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domingo, 18 de mayo de 2014

EL GAVIEIRU, LA "PLAYA DEL SILENCIO", LA CALADORIA Y LA BARQUERA DESDE CASTAÑERAS: LOS PIRATAS Y EL "PEINE DEL MAR"(ASTURIAS)

El Gavieiru o Playa del Silencio, la Punta Nocedal y La Cogolla
Casa Pachín: a la izquierda sigue el camino a Santa Marina. De frente se va a la playa

Los peregrinos que, subiendo de Soto de Luiña, han llegado al cruce de Las Chabolas y allí han escogido el Camín de Las Ballotas para proseguir la ruta xacobea por la costa occidental asturiana, han llegado a Castañeras procedentes de Albuerne y Novellana. Una vez atravesada la población, siguiendo la carretera N-632a, se desvían de la misma para tomar a la derecha el acceso a  El Gavieiru o Playa del Silencio por el barrio de La Calea Baxu, y aquí, frente Casa Pachín, hay una bifurcación: la senda jacobita del Camín de Las Ballotas continúa a la izquierda para bajar al río Cándano y seguidamente seguir hasta Santa Marina, siguiente pueblo caminero


Pero antes de seguir ruta a Santa Marina muchos peregrinos optan por acercarse a la cercana playa de El Gavieiru o del Silencio, algo absolutamente recomendable si se está bien de tiempo y fuerzas, como solemos decir siempre en estos casos, dado que se trata de una de las conchas más bellas y accesibles de este recorrido, en un maravilloso entorno natural marítimo


Si bien el Camino Norte es también llamado de la Costa, no son muchas las veces que pasa a la orilla misma del mar, pues va siempre un poco, o un mucho, al interior, buscando el paso directo más accesible entre las poblaciones, sin seguir la sinuosa orografía costera. De todas maneras, dada su cercanía al mar, es factible el de vez en cuando desviarse ligeramente del camino para visitar algunas playas o localidades plenamente costeras, como es el caso por ejemplo de la capital de este concejo, Cudillero o Cuideiru, o de algunas playas como esta a la que nos dirigimos


Además, en esta fragosa costa de Las Ballotas, muy acantilada, no todas las playas y calas son de fácil acceso, las hay que incluso prácticamente solo por mar. El Gavieiru o Playa del Silencio sí, si bien hay una prolongada bajada hacia el acantilado y luego un buen trecho a seguir escaleras abajo hasta la orilla del mar. Dada la placidez de las aguas de su concha es bastante frecuentada y por eso sus accesos han sido acondicionados. Por ello, acercarse a esta playa es una oportunidad, pues de camino a ella además, veremos todo este gran sector de costa de Entrecabos, del Cabo Vidío al Cabo Busto


Antaño, los vecinos de estos pueblos, compaginaban la agricultura y el ganado con la pesca y el marisqueo, incluso tenían alguna lancha de bajura para faenar cerca de la costa. Más allá ya era territorio de los intrépidos pescadores pixuetos, del puerto de Cudillero o Cuideiru


Especialmente llamativo es que en estos pueblos de Las Ballotas muchos de sus barrios se extienden a lo largo de los caminos que, de norte a sur, comunican las playas con la rasa litoral y con las montañas, donde están las brañas vaqueiras, enlaces entre la costa y el interior. Se sospecha que alguna de estas calas fueron en la antigüedad fondeaderos y puertos naturales de la navegación de cabotaje cantábrica desde época castreña sino anterior. Además de pesca pudo haber también comercio, el emplazamiento de algunos castros y minas prehistóricas, de hierro y de oro, así lo atestigua. esto se hará más patente según avancemos por la costa occidental astur


Otro aprovechamiento de las playas eran las algas de arrastre, ouca u ocle, que se empleaban como abono. Se cargaban en redes y se subían con un sistema de poleas a tierra, cargándolas en carros y empleándolas como abono. Hoy puede decirse que tal práctica ha desaparecido, las algas son recogidas pero más bien en alta mar, por empresas especializadas, y destinadas a la industria química y de cosméticos mayoritariamente


También los usos agroganaderos tradicionales han ido cediendo paso a otra potente industria, el turismo, muchas casas se ha rehabilitado como segundas residencias, casas de veraneo, alojamientos rurales, etc.


Los hórreos son testigos de todos esos cambios, empleados fundamentalmente como almacén de grano, maíz o trigo principalmente, para hacer el pan en casa tras llevarlo a los molinos hidráulicos de los ríos, hubieron de adaptarse a nuevos usos, cuando a no desaparecer, cuando la mejora de las comunicaciones permitió traerlo a diario desde las tahonas, aprovechándose el terreno para pastos, heno de ensilar para el ganado vacuno productor de leche y carne, o cultivos hortofrutícolas, ya no para casa principalmente, sino a la gran demanda de los grandes mercados urbanos


Casas y hórreos forman calles, callejuelas, caleas o caleyas, como es el caso, que dio nombre al barrio. La mejora de las comunicaciones abarcó no sólo a las carreteras generales sino también a los antaño fragosos caminos vecinales, que fueron acondicionados y ensanchados para permitir la mecanización del campo, el acceso al mismo de la maquinaria y la concentración parcelaria 


El mismo camino a la playa permite perfectamente el paso de vehículos justo hasta llegar encima de ella, por eso no es infrecuente el paso de vehículos, no solamente en verano, también en otras épocas del año, dado que su belleza, y la de la costa aledaña, la hace muy visitada


Los Valles: en estas camperas que se extienden hasta el borde mismo de los acantilados se habilitan aparcamientos en verano, dado que en el camino mismo hay muy pocos lugares, y estos de muy poco espacio, para aparcar


La pista va bajando ya aunque aún no vemos la playa, pero ya estamos ante el Mar Cantábrico, már litoral del Océano Atlántico, llamado en la antigüedad Mar Galo, Mar Bretón o Mar Tenebroso, de épicas rutas marítimas narradas por los cronistas clásicos y transmitidas por las leyendas 


A nuestra izquierda reconocemos ya el profundo barranco o socavón que forma el río Cándano en su desembocadura, la característica orográfica más destacada del Camín de las Ballotas, con sus continuas subidas y bajadas que a nadie dejaban impasible, y de ello hablaron y escribieron abundantemente varios viajeros y peregrinos de siglos pasados


El paso por Las Ballotas era significativamente duro, como una montaña rusa de continuo sube y baja, con ríos pequeños pero que, al bajar en torrente con las lluvias desde el monte, hacía el paso muy penoso o impracticable, optándose entonces más por el otro camino, el que crestea por la cercana sierra costera, el Camín de la Sierra las Palancas o Camín de los Vaqueiros, también duro, pues sube mucho para luego bajar a pico, pero más seco


El Camín de Las Ballotas tenía además un paso especialmente peligroso, Le Pont qui Tremble lo llamaban los peregrinos franceses, El Puente que Tiembla, situado más al occidente y cercano al mar, una frágil y endeble pasarela de madera que se bamboleaba y que hacía pensarse el proseguir. Estaba situado sobre el río Cabo o Ricabu, al lado de la playa de este nombre. En el siglo XVIII se sustituyó por uno de piedra al acondicionarse el camino para carruajes, las célebres carrillanas de cinco caballos


El camín real fue la principal vía de comunicación terrestre hasta la construcción de la Carretera de la Costa, la Ribedesella-Canero, pues el ferrocarril tardaría también exageradamente tiempo hasta hacerse realidad. No obstante su circulación era un suplicio de tráfico en infinitas curvas, cosa que no se evitó hasta la inauguración de los tramos correspondientes de la Autovía del Cantábrico en ese sector, ya a lo largo de los primeros lustros del siglo XX


Por ello hasta bien entrado el siglo XX se prefirió el transporte de mercancías, y también de pasajeros, aunque desapareció antes, por los caminos de la mar que por los caminos de tierra entre los puertos cantábricos, a pesar de sus galernas y de otros peligros que vamos a ver asomados a este mirador


La rocosa costa de peñas y peñascos al pie de los acantilados, si bien esto sería más para los pescadores de bajura o para la antigua navegación de cabotaje que para los actuales barcos, pero no se es así. Esta costa ha visto varios naufragios en épocas históricamente muy recientes, lo que ha dado pábulo a no pocas historias: si un barco que ha pasado el Cabu Peñes, la punta más meridional de Asturias, acaba aquí ¿por qué será pese a sus instrumentos de navegación y a la misma observación visual de Cabo Vidío y Cabo Busto, que han también de sobrepasar?


