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martes, 1 de abril de 2014

EL VALLE DE CABUEÑES, LA UNIVERSIDAD LABORAL, LA IGLESIA Y EL HOSPITAL (GIJÓN/XIXÓN, ASTURIAS) DEL ESTANCO A LA QUINTA PATAC, LA MANGADA, LA CASA DE NICANOR PIÑOLE Y LA MITOLOGÍA ASTURIANA DE EL CUADRANTE

La Universidad Laboral

Así se ve el monumental edificio de la Universidad Laboral desde el Camino de Santiago en La Pontica, barrio de la gijonesa parroquia de Cabueñes, al que llegamos bajando desde La Olla, en Deva. La Laboral, como popularmente de la conoce, o La Uni, término más empleado por los estudiantes, es una titánica obra de arquitectura y de muy gran envergadura que, diseñada dentro de los parámetros sociopolíticos, artísticos y arquitectónicos de los años 40-50 del siglo XX vio, aún en sus mismos comienzos y construcción, los cambios profundos de su idea y de su gestión que transmitían las mismas transformaciones sociales y políticas de la España de la posguerra. Cambios y reformas de uso y finalidades que seguirían produciéndose, con las profundas reformas en ella efectuadas en el año 2007, mismamente hasta nuestros días, con Laboral Ciudad de la Cultura

El valle de Cabueñes desde La Pontica, con la Universidad Laboral en medio y la ciudad al fondo

Todo comenzó a mediados de los citados años 40, cuando, como consecuencia de un gravísimo accidente en el que fallecieron ocho mineros de la Cuenca del Caudal en 1946, las autoridades ponen en marcha, en plena postguerra y auspiciadas por el subsecretario del Ministerio de Trabajo, Carlos Pinilla Turiño, un Orfanato Minero para hijos de trabajadores de la mina muertos en accidente, creándose como Fundación José Antonio Girón, entonces ministro de Trabajo, con un capital de 1.500.000 pesetas

La primera idea era que fuese una residencia con huerta, talleres, granja y canchas deportivas, para ello se compraron en este valle 1.544.572 m² de terrenos, 381.551 de ellos con trámite de expropiación forzosa. Algunas de las caserías que desaparecieron fueron Casa'l Roxu, Casa Joselón, y Casa Portielles, donde estaba el pozo al que iban a por agua vecinos y vecinas de los alrededores 

El lugar estaba bien situado, próximo a Gijón/Xixón y comunicado por la carretera de Villaviciosa, pero los habitantes del valle al principio quisieron oponerse, pese al peligro que entrañaba enfrentarse con las autoridades del régimen vencedor de la guerra civil: recibieron una notificación del Ayuntamiento en la que, sin aparecer la palabra "expropiación" se les decía que tenían que abandonar sus caserías y que se les iban a pagar 6.000 pesetas por cada día de bueyes 

Había casas, huertas, pomaradas y pastos y aquel precio les resultaba injusto. Se unieron, tuvieron reuniones e incluso provistos de trientes y otros aperos de labranza se concentraron  en la zona de la Pecuaria de Somió para que los topógrafos no saliesen a medir el terreno. Aunque la Guardia Civil vigilaba no llegó a intervenir y los vecinos tuvieron finalmente que vender sus tierras, pero en unas condiciones más ventajosas. Los que más aguantaron llegaron hasta las 35.000 pesetas por día gües, aunque pocos pudieron ver todo el dinero pues no eran los dueños sino los llevadores de las fincas y caserías. También se adquirieron 1.464. 300 m² de la Granja Lloreda

De esta manera, en 1946, arrancan unos trabajos que durarán una década, encargándose el proyecto a un equipo de arquitectos dirigido por Luis Moya Blanco y entre los que estaban su hermano Ramiro, José Marcelino Díaz CanteliPedro Rodríguez de la Puente o Enrique Huidobro Pardo, junto con los mejores especialistas de la época en escultura, pintura, mosaicos, jardinería, ingeniería agrónoma, etc.

Pero luego los vaivenes políticos y sociales harían variar la filosofía con la que nació el centro, al anunciar Girón en abril de 1950 la creación de centros de formación para hijos de trabajadores, a similitud de la Universidad del Trabajo Paul Pastur de Charleroy, en Bélgica

De Orfanato Minero el edificio de Gijón/Xixón pasaría entonces a ser la primer Universidad Laboral de las creadas en España. Las primeras obras constructivas empezaron en 1948, los primeros alumnos llegaron en 1955 y los trabajos finalizaron el día 25 de febrero de 1957,  al ser cesado Girón y ser reemplazado por Fermín Sanz Orrio, quedando pendientes entonces el remate de algunas obras que no se retomarían hasta la reforma asumida por el gobierno autonómico asturiano de Vicente Alberto Álvarez Areces, inauguradas en 2007

Lo que iba a ser una universidad laboral de inspiración autosuficiente, tal y como fue la España de la autarquía, dejaría paso a una nueva filosofía y las obras y proyecto originales quedarían inacabadas. Los cambios de orientación en el mismo régimen triunfante de la Guerra Civil, apartando a la Falange de cargos y responsabilidades en numerosos campos, y llamando a ellos a personalidades más técnicas, vinculadas en muchos casos a órdenes y fundaciones religiosas. se haría patente en este primer gran "cambio de rumbo"

Tras un primer rectorado de Valentín García Rodríguez, amigo de Girón, la Compañía de Jesús estuvo al cargo de las clases y la dirección; la intendencia fue para las monjas Clarisas y posteriormente, en 1978, esta dirección y enseñanzas pasaron a personal docente de las Universidades Laborales

Los primeros alumnos del año 1955 estaban relacionados principalmente con la Construcción y otros con las Artes Gráficas. En 1956-57 llegó la Formación Profesional, Bachillerato Laboral y Peritaje Industrial, en 1972-73 BUP, COU, Pre-Cou y Ciencias de Formación Empresarial, luego en 1975 vino la Formación Profesional de Primer y Segundo Grado y en 1976-77 es Centro Asociado a la UNED

Actualmente sus dependencias albergan entidades como Laboral Ciudad de la Cultura, Facultad de Comercio, Turismo y Ciencias Sociales Jovellanos, Laboral Centro de Arte y Creación Industrial, sede de la multinacional ThyssenKrupp Elevator, Televisión del Principado de Asturias, y otras iniciativas

Luis Moya quiso que la entrada estuviese en la parte más alejada de la ciudad para que el conjunto fuese contemplado en su integridad por todos los que accediesen a él, pero es la altura de su torre la que causa más admiración, imitando a la Giralda de Sevilla es el edificio más alto de Asturias y el más alto de España en piedra, disponiendo de ascensor hasta el mirador en ella ubicado, también vemos la inmensa cúpula de su iglesia, la más grande del mundo en planta elíptica, y la torre-puerta, ente otros de sus espectaculares elementos constructivos

Además de lo que es propiamente la Universidad, los inmensos terrenos que, como consecuencia de aquel primer proyecto, pasaron al Estado, aunque en ellos no se haría nada en principio, pasaron al cargo de diferentes administraciones públicas, primero la Tesorería de la Seguridad Social y luego a ayuntamiento, gobierno autonómico... siendo reaprovechadas posteriormente, siendo este el caso del Campus Universitario, el Parque Científico Tecnológico y el Campo de Golf de La Llorea

Anterior a ellos es el Hospital de Cabueñes, que desde aquí vemos no muy lejos de la Universidad Laboral, gran centro sanitario que, como todo en este valle, está relacionado con la antigua fundación universitaria, pues se ideó en principio como un hospital para los alumnos de la Laboral, erigiéndose en una finca de Manuel Tuya, donde al no haber agua, se traía en toneles desde este barrio de La Pontica, para hacer la pasta de cemento

Actualmente el Hospital de Cabueñes es centro asistencial del SESPA, Área V de Asturias (Gijón/Xixón, Villaviciosa y Carreño) y está asociado a la Facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo. Se construyó en los extensos terrenos que fue adquiriendo el Patronato de la Universidad Laboral en el valle, pues la idea inicial era que, dentro de los ideales autárquicos de sus comienzos, esta fuese autosuficiente alimentariamente y se creasen dos grandes explotaciones agropecuarias para ello, la Granja Covadonga y la Granja Lloreda, si bien aquel objetivo nunca se cumplió y se desechó definitivamente con el aperturismo del régimen y el gobierno de los tecnócratas a partir de la segunda mitad de la década de 1950, sobre todo con el Plan de Estabilización de 1959

Llegada al valle de Cabueñes en La Pontica y frente al antiguo Estanco del Infanzón

El Camino de Santiago llega al valle de Cabueñes, como hemos dicho, bajando de La Olla y llega a la Carretera de Villaviciosa, oficialmente N-632 y antiguamente Carretera de las Cinco Villas, en el barrio de La Pontica, al lado del Camping Deva y de frente al antiguo Estanco del Infanzón, antes Casa Vítor, que tenía chigre, y fue el llagar de sidra de La Mangada, ahora situado unos metros más allá, en las cercanías del parque de ese nombre y también al paso del Camino

La carretera, construida hacia 1860, sustituyó a los viejos caminos reales que, desde siglos atrás, por no decir milenios, fueron las principales vías de comunicación. Aquí, frente al Estanco y la entrada al Camping Deva (en cuyo albergue se alojan muchos peregrinos), la cruzaremos a la derecha


Justo al pie monolito rojo de la parada del autobús vemos la señal que nos indica cruzar esta carretera N-632 para continuar al otro lado por El Camín del Estanco


Echamos en falta aquí, dado el trasiego continuo de peregrinos, un paso de cebra y señales lumínicas de advertencia similares a los existentes en otros lugares con las mismas circunstancias


Allí estaba El Llagarón, uno de los llagares de sidra que hubo en esta zona de La Mangada, barrio de La Pontica, en Cabueñes


A simple vista podría parecer que la palabra mangada, en asturiano borrachera, podría dar explicación al topónimo en un lugar donde existieron y existen varios llagares elaboradores de buena sidra, sin embargo, el filólogo Ramón d'Andrés en su Diccionario Toponímico del concejo de Gijón nos ofrece la solución en la palabra manga, 'paso difícil entre montes' o 'parte de un terreno que queda muy esquinada', cuya etimología habría que buscarla en el latín manicam, derivado de manum 'mano',"Se trata de una metáfora aplicada a un terreno alargado, a partir del significado primario de manga, que es ‘parte de una prenda de vestir que cubre el brazo o parte de él’"


Pero más adelante también encontraremos una finca que se llama La Bangada, con lo que mangada podría ser una variante o evolución fonética de un topónimo original diferente, pues bangu o abangu es, según el Diccionario General de la Lengua Asturiana, un tipo de cercado, bien de leña y plantas, bien de seto artificial o "el ramaje que se cría en la parte exterior de un cercado"


El también filólogo Xosé Lluis García Arias en Toponimia asturiana. El porque de los nombres de nuestros pueblos, esboza la posibilidad de un antropónimo para Bango, el nombre de Avandico, con lo que Bangada sería el lugar o la tierra de Avandico, un antiguo posesor. Quién sabe...


Lo que sí sabemos es que, un poco más allá y al lado de la carretera, en El Camín de la Ería, está la célebre sidrería, parrilla y llagar El Mancu, uno de los no pocos emblemas gastronómicos y sidreros de Cabueñes, al quien el historiador gastrónomo Luis Antonio Alías dedica en el periódico El Comercio del 1-10-2020 una de sus muy sabrosas semblanzas culinarias:
"Almuerzo familiar bajo el hórreo. Toca sol y los neños pueden jugar antes del imperativo '¡a la mesa!'. Entre los pegoyos se ve un paisaje de prau y bosque. El personal lleva potas y bandejas atendiendo con diligencia y gracia. Surge el recuerdo de unos oricios asustáos saboreados aquí mismo dos inviernos atrás, previos de unos callos densos y gayoleros. Hoy admiramos cecina finísima con oliva y virutas de queso, calamares frescos fritos, chipirones de potera sobre patatas panadera y unos soberbios entrecote, chuletón y picaña: a la hora de planchas y parrillas, el Mancu tiene mucha mano. 
¿Qué mancu? El abuelo de Joaquín, propietario del llagar, por culpa de una escopeta de caza. 
Quintana aislada, pero con la Pontica a un lado y Deva al otro, un desvío nos mete en su requexu de quintana acogedora de chigre, comedores amplios, cristaleras, terrazas, hórreos, sombras de tejadillos y toldos, merendero antañón y el siempre benefactor techo de pontas y sobigaños.

Seguimos por El Camín del Estanco en este barrio de La Pontica no ofrecería mayor complicación que saber donde estaría ese pequeño puente al que alude su nombre



El camino es llano y está asfaltado para dar servicio a las fincas y acceso a las casas, sin duda, como tantos de la zona rural, fue ensanchado antiguamente



Muchos viejos caminos desaparecieron pero otros siguieron en uso y se transformaron en estas vías locales a manera de pequeñas carreteras. Primero se adecuaron para el paso de la maquinaria agrícola en los tiempos de la mecanización del campo y luego, con el abandono de las labores agropecuarias, para comunicar las nuevas viviendas y chalets edificadas resultado de las parcelaciones de las antiguas praderías y tierras de labor


Algunos árboles veteranos parecen ser resto de los que antaño abundaban dando sombra al viejo Camino, hoy desaparecidos. Una espesa sebe o seto natural cierra las fincas a la izquierda


Y a la izquierda, una hermosísima vista del valle de Cabueñes, de La Pontica a Cimavilla y Cefontes, otros de sus barrios, valle formado por El Ríu Peñafrancia y sus afluentes


Ese grupo de tejados en primer término son los del llagar El Mancu, a quien también le dedica el gastrónomo Alfonso Mateos un especial artículo en su página La Llingua Llambiona, fecha 19-3-2019:
"La primavera ya toca a la puerta, y a pesar de  haber vivido un invierno bastante suave, en cuento tenemos la ocasión, a todos nos tiran los merenderos y poder disfrutar al aire libre. La oferta es muy amplia y en Gijón, donde realizamos la mayoría de visitas, las posibilidades y variedades de sitios es amplísima. De entre todos los merenderos, nunca os habíamos hablado del Llagar el Mancu, un clásico de la ciudad, que tras vivir una época algo mala, ha vuelto a coger fuerza bajo una nueva gerencia. 
El Llagar el Mancu se encuentra en el Camín de la Ería, en Cabueñes, junto a la carretera de Villaviciosa, una vez pasado el desvío a la autovía camino del camping de Deva. Disponen de un amplio aparcamiento, con zona de merendero y zona infantil, así como mesas en una zona de terraza y un amplio comedor en el interior, además de la zona de sidrería. 
Su carta, típica de merendero y sidrería, con el plus de su parrilla. Menús para grupos, menú del día, carnes, pescados, raciones, y todo lo que cabria esperar de un local de este tipo. 
En esta visita pude probar un par de cosas, las croquetas y los callos. Las croquetas, una buena ración y ricas. Los callos acompañados de patatas fritas, bastante ricos. Para beber sidra natural de Trabanco. (...) . Una buena opción para disfrutar de un día de sol."

Las arboledas de la Quinta Vereterra llegan hasta El Cruce, donde sale la Carretera Deva, entrada, el lugar es ahora otro prestigioso establecimiento hostelero, La Quinta del Ynfanzón, a la que dedicamos un buen apartado en nuestra entrada dedicada a la iglesia de San Salvador de Deva, que puede visitarse, así como otros lugares y monumentos muy destacados, desde el Camping Deva


 Ahí está también la sidrería El Cruce, fundada en 1989 por Charo y Luis sobre una tienda-chigre más antigua y con solera. Se trata de otro establecimiento que también recibió la visita de Luis Antonio Alías, quien escribe de ella en El Comercio del 28-4-2017:
"Cuando Luis y Charo lo adquirieron, el entonces bar con tienda y tradicional merendero de pláganos ya tenía tras de sí algunas décadas de servicio. Y de muy buen servicio. Luis que es de Deva, y Charo, que se crió en Peón, clientes antes que cocineros, lo sabían, y surgida la ocasión decidieron dedicarle todos sus esfuerzos. Prácticamente la vida al completo. 
El proyecto valió la pena. Además de situarse justo en la entrada de la pintoresca carreterina que conduce al lavadero y al puente, actualmente algo tapada por desviaciones y autovías, el establecimiento lo posee todo: la zona verde de juegos, el mencionado merendero, las terrazas acristaladas, el comedor de sala, el comedor en altillo, la barra de escanciados y la amplia y ajetreada cocina batiendo puertas al ritmo de los pedidos. 
Que en la aún lejos de finalizar década de las vacas flacas no se hayan ahorrado fuerzas para ampliar, acondicionar y modernizar los espacios, y en consonancia tampoco dejaran de aumentar celebraciones, visitas y ajetreos, da fe del acierto cercano ya a la treintena. 
Un acierto con santos y señas claros: la tortilla de patatas sin cebolla y deliciosamente babosa, las suaves croquetas de jamón o de cabrales, los chipirones afogáos con ajo, cebolla, oliva y unos toques secretos, los pescados del día a la gracia del cliente, los cortes vacunos, del escalopín al chuletón y del entrecó a los tacos de solomillo acompañados de boletus; los potes y arroces. 
Y el Scone, la piedra en la que Jacob apoyó su cabeza antes de quedar dormido y soñar su escalera, y la piedra que bendijo la coronación de los reyes escoceses y después la de los británicos; sillar de arenisca que se emplaza bajo el trono con cada coronación, Luis y Charo, asociados con el cervecero vallisoletano Carlos Armesto, convierten en cerveza la leyenda de su paso por las costas asturianas: sin extractos ni aditivos, su blonde ale y su rye ale, limpias de color, mullidas de espuma, suaves pero personales, combinan dulzores afrutados y potentes tostados de trigo y centeno para placer del catador y del sediento. 
El menú, en los días laborables, es especialmente buscado por los obreros, estudiantes y sanitarios de la parroquia no olvido de pescadín una fresca y sabrosa cabra de roca con alternativas para comilones y frugales, liberados del inicio de la tarde por la jornada laboral continua o transeúntes ajetreados entre parte y parte y de la partida, de la fabada a la ensalada, y de el cordero a la merluza. Luego, entre los postres de quienes nunca pasamos sin más a pesar de las exigencias del dietista del segundo al café, la manzana o el yogurt, la tarta de frixuelos y arroz con leche enllambia cordialísimamente el paladar. 
Una bodega suficiente de moderada sobrepecio, una atención numerosa y cordial, un esmero en limpiezas y control de olores que permite dar rienda a los placeres olfativos sin interferencias, y una parada de autobús prácticamente enfrente (el el goce gastronómico pleno ayuda el transporte público) convierten la visita en un acierto redondo. 
¿Qué visitar? 
Iglesia de San Salvador de Deva. A poco más de unas zancadas, la iglesita, que por su bucolismo figura entre las preferidas para celebrar bodas, se fundó en el año 1006 y hasta tuvo un monasterio al lado. Pero la Guerra Civil se llevó lo poco que quedaba y rompió la lápida fundacional de la reina Velasquita de León, ahora restaurada y repuesta sobre el dintel lateral ( dos capiteles prerrománicos mal guardados en la capilla del cementerio adjunto fueron sustraídos hace unos pocos años). De estilo rural asturiano, con porche de murete sobre columnas y jardín lateral donde sentarse, deja oír el paso del río y el aire en las altas y frondosas copas de los árboles. Por supuesto, entre coche y coche."

