano. Su trabajo puede decirse comenzó en 1890 con el encargo de rehabilitar la casa familiar de la familia Sánchez Escalante, la llamada Mansión del Abuelo
 

Tan satisfechos debieron quedar sus clientes que luego le encargarían otras cinco casas en Colombres: la de Víctor Sánchez Escalante en el barrio El Redondo, Villa Teresa o la Casa Roja, escenario que fue de la serie televisiva La Señora, encargada por Eduardo Sánchez Escalante, la Casa del Redondo o Casa de Piedra, que es hoy Casa de Cultura, encargo de Ana Sánchez Escalante y en la que posada trabajaría con su cuadrilla de doscientos de los prestigiosos canteros de Trasmiera, asimismo y por encargo de Perfecta Sánchez Escalante sería El Hórreo o Casa de las Palmeras, y Villa Ignacia o Casa de Los Leones, de Francisco Sánchez Escalante


Por su parte, para su primo el Conde de Ribadedeva, fue la villa de Las Raúcas o Las Rabucas, en estilo francés, para la que contó con el maestro de obras Brugard. También la Casa Rectoral y la de Antonio Basagoiti, cuñado del Conde y fundador del Banco Hispanoamericano, también en el barrio El Redondo. De 1899 fue la Quinta Buenavista de los Caso Rodríguez, así como Villa Manola



Con el arquitecto Ramón Lavín y Casalís participaría en la construcción de la ya recitada Quinta Guadalupe, que es ahora el Archivo de Indianos, y en el Ayuntamiento y la Plaza Pública colaboraría con Casimiro Pérez de la Riva



Otra obra muy importante, patrocinada por el Conde de Ribadedeva será en 1885 el cementerio de El Peral. También participó en la traída de aguas de Colombres, la construcción del Puente de Llanes y en la c0nstrucción de numerosas carreteras de comunicación entre Asturias y Cantabria


En Ribadedeva. La Huella Indiana, M. Cruz Morales afirma que Manuel Posada Noriega aplicó aquí las soluciones arquitectónicas por él preferidas y con las que estaba más familiarizado:
"En esta casa, compuesta de partes yuxtapuestas y con poca conexión argumental, encontramos de nuevo un cuerpo prismático terminado en terraza, como en la casa de los leones, adosada a un cuerpo principal de casa pintoresca, subdividido a su vez en tres volúmenes muy diferenciados. Lo que mas destaca es el mirador volado sobre la entrada y -en la fachada lateral- unos amplios miradores, todo ello en carpintería"

Pese a que el concejo se halla en este importante itinerario caminero, ninguna población parecía destacar especialmente en Ribadedeva hasta las construcciones indianas del siglo XIX que hicieron Colombres como lo conocemos ahora. El 3-5-2011 Rebeca Aja publica en La Nueva España El Constructor de Colombres, artículo en el que incide en esta cuestión y además glosa a Manuel Posada:
"Mucho se ha escrito con respecto a la labor filantrópica de los indianos ribadevenses enriquecidos en América que sustentaron el desarrollo demográfico, social, económico y urbano de su tierra natal. Es conocida la transformación de la imagen de la villa de Colombres entre el ocaso del siglo XIX y los albores del siglo XX, pero tal vez no lo sea tanto la «mano» de un personaje local a quien la colonia indiana confió una trascendental porción del histórico cambio de Colombres: la arquitectónica. 
«Todo ese cambio estético no habría sido posible sin la contribución de una de las figuras más importantes del Colombres de cambio de siglo, Manuel Posada Noriega, constructor local y primo del Conde de Ribadedeva», asegura Virginia Casielles, licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Oviedo y autora de la investigación «Los maestros de obras en el oriente de Asturias, siglos XIX y XX. La saga de los Posada Noriega», que le ha valido el Diploma de Estudios Avanzados (DEA) en Historia del Arte. 
Si bien es cierto que el parentesco de Posada Noriega (Vilde, 1858 - Colombres, 1925) con el conde de Ribadedeva, Manuel Ibáñez Posada (Colombres, 1838-Madrid, 1891) le granjeó muchos encargos, no lo es menos que fue su brillante capacidad constructiva la que propició su reconocimiento e incluso la asunción un cargo público, inusual en la época para un maestro de obras: a los 30 años, la corporación de Ribadedeva le nombró perito facultativo 
Casielles otorga a Manuel Posada Noriega un papel fundamental en la metamorfosis urbana de Colombres y destaca su reputación dentro y fuera de Colombres, tanto en la arquitectura privada como en la civil. «Su trabajo fue más allá, levantando imponentes villas en el resto de pueblos de Ribadedeva, en las dos Peñamelleras y en la villa cántabra de Potes. La labor arquitectónica la compaginó con el levantamiento de carreteras y de puentes de suma importancia para las comunicaciones», constata la historiadora ovetense, con vínculos familiares en Ribadedeva. 
Posada Noriega fue uno de los últimos maestros de obras del Oriente y materializó muchas de las carreteras que enlazaron el este de Asturias con el oeste cántabro. También participó en la construcción del puente de Llanes y en la moderna red de suministro de agua de Colombres. 
Ribadedeva es un claro exponente de la intensidad de la emigración a América, que mantuvo vivo un poderoso vínculo con su tierra, del cual derivó una gran labor filantrópica. 
Los hermanos Ibáñez Posada, Íñigo Noriega Mendoza, Antonio Basagoiti, Ulpiano Cuervo y los Sánchez Escalante son algunos de los benefactores del cambio de imagen de Colombres y parte de la clientela de Posada Noriega, quien desarrolló buena parte de su actividad profesional en la capital de Ribadedeva, a donde se trasladó a vivir tras contraer matrimonio con Vicenta Noriega Laso y donde levantó su propia casa, Villa Vicenta (actualmente sede del albergue El Cantu), en los años veinte del siglo pasado. 
Manuel Posada Noriega comenzó su andadura de la mano de los Sánchez Escalante, para quienes rehabilitó la casa familiar conocida como Mansión del Abuelo, en 1890, un encargo que le valió todos los sucesivos de esta familia indiana, promotora de la construcción de cinco de las viviendas más sobresalientes de la arquitectura indiana de Colombres: la casa de Víctor Sánchez Escalante, en el barrio de El Redondo; la construcción de Villa Teresa o Casa Roja (conocida por su protagonismo en la serie de televisión «La Señora»), por encargo de Eduardo Sánchez Escalente; la Casa del Redondo o Casa de Piedra (actual sede de la Casa de Cultura), por encargo de Ana Sánchez Escalante, donde Posada trabaja con su cuadrilla de doscientos canteros de la comarca cántabra de Trasmiera; El Hórreo o casa de Las Palmeras, encomendado por Perfecta Sánchez Escalante, y la propiedad de Francisco Sánchez, Villa Ignacia o Casa de Los Leones. 
Para su primo, el Conde de Ribadedeva, levantó la villa de Las Raucas (también conocida como Las Rabucas), una imponente mansión de estilo francés donde trabajó con otro maestro de obras, de origen galo, Brudard. A su mano se deben, también, la casa Rectoral y la de Antonio Basagoiti (cuñado del Conde y fundador del Banco Hispanoamericano), ambas en el barrio del Redondo. Para los Caso Rodríguez levantó la Quinta Buenavista, en 1899, y Villa Manola, cuya estética es la más pura del estilo Posada Noriega. 
Su casa particular, Villa Vicenta, le proporcionó muchos de los encargos que recibió a posteriori; en ella concurren todas y cada una de las características que encumbraron a la arquitectura modernista propia del estilo indiano. Manuel Posada Noriega participó en la construcción de la Quinta Guadalupe (sede del Archivo de Indianos), junto al arquitecto Ramón Lavín y Casalis, y en la de la casa consistorial y la plaza pública, con Casimiro Pérez de la Riva. 
A Manuel Posada Noriega hay que atribuir, también, una edificación que merece especial mención, el cementerio municipal de Colombres, en El Peral, datado en el año 1885 e incluido en el Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Asturias (IPAA). Esta obra, sufragada por Manuel Ibánez, conde de Ribadedeva, fue erigida como un auténtico panteón. Según las crónicas, el emplazamiento del cementerio fue improvisado cuando se declaró la epidemia de cólera de 1885 y su apertura clausuró el viejo de Colombres"

Los jardines siguen conservando algunas plantas, hortensias, muy vistosas en verano, un ciprés como árbol ornamental y otras especies. El tema de la decoración floral y el cuidado de los terrenos de la casa merece todo un capítulo aparte en la arquitectura indiana, que no era un estilo único, sino que bebía en varias fuentes, el modernismo, el art decó, el historicismo, el eclecticismo y por supuesto en los modelos populares preexistentes, además por supuesto siempre según gustos de propietarios de acuerdo con los arquitectos, maestros de obras, materiales disponibles, presupuesto...


Antes de los indianos que crearon la configuración urbanística de Colombres e hicieron de la aldea una nueva villa, no por ello estaba el territorio, ni mucho menos, alejado de los episodios históricos más determinantes de aquellos siglos: En el año 1376 se concede a los habitantes de Ribadedeva el privilegio de nombrar a sus propios jueces y oficiales concejiles, no estando obligados a salir fuera de este territorio a acudir a juicios, emplazamientos o llamamientos, salvo los casos de apelaciones ante la misma corte. El documento verdaderamente lo que hacía era avalar o confirmar unos derechos o libertades que ya veían de atrás legitimadas por el "uso y la costumbre"


La existencia de dos villas portuarias muy cerca, con carta puebla y aforadas, debió influir bastante para no se crease ninguna nueva intermedia que les hiciese sombra o, sino a ellas, a los derechos de los grandes terratenientes laicos y monásticos que tuvieron grandísima influencia hasta bien entrado el siglo XIX


A lo largo de la calle sigue extendiéndose el terreno de los antiguos jardines de la Casa ElCantu cerrados con verja. Este es el portón de acceso al albergue, que debió serlo antaño a las antiguas cocheras, que estarían al fondo a la derecha


Aprovechamos para ver la fachada occidental de la Casa, más sobria, aunque admiramos la torre cuadrada en todo su esplendor, con su mirador-terraza en lo alto


La calle Lamadrid sigue llana y recta camino del centro urbano, que empezamos a ver a lo lejos


Antes de los indianos, en el siglo XVIII, el territorio es denominado Real Valle de Ribadedeva, no estando sus habitantes, hidalgos, al señorío de la nobleza, conservándose un registro de hidalguía de los años 1615 a 1827


Un episodio fundamental en la historia de villa y concejo fue la mencionada defensa que hizo en la Guerra de la Independencia el general Ballesteros en este frente contra los franceses del general Bonet, atrincherándose en Colombres con 6.000 soldados. Al romper la resistencia las tropas napoleónicas realizaron duras represalias, llegando a hacer desaparecer incluso un pueblo entero, San Juan, que luego se reconstruyó en otro lugar. Muchos ancianos, mujeres y niños, se refugiaron en la Cueva del Pindal, cerca de Pimiango


La Guerra de la Independencia dio paso a las disputas, y nuevas guerras, entre liberales y absolutistas. Coincidiendo con las primeras desamortizaciones se producen una serie de grandes cambio geo-políticos y administrativos. Ribadedeva y Peñamellera vuelven a pasar a Asturias y acto seguido se constituyen los actuales ayuntamientos mientras aún actúan, brevemente, las partidas carlistas, rápidamente sofocadas. Casi inmediatamente de este periodo puede decirse arranca la época indiana propiamente dicha


La práctica totalidad de las casas, algunas con terreno y jardín, tienen "aire indiano". pues estos americanos, como también se les llamaba, emigrantes a ultramar, preferentemente desde mediados del siglo XIX a las primeras décadas del XX, dejaron su impronta tanto en nuevas mansiones como en mejorar las existentes, así como otras muy numerosas obras y edificios públicos, influyendo en los gustos de los no emigrantes, si bien puede decirse que no habría familia sin que algún miembro hubiese hecho las Américas