Bajo nosotros está la playa de La Ribera del Molín, donde desemboca el río Cándano, con cuya agua funcionaban los molinos de Fausto y de Marcial. De frente está uno de esos grandes peñones marinos, El Candanón, cuya cima se yergue unos 16 metros sobre el mar


La Ribera del Molín es una pequeña concha arenosa de unos 300 metros de longitud y aunque tiene acceso peatonal es muy poco frecuentada. Carece de servicios y suele ser transitada solo por algunos pescadores fundamentalmente. Es accesible desde El Gavieiru en bajamares, por lo que, atendiendo bien a la imprescindible Tabla de Mareas, podremos visitarla en ese caso


Al fondo una delgada línea rocosa se adentra en el mar: La Forcada, entre las playas de Gueirúa y Calabón


Realmente es un conjunto de peñas, de la que la más exterior es propiamente La Forcada, que da nombre a todo el grupo. Detrás están Las Marinas y El Salto


La Forcada es un topónimo muy habitual em Asturias, tanto en el monte como en el valle y el mar, en accidentes geográficos como en núcleos de población, siempre con varias acepciones. En el Diccionario Toponímico de la Montaña Asturiana el filólogo Xulio Concepción dice:
"Una forcá, forcada, es en asturiano un palo bifurcado, en horquilla, con dos gayos, para varios usos rurales como utensilio de trabajo. Y una forca es una horca. En usos toponímicos puede tener barios sentidos, siempre como bifurcación del terreno: lomas, peñas, arroyos, valles..." 

Las Marinas no ofrece dudas, peñas del mar, marinas. No deja de llamar la atención que esté enfrente del pueblo de Santa Marina, en principio llamado Cándano, como sigue conociéndose a uno de sus barrios. La presencia de una capilla, dedicada a Santa Marina, hizo que fuese denominado generalizadamente de esta manera

Más a la izquierda El Salto literalmente es una cascada de agua, en este caso el salto de las olas al chocar con la roca. Más a la izquierda aún Los Prietos alude al color prieto, oscuro


Más a la izquierda aún de Los Prietos vemos  La Salguera, que literalmente en Asturias sería un monte o lugar de sauces, pero aquí más bien aludiría a salitre o salmoria. y que está delante de La Pulgona, un aumentativo que es un contraste, pues pulga equivale a pequeño, si bien también podría aludir a las manchas oscuras en la dentadura. Metafóricamente esta fila de peñas se parece a una línea de muelas y dientes


Ya al lado de la playa o ribera el Peñón de los Ayos, que castellanizado en Ajos parece aludir a esta planta, pero en realidad podría ser una palabra prerromana vinculada con las aguas, según Xulio Concepción, y según el también filólogo e investigador García Arias con la raíz indoeuropea al (blanco). Popularmente no obstante se dice crecían ajos, ayos, silvestres. Detrás está El Carreiro las Muyeres. Un carreiro es literalmente un camino de carros pero la raíz es realmente otra antigua palabra, kar, roca (de ahí kárstico). Y Muyeres puede ser varias cosas, referirse a mujeres porque mariscasen o se bañasen allí, o a lugar blando, mullido, húmedo o de aguas paradas, entre otros significados. Lo cierto es que, si nos acercamos a Gueirúa, veremos por allí hay formado un canal natural de rocas, al igual que un camino de carros o carreiro


Todo este dique natural de La Forcada mara el límite entre las playas o riberas, como oportunamente se dice aquí, de Calabón y Gueirúa. La de Calabón, más a la izquierda, más que referirse su nombre a calabazones puede ser un aumentativo de carba, zona de matorrales y monte bajo. Es una bella playa de cantos rodados y color ocre, de no muy buen acceso salvo en bajamares como esta desde la de Gueirúa, cuyo acceso desde Cándano en Santa Marina es relativamente fácil y por eso es muy factible de ser visitada. Lo recomendamos también sobre todo si nos alojamos en esa hospitalaria localidad y disponemos de unas horas por la tarde para ver un inolvidable atardecer, bien en la misma playa si las circunstancias lo permiten, o bien arriba desde el acantilado. Ambas tienen su correspondiente entrada a ellas dedicada en este blog


Más allá de Gueirúa y las rocas de La Forcada asoman el Peñón de Pumarín, los roquedos de La Clica y el Peñón de los Cabritos. Pumarín es la playa oculta tras el acantilado. Un pumarín es un pequeño manzanal. Es fácil que hubiese alguno en los campos de la rasa, plantado o de manzanos monteses de matorral, aunque la voz latina poman en un principio nombraba a frutos en general. Más llamativo es La Clica, denominación, como crica del órgano genital femenino, pero que en la mar da nombre a bajos perceberos


En cuanto a Los Cabritos, a la izquierda, no parece tener más misterio, parece alude a estos animales, con bastantes topónimos similares en estas costas. Se sabe que antiguamente este ganado menudo era el más abundante y pastaba libremente por los campos de la rasa, tanto era así que incluso islas o peñones con hierba en su cima, como este eran aprovechados por ellas, bien pasando ellas solas en las bajamares o llevándolas su dueño, incluso en lancha si era necesario


A lo lejos al oeste destaca en el horizonte el largo promontorio del Cabo Busto o Cabu Bustu, con sus altos acantilados de 60 a 70 metros de altura, límite occidental de la comarca geográfica de Entrecabos y junto con Vidío y Peñes los más meridionales de Asturias. Su topónimo es muy abundante y está emparentado con la palabra combustible, lugar de quemas seculares para ganar espacio al bosque. No en vano en él se han yacimientos líticos cuyo nivel más antiguo se retrotrae nada menos que al Homo heidelbergesis,  300.000 a 500.000 años de antigüedad, Paleolítico Inferior


La erosión marina ha hecho que bajo los acantilados se formen cuevas, islas y playas, algunas también fondeaderos o embarcaderos naturales, donde hay alguna cetárea y pequeñas ensenadas de pesca de bajura. Es además zona de tránsito de aves migratorias, llegando a acondicionárseles un humedal, L'Agüera, como estación de recalada. Toda esta franja forma parte del Paisaje Protegido de la Costa Occidental


En el cabo se han plantado setos vivos para proteger los cultivos, grandes maizales forrajeros, de los vientos, que allí están expuestos en todas direcciones, si bien lo que más se ve en la lejanía es el gran pinar en él plantado. Varias rutas senderistas recorren su litoral y playas hacia el faro, que no vemos desde aquí, inaugurado en 1858, ampliado en 1920 y reformado en 1965