Las arboledas y bosquetes, alternando con praderías, se extienden al oeste hacia La Vega, El Trole y La Isla hasta las inmediaciones del casco urbano, por donde va la Senda del Peñafrancia siguiendo al río, un camino peatonal y ciclista que puede también tomarse desde el camping para llegar a la ciudad de Gijón/Xixón, a unos 6 kilómetros de distancia y a la que le dedicamos tres entradas de blog, la que va a Cefontes, la de La Carbayera'l Tragamón y la de la llegada a La Guía, donde se reúne con el Camino de Santiago para entrar en el centro urbano



En la lejanía, al oeste y más allá de Cabueñes, Castiello y Santurio, llegamos a reconocer algunos barrios al sur de Gijón/Xixón por la zona del Alto Pumarín. Más a lo lejos se distinguen las chimeneas y humos de la gran empresa siderúrgica de ArcelorMittal (antes Ensidesa y primero Uninsa) y El Monte Areo, alargada loma por donde discurre el límite con el vecino concejo de Carreño


El Alto Pumarín se reconoce muy bien por las urbanizaciones de bloques de pisos de la Avenida de Oviedo y su entorno, sobre todo por el edificio Las Pléyades, de 15 plantas y uno de los más altos de la ciudad


Más a lo lejos la zona de Nuevo Gijón y Perchera, terrenos que fueron rurales por la zona de La Braña, entre Tremañes y Roces, hasta Valles y Montevil, donde entre finales del siglo XX y principios del XX se construyó prácticamente toda una ciudad nueva...



Aquí en primer término la colina arbolada de Los Pericones, en Ciares, donde tal vez veamos, asomando a la derecha de la foto, sobre un grupo de cipreses, la capilla del cementerio de El Sucu, con su espadaña, del año 1876. A lo lejos, las casas de Puao, en la falda del Monte Areo, por donde sube el Camino de Santiago tras dejar el casco urbano gijonés por La Calzada, El Cerilleru y Veriña


Y ya reconocemos sobre los árboles la impresionante silueta de la torre de la Laboral, sin duda su elemento más emblemático, el cual con su nueva espiga, colocada en 2007, alcanza los 130 metros de altura. A lo lejos Les Bombones, las bombonas de butano de La Campa Torres, sobre el puerto de El Musel y al lado del castro astur allí localizado, antecedente poblacional urbano de la actual ciudad y que se supone sería la Noega de los geógrafos clásicos


De frente a nosotros vemos ya los árboles del parque de La Mangada, hacia donde nos dirigimos, un hermoso espacio verde público en el corazón del barrio de La Pontica


Más a la derecha las cuestas de El Cantu y El Repechu, en las laderas del Infanzón, la cota más alta de la parroquia (164 m)


A la izquierda acaba la sebe y empieza un largo muro hacia La Bangada, la finca a la que antes nos referíamos comentando la etimología de estos nombres


El bosquete de árboles ornamentales que vemos al final de La Bangada es de la Quinta Patac, solar familiar del insigne bibliófilo, historiador, químico y destacado polígrafo que fue José María Patac de las Traviesas, el Padre Patac, nacido en Oviedo en 2011 y que desarrolló gran parte de su actividad en Gijón/Xixón. Esta es su biografía, extraída de la Real Academia de la Historia:
"Hijo de José Patac Pérez-Herce, militar gijonés con antecedentes familiares en Francia, y de Blanca Pérez Alvargonzález, ovetense cuyos padres eran del concejo de Caso. Después de cursar el bachillerato en el colegio gijonés de La Inmaculada (1920-1928), ingresó en la Compañía de Jesús en Salamanca (1928), donde realizó estudios eclesiásticos, interrumpidos por la expulsión de los jesuitas en 1932. Durante el exilio obtuvo la licenciatura en Filosofía en Marneffe (Lieja) en 1937, año en el que fue destinado como profesor a Santiago de Cuba; tuvo entre sus alumnos a Fidel Castro. En 1940 regresó a España para cursar los estudios de Teología en la Universidad de Comillas, que terminó en 1944, un año después de haber sido ordenado como sacerdote en Valladolid, en cuya universidad se licenció en Ciencias Químicas con Premio Extraordinario (1950). En esta última fecha volvió a Gijón, dedicándose a la enseñanza durante un quinquenio en la Fundación Revillagigedo y en el Colegio de La Inmaculada, adonde fue destinado con carácter definitivo desde 1955. Aparte de su labor como profesor de asignaturas de Ciencias, el padre Patac entregó su tiempo e inteligencia a la investigación histórica, organizando archivos, recuperando documentos, reuniendo unas doce mil quinientas obras de temática asturiana y unas cuarenta mil fichas. Publicó libros y trabajos en distintas revistas. De su inmensa labor cabe destacar la fundación, en 1964, de la Biblioteca Asturiana, contribuyendo a conservar e incrementar los fondos bibliográficos y documentales del colegio de los jesuitas, que cedería al Ayuntamiento gijonés en 1991. Importante fue asimismo que, en 1976, junto con Elviro Martínez, iniciara la colección bibliográfica Monumenta Historia Astueriensia, que dio a luz treinta libros de manuscritos antiguos importantes para el principado. Fundó y presidió la Academia Asturiana de Genealogía y Heráldica; participó, además, en la fundación de otras instituciones culturales. Su personalidad, entregada a los demás, tuvo reconocimientos institucionales como la Encomienda de Alfonso X el Sabio (1969), miembro de honor de la Academia Matritense de Genealogía y Heráldica y de número del Real Instituto de Estudios Asturianos (1979), académico correspondiente de la Real Academia de la Historia (1992), premios del Centro Asturiano de Madrid (1991 y 2002) y Asturias 1993, Medalla de Oro del Ateneo Jovellanos y del Ateneo Obrero, ambos de Gijón, ciudad que le nombró hijo adoptivo y le dedicó una calle. El principado de Asturias convoca, desde 1995, el Premio sobre Archivística y Documentación Padre Patac, que perpetúa el recuerdo de su vida."


Otra interesante biografía es además la que nos encontramos en la Enclopedia de Oviedo, por ella, entre otras curiosidades, nos enteramos que entre sus alumnos figuró un joven Fidel Castro:
"Sus estudios primarios se desarrollaron entre Oviedo, Madrid y Gijón. Cursó el bachillerato en el colegio de La Inmaculada de Gijón, regentado por los padres jesuitas, ingresando en la Compañía al concluirlo en 1928. Inicia en Salamanca estudios de Humanidades, que continuará en Bélgica, licenciándose además en Filosofía por la Universidad de Marneffe; de regreso a España, se licencia en Teología por la Universidad Pontificia de Comillas y en Química por la Universidad de Valladolid (obteniendo el premio extraordinario en esta carrera). 
Trabajó toda su vida en la docencia, primero en Santiago de Cuba, donde tuvo como alumno a Fidel Castro, y posteriormente en Gijón; en esta ciudad fue director de la Escuela de Maestría Electro-Mecánica Fundación Revillagigedo, prefecto de estudios del Colegio La Inmaculada de Gijón, del que también sería secretario general y profesor de Química. En 1964 creó la Biblioteca Asturiana, sita inicialmente en el mismo Colegio de la Inmaculada, que ocupa el edificio del antiguo Cuartel de Simancas, y cedida años después a la Biblioteca Pública Jovellanos. En 1976, en colaboración con Elviro Martínez, fundó la colección bibliográfica conocida como Monumenta Histórica Asturiensia, consagrada a la publicación de facsímiles de manuscritos antiguos de especial interés para comprender la historia de Asturias. Escribió asimismo diversos libros de temática histórica y estudios de genealogía, y numerosos trabajos científicos y pedagógicos publicados en revistas especializadas. 
A lo largo de su vida recibiría múltiples galardones: la Encomienda con Placa de Alfonso X el Sabio, ya en 1969; el Urogallo de Bronce del Centro Asturiano de Madrid y el nombramiento de Alumnos distinguido de La Inmaculada. El Ayuntamiento de Gijón le rindió homenaje dando su nombre a una calle y declarándolo hijo adoptivo de la Villa. Fue miembro de número del RIDEA, fundador y presidente de la Academia Asturiana de Genealogía y Heráldica y de Bibliófilos Asturianos, miembro de Honor de la Academia Matritense de Genealogía y Heráldica, del Centro de Estudios del Siglo XVIII y miembro de la Real Academia de Historia."


Incidiendo en esa simpática anécdota castrista, el Doctor en Historia Miguel Dongil y Sánchez publica en La Nueva España del 8-4-2018 el artículo Cuando el Padre Patac abofeteó al Fidel Castro. Sobre el suceso que con ironía relataba el docto jesuita, del que extraemos lo siguiente:
"Fidel Castro Ruz nació el 13 de agosto de 1926 en la finca que poseía su familia en Birán (Mayarí), en la provincia de Oriente (actual provincia de Holguín). Sus padres eran Ángel María Castro (terrateniente de origen gallego) y Lina Ruz (profundamente religiosa), los cuales tendrán un total de siete hijos. 

Fidel Castro ingresará como interno en el Colegio de Nuestra Señora de los Dolores en septiembre de 1939, estando ya en la plantilla de profesores el Padre Patac. Allí igualmente estudiarán sus hermanos mayor (Ramón) y el menor (Raúl, actual Presidente de Cuba), en la misma época pero en diferentes cursos. 

Y sí, Fidel Castro y sus hermanos estudiaron en un colegio jesuita. Fidel Castro era de origen católico, por mucho que una vez que la Revolución triunfó en la isla (y fue necesario desde un punto de vista ideológico) dijese que era ateo, para años más tarde (cuando se produjo el acercamiento con la Iglesia Ortodoxa) afirmar que era muy afín a los ortodoxos y, finalmente, en su último trayecto vital (que corrió en paralelo con los acercamientos entre la Iglesia Católica y la República de Cuba, durante los pontificados de San Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco) volviese a recordar que él había estudiado en dos colegios jesuitas (en el de Santiago de Cuba y en el de La Habana, ingresando en el segundo en 1942) y que era católico o cuando menos cristiano (esto último dicho un tanto de pasada y en voz baja), por aquello de la brecha ideológica insalvable que tanto se habían encargado de remarcar a partir de la Revolución en Cuba. Por citar un ejemplo concreto, en el año 2006 Fidel dijo en un discurso (utilizando ese lenguaje elaborado, ambiguo y retórico propio de su personalidad): “Si las personas me llaman cristiano, no desde el punto de vista de la religión, sino desde el punto de vista de la visión social, declaro que soy un cristiano”.

Lo curioso del caso es que el Padre Patac, dado su distanciamiento con los postulados de la Revolución en Cuba, durante sus muchos años como profesor en el Colegio de la Inmaculada Concepción de Gijón narrará la historia de cómo en una determinada ocasión le dio una bofetada a Fidel Castro. Con su fino sentido del humor también afirmaba que, muy probablemente, había sido la única persona que se había atrevido a darle una bofetada al mismísimo Fidel Castro. Lógicamente, no fue en la etapa en que un Fidel Castro imponente y adulto sembraba tanto respeto como Líder de la Revolución Cubana, pero ahí estaba lo simpático de como él contaba la historia.

 Antes de continuar debemos decir que, a pesar de que en aquella época las bofetadas eran utilizadas por los profesores como una herramienta pedagógica, el Padre Patac siempre fue un hombre sosegado, paciente y pacífico. Raramente recurría a ese extremo recurso. En cuanto a su alumno Fidel era consciente de que era inteligente y tenía dotes para el liderazgo, pero en idéntica proporción era muy díscolo. Por este motivo, tenía que imponerle muchos castigos. A sus travesuras solía ponerle como pena, generalmente, la realización de alguna actividad académica durante el recreo de sus compañeros. Como ya he mencionado el Padre Patac era muy paciente pero en aquella ocasión concreta el carácter rebelde de Fidel sobrepasó tanto los límites que el pacífico jesuita no tuvo más remedio que propinarle aquella bofetada que siempre guardará en su memoria, con gran sentido del humor. Muy probablemente aquel sonoro suceso se produjo en torno al año 1940, cuando Fidel contaba con la edad de 14 años. 

Pero a decir verdad parece que esa bofetada no les distanció. Maestro y alumno siguieron tratándose de forma normal (...). Más aún, ya en su edad adulta en un encuentro que tuvo con un concejal gijonés (y antiguo alumno del Colegio de la Compañía en Gijón) que viajó a Cuba (Luis Felipe Capellín), al saber que era de Asturias y concretamente de Gijón le pregunto si sabía si el Padre Patac aún seguía con vida. Al recibir la noticia de que efectivamente aún vivía se alegró mucho y le pidió al concejal que a su regreso le hiciese llegar un afectuoso saludo. Esto corrobora que aquel pequeño suceso no empañó, para nada, la admiración y el recuerdo de Fidel Castro por su antiguo mentor jesuita.

 Después de su etapa en la isla de Cuba Patac regresó a España donde cursará estudios de Teología en la Universidad de Comillas. En el año 1943 recibirá la ordenación sacerdotal y dada su capacidad intelectual sus superiores le animarán a que siga estudiando, llegando a obtener la licenciatura en Ciencias Químicas por la Universidad de Valladolid. A partir de 1950 ya se encuentra en Gijón, dedicándose a la docencia en la Fundación Revillagigedo (hasta 1955) y en el Colegio de la Inmaculada Concepción. Aquí permanecerá hasta su fallecimiento en el año 2002. 

El Comandante Fidel guardará un buen recuerdo no sólo del Padre Patac sino también de la formación que le dieron todos los profesores jesuitas, en general, destacando el interés puesto por los profesores jesuitas en formar el carácter y el espíritu de sus alumnos, con una marcada disciplina que recuerda a la militar. A pesar de su carácter enérgico y revoltoso parece que Fidel Castro supo sacar el mejor partido de su paso por las aulas de la Compañía de Jesús y forjar una personalidad que lo llevaría a la primera línea de la Política y de la Historia, al margen de que sus postulados le gusten a unos y a otros les dejen de gustar. 

En cuanto al Padre José María Patac, a pesar de haber pasado a la Historia reciente de Asturias como un notable profesor, un gran recopilador del patrimonio cultural y bibliográfico de Asturias y un incansable investigador de su Historia, de su Heráldica y de sus Tradiciones, siendo miembro del Real Instituto de Estudios Asturianos, presidente de la Academia Asturiana de Genealogía y Heráldica (entre otras ilustres corporaciones), podemos sumar el haber contribuido a formar al Líder de la Revolución Cubana y el haberle propinado una anecdótica bofetada."

Hermosas arboledas ornamentales en Casa Patac, cuyo muro se cubre de hiedra. Otro gran investigador, Isidoro Cortina Frade, nos cuenta que el Padre Patac buscó sus orígenes familiares y cómo los Patac llegaron a Asturias y emparentaron con familias asturianas asentándose aquí. Así nos lo hace saber en el Boletín del Real Instituto de Estudios Asturianos nº 160 (año 2002) en el artículo P. José María Patac de las Traviesas, una figura señera de la cultura asturiana:
"El P. José María Patac, gran genealogista, rehizo gráficamente las líneas y los grados genealógicos de todo su árbol ascendiente y colateral. En primer lugar, figura la del apellido Patac. Era de origen y desarrollo francés. Su primera referencia se halla en Honoré Patac, y data del año 885. Tenía dos ramas. La primera finalizó con Pedro Patac, Coronel de la Guardia del Duque de Grign, Capitán General de Provenza, el que se casó con la Marquesa de Guihermy. Desde 1607 existen al completo las referencias de sus antecesores. En 1696 figura como cabeza de familia Antoine Patac, el cual era Primer Cónsul, equivalente a Alcalde, en Marsella, su lugar de procedencia. Sus descendientes se trasladaron a Valencia en el siglo XVIII. En Cádiz nace en 1837 Ignacio Patac y Capin. A mediados de siglo se descubre, y comienza a explotarse poco después, el carbón de hulla. El hijo del anterior, Ignacio Patac y Triay, abuelo del Jesuita, viene a Gijón a trabajar como contador mayor de D. Oscar Olavarría, el primer naviero asturiano en buques de vapor y representante de la Compañía Duro, de la Felguera, y Alcalde de Gijón en los años 1878-9. En 1874, Ignacio Patac contrae matrimonio con Da Dolores Blanca Pérez-Herce, hija mayor de D. Victoriano Pérez-Herce y de Da Cándida Alvargonzález Sánchez. 

Esta última era hermana del Brigadier de la Armada D. Claudio Alvargonzález Sánchez nacido en 1816 en Gijón, que fue Alcalde de su concejo natal, falleciendo en 1896. Don Claudio era conocido por el glorioso nombre de “El Héroe de Abtao ”. En su honor el Ayuntamiento de la Villa puso una placa en la fachada de la casa en donde nació. Asimismo dio el nombre de Abtao a una calle, y tiene dedicado a su nombre el Paseo del Muelle de Oriente de la población."

He aquí una foto más primaveral, con la hiedra florida. Sobre la famosa bofetada a Fidel Castro escribe asimismo Isidoro Cortina:
"El P. Patac fue destinado al de Santiago de Cuba. La isla caribeña pertenecía a la provincia jesuita de León y era una subprovincia, dependiente de aquella. Embarcó en Bélgica rumbo a la Habana y desde allí se trasladó a Santiago de Cuba, incorporándose como docente al Colegio, puesto bajo la advocación de “Los Dolores de la Bienaventurada Virgen M aría”, en donde ejerció su magisterio de 1937 a 1940. En Preparatorio enseñó Aritmética y en tercero de Bachillerato la asignatura de Geometría, a la vez que ejercía el cargo de Subprefecto de Disciplina. 

Entre los alumnos de su docencia estaban los hermanos Castro, Fidel y Raúl. De ellos siempre tuvo Patac presente su recuerdo. Fidel era muy inteligente, ya resaltaban en él sus cualidades de líder, pero era muy revoltoso; Raúl era más díscolo, me decía. El P. Patac era sereno, pacífico por definición, paciente, indulgente, comprensivo, mas ambos hermanos lo sacaban, en ocasiones, de sus casillas. Hubo una, en que por impulso natural, irrefrenable, tuvo que dar la única bofetada de su vida. Fue a Fidel Castro, en una situación extrema. Normalmente le imponía como castigo a sus travesuras o indolencias, la realización, durante el recreo, de grandes cuentas u operaciones matemáticas, que él resolvía rápida y eficazmente. Fidel también recordaba en estos tiempos actuales a su antiguo profesor. Hace unos años, habiendo viajado a Cuba el político y concejal gijonés Luis Felipe Capellín, antiguo alumno del Colegio de la Inmaculada, se entrevistó con Fidel Castro. Al comunicarle que era de Gijón, éste le preguntó si todavía vivía el P. Patac. Ante la contestación afirmativa, el Presidente le encomendó le diera un abrazo y afectuosos saludos suyos. A mí me lo contó a su regreso, dado que era Concejal del Ayuntamiento y conocedor del contacto que me unía con el jesuita. Me lo participó y rogó me adelantara a comunicarle tales expresiones cariñosas de recuerdo."