Sin idealizarlo, con sus pros y contras, fatigas, penurias, éxitos y fracasos, órdagos y cambalaches, aquel periodo de los indianos supuso que, para mucha gente de escasos recursos, o incluso gente que aunque parecía tenerlos le tocarían en herencia pocos a repartir, tuviese una oportunidad de cambiar de vida fuera de las que debieron ser férreas y estancas clases sociales del Antiguo Régimen, con unos usos y costumbres aún muy similares a los de la sociedad feudal. Ello supuso toda una ruptura, independientemente, decimos, de otras consideraciones, pues el tema de los indianos, origen, motivos, desarrollo y final es inagotable


Hemos de volver a Marí Cruz Morales cuando resume magistralmente en una frase el ideal que los movía a casi todos, que lo lograsen o no, o que lo mantuviesen, cuánto y cómo, queda al debate de la historia, pues dependería, eso sí, de cada caso personal:
"Buscaban fortuna y huían del hambre y del servicio militar obligatorio. Cuando lograron el triunfo y la riqueza no olvidaron sus raíces. Durante los años de trabajo y exilio, cultivaron su nostalgia y el sueño de retirarse como rentistas"

En Colombres y Ribadedeva existen rutas expresamente dedicadas a conocer el legado indiano en base a su arquitectura. Aparte de los emblemáticos edificios reseñados y destacados en las guías podremos ver en estos paseos otras muchas edificaciones y elementos que delatan su inspiración e influencia


Aquí por ejemplo una magnífica casa de corr4edor y columnas de madera, puertas y ventanas adinteladas en el piso bajo y buhardilla en el tejado une elementos tradicionales y señoriales con un pequeño pero frondoso jardín que atraviesa un pasillo enlosado que comunica la casa con la calle


Seguidamente un palación rural, con un espacio delantero cerrado por muro y verja con portilla y portón: Santo Antonio


Llaman la atención sus cinco balcones, no salientes, en esta fachada que mira a la calle


Debajo de los dos primeros a la izquierda está la puerta de la casa, debajo de los tres de la derecha otras tantas ventanas


Azulejos con el nombre de la casa



El portón sería el acceso a los carruajes y vehículos, función que sigue teniendo en nuestros días


Llegamos ahora a un grupo de casas que forman a la derecha de la calle un grupo o fila, deben ser bastante antiguas en origen, si bien evidentemente bastante reformadas a lo largo del tiempo


Llama la atención este portón con tejadillo, la forma de la puerta parece segur parámetros del siglo XVI. Elucubrando alegremente nos gustaría pensar que ante ella pasaría Carlos I en 1517... ¿quién sabe, quién lo vio?


Entendemos es un rincón especialmente entrañable, a veces el esplendor de grandes quintas legendarias nos deslumbra y no nos deja ver ejemplos aparentemente más modestos como este. a nuestro modesto entender, precioso conjunto de viviendas


En los bajos hubo tiendas y tascas. Una gran bandera de México anuncia un restaurante de esa nacionalidad, reminiscencia de toda una historia de emigrantes El Mexicano de Colombres 


Balcones, cortafuegos y corredores componen una bella estampa que admiramos según pasamos delante de este grupo 


"La capital del concejo de Ribadedeva, entre casitas tradicionales de corredor y cortafuegos concentra alguno de los mejores ejemplos de la arquitectura promovida por los emigrantes que hicieron fortuna en ultramar. Es lógico, portan to, que la patria de magnates casi legendarios como don Íñigo Noriega sea, al contar con el Archivo de Indianos,  centro de estudios y de encuentros sobre tan importante capítulo de la historia asturiana"

A la izquierda un gran caserón son en realidad dos viviendas: Las Casas Gemelas de Florencio Noriega, también llamadas La Farmacia, de finales del siglo XIX. Tienen un gran jardín cerrado por alta tapia en la que crece la hiedra


Dentro de su cierta sobriedad conceptual destacan por su originalidad en el conjunto de Colombres las dos buhardillas que sobresalen de la fachada principal


Frente a ellas la calle se ensancha en una pequeña explanada en un cruce, justo antes de la Plaza Manuel Ibáñez, el corazón de Colombres, cuyos árboles ya vemos de frente


Pasando ante las Casas Gemelas nos percatamos de otra de sus características, su perfecta simetría, tanto en las buhardillas como en los balcones salientes


Detalle de las buhardillas. En Ribadedeva. La Huella Indiana las explican así:
"Lo mas sobresaliente y acertado de este edificio es cómo los perfiles de la cubierta se animan hacia la calle, con la prolongación de dos buhardillas voladas que interrumpen la continuidad de los aleros y dejan espacio para unos huecos acristalados bajo las buhardillas, que están mostrando la búsqueda de mayor iluminación y confort en los interiores"

Y respecto al edificio, que mira al otro lado a la Quinta Guadalupe, leemos esto:
"Es un notable edificio doble, de la primera etapa de las construcciones de los indianos de Colombres, y corresponde a finales del siglo XIX. Situado en la calle Lamadrid, su jardín aterrazado y descendente proporciona una amplia panorámica sobre el parque de la Quinta Guadalupe. En el muro con verja, tan característico de estos jardines interiores, se abre una artística puerta de rejería con las iniciales F. N., algo que era muy frecuente para evidenciar el sello de propiedad. 

 Son dos edificios gemelos contenidos en un único volumen, con unos alzados regulares y sin apenas ornamentación. Los huecos se disponen en perfecta simetría, duplicando una composición que consta de una puerta central -a la que se accede por escalera- y sobre ella un balcón con antepecho saliente de hierro; a los lados ventanales también rectangulares en ambas plantas"

Enfrente, en la explanada citada está El Correo, negocio de Estanco y supermercado fundado en 1915 por Jesús Gutiérrez, regentado en nuestros días por Asun y Azucena. Es una "tienda como las de antes", tal y como leemos en páginas como Guía de Asturias:
"Si la veterinaria es un grado este sería el capitán general de los estancos de la zona, casa fundada en 1915 por Jesús Gutiérrez, este estanco multiservicios que continua de forma ininterrumpida en manos de sus herederos ha adaptado su oferta de productos a los nuevos tiempos y costumbres. Situado en el camino de Santiago, a su paso por Colombres, es parada casi obligatoria de peregrinos gracias al excelente trato dispensado por Asun y Azucena. Estanco donde adquirir, los cada vez más difíciles de obtener, sellos y postales, encontramos así mismo una frutería con piezas de excelente calidad y precio, material de ferretería, lo mejor de los productos asturianos e incluso esos artículos de consumo necesarios en el día a día de una familia y que encontraremos en este surtido supermercado"

Muchos indianos retornados con cierta fortuna fundaban tiendas y negocios, normalmente de ultramarinos y que en origen fueron tienda-bar, algunos aún se conservan


Desde El Correo seguimos de frente a la izquierda de esta casa, yendo a la plaza



Admiramos de frente toda la gran fachada de las simétricas Casas Gemelas y sus buhardillas. Florencio Noriega de la Vega fue un comerciante que hizo buenos negocios en Ribadedeva, Peñamellera y Cabrales entre los años 1840 y 1880, lo que le dio una gran influencia política, llegando a ser alcalde y diputado. En Patrimonio Indiano, de Pablo Cueto Parcero y coordinado por Marisa López Diz, nos relatan su estructura:
"En la década de los 90 del siglo XIX se emprendió la construcción de la casa que finaliza en 1896. Se trata de una magnífica construcción que contaba con la privacidad de dos viviendas, incluso accesos independientes pero que, al tiempo, se podían unir formando una gran palacio para lo que disponían de un jardín de uso común. 

Las fachadas de ambas construcciones se encuentran ubicadas al norte, orientadas al Camino Real a tiempo que se destinó el flanco oeste para cuidar la fachada que tiene la misma orientación que la portada de la iglesia, siendo los lienzos restantes los que están ocupados por miradores de gran tamaño que le permitía disfrutar de las vistas del Cuera al sur y del camino a Unquera al este. 

Se trata de dos edificios gemelos contenidos en un único volumen. De sobria composición, presenta características de la denominada arquitectura indiana en sus elaborados aleros. Edifico levantado sobre cuatro plantas en la fachada posterior y tres en la principal. 

Son dos edificios gemelos contenidos en un único volumen, con unos alzados regulares y sin apenas ornamentación. Los huecos se disponen en perfecta simetría, duplicando una composición que consta de una puerta central -a la que se accede por escalera- y sobre ella un balcón con antepecho saliente de hierro y los lados ventanales también rectangulares en ambas plantas. 

Destacan los cuerpos abuhardillados que vuelan sobre la línea de la fachada, disponiendo de dos vanos de iluminación, uno bajo la cornisa y otro sobre ella este último provisto además de un sistema de cierre o persianas que impide la entrada de frío y humedad en la estación más rigurosa del año"

Un poco más allá asoma una de las torres de la iglesia de Colombres, mirando a la plaza y, a lo lejos la Sierra Cuera


A la derecha, otra preciosa fila de edificios tradicionales restaurados


Además de los vanos adintelados y algún cortafuegos llama bien la atención esta galería mirando a calle y plaza


A la izquierda, la fachada oeste de las Casas Gemelas de Florencio Noriega, también con dos balcones salientes en el piso alto



A la izquierda la iglesia parroquial de Santa María de Colombres, construida en el siglo XIX con patrocinio del Conde de Ribadedeva, Manuel Ibáñez Posada, y proyecto de Darío de Regoyos Molenillo (padre del pintor Darío de Regoyos y Valdés) sobre un templo anterior mucho más pequeño ya citado en el archivo parroquial del obispo Gutierre de Toledo en 1385. En el relato de Laurent Vital sobre el paso y estancia de Carlos I en septiembre de 1517 hay una pequeña referencia hecha de pasada


En esa centuria del XVI el citado Toribio de Escalante (el Veinticuatro de Sevilla) mandó construir  una capilla, dedicada a la Concepción, al tiempo que inauguraba una obra pía para las doncellas de su familia. En 1625, en visita del obispo Don Bernardo Caballero de Paredes, reflejada en el Primer Libro de Fabrica, recogido por José A. Samaniego Burgos, se lee que el prelado promovió en ella diversas obras
"...mandó que la ventana que está en la Capilla Mayor se haga mayor por causa de la poca luz que da. Ítem mandó su Señoría que todos los que se enterraran en la Capilla Mayor (paguen) seis reales para la fábrica; y de allí abajo a tres; y de más abajo a dos reales, y los que están debajo de la tribuna no paguen nada, según hasta ahora se ha acostumbrado"

 También menciona a la capilla fundada por Toribio de Escalante, El Venticuatro:

"Íten mandó Su Señoría que las veinticinco Misas que se han de decir cada mes en la Capilla del Venticuatro se digan según y como el fundador lo tiene mandado, los días de fiesta antes de la Misa Mayor y los domingos después de la Misa del Pueblo" 

Asimismo mandaba comprar soga para, según las Constituciones Sinodiales de 1602, "poder tocar las campanas en las Misas de Ánimas y de Nuestra Señora que se dicen para los cofrades". La norma, siguiendo el Concilio de Trento, estipulaba que eran necesarias para tocar, desde abajo y con cuerdas,  las campanas de volteo que estaban en las torres


Sobre la Obra Pía de Doncellas de la que Toribio de Escalante y Mendoza era fundador, existe en el dicho Archivo Diocesano un libro con estas dotes entre los años 1743 a 1856 también estudiado por Samaniego que dice...
"... poner en este libro los nombramientos que se hicieran de doncellas y recibos de percepción de los efectos que para su satisfacción se están asignados en este valle por convenio entre los interesados y el párroco"
En la última dote plasmada, de fecha 30 de noviembre de 1856, firma Juan Fernández, marido de Isabel Rodríguez, quien recibe de don Manuel Díaz Borbolla, apoderado del señor Conde de Peñaflorida, de 360 reales de vellón en razón de la dote otorgada por don Toribio de Escalante y Mendoza


De la vieja iglesia el padre Francisco Martínez Marina, jurista, historiador del Derecho y filólogo, escribe en el siglo XVIII, en sus célebres Papeles de Marina que es "de muy miserable construcción y de corta extensión, que no cabe en ella el vecindario". Ello sería el motivo de la ampliación auspiciada por el Conde de Ribadedeva en la centuria siguiente, a la que seguiría, en ese mismo siglo XIX, la construcción de su grandes torres con proyecto del arquitecto Darío Regoyos Morenillo, de honda inspiración barroca, que vienen a ser el elemento más destacado de la iglesia. Vemos en Ribadedeva. La Huella Indiana:
"La fundación de esta iglesia ya consta en el siglo XIV, aunque fue objeto de numerosas reformas y ampliaciones a lo largo del tiempo. Una de las más importantes se llevó a cabo a finales del siglo XIX con las aportaciones económicas de Manuel Ibáñez Posada, Conde de Ribadedeva. El conde encargó al arquitecto Darío de Regoyos Molenillo, padre del famoso pintor riosellano, la remodelación de la fachada.

