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lunes, 10 de febrero de 2014

EL VAU, LA RÍA DE BARRU CON LA IGLESIA DE LOS DOLORES Y EL PUERTO DE LAS NARANJAS: LA QUEMA DE BRUJAS, EL ARQUITECTO DE JOSÉ BONAPARTE Y "CADEXANA" (LLANES, ASTURIAS)


El Vau: la ría con la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores de Barru y el pueblo de Niembru

El Ríu Calabres forma en su desembocadura la Ría de Barru o El Vau (del latín vadum, paso del río)  antes de desembocar en el mar, conformando uno de los puertos naturales de la costa llanisca, en el oriente de Asturias, abrigo de lanchas que en tiempos fue puerto pesquero y comercial de cierta entidad (si bien supeditado al de la villa de Llanes) por el que llegaron a exportarse naranjas en los tiempos en que Asturias fue gran productora y exportadora de cítricos a Francia e Inglaterra

El Vau en bajamares

El puerto, como gran parte de los antiguos, era la misma arena en la que varaban las embarcaciones durante las bajamares, otras veces estas serían sobordadas o arrastradas a tierra firme

La marea, en pleamares, reflotaba barcas y barcazas y les permitía salir a mar abierto, así como entrar a las que esperaban ante la bocana del estuario. En este lugar, cuando a finales del siglo XVIII Barru se constituyó como parroquia independiente de la de Celoriu y su monasterio de San Salvador, se construyó, aprovechando un promontorio rocoso, El Cuetu los Barcos, la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores con su cementerio, conformando con su cementerio una bellísima estampa, de las más fotografiadas del litoral asturiano

Aquí, fue donde el gran poeta Celso Amieva quiso enterrarse, en la queridísima tierra que él llamaba en sus versos Cadexana, la casa de la xana, la ninfa, un bello y mitológico topónimo

Zagal si es que en villa muero
que no me entierren en Villa.
Entiérrenme en Cadexana,
camposanto de la ría

Por la ría se extiende la playa del no menos significativo topónimo de La Entrada, y poco más allá está el pueblo de Niembru, bajo el monte de El Llanu la Cuesta y El Castiellu, solar de una antigua fortificación, castro, fuerte o castillo, pues no en vano estaríamos, abundando en la toponimia, ante una de tantas nemetobrigas europeas, fortalezas sagradas o del bosque sagrado

Enfrente de la iglesia está Barru, la cabeza de la parroquia, al otro lado de la ría, cuyo topónimo no parece dar lugar a equívocos viendo estos fangos de las bajamares


A Barru llega, viniendo del este, de la Playa Barru o L'Arenal, la carretera LLN-11, que ha sustituido en este tramo, entre el barrio de Las Barcas en Celoriu (Playa Palombina) hasta la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores de Barru, al desaparecido Camín Real de la Costa, la cual es por donde está señalizado el trayecto oficial, si bien nosotros hemos optado por un muy corto pero a nuestro entender tramo alternativo, cercano y paralelo por las playas de Borizu y Troenzu 


Desde las urbanizaciones de la Playa Barru el camino, o carretera, entra en la parte antigua de Barru bajo la finca de La Granja, con su hermosa casona que destaca en un alto, El Cuetu, con varios árboles notables


Realmente, desde la carretera LLN-10 y llegando de la Playa Barru, empezamos a ver la mansión de La Granja desde la parte posterior, medio oculta por alguno de esos árboles de la loma en la que se encuentra asentada


Es por ello muy fácil que pueda llegar a pasarnos desapercibida y sigamos de largo sin fijarnos, muy posiblemente más pendientes del tráfico que de otra cosa


Ya desde aquí nos llama la atención su construcción en ladera, rodeada de árboles, hay una planta baja a manera de sótano, un primer piso, un segundo y una planta más en la torre


Son muy llamativas también sus ventanas, de arco de medio punto rebajado, más o menos estilo carpanel, con dos alas de cierre también con esa forma, al igual que los ventanucos de abajo, del sótano


Según nos movemos comprobamos que está construida sobre un promontorio rocoso, si bien casi todo él cubierto de hierba


Sobre la carretera, hay un cuerpo anexo con tejado a tres aguas, corredor y abajo porche


Por la fachada y entrada principales otro porche, al que se sube por unas escaleras. Empezamos a ver mejor la torre


Poco más allá, un viejo muro de piedra separa su finca de la de otra propiedad, también con un gran bosque de árboles autóctonos y ornamentales


En la ladera se ha hecho un rellano, también con piedras, formando una pequeña explanada sobre la que se levantó la casa


Otro muro cierra el camino que sube a ella desde la carretera, extendiéndose colina arriba por este lado de la senda. Fijémonos en el precioso arbolado


Y por supuesto otro largo y alto muro separa la quinta de la carretera: para verla así habríamos de cruzarla y volver la vista atrás


Es entonces cuando vemos la fachada oeste, con la espléndida torre de tejado a cuatro aguas y ventanucos, dos de arco carpanel y otro cuadrado mirando al norte. Nos imaginamos que en la fachada sur habrá más, así como tal vez otros elementos constructivos


Fijémonos asimismo en una artística placa de azulejos entre las ventanas de las dos plantas principales de la vivienda


Es una imagen religiosa de Nuestra Señora de las Angustias, advocación coincidente con la de los Dolores, patrona de la parroquia, también llamada Virgen de la Piedad, de la Amargura o la Dolorosa, representada coronada, con su hijo yacente y la cruz detrás


Aquí empieza el núcleo histórico de Barru, la cabeza de la parroquia, en concreto es el barrio o lugar de El Colláu. El pueblo es citado en la documentación del monasterio como Villaescusa o Villaescusa del Mar menor por primera vez en 1132, según señala el investigador José A. Álvarez Castrillón en Toponimia medieval del concejo de Llanes en los documentos del monasterio de San Salvador de Celoriu


Mar Menor es un evidente hidrónimo que tiene que ver con el estuario al que nos acercamos, mientras que Villaescusa tal vez tenga que ver con el latín excusam, excusada, despojada o liberada de un cargo, posiblemente algún tributo, prebenda, privilegio, etc., relacionado con sus antiguos dueños los monjes benedictinos del cenobio de Celoriu, o simplemente liberada o despojada de agua, esto es, en seco, a salvo de las mareas que llenan la ría en pleamares, opción que nos da Álvarez Castrillón


También pensamos en su posible relación con aqua esclusa, agua cerrada o separada (de ahí la palabra esclusa), por lo que estaríamos asimismo ante un hidrónimo. No sería extraño que hubiese existido algún muro con su correspondiente esclusa para regular el flujo mareal e impedir inundase las tierras y casas del pueblo, sobre todo las de la parte más baja, hacia la que nos encaminamos


En la actualidad el topónimo Villaescusa solamente se conserva en el nombre de una casa entre los barrios de La Corrada y L'Aldea, en torno a la capilla de la Magdalena y la Casa Conceyu de Barru, lugares situados más a la izquierda, detrás de las casas de El Colláu, por donde no pasa el Camino, al menos el actualmente señalizado por esta carretera


A la derecha, más allá del hórreo que vemos al fondo, asoma ya no muy lejos la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores de Barru con su camposanto, una inconfundible silueta que compone esa bella estampa que tanta fama le ha dado al lugar. Barru, junto con los pueblos de Niembru y Balmori o Valmori, pertenecieron a la parroquia de Celoriu hasta su segregación en 1788, naciendo así la parroquia de Barru, posiblemente por iniciativa e influencia de José Sobrino Majón, natural de Niembru y oficial mayor de la Secretaría del Consejo Indias 


A consecuencia de la creación del nuevo ente parroquial de Barru nació la necesidad de hacer para él esta nueva iglesia, cuyas obras comenzaron en 1794 y concluyeron en 1797, ello se debe a que la parroquia en Asturias, como en Galicia y otros lugares del mundo, aunque basada en el ordenamiento religioso y surgida documentalmente en la Edad Media, parece basarse en entidades administrativas anteriores, romanas y prerromanas, como gens y gentilitas, de hecho existen estudios vinculando iglesias y castros. 


Teniendo como centro la iglesia, la parroquia, cuyo nombre nos viene del latín catalizado del griego parrok (delante de casa) o tal vez palabra común a los idiomas indoeuropeos primitivos, es una ordenación territorial suprafamiliar que puede agrupar desde uno a varios pueblos con sus barrios y lugares. El día de la misa dominical se aprovechaba para celebrar el conceyu abiertu o asamblea vecinal, estipulándose que al menos acudiese un miembro de cada familia, pues además de la importancia religiosa de la misma, iban a tratarse asuntos del común


Todo giraba en torno a este lugar de encuentro no solo espiritual sino también social-comunitario: el nacimiento es anunciando por el bautismo celebrado en el santuario, anuncio de la llegada de un nuevo miembro a la comunidad. La comunión es la presentación y confirmación de la pertenencia a esa comunidad, las fiestas del patrón-patrona u otras romerías mayores o importantes de la parroquia son las fiestas en las que se conoce la juventud, lo que lleva al emparejamiento y al matrimonio, también celebrado en la iglesia parroquial, la llegada de los hijos, y luego al final de los días la sepultura en suelo sagrado, en campo santo, lo que ya trasciende mismamente de la existencia terrenal pues es donde te recordarán tus descendientes como tú recordaste de tus antecesores


Tal fue esa trascendencia de la iglesia-parroquia como ente social-administrativo a manera de centro social, que el obispo Agustín González Pisador intentó, en sus Disposiciones Sinodales, entre otras cosas, evitar que los párrocos participasen demasiado activamente en las reuniones vecinales tras la misa, intentando delimitar estrictamente qué parte era la religiosa y cuál la puramente laica precisamente en la misma centuria en la que se construyó este nuevo templo. Que se le hiciese luego a Pisador más o menos caso y sus medidas surtiesen efecto ya es otro cantar. Las iglesias, en el caso de más antiguas las antiguas (no sería en principio el de la de Barru), eran el centro vital en el que se agrupa y define una comunidad de varias familias y núcleos habitados, en torno a ella gira la vida pero aún mucho más, independientemente del fervor religioso de cada persona


Por eso la creación de una nueva parroquia disgregada de una anterior casi siempre conllevaba tensiones, por un lado nace una nueva entidad socio-religiosa que agrupa a unos vecinos que estarían ciertamente alejados del antiguo centro parroquial, como sería el caso de Barru respecto de la citada iglesia de San Salvador de Celoriu, pero a la vez existiría un gran apego a la antigua cabeza de la parroquia por las razones arriba expuestas. Parece ser que el aumento de población acaecido en esa centuria (tal vez entre otras cosas por la gran extensión de la cultura cerealística del maíz con su cultivo) fue determinante para la creación de estas nuevas parroquias como Barru


Y ahí está Niembru, otro de los pueblos que componen esta parroquia de Barru, en concreto el barrio El Cubiyón, bella y estratégicamente orientado a la luz solar del sur en la ladera bajo Los Llanos (135 m), monte también llamado El Llanu la Cuesta y La Cuesta Niembru, una de las sierras planas que caracterizan el paisaje costero del concejo de Llanes, fácil de identificar por su altísima antena de comunicaciones


En lo alto de la meseta de esa planicie costera hay además una laguna, El Llau, lugar que acoge, sobre todo en invierno, numerosas aves acuáticas. Al otro lado está la famosa Playa Torimbia, con acceso desde Niembru


Más cerca y a nuestra derecha, en Barru, el barrio de Las Caleyas, que se extiende entre la carretera y la muy boscosa ladera sur de La Peña los Cuervos (56 m), la cual guarda por el oeste la ensenada de L'Arenal, de donde venimos


Ahí está la Villa las Caleyas, casona indiana dedicada en nuestros días a viviendas vacacionales dentro de una parcela de unos 5.000 metros cuadrados. En el edificio destaca su torre con pararrayos de tejado a cuatro aguas inspirada en el estilo regionalista montañés y en su jardín las palmeras, símbolo de toda una estirpe de emigrantes. A su izquierda la finca de Los Nogales


Los indianos que volvieron con más o menos fortuna costearon sus mansiones pero también acometieron numerosas obras que transformaron la fisonomía de numerosos pueblos. Una veces hacían una quinta totalmente nueva, otras reformaban la vieja casa familiar y otras más ambas cosas.


