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sábado, 15 de marzo de 2014

MONTEFURAO: UN HOSPITAL DE PEREGRINOS EN LA CRESTA DE LAS MONTAÑAS DEL ORO (ALLANDE, ASTURIAS)

Montefurao desde la bajada de El Palo. Arriba a su izquierda el Sesto da Fonte, ruta a Llago y Berducedo
El Palo, Allande. una vez se unen las dos rutas empieza la bajada del puerto
Desde El Palo, Allande, puerto de 1.147 metros de altura, donde se unen el camino que viene de La Puela/Pola de Allande subiendo desde La Reigada y la famosa Ruta de los Hospitales por Fonfaraón, La Marta y La Freita, emprendemos la larga bajada al pueblo de Montefurao, una pequeña aldea con un solo habitante pero que es un verdadero oasis en medio de las soledades, impresionantes, mágicas y bellísimas, de estas montañas que constituyen una divisoria geográfica entre las cuencas del Narcea y del Navia y un paso cultural simbolizado en las isoglosas lingüísticas entre el asturiano occidental y el asturgallego, un lugar extraordinario con sus campos de túmulos y dólmenes y con las inmensas cicatrices hechas en estas montañas por las explotaciones auríferas romanas. Desde aquí contemplamos además la subida que nos aguarda al Sesto da Fonte. Más allá y a la derecha de la foto el El Pico Llago, bajo el que caminaremos rumbo a los pueblos de Llago y Berducedo. Al fondo precisamente y entre grandes praderías una larga loma de izquierda a derecha es el Cordal de Berducedo, al que también habremos de subir para bajar al valle de A Mesa y luego a su vez ascender hacia los altos de Buspol, a lo lejos en medio de la fotografía, con su parque eólico. Desde allí se realiza la larga bajada al Salto de Salime, el embalse del Navia. Muy en la distancia unas montañas azules son las serranías del Alto do Acevo, paso a Galicia por tierras de A Fonsagrada


Así, desde El Palo, con Montefurao enfrente a lo lejos, justo a la derecha del mojón, iniciamos la gran bajada desde el puerto hacia el pueblo. A veces se forma un hermosísimo mar de nubes, sobre todo en las mañanas de días soleados, una característica muy usual en la cuenca del Alto Navia. Dicen que el fenómeno tiene que ver con la construcción de los grandes embalses de este río, por uno de los cuales, El Salto de Salime, habremos de pasar


Si el tiempo está claro y despejado a lo lejos la vista llega a las sierras que se alzan sobre este valle del Navia, cuenca fluvial a la que acabamos de pasar. En lontananza llegan a verse muy en la distancia las tierras de Oscos e incluso ya Galicia


La bajada empieza siendo relativamente suave pero pronto se hará verdaderamente fuerte y pronunciada


A nuestra derecha una antigua o antiguo canal para llevar agua de los manantiales a las galerías horadadas en esta sierra en tiempos de Roma para extraer el oro de los ástures, provocando la ruina montium o derrumbe de la montaña


Es en los textos de Pinio el Viejo donde hallamos la descripción de estas labores:

"En nuestro mundo (...) el oro se extrae de tres modos: en primer lugar en las partículas (o pepitas) de los ríos , como en el Tajo en Hispania (...) y ninguno es oro tan puro, ya que está pulido por la corriente y el flotamiento. Se extrae de otra forma mediante pozos o se busca derrumbando los montes . Hablemos, pues, de estos dos sistemas (...)"
"El oro que se extrae de los montes se llama 'canalicium', otros lo llaman 'canaliense'; se adhiere a las piedras de mármol , no de la manera como brillan el zafiro de Oriente y el de Tebas y otras piedras preciosas, sino que envuelve las partículas de mármol  (...)"