Puerta de acceso a la finca directamente desde el camino. De esta estirpe y vinculado a Cabueñes era Ignacio Patac y Pérez-Herce, Ingeniero de Minas, geólogo y profesor, pionero de las investigaciones relacionadas con la minería, quien, entre el hueco libre que le dejaban sus ocupaciones, realizaba fotografías de estampas típicas de esta parroquia, tal que esta que hallamos en en Repositorio Institucional de la Universidad de Oviedo de un "niño con vacas pastando en 1928"


De la biografía de Ignacio Patac se ocupa, en su blog Asturianos Ilustres, en profesor Feliciano Robles:
"Ignacio Patac y Pérez-Herce, Ingeniero de Minas, geólogo y profesor. Nació en Gijón (Asturias) en 1875 y murió en esa ciudad en 1967 a los 92 años de edad. 
Fue un gran estudioso de asuntos geológicos y mineros. El trabajo que mayor reconocimiento le valió fue su labor de estudio y divulgación de la cuenca minera de “La Camocha”, en Gijón. Estuvo en el grupo que los hermanos Felgueroso, propietarios del yacimiento, invitaron para ver de primera mano cómo se extraía de la Mina de la Camocha el primer carbón de Gijón.
Estudió las carreras de Geología y de Ingeniería de Minas. Fue profesor de la Escuela de Capataces Mieres, de las cátedras de Geología y Criaderos Minerales hasta su jubilación, en 1946. En 1927 inició su trabajo como agregado al Instituto Geológico y Minero, donde fue un colaborador de inestimable valía, pues en su persona se reunían valiosas cualidades como eran ser “…un geólogo activo, competente y entusiasta… bien documentado respecto a la bibliografía pertinente a la región y asuntos que estudia.”

Sus primeros pasos en el campo de la geología los tuvo en el período de 1911 a 1920, cuando pertenecía al Distrito Minero de Palencia, con el estudio geológico de las cuencas carboníferas de Palencia y Burgos.

La labor más desconocida de Ignacio Patac y Pérez-Herce fue la innovación, pues en 1911 patentó un encendedor vertical para lámparas de mina, muy novedoso para el momento y mucho más seguro que los sistemas empleados en la época. De este encendedor existe constancia que fue empleado en Carbones de La Nueva y probado en las minas de la Sociedad Hullera Española.


No solo destacó en la labor profesional como geólogo e Ingeniero de Minas, sino que también tuvo actividades destacadas en el “Instituto de Estudios Asturianos”, donde desempeñó la presidencia de la Sección de Geología y Minería; también desempeñaría un papel destacado en el Patronato de las cuevas de Altamira y en varias empresas particulares.


La Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales le concedió en 1923 el «Premio Hispano-Americano» por las obras presentadas al mismo: «La formación Uraliense asturiana. Estudios de cuencas carboníferas», publicado en Gijón en 1920 y  su trabajo inédito titulado «Estudio geológico-minero de la cuenca hullera submarina de Arnao».


Fue un gran divulgador de temas geológicos y mineros, dando conferencias y escribiendo numerosos artículos en prensa y revistas especializadas.

La Escuela de Ingeniería de Minas, Energías y Materiales de Oviedo, ha creado el aula dedicada Ingeniero de Minas D. Ignacio Patac y Pérez-Herce, que alberga el legado histórico y el fondo documental y paleontológico de este Ilustre Ingeniero. Entre otros reconocimientos le fueron concedidas: 
Cruz de la Victoria, del Principado de Asturias, 
Gran Cruz del Mérito Civil 
Doctor Honoris Causa en Heerlen (Países Bajos)"

El Camín del Estanco hace aquí una curva bastante cerrada, aunque apenas suele haber tráfico tengamos precaución, pues no hay visibilidad



A la derecha, llega a La Mangada El Camín de La Colina, que pasa al otro lado de esta casa, al pie de El Cantu. Los usos residenciales hacen que estas parroquias de la zona este del concejo aumenten de población de censo en censo, a diferencia de las eminentemente rurales


En la curva además hay una pequeña cuesta antes del parque. El Camino se encaja entre la Quinta Patac y el vallado de la derecha


En el cruce, ya en llano salimos a esta explanada. Dejamos a la derecha El Camín de la Colina y continuamos de frente, siguiendo todo recto por El Camín del Estanco, a la izquierda del parque


Pasamos así delante del portón y entrada principal a la Quinta Patac, acceso directo a la casa. Muchos miembros de la familia que le da nombre destacaron en campos profesionales y artísticos, destacando los ingenieros Patac con casa en la gijonesa calle los Moros o la decoradora ceramista Lolina Jaenicke Patac, por citar algunos


En el muro, una artística cerámica con el nombre de la finca, La Bangada


Y de La Bangada a La Mangada, el parque, que con sus bancos y columpios, es un buen lugar para echar el freno y descansar, bien al sol o bien a la sombra de la arboleda


Además, hay fuente, en el Parque la Mangada se homenajeó en septiembre de 2007 a título póstumo al ilustre vecino Manuel Espada, de esta forma lo anunciaba El Comercio el día 12 de ese mes:
"Una sardinada y la plantación de tres árboles. Ésta ha sido la idea de la asociación vecinal La Pontica, de Cabueñes, para honrar a título póstumo a su vecino Manuel Espada. «La iniciativa de estos actos partió de él por eso lo queremos hacer en su recuerdo», explicó ayer Xico Cifuentes, presidente de la entidad. Según explicó Cifuentes, otro motivo para la realización de esta actividad es la adhesión la Carta de la Tierra por parte de la agrupación. 
El acto será el próximo sábado y comenzará con la plantación de un árbol en el parque de la Mangada, en el barrio de la Pontica. A continuación se plantarán dos más, uno en el barrio de Cefontes, cercano al depósito de agua y otro en Cimadevilla, en los aledaños de la fuente de Isabel II. Además, en este lugar será donde tenga lugar, a las 14.30 horas, el asado de los 40 kilos de sardinas. 
Los árboles que se plantarán serán carbayos y tal vez un tejo, aunque todavía está por confirmar. Los encargados de llevarlo a cabo serán tres niños de Cabueñes. «Queremos que los cuiden, que estén pendientes de ellos y en cierta manera que enraicen en la parroquia igual que los árboles lo hacen en la tierra». 
Con el propósito de que «la gente sienta la unión con la tierra y la defensa de los valores medioambientales y el de recuperar determinados espacios públicos con su reforestación», la entidad pretende institucionalizar el acto y volver a realizarlo en los próximos años."

Hay en medio una pequeña explanada donde se disponen estos bancos y los columpios, con una farola, buen lugar para el solaz


Desde aquí vemos además el hórreo de Casa Patac, a la entrada nada más pasar el portón


Una flecha amarilla en los muros de Casa Patac nos indica seguir adelante hasta aquel cruce de caminos, donde reconocemos un mojón que nos indicará seguir a la derecha


En medio del cruce hay un pequeño triángulo verde con un hermoso carbayu en él. También hay alguno más en las fincas colindantes al Camino



Nosotros vamos a ir, recalcamos, a la derecha, en esta pequeña cuesta, pero hemos de decir que a la izquierda, en la siguiente esquina del triángulo y detrás del carbayu está La Fuente la Mangada, con su caño de agua potable a disposición de peregrinos y demás caminantes


Y además de agua hay sidra, pues poco más allá asoma  El Llagar de La Mangada, en el camino de este nombre, que aquí se cruza con el del Estanco, fundado en 2018 por Cándido Rodrigo y que luego su hijo mejoraría construyendo el actual en 1930


Más tarde, su nieto José Ramón, que se haría cargo de él en 1946, comenzó a corchar la Sidra La Mangada, tomando el nombre del lugar, marca de la que tenemos un buen reportaje en Loca por la Sidra. José Ramón falleció en 2021, así daba la noticia La Nueva España el 19 de octubre:
"El llagareru gijonés José Ramón Rodríguez Álvarez, de Sidra La Mangada (Cabueñes), falleció el domingo a los 95 años. Pepe, como se le conocía popularmente, era nieto de Cándido Rodríguez, fundador de la bodega en 1918, y quien empezó a corchar bajo la marca La Mangada. Esta denominación obedece al nombre de la finca en la que se levantó un llagar que llegó a contar con ocho toneles de madera, tres de ellos de gran capacidad y los otros cinco más pequeños. En total, podía sacar unos 100.000 litros de sidra por temporada.

El funeral por el eterno descanso de José Ramón Rodríguez se celebró ayer en la iglesia parroquial de Santa Eulalia de Cabueñes. Orlando Valledor, de la sidrería El Cartero, subraya que el llagareru fallecido era un “maestro “ de la sidra y que elaboraba unos caldos de la “máxima calidad"

Desde este cruce volvemos a ver muy bien la torre de la Universidad Laboral, o casi deberíamos decir las tres torres, la altísima del reloj y reseñada, a sus pies la gran cúpula de la capilla, esencia del arte de Luis Moya y, más a la derecha, la torre de la entrada, dispuesta esta al lado contrario a la ciudad


Colocar la entrada aquí, en el lugar más alejado respecto a la procedencia de las gentes, tenía su lógica, pues era deseo de Moya que, todos los que se acercasen desde ella, casi siempre por la Carretera Villaviciosa, admirasen el grandioso conjunto en su totalidad. Leemos al respecto del asunto en Wikipedia:
"El edificio está construido de espaldas a la ciudad de Gijón. Luis Moya lo diseñó de este modo a imagen y semejanza del Partenón de Atenas y con la misma intención: que para acceder a su interior hubiera que rodearlo para apreciarlo en toda su magnificencia. Sigue las directrices del estilo neoherreriano y neoclásico, propios de la arquitectura del franquismo."

Si bien  la torre es el símbolo identificativo por excelencia la la Laboral, es la capilla o iglesia el más sobresaliente artística y arquitectónicamente por dentro y por fuera, de la que desde aquí admiramos su cúpula monumental:
"La iglesia es sin duda el edificio más espectacular del conjunto arquitectónico de la Universidad Laboral. Con una superficie de 38,40 m por 24 metros, es una de las iglesias de planta elíptica más grandes del mundo. Se aprecia cierta similitud, especialmente interior, con la iglesia de San Agustín de Madrid, del mismo autor. 

En el exterior, sobre el dintel de la puerta, está colocada una imagen de la Virgen de Covadonga en una hornacina central y, flanqueándola, cuatro columnas corintias sostienen las imágenes de San JoséSan IgnacioSan Pedro y San Pablo. La imagen de San José destaca por carecer de cabeza como consecuencia del accidente que se produjo cuando se desprendió la gran esfera metálica situada sobre la puerta de la iglesia. Por encima, el Apóstol Santiago a caballo y dos ángeles adorando una reproducción de la Cruz de la Victoria, símbolo de Asturias, obra del escultor José Espinós Alonso realizada en bronce con incrustaciones de cristales, mármoles y piedras de color. También a ambos lados de la hornacina central, otras dieciséis estatuas representan a San Juan de la CruzSan Juan BoscoSan Vicente FerrerSan Melchor de QuirósSanta ClaraSan Juan de la CruzSan Pedro de AlcántaraSan LorenzoSan IsidoroSanta Teresa de JesúsSanto Domingo de GuzmánSan FranciscoSan José de CalasanzSanta EulaliaFernando III el SantoSan Isidro y Santo Toribio."


Continuamos la pequeña cuesta del Camín del Estanco con la ladera de El Cantu a nuestra derecha


Más arriba El Repechu, Los Llanos y El Bosque, cerca de la Carretera Villaviciosa o N-632 y Casa Mena, ya en las inmediaciones del Altu L'Infanzón, que por el nombre debió ser en tiempos propiedad de algún hidalgo de la baja nobleza



Y aquí, otro precioso carbayu en la subida. Si bien lo residencial ya premia sobre lo campesino muchas fincas siguen siendo de pasto y siega o, como suele decirse también, "de diente y guadaña"


Un muro de contención evita a la derecha argayos o corrimientos de tierras de la ladera sobre el Camino. A la izquierda una sebe nos separa de unas fincas


Viene ahora un tramo recto, en rampa, la subida es suave pero se prolonga cuesta arriba hasta las siguientes casas


Al ganar altura iremos teniendo nuevas vistas del valle. Aquí abajo y pumaradas allá están las fincas de Los Ablanos, La Llosa y El Camín del Regatu. Más lejos a la derecha el gran edificio del Hospital de Cabueñes


Pero en lontananza destaca sobre todo el magno edificio de la Universidad Laboral, con dos referencias geográficas y visuales más en la distancia, a la derecha Les Bombones en La Campa Torres, ya mencionadas, y a la izquierda La Chimenea Aboño, de la central térmica allí ubicado, al otro lado de La Sierra Torres, la cual se ve desde muy lejos, máxime pintada como está de rojo y blanco, que con sus 262 metros es más alta aún que la torre de la Laboral


Empezamos a ver, bajo su torre, el arco de medio punto de la grandiosa puerta de acceso al conjunto, que está situada en la fachada principal, que como hemos dicho mira al este y está en el lado más alejado respecto a la ciudad


Seguidamente hay un atrio situado tras esa torre puerta a manera de atrium corintio. No podemos verlo pero sí decir que está compuesto por diez columnas de granito de diez metros y medio de altura cada una para "proporcionar la debida impresión de dignidad en el accesos a la gran plaza y preparar su escalada"


Luego va el acceso al patio central consiguiendo una visión espectacular de la iglesia, cuya cúpula sí vemos en todo momento y, por supuesto, la grandiosa torre. Al atrio se le añaden en las reformas de 2007 un techo acristalado


El patio, que tampoco vemos desde el exterior, es descubierto y mide 150 x 50 m, a manera de plaza mayor, tanto es así que sus medias son las de la Plaza de San Marcos de Venecia, teniendo soportales a la izquierda y un teatro neoclásico a la derecha


Un gran trabajo, entre los no pocos que hay, para quien desee adentrarse en el proceso de construcción de tan majestuoso edificio, con buenos textos y fotografías de las obras, es el de El espacio divinizado. Universidad Laboral de Gijón, de L. Féliz Riestra, quien escribe lo siguiente:
"El conjunto dispone de una planta sensiblemente rectangular, con una diagonal de 600 metros, desarrollando un planteamiento de “orden ideal”, casi de ciudad estado bajo las ideas más clásicas que reproducen las bases neoplatónicas-católicas que Luis Moya ensalza en su obra (al menos durante un largo periodo de su obra). Además la relación personal que mantiene Moya con el Arquitecto Pedro Muguruza 6 , auténtico prócer de la “Arquitectura Imperial” del Régimen Franquista facilita el desarrollo de esta arquitectura de fundamentos clásicos, lo que posibilita la ejecución de esta obra faraónica, que viene siendo considerada el “mayor edificio construido en España”."

Más a la derecha, despunta sobre los tejados de las casas el campanario de la iglesia parroquial de Cabueñes, cuya alta torre cuadrada fue restaurada en 1954 por el Patronato de La Laboral. A lo lejos, El Musel, el gran puerto de Gijón/Xixón, al pie del faro y La Campa Torres con su faro y los edificios de la regasificadora


Ahí sobre eso grandes cilindros de la polémica regasificadora y un poco a su izquierda se reconoce El Faru Torres, el faro del puerto, construido en 1924 y que a partir de 1936 funcionó con electricidad. Se sospecha existió en la zona un faro romano, similar tal vez al de la coruñesa Torre de Hércules


En la distancia, entre la bruma, se ve algo de los chalets y urbanizaciones de Peroño, en Lluanco, capital del concejo de Gozón, y y los acantilados del Cabu Peñes


Destaca también en el valle el gran edificio del Hospital de Cabueñes, que como la Uni se encuentra también en el vecino barrio de Cimavilla (de Cabueñes, no confundir con la Cimavilla urbana), que tiene enfrente y a sus pies la Facultad de Enfermería, dependiente de la Universidad de Oviedo, de ahí que la denominación oficial del centro sanitario sea Hospital Universitario de Cabueñes


Se denominó en principio Residencia Sanitaria José Gómez Sabugo en reconocimiento póstumo a un notable médico gijonés y se proyectó primeramente como escuela de enfermería, si bien se inauguró, la noche del 6 al 7 de agosto de 1968, como maternidad y pediatría. Tenía cuatro plantas y pronto fue conocido como La Residencia, estando al cargo de monjas de la Orden de la Caridad, llegando a finales de ese año los primeros cirujanos y especialistas de medicina interna


Su capacidad inicial era de 206 camas, ampliadas a 434 en 1976 cuando, al declararse un incendio, se trasladaron los pacientes a un nuevo edificio de hospitalización de ocho plantas y dos sótanos que se había empezado a construir en 1972. Tras la rehabilitación del edificio siniestrado este, transformado, volvió a dar servicio en 1987. Después se construyó la Escuela de Enfermería y en 1993 se llevó a cabo una nueva ampliación llegando a las 494 camas. Una nueva y gran ampliación se acometió en 2022, a realizar en tres fases, una primera para nueva área de Urgencias, Quirófanos, Reanimación, UCI y Consultas Externas; una segunda para renovación interior de las habitaciones y una tercera para hacer un nuevo edificio de Laboratorios, Radiología y consultas


Por estos caminos se acudía antaño al célebre baile de Casa Tano, al pie de la iglesia, al que suele decirse que deben su existencia muchos vecinos, fruto de las parejas que allí se formaban. Más tarde se hizo un campo de fútbol, donde jugó el mítico equipo local, el Cabueñes F.C. jugó durante unas temporadas al principio de la década de 1950, la ficha de la web Fútbol Regional presenta la siguiente información:


Parece que su estreno en los campos fue en la temporada 1951-52, sin embargo se desconoce la categoría, no es así las dos siguientes, 1953-54 y 1952-53, donde compite en la Federación Asturiana categoría Primera Regional-Oriental. Llamativamente figura en la 1954-55 pero también pone "última participación desconocida"

Tarjeta de socio del Cabueñes C.F. Muséu del Pueblu d'Asturies

Desconocida es también, al menos como tal aparece en dicha página, su equipación, no así su anagrama, un hórreo, que aparece también en esta tarjeta de socio, recogida en el archivo del etnógrafo y primer director del Muséu del Pueblu d'Asturies Luis Argüelles, donada la museo por su hijo Luis Argüelles Tamargo


Reorientado pues a nuevas funciones y adaptándose a los nuevos tiempos y vaivenes sociopolíticos y económicos, el edificio de Luis Moya Blanco y su nutrido equipo de colaboradores sigue mostrando su magnificencia en lo alto de una colina sita entre las parroquias de Cabueñes y Somió. Este era el equipo técnico encargado de su construcción:
"Se encargó la construcción del complejo a un equipo de arquitectos dirigido por el madrileño Luis Moya Blanco y formado por él mismo, su hermano Ramiro Moya Blanco, Pedro Rodríguez A. de la Puente y el gijonés José Marcelino Díez Canteli. Los mejores técnicos de la época se ocuparon de las diferentes especialidades que la obra demandó. De este modo se formó un extenso equipo de trabajo formado por:
Arquitectos: El equipo principal lo formaron Luis Moya BlancoRamiro Moya Blanco, Pedro Rodríguez A. de la Puente y José Marcelino Díez Canteli. También colaboraron Luis García Amorena, Manuel Thomas y el ingeniero Juan Moya Blanco para el cálculo y diseño de la estructura, así como el matrimonio de Manuel López Mateos y María Juana Ontañón, que diseñaron el Parainfo.