 Nacidos en un ambiente netamente rural, en muchos casos disponían, a la vez que maravillosos jardines, huertas y cuadras, pues gustaban seguir palpando el aroma de su niñez que dejaron al marchar, a la par que rentabilizar su inversión


Las torres, como las buhardillas, eran y son un excelente mirador sobre el entorno, especialmente sobre la ría y sus accesos


Al lado mismo y a su derecha, más palmeras, muros y jardines delatan la finca de otra quinta indiana, esta de un estilo bastante diferente


Las casas indianas se guiaban tanto por soluciones autóctonas más o menos evolucionadas como por las últimas novedades de la arquitectura, según gustos, presupuestos y pareceres del dueño y del constructor


Aquí tenemos un a modo de casa-bloque cuadrada, de dos plantas y tejado a cuatro aguas, más un cuerpo anexo a la izquierda de una planta. Resaltan alrededor las plantas y arbustos del jardín


En la fachada principal, una buena galería en el piso alto, orientada al sur-suroeste, iluminaría su estancia con luz natural casi todo el día


Las galerías acristaladas fueron una solución que triunfó a partir de 1880 con la industria del vidrio, no son exclusivas de los indianos pero sí un elemento que divulgaron ampliamente


Las vacas pastando en las fincas colindantes revelan el mantenimiento de los usos agropecuarios tradicionales, si bien la especialización en pastos y ganado vacuno de leche y carne prevaleció pasada la posguerra sobre los usos agrícolas para atender la demanda de los crecientes núcleos urbanos e industriales


A partir de aquí, entrada a la finca La Granja, la carretera carece de aceras, veredas ni arcenes, por lo que hemos de estar especialmente atentos al tráfico hasta el siguiente cruce, el cual puede ser intenso en verano pues estas carreteras constituyen el acceso directo a las muy concurridas, literalmente masificadas, playas de las inmediaciones


La concha confirma que vamos en la buena y correcta dirección, así que arrimémonos cuanto podamos al muro de estas casas de El Colláu


Hace la carretera un poco de curva y llegamos al barrio La Güera, un topónimo también vinculado a las aguas, dada la proximidad a El Vau, la antigua Mar Menor


La Güera y otras palabras asturianas similares definen a un lugar acuoso, tal que este en la misma ribera del estuario. Procederían del latín aquarius, precisamente con ese significado, que daría también al de lodazal, como el existente en El Vau y relacionado con el topónimo Barru, aunque no está para nada descartado que sea un derivado de barriu, palabra procedente del árabe que ya se encuentra en la diplomática asturiana de los siglo IX y X con el mismo significado que el actual


Las casas de La Güera conforman una quintana a lo largo de la carretera con una calle o espacio común en la parte posterior, son construcciones antiguas pero muy reformadas a lo largo del tiempo


Nos dirigimos a un cruce, donde saldremos a la carretera LLN-11 ante el monte L'Arite, denominado en 1328 como La Riestra en los documentos de San Salvador de Celoriu, mencionando sus castañales, de los que en la actualidad "apenas quedan algunos brotes entre los eucaliptos", como dice Álvarez Castrillón


Allí está el prado de Las H.aces (con hache aspirada) o Jaces, donde se celebra la fiesta de San Roquín, con sus correspondientes procesión y romería pero en la que la noche anterior se celebra la famosa Quema de Bruxas, una tradición festiva de fuego, jolgorio, disfraces y escobazos que qué mejor que explicarla con una de sus crónicas, la de La Nueva España del 17-8-2013 por ejemplo:
«En esta nueche de bruxas / venimos a conceyar. / ¿Quién de nosotras sedrá / la que'l juebu va a llevar?». Con estas palabras iniciará esta noche la bruxa mayor de Barru, en Llanes, el conjuro que dará paso a la «Quema de Bruxas». Eso sí, antes, las enviadas del averno perseguirán a todos los presentes por todo el prado de la fiesta y repartirán escobazos y maldiciones a partes iguales. La «Quema de las Bruxas» es, quizá, la fiesta más original de cuantas se celebran en la comarca oriental de Asturias. En ella, un grupo de vecinas y vecinos de Barru, transformados en «bruxas» participan en un singular aquelarre, en el que no faltarán las calderas con pócimas.

La celebración de «Las Bruxas» comienza a las nueve de la noche, aunque no será hasta las diez y media cuando comience el conjuro, que terminará como suele: «¡Viva el ruidu y el jolgoriu! / ¡Viva la sidra y la fiesta! / Viva San Roque y el perru! / ¡Muerra la bruxa na joguera!». Entonces empezarán las carreras y los escobazos, que sólo concluirán con la quema. Eso sí, después continuará la verbena hasta altas horas de la madrugada"

Por su parte T. Basterra, para El Comercio, publica esta reseña de la Quema de Bruxas en su edición del año 2017:
"Llegaron de forma fugaz. En tropel. Repartiendo escobazos a diestro y siniestro y espetando maldiciones a los que tenían más cerca. La de la quema de bruxas en Barro es una tradición que se remontan en el tiempo en esta localidad llanisca y que sus vecinos mantienen muy viva. Esto la hace ser una de las celebraciones festivas más llamativa de cuantas tienen lugar en el Oriente asturiano.

Una treintena de bruxas cubiertas con túnicas y con el rostro oculto con máscaras irrumpieron anoche en el práu de la fiesta asustando a los cientos de asistentes que no querían perderse detalle. Tras unos minutos las hechiceras representadas en su mayoría por jóvenes del pueblo, aunque también había alguna mujer formaron un gran círculo en dentro del que la nigromante principal recitó un conjuro para proceder instantes después a la quema de un muñeco que simboliza la bruxa mayor, para después volver a dispersarse entre la multitud de curiosos a los que golpearon con sus escobas"

Otra noticia significativa es la de Guillermo Fernández para el mismo periódico un años después. En ella, además de glosar la fiesta brujeril y la gran romería del día siguiente con sus protagonistas, señala los graves inconvenientes que produce el tráfico en esas jornadas veraniegas camino de la playa:
"La localidad llanisca de Barro celebró ayer el día grande en honor a San Roque, pero el pueblo se había visto colapsado en la jornada de víspera con motivo de la escenificación del rito de la 'Quema de las Brujas'. Más de un millar de personas, algunas llegadas en tres autocares provenientes de Oviedo, Gijón y Cangas de Onís, llenaban la grandiosa finca de Jaces, donde en torno a un fuego central se formó un aquelarre de 34 arpías que más tarde, hasta la suelta del chupinazo, la emprendían a escobazos con los allí congregados. 
La fiesta del día grande comenzaba ayer con una visita de los gaiteros al camping de Sorraos, lugar desde el que salió un ramo de pan artesanal a hombros de Borja Fernández, Nacho Inastrillas, Chechu Diego y Javier Fernández. De regresó al pueblo, se formó una comitiva camino de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Dolores. 
Abría camino el enorme pendón de Barro, una tela dos veces centenaria en manos del entusiasta Joaquín de la Vega 'Chocolate'. Tras él marchaban el gaitero Julián Herrero y el tamboritero Paco Cue, llegados desde la vecina Balmori, y a su estela se situaba el estandarte de San Roque, trasladado por el joven Rodrigo Pérez Marcos. 
Del pueblo apareció otro ramo y junto con el que había llegado del camping eran los encargados de abrir paso a más de medio centenar de niñas y mozas vestidas de llanisca, quienes cantaban y batían con salero sus panderetas al ritmo de un tambor que, desde hace 40 años, viene tañendo Ramón Fernández. 
El cortejo, que parecía interminable, continuaba con la Reliquia de San Roque, llegada desde Llanes. Se trata de un trozo de la tibia del santo que en el año 1925, con títulos y autenticaciones papales, traía desde Roma el matrimonio llanisco formado por Gabriel Teresa y Conchita Fernández. Tan preciado tesoro iba a hombros de Manuel Julio García, Mariano Díez, Eugenio Muñoz y su hijo Eugenio Muñoz Fernández. Seguían las andas con la imagen de San Roque de Barro, en cuyos varales oficiaban como costaleros Alejandro Turanzas, José Ramón Marcos y Tino e Iván Villar, padre e hijo. El sacerdote Jesús Folgado, de la parroquia de Nuestra Señora de Fátima de Getafe, asistido por el diácono llanisco, de Hontoria, Miguel Ángel Bueno, y un elevado número de lugareños y veraneantes cerraban el cortejo 
En una mañana soleada, la procesión transitó a orillas del Cantábrico, pero resultó deslucida por la tremenda caravana de coches que se dirigían a las playas. El disgusto de los vecinos era plausible y, más, tras asegurar que en los días anteriores se habían puesto en contacto con el Ayuntamiento, «por escrito», para que enviasen algún policía local para regular el tráfico. 
Tras la misa, se celebró una selección de bailes en Jaces. Acompañados por gaita y tambor, los barrucanos ponían en escena un breve y selecto festival folclórico con la interpretación de las jotas de Cadavedo y el Cuera, el Xiringüelu de Naves y el Pericote"

Las H.aces era denominado en 1134 Heros de Llano en los escritos de los benedictinos de Celoriu, con jurisdicción directa sobre Barru por entonces. Nos encontramos con otra fiesta dedicada a San Roque en Llanes y en el Camino, santo peregrino por excelencia


 En cuanto a la Quema de Bruxas, la tradición parece estar inspirada en el proceso inquisitorial llevado a cabo en Toledo en 1648 contra la vecina del cercano pueblo de Posada, Ana María García apodada La Llobera, una encantadora de lobos que seguía a los pastores en sus largas trashumancias. Denunciada en realidad por una cuestión de celos de una dama que competía con ella por los amores de uno de aquellos zagales, se libró de males mayores con su correspondiente acto de contrición y una estancia estipulada de cuatro meses en algún convento. Posteriormente parece regresa a Asturias y la historia pierde su rastro


Las calabazas manifiestan este ambiente embrujado en Barru, una tradición, la tradición de tallar caras en ellas, así como en nabos y otros frutos o recipientes huecos, es muy anterior a su reintroducción en la cultura europea por medio del Halloween 


Las Jaces o Las H.aces son sencillamente eso, hazas o franjas de terreno destinadas al cultivo, como debieron ser esas praderías antes de dedicarlas a prado de siega y pasto


Ahí vemos algunos de los castañeos nombrados ya en la Edad Media. Su fruto era muy importante, las castañas fueron la base alimenticia de muchos potes o potajes antes de la llegada de la patata de América, la cual además tardó en ser empleada como alimento. Además y según el Derecho de Poznera, las caídas en los caminos o espacios públicos eran de dominio público. Podemos imaginarnos las hambres que mitigaron en estos caminos...