"El tercer procedimiento supera al trabajo de los Gigantes; las montañas son minadas a lo largo de una gran extensión mediante galerías hechas a la luz de lámparas, cuya duración permite medir los turnos y por muchos meses no se ve la luz del día. Este tipo de explotación se denomina 'arrugia' A menudo se abren grietas, arrastrando a los mineros en el derrumbamiento (...) Por ello se dejan numerosas bóvedas de piedra para sostener las montañas . En los dos tipos de trabajos se encuentran a menudo rocas duras; se las hace estallar a base de fuego y vinagre (o agua) , pero a menudo, como en este caso, las galerías se llenan de vapor y humo; se destruyen estas rocas golpeándolas a golpes de martillos que pesan 150 libras y los fragmentos son retirados a las espaldas de hombres, (...) Acabado el trabajo de preparación, se derriban los apeos de las bóvedas desde los más alejados; se anuncia el derrumbe y el vigía colocado en la cima de la montaña es el único que se da cuenta de él. En consecuencia, da ordenes con gritos y con gestos para poner en aviso a la mano de obra y, a la vez, él mismo baja volando. La montaña, resquebrajada, se derrumba por sí misma a lo lejos, con un estruendo que no puede ser imaginado por la mente humana, así como un increíble desplazamiento de aire (...)"

"El oro obtenido mediante la arrugia no se funde, sino que es oro al instante (...)"

"Otra tarea análoga e incluso más costosa es traer corrientes de agua para lavar estos derrumbes , en ocasiones desde la cumbre de los montes, a menudo a una distancia de 100 millas; (...) Es conveniente que la pendiente esté calculada, de forma que, más que fluir, corra; y por ello se traen desde las zonas más elevadas. (...)"

"Junto a las cabeceras de los declives, en las crestas de los montes, se excavan unos depósitos, de doscientos pies por ambos lados y unos diez de profundidad . En ellos se dejan cinco canales de desagüe de unos tres pies cuadrados, de forma que, una vez abiertas las bocas de salida, con el depósito lleno, se precipite hacia afuera un torrente de tanta fuerza que haga rodar las rocas (...)"

"Todavía queda otra tarea en el llano . Se excavan unas zanjas por las que discurra la corriente , se denominan 'agogae', que se cubren a intervalos con urces (brezo). Se trata de un arbusto semejante al romero, áspero y que retiene el oro. Los laterales están cerrados con tablas y por las zonas accidentadas los canales van suspendidos. Fluyendo de esta forma, la tierra se desliza mar adentro y el monte se diluye en él, (...) La urz se seca, se quema y la ceniza se lava en un cauce de césped herboso para que se deposite el oro. (...)"
"Algunos dicen que se producían 20.000 libras cada año por este sistema en Asturia, Gallaecia y Lusitania, pero la mayoría lo produce Asturia y que en ninguna otra parte se mantiene esta fertilidad por tantos siglos"


El propio topónimo de Montefurao tiene que ver con este procedimiento titánico de explotación aurífera que agujeraba montes y sierras haciéndolos caer sobre ellos mismos


El Camino baja pues recto y directo a Montefurao


La línea de alta tensión sigue un trazado bastante aproximado


Era Montefurao un importante enclave en estos impresionantes puertos de la alta montaña del occidente astur, por eso en él había un hospital de peregrinos que, no solo les acogía, sino que incluso en la oscuridad de la noche, en las nevadas y entre las nieblas, tañía sus campanas y hacía señales para que romeros y viandantes en general sintiesen los sones de un lugar amigo presto a acogerles, socorrerles, calentarlos y alimentarlos, pues pasar estos puertos no era cosa de broma


Montefurao desde la bajada de El Palo. A la derecha vemos la capilla de Santiago, a cuyos pies pasa el Camino. La siguiente casa es Casa'l Pintu, ahí estuvo el histórico Hospital de Santigo de Montefurao, del cual la capilla era su santuario. El Camino sale del pueblo por la casa de la izquierda para subir al monte del Xesto da Fonte. Vemos también la carretera AS-14 rumbo a Llago, Berducedo y Grandas de Salime


Montefurao a la derecha de la foto. Justo encima vemos el Sesto da Fonte (1.021 m), por donde sube el Camino, en otra dura cuesta, no tanto como la del Palo pero sí considerable. Luego bajará al Collado del Couso para continuar a Llago, que no vemos desde aquí. Más a lo lejos son los cordales de Berducedo y A Mesa. En la lejanía el Monte da Curiscada y Pedras Apañadas, paso a Galicia por O Acevo. Más cerca, en medio de la foto, el mirador existente la carretera