Aparejadores y técnicos: Manuel de las Casa Rementería, Alberto Fernández García, Luis Junquera, Fernando Martín y José María Mendoza. Gabino Figar, ingeniero agrónomo, elaboró la Granja Escuela.

Jardineros: Javier Winthuyssen, Inspector Nacional de Parques y Jardines Artísticos;

Ornamentación: Manuel Álvarez Laviada y Florentino Trapero como escultores; mosaicos por Santiago Padrós sobre trabajos del pintor Joaquín Valverde; y los importantes murales que cubren el acceso al teatro y que coronan superiormente el escenario son obra de Enrique Segura"

Mientras contemplamos la Laboral y el valle seguimos caminando por El Camín del Estanco. En el artículo antes reseñado de Aida Collado para El Comercio, otro periodista, Andrés Presedo, escribe una semblanza de Víctor, el Cartero, toda una sinopsis de los cambios acontecidos en la parroquia en las últimas décadas:
"Víctor, el mítico cartero de Cabueñes, quedaría boquiabierto al ver ahora una parroquia repleta de caminos asfaltados. Cuántas alpargatas, con sus cintas sueltas, destrozó aquel personaje repartiendo correspondencia, afortunadamente mucha menos que ahora, en las angostas caleyas de la pedanía, al tiempo que regentaba, junto a su germana María, el Chigre del Infanzón. ¡Qué sardines arenques más ricas tenía en su bar, a caballo entre estanco y cartería! Eran los tiempos, mediado el siglo pasado, en los que Cabueñes era un paraíso rural, con 'quintas' tan singulares como las de los Vereterra o Patac, por mencionar sólo dos, y con explotaciones agrarias enormes. "Algunas llegaban a producir hasta 100 toneladas de manzana, incluso, como la del llagar de Cabueñes, podía llegar a duplicar esa cantidad", recuerda José Luis Rubiera, uno de los más veteranos vecinos de la parroquia, quien mantiene vivo el recuerdo de aquellos tiempos en los que llevar a les vaques al bebederu era una actividad con su riesgo por "les engarradielles" entre los animales, que podían acabar de mala manera. Rememora también, con no poca nostalgia, cuando su familia disponía de una explotación, como tantas otras en la zona, con más de 30 vacas. "Ahora, tengo que comprar la leche", lamenta." 


Llegamos ahora a El Llosu Riba, siguiendo siempre El Camín del Estanco, uno de los viejos caminos se ensancharon y asfaltaron, lejos ya los tiempos en los que los carruajes tipo xarré (charrete) recorrían los caminos más accesibles:
"Les xarrés seguían siendo la forma de transporte de los vecinos para 'ir a Gijón', cuando había que tirar solo del burro, en el que solían cargar hasta diez litros de leche para vender en la ciudad, al igual que productos del campo. Concha Pinón los portaba en un gran cesto sobre su cabeza y siempre había algún gamberrete de la época que, palo en mano, buscaba y encontraba la forma de tirarlo al suelo, con el consiguiente monumental enfado de la señora. Son historias de Cabueñes, como la maestra doña Teresa, que durante más de 30 años se encargó de educar a los muchachos de la zona, o Maruja la de Antona, que hizo lo propio con dedicación y cariño, o del párroco don Rafael que durante 40 años estuvo al frente de la parroquia siempre con su gusto a llevar los temas de la iglesia a rajatabla, sin olvidar al 'Pericachu', especialista del ramu en las fiestas o Alfonso Menéndez 'El Camineru', capaz de cazar con una destreza nunca vista en la zona. El progreso acabó con el poso de estas viejas historias y personajes de una época dorada para Cabueñes en la que los 'fotingos', aquellos viejos vehículos de madera y con motor, marcaban la distinción y los caseros saludaban a su paso a los señoritos. Ahora es zona urbana y su futuro pasa, por lo que parece, por construir edificios al pie de la carretera del Infanzón. Víctor, el del chigre, perdería hasta las alpargatas"

Desde el matu vemos el valle enmarcado por los árboles de una de las pumaradas que quedan de las muchas que existieron en aquel Cabueñes de antes de las transformaciones acaecidas con la construcción de la Laboral y del hospital "Las dos construcciones lapidaron en los años 40 las mejores tierras de cultivo y cambiaron la historia de una parroquia de manzana y tabaco" escribe Aida Collado en su artículo, citando a los vecinos:
"Para ellos, es fácil dejarse llevar y recordar aquel Cabueñes en el que todo, "hasta donde llegaba la vista, eren pumaraes. Es más, del cementeriu para allá no había caminos, solo fincas". Los vecinos más veteranos de la parroquia conocieron todos los recovecos de esas tierras, cuyas zonas más fértiles yacen ahora bajo las dos grandes construcciones que cambiaron su historia en los años 40: la Universidad Laboral -auspiciada por el orfanato minero- y la que entonces fuese Residencia Sanitaria Jesús Gómez Sabugo -centro de hospitalización para los alumnos- y, ahora, Hospital de Cabueñes. 
A Aquellos tiempos, a aquellas obras se remonta la más insistente lucha de los vecinos con las administración del Estado, para evitar que les quitasen "las mejores tierras de cultivo de Cabueñes". Las protestas se sucedieron en unos años en los que el movimiento vecinal era peligroso. Para quienes lo ejercían, claro. El régimen trataba de deshacerse de las quejas como de un molesto ataque de tos. Y casi siempre lo conseguía.
Un día, a los vecinos les llegó una carta del Ayuntamiento que no hablaba de expropiación. Pero les ofrecía 6.000 pesetas por cada día de buey de sus pastos y arboledas. ¿Cómo reaccionaron? Muchos de ellos, tridente y palos en mano, se reunieron en la zona de la Pecuaria, para evitar que los topógrafos midieran el terreno. La Guardia Civil estaba presente, pero no intervino. A quienes aguantaron sin vender, les ofrecieron más tarde 35.000 pesetas por día de buey. Aunque la mayoría nunca llegaba a percibir esa cantidad, "porque éramos llevadores", colonos sin derecho de propiedad sobre la tierra que cultivaban"

Otra periodista, esta de La Nueva España, Miriam Suárez, escribe Una transformación a conciencia para la edición del 29-4-2007 relatando aquellas vicisitudes y otras que llegaron o que aún están por llegar, como la construcción de bloques de pisos, que no fraguó (de momento) y de una estación subterránea para un metrotrén cuya obra lleva muchos años paralizada:
"A Cabueñes le ha cambiado la vida. De parroquia rural cargada de pomares a «pueblo dormitorio». Un pueblo donde la actividad agrícola es ya residual y los chalés se venden a la friolera de 720.000 euros. Los nuevos vecinos -en los últimos diez años se ha pasado de 1.079 a 1.265 habitantes- han venido a consolidar esa vocación de zona residencial. Son, en su mayoría, profesionales liberales con despacho en la urbe y poca disponibilidad para hacer vida en la parroquia. 
De puertas afuera, sin embargo, Cabueñes rebosa actividad y constituye cada día un polo de atracción para miles de trabajadores y estudiantes. Sólo la Universidad Laboral ronda los 3.000 alumnos. Cuando el edificio de Moya mude completamente en «ciudad de la cultura» se movilizará a cerca de 5.000 personas. 
Gracias a esa transformación, pilar electoral del presidente Areces, el complejo arquitectónico de Cabueñes acogerá desde un Centro de Arte y Creación Industrial -recién inaugurado- a un teatro con una de las mejores cajas escénicas del país. La reforma ha rescatado a la Universidad Laboral del abandono, saneando esa imagen franquista que tantos años de desidia ha generado y vinculando el edificio proyectos de nuevo cuño, como un hotel de cinco estrellas y una planta de investigación de Thyssen. 
Pero no sólo la Laboral alimenta ese generador de actividad «foránea» en el que se ha convertido Cabueñes. «Menos El Musel, todo está aquí», señala sin ánimo de exagerar Bernardino Pellitero, ejecutivo ya jubilado y actual presidente de la Asociación de Vecinos «Fontevilla». Aparte de la Laboral, tienen domicilio en la parroquia el Hospital de Cabueñes, el Tanatorio, el grueso del campus gijonés, la Universidad a Distancia, la Radiotelevisión del Principado, el Jardín Botánico y el Parque Científico Tecnológico. 
Todas estas instalaciones hacen de Cabueñes una especie de satélite urbano, con un flujo de vehículos tan caudaloso como algunas avenidas. Por las arterias de la parroquia -principalmente la carretera de Villaviciosa- circulan diariamente entre 13.000 y 14.000 vehículos. Eso sin contar los coches que acceden a través de la Ronda Sur. 
El Hospital de Cabueñes, por ejemplo, recibe en un sola jornada más pacientes que vecinos hay en toda la parroquia. En 2006, se registró una media de 1.510 consultas por día, entre urgencias, ingresos programados, atención ambulatoria y el hospital de día. 
Las visitas, incalculables, y una plantilla de casi 2.000 trabajadores engordan aún más las tripas de este gigante de la sanidad asturiana. Del resto de equipamientos de Cabueñes emanan cifras, si no tan elevadas, sí muy considerables para una parroquia de apenas 6 kilómetros cuadrados de extensión. El Jardín Botánico, que el Ayuntamiento presenta como uno de los principales reclamos turísticos de Gijón, ha registrado en torno a los 270.000 visitantes desde que abrió sus puertas en abril de 2003. 
Unos metros más allá, echa raíces el Parque Científico Tecnológico de Gijón, en el que están asentadas actualmente veintinueve empresas, con un volumen de negocio que ronda los 130 millones de euros. En este semillero de nuevas tecnologías trabajan 555 personas; el 75 por ciento, titulados universitarios. El equipo municipal de gobierno confía en que, con las obras de ampliación que están en marcha, el Parque alcance los 1.000 empleos y vea multiplicado por diez sus resultados económicos. 
No cabe duda de que el futuro del concejo asoma por Cabueñes. Aunque, de puertas adentro, resulta que los vecinos se las ven y se las desean para acceder a unos servicios informáticos básicos. Es chocante, pero en la parroquia del Parque Científico Tecnológico, el campus universitario y la «ciudad de la cultura» hay muchas viviendas que no tienen acceso a internet. 
«Algunos nos vamos apañando con un sistema de radiofrecuencia, y otros ni eso. ¿No llevaron la fibra óptica hasta el Parque Tecnológico, la Universidad y el Hospital? Pues que la estiren un poco. Así, por lo menos, darían servicio a las casas del entorno», plantea Bernardino Pellitero. «De no ser por estos problemas con internet, muchos de los profesionales que viven aquí tendrían su despacho en casa», apostilla.
Contradicciones como ésta son las que hacen de Cabueñes «una zona muy sui generis». Palabras que Pellitero desarrolla hablando del estado actual de los caminos. Según parece, «todavía hay mucha caleya por asfaltar» y, a las horas punta, «el tráfico es una locura». Consciente del problema, el Ayuntamiento de Gijón ya está estudiando la forma de poner en orden este hervidero. 
No hay que olvidar que Cabueñes es, hoy por hoy, la parroquia con mayor concentración de instalaciones públicas de todo el concejo. Y lo que queda por venir. Según el último Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), a orillas de la carretera de Villaviciosa se construirán 550 nuevas viviendas. «Sólo con la compraventa de los terrenos y la comercialización de los pisos, se calcula que la operación moverá unos 5.000 millones de pesetas», asegura Rosa Cifuentes, una de las fundadoras del movimiento asociativo de Cabueñes. 
Además de pisos, se levantarán negocios de hostelería y comercio. Será la nueva fachada de entrada a la ciudad. Un cambio para el que no todos los vecinos están preparados. Principalmente porque este crecimiento residencial se articulará en torno a un vial de cuatro carriles, con un ancho de 3,5 metros cada uno. La infraestructura arrancará del campus, atravesará Cabueñes e irá a morir a la Ronda Sur. 
Sus dimensiones son las de una «carreterona». Los vecinos esperan que el proyecto mengüe al cocer. Esperanza en la que influye el hecho de que el Ministerio de Fomento haya decidido prolongar el túnel del metrotrén hasta Cabueñes, lo que significa que el ferrocarril ha pasado a ser una opción en materia de comunicaciones. Los servicios de cercanías, que atravesarán el subsuelo gijonés desde El Humedal hasta Cabueñes, tendrán parada frente al campus y detrás del tanatorio. Está claro que la parroquia -que todavía se mantiene como tierra de sidra y lagares- apunta maneras de zona urbana."

Estamos pues ante otra hermosa vista de la Universidad Laboral en la distancia, destacando enormemente en llanura del valle de Cabueñes, a la que el historiador Inocencio Ares le dedica un buen estudio La Universidad Laboral obra artística de la arquitectura española, publicado dentro de la colección Historia vivida del diario El Comercio (año 1999) en colaboración de su Aula de Cultura con la revista Ábaco de Cultura y Ciencias Sociales, el cual comienza así:
"El retorno y el reencuentro con la cultura clásica aparece siempre en los momentos de manifiesta debilidad emocional de los pueblos, y en las épocas que siguen a las tensiones y desajustes bélicos entre sociedades. Los arquitectos responden a esa constante. En medio de la actividad ecléctica dominante durante las primeras décadas del siglo XX, hacen valer su nostalgia y su saber por la simetría, por el ritmo y por las limpias armonías clásicas. Es un volver, una vez más, al orden y a los postulados de la dignidad compositiva de la arquitectura, aunque con diferentes sistemas de conjunto."

Explica muy bien Ares que eso mismo sucedió en la posguerra civil española, cuando el régimen franquista implantó o modelo económico autárquico "basado en el intento desesperado de acumular capital proveniente del sector agrario", pasando el dinero luego, a través de los bancos, al sector industrial


Es en ese momento cuando aparece un arte deseoso de emular grandezas imperiales, basado sobre todo en el estilo herreriano bajorrenacentista (de Juan de Herrera, 1530-1597) y el neoclasicismo de Juan de Villanueva (1739-1811)


Si bien ese concepto arquitectónico del régimen se imponía al racionalismo anterior, no rompía drásticamente con él y además cada arquitecto tenía su propia idea de cómo plasmarlo, pues aquí, en el caso de Luis Moya, bebía de las fuentes grecorromanas, renacentistas, barrocas y novecentistas, que culminarían en la construcción de esta universidad que había nacido para orfanato


De ahí viene el debate, siempre abierto, sobre el simbolismo ideológico de esta magna construcción, que de la misma forma que nace con los auspicios del ministro Girón sus obras de remate se detienen con su cese en 1957. Esta es la historia de su edificación según Wikipedia:
"Se adquirieron en la carretera de Gijón a Villaviciosa, al sur de la parroquia de Somió, unos terrenos con una superficie de 1 544 572 m², de los que 381 551 m² lo fueron mediante el trámite de expropiación forzosa. Otra superficie complementaria, de 1 464 300 m², se adquirió para la Granja Lloreda, en El Infanzón.
Las obras se iniciaron el 1 de abril de 1948, día de la Victoria,​ y se prolongaron hasta febrero de 1957.El primer curso escolar comenzó en 1955. 
Durante el transcurso de las obras, en 1950, el ministro de Trabajo, Girón, anunció la creación de las Universidades Laborales, destinadas a la formación profesional de los jóvenes con una gran ideología nacionalsindicalista y católica. ​La primera Universidad Laboral de España fue la de Gijón, creada en 1955 al iniciarse el curso lectivo en la Universidad Laboral «José Antonio Girón». De este modo desaparece parcialmente su enfoque como orfanato minero.​ 
La Fundación «José Antonio Girón» se disuelve a nivel económico en 1954 y se integra en la Caja de Seguros de las Mutualidades Laborales, que era la mayor aportadora de fondos de la enorme obra. A pesar de eso, la gestión de la Universidad siguió en manos del Patronato de la fundación, formado por varias personalidades y especialmente por José Antonio Girón. Sin embargo, en 1957 Girón es destituido como ministro debido a su creciente protagonismo y, debido a que las universidades laborales, y en especial la de Gijón, eran prácticamente un proyecto personal suyo, se decide la disolución del Patronato y la gestión del centro se transfiere exclusivamente al Ministerio de Trabajo. En 1957 se paralizan las obras y se inicia una investigación ante sospechas de despilfarro en la construcción, aunque sus conclusiones acabaron siendo incluso positivas sobre el bajo coste del enorme conjunto. 
Las obras constaron, como mínimo, 742.231.656 pesetas"

Es de destacar que Franco, por ejemplo, nunca visitó la Laboral durante sus visitas a la ciudad pese a que se presuponía sería un edificio de su agrado. Como hemos dicho, su dirección y planes de estudio se dejaron en manos de órdenes religiosas hasta 1978:
"La enseñanza y dirección del centro se encomendó en 1955 a la Compañía de Jesús por deseo expreso de José Antonio Girón, puesto que estaba previamente otorgada a la Congregación Salesiana. ​Los jesuitas se encargaron de las labores administrativas y educativas hasta 1978. ​La intendencia del enorme complejo se encargó la Orden de las hermanas pobres de Santa Clara (Clarisas), que se instalaron el área más occidental del centro y administraron al personal de servicios. En 1978 se entregó la dirección a personal docente secular de las Universidades Laborales, que sustituyó a los jesuitas y el 24 de diciembre de 1996 se rescindió también el convenio con las monjas, que se trasladaron a un nuevo monasterio en Cigales.​ 
Al comienzo de su primer año de actividad, en octubre de 1955, la Universidad Laboral acogió en total a 408 niños. 111 eran asturianos y el resto llegaron de Cataluña (64), C. Valenciana (4), Aragón (12), Vizcaya (37), Andalucía (37), Castilla la Nueva (61), Castilla la Vieja (27), Extremadura (8), Galicia (18) y León (22). Sin embargo, las obras se prolongarían hasta 1958, cuando se completa el teatro. 
En 1972 la Universidad Laboral se funde en el Ministerio de Educación y por lo tanto en la Ley General de Educación, pasando a ser un Centra de Enseñanzas Integradas, cuya función comprende la impartición de las enseñanzas de BachilleratoC. O. U.Formación Profesional y Educación Universitaria, y la educación permanente de adultos. ​Desde 1995 la antigua Universidad Laboral de Gijón se denomina IES Universidad Laboral. ​Tras abandonar el edificio, el IES se ubica en la actualidad en parte de la antigua Granja Lloreda, próxima al edificio central. 
En su momento fue el Instituto de Educación Secundaria más grande de España, con cabida para más de 3000 alumnos. 
Durante los años 1980, el edificio fue prácticamente abandonado, quedando deteriorado con el transcurso de los años. El salón de actos es cerrado en 1999. 
Más de 110 000 alumnos, 40 000 de ellos asturianos, recibieron educación en el edificio."