Al otro lado del monte, más allá del lugar de La Canal, está el pueblo de Valmori o Balmori, tal vez un antiguo Valle de Maurus, si bien puede tener otro origen etimológico, pues según la tradición su barrio más antiguo se llama Moriscáu, Moriscardi en la documentación medieval de Celoriu. Es el tercero de los pueblos que constituyeron el 5 de enero de 1788 la parroquia de Barru al independizarse de Celoriu en esa fecha, víspera del Día de Reyes


En el muro de la finca, llegamos a la señalética de la LLN-11, al lado de la cual vemos también la concha xacobea y su correspondiente flecha amarilla direccional: a la derecha


Este tramo sigue sustituyendo al desaparecido Camín Real de la Costa y por aquí van las procesiones portando a San Roque hacia la iglesia parroquial desde Barru durante las fiestas de San Roquín, a veces también esquivando coches, como hemos leído más arriba


En el cruce, La Casina, que conserva corredor y antoxana o porche


Aquí se hace preciso cruzar para caminar seguros por la acera que hay en el margen izquierdo, en dirección a la iglesia


Así lo confirman las citadas concha y flecha, símbolos camineros jacobeos por excelencia que definen vía y peregrinos


La silueta, solitaria, de la iglesia, nos orienta estupendamente cual si fuese un faro como la mejor indicación a seguir


A la derecha otra hermosa mansión de aire indiano con galerías salientes sobre la carretera y una gran terraza orientada al este-sureste


Desde ella se ve soberbiamente la parroquial, santuario que es también una buena referencia para nosotros pues, justo antes de llegar a él, nada más cruzar el puente del Ríu Calabres cuando este empieza a formar El Vau, dejaremos la carretera a la altura de la pequeña capilla del Santín y nos adentraremos en la espesura que hay detrás del templo


Un muro de contención guarda su cementerio de las pleamares. Ya en 1788, año de la independencia parroquial, se encargó un proyecto para construir la iglesia al prestigioso arquitecto del neoclasicismo español Silvestre Pérez Martínez, discípulo que fue de Ventura Rodríguez hasta poco antes (entre 1781 y 1785) y que por aquel entonces estudiaba Bellas Artes. No obstante aún hubo de esperarse seis años más a que apareciesen los primeros patrocinios para comenzar las obras 


Los pueblos de Barru, Niembru y Valmori forman un triángulo, la iglesia parroquial se construyó, dentro de las posibilidades de terreno disponible y adecuado para soportar su estructura en aquel Cuetu los Barcos que señalaba Celso Amieva, más o menos equidistante entre los dos primeros y ligeramente más alejado del tercero, lo que sería el vértice sur, aunque luego cada uno tenía su respectiva capilla


Efectivamente, los indianos de Barru parece se esforzaron para que desde sus casas, allí donde las construyesen, en la orilla o en los cuetos, pudiesen admirar el espectáculo de la ría con su iglesia y el vecino pueblo de Barru, así como bien comunicadas respecto a esta carretera


Admiramos su encantadora fachada. Sus vanos nos recuerdan a los de La Granja


Y como en La Granja, una imagen piadosa, en este caso la Santina de Covadonga


Caminando por la acera tendremos unas espléndidas e inolvidables vistas según nos acercamos a la iglesia, con Niembru a su derecha y la boca del estuario. A nuestra derecha las llanísimas vegas de Barru, denominadas Aguillón en la documentación monacal celoriana de 1369


Álvarez Castrillón dice es un topónimo habitual en la comarca y que puede proceder del latín AQUILO,-ONIS, el norte. En la actualidad una casa y un lugar llevan este nombre


La LLN-11 es aquí conocida como Carretera de los Caleros, lo que advierte de la existencia de viejos hornos de cocer piedra caliza para obtener cal, empleada para encalar y como abono


La iglesia y en su ribera derecha la Playa la Entrada, ante la boca de El Vau, que no llegaremos a ver por muy poco, pero sí perfectamente Niembru, la fortaleza o briga del nemeton o bosque sagrado, tal vez relacionada con el alto de El Castiellu (106 m) que vemos un poco a la derecha del boscoso monte de La Cuesta, por cuya estribación más occidental (a lo lejos arriba a la izquierda de la iglesia) subiremos para luego bajar a otro viejo monasterio, el de San Antolín, y de él a la playa de su nombre, paso del Ríu Beón o Bedón


No pocos peregrinos y caminantes se dirigen, dejando un instante el Camino, hacia Niembru siguiendo la acera de la carretera, admirando La Entrada, donde hoy como antaño, se sobordan las embarcaciones por la arena, para luego, por los populares establecimientos de La Parrera (nombre de esa parte del arenal) y el Tlaxcala, dirigirse la Playa Toranda por el barrio Socuetu, o también subir por el de El Cubiyón a El Castiellu para bajar a la de Torimbia


Entran en la ría lanchas de pescadores y algún yate, pues existe un pequeño muelle y se practican además el piragüismo y otros deportes náuticos como el paddle surf. No en vano fue este un importante puerto natural por el que llegaron a exportarse en 1605 treinta millones de naranjas producidas en estos mismos pueblos de Barru y Niembru, en los que, como en otros muchos pueblos del litoral cantábrico, se daban muy bien. El escritor y economista Luis Cueto Felgueroso, con motivo de la publicación de su libro Asturias y el comercio con el norte de Europa (1650-1700), es entrevistado para El Comercio por Marco Menéndez (29-3-2013) y aporta estos datos:
"-En esa época Asturias exportaba barcos enteros de cítricos, tanto naranjas como limones, a Inglaterra y Amsterdam, donde eran muy valorados. En Valencia no existía tanto naranjo como conocemos hoy y para llevar la fruta en barco era demasiado lejos y por tierra era impensable. Aquí se producían muchas naranjas y limones, y aún se pueden ver en algunas zonas.
-¿A qué lugares se exportaba desde aquí?
-A puertos de Holanda, Inglaterra e Irlanda. Y, si no estábamos en guerra con ellos, a Francia, especialmente sal"

Luego, en el mismo libro, se dice que más del 90 % de las exportaciones lo constituyen los frutos de la tierra, y estos son avellanas, nueces, naranjas y limones:
"Los llamados frutos de la tierra que incluirían además de la avellana las naranjas y limones, fueron el producto estrella de las exportaciones durante la segunda mitad del siglo. La tendencia decreciente del comercio exterior y por tanto de su demanda parece que contrarrestó la tensión inflacionista manteniendo estables los precios"

Esta es la tradición comercial de El Vau, que no obstante necesitar la autorización del puerto de Llanes, enviaba también madera y frutos secos a Francia. Leemos en el Diccionario Geográfico de Asturias:
"El Vau es una uvala, (formación cárstica, de disolución de la roca caliza) capturada por el mar y sirvió de puerto natural, siendo la época de máximo esplendor los siglos XVII y XVIII, aunque era necesaria la autorización de Llanes para desembarcar mercancías"

Y es que además del gran puerto mercader, pesquero y ballenero que fue durante siglos el de la villa de Llanes, que comerciaba con puertos desde el Mar del Norte al Mediterráneo, existieron en el concejo (y siguen existiendo, pero ya netamente como muelles deportivos) otros puertos cuyos marineros se hallaban integrados en la misma cofradía, la del Gremio de Mareantes de San Nicolás, fundado prácticamente con la Puebla de Aguilar, actual villa de Llanes, por Alfonso IX hacia 1225 y la posterior confirmación por Alfonso X otorgándole fuero y amparando sus mercados y rutas de navegación


Comenzando el siglo XVIII, hubo precisamente de pleitearse con Llanes, que no permitía mejoras portuarias, tal vez temeroso de cualquier competencia, así como contra el pago de un congrio al alcalde en Cuaresma, logrando los marinos locales el visto bueno del oidor (antiguo juez que en las audiencias del reino oía y sentenciaba las causas y pleitos), logrando sus propósitos


Había en ese siglo XVIII diez embarcaciones pesqueras y tres buques comerciales grandes, según los datos recogidos por el erudito Martínez Marina, pero aquella prosperidad terminaría entre finales de esa centuria y principios de la siguiente:
"... para inicios del siglo XIX ya no quedaba nada debido a la institución del pago de matrícula"

Y sería coincidiendo con aquella decadencia portuaria cuando se consigue la independencia de la parroquia de Barru y seguidamente se construiría para ella y por mandato del mencionado obispo Agustín González Pisador la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores, para ello primeramente se celebró un conceyu o asamblea vecinal el 8 de diciembre de 1791 en el que se depositó de forma unánime toda la confianza en el entonces párroco Joseph Moris Ramírez para escoger el lugar donde erigirla, el cual resultaría ser este, el mencionado Cuetu los Barcos


Las obras se iniciaron el 3 de junio de 1794 según el proyecto del citado Silvestre Pérez Martínez gracias a una donación del vecino y coronel de milicias en Puebla de los Ángeles (México) Anselmo Martínez Carrera y se acabarían en 1797 excepto la torre, según consta inscrito en la propia iglesia, la cual tiene sendas inscripciones en cada puerta, septentrional y meridional, sobre el comienzo y final de las obras:
REINANDO LA MAGESTAD DEL SEÑOR D. CARLOS DE BORBON, CUARTO DE ESTE NOMBRE, SE PUSO LA PRIMERA PIEDRA DE ESTE TEMPLO EN TRES DE JUNIO DE 1794
.... 
SIENDO OBISPO DE OVIEDO EL ILUSTRISIMO SEÑOR D. JUAN DE LLANO PONTE, Y PARROCO PROPIO DE ESTA PARROQUIA D. JOSE MORÍS RAMIREZ, SE CONCLUYÓ ESTE TEMPLO, ESCEPTUANDO LA TORRE, EN 30 DE NOVIEMBRE DE 1797.

Silvestre, a quien también se le atribuye el cementerio, influenciado por las nuevas ideas arquitectónicas francesas estuvo posteriormente en Roma y realizó planos de edificios de las ruinas romanas, con la idea de definir el concepto de espacio de sus antiguos constructores, y dejando de lado la decoración, aplicar estos conocimientos en sus proyectos. Este cementerio no se asentó sobre la roca del cueto sino sobre la misma arena según leemos en Guía del viajero en Llanes:

"Los expertos creen que también es obra de Silvestre Pérez, el diseño del cementerio anexo a la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores. Si el templo se levantó sobre un cueto, el cementerio fue asentado en la arena recogida por los muros de contención.

Este camposanto es uno de los más originales de toda Asturias por su excepcional emplazamiento, destacando entre sus panteones el situado en el ángulo Nordeste. En esta capilla mortuoria se advierten aquellas formas tan gratas a los diseñadores de cenotafios de finales del siglo XVIII e inicios del XIX"


Gran parte de su obra tras la del plano de esta iglesia fue realizada durante la ocupación francesa, con la que colaboró, pues llegó a ser arquitecto municipal de Madrid con José Bonaparte y acometió diversas obras de importancia. Su condición de afrancesado le llevó al exilio, pero regresó al ser exculpado al comienzo del reinado de Fernando VII. No obstante ese suceso no benefició a su prestigio, siendo postergado por cuestiones políticas a pesar de reintegrarse en el mundo artístico español. Esta es su biografía y trayectoria, extraída de la Wikipedia:
"Educado por Agustín Sanz desde 1777 a 1781, discípulo de Ventura Rodríguez desde 1781 a 1785, su posterior estancia en Roma como pensionado (1791-1796) coincide con la difusión de ideas francesas y con la crisis del modo clásico —especialmente en lo concerniente al vitruvianismo—, pues eran reveladoras las cuestiones a las que llevaba el nuevo conocimiento arqueológico del mundo griego. Su investigación en Roma se centra en realizar planos de las ruinas romanas, con la intención de definir el espacio de los antiguos, y aprovechar este aprendizaje, fuera de alardes decorativos y centrado en cuestiones espaciales que aplicaría en sus composiciones posteriores.

Formuló una serie de ejercicios, que llamó construcciones mínimas, en los que se puede observar la sacralización de temas anteriormente profanos, como el de la biblioteca. Estas interferencias son también palpables en la arquitectura construida. Por ejemplo, en la iglesia de Motrico (1789), traduce la idea de templo clásico a la parroquia cristiana y años después, en 1807, en la iglesia de Santa María de la Asunción (Bermeo) (que quedó inacabada en 1820) Pérez consigue diferenciar claramente el templo barroco del clásico, gracias a que la fachada no se convierte en una transposición del retablo, sino de la planta. Aunque estas dos iglesias pertenezcan al ámbito vasco, Pérez tiene una fructífera actividad en los años intermedios. En la Academia, aparte de su labor docente, es secretario de la comisión de arquitectura a partir de 1800 y realiza simultáneamente una actividad como urbanista y arquitecto, que llena de sugerencias su obra. En el País Vasco traza el proyecto de Nuevo Bilbao o Puerto de la Paz (1807).

Parte de su destacada labor coincidió con la ocupación francesa. Como arquitecto del rey José Bonaparte, realizó el arco del triunfo en la Puerta de Toledo de Madrid, una obra de carácter conmemorativo en la que se aprecia su gusto por la arquitectura romana.