En medio del mar, unos islotes rocosos: Las Chugaronas o L.lugaronas (l.l se pronuncia ts).también llamadas Las L.lubare, todo vinculado con llugar, lugar

 
Las Chugaronas son cuatro peñas a unos 500 metros de la costa valdesana de Villademoros o Vil.lamouros, testimonio visible de los procesos erosivos que han hecho retroceder acantilado a largo del tiempo hasta donde lo vemos ahora. Ahí recalan también las aves migratorias, como el célebre cormorán moñudo


Una línea de playas puede ser visible en días claros en el litoral oriental del Cabo: Ferreiro y Punta de la Osa, que la separa a su derecha de Ponxeo; luego la Punta Corbeirinos, que separa la anterior de la de Bachinas o más correctamente Val.linas, y más a la derecha la Punta Arenono, que con la punta del cabo guardan la del Xerrón


El pueblo de Busto está también oculto en la rasa. El camino pasa muy cerca de él, por Queirúas hacia Caneiru para pasar el río Esva o Ese en su desembocadura, en torno al que se configuró el territorio de Valdés desde la alta Edad Media, el valle del Ese, Val de Ese


Más cerca, reconocemos los cantiles de La Iglesiona y La Punta la Garita, que guardan las playas y ensenadas de Aguaduz (a veces traducido por Aguadulce, desembocadura de otro río de Las Ballotas). La Iglesiona es otro topónimo frecuente, no hace referencia a santuarios propiamente dichos, sino a  grandes cuevas naturales con arcos como los de las portadas de iglesias y catedrales. La Garita se debe a antiguas garitas de vigilancia existentes en esta marina. A la derecha otros llamativos grupos de rocas alineadas: La Zarza, Aguarríos, Las Morenas, El Caldero, La Furada, Las Biguchinas... 


En la parte occidental de la Playa Gueirúa está La Casina los Barcos, casetas donde los vecinos de Santa Marina guardaban los apareyos de pesca, así como algunos botes, para resguardarlos de marejadas y galernas. Por su parte en el Peñón de los Ayos existen restos de una antigua cetárea


Uno de los naufragios acontecidos en esta costa fue el del barco vasco Bienvenida, que encalló por motivos no conocidos cerca de la Playa Gueirúa en 1950. La tripulación se salvó y fue a pedir ayuda al pueblo de Castañeras, pero ante el coste que suponía sacar el barco se le dejó allí, siendo aprovechados sus restos por la vecindad, desde sus alimentos a los aparejos o la misma estructura para chatarra.


Sin movernos aún de aquí, pero volviendo la vista al este, vemos otro mirador natural, desde el que se observan, en la distancia, otras picudas peñas, son el gran muro pétreo y acantilado que cierra por el oriente El Gavieiru o Playa del Silencio


Para ir al siguiente mirador volvemos al camino y avanzamos unos metros más, hasta un pequeño aparcadero de coches existente un poco más adelante


La vegetación propia del acantilado, en la que predominan hierbas y helechos, cubre estos campos al borde del cantil


Desde el mirador se divisan las cuevas horadas por la erosión que se divisan en esta punta, La Cogolla, que realmente es un islote


Al oeste seguimos contemplando Las Forcadas y la gran cuña del Cabo Busto en la lejanía


Aquí dejamos de nuevo el camino a la playa para tomar este sendero hacia el mirador


El mirador es un cambo llano rodeado de helechos con unas hermosas vistas hacia La Cogolla, donde quiere la leyenda la existencia de un tesoro escondido, una ayalga o chalga, guardada por los moros o mouros, que en la mitología y tradición define a los pobladores antiguos, paganos o precristianos, de estas costas de castros y ensenadas naturales, así como de asentamientos poblacionales que se sitúan en los mismos albores de la humanidad. Varios buscadores de tesoros, ayalgueros o chalgueiros, buscaron infructuosamente esas legendarias riquezas por la zona


Y aquí tenemos esta maravillosa concha de El Gavieiru, con la Punta Nocedal cerrándola a la izquierda, y la playa a la derecha, de arena dorada y piedra casi blanca, 450 metros de longitud (otras fuentes dicen más de 500) y extraordinaria belleza, que comprobaremos aún más según nos acerquemos a ella. Su anchura media entre pleamares y bajamares es de unos 30 metros, guardada por acantilados verticales cuarcíticos, también de una hermosura imponente


 A la izquierda de la playa o ribera, dichos acantilados son los de L'Óleo, Prieto y Las Botas, impresionantes por su gran verticalidad, también horadados por el mar, que ha formado cuevas y abrigos en su base. La Cogolla, a la izquierda, que se yergue a casi 50 metros sobre el mar, está en realidad formado por varias peñas, como La Sarna y La Sarnina, impresionantes por su gran verticalidad, también horadados por las olas, que ha formado cuevas y abrigos en su base. La Cogolla, a la izquierda, que se yergue a casi 50 metros sobre el mar, está en realidad formado por varias peñas, como La Sarna y La Sarnina


Y aquí, justo a nuestros pies, otra agrupación de rocosas peñas separa El Gavieiru de La Ribera del Molín: Las Gamallas, cuya etimología tal vez provenga del céltico kam-b- (curva, que daría en galo kamba, curva o comba), relacionado con ello estaría el calamun, rama), sin duda todo vinculado metafóricamente a la forma del roquedo


La más exterior es llamativamente denominada María Gamallas. Un poco más acá es Güeyu Culo, literalmente ojo del culo, que es posible que antaño tuviese un hueco que lo recordase. Y más allá, mar adentro, un bajío es llamado, significativamente, Las Arenosas


A la izquierda volvemos a ver El Candanón, el peñasco frente a la desembocadura del río Cándano. Su raíz lingüística es el cande, blanco, que en toponimia suele aplicarse al nombre de rocas claras, según leemos en el Diccionario toponímico de la Montaña Asturiana de Xulio Concepción


 Por su parte Xosé Lluis García Arias, en Toponimia Asturiana. El porqué de los nombres de nuestros pueblos, dice: 
"El lat. CANDIDUS, A, UM ‘de color blanco’  pudo tener, en su paso al asturiano, un doble comportamiento; de un lado el más general con mantenimiento de la postónica dando lugar a resultados del tipo *candiu, *candia que pervivirían en el adj. candial ‘de buena calidad (especialmente el pan, el trigo)’, ‘cariñoso (un individuo)’.(...) 
Pero, al mismo tiempo, debió de haberse producido la tendencia a la pérdida de la postónica dando lugar a realizaciones CAND(I)DUM > *candu.(...) 
Sobre el ast. *candu seguido de un sufijo átono, el prerromano átono -ANU con las variantes -ALU, -ARU, el apelativo cándanu, cándalu o cándaru ‘rama seca y blanquecina’ y por extensión ‘persona alta y delgada’. De igual modo, el femenino cándana ‘caña grande y seca especialmente cuando queda algo blanca por haberse quemado’. 
Con esta propuesta no creemos que sea necesario, para justificar los topónimos que siguen, acudir a una explicación céltica, aunque en este idioma es posible *KANDO- ‘blanco’ palabra emparentada no sólo con la latina candere ‘arder’ sino con otras de raíz también indoeuropea"

 Dejamos este segundo mirador y continuamos por la pista que constituye el acceso rodado a los acantilados de este sector encima de la playa. En verano y con días de sol suele haber bastante trasiego de gentes, y no pocos coches

Según caminamos seguimos admirando la maravilla natural de estos acantilados. Popularmente se dice que Gavieiru es lugar de gaviotas, y que es así denominado porque nidifican secularmente en esos inaccesibles cantiles, si bien existen otras posibles acepciones relacionadas con ello, como la del latín caveam oquedad, que en asturiano, según García Arias, daría palabras como gavia, grieta. Otra cosa es que el nombre de la gaviota guarde relación igualmente con el latín caveam, como ave que anida en estos parajes, también llamada gavia en algunos lugares y del que existe la variante local gavilueta

Por esto no es extraño que haya quien apunte la etimología  de El Gavieiru a alguna de las múltiples acepciones de la palabra asturiana gavia (desde vigas y armazones de palos hasta tipos de cajas o cabañas). Por su parte, el nombre de Playa del Silencio se dice fue un apodo dado por los pescadores pixuetos dada la relativa tranquilidad de estas aguas, donde se guardaban cuando el temporal se presentaba de improviso. 