La idea era conseguir que, dentro de los ideales autárquicos de la posguerra, la Uni fuese autosuficiente incluso alimentariamente, objetivo nunca logrado, pues con el cese de Girón en 1957 y con el nuevo rumbo aperturista del régimen tras los Pactos de Madrid de 1953 y la visita del presidente de los Estados Unidos Dwight D. Eisenhower en 1959, además del triunfo de los llamados tecnócratas en la dirección del Estado, el objetivo de la implantación efectiva de la autarquía en España fue totalmente desechado


Las obras pendientes, o al menos buena parte de ellas, no se retomaron hasta casi 50 años después, cuando el gobierno asturiano de Vicente Alberto Álvarez Areces acometió la rehabilitación y reforma del nuevo edificio. Seguimos leyendo en Wikipedia:
"En 2001 el gobierno asturiano se hace cargo del deteriorado inmueble y comienza la elaboración del Plan de Usos. En el año 2005 inician la obra de la rehabilitación del complejo, que se prolongará hasta 2007 bajo el proyecto Laboral, ciudad de la cultura. Las obras concluyeron en marzo de 2007.​ Estas actuaciones rehabilitaron el edificio, los jardines, la iglesia, reformaron el teatro, crearon el LABoral y propusieron un hotel de cinco estrellas nunca realizado. Se invirtieron 80 millones de euros y más de 1 000 personas trabajaron conjuntamente"

Sin duda la torre es, insistimos, su elemento más emblemático e identificativo, tanto es así que la revista de los antiguos alumnos se llamaba, precisamente, La Torre 


Fue también restaurada en 2007 y al añadírsele una nueva espiga metálica por entonces, llegó a medir los 130 metros de altura. En la web Puedo viajar nos ofrecen esta interesante información:
"La Torre de la Laboral está situada dentro del complejo de Laboral Ciudad de la Cultura. Es una visita imprescindible porque desde arriba se puede apreciar una panorámica ideal de la ciudad de Gijón, sus alrededores y el mar (siempre que no haya niebla).

El acceso a la Torre de la Laboral se realiza a través del itinerario del patio interior por la zona de los soportales (no se puede atravesar el patio porque hay varios escalones de acceso). El acceso y la subida a la torre está adaptado para personas en silla de ruedas. Y desde arriba el acceso a la panorámica también posee una altura adecuada para personas en silla de ruedas o baja estatura, al igual que sucede con los carteles informativos. La deambulación en la parte de arriba es sencilla y libre de obstáculos."

Es la altura de su torre lo que causa más admiración según se ve la Uni, como la llaman popularmente los estudiantes, desde fuera, pues con su altura de 130 metros es el edificio más alto de Asturias y, de los hechos en piedra, el más alto de España. Son sus referentes históricos el Faro de Alejandría, la Torre de Hércules y la Giralda de Sevilla, sus interiores están recubiertos de azulejos de Talavera de la Reina, pintados a mano, por lo que cada uno es único. El ascensor llega al mirador, sito en la planta 17, con extraordinarias vistas alrededor, sobre todo de la ciudad. El también altísimo pararrayos acaba en tres cruces, una central y dos laterales más pequeñas y más bajas, fijémonos asimismo en los relojes. El reloj de la Laboral fue el motivo del cupón de la ONCE del 29 de mayo de 2019 dentro de la serie Ciudades en punto y hora


De todas maneras, la que se tiene por obra cumbre de la Laboral sigue siendo la capilla, que Inocencio Ares compara con el templo redondo de Francisco de Giorgio en el fresco de Urbino, el templo poligonal de Rafael en los Desposorios de la Virgen de la Galería Brera y sobre todo en el proyecto de Miguel Ángel para terminar la basílica de San Pedro en el fresco del Vaticano. La cúpula pesa unas 2.300 toneladas y está montada sobre 40 nervaduras hechas de ladrillos cruzadas entre sí sosteniendo toda la estructura


La altura desde el suelo al inicio de los arcos es de 25 metros y de 33 hasta el centro del óculo, hecho para que entrase luz natural que iluminase el centro de la iglesia, sin embargo este efecto no se consigue en la actualidad porque la cúpula ha cedido ligeramente. El mismo Luis Moya escribe de la inspiración que tuvo para realizarlo de algunos baptisterios italianos, el más conocido el de San Giovani de la Divina Comedia de Florencia, no siendo sin embargo una solución habitual:
" octogonal y de silueta parecida a esta de Gijón, el cual se encuentra aislado en medio de la plaza del Duomo; losa antiguos colocaron casi siempre sus templos en esta posición, o sea aislados en medio de un recinto proporcionado, y en el Renacimiento fue siempre un deseo, que no llegó casi nunca a realidad, colocar así una iglesia"

La capilla, dice Ares, se colocó en el espacio más importante del conjunto, "ya que se consideraba el elemento más importante, por su carácter sagrado: al fondo de la plaza central, pero sobresaliendo ostensiblemente de la fachada oeste, como su por sí misma fuera un gran monumento. Se ha dicho que existió gran temor a que el peso de la cúpula podría provocar su derrumbe al no tener columnas, una vez se quitasen los andamios, por lo que Luis Moya, siempre según ciertas versiones, organizó una comida con su familia en el centro de la iglesia cuando se procedió a desmontarlos

Seguimos viendo bastante bien el arco de la gigantesca portada de acceso rematada en torre


Próximo, pero no inmediato al casco urbano, el edificio de la futura Universidad Laboral se cuidó no llegase a entorpecer el crecimiento de la urbe, pues los planes de expansión planteaban únicamente para la zona este del concejo colonias de chalets y villas de veraneo con jardines y parques, no obstante se alejó de las riberas del Piles que eran la parte más pronta a edificar. Para su comunicación, por entonces se pensaba tanto en la Carretera Villaviciosa como en la prolongación de la línea del tranvía de Somió


La ciudad ha crecido, pero sobre todo hacia el sur, los bloques de edificios se desparraman por las colinas de El Coto y las vegas de Viesques hasta Ciares. Más allá se divisa algo de El Llano y Pumarín, y en la distancia, en la Sierra Torres, Les Cabañes, el barrio más alto de la parroquia de Xove, al occidente del concejo. En los inmensos terrenos adquiridos por la laboral se construyó, al oeste y entre esta y la ciudad, el Campus Universitario de Gijón, dependiente de la Universidad de Oviedo. Antes, en la antigua Granja Covadonga de la Universidad Laboral se habilitó el Instituto de Ciencias Sociales del trabajo (INTRA), sede hoy día de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y de otras entidades, así como campos deportivos


Y entre la Uni y el Hospi, cuya escuela de enfermería depende también de la Universidad de Oviedo, como hemos dicho, se hizo el Parque Científico Tecnológico. En la actualidad todos estos edificios forman parte de la llamada Milla del Conocimiento, que lleva el nombre de la científica bioquímica asturiana Margarita Salas desde 2019. Un gran espacio de edificios educativos, culturales científicos y empresariales que, incluyendo también al Jardín Botánico Atlántico y al Campo de Golf Municipal El Tragamón, abarcan desde la Escuela Ingenieros (Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón) al oeste, en Castiello a este hospital, en Cabueñes, al este, al que le dedica Laura Fonseca, de El Comercio, el artículo De la residencia sanitaria al CAHU, publicado el 10-12-2017:
"Hasta 1968, en Gijón se nacía en Jove o en Cruz Roja. Algunos todavía venían al mundo en casa o en alguna clínica privada. Pero, a partir de agosto de hace casi medio siglo, se sumaría al mapa sanitario una nueva maternidad que lo cambiaría todo. El 7 de agosto de 1968, en pleno arranque de la Feria de Muestras y sin grandes pompas (no hubo acto de inauguración), nacía el germen de lo que ahora es Cabueñes. Se abría un edificio de apenas cuatro plantas y 206 camas. Se trata del bloque que en la actualidad alberga las consultas externas. 
Los responsables del Instituto Nacional de Previsión Sanitaria consideraron necesario dotar a Gijón de otra maternidad. Aunque inicialmente el edificio había sido concebido como escuela de enfermería para alumnos de la Laboral, acabó abriendo como centro materno-infantil regentado por las monjas de la Orden de la Caridad. Al principio, solo contaba con enfermeras, matronas, algún médico y una sola ambulancia. 
En sus inicios, el hospital gijonés, ahora CAHU (Cabueñes Hospital Universitario) tampoco se llamaba Cabueñes. Fue inaugurado bajo el nombre de un conocido médico gijonés, José Gómez Sabugo. Pero poco duró el homenaje póstumo a este facultativo, «fallecido en acto de servicio», cuentan las crónicas de entonces, ya que enseguida el centro hospitalario fue rebautizado popularmente como la Residencia. 
En estos cincuenta años, Cabueñes sufrió muchos avatares, como el incendio de finales de 1976, e importantes cambios que modificaron su aspecto por completo. La ampliación y reforma arquitectónica de más de cien millones de euros que proyecta el Principado, y que le hará ganar otro centenar de camas, es la sexta actuación de calado a la que se enfrenta. Las obras han sido su seña de identidad en este medio siglo. En 1972, cuando funcionaba como maternidad exclusivamente, convivió con la construcción del edificio de hospitalización de ocho plantas. 
El otro gran hito de Cabueñes hay que situarlo en 1993, cuando fue protagonista de otro cambio integral que le supuso ganar algunas camas más. Pero las necesidades de la población siguieron creciendo y el hospital seguía siendo pequeño. Las camas supletorias, un problema que persiste hoy en día, eran moneda corriente pues obligaban a los enfermos a convivir en habitaciones de tres camas. En 2002 se aprobó otra ampliación. En esta ocasión, para incorporar otras 96 camas más e intentar mejorar el confort de los pacientes con la creación de alguna habitación individual. Se pasó a un hospital de 494 plazas. 
Cabueñes continúo su expansión y en 2011 procedió a su último gran lavado de cara: la construcción del nuevo edificio de hemodinámica (el de la pérgola). Ahora se enfrenta a su sexto cambio de calado, que le hará crecer otra vez en camas (casi cien) y también en metros (50.000 metros cuadrados), quirófanos (cuatro más) urgencias, zonas verdes (parque de 7.000 metros cuadrados), aparcamiento (1.279 plazas) y confortabilidad. Tras años de «crecer a trompicones», sus promotores vaticinan un cambio radical."

Arriba, al otro lado del Altu l'Infanzón, tenía la Universidad Laboral otra gran explotación agroganadera, la Granja Lloreda, en terrenos del barrio de Llorea, al norte de la parroquia de Deva y de la que hablábamos ampliamente en el capítulo o entrada de blog dedicada al paso del Camino de Santiago por El Curviellu y La Olla, pues se ve en parte desde él, ahora instalaciones del Campo Municipal de Golf La Llorea


El Camín del Estanco bajo un poco, entre La Llosa y El Llosu Riba, ambos topónimos referentes a la palabra llosa o huerto, tierra o terreno, tradicionalmente de cultivo aunque puede pasar a ganadero. Tiene no obstantes diferentes acepciones, dejemos que sea Ramón d'Andrés quien nos lo explique:
"topónimo formado con el sustantivo asturiano llosa ‘huerto, tierra o terreno, generalmente cerrado, que se siembra’, ‘conjunto de terrenos de diferentes dueños con usos comunales’, ‘terreno cerrado y pequeño que se deja junto a la cabaña de las ovejas o cabras’ 
Etimología: del latín clausam [kláusam] ‘cerrada’ (en referencia a una tierra o finca), acusativo femenino de clausum -am -um ‘cerrado -a’ , participio del verbo claudĕre [kláudere] ‘cerrar’. Se refiere originariamente a una tierra que se cerca o acota para trabajarla; puede ocurrir que esa tierra después se deje como prado, pero conserva el nombre primitivo"

Un llosu es una llosa pequeña por su parte, y El Llosu Riba el de arriba en comparación La Llosa, finca y casa situadas un poco más abajo


En El Llosu Riba está la Casa Usebio'l Peine, que es esta a nuestra derecha, con hórreo, donde vivió un tiempo el pintor Nicanor Piñole, donada por su viuda, Enriqueta Ceñal, al Ayuntamiento y para la que se espera un museo dedicado al artista y a esta su vivienda, de estilo tradicional y gran valor etnográfico


La casa es la típica casa mariñana, que tanto abundó en la arquitectura popular de esta parte de Asturias, con gran portalón en la entrada y cuartos o habitaciones a los lados. Al fondo están la cocina, la cuadra y arriba la tenada o henar. Delante es la antoxana y la corrada o espacio enfrente de la vivienda, con la panera a la derecha


Y a la izquierda, sobre un pegollu, el busto de Nicanor Piñole, el gran pintor asturiano nacido en 1878 y que, en sus cien años de vida, representó todo un siglo del arte pictórico en Asturias, pues desde temprana edad despuntó en las artes plásticas, ya en sus estudios de la infancia en el gijonés Colegio del Santo Ángel y en los jesuitas, pasando luego a la Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, viajando luego a París, Roma y Londres. Conoció y fue amigo de pintores como Picasso, con quien compartió su primer premio, y del poeta Gerardo Diego. Esta es su biografía, extraída de la Real Academia de la Historia:
"Fue, junto a Evaristo Valle, el principal responsable de la renovación del panorama artístico regional asturiano. 
En 1892 comenzó sus estudios en la Escuela de San Fernando como discípulo de Carlos Haes y Antonio Muñoz Degrain, con el que obtuvo un premio de paisaje en 1897. A través de este último, ingresó en el estudio de Alejandro Ferrant, donde entabló amistad con los hermanos Valentín y Ramón Zubiaurre y Cristóbal Ruiz. 
Tras un breve período en su ciudad natal, en 1900 se trasladó a Roma, donde compartió un estudio con Gili y Roig en Villa Straufera y fue asiduo del Círculo Internacional de Bellas Artes. Las experiencias vividas en Roma y su paso previo por París ejercieron una influencia determinante en su obra. En este período, su personalidad artística queda plenamente definida en Familia pobre que presentó a la Exposición de Arte Moderno celebrada en Roma en 1902, a la Nacional de 1904 y a la Internacional de Buenos Aires de 1910, donde obtuvo una Medalla de Bronce. El tema central es una maternidad recogida y melancólica en la que Piñole deja constancia de su opción estética, basada en la sobriedad cromática, con un dominio de tonos ocres delicadamente matizados, y una sabia aplicación de las manchas de color que estructuran sólidamente el conjunto de la composición. 
En 1902 regresó a Gijón, donde estableció su residencia definitiva, alternándola con prolongadas visitas a Madrid, ciudad en la que frecuentó tanto el Círculo de Bellas Artes, como las tertulias madrileñas de renovación artística. En estos lugares, trabó amistad con figuras tan representativas como Santiago Rusiñol, Ricardo Baroja y Miguel Anselmo Nieto, entre otros. 
Vinculado a los concejos de Gijón y Carreño, y muy especialmente a la Quinta de Chor, residencia estival del pintor, cultivó con asiduidad la pintura de paisaje al aire libre. Son obras de pequeño formato, pintadas al óleo sobre cartón, en las que el soporte adquiere protagonismo cuando la pincelada se alarga y aligera de materia, en contraste con otras zonas en las que el trazo es más rico en empaste, corto y dinámico. 
Son visiones vitales y hedonistas, con una clara delimitación entre la zona ajardinada y la naturaleza abierta del valle de Prendes, que le servirán para desarrollar obras de mayor envergadura, alguna de las cuales presentó a la Exposición Nacional de 1904. 
A partir de 1912, con motivo de sus excursiones al puerto de Tarna y Pajares, comenzó a pintar sus primeros paisajes de montaña, tema que será recurrente en su producción posterior y muy especialmente a partir de 1941, cuando inició su amistad con José Ramón Lueje y se integró en la Agrupación Montañera Astur Torrecerredo. En ellos parte de una observación rigurosa de la realidad, pero trasciende su descripción meticulosa, en favor de lo esencial de una naturaleza intensamente vivida. 
El retrato es otro de los géneros que Piñole cultivó con mayor asiduidad. De primera época son una espléndida serie de retratos de su madre, Brígida Rodríguez Prendes, sus tíos, Manuel y Manuela Prendes, sus primos y amigos más íntimos, protagonistas absolutos de gran número de dibujos con los que el pintor perseguía la rápida comprensión de lo esencial del carácter. Estos trabajos harán posible la extraordinaria profundidad psicológica y perfección técnica de sus retratos al óleo. En este género, Piñole es un claro exponente de la tendencia velazqueña que dominaba la pintura de aquellos años, especialmente destacable en el retrato que pintó a su tío Manuel Prendes en 1914, con el que obtuvo una Segunda Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1917. A la influencia de Velázquez, incorporó la de Goya, cuyas obras copió en el Museo del Prado, y muy especialmente la de James McNeill Whistler, cuyos retratos pudo admirar a su paso por París. En ellos se inspiró para los retratos de Félix Fernández Balbuena y Felipe Mon Camarasa que presentó a la Nacional de 1912, y para el de sus primos Ramón y Pepita Prendes de 1904, uno de sus mejores retratos. La austeridad de la paleta, la ligereza de la capa pictórica, que deja entrevista la textura de la trama del soporte, y las composiciones meticulosamente estudiadas, son algunas de las características más destacadas. Además, dentro de este género cabe destacar los numerosos autorretratos que realizó a lo largo de toda su vida con técnicas diversas, como lápiz, pastel, acuarela, tinta y óleo. 
Las romerías y otras escenas de carácter popular, rural o marinero, fueron abordadas por Piñole en obras de gran formato, en la mayor parte de los casos concebidas para ser presentadas a las Exposiciones Nacionales. 
El tratamiento retratístico de los personajes y la fidelidad en la recreación paisajística, destaca en estas composiciones, sólidamente construidas, con las que el pintor perseguía una visión renovada de los temas regionalistas que se alejara definitivamente de la pintura realista costumbrista de finales de siglo. Marineros en el puerto de Gijón (1906), La barraca (1916), De promesa al Cristo de Candás (1920), Recogiendo la manzana (1922), La primavera (1924), La hija del patrón (1924) y Estibadores (1927), son algunas de las obras más significativas con las que Piñole participó no sólo en las Nacionales, sino también en los llamados frentes de vanguardia, como la exposición celebrada en Madrid, en 1925, por la Sociedad de Artistas Ibéricos y las promovidas por la Fundación Carnegie de Pittsburgh en Estados Unidos. 
Frente a ellas, destacan sus obras más íntimas, aquellas que se inspiran en la realidad cotidiana, en la que Piñole buscaba captar la belleza del pequeño detalle, en un canto poético que no está exento de melancolía. 
Son escenas de la vida cotidiana familiar, de mujeres charlando en la playa y de niños en rincones urbanos, en las que priman unos valores formales que dotan a la obra de un profundo lirismo. En algunas, como Bazar o vida gris (1929), los objetos adquieren un inquietante significado, una presencia que va desplazando al elemento humano hasta llegar a la serie de “naturalezas muertas” que pintó entre 1927 y 1935, con la ayuda de unos muñecos articulados. Son obras que se vinculan a las corrientes plástico-literarias en boga a finales de la década de 1920, con las que Piñole entró en contacto a través del poeta Gerardo Diego. 
A partir de la Guerra Civil el pintor se retiró definitivamente a Gijón, donde vivió junto a su madre, de la que realizó un magnífico retrato en 1951. El final de la contienda marcó el inicio de un período tranquilo y de aislamiento, dedicado a la pintura, que se verá interrumpido en la década de 1950 por la llegada del reconocimiento oficial. Piñole falleció en su ciudad natal el 18 de enero de 1978."