De este momento procede esta parte de la iglesia, concebida con cuerpo central y dos torres-campanario de gran monumentalidad y estilísticamente próxima al barroco. En el interior, y por las mismas fechas, se añadió la capilla de la Virgen (en 1890). Destaca su amplio crucero con cúpula de media naranja sobre pechinas, decorada con representaciones de los evangelistas. La cabecera con bóveda de cuarto de esfera se enriquece en el interior con pinturas murales imitando ricos contraplacados"

Según dejamos la calle Lamadrid seguimos cuesta abajo hacia la izquierda, ya en el centro mismo de Colombres


Efectivamente el Camino sigue recto en esta bifurcación, a la izquierda calle abajo 


En medio de esta curva hay, cerrada por barandilla, una llamativa composición artística y señalética de inspiración jacobea, grande y visible referencia orientativa a los peregrinos


En el suelo de cantos rodados unas barras componen la forma de la concha de los caminos jacobitas


Los rayos de la concha formados por esas barras o listones acaban al pie de un poste con la flecha amarilla y de nuevo la clásica concha jacobita, esta la de los colores azul y amarillo del Consejo de Europa que suele verse en la señalética oficial


Bien informados por esta señalización continuamos pues calle abajo


A la izquierda contemplamos la gran fachada principal de la iglesia con sus dos enormes torres, así comentada también en Patrimonio Indiano:
"La fachada principal presenta dos torres cuadradas de tres pisos en los flancos y los pináculos piramidales que rematan las cúpulas. Es piedra dura, consistente, de sillares en perfecto orden y bien unida al suelo sobre la plaza principal de la villa. 

El cuerpo central favorece la impresión de solidez, gracias a la puerta adintelada y la austeridad de los restantes elementos arquitectónicos. Los muros, todos revocados excepto la fachada principal, encierran tres naves, con dos capillas laterales, crucero destacado y sacristía adosada a la cabecera. Desde el lateral puede verse una tercera torre o cimborrio que destaca sobre el crucero"

A la derecha acera, muro y jardín cerrado por verja


Por estas calles en torno a la Plaza Manuel Fernández Posada encontraremos varias tiendas y comercios, donde podremos comprar o tomar algo, para continuar luego camino de El Peral, La Franca y Santiuste, puerta ya de Llanes


En el campo que habría antes de esta plaza-parque se celebraría la bienvenida Carlos I para pasar la noche del 28 de septiembre de 1517. Su cronista y acompañante en el gran séquito, Laurent Vital, nada parecía agradarle en este viaje y así lo plasmó en su escrito en el caso de este pueblo... "una mala aldea o cabañal llamado Colombres". En el siglo XIX,  Rafael Sarandeses, en la obra Asturias de Bellmunt y Canella escribe cómo fue aquella llegada:
"Al llegar el cortejo a esta aldea se hallaron con la comida dispuesta, bailando las jóvenes en la plaza bajo los balcones de la casa donde posaba el monarca, dirigidas por una vieja solterona que asombró a los presentes con su arte coreográfico y mímico. Al terminar, se arrodillaron las bailarinas y gritaron por tres veces: "Viva el rey don Carlos! ¡Y su hermana doña Eleonora"

Vamos hacia La Barata, histórica casa de comidas que mira a la plaza, encantador bar de pueblo con comedores en el mismo bar, en el piso alto y terraza en la calle


En el Gran Atlas del Principado de Asturias de Ediciones Nobel se nos presenta así Colombres:
"El pueblecillo o aldea llamado Colombres, en que pernoctó la noche del 28 de septiembre de 1517 la comitiva del joven monarca Carlos I, debe su actual fisonomía a la labor edilicia y filantrópica desarrollada a finales del siglo XIX por los indianos que urbanizaron y modernizaron su antiguo caserío. El más destacado fue el banquero Manuel Ibáñez Posada, primer conde de Ribadedeva"


El Camino dejaría aquí la plaza, siguiendo de frente todo recto por la calle Pío Noriega. Pero nosotros, antes de continuar, vamos a proponer, como ya hemos dicho, visitar la Quinta Guadalupe y de paso otros lugares y monumentos de interés del centro de Colombres:

LA PLAZA MANUEL IBÁÑEZ POSADA, LA QUINTA GUADALUPE Y OTROS PALACIOS INDIANOS



Si posponemos pues unos instantes nuestra salida de Colombres, yendo hacia la Quinta Guadalupe conoceremos este bello parque-plaza. Aquí está por ejemplo el edificio de Correos y, más a la izquierda, el 
 del Ayuntamiento de Ribadedeva, construido entre 1895 y 1901 en estilo clasicista, con los soportales tan empleados en aquellas décadas en numerosas consistoriales asturianas. Es obra del arquitecto santanderino Casimiro Pérez de la Riva, que contó, recalcamos, con la colaboración de Manuel Posada Noriega


Había en Colombres una casa consistorial muy antiguo que había sido declarada en ruina, por lo que el conde de Ribadedeva, Manuel Ibáñez Posada, había manifestado la necesidad de unos nuevo, apoyando su construcción Alcalde de Ribadedeva, Manuel García, solicitó por escrito al Gobernador de la Provincia, el 21 de diciembre de 1897, permiso para derribarla, lo que le sería concedido, siendo subastados los materiales del viejo ayuntamiento el 5 de enero de 1898. En Patrimonio Indiano, Pablo Cueto Parcero y Marisa López Diz nos explican cómo, de paso, se decidió construir también una nueva plaza para el mercado dominical, que hasta entonces se celebraba en las calles del pueblo o en el campo de la iglesia:
"Iniciados los trámites legales para la edificación, el objetivo ya no sólo fue la construcción de este edificio que albergaría las oficinas municipales, el salón de sesiones y además el juzgado y la cárcel, sino que también se concibió la idea de construir una plaza pública, inmediatamente anterior al Ayuntamiento de Colombres, que no sólo dignificaría el consistorio sino que además se convertiría en el centro neurálgico de la población. 

Era también el lugar más indicado para la celebración de las ferias dominicales, que hasta el momento se realizaban en las calles del pueblo o en la entrada de la iglesia. Esta plaza sería también el emplazamiento más adecuado para albergar una fuente con un pedestal en el que se levantaría una estatua al Conde como agradecimiento"
 
Además del beneficio de la venta de los materiales del antiguo, el conde Ribadedeva se hizo cargo de todos los gastos de construcción. Destacan en el consistorio estas formas comunes a otros ayuntamientos asturianos construidos en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX: el pórtico abierto con arcos sobre pilares y rematado por frontón, de un "contenido clasicismo":


El edificio se distribuye en dos plantas: bajo y piso noble, con una buhardilla:
"La planta baja asoportalada, con arcos de medio punto, da acceso a un atrio en el que se abren las puertas y vanos respectivamente, el central destacado en su portería y con una placa sobre su dintel; un gran friso marcaría la separación con el piso noble, en donde los vanos alcanzan una magnitud proporcional a las puertas del piso bajo y su número impar, cinco, permite destacar el central con una balconada -imprescindible para las funciones del ayuntamiento- a la que se añaden dos pilastras para resaltar el cuerpo. Por último el bajo cubierta, con vanos más pequeños, vendría rematado por una techumbre a dos aguas. 

El cuerpo central comienza a destacarse desde la planta baja, en la que se utilizan dos ménsulas directamente apoyadas sobre la línea de imposta sumamente resaltada, estas ménsulas adquieren su continuidad a través del desarrollo de las pilastras, que forman una prolongación en dos más pequeñas en el piso del bajo cubierta, rematándose en frontón. 

En su distribución interior el espacio intentará dar cabida a todas las necesidades propias de los trabajos del cabildo, al mismo tiempo que ser lugar de emplazamiento de la cárcel y del juzgado. De ahí que el proyecto de Casimiro Pérez de la Riva ya incluya estas dependencias en el trazado. 

La obra en su conjunto no difiere en general de las realizadas para los edificios de ayuntamiento a lo largo del siglo XIX. Hay que tener en cuenta además que las necesidades específicas creadas por el órgano municipal debían de ser cubiertas, lo que limitaba considerablemente la imaginación del arquitecto a la hora de proyectar su interior.

El modelo que aplica Pérez de la Riva en la casa ayuntamiento de Colombres ya lo habría utilizado en el edificio para el cabildo de Suances en 1886"

Mirando al Ayuntamiento la estatua de Manuel Ibáñez Posada, el indiano gran benefactor de Colombres, impulsor de las obras de consistorio y plaza, esta también proyectada por Pérez de la Riva: 
"La obra que se proponía realizar Casimiro Pérez de la Riva con la plaza pública, era conseguir además del ornato suficiente para la población, un lugar adecuado donde llevar a cabo el mercado semanal de Colombres, cuya situación hasta el momento era muy precaria y de poca holgura. El emplazamiento elegido era considerado como el más apropiado, no sólo por el espacio que permitía obtener a base de donaciones de terrenos y de expropiaciones, sino también porque era el centro neurálgico de la población, en él se hallaba la casa consistorial y además la iglesia parroquial, lo que permitiría conseguir el espacio perfecto para la celebración del mercado dominical de Colombres. 

Pérez de la Riva señala además en su memoria: "rodeado de edificios y vías públicas, acusa en su forma topográfica una depresión central que le da aspecto de anfiteatro, cuya forma se utiliza para el perímetro de la plaza, por ser la que más armoniosamente responden así a las condiciones altimétricas como a las planimétricas, dada la irregularidad de alineaciones en los edificios que la rodean"

La plaza es de configuración oval y estaba en una abrupta hondonada donde se jugaba a los bolos. Calles y caminos confluirían en ella ordenándose bajo su simetría en el mismo centro de Colombres: La obra que proyectaba de la Riva consistía en una plaza elíptica trazada a través de un muro de contención sirviendo al mismo tiempo como punto de unión de las vías de comunicación, siguen diciendo Cueto Parcero y López Diz en Patrimonio Indiano:
"Este muro utiliza audazmente unas pequeñas pilastrillas rectas que a la vez que servían de contrafuertes y contención del espacio inclinado donde se realizaba esta zona de ocio, intentaban disimular el carácter funcional del mismo y darle un atractivo decorativo a todo el conjunto. 