Aquí es donde la bajada se incrementa en desnivel


Abajo Castanedo, en el valle formado por el río de este nombre, También Valle Pibidal. A la derecha y sobre él el pico cónicO de A Prida (856 m) y las altas camperas de El Rellayo y Gamalloso. A la derecha de A Prida As Penonas, con alturas de poco más de 700 metros, y sobre ellas más lejos El Pico Buxo (736 m). A la izquierda de A Prida El Pico l'Aigla (915 m)


El valle de Castanedo y a la izquierda El Pico Llago (993 m) y el ya citado Sesto da Fonte, sobre Montefurao


A partir de aquí la abundancia de piedra suelta aumenta la dificultad de la bajada, hemos de tener cuidado para no resbalar al pisarla. Unos palos o bastones pueden ayudarnos mucho


Empezamos a ver abajo la carretera, bajando del Palo en grandes zig-zags. A lo lejos a la izquierda El Pico Vallongo (1.084 m)


Altas sierras y profundos valles


Prolongado y duro descenso, pero un paisaje inolvidable y espectacular


A Prida, grandioso espolón y referencia de caminantes. La carretera, bajando a la izquierda


Una bajada formidable


En el horizonte tierras de Pesóz/Pezós, Oscos y... muy lejanamente, ya Galicia


Ante el Camino, abajo, el valle de Castanedo


Pequeña aldea rodeada de bosques


Para no pisar tantos regodones y resbalar muchos peregrinos prefieren bajar bordeando por esta vereda, donde a base de pisar se ha hecho sendero


La grandiosidad de la montaña asturiana


Caminando con bastones....


Allá a la derecha La Fulgueira


Las torres de alta tensión asedian literalmente a Montefurao. Al ir bajando nos damos cuenta de las grandes curvas y revueltas que hace aquí la AS-14 para salvar el puerto


Toxos y vegetación de puerto de montaña, con muy pocos árboles


Aquí hay menos morrillos


Pero no nos confiemos, la gran bajada continúa


Ya vamos llegando a la carretera


Salimos a la AS-14


Y aquí la cruzamos con mucho cuidado


Estamos unos cuantos metros más abajo del mirador


Al cruzarla sigue bajando el Camino


Larga pero apasionante es precisamente por ello la bajada desde El Palo. El pedregoso sendero del descenso baja directo e ignora las largas curvas y revueltas de la AS-14, pero con la vista que tenemos delante, recalcamos y repetimos, esta gran bajada entre peñas, rocas, brezos y vegetación de altura, es una maravilla natural, abarcando con la mirada hasta los cordales de A Mesa, Berducedo y del Acevo, hitos que señalan nuestra futura caminata, pues sabemos que bajo ellos se encuentran los pueblos y villas en los que pernoctaremos, comeremos, descansaremos, y hablaremos con vecinos y otros peregrinos


 Bajo nosotros de nuevo la carretera en otro impresionante zig-zag


 La bajada se hace un poco más llevadera


Justo de frente está Montefurao


 A la derecha mismamente del pueblo y del Camino se ve la carretera, y justo al pie de ella se ve una pista que sube hacia ella en As Fontaías. Se trata de una antigua o canalización del agua que se hacía para la explotación minera de las vetas auríferas de estas montañas en tiempos de los romanos. Luego fue aprovechada como senda caminera. Por allí viene la alternativa casi desconocida de Vallinadosa, una variante parcialmente señalizada que, haciendo la Ruta de los Hospitales, se desvía en La Marta y no sube ni a La Freita ni a El Palo. Este camino y el de Vallinadosa se unen justo antes de Montefurao



Montefurao, preciosa aldea de montaña que con su antiguo hospital de peregrinos era y es símbolo de bienvenida en estas solitarias inmensidades...


A la derecha la capilla de Santiago y La Casa'l Pintu o Casa del Hospital


Abajo, las honduras de Castanedo también nos llaman la atención


La aldea, perteneciente la parroquia de Llago, tiene apenas media docena de habitantes


A veces hace sol aquí arriba y Castanedo está bajo las nubes, incluso lloviendo


No bajaremos tan allá, nuestro destino es Montefurao


La línea eléctrica y el Camino... las torres de alta tensión siguen "balizando" también la ruta.