Junto con Evaristo Valle se le considera pintor de la llamada Escuela de Gijón, que junto con la Escuela de Oviedo marcaron el panorama pictórico de mediados del siglo XX en Asturias. Esta es parte de la versión de su biografía más temprana, que hallamos en Wikipedia:
"Ingresó a los cuatro años en el colegio de monjas del Santo Ángel de Gijón, y con doce pasó al Colegio de la Inmaculada,​ que en aquel entonces dependía aún del Real Instituto Jovellanos para sus estudios de segunda enseñanza, y que acababa de ser inaugurado en 1890, bajo la dirección de los jesuitas. Con 14 años, en 1892, se traslada con su tío a Madrid para comenzar su formación artística en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde tuvo como profesores a Carlos HaesDióscoro PueblaAntonio Muñoz Degraín, y a Alejandro Ferrant. En 1900 viajó a París y un mes después a Roma donde permaneció durante dos años, para regresar a Gijón en 1902. Allí estableció su residencia definitiva, con numerosas visitas a Madrid, alternando con personalidades como Santiago Rusiñol y Ricardo Baroja, entre otros. Más adelante, y de forma esporádica viajó a Londres, París, y Roma. Participó en diversas exposiciones locales y nacionales, como la Exposición Nacional de Bellas Artes, y en la década de 1920 envió cuadros a exposiciones en Estados Unidos."

Pasó la Guerra Civil en la quinta indiana de Villa Chor, en Carreño, donde pintó cuadros como El Refugio y La retirada, inspirados en la contienda. Posteriormente fue reconocido institucionalmente con la Gran Cruz de Alfonso X El Sabio. En 1972 se casó con la villaviciosina Enriqueta Ceñal Costales tras 30 años de relación, tiendo él 94 años y ella 49. Fallecido en 1978 pocos días después de cumplir los 100 años. Su viuda le donaría al Ayuntamiento esta casa y más de 7000 de sus obras y objetos, con los que se inauguraría en 1991 el Museo Nicanor Piñole en el céntrico edificio histórico que fue el Asilo Pola


En la panera, el llabiegu o arado romano, debajo de ella el carro de labranza, una carretilla, mesas y sillas y otros objetos que esperan algún día formar parte de otro pequeño museo dedicado a la morada vacacional del artista


Vista la casa de Nicanor Piñole continuamos recorriendo este barrio de La Pontica por El Camín del Estanco


Aquí nos cruzamos con la Travesía del Estanco: nosotros continuamos de frente. Fijémonos en el Hospital de Cabueñes, al fondo, de cuyo futuro y de toda esta área escribe el geógrafo David Alonso en El urbanismo que está por llegar, artículo del que plasmamos esta parte y que podemos leer enteramente en la página de la Sociedad Cultural Gijonesa:
"lo que ya de por sí era un equipamiento vital en el entorno urbano y no solo urbano, dado que se da servicio a una enorme superficie periurbana y rural, se ha convertido en algo crucial. Su ampliación y modernización estaba prevista para el año 2017, incluso numerosas presentaciones y eventos durante esa fecha fueron celebradas en nuestra ciudad al respecto, pero la realidad es que nada se ha hecho y nos vemos aquí, en 2021 con una necesidad más imperiosa aún. Parece que este año comenzará parte del papeleo necesario para su ejecución y quién sabe si hasta veremos los primeros movimientos de tierras. Un hospital para una ciudad es un eje de movilidad fundamental, de hecho, por detrás del HUCA, el polo de atracción de movilidad ejercido por Cabueñes es el mayor de Asturias. Por eso es tan importante como se piense y defina la ciudad en su entorno. 
El entorno del hospital de Cabueñes es de por sí privilegiado. Las instalaciones universitarias, las dotaciones deportivas, las dotaciones tecnológico-industriales y, por supuesto, el edificio de La Laboral, ejercen un enorme potencial, quizá al que habría que añadir también el jardín Botánico Atlántico. Está por ver como se acaba desarrollando ese entorno urbanístico con viviendas y sobre todo como se logra enganchar con la ciudad, fundamentalmente a base del desarrollo de espacios libres y de zonas verdes transitables, de espacios que cosan este entramado de dotaciones con la malla urbana consolidada. De este desarrollo adecuado  podrá salir que el hospital de Cabueñes, una vez modernizado, pase a formar parte de una ciudad de su tiempo o acompañe en su aislamiento a la Universidad Laboral. 
Sin duda, hablar del futuro de la ciudad es hablar del proceso de integración ferroviaria pendiente de ejecutar. Veremos si el Hospital de Cabueñes se beneficia de esta integración, como parece que todos los actores desean, o se queda, como el resto de la actuación, parada y esperando a que llegue algún tren, algún tren cargado de presupuesto. 
Hablar de la integración ferroviaria, es hablar de varias cosas que a veces quedan enterradas en lo que desde hace más de 20 años se conoce como el Plan de Vías."

Seguimos camino y encontramos, a nuestra izquierda, otra preciosa pumarada. Varios son los llagares que en Cabueñes elaboran sidra con manzanas de la propia parroquia y de los alrededores. Uno de los llagareros es Juan José Tomás Pidal, del llagar de Sidra JR en L'Infanzón, a quien entrevista Ana Rubiera para La Nueva España el 7-9-2010 con motivo de uno de sus premios en la Fiesta de la Sidra Natural:
"Juan José Tomás Pidal, natural de Peón (Villaviciosa) y vecino de Cabueñes, tiene 35 años y lleva veinte manejándose en un llagar. En realidad, la sidra corre por sus venas: «soy nieto y sobrino de llagarero». Por eso a nadie debió extrañarle que con 15 años empezara a trabajar en Sidra J. R., un llagar ubicado en el Alto del Infanzón, con Amador Rodríguez como jefe y mentor. En el 2004, con el fallecimiento de éste, Juan José Tomás decidió dar el paso al frente y hacerse cargo de Sidra J. R. Alto Infanzón. Desde el 2006 es el gerente de la firma y lo hace, sostiene, siguiendo «la estela de lo que Amador hacía, de cómo trabajaba él la sidra, aunque me gusta innovar y hacer alguna cosa nueva, sobre todo por darle un poco de juventud al llagar». Entre esas novedades incluye el haber suscrito la Denominación de Origen con su Sidra Natural L'Ynfanzón, o haber introducido una prensa neumática en la bodega. La fórmula no debe de irle mal porque el domingo logró el premio del público en la Fiesta de la Sidra Natural de Gijón. El primero que alzaba Tomás en la fiesta. Le supo a gloria. 

-Primer premio del público en la fiesta de la sidra. ¿Cómo sienta? 

-La verdad que muy bien porque el reconocimiento de la gente de la calle es algo muy bueno. Las 25 personas que estaban en el jurado popular no tienen vinculación con ninguna sidrerías ni llagares, sólo les motiva que les gusta la sidra. Puede que no tengan unos conocimientos muy amplios, pero se fían de lo que les gusta y lo que no. Y eso, para mí, es una sensación muy buena, una felicidad enorme. 

-¿Qué producción tienen y dónde se encuentra su sidra? 

-En el llagar estamos tres personas empleadas todo el año y elaboramos medio millón de litros de sidra, unas 600.000 botellas, más o menos. Nuestro mayor campo de distribución es Gijón y la cuenca del Nalón, aunque se encuentra nuestra etiqueta en otros puntos de Asturias. 

-Prensa neumática, D. O..., ¿diría que están Sidra J. R. está en fase de crecimiento o consolidación? 

-Como negocio estamos intentando innovar, pero a pequeña escala. También estoy intentando aumentar un poco de nave para lograr más capacidad, pero por temas burocráticos vamos un poco lentos.

-¿Sigue siendo difícil la convivencia, al menos en el plano administrativo, entre zona rural y actividad sidrera? 

-Sí, para nosotros es un tema complicado. Los llagares antiguos están en la zona rural y lo normal es que busquemos siempre zona de aldea donde asentarnos, pero nos ponen muchas trabas. Más bien no nos dan facilidades como yo creo que se deberían de dar, porque la nuestra es una industria agroalimentaria, como pueda serlo una ganadería. Tampoco molesta excesivamente y su entorno lógico es el rural. Pero chocamos con que se nos considera actividad industrial y como tal el papeleo siempre es mucho y lento. 

-¿Cómo se está portando la crisis con la sidra y el sector? 

-Este año, con la crisis, la sidra se consume más. Por algo estamos ante un producto popular, de pandilla, que resulta muy barato cuando se consume entre mucha gente.

-Y dicen que el calor del verano también ayudó. 

-Por supuesto. En este negocio dependemos muchísimo del tiempo con lo cual este verano la sidra ha salido muy bien en la costa, en los merenderos, en las terrazas. La venta en las sidrerías casi es igual entre invierno o verano, o si acaso baja algo, pero en julio y agosto se abren otros muchos puntos de venta que nos favorecen. 

-Treintañero y lagarero. ¿Está de acuerdo con que la sidra sigue teniendo un filón entre la gente joven? 

-Yo diría que los mayores consumidores de sidra están, ahora mismo, entre la chavalería. 

-¿Qué influyó para llegar a eso? 

-El hacer una sidra más acorde con la chavalería: una sidra suave, que se bebe bien, que no deja malos gustos, ni malos olores, y a la que se le da un poco de sabor pero sin caer en lo de antes, cuando se buscaba una sidra más fuerte, más amarga... Algo que a la chavalería no le gusta. Los jóvenes quieren un poquitín de sabor, suavidad y poco más. 

-Lleva 20 años haciendo sidra. ¿Hace un producto distinto ahora que cuando empezó? -Se da el caso de que cuando yo empecé con Amador, a él le gustaba hacer una sidra muy suave, quizás algo más suave que la que a mí me gustaba. Cuando nos juntábamos los dos y probábamos para corchar, yo siempre tiraba por la sidra un poco más hecha, más fuerte. Y me sigue gustando, pero intento pensar en mis clientes y hacer lo que mayoritariamente le gusta a la gente: una sidra más comercial. -¿Cómo ha influido todo eso en la manzana? 

-Ahí sí que han cambiado mucho las cosas. Se están perdiendo pumaradas tradicionales, «vieyes», a paso de gigante. Y se están plantando nuevas, algo que está muy bien, pero con una limitación grande de las variedades de manzana. Cuando empezamos con la Denominación de Origen se empezó con 22 variedades pero, de esas, los viveros no te las injertan todas porque no todas «tiran» bien, así que estamos reduciendo el cupo a casi 10-14 variedades. Casi todas las plantaciones nuevas son de esas variedades y eso supone que estamos haciendo una masificación de unas pocas clases y perdiendo muchas. 

-¿Qué se pierde? -En Asturias había más de mil variedades de manzana, que se van perdiendo a medida que se extinguen pumarada «vieyas». Antes a los llagares llegaba mucha más mezcla de manzana que ahora. -O sea, que la sidra pierde matices y va a perder muchos más. 

-Digamos que cambia un poco. Ahora estamos demandando al Serida y a la Denominación de Origen que busquen una manzana más amarga, como la que había antes. Yo me acuerdo de guaje que íbamos a la pumarada y había manzanas amargas que ibas a echarles el diente y casi no podías, parecía que se te secaba la boca. Ahora esas no las hay, son manzanas más ácidas y dulces. 

-¿Es de los que le gusta la pumarada? 

-Sí, de hecho estoy haciendo plantaciones porque me gusta tener manzana propia. Y aunque planté varias fincas para Denominación, ahora ya estoy mirando con variedades nuevas. Estoy trabajando con especialistas para injertar algunos tipos amargos de manzana, de pumares que encuentras por ahí perdidos entre escayos. A ver si así podemos recuperar algo de la manzana que se está perdiendo. 

-Lo suyo es más que negocio. 

-Mi familia es de campo de toda la vida, de los que vivimos de las vacas y las pumaradas. La ganadería la abandoné porque, aunque me gustaba, no lo podía atender. Así que todo lo que tenía para ganadería ahora lo tengo dedicado a pumarada. 

-¿Qué aportación ha hecho la Denominación de Origen al sector? 

-Es un aliciente indudable para el consumidor, que siempre puede escoger entre una sidra normal y una de denominación. Aunque una y otra sigan siendo sidra. La D. O. te garantiza que es 100% asturiana, y supone una apuesta por lo tuyo. Es un poco más de dinero que dejas para la región, para que se planten pumaradas y todo vaya a más. Para los llagareros es un aliciente de mejora. 

-¿Y se vende? 

-Cada vez más. 

-Año de vecería. ¿Cómo ve la producción? 

-Calculo que habrá un 40-50% de la cosecha. Aunque hubo una florida grande, no sé por qué se perdió. Esperemos que ahora llegue la lluvia porque atravesamos una seca muy grande, que no es nada bueno para la manzana. Llovió mucho en junio, secó en verano y, encima, con Nordeste, que seca muchísimo"


Pero cada vez se ven menos pumaraes, en el número 225 de la revista La Sidra, de enero de 2023 se publica el muy interesante artículo Asturies se queda sin manzanos de sidra, del que extraemos lo siguiente:
"Llega el invierno y con él, la época de plantar los manzanos, que son árboles de hoja caduca que se plantan a raíz desnuda cuando no tienen hoja. Al contrario de lo que puede parecer al tratarse de Asturies, cuya fruta característica es la manzana, con la que se elabora la bebida tradicional asturiana, cada año que pasa, se plantan menos manzanos de sidra. Así lo corroboran los propietarios de diferentes viveros de la región que reconocen que lo que se vende en Asturies es “solo para reposición”, mientras que los pedidos que se hacen para plantar nuevas explotaciones son “prácticamente todos para Galicia”. Estamos hablando siempre de variedades acogidas a la DOP, porque las otras “casi ni se plantan”. Resulta sorprendente que la mayoría de los pedidos de los viveros vayan para Galicia, pero la apuesta de Estrella Galicia por la sidra (Maeloc) está aumentando las explotaciones en la comunidad vecina. Como explica José Ramón Fernández, de Viveros La Lloba, con más de cuarenta años de experiencia en el sector, “compran, sobre todo, nuestras variedades de manzanos –Raxao, Durona, De la Riega…– por la experiencia que tienen y porque van a tiro fijo, ya que saben que luego las van a poder vender en Asturies”

En la actualidad, nos encontramos ante un gran problema, ya que, como reconoce Adela Fernández, propietaria de Viveros Candamo, “a este paso, dentro de diez años no habrá manzanos de sidra en Asturies si no se empiezan a estimular nuevas plantaciones, porque hay que estimularlo, ya que ahora no hay una herencia sobre los cultivos, no hay relevo generacional y eso está acabando con las pomaradas”. De la misma opinión es José Ramón Fernández, ya que, como señala, “pasamos hace unas décadas de una agricultura de subsistencia en el que las familias tenían pumaradas como complemento a su economía, pero las nuevas generaciones ya no siguen ese camino y si a eso, le sumamos que el Estado trata de fiscalizarlo todo y el precio al que se está vendiendo el kilo de manzana, no es para nada rentable”. 


Manzanas ya para pañar o recoger. En esta misma revista La Sidra también hay, seguidamente al anterior, otro ameno artículo, ¿Cómo hacerse pumarero?, compartimos de él algunas partes aquí:
"Una vez tomada la decisión, hay que validar la finca y ver que sea apta para el cultivo de manzanos. En este sentido, partimos de la base de que ya se tiene el prao, porque “si lo tienes que comprar, ya no lo amortizas”. Hay que descartar fincas que tengan problemas de drenaje y almacenen mucha agua, también aquellas en las que sople mucho aire. Además, la altitud es “muy limitante, el límite está a 750 metros por encima del nivel de mar”. 
Las fincas tienen que estar bien orientadas, con un buen acceso y ser “tractorables”, es decir que la pendiente máxima tiene que permitir que el tractor suba y baje sin dificultades. Hay que tener en cuenta que la misma variedad de manzana va más adelantada en el interior que en la costa, porque hace más frío en invierno y más calor en verano. Además, como explica Jorge García, “cuando plantes tienes que estar pensando cómo puedes sacar de allí la manzana, si no la puedes sacar, no plantes, porque vas a tener un problema”. Es básico también que, en la medida de la posible, estén cerradas de mano, porque supondría un coste adicional, ya que si no, “estás vendido, porque cada vez hay más jabalíes y corzos, que como el árbol sea bajo, lo mordisquea y si lo hace en floración te fastidia el año entero de cosecha”

Los expertos manifiestan en el artículo que lo mínimo para dedicarse profesionalmente a la producción de manzana de sidra es una hectárea de pumares, lo que requeriría una inversión de unos 6.500 euros en los árboles:
"Una vez se echan los abonos y se hacen las labores de replanteo, se plantan los manzanos. En cuanto al mantenimiento de los pumares, es prácticamente el mismo año tras año, ya que hay que desbrozar un par de veces y lo único que varía es que el manzano va creciendo y se hace más grande y a la hora de podar conlleva más tiempo y más coste. La poda se hace en sistema de formación en eje, realizando arqueamientos desde el primer año. En cuanto a los tratamientos fitosanitarios, como nos explican, “cada vez son menos frecuentes y se está poniendo en valor el tema ecológico y medioambiental. Es una tendencia, y aunque antes siempre se había hecho así, sin añadir nada, ahora se ha recuperado”. Los primeros cinco años después de plantarlos sigue la inversión y todavía no se produce manzana y son solo gastos, aunque ahí está el quid de la cuestión, explica Pablo, ya que “si quieres que produzcan antes, no crecen y si los dejas, van a crecer más y cuando empiecen a dar, van a dar más que los otros, pero ¿cuánto puedes esperar a que dé manzanas?”. Eso depende de la necesidad que se tenga de sacar rentabilidad a la finca antes o después. 

Si se trabaja bien la finca, “los pumares, son rentables, pero si no, si la descuidas, ya no lo es. Cada vez más gente quiere ahorrar en los gastos y eso supone un problema, porque el año de vecería no hay manzana y, por lo tanto, no hay ingresos. Concretamente, este es uno de los peores años que recuerdo”, apunta Jorge. Para tratar de paliar la vecería no hay remedios milagrosos, pero sí se puede, además de un correcto mantenimiento de la finca, “hacer tratamientos complementarios para poder abordarla, así como hacer una poda fuerte cuando haya mucha manzana y también tirar flores”. Es cierto que hay fincas que tienen la vecería cambiada de forma natural debido a la climatología local. 

El problema surge cuando se dejan morir los cultivos, ya que actualmente se están destruyendo en Asturies más hectáreas de las que se están plantando. Como recuerdan, “en 2010 plantamos unas 20 hectáreas y este año, solo seis”. Una gran diferencia que se debe, sobre todo, al precio de la manzana, ya que hasta este año, “que subió cinco céntimos el kilo de manzana DOP, llevábamos quince años sin subidas”. Es más, ya no es solo que no subiese sino que “iba bajando, presionada por la manzana de fuera, que es muy distinta y no tiene nada que ver”. La única salvación que tienen los cosecheros asturianos es la DOP, para que la manzana sea de aquí, porque “el cultivo de manzano en Asturies está en vías de extinción y su futuro depende de los llagares”, afirma Jorge García."