Para salvar la diferencia de nivel que existía entre las calles y la plaza y permitir el acceso a la misma, Casimiro Pérez de la Riva diseñó tres escalinatas de sillería, colocadas justo en los lados y frente del Ayuntamiento, formando una composición triangular. El espacio interior de la plaza, está recorrido en todo su perímetro por un pequeño paseo, que además de esta función serviría en los días de mercado para colocar los puestos. El resto del terreno, que en la actualidad es ajardinado, permanecería enlosado y en un plano inferior que la distribución del resto de los elementos" 

La idea detrás de hacer esta plaza y ayuntamiento era, además de su necesaria funcionalidad, la de dotar a Colombres de un aire más urbano dentro de las grandes empresas constructivas auspiciadas por los indianos en aquellos años. No obstante no fue tarea fácil dada la oposición de ciertos propietarios de los terrenos:
"El proceso de construcción de la plaza pública se convirtió en un problema pues muchos de los propietarios de la zona se negaban a la donación de sus terrenos y por consiguientes a aceptar la expropiación, los litigios por estas razones que comenzaron en enero de 1896, se mantuvieron durante todo el año no pudiendo tomar posesión el ayuntamiento de estos terrenos hasta el 19 de agosto de 1897, lo que supuso un retraso considerable en las obra"

Esta hermosa plaza elíptica dispone, además de esas tres escaleras para otros tantos accesos desde las calles colindantes, respecto a las que hay un importante desnivel, fue dotada con 30 farolas de fundición y se plantaron plátanos para dar sombra. Es muy normal que esté ocupada por carpas, toldos, puestos de venta, de las numerosas ferias, mercados y fiestas que en ella se celebran


En 1902 se encargó al escultor Agustín Querol este monumento al primer Conde de Ribadedeva, el tantas veces citado Manuel Ibáñez Posada, nacido en Colombres el 14 de septiembre de 1838 y que con su hermano Luis, como tantos adolescentes de la época, emigraron a América, hicieron gran fortuna y emprendieron numerosas obras en este su pueblo de origen


La estatua, de bronce, está sobre un alto y grande pedestal. En una de sus caras podemos leer: 
LA GRATITUD ERIGIÓ ESTE MONUMENTO
PRIMER CONDE DE RIBADEDEVA
EN MEMORIA DE SU MUNIFICIENCIA
PARA CON ESTE PUEBLO

Al nacer en una familia de varios hermanos y hermanas, esto le impulsó a buscarse la vida, por lo que emigró como tantos asturianos a temprana edad con el menor, Luis, llegando a Cuba a 1845 y pronto, pese a su juventud, participaron en la fundación de empresas manufactureras y entidades bancarias. Luis se quedará en Cuba pero Manuel se irá a México, siendo cajero en el Almacén Mendoza y Sobrino, de los asturianos Manuel Mendoza Cortina y Faustino Sobrino. Manuel llegaría a independizarse y, emprendiendo diversas operaciones mercantiles, se haría propietario de la hacienda azucarera de San Antonio Guahixtia, al fallecer Manuel Mendoza, de quien se había hecho concuño (concuñado)


Luego adquirió la fábrica textil San Fernando, de Tialpan, Ciudad de México, llegando a hacerse un gran industrial textil. Fusionó sus empresas y creó la sociedad de San Antonio Abad, con la más moderna industria textil en la producción de telas finas de algodón, que luego vendería, en 1880, a Íñigo Noriega Laso, emigrante también natural de Colombres, dado que deseaba dedicarse plenamente a la banca, en concreto al Banco Mercantil Mexicano, fundado dos años antes y fusionado en 1884 con el Banco Nacional Mexicano, naciendo el Banco Nacional de México. De esta etapa nos dice su biografía, plasmada en Wikipedia:
"Manuel llegó a México en el contexto del ascenso de los grupos liberales. A su llegada se refugió como cajero en el Almacén Mendoza y Sobrino propiedad de sus paisanos Manuel Mendoza Cortina (1817-1867), de quien después se haría concuño, y Faustino Sobrino (1827-1900). 
En ese contexto hubo una fuerte oleada de migrantes españoles en México: de 6380 en 1877 a 9533 en 1887.​ Los de escasos recursos se refugiaban con paisanos y ahorraban para enviarle a la familia y en espera de mejorar su situación. Los que llegaban con más recursos se establecían en alguna ciudad del país donde se dedicaban al comercio representando a alguna casa fuerte de España y por último los de la élite quienes ocupaban puestos privilegiados. 
El nuevo gobierno liberal otorgó grandes facilidades a los portadores de títulos de deuda pública así como en las operaciones de compra-venta de propiedades del clero, ya nacionalizadas. Esto generó gran dinamismo en los negocios y un fuerte desarrollo de la agricultura y la ganadería. 
En aquel tiempo existía un principio secular entre los migrantes españoles que consistía en utilizar los lazos de origen común y de parentesco para favorecer la acumulación de capitales. Gracias a este principio, con el tiempo y el ahorro Manuel pudo independizarse y comprar deuda de los acreedores ligados al régimen conservador fungiendo como representante de los acreedores de la convención de 1853. A la sazón también quedó como propietario de la hacienda azucarera de San Antonio Cuahixtla en Morelos al morir su concuño y paisano Manuel Mendoza Cortina.
Su astucia le permitió un rápido ascenso adquiriendo al poco tiempo la fábrica textil San Fernando en Tlalpan, Ciudad de México y luego la antigua fábrica La Teja (1870). En el periodo republicano se distinguió como un gran empresario del ramo textil en un contexto de alta demanda de telas entre la creciente población. Manuel fusionó sus empresas fundando la sociedad de San Antonio Abad, empresa textilera dotada de la maquinaria más moderna para la producción de finas telas de algodón. A mediados de 1880 vendió esta empresa a su paisano español Íñigo Noriega Lasso para dedicar su atención al naciente ramo bancario mexicano"

Seguidamente empezó en los negocios de banca, fundando la Casa Ibáñez y Compañía, especializada en realizar giros a España, algo muy común entre los españoles emigrados, pues independientemente de su fortuna, tenían la costumbre de enviar a sus familias parte de sus ganancias:
"Este tipo de casas de giro tuvieron un papel importante en la expansión del comercio y del crédito en lugares donde había pocos bancos o ni siquiera había. La Casa Ibáñez trabajaba en más de 70 plazas en el país, donde los emigrados podían enviar recursos a España, sin importar el monto. Así, fueron sus clientes desde el ayudante de tendero hasta los grandes capitalistas. Además de giros, extendía cartas de crédito del comercio en general. Hasta antes de que él fundara su Casa, la mayoría de las casas de giro operaba en el ámbito local; su gran éxito fue hacer negocios en el mercado exterior. 
Otra función de estas casas de giros era la de administrar las fortunas de los empresarios que ya no podían seguir trabajando por diversos motivos. Ibáñez logró la confianza de un buen número de ricos asturianos que retornaban a España y le encargaban la administración de sus cuantiosas fortunas actuando como un banquero privado que cuida e intenta aumentar los patrimonios de aquellos particulares que le encargan estas responsabilidades. 
En 1883 traspasó sus acciones a su paisano Íñigo Noriega y concentró su capital y esfuerzo en el Banco Mercantil Mexicano, institución fundada dos años atrás. Era el Surgimiento de la banca en México, del sistema bancario porfirista. En 1884, producto de las necesidades de la época y la visión y apoyo del presidente Manuel González y Edouard Noetzlin, representante del Banco Franco Egipcio de capital franco-suizo, el Mercantil Mexicano se fusionó como su contemporáneo, el Banco Nacional Mexicano. La concesión que el gobierno dio a la nueva institución Banco Nacional de México incluyó, entre otras cosas, el monopolio de la emisión de papel moneda y el reconocimiento como intermediario en operaciones financieras, tanto internas como externas. En ese entonces, y durante un tiempo, fungió simultáneamente como banca comercial y banco de gobierno"

En 1888, delicado de salud, Ibáñez Posada regresó a España, siendo a partir de entonces cuando invierte buena parte de su gran fortuna en mejoras en este su pueblo natal. Fallecerá no mucho después, en 1891, con el título de Conde de Ribadedeva que le otorgó Alfonso XIII. En 1902 el Ayuntamiento de Ribadedeva le dedica esta plaza y encarga esta estatua en honor a su memoria, obra del catalán Agustín Querol Subirats:
"Con una salud quebrantada, Manuel Ibáñez regresó a España en 1888. Dueño de una gran fortuna, realizó importantes obras de beneficencia en su pueblo natal como el abastecimiento de aguas, el cementerio, reformas en la iglesia, el edificio para la casa Consistorial, etcétera"

No deja de ser interesante conocer que su hermano Luis regresó a España en 1898, tras la independencia de Cuba, fundando en Banco de Gijón en 1899 y participando además en 1900 en la del Banco Hispanoamericano, junto con el vasco Antonio Basagoiti Arteta, sobrino de Ibáñez Posada, siendo los primeros directores


Otra placa en su honor:
AL EXCMO SR.
DON MANUEL IBÁÑEZ POSADA
PRIMER CONDE DE
RIBADEDEVA
1902

Otro muy interesantes datos biográficos los aporta Marí Cruz Morales Saro en la Real Academia de la Historia:

"Nació en la localidad asturiana de Colombres en 1839 pero emigró a los doce años a México, donde encontró protección con el I conde de Mendoza Cortina, que le empleó en su comercio, y casó en 1870 con María Jesús Cortina e Icaza, con quien tuvo dos hijas. Su primer negocio fue la fábrica San Fernando. Viajero incansable entre España y América, extendió sus negocios también a Cuba y Argentina. Éstos fueron sobre todo de fábricas de textiles de algodón, y llegó a tener representantes en Liverpool, Barcelona, Londres y Nueva Orleans. Impulsó grandes negocios de tabaco, café y azúcar, con un comercio internacional de gran envergadura. Fundador del Banco Mercantil de México, fue presidente del Casino Español y formó parte de la Junta Patriótica de la Beneficencia Española. Cofundador del Banco Hispano-Americano con Antonio Basagoiti, su sobrino y apoderado.

En 1886 comenzó a preparar su retiro y se instaló en Madrid, donde adquirió bienes inmobiliarios, y en Colombres edificó el palacete Las Raucas, en el que intervino el arquitecto francés Edouard Brudard en 1888. Conjuntamente con su hermano y socio Luis, urbanizó Colombres, construyendo a sus expensas el Ayuntamiento y una nueva plaza, obra del arquitecto santanderino Casimiro Pérez de la Riva. Esta obra se proyectó en 1895, pero fue llevada a la práctica por sus albaceas, debido a su prematuro fallecimiento.

También financió la construcción del cementerio en El Peral en 1882. En su testamento dejó una importante partida para construir la traída de aguas, que fue acometida en 1891 por parte del técnico belga Juan Knoedgen. En abril de 1889 fue condecorado con la Gran Cruz de Isabel la Católica y en enero de 1891 se le concedió el título de conde de Ribadedeva, falleciendo unos meses más tarde"


En otra de las placas leemos:
PARA PERPETUAR LA MEMORIA DEL HIJO DE COLOMBRES
 Sr. Dn. MANUEL IBÁÑEZ POSADA POR SUS BUENAS OBRAS.
 EL AYUNTAMIENTO DE RIBADEDEVA EN LA SESION 
DEL 19 DE JUNIO DE 1885 SIENDO ALCALDE 
Dn. YÑIGO NORIEGA Y MENDOZA

Sobre el artista que hizo la estatua nos cuentan en la página Villa de Colombres:
"Agustín Querol nació en Tortosa (Tarragona) en el año 1860, y falleció en Madrid en el año 1909. Fue un eminente escultor, con importante y variada obra muy centrada en la alta burguesía española, siendo el autor de muchas imágenes de personalidades del momento. Además de escultor, Querol fue Diputado de las Cortes entre los años 1907 y 1909. Uno de los encargos que recibió fue la creación de la escultura destinada a perpetuar la imagen de Manuel Ibáñez Posada, primer Conde de Ribadedeva. Desde el punto de vista de la Historia del Arte y y de sus críticos, Agustín Querol está poco valorado debido a que su trabajo se centró en exaltar y glorificar a la alta burguesía del momento.