A la derecha la AS-14 y bajo ella la antigua, ruta que viene de La Marta y Vallinadosa


 Nuestro trayecto es ahora un bello sendero entre brezos y toxos


Montefurao y a su derecha, más lejos, El Pico Llago


Montefurao, el Camino, la carretera y la ruta de Vallinadosa por la antigua


La bajada da un poco de tregua


Va llegando un trecho casi llano


Vegetación de alta montaña


El sendero en la ladera


Pasamos estos roquedos


Hay un paso entre las rocas


Se trata de un tramo que impresiona también un poco. El Camino, sin duda un paso natural empleado desde hace milenios y fomentado durante la minería del oro romana, ha sido aquí literalmente tallado en la misma roca madre.


Hay además algo parecido a escalones labrados en el suelo


Bajamos un poco a la derecha


Con cuidado donde ponemos los pies


Siempre con Montefurao ante niestros ojos...


Se aprecian sobre el pueblo los prados de Estaxo que suben al Sesto da Fonte.


Una nueva subida que nos aguarda, prados arriba a la izquierda, pero no adelantemos acontecimientos.


Pensemos en Montefurao y su vieja fundación hospitalaria, tal y como hacían los peregrinos de antaño


Volvemos a bajar, con abundante piedra


Cuidado especial aquí con algún mal paso...


Continuamos bajando pero mucho más livianamente que antes al empezar el descenso de El Palo. Aquí vemos más cerca la carretera y a su derecha la mencionada variante que viene desde La Marta por Vallinadosa y A Cova de Xan Rata y que se une con este camino justo antes de Montefurao


Curva a la derecha, ante este pequeño pico


El sendero se estrecha aquí entre helechos. Nos fijamos que Montefurao está situado en una cresta que da a dos valles. Si a la derecha es el de Castanedo aquí abajo a la izquierda es, más angosto y boscoso, el del Río da Zreixal y sus afluentes, del que pronto hablaremos


A la izquierda vemos la Serra dos Llagos cuya máxima altura es Grabis (1.306 m). A la derecha el Sesto da Fonte y más allá A Soma (1.101 m). En medio el Alto dos Chabazos (1.168 m)  y Fontefría (1.170 m)


Caminamos otra vez casi en llano...


 Por todas partes hay señales que, como heridas en la montaña, recuerdan la intensísima actividad extractiva de la minería del oro, acontecida aquí en tiempos de los romanos y aún antes


La red eléctrica nos acompaña...


Caminamos por el sendero en la ladera...


Ahora es a nuestra izquierda, poco antes de llegar a Montefurao, cuando se abre este profundo valle en "v" que se adentra hacia el sur entre estas cordilleras, de faldas peladas por los desmontes causados por la minería del oro, pero densamente arboladas en su parte inferior, bajo las que confluyen, en lo más hondo, El Regueiro del Forno, El Río d'Or y El Río da Zreixal, así como otros arroyos que descienden desde ambas vertientes, y es que, ante nosotros, y desde El Palo al sur, se domina el gran circo montañoso de A Serra dos Llagos, con su línea cimera ocupada por una fila de eólicos. Son las alturas de El Cordal del Palo, El Musqueiro, Fonterroxa, El Grabís, en torno a los 1.300 metros de altitud, cordales que se extienden hasta El Valledor, "el valle del oro"


A escasa distancia ya de las casas, que a su derecha tienen la carretera, la cual volvemos a ver cerca, el Camino se une a una antigua, otra de esas larguísimas canalizaciones  que llevaban el agua hacia las entrañas de las agujereadas montañas, para provocar su caída con la fuerza acumulada en los depósitos


Ahora las antiguas se utilizan como caminos, anchos y bien trazados


Por aquí subimos ligeramente


Y pasamos al lado de la carretera, justo donde se une a este camino, al cruzarla, la tan desconocida variante de Vallinadosa


Para llegar a Montefurao hay dos opciones: una es seguir el sendero que sigue a la izquierda, bajando, para luego subir a las casas, La otra es subir un poco de frente, a la derecha del mojón, y llegar por allí al pueblo