En 1810 fue nombrado arquitecto municipal de Madrid y planeó algunos ambiciosos proyectos que hubieran supuesto una gran reforma de parte de la ciudad, como un viaducto que salvaba la pendiente de la calle Segovia con el que se trataba de unir el Palacio Real con la iglesia de San Francisco el Grande y de este modo conseguir una imagen de la ciudad como fachada áulica hacia el río. El nuevo sentido que adquiriría representaría la unión de los poderes ejecutivo y legislativo (la iglesia de San Francisco era la sede de las Cortes en ese momento), siendo una alternativa al eje del Paseo del Prado. Pero las limitaciones económicas impidieron que la obra se llevase a cabo y forzaron a Silvestre Pérez a circunscribirse a proyectos más modestos, como la traza de la plaza de Santa Ana (1810), en la que planteaba ya el tema urbano del espacio ajardinado, y la de San Miguel (1811).

Una vez que José Bonaparte huyó de España, la colaboración con su régimen le obligó a seguir sus pasos y se exilió en el país vecino. Este hecho marcó su carrera. A comienzos del reinado de Fernando VII volvió, ya exculpado de su posición afrancesada, y se incorporó al panorama artístico español, aunque fue postergado en favor de arquitectos menos creativos pero más fieles políticamente. En el País Vasco realizó el Teatro de Vitoria, el antiguo Ayuntamiento de San Sebastián y otros proyectos que no se materializarían, como los de la Plaza Nueva o el Ayuntamiento de Bilbao. En Sevilla haría un informe sobre ciertos problemas estructurales del templo del Sagrario, así como la traza del puente que uniría Triana con la ciudad, para sustituir el puente de barcas existente"


El templo de Nuestra Señora de los Dolores de Barru es por tanto uno de sus primeros proyectos importantes, se trata de un edificio de nave principal abovedada con naves laterales anexas en las que están las capillas. La esbelta torre del campanario es de planta cuadrada, forma además del transepto y el cimborrio. Especial relevancia adquiere el cementerio, con su alto muro, tumbas y panteones, ello lleva a decir a Belén Menéndez Solar, licenciada en Geografía por la Universidad de Oviedo y autora del célebre libro Guía completa de las playas de Asturias:
"Aguas arriba, la ría de Niembro esconde uno de los cementerios más bellos de Asturias, junto con el de Luarca"

En las finca de Las Jaces, cuando no hay fiesta hay ganado, una caballería se asoma al Camino a vernos pasar...


Seguidamente también esta familia de burritos...


Esta parte de El Vau es conocida como El Vaín, formando una bahía más pequeña en este rincón de la ensenada que la Enciclopedia del paisaje de de Asturias describe de esta manera:
"Ensenada de aguas muy tranquilas que queda casi seca en marea baja, formada por la desembocadura del ríu Calabres (que forma una pequeña ría la cual comienza en los alrededores del molino de Jonfría) y que se localiza al sureste del pueblo de Niembru y al oeste del de Barru. De 42 metros de anchura en la boca y 120 en el interior, pueden entrar a ella barcos de pesca no muy grandes y alguna vez yates -además, en la ensenada se practica el piragüismo-; antaño llegaban a ella barcos de vela en lastre para cargar agrios -especialmente limones-, nueces y tocino, con destino a diversos puertos franceses, como Burdeos"

A nuestra derecha otra vista de la ería de L'Aguillón, con las casas indianas de Las Caleyas al fondo y delante de ellas las de Los Nogales y Los Rosales 


En 1132 esta rada de El Vau, bien por entero o bien sólo esta parte, es denominada Marminor en los documentos de San Salvador de Celoriu, estudiados por Álvarez Castrillón, quien da una muy buena explicación de este topónimo:
«Mar menor»: Con seguridad es el nombre que recibía en la Edad Media la ensenada de Barru, sobre la que se yergue la actual iglesia parroquial de Ntra. Sra. de los Dolores, y que ahora es conocida como El Vau aludiendo a la alternancia diaria de las mareas que la hacen transitable a pie. Absolutamente nadie entre los vecinos recuerda ese nombre y su asignación en este trabajo viene documentada por algunas referencias al topónimo «Villaescusa» del que más abajo se habla. En ocasiones aparece dando nombre al pueblo y en otras a una zona más concreta, como las inmediaciones de la ensenada"

Pero lo cierto es que cuando se culminó la construcción de la iglesia en el promontorio de tan marinero nombre sobre la ría, El Cuetu los Barcos, aún habrían de pasar unos pocos años más hasta su consagración. Primeramente otro emigrante a ultramar, esta vez desde Lima (Perú), Pedro Cué García, natural de Barru, hizo donación testamentaria para sufragar los gastos de adquisición del equipamiento interior


Y así, la flamante iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Dolores de Barru fue consagrada el 14 de enero de 1804. Esta es su ficha en la página de Asturnatura:

"La iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Dolores de Barro, situada en un paraje sin parangón, en una pequeña península junto al borde la ría; junto a ella se encuentra el cementerio.

 Fue diseñada en 1788 por el arquitecto de José Bonaparte, Silvestre Pérez y Martínez, y costeada por los indianos de la zona, como Pedro de Cue García; fue finalizada, a excepción de la torre, en 1797 y se consagró el 14 de enero de 1804. El interior, abovedado, sólo tiene una nave principal con naves laterales que sirvieron para el culto de las peronas que participaron en la construcción del templo; tiene transepto y cimborrio. En la cabecera poligonal tiene una capilla cuadrada sobre la que se proyecta la torre del campanario y que está flanqueada por dos sacristías también de planta cuadrada"

El resultado es esta iglesia con su camposanto, inspiración continua para fotógrafos y artistas que se retan a retratarla desde todos los ángulos posibles y a todas horas del día y con cualquier luz, desde el amanecer al oscurecer, de noche, con sol, nublado o lloviendo


A la derecha, al otro lado del estuario, está la llamada Playina la Condia, a la que se refiere, como a otros muchos lugares del entorno, Fernando Granda cuando el  3-8-2008 publicaba este artículo en La Nueva España titulado El Bau se muere, salvemos El Bau, en el que lamenta la desaparición de la actividad pesquera y marisquera que tanta vida había dado a Niembru:
"Las lanchas langosteras de Niembro daban vida al Bau, esa ensenada o ría donde desemboca el río Calabres, el pequeño cauce fluvial que para unos separa Barro de Niembro y para otros es una de las causas de unión de los dos pueblos llaniscos. Si las dos localidades de la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores de Barro eran antaño conocidas no sólo era porque cada una tenía una playa singular, la de Torimbia en el pueblo que venera a San Pelayo y la que ahora se conoce por Miracielos en el que venera a San Roque. Quizá lo que destacaba de ambas era el Bau, la ensenada que forma el Calabres poco después de salir, como el Guadiana, de la cueva de Jonfría, pasar a través de tres antiguos molinos y llegar hasta el Larite, para ensanchar su cauce y mezclarse con la mar entre el picu el Escobiu, Jaces, el Aguillón, la playina de la Condia por un margen y la iglesia, el cementerio, la playa de la Parrera y la barra por el otro antes de enfocar a alta mar en el meandro que forma al llegar a la playa de la Entrada, entre el Palacio y la Boriza. Tal es su belleza que el reflejo de la iglesia blanca y esbelta con tejados rojos y su cementerio contiguo aparece fotografiado en exposiciones, certámenes, ferias y demás acontecimientos que enseñen algo de Asturias en cualquier parte del mundo"

Recuerda Fernando que fue este, como tantos parajes de Llanes, escenario cinematográfico, pero incide en el recuerdo de aquellas lanchas langosteras del ayer...
"El Bau y su iglesia son el paisaje de numerosas películas de José Luis Garci, de Gonzalo Suárez y de varios directores hispanos, británicos y franceses que han contado en ellas desde historias de corsarios y bandoleros hasta disputas familiares y amores y desamores contemporáneos. El Bau y su entorno era también una fuente de vida porque gracias a su resguardo entraban las lanchas de langosteros que daban trabajo y ambiente a los marineros de Niembro, entraban también en sus aguas sabrosas especies de peces, del rodaballo a la lubina, además de dar cobijo a cangrejos (cámbaros se llaman allí), andaricas y hasta gusanas de mar que servían de preciado cebo para los muchos pescadores que se acercaban por el litoral de Llanes"

Una red sustenta las paredes rocosas dejadas al descubierto tras el ensanche efectuado por entonces en la carretera. Estamos en el Área recreativa ensenada de Niembru, la cual aprovecha  un prado en un pequeño espacio encajado en esta ladera guardado por varios laureles


Hay bancos de madera, mesas, papeleras y una fuente. Antes que esta existió otra en las inmediaciones, la Fuente de Marmenor, citada ya en 1328 y de la que Álvarez Castrillón cuenta esto:
"Hidrónimo evidente que refiere la fuente situada en la ensenada de Barru (El Vau), en la que la mayoría del vecindario, excepto los de los barrios de Escaleras (hoy abandonado y cubierto por el bosque) y Llubeces, por su lejanía, se aprovisionaban de agua hasta la década de los cincuenta del pasado siglo; entonces una epidemia de tifus allí originada obligó a su clausura. En la actualidad apenas se observan restos de su existencia"

Esta fuente del área recreativa tiene forma de depósito hecho de piedra y es de planta rectangular. El agua mana de un caño sobre un pequeño pilón con semicircular con sumidero


Enfrente hay además un soporte de bicicletas. Ideal para los bicigrinos que deseen descansar unos instantes


La fuente parece se usa bastante, suele haber algo de charco ante ella. No tengamos apuro en acercarnos y mancharnos un poco de barro. De todas maneras suele aconsejarse, por varias razones, no beber de fuentes públicas aunque sean de agua potable, salvo que sea totalmente necesario


Hay una inscripción, en la que leemos arriba la fecha de 1957 y bajo el caño...
SIENDO ALCALDE
EXCMO AYUNTAMIENTO DE LLANES...
Abajo el nombre aparece gastado o borrado


Cuesta también leer correctamente las frases, en letra más pequeña, que siguen debajo del nombre, del que solamente reconocemos la palabra DON; parecen hacer referencia a la construcción de la traída de aguas en aquella fecha, el agua corriente, por fin, a las casas


El sumidero...


Seguimos camino por la acera al borde de la recortada falda del monte. Un poco más adelante, a la derecha, hay un espacio de aparcamientos que es también un excelente mirador sobre la ría y sus riberas de ensueño. El geógrafo y escritor José Miguel Barrantes Martín escribe de este maravilloso espacio natural en Viajar:
"En la costa oriental asturiana, a unos pocos kilómetros de la conocida población de Llanes, la parroquia de Barro esconde en su larga y estrecha ría un lugar que ha llegado a ser candidato a la mención de “Mejor rincón de Asturias”.

Allí, asomándose a la ría custodiando la entrada y salida de las aguas del mar Cantábrico tierra adentro, la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores y su cementerio adosado crean un paisaje cargado de encanto y espiritualidad"

No le pasan desapercibidos a Barrantes Martín ni el cementerio ni el efecto de las mareas con pleamares y bajamares, así como el paso por aquí delos romeros jacobitas del Camino Norte:
"Parece irónico que un templo cuya advocación aluda al dolor desprenda, al mismo tiempo, un halo de belleza de tan grandes dimensiones. El recogimiento de la imagen que forman las cruces de los panteones se refleja en las aguas límpidas de la ría durante la pleamar, creando un escenario mágico y digno de las mejores escenas cinematográficas. No obstante, este lugar con alma propia ha sido utilizado en no pocas ocasiones en distintas proyecciones del celuloide.