Y este fue el proceso de Querol para realizar esta estatua...
"Antes de la ejecución definitiva, Querol creó una copia en barro para mostrar el resultado final que iba a tener la obra, cuyo material definitivo elegido era el bronce, para después hacer una presentación oficial con la idea de mostrar en apariencia lo que iba a ser el proyecto final"

Fue cuando se culminó la construcción de la plaza cuando se proyectó este monumento en honor del conde-indiano benefactor. El proyecto original preveía hacer un estanque también ovalado, siguiendo la forma de la plaza, a sus pies, pero no llegó a realizarse. La misma página nos informa de cómo se acometieron estas obras:
"El 20 de septiembre de 1901 fue firmado el contrato para la construcción de la nueva Plaza del Ayuntamiento, con un plazo a ejecutar de seis meses, documento firmado por el Presidente, Don Ceferino Barros, y el contratista, que en ese caso fue el afamado maestro de obras Manuel Posada Noriega. El primer punto del contrato determinó que la futura plaza debía llevar en su parte central un escultura dedicada al benefactor local Manuel Ibañez, además de indicar expresamente que el autor de la escultura debía ser Agustín Querol. 
La construcción de la plaza ovalada culminó en el año 1902, y en ese mismo año la escultura que iba a ocupar el centro geométrico fue terminada. En Agosto de 1903 la obra escultórica fue inaugurada mediante unos grandes festejos celebrados en la Plaza del Ayuntamiento de la Villa de Colombres. Concretamente se celebraron tres días de festejos los días 23, 24, y 25 de Agosto de 1903, con bailes populares en la nueva Plaza, cohetes, globos, e iluminación eléctrica. La escultura fue descubierta el 24 de Agosto de 1903, justo después de terminar una solemne función religiosa, finalizando el día con unos vistosos fuegos artificiales. Los fuegos y los bailes se repitieron el día 25 de Agosto, además de celebrar carreras de cintas a caballo"

Desde la estatua tenemos buenas vistas de la iglesia parroquial, cuya profunda reforma apadrinó también Manuel Ibáñez Posada


Es de estilo neobarroco, con sus dos torres y capillas laterales. Además de que el templo antiguo se había quedado pequeño, se supone habría resultado afectado por la francesada, lo que explicaría unas primeras obras, anteriores a la transformación posterior, afirman Pablo Cueto Parcero y Marisa López Diz en Patrimonio Indiano:
"En ningún caso podemos confirmar la construcción de una nueva iglesia como en algunos lugares se apunta. En aquella centuria, tal y como puede comprobarse en los libros de fábrica, lo que se produjo fueron ciertas intervenciones sobre espacios preexistentes, y que pueden confirmarse a partir de la destacada capilla dedicada a la Virgen del Carmen, a la remozada capilla de Fátima y el pórtico sur. Pocas noticias más se pueden aportar hasta la segunda mitad del siglo XIX cuando las fuentes bibliográficas y documentales de los Ibáñez Posada señalan su intervención en la Iglesia"

A la derecha de la iglesia tenemos el portón de acceso a la Quinta Guadalupe, hacia la que nos dirigimos


Para ello subimos una de las escalinatas que salvan la diferencia de altura entre la plaza y la calle


Justo frente a ella, cruzamos y vamos de frente al portón de acceso a la finca de la quinta con sus jardines y arboledas que ya divisábamos desde El Cantu, famosos por sus especies exóticas y autóctonas. El haber sido proyectada como quinta de recreo hizo que se prestase muy especial atención al uso y ornato vegetal de la extensa finca en torno a la casa


Tras la rehabilitación de la quinta, su dirección, la del archivo y museo, realizaron nuevos aportes al jardín, siempre dentro de la tradición arbórea de los jardines de los indianos


Antes de cruzar, vamos a ver a nuestra derecha La Casona, edificio muy importante pues es el más antiguo ejemplo de arquitectura indiana en Colombres, construida en 1877 la para Íñigo Noriega Mendoza, tío de Íñigo Noriega Laso, que tras su regreso de América fue Alcalde de Ribadedeva. La Casona es anterior incluso a la urbanización de esta plaza, es más parte de su antiguo solar fue cedido para su construcción. En La Casona vivió el alcalde con su mujer Teresa Ruiz Noriega. Leemos en Patrimonio Indiano:
"Este emigrante que a su regreso llegó a ser alcalde de la villa, fue uno de sus máximos contribuyentes, impulsando la renovación de la hacienda pública, los equipamientos y favoreciendo cualquier iniciativa que supusiera un beneficio para la villa"

En los albores pues de la época dorada de los indianos, el edificio, aunque grande y elegante, aún no tiene esa evolución en tamaño y filigranas que ostentarían después otras casas de americanos
"La casa es un modelo de arquitectura muy sencillo en cuanto a sus planteamientos pues se trata de una vivienda de planta rectangular con tres alturas y bajo ierta abuhardillado. Presena cuatro plantas, grandes huecos rasgados en balcones y un interesante jardín, cerrada en su parte delantera con verja. Los interiores, en especial el magnífico salón, estuvo amueblado con todo lujo. Destacan en él la sillería isabelina, la gran alfombra, espejos, lámparas y velador central. Tiene un pequeño oratorio o capilla privada, que era muy frecuente en estas residencias" 

En la parte trasera dispone de de una grande y preciosa galería de madera. En Ribadedeva. La Huella Indiana, M. Cruz Morales nos dice esto:

"Su propietario fue un personaje destacado, alcalde y uno de los primeros benefactores que procuraron el desarrollo de la villa. Hombre de gran fortuna ya figuraba entre los tres mayores contribuyentes en 1887. Construyó una gran casa, sencilla en el exterior y muy lujosa en el interior

Es un edificio de grandes dimensiones, simetría y gusto clásico en la fachada a la calle, y dotada de una amplia y exquisita galería de madera en la posterior. Presenta cuatro plantas, grandes huecos rasgados en balcones y un interesante jardín, cerrado en su parte delantera con verja y portada adornada con floreros y en los laterales muros de piedra. Los interiores, en especial el magnífico salón, estuvo amueblado con todo lujo; destacan en él la sillería isabelina, la gran alfombra, espejos, lámparas y velador central, seguramente todo ello adquirido en Barcelona, Madrid o París. Tiene un pequeño oratorio o capilla privada, que era muy frecuente en estas residencias"

Salvo por obras, mantenimiento u otras circunstancias, el portón de la Quinta Guadalupe suele estar abierto dentro de un horario, por lo que constituye un verdadero parque público muy ameno de recorrer


A la entrada hay un monumento dedicado a los emigrantes. Antaño solían solamente hacerse a su vuelta a aquellos que volvían con fortuna y luego destacaban especialmente en sus facetas filantrópicas, este es un emigrante anónimo en el momento de partir saliendo del pueblo, aún con la boina puesta, despidiéndose con una mano y con la otra llevando la única maleta de su escaso equipaje


El Monumento al Emigrante es una obra en bronce del artista Ramón Alzola, también pintor y poeta, e inaugurado el 10 de julio de 2021. Se destaca es un monumento a los emigrantes en general, no exactamente y solo a los indianos, que serían los que harían, una vez allí cierta fortuna


Representa a un vecino que se va, ya en plena madurez según revelan sus rasgos. Hemos conocido historias de indianos de todas las edades, hasta mayores de 60 años (estos poco habituales), pero llama la atención la gran cantidad de adolescentes y preadolescentes que se iban por los motivos reseñados, los económicos, buscado ganarse la vida en unos países que ofrecían oportunidades, y los sociales, huyendo de un duro servicio militar de varios años. De alguna manera, este gesto es también un saludo y bienvenida a esta quinta y sus jardines, que nos disponemos a descubrir


Íñigo Noriega Laso (o Lasso), el fundador de esta Quinta Guadalupe, era uno de aquellos emigrantes-niño, al igual que los cuatro hermanos con los que compartió singladura, mientras que su tío, con quien embarcaron en 1868, representaría a los que ya se habían ido allí, tenían un negocio, venían cada ciertos años de visita y volvían con algún familiar. Íñigo nació aquí en Colombres el 21 de mayor de 1853. Había estudiado en el convento de Viaceli en Cóbreces y su marcha tuvo que ver con las facilidades que el gobierno mexicano estaba dando para atraer capitales y pobladores extranjeros con grandes beneficios fiscales. Así, en Ciudad de México, el joven Noriega empezaría  trabajando, como era habitual, desde abajo, fue cantinero, comerciante, vendedor de tabaco, etc. y con 18 años, en 1871, ya tenía su propio negocio, la tienda-bar El Borrego, de la que se dice llegó a quitar las puertas para evitar una orden gubernativa que obligaba al cierre de las cantinas a cierta hora


Dentro de una biografía en la que es imposible separar la realidad de la fantasía, se dice que fue en esa época cuando conocería a Porfirio Díaz, quien sería dictador de México entre 1876 y 1910. Tal vez eso le favorecería cuando se fijó en unas ponzoñosas marismas cerca de la ciudad, que adquirió a buen precio y desecó paulatinamente hasta hacer una hacienda agrícola con la que ganó, el primer año, un millón de pesos en maíz. Se trataba del gran Lago de Chalco o Xalco, de más de 10.000 hectáreas al sureste del Valle de México, cuya concesión le fue concedida. Su compañía se llamaba Negociación Agrícola de Xalco y Anexas. Leemos en Wikipedia:
"En 1880 formó parte de una sociedad con su hermano Remigio Noriega, que adquirió varias propiedades que habían sido arrebatadas a las comunidades de los municipios de TláhuacChalco y Xochimilco. Noriega presionó además para que desapareciera el municipio de Tláhuac —que se había opuesto a la privatización de los bienes comunales dispuesta por la Ley Lerdo y representado un gran obstáculo al crecimiento de las propiedades del español— lo que ocurrió efectivamente en 1902, cuando la reorganización del Distrito Federal suprimió las municipalidades de Tláhuac y Míxquic"

Con su hermano Remigio Noriega puso en marcha en 1880 la sociedad Compañía Industrial de Tejidos e Hilados San Antonio Abada, con 2.000 empleados más una empresa minera y de caña de azúcar con otros 1.600 trabajadores, llegando a ser un gran terrateniente con numerosas haciendas y explotaciones. Porfirio Díaz ampararía sus negocios y los apoyaría hasta límites insospechados, tal era su poder que llegó a tener un ejército propio de 250 hombres pare defender sus territorios y un ferrocarril para comunicarlos, No es raro que fuese llamado El segundo conquistador de México:
"En 1880 formó parte de una sociedad con su hermano Remigio Noriega, que adquirió varias propiedades que habían sido arrebatadas a las comunidades de los municipios de TláhuacChalco y Xochimilco. Noriega presionó además para que desapareciera el municipio de Tláhuac —que se había opuesto a la privatización de los bienes comunales dispuesta por la Ley Lerdo y representado un gran obstáculo al crecimiento de las propiedades del español— lo que ocurrió efectivamente en 1902, cuando la reorganización del Distrito Federal suprimió las municipalidades de Tláhuac y Míxquic.