Quizás ahora los peregrinos prefieren ir por arriba, como vamos a hacer nosotros


Subimos pues por este pequeño cueto


Con bastantes afloramientos rocosos


Coronamos rápidamente el alto


Y empezamos a bajar


Seguimos la muria de piedras teniendo a la derecha la carretera


Y avanzamos todo recto


Otra pequeña subida


Al pie de la torre de alta tensión


Y llegamos a la pradería que hay justo antes de la capilla de Santiago


Por Montefurao se pasaba el agua con un sistema de túneles y canales de El Río d'Or a El Río Castelo (topónimos evocadores) abasteciendo a los lavaderos de las minas. Además de perforar la montaña dejándola como si de un queso se tratara, se quemaban en el interior de las galerías subterráneas grandes hogueras, buscando un efecto casi "explosivo" por la acción frío-calor, lográndose así altísimas temperaturas que, al entrar de repente una gran masa de agua fría, ocasionaban una inmensa rotura y posterior desprendimiento de grandes montañas


Aquí el otro camino se une a este


Y ya llegamos a la que fue la capilla del Hospital de Santiago de Montefurao


Se trata de una capilla pequeña en tamaño pero grande para la historia de las peregrinaciones, donde muchos caminantes se detienen a descansar, contemplando enfrente las casas y los valles y cordales que se abren y se extienden a nuestra derecha e izquierda.


El alerón del tejado es muy saliente, lo que da buen cobijo en caso de lluvia o de intenso sol


Al pie de la capilla sigue el Camino


Al lado de prados de pasto


Y ya vamos al solar del antiguo hospital, La Casa'l Pintu


Es un gran caserón con cuadras y vivienda


Pasamos junto a uno de los portones de la Casa del Hospital


El portón se abre a una gran corrada o espacio en medio de cuadras, hórreo y vivienda


 Antaño los sufridos hospitaleros habían de dar de noche tres grandes voces y clavar estacas en el camino para señalar bien el trayecto a viajeros, peregrinos, arrieros y caminantes, que se internaban por estos senderos montañeros, sobre todo en temporadas de nieve, niebla o lluvias. Aquello sí que debió de constituir un verdadero "oasis" y salvación para muchísimas personas que hacían esta ruta en una u otra dirección.


Vivienda tradicional de portalón. La historia del lugar parece remontarse al menos al siglo XIV, reconstruido el enclave en 1744, teniendo para su mantenimiento las rentas de sus tierras de labor, que ascendían a 845 reales y 5 maravedíes


Establos


La corrada


Vueltos a ponernos en marcha, quizás un perro mastín se acerque a nosotros, avezado guardián de estas solitarias cumbres, mientras gallos y gallinas, dueños del Camino, se apartan para dejarnos pasar. Se trata del perro de Pepe, el único habitante oficialmente empadronado en Montefurao, aunque alguna vez podemos ver más gente en algunas casas, antiguos vecinos que vienen a cuidar las huertas y el ganado


Pasamos junto al otro portón de la Casa'l Pintu o del Hospital, que dejamos atrás


El Camino sigue de frente. A mano derecha, en la fachada de otra casa, hay un grifo de agua, tal vez muy necesaria en el largo trayecto que nos aguarda. Muchos peregrinos tal vez hayan agotado aquí la de sus cantimploras y botellas, sobre todo los que han hecho la Ruta de los Hospitales



Casa del grifo, con un pequeño lavadero


El Camino atraviesa así Montefurao en medio de un silencio apenas estorbado sino por el campanilleo de los cencerros del ganado del monte, o el paso ocasional de algún vehículo por la cercana carretera


Pasamos junto a más casas


Y salimos así a esta campera


De frente, una pequeña cabaña, saliendo del pueblo


Ante las inmensas serranías de la Serra dos Llagos


Hay un forno o forna, donde se hacía el pan


Hórreo con bodega, a la derecha


Echamos atrás un vistazo dejando atrás la aldea y, encima de ella, también a nuestras espaldas, los formidables murallones auríferos de A Freita y El Palo, pelados en grandes áreas y con los roquedos y pedregales en carne viva, a veces "abiertos en canal", como resultado de la auténtica "fiebre del oro" aquí vivida hace 2.000 años...


Y empezamos a subir poco a poco...


Por aquí salimos de Montefurao


Nuestro siguiente hito caminero es la subida al Sesto da Fonte el alto cueto que se alza tras pasar la aldea y que ya veíamos bajando desde el puerto. Es la ruta al siguiente pueblo: Llago


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