La peculiar localización de la iglesia y el cementerio en el estuario que forma la ría hace de este lugar un tesoro de las costas de Asturias en el que las mareas tienen un papel protagonista. Un rincón insospechado que, a pesar de estar en una de las rutas más conocidas del Camino de Santiago, permanece desconocido para una gran cantidad de turistas que frecuentan toda la zona del concejo de Llanes"

Efectivamente el paisaje cambia totalmente de las pleamares a las bajamares, dejándose al descubierto una gran superficie de arena de la Playa la Entrada, un efecto plasmado así en la Guía de las playas de Asturias de Silverio Cañada Ediciones:
"La combinación formada por la estrecha ensenada, la esbelta iglesia y el cementerio, uno de los más bellos de la Cornisa Cantábrica, le dan a esta playa un carácter único en toda Asturias. El arenal se extiende por toda la ría en bajamar formando pequeños charcos para el disfrute de los niños. El efecto de la luz sobre las tranquilas aguas de la ensenada la convierten en un enclave ideal para la fotografía"

Junto a esos charcos en lo que es propiamente el arenal, en la zona de El Vaín y ribera derecha de El Vau afloran a la superficie los fangos que dieron nombre al pueblo y parroquia. Todo este espacio es de una gran riqueza ornitológica, parada de aves migratorias, especialmente limícolas (andarríos, archibedes, correlimos, agujas, zarapitos etc., al igual que otras aves acuáticas y marinas como las gaviotas y cagoches (cormoranes) o los martines pescadores


En la Enciclopedia del paisaje de Asturias se comentaba como importante inconveniente que de estos fangos se extraía demasiada buxana, gusanos empleados como cebo para anzuelos de pesca, lo que va en perjuicio de la alimentación de las aves que de ellos se sustentan y alteraba sustancialmente la condición natural dela ría la removerse excesivamente estos lodos que también cumplen una función natural muy importante. Igualmente nos dice que la fauna de invertebrados, que consistía básicamente en una especie de almeja, estaba prácticamente extinguida


En buena parte parece que los vertidos han venido siendo controlados y los usos de tan sensible paraje estrictamente regulados. En bajamar surcan los barros algunos arroyos que salen a la superficie



En lo concerniente a la vegetación ribereña esta se compone de juncos y plantas herbáceas, algo más abundantes en la margen septentrional de la ría, y árboles como espinos y encinas al borde del agua. Más atrás, se ven bosques autóctonos de robles y castaños y por supuesto las omnipresentes plantaciones de eucaliptos introducidas como especie de crecimiento rápido, primero para la construcción y minería (entiba delas galerías) y actualmente para la producción de celulosa


Sobre el arenal de La Entrada y a la derecha de Niembru está El Palaciu, gran finca y posesión palacial del empresario astur-mexicano y coleccionista de arte Juan Antonio Pérez Simón, sita en otro de estos boscosos cuetos en torno a El Vau, este justo antes de su bocana y al sur de la Punta Boriza o de Jodulce que la guarda por el oeste


Se ven, sólo parcialmente, alguno delos edificios de la quinta, donde no podía faltar una espectacular palmera, entre otras especies exóticas y autóctonas. A lo lejos los altos de El Castiellu


Bajo El Palaciu y sobre La Entrada, el Área Recreativa de Niembru, en el arenal propiamente llamado La Parrera, acceso al pequeño puerto de Niembru, que por poco no llegaremos a ver desde aquí, puerto que fue langostero y de pescado de roca tras haberlo sido comercial. En el lugar no es difícil encontrar piedras de pedernal, que empleaban como lastre los veleros franceses, arrojándolas luego en la ría


Estamos pues en una rada que debió ser un puerto natural desde la más remota noche de los tiempos, guardado por atalayas, garitas o fortificaciones, siendo especialmente significativa la ya varias veces referidas de El Castiellu, en lo lato del pueblo y acceso a la Playa Torimbia


Otra encantadora vista de la Playina la Condia, topónimo que tal vez tenga que ver con la raíz prerromana kon, colina, aunque tal vez tendría que ver con el céltico condate, latinizado en condatum, confluencia de aguas. Destaca en la campiña ribereña el edificio de la depuradora


En esta curva empezamos a ver, al fondo y a la izquierda de la iglesia, el lugar en el que el Ríu Calabres, que nace al sur, en La Peñe Llabrescomienza a formar su ría. Hemos llegado al pequeño parking-mirador al que merece la pena cruzar (con muchísima atención, sobretodoen verano), para admirar este espectáculo


Vemos la práctica del paddle surf o surf de pala, es decir, literalmente, surf sobre tabla en el que el desplazamiento, a falta de olas, se hace a remo, ideal para practicar en este remanso de El Vau.De esta actividad y en este lugar y otros de la costa de Llanes podremos hallar abundante información y fotografías en páginas como la de la Escuela Asturiana de Surf


"Remanso de paz" lo llaman muy acertadamente en la muy renombrada Guía Repsol, donde además se hacen especial eco de El Vau y la iglesia como plató cinematográfico de películas y series televisivas, enlazadas con otras localizaciones del séptimo arte en el concejo a través de una serie de rutas denominadas Llanes de cine:
"El cementerio de Niembro está abrazado por una ría, en una península que crece y mengua con las mareas. Este lugar tan romántico y bello hay que contemplarlo durante una pleamar madrugadora, cuando las aguas duplican su vaga silueta de barco fantasma, y volver seis horas después para verlo tendido en la arena, pétreo y verdinoso, como un náufrago guapo. Con tres largometrajes en su currículum (La señora, El abuelo y Epílogo), es el gran protagonista del itinerario cultural Llanes de Cine, que permite visitar 25 localizaciones de películas y series siguiendo tres rutas señalizadas.

Forma parte de la tercera ruta, la que recorre la zona occidental del concejo, al igual que las playas de Borizu, Barru, Torimbia y Cuevas del Mar, los bufones de Pría, la estación de Posada, El Mazuco, La Pereda..."

El Cuetu los Barcos sigue siendo, como toda esa ribera izquierda, embarcadero natural donde se sobordan o arrastran a tierra las pequeñas lanchas de recreo y pesca local en esta "calma rodeada por las aguas" como la califica el escritor y viajero Alberto Piernas para España Fascinante:

"De todos los cementerios de España, pocos pueden compararse con el encanto que emana del Cementerio de Niembro. Un camposanto ubicado en el pueblo asturiano de Llanes y de los pocos situados junto a una ría. Al contemplarlo, se crea un ambiente idílico que solo conocen aquellos que lo visitan. Sin duda, uno de los tesoros que esconde Asturias

Asturias, al igual que otras comunidades del norte de España, cuenta con localidades surcadas por rías que dan al paisaje una belleza única. Concretamente, en el municipio asturiano de Llanes, la ría de Barro ría se encuentra con uno de los cementerios más curiosos de España.

Situado entre los pueblos de Barru y Niembru, en Asturias, el Cementerio de Niembru queda abrazado por la ría que separa estas dos poblaciones. Está ubicado junto a la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores, fundada en 1794.

La construcción funeraria se halla casi al final de la ría. Cuando la ría crece con la marea, logra que el agua rodee con su caudal las paredes inferiores del cementerio, aunque de una manera sosegada, creando un espacio en calma. La iglesia se refleja en las aguas nítidamente, mientras que cuando baja la marea vuelven a descubrirse el conjunto rodeado de arenales y piedras.

Tanto la parroquia como el cementerio fueron creados a partir de la segregación de Celorio, en 1788. La iniciativa del conjunto fue propuesta por el escritor Fermín Canella y diseñada por el arquitecto Silvestre Pérez. Al igual que la iglesia, el Cementerio de Niembru se asoma a la mar de Vau y la ría de Barro, dando como resultado un escenario de lo más especial. El conjunto de retazos eclesiásticos de la propia iglesia, sumado a los reflejos verdes y azulados del río evocan un entorno único nacido de la adaptación al medio.

Todo visitante que llega hasta el Cementerio de Niembro se encuentra con un lugar que parece salido de un cuento de meigas. Tanto la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores como el cementerio  de Niembro datan de finales del siglo XVIII. Al entrar, se descubre la iglesia a través de una nave principal cuyas bóvedas ofrecen exquisitos detalles. Además, también merecen su mención el transepto, el cimborrio y el campanario cuadrado. Aquí se pueden encontrar diferentes inscripciones ya descubiertas al mundo en su momento por el escritor Ciriaco Miguel Vigil (...)

Tres años de construcción condensados en un entorno exquisito. Una vez se atraviesa y visita la iglesia, el Cementerio de Niembro se despliega en interesantes detalles. El color blanco marfil inunda cada una de las estructuras, acariciadas a su vez por los encantos naturales de la mar de Vau"

La verdad es que en comparación con las en verano tan bulliciosas playas de las cercanías, bellísimas pero masificadas en días de sol y otros de no tanto sol, El Vau puede presentar una relativa placidez aún en plena temporada alta, a no ser por el intenso tráfico de la LLN-11 en tantas ocasiones o por los aparcamientos saturados

Todo cesa ya según avanza septiembre y se cierra la temporada, regresando estos parajes a una gran tranquilidad, a veces incluso soledad, los grandes contrastes de la tan aguda estacionalización del turismo en Llanes y en tantas poblaciones de la costa cantábrica

Lo cierto es que merecería la pena permanecer un día entero entre Barru y Niembru para admirar este cambiante paisaje según la luz y las mareas. Naturalmente no suele ser factible para un peregrino pues por tiempo sobrado que tenga tampoco podría pararse todo el tiempo acá y allá a conocerlo todo, visitarlo todo y encima quedarse muchas horas, pero si se tiene la oportunidad, máxime si nos alojamos en alguno de estos pueblos y lo compatibilizamos con acercarnos a otros cercanos lugares míticos con las tan recitadas playas de Toranda y Torimbia, no dejemos de hacerlo, sin duda nos agradará soberanamente

Desde este mirador disfrutamos también de una espléndida vista de Barru, aquí en pleamar o mar llena

Se ve muy bien al fondo marino, pero al otro lado, la Playina la Condia llega a desaparecer...

Los acostumbrados a otros mares como el Mediterráneo suelen llevarse sorpresas, a veces incluso disgustos si lo desconocen, cuando se percatan de la gran diferencia del nivel intermareal, que puede llegar a seis metros según la temporada del año, en mares como el Cantábrico

La Villa las Caleyas, reflejada en el agua, con su torre, buhardilla y esta gran galería mirando a El Vau y El Vaín

La ería de L'Aguillón, paso natural hacia la ría desde L'Arenal o Playa Barru

L'Agüera y El Colláu, por donde salimos de la LLN-10 a la LLN-11 por La Casina

La Granja, desde la distancia nos percatamos aún más de su elevada estructura, como queriendo estirarse para dominar bien la ría

El curso del Ríu Calabres se marca especialmente bordeando la iglesia en esas bajamares de fangos y bancos de arena, de ahí la expresión "a la baxamar too aparez" 

No todas las embarcaciones quedan varadas, algunas siguen flotando en el menguado estuario. A la derecha hay también algunos pecios, que veremos mejor al acercarnos al puente

Como  decíamos al principio, aquí se vino a enterrar, en su "idílica Cadexana" y por su expreso deseo hecho poesía, el genial Celso Amieva, seudónimo de José María Álvarez Posadas, cuya relación con este lugar plasma soberbiamente bien en el artículo biográfico que le dedica el 24-3-2011 la bibliotecaria y documentalista María Jesús Villaverde Amieva en La Nueva España llamándole "el poeta de las cuatro patriasy conmemorando el centenario de su nacimiento:

"Parece oportuna una reseña para recordar al poeta José María Álvarez Posada, que nació el 19 de marzo de 1911, en la localidad cántabra de Puente San Miguel, donde su padre ejercía de maestro. A los 14 años publicó su primer poema en «El Eco de los Valles», con el seudónimo de Lino Serdal; en adelante también firmará Corsino Urriel, Elías Pombo, Máximo Bulnes y, definitivamente, Celso Amieva -nombre corto, que le acercaba a sus raíces y le resultaba «más asturiano, más llanisco»-. Celso Amieva falleció en febrero de 1988 en Moscú y desde otro marzo, el de ese mismo año, sus cenizas reposan para siempre en su idílica Cadexana, acompañando el incesante subir y bajar de la marea en el Bau, entre Niembru y Barru, en los mismos territorios del oriente asturiano en los que vivió su juventud. Entre una y otra fecha, 77 años, cuatro patrias y la literatura. Y siempre Asturias y Llanes presentes en sus días de distancia.