El islote de La Cogolla tiene un topónimo muy relacionado con elevaciones del terreno, dice Arias:

"Otra manera de aludir nuestros paisanos a determinadas elevaciones o crestas del terreno se inspiró en un término latino CUCULLUM ‘capuchón’, de probable origen onomatopéyico y frecuente hoy en nuestra toponimia. Con la expresión cogollu o cogollu se alude también no sólo al centro o núcleo de algo sino a la bola donde se almacena la grana de la berza o lechuga; en todo caso se trata de algo abultado de fácil aplicación oronímica..."

En cuanto a La Sarna y La Sarnina dice Covadonga Loy Madera en Cudillero, caprichos del Mar, que se piensa que su nombre viene dado por su similitud con la forma rugosa y viscosa de estos peñones, como la mancha creada por esta enfermedad. Otra parte del acantilado de Punta Nocedal se llama Las Botas, por su forma parecida a este calzado

Otra posibilidad, menos romántica, está en que el nombre del Silencio fuese ideado en su momento como atractivo turístico, llegando a popularizarse incluso sobre el topónimo real. Esto no es nada inusual y menos en playas, la gijonesa Playa de San Lorenzo fue llamada en algún momento Playa de Miami y así aparecía en algunas postales (hubo un hotel con ese nombre), pero sin embargo no cuajó, como sí lo hizo la Miami de Tarragona o, mucho más cerca, la Playa de las Catedrales o Praia das Catedráis, originalmente Augas Santas, en el ya no muy distante concello de Ribadeo (Galicia)

De todas maneras, de los casos anteriores sí existen pistas ciertas de cómo nació el nuevo nombre, no así el del Silencio, salvo que realmente sea por la cualidad de abrigo natural de su ensenada-fondeadero, si bien no siempre tan silencioso, pues es un encantador anfiteatro natural en el que se resaltan los sones del mar, cuando calmoso y sereno, cuando embravecido por la tempestad. 

El camino sigue, bajo este pinar, recorriendo la forma de esta ladera sobre los acantilados, donde acaban los prados de Los Valles

Como antaño, el terreno es pasto y siega hasta el mismo borde del cantil. En otros muchos sectores de costa han desaparecido estos prados para dar paso a las plantaciones masivas de pinos y eucaliptos destinados a la industria papelera

Sólo en algunos tramos hay unos pocos ejemplares de pinares en la zona más abrupta, ya casi sobre la misma pared rocosa de estos cantiles de El Gavieiru, playa y entorno del que se dice en el artículo a ella dedicada en la web del Ayuntamiento:

"Tal como surge a primera vista, su principal atractivo radica en su conservación y por lo tanto exige respeto medioambiental por parte de sus visitantes"

 Antaño los vecinos de Castañeras, agricultores, ganaderos y también pescadores y mariscadores, compartían esta ensenada con los citados pixuetos y aún verse alguna lancha faenando en este remanso del mar

Aparte de pescadores, hasta hace unas décadas El Gavieiru aparte tenía visitantes, según leemos en la Wikipedia:

"Es una playa paradisíaca a la que todavía no ha llegado la masificación, de modo que, hasta hace diez años, era frecuentada por personas que practicaban el nudismo. Pero en los últimos años parece que se invirtiera la situación, pues en los mejores días de verano tanto el camino de acceso a la playa como las parcelas circundantes aparecen frecuentemente abarrotados de coches. Quizás una de las razones de esta tendencia esté en la mejora de los accesos a las playas. Sobre todo tras la aprobación del Plan de Ordenación del Litoral Asturiano (POLA) por parte de la Administración de esta Comunidad Autónoma, que contempla la realización de una serie de infraestructuras en este sentido: sendas costeras, aparcamientos, miradores, etc."

Existe asimismo un trabajo, La Playa d'El Gavieiru (Asturias, Noroeste de España) como enclave geomorfológico de interés didáctico, del que son autores Cristina García Fernández, Antonio Fernández, Jesús Ruiz Fernández y David Gallinar, que incide en esta situación:

"...conforme la presión turística aumenta sobre la costa occidental asturiana en general y sobre la playa d’El Gavieiru en particular, amenazas como la que implica la presencia puntual de desperdicios en ciertas áreas de la playa se hacen presentes. Es por ello que, la puesta en valor de los atributos —geomorfológicos, ecológicos, paisajísticos— que conforman el patrimonio natural de estos espacios litorales, entre los cuales la Playa d’El Gavieiru sobresale como ejemplo paradigmático y singular, se hace más necesaria que nunca, mientras estos no han sido excesivamente alterados"

Un dato muy interesante de  Covadonga Loy Madera en Cudillero, caprichos del mar, es que existía delante de La Sarna una fuente de agua dulce en medio del mar. Estos surgideros, si bien son sorprendentes, no son muy extraños. No sabemos si sería este el caso, pero hemos conocido de algunos en los que brotaba con tanta fuerza el manantial de agua dulce que los pescadores bebían allí, pues el agua dulce podía con la salada

Las aguas son tan cristalinas que se ve muy bien el fondo, por lo que, previa licencia autonómica, se practican el submarinismo y la pesca submarina. Un gran fotógrafo, Enrique Ros Wagener, los ha fotografiado. En Asturias.com se dice que bucear aquí es un verdadero lujo, con aguas casi siempre en calma, siendo un buen itinerario submarinista acceder por el este al pie de L'Óleo a La Cogolla, llegando a poder practicarse una inmersión hasta de 18 metros de profundidad

A nuestra izquierda otra muy buena vista de Las Gamallas, El Candanón y Las Forcadas

Abundan aquí mejillones y percebes, tanto en rocas como canales, congrios, xargos y otras especies

Sigue la pista bastante llana y llega a otros pinos, donde hay un poco de espacio en esta vereda para aparcar, otro tramo que es un verdadero balcón natural sobre esta mágica ensenada

Así lo explica Loy Madera en su libro:

"Cuando los marineros eran sorprendidos por el temporal fondeaban sus barcos en ella ya que sus aguas son muy tranquilas (ya que el acantilado que la rodea la resguarda de los vientos. Los aparejos quedaban en la playa solos y abandonados, dando así una imagen de tranquilidad, calma y silencio..."