El gobierno de Díaz favoreció de forma relevante a Noriega. La fortuna de este español comprendía numerosas fincas en los estados de MéxicoMorelosTlaxcalaChihuahuaTamaulipas y la Ciudad de México. En esta última entidad federativa destacan las haciendas de Santa Fe Tetelco y San Nicolás Tolentino, que abarcaba las tierras comprendidas entre Culhuacán y San Miguel Xico. La superficie aproximada de esta propiedad comprende la totalidad de los territorios de Tláhuac y Valle de Chalco, la mitad sur de Iztapalapa y otras porciones de ChalcoXochimilco y Milpa Alta. Dentro de la gran hacienda se encontraban pueblos completos. Además de sus numerosas propiedades rurales y urbanas, Noriega obtuvo la concesión de las vías de ferrocarril a San Rafael Atlixco y Río Frío, que conectaban el valle de México con el de Puebla-Tlaxcala"


Estaba en su apogeo cuando decidió hacer en Asturias esta su quinta de recreo, tal vez con la idea de retirarse a ella en un futuro, cosa que nunca sucedió. Ya hemos dicho que su mujer Guadalupe Castro, falleció en 1904 cuando aún faltaban dos años para su terminación y, en noviembre de 1910. la Revolución Mexicana estalla, Porfirio Díaz renuncia el 25 de mayo de 1911, se exilia en París, y sus grandes aliados y amigos terratenientes son confiscados, entre ellos Íñigo Noriega Laso 
"Al iniciar la Revolución mexicana, Noriega era uno de los personajes más notables del régimen porfirista. Financió la campaña electoral de Bernardo Reyes en 1910, lo que provocó el disgusto de los maderistas. Estuvo involucrado con Victoriano Huerta e Ignacio de la Torre y Mier en el asesinato de Francisco I. Madero. Las propiedades de Noriega fueron embargadas por el gobierno de Venustiano Carranza, y se asignaron nuevamente a los pueblos que habían sido afectados por el deslinde de tierras entre 1856 y 1910" .

Como Porfirio, Íñigo también se exilio pero más cerca, a Texas, pues esperaba recuperar sus propiedades. Logró regresar a México pero ni se le restituyeron sus haciendas ni vino a Colombres. Falleció en la capital mexicana en 1920,en la casa de una de sus hijas. No está clara la leyenda que afirma que le ofreciese a su amigo el dictador mexicano esta su Quinta Guadalupe para su exilio. Otros muy buenos apuntes biográficos nos los ofrece también María Cruz Morales Saro en la Real Academia de la Historia:
"Paradigma del indiano triunfador, fue conocido como el ‘segundo conquistador de México”. Oriundo de una pequeña villa que entonces pertenecía a la provincia de Santander, en cuyo Convento de Cóbreces realizó sus primeros estudios. Emigró, como parte de su familia, a México, donde consiguió una de las mayores fortunas conocidas en su momento, además del favor del presidente Porfirio Díaz. 
Comenzó trabajando en la tienda “La Mariscala”, y con sólo dieciocho años fundó su propio negocio con una tienda de abarrotes llamada “El Borrego”.  
El gobierno de Porfirio Díaz le autorizó a desecar el lago Xalco para sembrar maíz y alfalfa y Noriega creó la compañía Negociación Agrícola de Xalco y AnexasDesde esta operación comenzó una vertiginosa carrera empresarial, con la fundación de fábricas de hilados y tejidos, ingenios de caña en el estado de Morelos, y logró concesiones de minas de plata en Huantla. Sus haciendas llegaban hasta Texas y llegó a tener ejército y ferrocarril (los ferrocarriles de Xalco y Río Frío) privado, que unía sus empresas y haciendas. Edificó su palacio sobre las ruinas del de Hernán Cortés en Xico. 
Fundó la ciudad de Colombres en Browsnville (Texas) y Ciudad Reinosa en Tamaulipas, que repobló con numerosos inmigrantes alemanes. Casado con Guadalupe Castro en 1876, tuvo once hijos. La revolución de Emiliano Zapata acabó con todas sus propiedades y se exilió en Estados Unidos. En 1906 había mandado edificar en Colombres la Quinta Guadalupe, actual sede del Archivo de Indianos y Museo de la Emigración, aunque nunca llegó a habitarla"

A nuestra izquierda, la iglesia parroquial ya construida por entonces en su actual estructura. sería testigo de aquellos trabajos para hacer la Quinta Guadalupe. Parece que alguna de estas capillas laterales, aunque reformadas, obedecen a la fundada por Escalante en el siglo XVI


A su derecha asoma un poco parcialmente una de las Casas Gemelas de Florencio Noriega


Esta fachada sur, más soleada y luminosa, cuenta con bellas galerías en el piso más alto


Cuando en los años 80 del siglo XX se procedió a recuperar la Quinta Guadalupe, estos jardines yacían en el más absoluto abandono, aunque pudo recuperarse parte del arbolado y otros elementos. Dado que se carece de documentación al respecto desconocemos exactamente qué plantas y arbustos tendría y cómo sería su aspecto. Sí sabemos que la intención era que  un gran vergel rodease la vivienda y fuese recorrido por viales que realizasen grandes curvas, muy del gusto de su tiempo


La hortensias sucederían a las que se supone hubo en sus tiempos, así como camelios rododendros, azaleas, cordilines australes, citados en el libro Jardines Clásicos de Asturias, de José Valdeón Menéndez
"Son retazos de una jardinería, que, seguro, debió contar con este tipo de artbustos para otras zonas de la finca, por lo que, en todo caso, habrían de conservarse con celo como testigos únicos y originales de estos jardines"

Como decimos, buena parte de los árboles sí se conservan y son los habituales en estos jardines indianos, destacando por su abundancia las célebres palmeras canarias Phoenix canariensis. Más allá están los cedros de Japón, magnolios, palmitos, la alineaciones dobles de tilos, etc.


Todo estaba bien estudiado: esta es por ejemplo la entrada principal, pero el acceso directo al jardín estaba en un porche lateral, lo que guardaba más la intimidad de sus moradores. Lo conocemos cuando lleguemos a él, pues ni desde la entrada ni desde las casas de la calle Lamadrid llega a verse


Esta fachada principal destaca por su gran torre central en lo alto y entre terrazas, alternando vanos curvos y adintelados y un variado repertorio en madera, hierro, cristal, etc., de ahí que figure como obra ecléctica, una mezcla de varias inspiraciones, como es gran parte de la que tanto gustaban los indianos en sus casas. Se trata de una construcción escalonada en la que además hasta sus cuatro fachadas son independientes. Terminada en 1906, suele atribuirse a Valentín Ramón Lavín Casalís, arquitecto municipal de Santander muy relacionado con las colonias de emigrantes de ultramar, siendo uno de los profesionales que más trabajaron en proyectos para la burguesía santanderina


El mismo acceso a la mansión hace aquí una gran curva. Estamos ante una de las más soberbias edificaciones promovidas por los indianos en Asturias. Tras la muerte de Íñigo Noriega Laso, la Quinta Guadalupe pasó por testamento a sus herederos, pues tenía once hijos legítimos, pero nadie ocupó la siempre inhabitada mansión, perdiéndose muebles y decoración original. 


En esa década de 1920 y tras unos años deshabitada, pasa a ser casa de reposo, hospital neuro-siquiátrico de lujo a cargo de Manuel Noriega, uno de los hijos de Íñigo, siendo su director Manuel Villar Escandón. discípulo del prestigioso neurólogo y psiquiatra Gonzalo Rodríguez Lafora, constituyendo su inauguración un sonado acto social. En 1928 el diario ABC le dedicó un amplio reportaje a cuyas fotos, junto con otras de folletos publicitarios, documentos e historia, podemos acceder en Imágenes de la Psiquiquiatría


Por las fotos citadas podríamos deducir que esta residencia estaba dotada del máximo confort y los pacientes ingresados disfrutarían de buenas condiciones e higiene, algo muy alejado de las espeluznantes condiciones de muchos grandes manicomios de la época:
"Un contraste que bien puede servirnos como testimonio y ejemplo de que la enfermedad mental, independientemente de la discapacidad funcional que pueda conllevar aparejada, tal y como se representa en el imaginario social, tiene mucho que ver con las condiciones en que ha sido atendida y al deterioro asociado al descuido y falta de estimulación, si no directamente maltrato, en las macroinstituciones manicomiales"

Cuando estalló la Guerra Civil el sanatorio fue confiscado y destinado Hospital de Sangre, siendo los pacientes llevados al Palacio de Vidiago, residencia dela madre del Dr. Villar Escandón y más tarde a una de las galerías de las Cuevas de Margotéu, que por eso llegaría a ser llamada la Cueva de los Locos. Tras la contienda el Estado adquirió la quinta y pasó a ser hogar infantil de Auxilio Social. En 1987 y en colaboración con el Principado de Asturias, la Caja de Ahorros de Asturias y la Universidad de Oviedo, el conjunto es rehabilitado y se dedica a sede de la Fundación Archivo de Indianos-Museo de la Emigración


A la izquierda de la fachada principal está la fachada este. Como comprobamos, cada una tiene un gusto y estructura diferente a las demás. A la izquierda de ella está el mencionado porche, esquinado, pues también se orienta al sur


Este porche esquinado es cubierto, pues dispone de un tejadillo sostenido por columnas de hierro forjado, dando vista a la parte más importante y extensa del jardín


Este es el estanque escalonado que se extiende prado abajo, donde hay fresnos y un cedro del Himalaya, bojes y acebos arbóreos, un arce real y un ciprés de california. La araucaria de Chile, un par de dragos canarios o la secuoya gigante son algunas de las especies plantadas tras su recuperación


Bajamos un momento hasta el están que y admiramos esta escultura en bronce de tres llamativas figuras femeninas sentadas que tienen detrás un murete de piedra


Es la escultura Diálogo de Cesar Montaña, representando a tres mujeres sentadas hablando animadamente en un banco. La hizo en Roma en el año 1958 y da una especial sensación de dinamismo en las posturas de las mujeres


El estanque escalonado en realidad son dos, comunicados por un pasillo de agua que baja el desnivel entre uno y otro, enlazándolos. Más allá el curso de agua se sume bajo una gruta al final del jardín construida bajo un camino interior dela quinta, revestida de piedra y con asientos


Por el estanque discurre pues también la preciosa red de senderos que recorre la extensa finca, paseable enteramente, una delicia de la que también puede disfrutar el peregrino que camino sin excesiva prisa en el reloj, sobre todo si se va a alojar en Colombres o en las cercanías


Entre uno y otro estanque este pasillo fluvial forma saltos de agua a manera de pequeñas cascadas. Se dice que la restauración hecha puede ser discutible pero al menos recupera este conjunto que debió se ser también muy dinámico, sonoro y rodado de vegetación de ribera de la que nada se conserva


De los jardines indianos en Asturias apenas se sabe de una media docena con estanque, pero ninguno tan magnífico como este. Además el lugar tiene también su fauna autóctona, y no sólo los pájaros, es común ver también ardillas corretear y subirse a los árboles. Un verdadero remanso de paz