Después de vivir unos años en Ribadedeva, por mor del oficio paterno, a la muerte de éste, en 1930, la familia se traslada a Barru, pueblo natal de su madre. Ya en el concejo llanisco, Celso vive unos años intensos; es una etapa de juventud, de verbenas y bailes, del primer amor, pero también un tiempo en el que iba grabando en su retina y en su memoria los paisajes llaniscos que le acompañarían siempre; la historia, las costumbres, las leyendas, los monumentos, las gentes... Nada en Llanes parece serle ajeno. Incluso el humor y la ironía que le caracterizaban y de los que hacía gala los atribuye a este origen: «En los peores momentos de mi vida algo hay que siempre me ha sostenido. Y ese algo se lo debo a mi oriundez asturiana y llanisca. Ese algo es, sencillamente, el sentido del humor». En esos años jóvenes, lee y relee lo poco que tiene a su alcance y, por casualidad, en un periódico que encuentra en la playa de Barru, descubre un poema de Alfonso Camín, que con el tiempo se convertirá en uno de sus poetas más admirados y un buen amigo"

Seguidamente se marcha a Madrid en 1936, dado que, con la llegada de la II República, participa en política a nivel local, lo que le acarrea algunos disgustos, especialmente con el clero. Milita en las Juventudes Socialistas Unificadas y con la Guerra Civil se alista en el Ejército Republicano, participando en el asalto al Cuartel de la Montaña, donde conoce al también poeta Miguel Hernández, que dirigía el periódico Choque. Retirado del servicio por enfermedad, se va a Valencia, Lleida y allí, en el pueblo de Torreserona, ejerce de maestro hasta que con la derrota republicana se va al exilio, a Francia, sigue narrando María Jesús Villaverde Amieva:

"Las vivencias de estos años en tierras francesas las recoge Celso Amieva en sus memorias del exilio, en la primera parte de «Asturianos en el destierro» (Francia); un texto lleno de historias tristes, de hambre y frío un día tras otro; no obstante, es un relato entrañable y fluido, en el que deja muestras de su fina ironía. De su primera noche en los arenales dice: «En fin, nuestra primera noche francesa la estábamos pasando en cama fresca y blanda. ¡Ventajas del arenal y de la intemperie! Era el 6 de febrero de 1939».

De los duros años de los campos de concentración, de cómo fue su sentir de aquellos días, da buena muestra el recuerdo para las mujeres del maquis. Cuando su amigo, el escritor catalán Pons y Prades le pide una colaboración para la obra «Republicanos españoles en la Segunda Guerra Mundial», Celso le envía un poema escrito en 1944 titulado «Muchachas del maquis», con la siguiente nota previa: «Mi querido amigo Eduardo: En esa especie de prólogo que me dices quieres montar con algunas cartas y poemas, creo que deberíamos rendir un cálido homenaje a nuestras mujeres, a las que con frecuencia hemos olvidado. Sin ellas, bien lo sabes, nosotros los valientes, los heroicos guerrilleros, nos hubiéramos hundido moralmente más de una vez y, en el plano digamos operacional, pegado más morradas que pelos tenemos en la cabeza».

Al finalizar la guerra, después de los campos de concentración y de colaboración con la resistencia y el maquis francés, recala en Saint-Nazaire, desde donde le llama su amigo Emilio de Diego y donde trabajará años en los astilleros. Se le presenta la oportunidad de irse a México y allá se va, a una siguiente patria. El exilio asturiano de estos años lo relata en la segunda parte de «Asturianos en el destierro», texto inédito que comienza «Después de catorce años de exilio en Francia a América me voy... Era 7 de marzo de 1953».

Y se va a México, donde trabaja en varios oficios, realiza traducciones y colabora con Alfonso Camín, publicando su primer libro, Los poemas de Llanes, muchos de ellos escritos en los campos de concentración franceses:

"También publica su «Trilogía de la arena y el fuego» -por la que obtendrá el premio «León Felipe» en 1974-, da clases de castellano, escribe guiones de películas, y comienza su colaboración con la agencia de prensa «Novosti». En 1969 se traslada a trabajar a la sede central de la APN, en Moscú, y allí continuaba trabajando cuando le sorprende la muerte repentinamente, después de 19 años viviendo en su tercera patria. 
Durante los años de exilio, Celso Amieva mantiene larga y extensa correspondencia con los muchos amigos que fue haciendo en sus patrias. Por algunas de esas cartas conocemos abundantes detalles de su vida y de sus trabajos y, sobre todo, del devenir de su obra literaria, de la que publicó, pero también de la mucha que permanece inédita, y desconocemos si perdida. Por esas cartas conocemos que leía con avidez el semanario «El Oriente de Asturias», que le mantenía informado sobre su tierra y anclado a ella, pero también que una de las razones que le animó a irse a Moscú fue que «en México creí asfixiarme de tanto "smog". Dentro de poco van a tener que usar máscaras antigás». También sabemos de la precisión de su memoria para sus recuerdos. Le escribe a Emilio de Diego: «Hoy 50.º aniversario de mi llegada a Colombres»; y desde Moscú le dice: «Hoy se cumplen 30 años de nuestra salida de España. Y ya ves desde donde lo hago. Uno va coleccionando patrias desde que perdió la propia y ésta es ya la tercera. Llegué el 7 de enero, con 16 grados bajo cero».

Y en Moscú fallecía Celso Amieva en 1988, siendo sus restos trasladados aquí a recibir sepultura, pero ya en 1975 había podido visitar España, según relataba su sobrina Alicia Álvarez Gutiérrez dentro de los actos de homenaje celebrados ante su tumba en este cementerio de Cadexana el 16 de febrero de 2018 y que relata Pablo Antón Marín Estrada para El Comercio al día siguiente:

"Con bajamar en la ensenada, la neblina enredando el mediodía y a la sombra tutelar de la iglesia de los Dolores de Niembro, la tumba donde reposan los restos de Celso Amieva volvió ayer a sentir el calor de sus paisanos y de sus familiares más cercanos. Una ofrenda floral de los ayuntamientos de Llanes y Ribadedeva, depositada por sus alcaldes Enrique Riestra y Jesús Bordás, agradecía la fidelidad del poeta a la tierra de su infancia, y una lectura de sus versos servía para recordarla en el primer acto del homenaje que conmemora el 30 aniversario de su muerte. Una conferencia en Colombres de Ángel Gutiérrez Avín y la colocación de una placa en la calle que lleva su nombre en la capital ribadedense completaron la jornada.

José María Álvarez Posada (1911-1988), el hombre que firmaba como Celso Amieva, dejó escrito en uno de sus poemas su deseo de descansar en el cementerio de Niembro (su Cadexana). Son los versos que figuran sobre el mármol donde sus cenizas comparten lugar con los restos de su hermano Andrés y otros miembros de su familia: «Zagal si es que en villa muero / que no me entierren en villa. / Entiérrenme en Cadexana, / camposanto de la ría». Allí volvieron a escucharse en las voces del recitador Julio Ruenes y de su sobrino-nieto Darío Ares Álvarez.

Al gran poeta del Oriente asturiano le tocó un tiempo, el de la guerra civil («si todas son malas las civiles son las peores», apuntaría el primer edil llanisco en sus palabras), que le llevó a exiliarse y a vivir la mayor parte de su vida lejos de la patria. Siempre la añoró y siempre quiso volver a ella. Su sobrina Alicia Álvarez Gutiérrez evocaba el momento en que pudo hacerlo en 1975 y fueron a recibirlo al aeropuerto de Barajas. «Nunca lo habíamos visto, pero lo reconocimos de inmediato: tenía las mismas manos y el mismo pelo de nuestro abuelo». Desde entonces retornaría a España cada uno o dos veranos. Alicia y Ángel Gutiérrez Avín (concejal de Cultura de Llanes entre 1979 y 1987) coincidieron en revivir su último viaje a casa: «Trajo sus cenizas desde Moscú una funcionaria de la Agencia Novosti, para la que trabajaba como corrector de español». Su sobrina visitó luego la ciudad en la que vivió Celso Amieva desde 1969 hasta su fallecimiento y percibió la soledad dolorosa del expatriado: «No hablaba ruso y en aquella ciudad inmensa, prácticamente no salió de la agencia: allí estaban las únicas personas con las que podía comunicarse en francés», señaló.

Como poeta, lo glosó el alcalde de Rivadedeva: «Fue capaz de decir mucho con pocas palabras» y todas verdaderas. Tal vez la última de todas fuese aquella 'Cadexana' que condensaba su amor por la tierra que ayer le recordaba con emoción"


Acercándonos al puente está el lugar de L'Arite llamado La Riestra en 1328, al igual que los montes cercanos, antes de castaños, ahora más de eucaliptos


Tanto en Barru como en Niembru, en aquella centuria del XVIII en la que había puerto y se construía la iglesia, existieron sendas fondas camineras así presentadas en el libro El Camino de Santiago por Asturias. Topoguía 2. Ruta de la Costa, coordinado por la catedrática María Josefa Sanz Fuertes:
"Dos ventas abrían sus puertas a los viajeros de los tiempos modernos en este tramo del Camino: de la ubicada a la altura de Barro, su casa todavía se levanta en la margen derecha de la ría; en cambio la que se hallaba en la denominada Cuesta de Niembro, tan sólo ha sobrevivido su recuerdo, en forma de evocador topónimo"

Más allá está La Puente, por donde cruzaremos el Ríu Calabres antes de subir bosque arriba, no lejos de Jonfría o H.onfría, donde está la cueva de este nombre, de dos entradas, llamada Fonfría por Ricardo Duque de Estada, Conde de la Vega del Sella, el primero que estudió sus yacimientos prehistóricos del Asturiense y Magdaleniense, y que como tal topónimo quedó plasmado, cuando en vez de con "F" inicial se pronuncia con hache aspirada


La casa y antigua venta de L'Arite dispone de una buena finca en esta orilla, bien defendida de las crecidas por un largo y alto muro. La parte más verdosa delata hasta donde suele subir la marea


Muro como el que también tiene el cementerio, del que vemos ahora la portada lateral de su capilla y su  arco de medio punto, además de su estructura de planta cuadrada. Está dispuesto en pasillos donde las sepulturas de tierra se disponen en un cuidado orden. La altura del panteón de esta esquina sur-oriental parece competir mismamente con la de la torre del campanario de la iglesia


En este cementerio se cuenta está enterrado un oficial alemán de submarinos, o al menos es la historia que narra el gran escritor Xuan Bello en El Misterio de María, publicada en El Comercio el 5-1-2006 donde narra las peripecias de la tripulación de un submarino del Reich que estuvo varios días ante Niembru...
"Todavía está por escribir, y buena falta que nos hacía, una historia marítima asturiana. Hay capítulos sueltos como los que escribió -muy bien por cierto- José Evaristo Casariego (que no sé por qué aquel señor de capa española que conocí en la Librería Santa Teresa hace tantos años aparece y reaparece en mi memoria con puntualidad casi kantiana) y esas cosas que te encuentras al azar, en papeles viejos comprados en El Fontán, o que alguien te cuenta por pasar el rato sin darle demasiada importancia al asunto. Mientras esperamos y no por ese compendio de historias, que habría de comenzar con las aventuras famosas de Diego de Valdés en China, aquí va un apunte de uno de sus sucesos más extraños: la presencia casi continua, en 1945, de submarinos nazis en nuestras costas. Me lo contaron en Niembru, tras una comida donde las verdinas con marisco invitaban a soñar distancias y el chupito de orujo blanco calentaba las palabras. Andrés, que se ha hecho hace años un chalet en las inmediaciones, y que maldice casi a gritos la urbanización de adosados que están construyendo ahí a un tiro de piedra, se siente como expulsado del paraíso. No es de aquí, sino de Lieres, pero en este concejo de Llanes se encontró, hace ya treinta años, con que la tierra le hablaba en su mismo acento. Ha grabado -la etnografía es su pasión- a todos los ancianos del lugar y tiene preparada, para cuando haya ocasión de publicarla, «una rellación de las cosas chocantes que pasaren en Niembru y rodiada, amás d'unas notas pensatibles jechas n'asturianu de Llanes a la manera de mio señor Montaigne»; ya ha cumplido sesenta años y sigue escribiendo: cuando cumpla setenta y cinco, si el huerco no le da la lata antes, tendrá ya acabada una obra que incluye un diccionario de la lengua del lugar, la transcripción con su notación musical de un millar de canciones y exactamente 366 cuentos que refieren, desde el año de Maricastaña, la historia de Niembru y sus hijuelas.