 En lo que viene a ser la última vereda de aparcamientos antes de la playa unas barandillas sobre el despeñadero hacen las veces de mirador, a la sombra del pinar, otro paraje verdaderamente encantador 

Aquí estamos sobre la blanquísima playa en la que la luz solar proyectada en ella resalta casi como si reflejase en un espejo. Como vemos aún queda hasta abajo una muy considerable bajada. Algunos peregrinos, cansados, o que se les echa el tiempo encima para llegar a buena hora a pernoctar, llegan más o menos hasta aquí, pero toman buena nota para regresar lo antes posible para venir a visitarla expresamente

Unas manchas rojizas son las ya mencionadas algas de arrastre, el ouca, que antaño se recogían para abonar los campos. Con las olas dibujan una forma zigzagueante casi perfecta, como una cenefa bordada en los cantos gris claro de esta playa, o mejor dicho, ribera, como se dice en la zona

Esta es una foto del mismo lugar avanzado el verano, sin el ouca y con unas cuantas sombrillas a lo largo de la ribera playera

Un poco más allá asoman otros grandes peñones a la derecha de la llamada Punta Nocedal: es La Caladoria, acceso a otra gran playa, La Barquera

Esta es una foto casi desde el mismo lugar pero con el sol de la tarde. Los autores de La Playa d'El Gavieiru (Asturias, Noroeste de España) como enclave geomorfológico de interés didáctico, dicen de esta magnífica formación geológica:

"... un lugar idóneo para reconocer morfologías características de medios litorales en general y propios del espacio cantábrico en particular"

La Wikipedia por su parte la llama xogarral, esto es, playa de cantos, e incide en su geomorfología:

"La Playa del Silencio o Playa d'El Gavieiru cuenta con un gran valor paisajístico y geomorfológico, de hecho, recientemente se han realizado estudios que ponen de relieve su valor como espacio de interés didáctico, describiendo los procesos implicados en el retroceso de sus acantilados, en el modelado de su plataforma de abrasión y en las formas de acumulación presentes en la playa (entre las que destacan las terrazas marinas y los cuspilitos)"

Hasta aquí suelen llegar los coches, seguir más abajo se hace complicadísimo. Los vehículos que, al llegar hasta aquí sin encontrar aparcamiento, deseen seguir probando suerte, no tienen marcha atrás, han de ir a la derecha en la siguiente bifurcación, regresando a Castañeras: es el sentido empleado para salir de la playa, pues en el mismo camino dos turismos no pueden cruzarse

Nosotros seguimos pues a la izquierda, comenzando la que es propiamente la bajada a la playa por esta ladera plantada con algunos pinos y eucaliptos

De frente son los altos de Fuécaras y Las Matas, los campos existentes al norte de Novellana, la cabeza de esta parroquia de la histórica comarca de Las Luiñas, la zona más occidental del antiguo y enorme concejo de Pravia, la llamada Pravia de Allende, comarca que se incorporó al concejo de Cudillero o Cuideiru cuando este se escindió de la tierra praviana en 1837, con las reformas administrativas liberales del siglo XIX

Mucho, muchísimo se ha escrito sobre esta playa, desde artículos divulgativos a narraciones de impresiones y descripciones de paisajes y momentos, sentimientos y personajes. Silencio es una playa, por ejemplo, es el título de una glosa que le dedica en El País Álvaro P. Ruiz de Elvira, de la que extraeremos algún buen retazo:

"La playa del Silencio no siempre hace honor a su nombre. Con la marea alta, cada vez que una ola se retira -y tratándose del Cantábrico, casi siempre hay olas-, cientos de cantos y guijarros son arrastrados hacia el interior del mar como si no quisieran formar parte de tierra firme. El ruido que provocan acompaña al oleaje y hace de este tranquilo rincón en la costa asturiana un lugar singular. Cerca, hacia el este, a 16 kilómetros, está el turístico y bello pueblo de Cudillero, uno de los lugares más visitados del norte. Viajando hacia al oeste, a 42 kilómetros, Navia. Toda la escarpada costa entre estas dos localidades es espectacular, con numerosas playas accesibles y preparadas para plantar la sombrilla, pasar el día y jugar en la arena..."

Ruiz de Elvira no deja de hablar de la mejor manera de acercarse hasta aquí:

 "Acceder a la playa, no es sencillo. Aunque se puede llegar en coche hasta donde empieza el camino que baja, es mucho más agradable dejar el coche en Castañeras y dar un pequeño paseo hasta el acantilado, donde comienza la senda -bien señalada y preparada- para salvar el desnivel. Abajo esperan 500 metros de playa, con poca arena y menos gente"

Y no deja de tener un toque final de historia de piratas, muy sugerente:

"Pese a los cantos rodados y la cadencia armoniosa de la olas, emana tranquilidad. Si van, si la descubren, si se quedan fascinados por su belleza, guarden el recuerdo y no le cuenten a nadie dónde está. Los piratas se lo agradecerán"

No sabemos si Ruiz de Elvira lo sabía, pero aquí hay historias de Piratas: según Covadonga Loy Madera que en la cercana cala de La Caladoria, donde desemboca el río Prau Llagón en la cala El Riegu, había un molino y sucedió una tragedia con la piratería...

"Una noche dos chicas jóvenes y hermosas bajaron y jamás volvieron. Allí sólo encontraron unas ropas y se dice que fueron secuestradas por piratas. Tiempo después, entre los pueblos de Albuerne y Valdredo, en un pozo hoy llamado "de las mujeres muertas", se encontraron los cuerpos sin vida de dos jóvenes, que supuestamente eran las chicas que aquella noche habían bajado al molino de Riego"

La leyenda no deja de tener una moraleja muy de época, a los molinos se bajaba frecuentemente, pues era absolutamente necesario para moler el grano del cereal, que se cultivaba en casa, para luego hacer el pan, también en casa. En muchas ocasiones no había más remedio que ir de noche al dedicarse el día a las faenas de la casería, surgiendo historias de amoríos entre vecinos y vecinas que allí coincidían, tanto si eran de vecera o comunitarios, con vez para moler; o de maquila, pago de una parte de la molienda, cuando había molinero o molinera

No estaba bien visto pues, para la doble moral imperante, que las mujeres, y menos "jóvenes y guapas", fuesen a los molinos y menos de noche. También era una forma de evitar que mozas y niños bajasen a las playas, que se tenían por parajes solitarios y tenebrosos. La de piratas parece una evolución de las leyendas del home marín, célebre y espantoso personaje de la mitología asturiana que poblaba estas playas, comiendo niños y violentando mujeres, del que encontraremos más reseñas al ir avanzando hacia el occidente, sobre todo en la zona de Tapia

A La Caladoria se va muy bien por un sendero que sigue el pequeño valle del citado Prau Llagón, el cual discurre oculto por esa línea de arbustos que constituye su vegetación ribereña. Este sendero, que vemos muy bien desde aquí parte del mismo camino que baja a El Gavieiru, pero antes de llegar a las escaleras de la playa, cruza este río y se dirige a su desembocadura

Ahí está La Caladoria, donde se unen este y el camino que baja a ella desde Novellana, acceso también a la Playa la Barquera. En medio vemos su gran peñón, que cierra esa pequeña cala. A la derecha es El Fisón, que es como decir gran hito o mojón, ya sobre la citada playa. Es muy inaccesible, de paredes verticales y a 40 metros sobre el mar, pero subía a veces un vecino, El Pisco, trepando como un escalador y provisto de guadaña, pues hay, dice Loy Madera, unos 200 m2 de vegetación