No deja de ser revelador y hasta una ironía de la historia que su fundador no hubiese podido disfrutar plenamente de este paraje. Esta es otra de sus biografías con más informaciones curiosas, sacada de Turismo en Llanes:
 "Iñigo Noriega fue una de las más fuertes personalidades de la emigración española a las Indias occidentales. Del mundo rural, embarcó con 14 años, logrando reunir una inmensa fortuna y para dar la medida de su triunfo, edificó una quinta de proporciones palaciegas en su pueblo natal de Colombres, «Quinta Guadalupe» en honor a su mujer, pero no pudo disfrutarla, porque las circunstancias le impidieron que pudiera culminar su biografía con el regreso…. Aunque son muchos los hechos en torno a la historia de este personaje, una anécdota cuenta que la había mandado construir para que en ella viviera el presidente Porfirio Díaz cuando fue derrocado, aunque éste rehusó el ofrecimiento y se fue a vivir a París, donde falleció… 
Siendo todavía muy joven, regentaba en México capital una cantina rotulada «El Borrego», propiedad de quien con el tiempo sería su suegro, en la que vendía diferentes bebidas destructivas a los indios, hasta que el gobernador de la ciudad publicó un edicto por el que obligaba a los propietarios de ese tipo de establecimientos que cerrasen sus puertas a las doce de la noche. Don Íñigo, por observar la ley al pie de la letra, quitó las puertas del suyo, de modo que no las podía cerrar. Aquel rasgo de ingenio llegó a oídos del presidente de la república, general Porfirio Díaz, el cual concedió audiencia al joven gachupín, y después de celebrarlo, le aconsejó que volviera a colocar las puertas en su sitio, porque en pleitos con el gobierno siempre se pierde, y también que siendo un joven de talento tan despierto, no lo desperdiciara vendiendo pulque y tequila, sino que lo dedicara a empresas de mayor aliento. Así empezó don Íñigo su carrera imparable, protegido por Díaz. 
Del apoyo más o menos explícito del presidente de la república, del personal subalterno más o menos cualificado y bien relacionado, hasta jueces y alcaldes rurales a los que corrompió sin miramientos…. fueron los canales utilizados principalmente, en su marcha imparable para convertirse en el mayor hacendado de México 
Su despegue comenzó con la concesión (durante 90 años) para desecar la laguna de Chalco, lo que transformó aquel caldo de paludismo en la hacienda que no tardó en convertirse en la principal proveedora de maíz y otros cereales a la capital y a otras ciudades próximas. La energía que despliega Noriega a partir de entonces es extraordinaria. hablamos sobre los años1880 y a sus adquisiciones se van sumando explotaciones agrícolas, ganaderas, mineras, textiles, concesión de obras de ferrocarril… convirtiéndose en el mayor hacendado de México 
En poco tiempo llegó a poseer extensas haciendas, desecó la laguna de Xico, donde mandó levantar un palacio sobre las ruinas de otro que había pertenecido a Hernán Cortés. Fundó las ciudades de Colombres y Ciudad Reinosa, fundó el ferrocarril de Xico y Riofrío a San Rafael, que conectaba sus haciendas con las ciudades de México y Puebla, y es el que aparece en la película «Que viva México», de S. M. Eisenstein, y poseía una tropa de 250 hombres, armados con carabinas 30-30"

La misma historia más personal y familiar está llena de episodios tremendos, cuyo resumen presenta así dicha página:
"Personaje vinculado a la gran economía terrateniente y financiera, a la política, a la literatura, a la leyenda y a la historia de México. Cantinero en la ciudad de México, comerciante, tabaquero, hacendado, financiero, fundador de ciudades, amigo y hombre de confianza del presidente Porfirio Díaz. (...) tuvo once hijos legítimos e incontables naturales: según algunos, llegó al centenar. Pero sus relaciones con la familia fueron malas, desheredó a una de sus hijas por no haberse casado con el adecuado, y otra de sus hijas fue asesinada por su hermano, que se suicidó: una extraña historia de locura e incesto, digna de una tragedia griega"

Y así transcurrieron sus últimos años, pleiteando para intentar recuperar sus haciendas mexicanas y sin regresar a Asturias:

"La revolución mexicana puso a don Íñigo contra las cuerdas. Perdió todas sus posesiones rurales, le fueron embargadas las urbanas y en los momentos más virulentos, tuvo que refugiarse en Texas, donde queda dicho que fue «sheriff». Su salud empezaba a resquebrajarse, pero no por ello dejó de luchar, pleiteando tenazmente contra el Gobierno que le había arruinado. El presidente Venustiano Carranza le propuso un acuerdo para devolverle parte de sus posesiones y que incluía la declaración de que nunca había sido amigo de Porfirio Díaz, cosa que el indiano no aceptó. Era valeroso, orgulloso y leal. Murió en México el 4 de diciembre de 1920"

Esta es la fachada sur, cuya torre y vanos le dan cierta familiaridad con la norte o principal. Una escalera baja al jardín en un lugar discreto, como el porche, apartado de miradas exteriores a la quinta


Aquí hay una franja sin arbolado, parece ser era la que comunicaba con las fincas de usos agrícola y ganadero. Muchos indianos, campesinos, querían al retornar disponer también de una buena casería 


Es La Ería Colombres, donde vemos las actuales piscinas municipales, al lado del polideportivo y dando vista al barrio El Redondo


A lo lejos de nuevo divisamos parte de la gran muralla natural caliza de la Sierra Cuera en sus estribaciones más orientales


Gracias a su antena, se reconoce bien el Picu Llueres, de 706 metros de altitud, desde él se divisan tanto la costa como los Picos de Europa


La blancura de la caliza carbonífera aflorando en peñascos o roquedos por sus abruptas laderas se reconoce perfectamente desde la lejanía


Ahora vamos a pasar a la fachada oeste. Si tuviésemos la posibilidad de entrar adentro  fijémonos en el artístico patio interior, grande y con dos pisos de arquerías de madera policromada e inspiración árabe, elementos que constituyeron otro de los grandes símbolos de la riqueza y el poder de Íñigo Noriega


Esta fachada sí que presenta un tratamiento totalmente distinto, en distribución, formas y vanos a las otras tres. Otra gran biógrafa de Íñigo Noriega, Dolores González Pastor, publica en La Quinta Guadalupe y Colombres: el sueño de un indiano:
"El elefante blanco, de estilo ecléctico indiano y pseudoárabe y colonial en su interior, se decoró con todo el lujo y el mal gusto de un nuevo rico de la época, a decir de muchos que como Clarín aborrecían la ostentación y el eclecticismo alejado de la identidad regionalista asturiana de entonces. Pieles de tigre en el suelo, decoraciones arabescas y frisos de inspiración griega en estucos que ocultaban la pobreza de algunos materiales. Molduras y puertas con las iniciales INL junto a toda la iconografía que aspira a dar lustre aristocrático a quien no lo tiene: Mercurio (dios del comercio) o Minervas con su casco y la diosa Fortuna con el cuerno de la abundancia. Estas son divinidades que desde la Antigüedad habían quedado establecidas como protectoras de comerciantes, banqueros y del mundo de los negocios. La Industria suele aparecer como una mujer con una rueda dentada"

Esas referencias a Mercurio dios del comercio, Fortuna de la Abundancia y la mujer con la rueda de la fortuna como alegoría de la Industria las vemos aquí ahora, en lo alto de esta fachada. Cuenta También González Pastor:
"Uno de los muchos mitos en torno a la figura de Íñigo Noriega Laso es que emigra debido a la miseria y su origen humilde, pero nada a estas alturas en la historia familiar indica que se murieran de hambre. Puede que los Noriega del XVI-XVII fuesen labriegos de la vecina población del mismo nombre, pero ya a principios del s. XIX habían puesto en la Junta del Principado a un diputado por Colunga y en Colombres a un alcalde indiano (tío de don Íñigo) cuya casona de 1877 se conserva, contigua a la Quinta Guadalupe. 
Con contactos familiares a los que recurre en Colombres y México (como los Ibáñez Posada), Íñigo Noriega Laso emigra en 1868, igual que sus cuatro hermanos (en el campo no parece que se los necesitase). Del mayor no se volvió a saber, pero el resto siguió en contacto y prosperaron juntos. Íñigo se instala en el pequeño comercio de uno de sus tíos, posiblemente dedicado al almacén y a despachar como tendero. Más tarde y con algo ahorrado se asocia y abre cantina. Se casa con la hija de su socio (quizá patrón), Guadalupe Castro, y comienza la leyenda. 
La vida de Íñigo Noriega tal como nos llega es un conjunto de medias verdades y hechos contundentes sobre su personalidad. Fue un hombre con iniciativa, valiente y con un ego enorme, pero también leal y agradecido incluso cuando los amigos poderosos cayeron en desgracia. Según ascendió en la escala social contrató una corte de plumillas aduladores para que recrearan su historia y callaran cómo se hacían las fortunas entonces, que viene a ser igual que ahora: comprando voluntades políticas, con ciertas dosis de populismo, bastante carisma personal y tesón. «El segundo Hernán Cortés», lo llamaban. Básicamente sacó partido de un Estado inexistente e invertebrado institucionalmente"

 

Y estos serían más extraordinarios retazos de su convulsa biografía:

"Íñigo Noriega no arrebata el negocio a nadie ni hereda la gestión de otro. Fue un visionario capaz de generar riqueza de donde no había literalmente nada. Se especializó en desecar terrenos baldíos, hacerlos fértiles, comerciar con la producción y acrecentar las haciendas. Íñigo Noriega Laso, emigrante asturiano de la Villa de Colombres con catorce años llegó a ser uno de los mayores terratenientes de América Latina, armó un ejército propio de doscientos cincuenta hombres para defender sus haciendas y financió una línea de ferrocarril propia para unir dos de las nueve que tenía con México DF y Puebla. Nota para cinéfilos: es la misma línea que se ve en la película inconclusa de S.M. Eisenstein Que Viva Mexico (1932).
Ya en su ascenso sí es más probable que fuese su primer encuentro con Porfirio Díaz, presidente, dictador de México y protector de D. Íñigo durante treinta años. No fue difícil entre ambos aunar voluntades: Íñigo llenaba las arcas de Porfirio, este permitía sus negocios y Noriega salvaba de la miseria regiones donde el incipiente Estado mexicano ni estaba ni se le esperaba. Para colocar las cosas en su justo término, don Íñigo no solo contó con el apoyo explícito del presidente de la República sino también del personal subalterno más o menos cualificado: ingenieros, jueces y alcaldes rurales a los que corrompía sin miramientos. 
Fundó ciudades mexicanas como Nueva Colombres y Ciudad Reinosa y en su hacienda más emblemática, Xico, manda levantar un palacio sobre las ruinas de otro que dicen había pertenecido a Hernán Cortés. 
Uno de sus trabajadores fue Emiliano Zapata, que utilizó varias de las haciendas de su antiguo patrón para esconderse y de quien se dice empezó como lacayo destinado a colocarle el estribo. Segunda nota para cinéfilos: en la película Viva Zapata (Elia Kazan, 1952) se refieren al patrón como Don Nacho. 
No parece sin embargo que fuese don Íñigo tan buen hombre familiar como prohombre del régimen. Hubo un escándalo considerable cuando una de sus hijas muere asesinada a manos de otro hermano que se suicidó (una historia parecida a la de los hijos de Marlon Brando, muchos años después de encarnar al revolucionario Zapata en el cine)"

Hemos dado la vuelta a la mansión y recorrido la quinta. Vueltos ahora a la entrada principal admiramos desde aquí los jardines por donde entrábamos en este gran conjunto


Vemos perfectamente las casas de la calle Lamadrid, el paso del camino real procedente de Bustio y por donde hemos entrado en el centro de Colombres


También las Casas Gemelas de Florencio Noriega y la iglesia parroquial


En esta parte que mira a la Quinta Guadalupe las Casas Gemelas tienen su propio jardín, aterrazado y cerrado por muro con verja


En esta fachada y aprovechando el desnivel, las Casas Gemelas tienen cuatro pisos, frente a los tres que miran atrás a la calle


Con la idea de retomar el Camino salimos de la Quinta Guadalupe por donde hemos entrado: su camino de acceso principal, directamente a la plaza, con sus hortensias, palmeras y demás árboles y arbustos


El Camino Norte es especialmente dado a realizar etapas relativamente cortas para poder conocer y descubrir sin excesiva prisa lugares como este. Sabemos que el peregrino, por sobrado de tiempo que vaya, tampoco va a detenerse cada poco y/o desviarse para verlo todo, pero al menos tener constancia que existe y, según sus apetencias, inquietudes o gustos, pueda decidir acercarse un poco más a las interesantes y encantadoras maravillas de los lugares por donde discurre su andar, pues es una pena algunos pasarlos de largo