-Siempre me gustaron los años bisiestos -nos dice para aclarar lo de los 366 cuentos, y añade-: ¿Sabéis que en Inglaterra se celebra el 29 de febrero el día de la propina? Pues eso es lo que yo quiero hacer, darle una propina a Niembru -dice mirando el cementerio sobre el mar y espantando con su mano, inútilmente, el revuelo que momentáneamente han levantado las gaviotas.

En 1945, cuenta confidente, atracó muy cerca de Niembru un submarino nazi. Yo ya había oído hablar de algunos de ellos, tal vez del mismo; los pescadores del puerto de L.luarca vieron uno varias veces y en las tabernas del puerto, llegó la noticia hasta Tinéu, se habló de la nave fantasma que viajaba hacia la Isla Incógnita, esa que no aparece en los mapas; en el puerto de Xixón atracó uno, averiado, y venía cargado de prostitutas que el III Reich destinaba al Frente norteafricano; esta última historia, por cierto, tiene gracia: estuvieron varios meses en Xixón y las prostitutas salieron a ganarse la vida como pudieron, lo que provocó algún problema vecinal. Se habla, incluso, de una manifestación espontánea de las de su gremio quejándose, pues las germanas cobraban menos y hacían cosas que no era decente hacer con dinero de por medio.

Andrés se ríe y me cuenta que el submarino que él me refiere, averiado o no, estuvo casi tres meses, supone que esperando órdenes, frente a Niembru. Por la noche, cuando el silencio del mundo cubría la tierra, mandaban una barca al pueblo a por víveres y agua fresca. Miro la bocana del pequeño puerto, y la playa de La Entrada hacia el fondo como un laberinto entre peñas que busca su salida hacia el mar, e imagino, ya muy metida la noche, a aquellos hombres callados, respirando hondo.

-Estaban en misión secreta y las autoridades de aquí, por lo que yo sé, no sabían que estaban en Asturias- me dice Andrés.

En 1945 varios submarinos alemanes trasladaron el oro del Reich desde Europa a la Patagonia. La idea, con la aquiescencia del General Perón, era reconstruir en el desolado sur del mundo los cimientos del IV Reich. No fue así, evidentemente, pero hoy sabemos que las naves sumergibles comandadas por Otto Wermuth arribaron a las costas argentinas y que algún jerarca nazi, ya vencida Alemania en la guerra, sobrevivió con impunidad. Aún hoy algún destacado banquero tiene que negar quién fue su abuelo. Bueno, esto es por lo menos lo que me cuenta Andrés. Y añade:

-Fue un crimen horrible.

Se entretiene, pictórico, en detalles que no vienen a cuento: que si los vecinos de El Cuetu algo sospechaban, y que los de los de La Moría eran los que les vendían comida y agua fresca. El caso es que la marinería de aquel submarino, por lo menos los diez que por la noche se arriesgaban cada tres días en una barca a llegar hasta el pueblo, llegaron a intimar con los parroquianos del bar y que, muy entrada la noche, se organizaban con acordeón y vodka unas timbas que no se recordaban ni cuando la República. Todo se llevaba muy en secreto pero en aquel marzo, me cuenta, alguna mujer del pueblo llevaba, de pañoleta, un pañuelo de seda.

Una de ellas, bellísima, era María. Andrés me da también sus apellidos, por si juzgo necesario usarlos, y me dice que en el pueblo suponían que era una maestra republicana, nacida en Madrid, de buena familia; su padre, bien situado en el franquismo, la había enviado a Niembru a una casa que se había comprado antes de la guerra y que había permanecido mucho tiempo vacía: allí, dice Andrés, su padre la supondría al abrigo de injurias, lejos de las miradas acusadoras que recordasen que su marido había sido un comisario político muy conocido en la defensa de Madrid.

-Esto es lo que suponían de María, pero lo que sucedió después no cuadra con la historia- me dice Andrés.

-¿Y qué sucedió?- pregunto.

-Nunca se supo muy bien por qué sucedió. Los marineros alemanes estaban muy borrachos, es cierto.

María empuñaba un arma y miraba sin ver. Sobre el suelo, muerto, yacía sin vida uno de los oficiales. El silencio se espesó en el humo de los cigarros y las miradas de los vecinos se escondían en la sombra. De repente, aquella muchacha se puso a hablar en alemán como dando órdenes. Los soldados formaron y se fueron con ella en la barca, rumbo al submarino.

-Nunca volvieron. La tumba del marinero alemán, si la quieres ver, está ahí en el cementerio"

Las historia de submarinos alemanes y de otras operaciones militares secretas, incluyendo agentes, espías o nazis refugiados, abundan en las costas asturianas y de todo el Cantábrico y del Atlántico, ya hemos sin duda oído alguna en el País Vasco y en Cantabria (SaltacaballosSomoAlameda de Oviedo en SantanderSantillana del Mar, etc.) y más que volveremos a oír en la Concha de Artedo y hasta casi Santiago, en el Monte Campelo de Friol, solo por citar algunos lugares


Continuando ruta seguiremos por la acera cuando llegamos a la altura de otro de los muros de L'Arite, el que separa la finca de esta LLN-11, su altura de no es demasiado elevada y puede llegarnos a permitir ver un poco mejor el puente, hasta donde llegan los piragüistas y paddlesurfistas


Este puente, muy robusto, también fue ampliado con un voladizo de losas de hormigón durante las obras de ensanche de la carretera efectuadas entre los años 2010 y en 2012.  A su izquierda se habilitó un pasillo peatonal muy conveniente para vecinos y paseantes, especialmente para los muchos peregrinos que lo cruzan hacia la capilla del Santín, que aún no vemos desde aquí, oculta por la arboleda


Seguimos contemplando la iglesia y cómo el cementerio parece adentrarse en la ría. Según datos del párroco D. José Antonio San Emeterio Escobedo, quien en 1994 publicó un libro conmemorando los 200 años de la colocación de su primera piedra, los impulsores del proyecto decidieron que en el escaso terreno entre la iglesia y la orilla se hiciese el cementerio parroquial


Fue en 1804, año de la consagración, cuando se realizó el señalamiento de tramos de sepulturas, el primero para eclesiásticos "sin que se pueda enterrar ningún seglar"; el segundo constituido por 19 sepulturas por las que se han de pagar, cada una, "a fábrica 12 reales". Había un tercer tramo de pago más económico, un cuarto para pobres y un quinto tramo "para los parbulos", estableciéndose que para estos dos últimos "tampoco debe pagar cosa alguna". La corresponsal Eva Orué estudia estos datos en su artículo de Infolibre titulado El cementerio marino, añadiendo además que:
"Hay al menos dos cementerios de Niembro: el que se alza sobre las aguas en marea alta y el más despejado de las mareas bajas. 
Situado en la parte posterior de la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores, entre el pueblo que le da nombre y el de Barro (pertenecientes al concejo de Llanes), el camposanto se adentra en la ría que separa ambas localidades, la ensenada del Vau. Próxima a Cabu Prietu, la ensenada tiene algo más de 40 metros de anchura en la boca y se adentra unos 120 en el interior. Allí, junto a la iglesia, atracaban antaño barcos de vela en los que los campesinos mandaban nueces, limones o tocino hacia varios puertos franceses. 
De esa actividad nada puede sospecharse si uno llega al lugar en plena bajamar: la estampa que luce cuando las aguas que le sirven de espejo tiene poco que ver con la que ofrece cuando surge de la tierra húmeda en la que, como iglesia y cementerio, han quedado varadas tantas barcas"

Esta acera es realmente muy transitada, sobre todo en verano. Además de vecinos y peregrinos se llena de visitantes y muchos veraneantes que realizan sus paseos y ejercicios diarios 


Aquí la ocalital llega hasta el mismo borde de la acera, donde crecen altos helechales. Una valla sobre un murete nos separa de la intrincada selva que ahí se forma


A la derecha, una fila de árboles separa la iglesia del estuario, extendiéndose entre la carretera y el cementerio. Si bien no se trata de un santuario "antiguo" en parámetros históricos, esta composición de árboles y lugar sagrado o lucus es prácticamente idéntico al de nemeton o santuario natural cristianizado en el claro de un bosque, como el que daría origen al topónimo Niembru


Como estamos comprobando, este mágico espacio marítimo-fluvial no sólo inspira a pintores y fotógrafos, sino también a poetas, escritores, periodistas, articulistas, historiadores, investigadores, guionistas, cineastas ... a veces incluso con polémica, por filmaciones realizadas, por ejemplo en el emblemático cementerio, sin contar con el correspondiente permiso parroquial 


Entre la casa de L'Arite y la panera de su finca vemos el frondoso bosque por el que sube el Camino cuando dejemos la carretera rumbo a Niembru


Pasando las palmeras nos acercamos al portón de acceso a la casa y antigua venta caminera en la que muy posiblemente se alojarían alguna vez peregrinos, si bien estos irían más bien buscando las instituciones de beneficencia hospitalaria que jalonaban los itinerarios a los santuarios, que si bien las había en las pequeñas parroquias, las principales estaban en las villas ,como el Hospital de San Roque en Llanes, cuya capilla se conserva, muy reformada, y cuyas reliquias del santo peregrino se traen a la romería y procesión que aquí se celebra y por aquí discurre, rumbo a la iglesia de nuestra Señora de los Dolores


La antigua venta también ha desaparecido como tal, pero ha servido de base a un nuevo edificio, muy transformado, pero que conserva la memoria de aquella antigua fonda caminera de arrieros que pasaría a ser parada de diligencias cuando se establecieron las líneas regulares de caballos en el siglo XVIII, adaptándose el viejos camino como luego se adaptó a ser carretera


Placa en la columna del portón con el nombre del lugar



Desde aquí y entre las palmeras, más allá de la panera, la fachada sur de la tan glosada iglesia


Aquí vemos bien el cimborrio cuadrado y a su derecha la torre también cuadrada del campanario, con su reloj. La iglesia fue quemada, como tantas otras, dentro de los odiosos avatares de la no menos odiosa Guerra Civil. Luego fue reconstruida cuando en 1942 una comisión de vecinos residentes en México, aportaron los fondos necesarios para su restauración


Más tarde, entre los años 2009 y 2012, se emprendieron diversos trabajos de restauración, pero en 2014 un elemento descuidado se viene abajo, la techumbre, justo antes de las celebérrimas fiestas de San Roque, parece ser que por una paulatina degradación, imperceptible aparentemente, a causa de filtraciones de humedades, un mal común a muchos edificios de costoso mantenimiento. Los actos religiosos hubieron de trasladarse entonces a las capillas de los pueblos que componen la parroquia entretanto los desperfectos eran reparados


Y continuamos nuestro periplo bordeando todo el muro de la ribereña finca de L'Alite, a escasometros ya de dejar esta carretera


Más palmeras a la derecha, y hortensias, mientras a la izquierda los helechos imperan creciendo hasta sobre la red del vallado


La acera es ancha y se pasa bien. A la derecha el muro de la finca se hace más bajo al llegar a esta pronunciada curva de la Carretera los Caleros, justo antes de La Puente


Especial cuidado en cualquier obra o intervención en El Vau o su entorno pasa por preservar al máximo la integridad de las "dunas móviles embrionarias" que caracterizan sus orillas


En el blog Historias Marinas de la Fundación Exponav, el profesor especialista en temas náuticos Raúl Villa Caro, expone en su artículo Cementerios marinos, su visión de El Vau, apuntando a alguna de las polémicas suscitadas por alguno de los reportajes turísticos realizados en el camposanto:
"En la localidad costera asturiana de Niembro existe un curioso cementerio, de los pocos construidos en el margen de una ría. Un bello enclave muy escondido y poco conocido, que alberga dos facetas muy diferentes. Una de ellas se alza sobre las aguas en la marea alta, y la otra se descubre con las mareas bajas. Cuando la ría crece con la marea, logra que el agua rodee con su caudal las paredes inferiores del cementerio, y queda a la vista la faceta de marea llena del camposanto. Este rincón, situado entre los pueblos de Niembro y Barro (ambos pertenecientes al concejo de Llanes), se adentra en la ría que separa ambas localidades, la ensenada del Vau, y se convierte en un remanso de paz, a pesar de estar tan cerca del feroz Cantábrico. Allí, junto a la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores (ambos edificios datan de finales del siglo XVIII), antaño atracaban buques a vela en los que los campesinos enviaban nueces y limones a puertos franceses. Hoy en día nadie podría llegar a pensar que existió este comercio, sobre todo si se llega a la zona en la bajamar, cuando las barcas quedan varadas. Se debe reseñar que este cementerio ha aparecido en la serie televisiva “La Señora” y en películas como “El abuelo”, de José Luis Garci, y protagonizada por Fernando Fernán Gómez.