Más atrás, de roca muy clara, es La Percebera, con otra peña más pequeña a su izquierda, La Cagona y La Cagonina, así llamadas por las deyecciones de las aves marinas. Parece ser que los perceberos intercambian los nombres de La Cagona y La Percebera, pues la primera es más abundante en este preciado crustáceo

En esta foto tomada por la tarde apreciamos mejor una formación natural, una oquedad de las que tanto abundan en las rocas con la erosión, situada a la izquierda de La Caladoria

Es llamada popularmente El Peine del Mar, pues está formado por varios arcos naturales, a manera de peine por los que desemboca en el mar el río Prau Llagón. Desde aquí distinguimos bien uno de ellos

A la derecha del peine, aunque tapada por el árbol, hay una caseta al pie del camino, tal vez tuviese que ver con almacén de enseres para recoger el ouca, pues cuando vayamos veremos también un alto poste metálico que parece fue parte del mecanismo de izado de los fardos de algas

Tras explicar los accesos a La Caladoria, que ya que estamos aquí, vamos también a visitar, seguimos nuestro descenso pista abajo camino de El Gavieiru

Giro completo a la izquierda. Si nos fijamos veremos bajar también enfrente el camino que viene de Novellana

Ya de frente vamos directos hacia la preciosa concha de El Gavieiru, con el Cantábrico siempre ante nosotros

A nuestra derecha la Punta Nocedal separa El Gavieiru de La Caladoria. el topónimo hace referencia a nozales nogales, tal vez silvestres o tal vez plantados. Démonos cuenta como se aprovechaba todo el espacio al máximo, incluso trepando a los peñones más difícil a segar la vegetación que crecía en ellos. La hierba sería forraje y otras plantas mullidas para el lecho del ganado

Seguimos bajando, ahora un poco más suavemente, junto a esta mata de arbustos. Pensamos un poco en aquel consejo que dan en Zapatilleando por el mundo

"No es un lugar secreto, pero no le contéis a nadie cómo llegar a la Playa del Silencio, porque este (pequeño) paraíso situado cerca del pueblo de Castañeras (Novellana), en el concejo de Cudillero, no es un lugar masificado, aunque esta villa marinera de Asturias es un poderoso imán para el turismo"

Y ante nosotros volvemos a tener ahora de nuevo un fantástico paisaje marino, ahora desde otro sector de la concha

Las Gamallas con el picudo Güeyu Culo enfrente (en la foto justo sobre el camino). Un poco más atrás a su izquierda El Candanón, y más atrás Las Forcadas y El Peñón de Pumarín, con el Cabo Busto en lontananza...

Una encantadora visual de esta ensenada desde el este. José Miguel Barrantes describe con esta frase este momento en Viajar, de El Periódico:

"Desde lo alto del acantilado se divisa un paisaje extraordinario que pareciera salido de una postal. La forma de concha de la playa y los peñones sobresaliendo del mar frente a las paredes de roca cubiertas de vegetación nos preparan para lo que encontraremos más abajo"

 Y es que estamos ya sobre el acantilado encima de la misma playa: esa empalizada lo delata. Acaba exactamente donde empiezan las escaleras

El camino realiza un ángulo recto a la derecha y sigue bajando

Una de los más bellas estampas marinas que nos podamos figurar se plasma ante nosotros como el cuadro del mejor pintor de paisajes

A lo lejos toda la costa acantilada hasta Cabu Bustu, paso al concejo de Valdés

El mismo lugar un día de mar bella, sin oleaje: veamos cómo se reflejan las peñas en el agua: Las Gamallas, Güeyu Culo y El Candanón principalmente

Vamos a asomarnos a esta empalizada para contemplar la playa

El sector occidental de El Gavieiru, que no habíamos visto hasta ahora y que se extiende hacia Las Gamallas. Sigue así diciendo Barrantes...

"... la playa del Silencio o de El Gavieiru hace honor a su nombre y presume de una calma que se refleja en sus aguas. La forma de concha que crean los acantilados que abrigan la playa, su orientación y los peñones que emergen del fondo del mar en su flanco occidental, amansan las olas del Cantábrico y crean un espacio natural y salvaje en el que reina el silencio. Un silencio que se ha convertido en la seña de identidad de una de las playas más bonitas de toda Asturias, cuyo conjunto se encuentra enmarcado en el Paisaje Protegido de la Costa Occidental de la región"

Y continúa describiendo muy bellamente el gran peñascal que emerge del mar:

"Salvaje, sin elementos artificiales que distraigan nuestras miradas, en un entorno paradisíaco y con aguas límpidas que permiten admirar el fondo marino. Esto es lo que nos espera al adentrarnos en la playa del Silencio. Las rocas y peñascos se erigen imponentes en la parte occidental, como enormes torreones que formasen un baluarte en defensa de la fuerza de las aguas del mar"

Y ya estamos de nuevo de cara a los impresionantes acantilados verticales de La Punta Nocedal. Tal vez ahora reparemos mejor en el porqué de sus nombres: a la derecha, la clarísima pared de L'Óleo parece pintura de aceite desparramándose por un lienzo formando tonalidades y líneas. En medio Los Prietos delatan en su nombre su color algo más oscuro

Y a la izquierda Las Botas tiene realmente forma de botas, exactamente con su empeine, punta y tacón...

Las cuevas del mar, formando galerías, hacen los llamativos tacones...

Todo este trecho a lo largo de la cima del cantil es todo él un gran balcón asomado al Cantábrico

La playa en verano, con sus sombrillas, que rompen la gran franja blanca del xorragal de El Gavieiru. Barrantes dice también: 

"... los más de 500 metros de largo con que cuenta la playa se encuentran cubiertos de una perfecta alfombra de piedras de diferentes tamaños y formas, moldeadas a través del tiempo por la erosión marina. El fondo de la cubeta abrigada por los acantilados, también tapizada de cantos rodados, permite una transparencia inusitada gracias a la ausencia de arena que pudiera enturbiar el agua, dotándola de un color especial."

Traemos a colación a Pablo Montes y Estefanía Casillas, quienes hacen esta deliciosa elegía de este lugar inolvidable en La Playa del Silencio, uno de los sonidos más bonitos de España, publicado en Viajar con Pablo

"El inmenso acantilado de su vertiente oriental. conocido como la punta Nocedal y donde la fuerza del agua ha ido excavando cuevas y pequeños pasadizos, cumple una doble función en el Silencio. Por un lado, protegerla del fuerte oleaje del Cantábrico. Y por otro, dotarla de mayor encanto. Las aguas presentan una hipnótica mezcla de colores turquesa y azul que invitan a llegar cuanto antes y zambullirnos en ellas" 

Y esta es su extraordinaria explicación de los sonoros silencios del Silencio que sólo al estar en esta playa se pueden entender plenamente

"No es lo que se suele entender por silencio. Porque el silencio, aunque resulte paradójico, también puede ser sonoro. Uno sonido constante y agradable. Que se funde con el entorno como un elemento más que no perturba ni molesta. Es lo que ocurre en la playa del Silencio en el concejo asturiano de Cudillero. El sonido de las olas meciendo con mimo los pequeños y erosionados cantos rodados es lo que allí se conoce por silencio. Una banda sonora idílica que engarza perfectamente con un entorno natural digno del más imaginativo de los artistas. Por algo está considerada una de las mejores playas de España (...)"