Por eso disponer de una tarde, o al menos media tarde libre, para  además de descansar realizar alguna salida tal que esta, puede ser una buena opción en nuestra intensa caminata


En el año 1606 se sabe que el escultor Juan Martínez Montañés hizo una obra para esta iglesia de Colombres, se supone que gestionada por un albacea de la herencia de los Escalante fundadores de una de sus antiguas capillas, posiblemente Toribio de Escalante


La iglesia estuvo en rehabilitación en el año 2010. Exteriormente afecto al tejado mientras que dentro se realizaron varias intervenciones


Salimos de nuevo a la gran plaza de Colombres, Plaza Íñigo Noriega Laso, quien quiso proyectar el nuevo Colombres con la disposición de edificios y calles propia de una gran ciudad


Admiramos la gran plaza ovoide conformando un bello rincón de césped verde y arbolado, muy acogedor, con la estatua del benefactor y el Ayuntamiento al fondo. Podemos seguir de frente para ir a retomar el Camino donde lo habíamos dejado antes, junto al edificio de Correos 


Pero nosotros vamos a ir a la derecha, aún tenemos una visita pendiente en esta plaza, el interior de la iglesia parroquial 


Cruzamos el paso de cebra y subimos luego aquellas escaleras, teniendo como referencia el edificio de La Barata


Es un muy buen lugar para hacer un alto y descansar a la sombra, sentados en un banco


El templo parroquial de Santa María de Colombres, reformas y ampliaciones aparte, sería el más antiguo santuario documentado en Ribadedeva que sigue siendo iglesia, pues por ejemplo Santa María de Tina ya no lo es, sino ruina consolidada de lo que fue 


En las reformas del año 2010 en el interior se reformaron las paredes y el sistema de iluminación. En otras reformas, las de 2013, apareció el suelo original al querer cambiar el de terrazo por otro de mármol. Al quitar el primero apareció el pavimento antiguo, de piedra caliza gris con trazos rojos. Emilio G Cea daba así la noticia para La Nueva España el 26 de octubre de ese año en Colombres se queda de piedra:
"Una agradable e inesperada sorpresa. Eso es lo que se ha encontrado el párroco de Colombres, Amador Galán, durante las obras encaminadas a cambiar el suelo de la iglesia local. El hallazgo tuvo lugar el pasado día 14. 
Galán se disponía a cambiar el suelo de terrazo de la iglesia para colocar uno de mármol de macael cuando, al quitarlo, apareció un pavimento de piedra caliza grisácea con trazos rojos que puede proceder de una cantera situada antaño en la localidad de Vilde. Este suelo, con, aproximadamente, dos siglos de historia, según Galán, no fue el único hallazgo. La piedra dibuja una cruz sobre la superficie. "Esto no lo he visto en ninguna otra iglesia de cruz latina en Asturias y en la Consejería de Cultura me han dicho que, a falta de comprobarlo con los historiadores, ellos no tienen constancia tampoco de ninguna otra", señaló, emocionado, Galán"

También se instalaron dos nuevas vidrieras, una dedicada a Santa María de Tina y otra a Santo Toribio de Liébana. Ahí vemos también la pila bautismal y la imagen de la Virgen de Covadonga


A la derecha oratorios y capillas laterales 


Cuadros e imágenes religiosas, como este Cristo crucificado


Altar de la Virgen de Fátima


Una de las capillas. Fueron respetadas con la gran reforma de Darío de Regoyos Molenillo a finales del siglo XIX


Las vidrieras...


Otra antigua capilla. La antigua imaginería desaparecería con la Guerra Civil


Otra fotografía de la pila bautismal


La Virgen de Covadonga


En agosto de 2015 se acabó la última fase de la rehabilitación del retablo mayor


También por entonces el artista rumano Ioan Patriciu Gotia pintó este extraordinario Pantocrátor en la bóveda del crucero. Así recogía la noticia para El Comercio Guillermo Fernández el 26 de junio de ese año con el artículo El pintor ya está en bóveda:
"Amador Galán, párroco de Colombres, está a punto de culminar las obras de restauración y embellecimento de la iglesia parroquial de Santa María, lugar al que llegaba un ya lejano 14 de agosto de 2003. Encontró un templo en estado comatoso y desde entonces acometió importantes trabajos orientados al cambio de la techumbre, la recuperación del suelo con su piedra caliza original y la rehabilitación del retablo y la bóveda. El toque definitivo comenzaba hace una semana con la llegada del artista rumano Ioan Patriciu Gotia para hacerse cargo de la pintura de un Pantocrator en la bóveda. 
Ioan Patriciu, religioso de la Comunidad de los Discípulos de los Corazones de Jesús y María, tiene firmadas obras importantes en Austria e Italia y sus pasos infantiles en el mundo de la pintura los realizaba de la mano de su madre y de su abuela, ambas pintoras. Cursó estudios en el Instituto de Bellas Artes de Cluj Napoca, la segunda ciudad más poblada de Rumania, y en Roma fue discípulo del esloveno Marko Rupnik, un artista del color

 El Pantocrator que Ioan Patriciu proyecta para la iglesia de Colombres se encuentra en su segunda fase, la de pasar a la pared los dibujos realizados previamente en el papel. El momento definitivo llegará con la incorporación del color. En el centro del conjunto se podrá ver «a Cristo resucitado, ya en la Gloria, y rodeado por la Virgen María y cinco santos: San Juan Bautista, San Melchor de Quirós, San Lorenzo, San Roque y el apóstol San Andrés, así como cuatro ángeles que llevan a Cristo a la Gloria», explicaba Ioan, quien aventuraba que los trabajos podrían estar terminados «en los primeros días del mes de agosto». 

Mientras va dando forma a su obra, Ioan Patriciu escucha diferentes pasajes de música gregoriana y asegura que tuvo «una buena acogida en Ribadedeva». Y dice que lo que busca con su pintura es «expresar la fe a los hombres de hoy». 
Mientras tanto, Amador Galán no pierde detalle del avance de los trabajos. Dice que le resultan «agradables». Y reflexiona: «Estoy en una nube al ver cómo encontré esta iglesia y cómo la vamos a dejar». No tiene inconveniente en señalar que la parroquial de Santa María ofrece «un gran acogimiento espiritual que trasciende nada más entrar en la iglesia». Y recuerda «la colaboración de un grupín de gente que euro a euro hizo posible esta obra"

El 17 de agosto de 2015 es Pelayo Arias en el mismo periódico quien publica El Pantocrátor luce ya en la cúpula de Santa María de Colombres, dando cuenta de su inauguración:
"Una multitud de personas se congregaba ayer en torno a la iglesia parroquial de Santa María de Colombres para comprobar de primera mano el estado final de los trabajos de restauración y embellecimiento del templo, donde se recuperó el Pantocrátor, obra del artista rumano Ioan Patriciu Gotia, que dedicó un mes y medio de trabajo. El resultado, «precioso», en palabras de Amador Galán, párroco de Colombres. «La obra te envuelve espiritualmente, trasciende», comentaba en alusión al resultado de los trabajos iniciados en 2008. Esta pintura pone punto y final a unas labores de mejora que incluyen un cambio de la techumbre, la recuperación del suelo con piedra de caliza original, y la rehabilitación del retablo y la bóveda. 
Del estado inicial del edificio da buena cuenta el Arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes. Hace 5 años entraba en la región a través de esta parroquia, en un día de intensas lluvias. «Aquel día todo estaba lleno de plásticos, no sabía qué tipo de iglesia podía esperarme», recordaba, aún sorprendido por los esfuerzos que se han llevado a cabo y el espectacular resultado final, en lo que para él supone una «renovación continua de la comunidad cristiana en la puerta de entrada al Oriente asturiano». 
El Pantocrátor luce en la cúpula del edificio. Preside Cristo, con una mano que bendice y otra que tiende a los evangelios, en una representación tradicional del arte románico y bizantino, que los estudiosos conocen como la Epifanía del Dios legislador. En esta ocasión ha sido ilustrado junto a los santos que dieron historia al concejo de Ribadedeva: San Lorenzo, San Roque, San Andrés y San Juan Bautista. También aparece San Melchor, primer santo asturiano, la Virgen, y cuatro ángeles. La intención del artista era «representar la fe para los hombres de hoy», y Amador Galán cree que lo ha conseguido. «La respuesta en redes sociales ha sido muy positiva, y algunos vecinos han venido a contemplar la obra finalizada y no han podido contener las lágrimas», detallaba. Ioan Patriciu ha firmado obras de relevancia en Austria e Italia, y en Roma fue discípulo del esloveno Marko Rupnik, experto del color. Su influencia se ve reflejada en las tonalidades que consigue en su obra de la capital de Ribadedeva, donde ha conseguido plasmar con maestría la luz propia de la corte celestial. 
A la misa inaugural acudieron también el alcalde del municipio, Jesús Bordás, y el director general de Patrimonio del Principado, Adolfo Rodríguez Asensio. Se recordó a Floro Noriega, cuyo sueño «para esta iglesia era ver su cúpula decorada con esta pintura», recordó monseñor Sanz Montes. También hubo tiempo para agradecerle su labor a todas las personas que participaron de alguna manera en la rehabilitación del templo, con especial atención a Pablo Klett, que se encargó de la recuperación del retablo. La jornada finalizó con una espicha organizada por los vecinos de la propia parroquia, que colaboraron con comida y sidra para celebrar el fin de las labores"

Lado del evangelio...


Lado de la epístola...


Volvemos al exterior: en la iglesia hay un armonio, presumiblemente de los años de la posguerra, restaurado por iniciativa la Asociación Aires del Cuera, de la que depende el Coro de Ribadedeva. Esta noticia de la RTPA del 29-9-2021 recoge algo de su historia:
"Los orígenes de la Asociación Cultural Aires del Cuera se remontan a los primeros días de este siglo, cuando un grupo de unos 20 ribadedenses dieron un paso al frente para darle una nueva vida a la Coral de Ribadedeva de 1988 y, además, crearon un grupo de teatro y una red solidaria de mercadillos con las hermanas de La Caridad. 
Concretamente, el Coro de Ribadedeva está compuesto por 25 coralistas, entre tenores, sopranos, contraltos y bajos. La mayoría proceden del concejo de Ribadedeva, pero también los hay del de Llanes y del de Val de San Vicente, en Cantabria. El coro ensaya todos los lunes y jueves, a última hora de la tarde, en la iglesia parroquial de Santa María de Colombres. 
La agrupación coral de Ribadedeva cuenta, además, con un repertorio propio de canciones religiosas, asturianas o habaneras. Precisamente, su primer disco 'Contigo en el Corazón' lo sacaron por la Navidad del 2016. Se trata de un doble volumen que incluye la recopilación de villancicos populares y habaneras, recuperadas gracias a los que recordaban algunos fragmentos de las letras y melodías de los más antiguos. 
El grupo de coralistas acostumbra a dar sus conciertos en la feria de indianos y en las fiestas de La Asunción y la Sacramental de Colombres, pero también suelen realizar intercambios con otros coros de diferentes poblaciones del norte del país. Sus habaneras, además, han sonado en ciudades como las de Roma o Bruselas. 
Este grupo de músicos fue galardonado con el XIII Premio Ribadedeva en el 2017 por su trayectoria cultural, solidaria, participativa, artística y musical y por promocionar el concejo con canciones asturianas como la de 'Oigo sonar una gaita'

Aquí estaría antaño el campo de la iglesia en el que se celebraban ferias, fiestas y mercados, luego llevados a la nueva plaza, mucho más acondicionada y espaciosa


Y desde aquí retomaremos el Camino para ir saliendo de Colombres por las calle Pío Noriega y el barrio de Badalán, descubriendo otros muchos hermosos rincones de esta villa indiana que atraviesa el Camino Norte en sus primeros metros por Asturias




































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