A Continuación nos cruzamos con El Camín del Regatu, pasando junto a Casa Crista y Casa Antero


Desde, el hórreo de corredor, se ve muy bien el valle, de frente también al Hospital de Cabueñes, construido en el lugar llamado Los Praos en el barrio de Cimavilla


El hospital cuenta con una Servicio de Atención al Ciudadano, La unidad de las 700.000 historias, la llama Laura Fonseca poniendo título de su artículo para El Comercio del 25-3-2018: 
"Son la cara y la voz del hospital. Los que están detrás de la gestión de cada cita, de cada ingreso y de la confección de cada una de las 700.000 historias clínicas que acumula el Área Sanitaria V, 36.000 de ellas ya digitalizadas. Pese al volumen de actividad administrativa y asistencial que pasa cada día por sus manos, son una unidad relativamente nueva en un hospital que se prepara para celebrar el próximo agosto sus cincuenta años de vida. El Servicio de Atención al Ciudadano, que EL COMERCIO visitó con motivo del cincuentenario del centro sanitario, se creó como tal en 2014. Desde entonces, engloba a diversos departamentos, muchos de ellos con años de historia, disgregados a lo largo y ancho del Hospital de Cabueñes, así como de los centros de salud y antiguos ambulatorios. «Somos el soporte para la asistencia al paciente, algo así como el sistema operativo», resume la médica y documentalista María Luisa Tamayo (Marisa Tamayo), jefa de servicio tras haber logrado la plaza por concurso hace cuatro años. 
Esta facultativa, nacida en 1962 en Miranda de Ebro, criada en Baracaldo y formada en Barcelona, hizo toda su carrera profesional en Asturias, a caballo entre Cabueñes, adonde llegó en 1991, y el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) en el que trabajó entre 2007 y 2014. Especializada en administración y documentación clínica se encarga de dirigir una de las áreas más voluminosas, en cuanto a personal, de la sanidad gijonesa. «En el hospital somos unos 130 profesionales y otros 140 en Atención Primaria». El servicio cuenta con cuatro médicos, tres enfermeras, tres profesionales de gestión, dos trabajadoras sociales y el resto, administrativos. «Una gran familia», precisa Tamayo, «que debe pasar inadvertida pero que tiene que estar siempre presente».


Un apartado especial, el dedicado a los cambios acaecidos en estos años es acertadamente titulado por Laura Adiós al boli, una revolución:
"El Servicio de Atención al Ciudadano tiene bajo su paraguas varias áreas: admisiones, coordinación de citas, atención al paciente, unidad de información, trabajo social, registro civil, facturación a terceros, administración, coordinación quirúrgica y de hospitales de día, archivo y secretaría de servicios (en éste último trabajan un total de 57 personas).

Muchos han sido los cambios que han protagonizado en estos cincuenta años de vida de Cabueñes los diferentes departamentos integrados ahora en el SAC. «Antes apuntábamos a mano a los pacientes en un libro de registros. Luego vinieron los ficheros, con una máquina rotora que te permitía buscar por orden alfabético y que nos parecía una maravilla», confiesa Tamayo. La gran revolución, opina, llegó con los ordenadores y con la informatización. Cabueñes, relata, fue no de los primeros hospitales asturianos en apostar por la llegada de la informática a las consultas. Lo hizo allá por 1991. Sin embargo, no fue hasta 2014 cuando de la mano del sistema informático Selene, «le dijimos adiós al boli. Eso sí que fue una revolución», apunta."

Desde el hórreo, sobre un campo de naranjos y limoneros, vemos también el lugar de Les Cruces, El Camín de la Escuela, parte de la pista cubierta del Colegio Público de Cabueñes y las fachadas orientales de  Universidad Laboral, con la ciudad al fondo.  En relación a sus avatares políticos y su adaptación a los nuevos tiempos, podemos leer el artículo La Laboral de Gijón, la imponente fortaleza franquista que alberga una pugna política estéril. "No es el Valle de los Caídos", que escriben Mónica Zas Marcos y Pablo J. Álvarez en el periódico El Diario del 1-3-2020:
"Es el edificio más grande de toda España, ocupa 130.000 metros cuadrados y se engloba en un complejo de 27 hectáreas. Para hacerse a la idea, es cuatro veces más grande que el monasterio de El Escorial y su superficie casi triplica la del Camp Nou, el estadio más grande de Europa. El complejo asturiano está siendo objeto de polémica por si debe incluirse o no en la lista del Patrimonio de la Humanidad. Sin embargo, a la Laboral de Gijón le urgen otros asuntos que preocupan a expertos en historia del arte y conservación. 
La razón que divide a la opinión pública y a los partidos asturianos es el origen franquista del monumento. La idea de la Universidad Laboral nació en la II República y con la loable intención de abrir un orfanato para los hijos de los mineros fallecidos en accidentes. Pero quienes tomaron la decisión de construirlo finalmente fueron los funcionarios del Ministerio de Trabajo de Franco en 1946 (hasta el 1956) bajo una premisa algo distinta a la anterior. 
La Laboral pasó de ser un hospicio corriente a una “institución dedicada a formar en las doctrinas de la Revolución Nacional, de inspiración católica y española, a los huérfanos de los mineros a fin de que, ganados para la verdad y la emoción de la patria, puedan ser para ella herederos de la obra”. Si bien queda claro el adiestramiento que se impartía en esas aulas, no hay constancia de que su enorme estructura fuese erigida con mano de obra republicana, a diferencia del Valle de los Caídos. 
De hecho, el mausoleo ubicado en Madrid y la universidad gijonense tienen poco que ver más allá del oscuro periodo en el que ambos fueron construidos: ni hay restos de Franco en el interior ni sirve como espacio de peregrinación para ensalzar hoy en día la figura del dictador. Hace años que la Laboral fue resignificada por los ciudadanos y dotada de un contexto didáctico y cultural que queda lejos del que rodeaba a su estructura hace siete décadas."

No dejamos aún El Camín del Estanco, sino que continuamos por él todo recto


Al fono vemos los altos de El Tasqueru, por donde va Carretera la Providencia, que se cruza con la Carretera Villaviciosa en L'Infanzón, al norte de Cabueñes


Por L'Infanzón baja un antiguo camino, llamado de diferentes maneras según por donde pasa, que genéricamente podríamos denominar El Camín Real de les Mariñes, el cual fue también ruta de peregrinaciones a través de las parroquias mariñanas de Villaviciosa y de las que existen datos del paso de romeros. Fue muy empleado hasta el siglo XVIII, cuando primó el Camín Rial de Pión, más corto pese a subir y bajar los puertos del Altu la Cruz y El Curviellu, el marcado actualmente como Camino de Santiago oficial. En la obra Las peregrinaciones a Santiago de Compostela, de Juan Uría RíuJosé María Lacarra y Luis Vázquez de Parga podemos leer: "de Castiello continuamos el camino por Quintueles, o bien por Cabueñes, para llegar a Gijón, después de unos ocho km. de recorrido desde Castiello" (referido al paso desde Castiellu "la Marina" -Les Mariñes- para llegar aquí)


Aquí se acaba El Camín del Estanco, enfrente de El Prau. Ahora tomaremos a la izquierda El Camín del Cuadrante. no sin decir que a la derecha, muy cerca, hay un paraje realmente bello, La Fuente Fuentes o Fuente Isabel II, gran fuente y lavadero restaurados entre árboles y campiña


Al ir a la izquierda vemos otro buen hórreo a la entrada de esta finca


Y en el muro de piedra el azulejo con la concha del Camino de Santiago


En este primer tramo El Camín del Cuadrante bajo un poco en rampa, encajado entre estos altos setos


Luego pasaremos junto a la quintana de la Casa'l Coxu, en la finca La Figar, una de las antiguas caserías de Cabueñes


La Figar y el valle de Cabueñes con la ciudad al fondo. Más a lo lejos vemos la larga colina con meseta de larga planicie del Monte Areo, por donde como hemos dicho se pasa a Carreño y prosigue el camino hacia Avilés.Quizás en alguno de estos campos se plantó remolacha para la Azucarera Asturiana de Veriña, y tabaco para la fábrica de Cimavilla. Los agricultores recibían la semilla del tabaco y después habían de vender las hojas al Estado, por un precio fijado de antemano, pues era un monopolio; estaba prohibido hacer más de un corte a la planta porque el segundo era de mala calidad, pero se hacía, llegando a venir gente especialista desde Cuba, eran los años del estraperlo y con las hojas del segundo corte se elaboraban artesanalmente puros para posteriormente venderlos en la ciudad, quedando aún en algún campo de Cabueñes alguna planta tabaquera que crece de manera silvestre, como símbolo de toda una época


En un principio y en plena autarquía, se daba en los primeros proyectos de planes de estudios de la Universidad Laboral gran importancia a los sectores agroganadero y mineroindustrial. Ya en los tiempos del Orfelinato Minero se plasmaba entre las materias las dedicadas a la "Explotación racional de la riqueza de la tierra" y el "Aprovechamiento de cuanto se deriva de la ganadería", además por supuesto del "aprendizaje de los mejores oficios, antiguos y modernos como la transformación de materias primas procedentes de nuestro suelo". Primaban pues la industria minerometalúrgica (en 1950 nacía ENSIDESA) y la agroganadería, pero posteriormente los estudios principales se encaminarían a otros campos. Dice Inocencio Ares:
"...la educación se fundamente en la religión y en las ideas políticas de la época, complementándose con una disciplina férrea y con una plena dedicación al estudio, como base del aprendizaje. 

Con el tiempo, las Universidades Laborales se convirtieron en instituciones docentes y públicas no estatales en el orden administrativo, con personalidad jurídica y patrimonio propio, según las considera la ley 40/1599, del 11 de mayo de 1959. El proceso de integración en el Ministerio de Educación y Ciencia se inicia con el decreto de 2 de julio de 1972".

Los arquitectos Luis Moya, Enrique Huidobro, Pedro Rodríguez de la Puente y Ramiro Moya son los que firman la primera memoria sobre el emplazamiento elegido para el que iba a ser la Institución de Formación Profesional y Social para Huérfanos de Mineros a la que daría el visto bueno el ministro Girón el 31 de diciembre de 1946:
"Puesto que la institución había de formar especialistas industriales, se consideró que el emplazamiento más lógico tendría que ser en las inmediaciones del más importante centro industrial de Asturias, que, según los arquitectos, reúne, además, la ventaja de servir para el esparcimiento y solaz de los jóvenes estudiantes."

Cuesta abajo, unos altísimos lloreos (laureles) proyectan su sombra sobre el Camino



Al final de la bajada, un cruce de caminos, en la ladera de enfrente vemos las casas de los lugares de El Contrucu, La Frontera y La Casa'l Santu. Más arriba es El Cabañu, por donde va otra importante carretera local, la del Piles a L'Infanzón, todo ello ya en el barrio de Cimavilla, el más grande de Cabueñes 



Al barrio de Cimavilla entraremos ahora nosotros, al acabar la bajada, donde El Camín del Cuadrante seguirá a la izquierda, hacia la antigua Casa Antona Joacón


A la derecha es El Camín del Barréu y de frente el de La Civiella, pero nosotros romaremos, recalcamos, el de la izquierda, el del Cuadrante


En la cuneta de enfrente, un mojón jacobita nos orienta para seguir ahora rumbo oeste, en dirección al Hospital de Cabueñes, que vemos en lontanaza, otra buena referencia, pues pasaremos a su derecha y muy cerca de él 


A la izquierda queda ahora la gran finca de La Figar, pues llega hasta aquí


Entre este cruce y el siguiente el Camino hace de frontera entre La Pontica a la izquierda y Cimavilla a la derecha


El siguiente cruce es el del Camín de les Xanes, ninfas astures del agua y las fuentes que posiblemente se apareciesen en él, nosotros seguimos junto Casa Antona Joacón a la derecha, por el camino asfaltado


El Camino serpentea un poco hacia las casas de El Cuadrante, en vemos ahora enfrente y unos metros más adelante, la cuales dan nombre al Camino


El Cuadrante sería además un antiguo reloj de sol que habría en una de ellas, el topónimo es muy frecuente en toponimia menor, referido a lugares y casas


Casas todas ellas alineadas y unidas seguidamente una tras otra a la derecha


Esta primera de la fila es Casa Joacón de Sabina, con una pequeña corrada a la que da sombra una parra


Luego es Casa Avelino'l Llombín, que tiene en su corrada un hórreo entre ella y la siguiente, la Casa les Gallineres


Como antes se guardaba el carro, o la xarré, ahora debajo del hórreo, en el solorru, se aparca el coche, a manera de garaje


Al pasar nos damos cuenta que el hórreo es realmente "la mitad", la otra parte "se la comió" la casa


Y esta es la magnífica casa de piedra de Les Gallineres, la que más llama la atención en El Cuadrante


Maravilla de portada de arco de medio punto y arriba escudo con la cruz de Santiago y tres conchas, rematado con yelmo, correspondiente a algún blasón familiar


Seguidamente, hermosa fachada con ventanas adinteladas 


Puerta del jardín de la Casa les Gallineres, con unas excelentes esculturas de piedra representativas de la mitología asturiana, obra del artista Emilio López Iglesias


En torno a una fuente con sumidero vemos, por ejemplo en la base, al cuélebre o gigantesca serpiente alada, en una talla de gran tamaño


Detalles de su cresta y cabeza


En el frontal, toda una alegoría mitológica con diaños, trasgos, xanes, bruxes, así como animales de la fauna asturiana, símbolos y filigranas


A los lados, franjas verticales con textos entre sogueados y arriba remate con la pentalfa o estrella de cinco puntas


La xana o ninfa de las aguas y la naturaleza, al lado de una fuente con frontal triangular, tal vez alguna de las de esta parroquia. Dispone de cañu real, al fondo unos árboles representan el bosque


Explicación del mito de la xana


El nuberu o genio de las nubes, el home del sacu, las brujas o bruxes


Abajo la llavandera, con el cuélebre a sus pies, pies que tiene en el agua (hay otro caño) dado que es un personaje representado haciendo la colada en los ríos


Y otros elementos, como estas grandes manos que sostienen una maceta de piedra


Hasta el número de la casa está grabado con gran maestría


Un verdadero museo en el Camino, hasta con un banco, también de piedra, para poder sentarse. Arriba en la fachada oeste de la casa, entre las ventanas del piso alto, hay otro escudo


En él, arriba vemos El Puentón de Cangues o Puente Romano (Cangas de Onís), también vemos más abajo Santa María del Naranco, un hórreo y un velero. Fuera del escudo un oso y un caballo asturcón


De Casa les Gallineres pasamos a la Casa Manolo Jacinto continuando por El Camín de Cuadrante


Y a la izquierda la quinta La Magdalena, donde está la Casa los Parrondos


Existe el famoso dicho "los de Cabueñes comen cachos de carne como madreñes" y el verso que dice :
Muncho me gusta Cagüeñes
porque ye tierra renombrada,
pero más me gustes tú
morenina resalada


Sobre el nombre de la parroquia Ramón d'Andrés sería un antropónimo referido a algún posesor de época romana o altomedieval, un tal Bonius que tendría aquí su tierra y casa, Casa Bonius:
"En asturiano es muy frecuente que el sustantivo casa, cuando va seguido del nombre de su propietario, se apocope en ca; por otro lado, la «ŏ» del latín se convierte en el diptongo «ue», y una secuencia «ni + vocal» da lugar a una «ñ». De ahí resultaría Ca(sa)buéñes, esto es, Cabueñes. Se puede pensar también en un compuesto de la palabra latina capŭt ‘cabeza, cabecera, parte última, extremo’ y la voz prerromana *ŏnna ‘río’, significando por tanto ‘la cabecera del río’. Tiene poco fundamento una etimología a partir del nombre latino Gavinius, como conjeturaba Jovellanos.

 Documentación histórica del topónimo: en un documento de San Isidoro de León, del año 1181, aparece «in Cauonias, Pelagium Regem»; en el Inventario de Parroquias del año 1385 aparece escrito como «Santa Olalla de Camuennes», una variante con la confusión de «m» por «b», al estilo de almóndiga en vez de albóndiga. En el Libro del Cay, año 1567, ya aparece en la forma actual: «Alonso de la Reonda, vezino de Cabueñes», «en la dicha felegresia de Cabueñes». En el Catastro del Marqués de la Ensenada (1752) se cita como «Cabueñes». En el Libro Ordinario se observa cierta oscilación entre la forma autóctona y una castellanización del tipo «Cabueñas», que no triunfó ni llegó al uso administrativo moderno: «y en la aldea de Cabueñas a Toribio de la Reonda», «En Cabueñas a Diego de Piñueli», «Cabe a Cabueñas…», «En Cabueñas a Marcos de Billanueba» (año 1576); «Juan de Zifuentes de Cabueñes» (año 1577); «E luego nonbraron en Cabueñes a Luques de la Ballina» (año 1578); «y en Cabueñes dijo que nonbraba y nonbró a Marcos Menendez por fiel e cogedor» (año 1577). 

Otras observaciones sobre la denominación: los hablantes más tradicionales de la propia parroquia, del concejo de Gijón y otros cercanos, dicen Cagüeñes, variante muy extendida y quizás más genuina desde el punto de vista de la lengua oral tradicional, pero no desde el punto de vista de su forma histórica."