Su situación, agazapada entre los acantilados, tampoco pasan desapercibidos a estos grandes autores de blogs y literatura de viajes:

"Escondida entre los abruptos acantilados del entorno de Cudillero, la playa aparece favorecida en cualquier imagen. Es muy complicado estropear su ‘look’ por mucho que no seamos unos ases de la cámara" 

El camino, bien habilitado para el trasiego de gentes, hace un pasillo por este canto o cresta: a la derecha se baja al valle del Prau Llagón, senda a La Caladoria y La Barquera. Tengámoslo presente al volver si deseamos después visitar también estos parajes

Nosotros recomendamos primeramente bajar y disfrutar de El Gavieiru, cuya concha y entorno admiramos desde este soberbio mirador, desde la Punta Nocedal a La Forcada y más allá

Esta explanada es como una antesala donde algunos se mudan antes de bajar y otros después, casi como un pequeño vestidor

La barandilla metálica señala que ya empezamos a bajar por las escaleras del acantilado...

La escalera está labrada en la misma pared vertical. Es conveniente ir agarrándose al pasamanos. Más de cien escalones nos aguardan antes de llegar al pedral, pedrero o xorragal (recordemos que serán otros tantos para subir, más luego la cuesta que hemos dejado atrás

Una nebulosa blanca de luz reflejada en la clarísima pared de L'Óleo, junto con la intensa blancura de los cantos, impregna en ocasiones nuestra visión y nuestra cámara

El ouca y sus vistosísimas ondulaciones. Fijémonos cómo el mar lo lleva a la orilla, formando una franja oscura

L'Óleo ante nosotros: la vegetación parece subir por su altísimo paredón, formando en su cuadro franjas verdes

Los Prietos y Las Botas, que parecen querer dar un paso adelante hacia el mar, estirando su pétrea y titánica pierna

La escalera realiza un continuado zigzag antes de llegar abajo, perdiendo altura rápidamente, por ello la importancia de ir seguros y por eso se ha puesto esta barandilla metálica, bien sujeta y segura

La escalera es también en sí misma un admirable mirador ante este anfiteatro natural en el que salen a escena todas estas maravillas de la naturaleza, que se muestran ante nosotros. No perdamos no obstante de vista los múltiples escalones y vayamos siempre pisando buen y seguros a casa paso


Salvo en días oscuros las aguas son de una variedad de azules, del turquesa al pastel, al celeste y al marino, también con tonalidades verde esmeralda, lo que invita a una buena zambullida en estas, insistimos, muy tranquilas aguas


El gran frente acantilado de La Punta Nocedal forma el gran murallón que hace de El Gavieiru casi una piscina natural, protegiéndola del oleaje, algo muy apreciado, como hemos dicho, también por los pescadores


Flores y plantas crecen también en estas empinadas paredes de los cantiles


Como tantas veces decimos, estas calas fueron en la antigüedad perfectos puertos naturales para la pesca y fondeadero de navegación de cabotaje, donde podían cobijarse de galernas cantábricas e incluso echar botes a tierra y desembarcar


No obstante los bajos son, no hace falta insistir en ello, un gran inconveniente y peligro en el que acontecieron algunos accidentes y naufragios. Ya hemos hablado del Bienvenida, pero no mucho más allá, en Ricabu, se hundió el Titinia, si bien en este caso se conocieron las causas: el corrimiento de su carga de carbón en la bodega tras un golpe de mar


Desde El Gavieiru, en bajamares como esta, puede irse a la otra playa andando, la de la Ribera del Molín, no obstante si alguien lo hace ha de controlar bien, insistimos, la tabla de mareas, no vaya a ser que se encuentre el paso anegado al regresar, a causa la subida mareal. En Viaje con Pablo nos lo cuentan así:
"Otra de la razones del encanto de la playa del Silencio es su carácter salvaje. Algo que por fortuna conservan muchos de los arenales y calas de la costa asturiana. No hay chiringuitos, ni duchas, ni puestos de salvamento, ni tampoco los incómodos y molestos barcos de recreo que rompen la magia de lugares así como ocurre, por ejemplo, en algunas de las mejores calas de la Costa Brava. Nada de nada, la naturaleza más pura y sin maquillajes. Por esto motivo, la playa del Silencio no es una visita exclusiva para los meses de verano. Cualquier época es buena, si el tiempo lo permite, para asomarnos a uno de los rincones más magnéticos de la costa asturiana. Eso sí, para saber si contamos con más o menos extensión de playa, siempre es bueno consultar el calendario de mareas en esta página web que nos ayudará a planificar mejor la visita"

Nuestros amigos de la Casa Vieja del Sastre, que conocimos en Soto de Luiña, también la glosan de esta manera:
"El Gavieiru o el Silencio, quizás la playa con más renombre de nuestro municipio, en estado semi-salvaje por la falta de servicios y accesos, pero que así queremos que continúe para salvaguardarla de la masificación. Está tan arropada por los acantilados que apenas sopla el viento y las aguas están en permanente calma. Tiene forma de concha, unos 500 metros de longitud y de cantos rodados.
Es un lugar mágico, donde mirar el horizonte y ver una puesta de sol maravillosa. Es una playa para desconectar de todo, solo paisaje y silencio"

En cuanto a las algas, deseamos compartir parte del artículo Que vienen las algas, crónica de una plaga inexistente, publicado por David en Naturaleza Cantábrica en septiembre de 2015: 
"El verano ya toca a su fin y parece que este año la cosecha de terrores veraniegos ha sido más escasa y el protagonismo se lo ha llevado la ola de calor, que más que ola ha sido un tsunami, ya que ha durado casi dos meses, sobre todo en el centro y sur de la Península ibérica.   
 Pero si hay una plaga de este verano que se termina que me ha llamado especialmente la atención ha sido la llamada "plaga de algas", que según parece indignó a los bañistas y veraneantes que visitaron la costa asturiana y gallega a finales de agosto, y que puso en pie de guerra a los ayuntamientos locales, que con tal de satisfacer al personal sacaron todo el armamento de palas e incluso de excavadoras para facilitar el acceso a los bañistas a la orilla del Cantábrico e impedir que sus delicados pies se mancharan.
Esta alarma infundada confirma de nuevo que nuestra sociedad cada vez se encuentra más separada de la naturaleza, a la que considera algo ajeno e incluso molesto, ya que se siente más cómoda rodeada de asfalto, humo y tráfico que de hierba, árboles y mar. Y debido a esto ya piensa que lo normal es una piscina azulejada y con el agua clorada y no una playa natural, con sus sus rocas, sus cangrejos y sus algas.

La arribazón de algas a las playas cantábricas es un fenómeno natural y que ha ocurrido siempre después de las marejadas estivales. Los pies de las algas se desprenden del fondo por la fuerza de las olas y cuando la mar se calma se depositan en las orillas. De hecho, lo realmente alarmante no fue la arribazón de algas de este verano sino su práctica ausencia durante los últimos años (...)

La desaparición del 95% de todos los bosques de laminarias en tan poco tiempo está relacionada con el aumento de las temperaturas de las aguas cantábricas como consecuencia del cambio climático. Las algas pardas son especies abundantes en latitudes septentrionales ya que la temperatura de crecimiento óptimo se encuentra entre los 15 y los 18ºC. Cuando las temperaturas superan esos límites, el crecimiento se reduce o incluso se detiene, por otra parte, la tolerancia térmica de estas algas es mucho más estricta durante el periodo en el que se fijan a las rocas, por lo que las temperaturas elevadas pueden reducir drásticamente el reclutamiento de nuevas algas y por consiguiente la regeneración de esos bosques marinos (...)