A modo anécdota se podría destacar que hace poco los vecinos de Barro pidieron que se eliminaran unas imágenes grabadas en el cementerio por el cantante Rodrigo Cuevas, destinadas al proyecto “Asturias sonora”, una promoción turística pensada para la feria de turismo Fitur. El videoclip en cuestión, era una versión de un tema de Tino Casal, titulado “Pánico en el Edén”. Por cierto, que los vecinos tampoco están muy contentos con algunos visitantes cuyas embarcaciones invaden el cementerio cuando la profundidad del agua lo permite"

Entre el lodo, dos pecios a los que antes hacíamos referencia, en el conocido como Cementerio de las Barcas. Fijémonos en lo bien que se ve el lecho fluvial en el lugar donde se forma la ría así como en el tendejón que en su tiempo cobijó alguna de estas viejas barcas langosteras


Y por eso en el Blog turístico de Asturias dicen: "ría, playa y puerto: el tres en uno en Niembru":
"Lo de Niembru parece cosa de magia o de xanas… Con marea alta es una ría de estrecha y bella bocana que va a dar a una playa y puerto al mismo tiempo, todo ello bajo la atenta mirada de una iglesia con su cementerio, que son uno de los lugares más fotografiados y admirados de cuantos te imagines.

Cuando baja la marea, todo se hace playa, desde la bocana del puerto hasta el final de lo que habitualmente ocupa la ría, llamada de Barro y popularmente conocida como la de Niembru por ser éste el pueblo que la acoge en su seno"

Barru, un lugar del que existe el dicho popular: "barrucanu, la borona canu". Se debe a que los barrucanos, los de Barru, tenían fama de guardar con exceso la borona (pan de maíz), en el sentido de ser poco dadivosos. También se dice, con el doble sentido de la procedencia y los materiales: "pelearon un mozu de Piedra y otru de Barru y pudo el de Barru". Piedra es un pueblo de la vecina parroquia de Posada limítrofe con Barru por la parte de Valmori o Balmori


Las señales de la senda costera indica que estamos coincidiendo de nuevo con esa ruta litoral en este tramo


 Seguidamente un poco de prado con bancos puede ser otro buen lugar para descansar antes de cruzar el puente


La puente, paso sobre el Ríu Calabres cuando este transforma en ría, sucesivamente ampliado y reforzado a lo largo del tiempo


El paso del río viene además a señalar que entramos en términos de Niembru, viendo ya al otro lado de La Puente la capilla del Santín



Una de las últimas ampliaciones del puente consiste en este buen pasillo peatonal del que ya hemos hablado antes, el cual va directo a la capilla


Al cruzar La Puente nos despedimos de El Vau con esta magnífica vista de la ensenada con marea alta


Barru con sus casas reflejándose sobre las aguas en una bellísima estampa


L'Agüera, El Colláu y La Granja, con su bosque detrás


Las Caleyas y L'Agullón y las aguas de El Vaín


Más cerca y a la derecha L'Arite y la fachada de la casa que mira a El Vau


Un paisaje de ensueño, inolvidable, en esta rada del Camino Norte en Asturias


Y ahora, desde esta pasarela de tablas anexa al puente, vamos a mirar a la izquierda


El Ríu Calabres, el Guadiana de Llanes, que nace en la falda del Altu la Tornería, donde La Peñe Villa por la parte de Los Resquilones se une al Cuera bajo Mañanga, si bien dados los aportes de manantiales tradicionalmente se considera su nacimiento en la surgencia de L'Oyu'l Ríu, al pie de La Peñe Llabres. Aguas arriba es llamado El Ríu la Bola y como el Guadiana se sumerge, subterráneo, en La Llera, para renacer cerca de aquí, al sur de Niembru


Su recorrido pues es corto pero muy sinuoso antes de formar esta famosa ría. En él se pescaban truchas, pescardos y langostas, pero la actividad de una cantera arenera en L'Alogarda lo afectó tanto que no sólo llegó a atascar de arena este su trecho final sino que causó tan graves inundaciones que llegó a cortar la carretera que une Bricia con Posada, a escasos kilómetros de aquí. 


Varios molinos harineros funcionaban con la fuerza motriz de su corriente, como el de la Cueva, junto a la misma cavidad de la que resurge. Este que vemos es, o era, El Molín de la Puente, justo al lado de su misma desembocadura, lugar del que leemos en Wikipedia:
"El río Calabres nace en la vecina parroquia de Posada de Llanes y atraviesa subterráneamente el macizo kárstico de La Llera. Se sume cerca del lugar de Bricia en la cavidad que Carlos Puch denomina como sistema Ḥoulagua, de 4700 m de desarrollo. Aflora en la cueva del Molín, en las inmediaciones del Molín de la Puente, para formar una ensenada, que queda casi seca en bajamar y es conocida modernamente como El Vau"

El conjunto molinero, con almacén vivienda y molino propiamente dicho, aunque ha dejado de moler ha sido rehabilitado conservando bastante bien su estructura primigenia


Las mejoras de las comunicaciones, imprescindibles para la mecanización del campo pasada la posguerra hicieron que el pan de las tahonas llegase a los hogares del medio rural, con lo que la laboriosa tarea de dedicar tiempo y esfuerzos en plantar el cereal, normalmente maíz o trigo, llevarlo a moler, conservar la harina, amasarla, etc. fuese abandonándose bastante rápidamente, dedicándose terrenos, tiempo y fuerzas a otros cultivo como hortalizas o más bien hierba de pasto y siega en una creciente especialización agro-ganadero no ya de consumo propio y venta de ciertos excedentes en mercados locales, sino para el suministro masivo de carne y leche a los cada vez más poblados núcleos urbanos e industriales y áreas metropolitanas


Este es el molín en sí, sus dos ojos, oyos o güeyos delatan que tendría dos muelas, las cuales estarían arriba, con la maquinaria, mientras abajo estarían las aspas o rodendos que girarían por efecto de la fuerza del agua del río canalizada y embalsada para dar fuerza a este ingenio hidráulico, un verdaderomotor de agua


La capilla del Santín es un oratorio de ánimas de los que tanto abundaban en los viejos caminos y de los que algunos hemos visto y veremos en nuestras andanzas por la ruta Norte xacobea. En ellos se ofrecían oraciones, sufragios y limosnas por la salvación de las almas del Purgatorio que no descansaban en paz y que tal vez pudiesen hacerse presentes por estas veredas, reclamando a los vivos causas pendientes


El camino se interna en el bosque a su izquierda, pero antes vamos a visitarla. Es de considerables dimensiones para el tamaño que suelen tener gran parte de estos pequeños santuarios, casi como una capilla normal podríamos decir, y hasta tiene un cierto pórtico o porche en su tejado a dos aguas que podría incluso cobijarnos parcialmente en caso que cayese un chaparrón


La puerta es de un tamaño normal para el paso de una persona pero permanece cerrada, sin embargo a través de sus barrotes podemos ver perfectamente el interior sin necesidad de entrar


Sobre la puerta una placa ostenta el nombre de la capilla y su condición de santuario caminero de ánimas


Este es el altar, con las imágenes, de izquierda a derecha, de la Virgen de Fátima, Santa Teresa, Cristo crucificado y San Roque, que debe ser el Santín, pues en Barru se le denomina en diminutivo, San Roquín


A lo lados del Cristo sendas placas dicen, leyéndolas párrafo a párrafo uniendo las dos:
Dulce Jesús de mi vida
que en la Cruz de Amor morís
en la Vida y en la Muerte
acordaos Señor de Mí

Abajo, otra más:
VIVE SIEMPRE COMO AMIGO
DE AQUEL QUE HA DE SER TU JUEZ
PUES SOLO TIENES UN ALMA
Y MUERES SOLO UNA VEZ

A la derecha, junto a San Roquín, con su hábito de peregrino, enseñando la llaga de su pierna y a su lado el perro, leemos en la pared:
YO TUVE LO QUE GASTÉ
PERO TENGOLO QUE DÍ
SUFRO POR LO QUE NEGUÉ
Y LO QUE GUARDÉ PERDÍ 


Y a la izquierda de Santa Teresa y sobre la pequeña imagen de la Virgen de Fátima:

APIADAOS DE MÍ,
                   APIADAOS DE MÍ
SIQUIERA VOSOTROS MIS AMIGOS
    PALABRAS DEL SANTO JOB



Visitada la capilla del Santín tomaremos ahora la senda empedrada que sube a su izquierda por este cueto boscoso, no muy lejos de las grutas prehistóricas de Jonfría, solar de magdalenienses y asturienses


En una columna en la esquina de un murete que delimita el campo tras la capilla, una flecha amarilla nos orienta



Parece haber, casi en el mismo arranque del camino, una bifurcación, en la que iremos a la derecha, subiendo la cuesta


Es un primer tramo de losas de piedra que gira primeramente a la izquierda, a la sombra de los árboles y al comenzar la cuesta


Todo un contraste con el tramo abierto de carretera que acabamos de dejar atrás. Nos metemos en esta magnífica umbría del nemeton local ...


Luego el suelo se compone de afloramientos rocosos que tal vez formasen parte de la base del milenario Camín Real de la Costa. A la izquierda una barandilla de madera, nunca nos apoyemos para nada en ellas


Este camino es una pista ancha que denota antigüedad: ahora va a la derecha, zigzagueando para ganar altura


Aparece una bifurcación, es indistinto ir por la izquierda o por la derecha pues son dos vías paralelas que se unirán a los pocos metros


Vamos a tomar la de la derecha, pues aparte se ser más ancha y parecer la original, desde ella veremos el acceso a la iglesia desde la carretera


La roca madre forma como escalones según sigue la subida. Están muy pulidos a base de pisarlos, cuidado con los resbalones


Ahora a la derecha miremos entre los árboles...


Prado abajo vemos la LLN-11 y la fachada oeste de la parroquial de Nuestra Señora delos Dolores


Es su entrada principal desde la Carretera los Caleros que une Barru y Niembru, con un pequeño espacio para los aparcamientos


Un también pequeño porche con dos columnas cobija la puerta a la nave, a la que se accede por unas escaleras. El enclave es muy visitado


En el Camino una muy antigua construcción singular, no sabemos si formaría parte de un crucero, vía crucis, altar o humilladero



A continuación otra curva cerrada siempre en continua cuesta...


Aquí volvemos a enlazar con el camino paralelo que viene a ser únicamente un corto atajo: sigue a continuación el repecho entre los árboles


Firme bien trillado de tierra, cantos y roca


Un poco de prado y helechal, nos metemos bajo otro grupo de árboles...


Y seguidamente salimos a campo abierto puede decirse, fuera del bosque...


Pasamos sobre esta finca esta finca en pendiente, con un cierre para un terreno de huertas bajo un cueto plagado de tojos y zarzas


Al sur La Llera, los ojos del Calabres... por donde el río pasa y surge subterráneo


Y más allá las cimas calizas del paredón norte de La Peñe Llabres, parte de La Peñe Villa, en cuyas inmediaciones nace el río


El camino es una pista más que suficientemente ancha para los peregrinos, bien cuidada. Ahora proseguimos por este tramo entre setos silvestres muy espesos


Atención ahora al pasar la siguiente curva


Bifurcación y todo adelante y en recto


Y desde lo alto de esta colina, aquí ahora ya campera verde, divisamos una magnífica panorámica del pueblo de Niembru bajo El Castiellu y El Llanu la Cuesta, paso a las playas de Torimbia y Toranda y para nosotros hito caminero hacia el histórico monasterio cisterciense de San Antolín, rumbo a Naves, Villah.ormes y Nueva, la parte más occidental de este concejo de Llanes



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