En cuanto al nombre de este barrio, Cimavilla, resalta que en el concejo hay al menos tres lugares con este nombre, el más conocido el del barrio alto o casco más antiguo de la ciudad, además de este y otro en Puao, por donde también pasaremos al iniciar el camino a Avilés:
"este topónimo compuesto está formado por dos elementos lingüísticos asturianos. El primero es el sustantivo cima ‘parte más alta de algo o de un lugar (de un pico, de una peña, de una población)’. (...), y es un topónimo muy corriente en la geografía asturiana. Ambas palabras se escriben unidas porque el conjunto está dotado de un único acento, en la sílaba «vi». Se prescinde de la preposición de (en un principio sería Cima de Villa), hecho muy corriente en el asturiano cuando está precedida de vocal: un vasu lleche, la casa Xuan, etc. 3. Etimología: cima procede del término latino cyma [kíma] ‘retoño o tronco nuevo de una berza y de otras plantas’, tomado del griego kýma ‘brote, capullo, retoño’. La idea de cumbre nace de la noción de ‘parte final de un retoño o de una rama’. Por su parte, villa proviene del latín vīllam [wíl·lam], con el significado de ‘casería, finca, casa de labranza’; el hecho de que alrededor de muchas caserías crecieran poblaciones, hizo que villa pasara a significar ‘población’"

En el caso de la Cimavilla de Cabueñes, d'Andres dice que su topónimo habría de interpretarse como "grupo de casas que forman una unidad dentro de un pueblo"


El Camín del Cuadrante sigue desde aquí ahora a la izquierda, que es por donde vamos a continuar nosotros


La concha xacobea es aquí especialmente necesaria e importante dada la multitud de encrucijadas que nos vamos a encontrar en todo el trayecto por Cabueñes y por Somió


Caminamos junto a la finca La Magdalena siempre por El Camín del Cuadrante y en dirección a las urbanizaciones de Les Cruces


En primer término El Mirador, al fondo un buen bosquete de árboles ornamentales en otra finca de Les Cruces


Al sur el Monte Deva (423 m), otra referencia visual y geográfica de la que mucho hemos hablado en los tramos anteriores del Camino, hoy en día en buena parte de uso público con áreas recreativas, observatorio astronómico, repoblación forestal con árboles autóctonos y área arqueológica en la necrópolis tumular allí existente. Esta su falda norte es la de El Pinar y la Escurama, sobre el barrio de El Fondón, en la parroquia de Deva


Y luego toda la serranía de El Pangrán, donde destacan El Picu'l Sol (439 m), emblemático monte sobre Vega y La Camocha, las llanuras y suaves colinas en el corazón del concejo y, más atrás, El Picu Samartín, frontera con Siero (519 m), cordales costeros que separan la franja litoral de los valles interiores asturianos


El trayecto hacia la ciudad ya será todo prácticamente en llano, así como atravesando el casco urbano hasta Veriña y Puao, donde acometeremos la cuesta del Monte Areo



Esta hermosa y fértil llanura, lo mismo que antaño fue codiciada por sus virtudes agrícolas y ganaderas, lo es ahora para el nuevo urbanismo pues, desde ya hace años, existen planes de edificar en altura, pisos y bloques, en las inmediaciones del Hospital de Cabueñes. De momento no se han llevado a cabo, pero el proyecto se esgrime periódicamente por unas y otras corporaciones


Desde hace ya bastantes años los vecinos mantienen un frente abierto, junto con otros de la zona rural, contra el llamado neodesarrollismo de las grandes operaciones urbanísticas, llegando a pararlas en varias ocasiones en un verdadero combate de David contra Goliat


En cuanto a su historia antigua, en el Mapa callejero de la parroquia de Cabueñes de la Colección Parroquias publicada por el Ayuntamiento de Gijón/Xixón, podemos leer:
"Puesta bajo la advocación de Santa Eulalia, la dedicación a la santa emeritense, que fue en otros tiempos patrona del Principado de Asturias, revela la antigüedad de la parroquia. Ésta ya estaba constituida como tal, al menos en el último cuarto del siglo XIV, según consta en el inventario de parroquias realizado en 1385-1386, por orden del obispo de Oviedo Gutierre de Toledo. Aparece citada como Santa Olalla de Camennes"

Aquí al pie de estos frondosos árboles el Camino vuelve a bifurcarse en Les Cruces: iremos a la izquierda


Busquemos siempre la concha que nos indique y confirme el Camino


En Les Cruces pasamos ahora junto a la Residencia Emilio Meneses de ASPACE, Confederación Española de Organización de la Atención a las Personas con Parálisis Cerebral y Afines



Pasando delante del portón volveremos a ver el edificio del Hospital de Cabueñes, al que nos vamos acercando


Y más allá de la casa del fondo asoma la parte más alta de la iglesias parroquial, el camino a aquel popular baile que fue Casa Tano, añorado por tanta gente que lo conoció, como el gran informador Daniel Arbesú, y así lo publica en su artículo La Ñora, publicado en El Comercio del 21-4-2008 y  dedicado a recordar las excursiones a esta playa, rematadas por el regreso pasando antes por el baile:
"La Ñora fue la playa de nuestra juventud. Todos los domingos, y algunas veces hasta por semana, nos desplazábamos allí a bañarnos. Al principio, no pasaríamos de cien los gijoneses que desde Somió hasta allí, por vericuetos y con una bajada peligrosa, casi un camino de cabras, íbamos a La Ñora. También acudían algunos vecinos de Quintueles, porque los de Quintes iban a la playa de España. Hoy se va hasta allí en coche y hay aparcamientos al lado mismo de la playa y muchas comodidades. 
Antaño, llevábamos la comida. Normalmente, tortilla y carne empanada. Algunas veces, las chicas llevaban conejo guisado y latas de bonito. Con algunas de aquellas chicas algunos contrajeron matrimonios. 
La playa de La Ñora era una zona salvaje. Desde la misma playa hasta El Molino, unos dos kilómetros a pie, todo era nuestro. Si había llovido el día anterior, acampábamos en los pinares; si estaba seco, en el inmenso valle, con un río al lado, donde enfriábamos la sidra. 
El retorno, como subir el camino de cabras por donde habíamos descendido era muy difícil, muy arriesgado, lo hacíamos monte arriba, para caer luego sobre Cabueñes y la desaparecida Casa Tano, donde merendábamos y bailábamos, sin pagar entrada alguna. Después, andando hasta Somió para coger el tranvía y regresar a Gijón."

Y de nuevo, a lo lejos, la torre de la Laboral vuelve a ser también una de nuestras referencias, en medio del valle


Aquí dejamos El Camín del Cuadrante para tomar, a la derecha La Caleya'l Conde, que muy posiblemente haga referencia al Conde de Revillagigedo, antaño dueño de gran parte de la tierra de la parroquia


Y, como siempre, la concha, pero entendemos habría de ir acompañada de su correspondiente flecha amarilla, único elemento plenamente direccional (la posición de los rayos de la concha, pese a la creencia popular arraigada, no indica necesariamente la dirección)


Es la zona de Los Praos, donde como hemos dicho se construyó el centro sanitario, topónimo vinculado a los antiguos usos agropecuarios predominantes en Cabueñes. Continuamos leyendo de su citado mapa-callejero:
"Hasta tiempos muy recientes, Cabueñes fue una parroquia eminentemente rural, cuya actividad económica fundamental se centraba en la ganadería y la agricultura, aprovechando sus excelentes tierras para pastos y cultivos, como indican los aún numerosos molinos que aprovechan las aguas de los arroyos Peña Francia y Lloreda. Por otra parte, la proximidad a Gijón, urbe que desde mediados del siglo XIX demandaba productos agroganaderos, ofrecía una buena salida a su producción."

La primera paciente ingresada en este hospital fue María Luisa Piñera, siendo el parto de su hija el primero acontecido en el centro sanitario primigenios. Con motivo de su fallecimiento, el periodista José L. González publica para El Comercio Adiós a la primera historia de Cabueñes el 29-12-2017:
"Cuando María Luisa Piñera se puso de parto, el tocólogo le dijo que en el hospital de Jove no admitían a más parturientas y que debía dirigirse a Cabueñes. Era el 7 de agosto de 1968. En las afueras de la ciudad de Gijón había crecido una nueva maternidad que abrió sus puertas solo unas horas antes de que esta mujer natural de Arroes y entonces vecina de El Llano sintiese que el momento de que su segunda hija naciese había llegado. Lo que no sabía en el momento de atravesar las puertas del centro es que se convertiría en la historia clínica número 1 de lo que ahora es un hospital universitario. Una historia clínica que el pasado martes, con su muerte, se ha cerrado. «Cada vez que tuvo que ir al hospital contaba su historia. A ella le parecía importante, aunque hubiese sido una cuestión del azar», recuerda la otra protagonista de esta anécdota histórica, su hija María Antonia Costales.
La historia de María Luisa Piñera sí que tuvo su importancia. Las ganas del personal sanitario de estrenarse les llevaron a dar un trato especial a la que fue su primera usuaria. «Estuvo muy mimada», recuerda su hija. Tanto como para que le regalaran una canastilla y una medalla de plata y que EL COMERCIO la llevara a sus páginas. «Tenía guardados los recortes del periódico. Ella contaba esta historia con mucho orgullo», cuenta su hija."


Tal era por entonces la situación que aún no había ni autobús para llegar aquí, pues el marido de María Luisa Piñera y padre de la niña hubo de agenciarse una bicicleta para venir:
"Al que le costó un sofocón el estreno de la maternidad de Cabueñes fue a Rosendo Costales, su marido también fallecido. La falta de un autobús que llegase a esta zona de la ciudad de Gijón le obligó a subir en bicicleta. «El pobre no sabía dónde ir a buscarla», recuerda María Antonia Costales.
Los años que siguieron llevaron a la primera usuaria de Cabueñes a visitar de nuevo el hospital, aunque nunca volvería para un asunto tan alegre como el que la llevó allí la primera vez. Eso sí, nunca faltó la referencia a su peculiar número de historia clínica. «'Qué curioso', es lo que siempre le decían las enfermeras». 
Curioso pero también, en ocasiones, algo molesto. Sobre todo cuando llegaban a su domicilio citaciones médicas que no eran para ella, como la vez que le enviaron una carta para que fuera a visitar al urólogo. «Entonces tenía que llamar y anular la cita. Le dijeron que usaban ese número de historia como cajón de sastre». 
Lo que nunca perdió esta ama de casa que dedicó su vida a «cuidar de su familia» y que recibió sepultura ayer en Careñes, fue el buen humor. Aún en sus últimos meses de vida, recibiendo tratamiento oncológico, María Luisa Piñera supo «echarse fama entre las personas que venían a atenderla». Una de sus últimas ilusiones era que desde el Hospital de Cabueñes la llamasen el próximo mes de agosto para celebrar los cincuenta años del centro, como pasó en el 25 aniversario. «Aquel año hubo una espicha y el que viene año contaba con otra fiesta. Siempre le hizo ilusión».

A nuestra izquierda queda ahora la sede de la Asociación de Vecinos de Cabueñes Fontevilla, en una hermosa casa rodeada de terreno y a escasos metros del hospital



Pasamos la entrada al Centro Residencial Monte Verde y continuamos camino por La Caleya'l Conde, en dirección norte, volviendo a dar vista s los altos del Infanzón, La Providencia y El Tasqueru, al norte de la parroquia


Estamos muy cerca ya de La Frontera que, como su nombre indica, es la divisoria de Cabueñes y Somió


En La Caleya'l Conde, Casa Abrahan. El Camino sube ligeramente frente a La Llosa'l Conde, donde hay otra urbanización de chalets, a nuestra derecha



En Los Praos, sobre arboledas y matorrales, la cara este del hospital, sobre la afectación de fincas para estas construcciones escribía Aida Collado en su reportaje:
"Pepe Rodríguez también es un experto en estos dimes y diretes. Él mismo fue durante décadas el propietario de una finca pegada al hospital, afectada como reserva sanitaria durante 42 años. Hace año y medio se la compró una empresa gallega, que hizo muchas operaciones similares por la zona"


Pasamos ahora al lugar de Los Robles, llamado así por dos buenos ejemplares que hay en medio del Camino y donde La Caleya'l Conde se cruza con El Camín del Roble, que viene a la derecha


 
Y en Los Robles Casa Falín: seguimos todo de frente a su derecha


Casa de buen corredor orientado al sur, fijémonos en el guardarraíl protegiendo su pared lateral y en el nombre del lugar sobre la puerta de acceso a la corrada



A la derecha la fina de Isabel y a la izquierda El Prau: continuamos todo recto



Parcelas de chalets. Volviendo al reportaje de Aida Collado y sus conversaciones con los vecinos prosigue con el siempre vigente tema de las transformaciones acaecidas en la parroquia en el plazo de una generación:
"La vida les ha enseñado, señala Joaquín Fernández (hijo), "que o se puede negar uno a la evolución. Cuando nosotros nacimos sólo había caseríes. Luego, la gente vino e hizo chalés, el camping... Es la evolución. Ahora quieren hacer pisos y no protestamos, pero ellos sí. ¿Que te fastidia? ¡También a mí, que antes iba a caza a lo que ahora es el camping!"

Vista de El Prau con el hospital a la derecha y la torre del campanario de la iglesia de Santa Eulalia de Cabueñes a la izquierda


La estética tanto de la torre como del resto del santuario (que no vemos desde aquí) y los materiales empleados la vinculan con la Universidad Laboral, cuyo patronato se encargó de su reconstrucción, si bien con una orientación diferente a la del templo anterior a la guerra, se dice que para un mejor aprovechamiento del terreno. En su libro Campanas y campaneros del arcipriestazgo de Gijón, del musicólogo Julio Sánchez Andrade, se dice que tiene cuatro campanas:
"dos mayores y de más reciente fundición y otras dos menores, del año 1939, de medidas proporcionadas entre sí.

Todas tienen yugo de metal para voltear y hace años, en la fiesta patronal, mientras un campanero repicaba dos de ellas, el otro les daba vueltas las restantes, pero ya no se lleva a acabo debido al mal estado del campanario y del daño que podría ocasionarle el volteo.

Hay instalados unos  rodillos de metal por donde pasan unas cuerdas para tocar las campanas desde la base de las escaleras, evitando así subir a la torre.

El sonido de las dos campanas más grandes es mejor, más resonante y lógicamente más grave. Las pequeñas están más melladas y suenan algo más opacas"

Había por entonces dos campaneros, uno era Gonzalo Rubiera Santurio, nacido en 1950 y de profesión hostelero:
"Con la campana más grande toca "muy seguido" la parte principal y repetitiva del toque, mientras que con la otra hace los adornos.

A diferencia de otrso campaneros, no relaciona sus toques con los ritmos populares del tambor asturiano.

Utiliza el "repiqueo" para la misa y procesión de la fiesta patronal ya que "en la actualidad no se toca para la misa de los domingos. Hasta hace pocos años se repicaba una sola vez, un cuarto de hora antes y a continuación se tocaban veinte campanadas sueltas"

En fiesta del pueblo, en compañía de José Enrique -el otro campanero de la parroquia- lleva a cabo un repique (con dos campanas cada campanero, ya que las existentes en el campanario suman un total de cuatro) en el que ambos tocan el mismo ritmo aunque cada uno a su "tempo", de modo que se produce un curioso efecto al ir a veces desfasados y coincidir periódicamente.

En ocasiones aún toca con motivo del fallecimiento de algún vecino, para lo cual efectúa el toque que se llama "a finado" y que consiste en lentas y alternativas percusiones en ambas campanas, para terminar la serie acelerando hasta llegar a un trémolo, momento en el que se para de tocar. El número de series es ilimitado y hace años el campanero efectuaba incluso hasta veinte series, desde que el finado salía de casa hasta que llegaba a la iglesia."
Y el otro, José Enrique Riestra Solar:
"Nacido en Cabueñes en 1958, agricultor. Como la mayoría de los campaneros empezó a los siete u ocho años y cesó en esta actividad hacia los quince. En la actualidad sólo lo hace en la procesión del día de la fiesta del pueblo y en la víspera.

Cuenta cómo comenzó a tocar las campanas: "Aprendí con el otru que había primero y llamábase Pedro, que era monaguillo. Después también me enseñó el señor cura que había antes, que tocaba bien y se llamaba D. Rafael". Cuando se le pregunta acerca de la relación de sus toques con los de otros campaneros, José Enrique se muestra poco vanidoso: "Yo creo que ellos tienen otra forma diferente de tocar, pero también creo que tocan mejor ellos que yo, tienen otra melodía".

Para tocar a difunto daba una campanada y no tocaba la otra hasta que desaparecía el sonido. Así varias veces hasta que poco a poco se iba acelerando, "cada vez más cerca", terminando casi con un trémolo. No diferencia el sexo del difunto en los toques, por ello el número de posas varía según otras circunstancias.

Para tocar a misa de doce, "se repicaba a las once, a las once y cuarto, y a las once y media dábase vueltas a una de las campanas -aunque ya no se voltea por peligro de derrumbe- como señal de que la misma comenzaba media hora después.

Respecto al antiguo toque de oración, dice que se hacía del siguiente modo: "Tres series de tres campanadas en la grande, o sea, nueve campanadas en total y luego nueve seguidas con la pequeña".

Para tocar coge la costa cadena  que pende del badajo y respecto a su manera de hacerlo explica: "Toco con la derecha la parte más importante. La izquierda ayuda a que salga la cosa completa."


Pasamos junto la entrada a El Prau y ya vemos de frente Casa Armonía, en el cruce con El Camín de la Frontera


En Casa Armonía estuvo El Llagar de Marcelo, otro de los célebres llagares de sidra de Cabueñes, situado pegado a su izquierda. Al fondo, los altos de La Fontana y La Cantera, ya en Somió


Enlazamos pues con El Camín de la Frontera y seguimos a la izquierda, frente a Casa Armonía


Y llegamos así al importante cruce de La Plazolina Rubiera, donde vemos de frente Casa Rubiera, de antiguo Casa Marcelo, que fue una auténtica institución en Cabueñes, chigre y merenderu de toda la vida

 
Aquí están los orígenes familiares y nacimiento del famoso cantautor y escritor Carlos Rubiera, que vio la luz en Cabueñes el 6 de febrero de 1956, si bien muy pronto su familia se trasladó a Garbelles, en la también gijonesa parroquia de Caldones, unos pocos kilómetros más al sur. Esta es parte de su biografía, que extraemos de Wikipedia:
"Carlos Rubiera es un artista polifacético que figura entre los nombres más representativos del panorama musical asturiano de las últimas décadas. En paralelo a su carrera como músico y cantautor ha publicado varios libros sobre temática asturiana y cosechado diversos premios literarios; ha ejercido la docencia como profesor de Lengua y Cultura Popular Asturiana en la Universidad Popular Municipal de Xixón/Gijón durante diez años y de Educación Musical y Llingua Asturiana en la escuela pública hasta su jubilación en 2016. Ha sido guionista y presentador de diversos programas de radio y televisión. Entre 2011 y 2015 fue concejal de Educación, Cultura y Festejos del Ayuntamiento de Xixón, creando el Festival Arcu Atlánticu. Es miembro de la Academia de la Llingua Asturiana, fundador y Presidente de la Fundación Almastur y cofundador del Partíu Asturianista, de la Asociación de Intérpretes de la Canción Asturiana y del Conceyu de Gaiteros Asturianos. Diplomado en Canto por el Conservatorio Profesional de Música de Gijón, completó su formación musical con estudios de solfeo, guitarra y piano, entre otros. Referente de la llamada Nueva Canción Asturiana, Carlos Rubiera se dio a conocer como cantautor en 1975 y desde entonces ha publicado trece discos en solitario en los que interpreta no sólo tonada o canción asturiana, sino también otros estilos como el bolero, el tango, la salsa o la balada, e incluso piezas líricas de clásicos de la ópera y el lied en versión asturiana. Ha colaborado, además, en diversos discos colectivos y de otros artistas. Tras retirarse de la escena durante seis años, los cuales dedicó a ampliar su formación con los estudios de Canto de la mano del maestro tenor Ramón Alonso, en 2002 volvió a los escenarios para presentar “Viaxe al silenciu”, disco en el que evoluciona hacia las formas de la música culta, con voz de barítono y una manera de componer más trabajada que la propia de un cantautor. En 2004 fundó el sello discográfico Producciones La Capitana, con el que reeditó “Viaxe al silenciu” y lanzó el doble CD “Carlos Rubiera, 30 años”, un recopilatorio de toda su obra anterior a "Viaxe al silenciu". Un año después realizó versiones en asturiano de piezas líricas de clásicos de la ópera y el lied (algo inédito hasta entonces, publicadas finalmente en 2019 en el libro "En clave de lluna"); y en 2006 publicó “Canciones de Xixón”, disco en el que vuelve a sus orígenes como cantautor con temas ligeros de diferentes estilos: tango, blues, reggae, bolero, etc. La publicación en 2007 de “Asturianaes” supone un salto adelante en su carrera. Se trata de una obra brillante y valiente en la que el artista renueva el género más identificativo de la música asturiana: la tonada o asturianada. En 2010 grabó “Asturianaes II”, disco que se publicaría a finales de 2015 en colaboración con FASE CUATRO. Se trata de la segunda entrega de una trilogía que se completaría con “Asturianaes III”, publicado en 2020 en el libro-disco "30 Asturianaes", trabajo que constituye una obra de referencia en la historia de la canción asturiana. Por último, en 2022 publicó el libro "Lluna d'abril", en el que se recogen piezas corales propias, junto con su adaptación al asturiano del "Coro de los esclavos hebreos" (el famoso "Va pensiero") del Nabucco de Verdi."

Actualmente lleva tiempo cerrado. Por aquí iremos a la izquierda, siguiendo El Camín de la Frontera frente a Villa Concha, para entrar en Somió por el barrio de Candenal y de allí dirigirnos a La Plaza Villamanín, la antigua parada de los tranvías, rumbo a Fontanía-La Guía para entrar en el casco urbano gijonés por El Puentín y Les Mestes






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