Afortunadamente este año parece que los bosques de algas pardas se han recuperado un poco. Quizás se trate de un hecho puntual, quizás haya sido debido a que la temperatura del agua en el momento de la fijación de los propágulos ha sido más baja que en los últimos años. Quizás sea un canto del cisne antes de la desaparición de esos bosques que durante millones de años han cubierto los fondos del Cantábrico, porque el aumento de las temperaturas como consecuencia del cambio climático sigue produciéndose con mayor rapidez que nunca, pero de todas formas, no deja de ser sorprendente que esta noticia en vez de ser un motivo de alegría sea un motivo de alarma y de preocupación..." 
"... Tal como comenté al principio, el fenómeno de la arribazón de algas a las playas no es algo extraño ni mucho menos una plaga y significa un auténtico maná para muchas especies, incluido el hombre, cuando este se consideraba una parte de la naturaleza y aprovechaba lo que ella le ofrecía. Desde siempre, los pueblos costeros han recogido esas algas para usarlas como abono y para venderlas, ya que con ellas se elaboran alimentos, cosméticos e incluso medicinas. Pero además del hombre, numerosas especies de animales encuentran su alimento entre las algas depositadas en la orilla. Innumerables especies de insectos, crustáceos y otros pequeños animales consumen estas algas contribuyendo de esta forma a su descomposición, y gran cantidad de peces y aves se alimentan de ellos, cerrando de esta manera el ciclo de los nutrientes.
No estaría mal recordarles a todos estos bañistas que protestan ante la presencia de algas que mucho antes de que el primer ser humano se untara de Nivea y plantara su sombrilla en la arena, otros animales visitaban las playas y se alimentaban en ellas. 

Y también habría que recordarles a las autoridades que antes de ceder a las presiones de estos colectivos deberían educar e informar, ya que al no hacerlo y gracias a nuestra desidia nos estamos convirtiendo a pasos agigantados en un rebaño de borregos, cada vez mas ignorantes, cada vez más estúpidos. Y cada vez más mansos. Aunque quizás sea eso lo que desean"

Ya vemos además más cerca estas geométricas formas ondulantes del ouca en el xorragal, tal como lo depositó la marea. Desde lejos recuerda a veces los arcos con relieves en zigzag de las portadas románicas, una sensación de oscilación y movimiento dibujada por la propia naturaleza en esta concha


La zona de arena es escasa, los encantos de esta playa no son sus dunas ni arenales es su naturaleza indómita, buena muestra de no pocas calas y ensenadas de este tramo de la costa occidental astur. Consideramos en este aspecto muy acertado este comentario de Viajar con Pablo
"Obviamente la playa del Silencio no es para tostarse bajo el sol tumbado sobre la inexistente arena. Los que busquen ese concepto seguro que acabarán un tanto decepcionados. Es una playa para contemplarla y, por supuesto, para darse un chapuzón. Aunque sus aguas son frías, nosotros disfrutamos de lo lindo equipados con las gafas y el tubo de esnórquel y acercándonos a la zona rocosa para contemplar el fondo marino y su fauna. Es una gozada. Personalmente valoramos más la transparencia de las aguas que la presencia de arena. Además, en el entorno de Cudillero existen otras muchas playas donde sí es posible pasear sin necesidad de escarpines y cangrejeras"

Y para los amantes de las piedras, un muy interesante, completo y ameno trabajo es el de José María Montes en Mi Geoblog: Geología y más, del que vamos a extraer unos párrafos: 

La Playa del Silencio es uno de esos lugares al que acudes atraído por su fama paisajística y medio ambiental y terminas maravillado por su geología de una belleza sin parangón en el resto de la Cornisa Cantábrica (..)

En la Playa del Silencio nos encontraremos rocas sedimentarias, principalmente cuarcitas y pizarras, con buzamientos subverticales. La parte de la playa que forman las Puntas del Nocedal y Forcada están compuestas por rocas muy duras y resistentes a la erosión (cuarcitas) mientras que en la playa encontraremos pizarras y areniscas mas blandas y erosionables. La Playa se encuentra en el flanco NW de una gran estructura plegada el Sinclinal de Brieves.


Estamos pues también ante una soberbia estructura geológica de muy variada composición, los colores y las formas de los cantiles, las rocas y la piedra así lo delatan:
"Los materiales que aparecen en la Playa del Silencio corresponden a rocas sedimentarias siliciclásticas: cuarcitas, areniscas y pizarras con una completa ausencia de rocas carbonatadas o magmáticas. Estos materiales pertenecen a la Formación o Serie de Los Cabos que con una potencia muy variable (4.000 – 6.000 mts) se extienden entre el Cámbrico Medio y el Ordovícico Inferior en un rango de edades que van de 500 a 470 millones de años según se puede ver en la tabla cronoestratigrafica internacional"

Los trilobites, los fósiles más abundantes del Paleozoico o Era Primaria, datan la antigüedad de estas rocas:
"La edad geológica de la Serie de los Cabos se ha podido determinar en base a la fauna de trilobites encontrada en la base de la Formación en el Miembro Pizarras Verdes. En este Miembro se han encontrado, entre otros, trilobites del Cámbrico Medio, concretamente de los subpisos marcados por los trilobites de los géneros Acadolenus (ver figura de la derecha) de la parte baja del Cámbrico Medio  y Solenopleurosis de un nivel superior del Cámbrico Medio"

El encanto natural del lugar es una maravilla a preservar, en ello inciden muy especialmente los autores de La Playa d’El Gavieiru (Asturias, Noroeste de España) comoenclave geomorfológico de interés didáctico:
"... se trata de un espacio en el que el desarrollo de actividades y aprovechamientos territoriales por parte del ser humano debe compatibilizarse con la conservación de sus valores naturales y paisajísticos. Los espacios geográficos del litoral albergan numerosos ecosistemas extremadamente frágiles desde el punto de vista de sus límites biofísicos, altamente dependientes entre sí, y muy valiosos para el bienestar humano. Sin embargo, el litoral del occidente asturiano experimenta actualmente una creciente presión vinculada a la reciente implantación de nuevas vías rápidas de comunicación (...)
La Playa d’El Gavieiru y su entorno cuentan con un valor paisajístico y geomorfológico evidente, debido a la gran diversidad de procesos y geoformas propias de los medios litorales que alberga. Se trata de un ámbito especialmente adecuado para la comprensión de fenómenos relacionados con la configuración geomorfológica de los ambientes litorales cantábricos, ayudando a entenderlos como espacios vivos y en permanente transformación. Sin embargo, la citada playa constituye un enclave no estudiado específicamente hasta el momento"

Antes del último tramo de escaleras, hay una plataforma natural en un rellano en forma de pasillo que es un hermoso promontorio-mirador sobre la resguardada concha. Siguen diciendo los autores de este estudio arriba citado:
"La Playa d’El Gavieiru cuenta, entre otros elementos geomorfológicos, con una orla de acantilados cuarcíticos verticales que le otorgan una llamativa forma de anfiteatro. Asimismo, en ella es posible observar una gran variedad de morfologías rocosas junto a los depósitos de gravas y cantos que la integran. Constituye, por tanto, un enclave de gran geodiversidad y con un valor paisajístico evidente"

En esta costa se comprende muy bien todo el esquema del retroceso del acantilado, las peñas del mar son el testimonio conservado de su antigua posición, más avanzada:
"El retroceso del acantilado se da a través de diversos procesos: erosión mecánica, meteorización física, meteorización química y bioerosión. Este retroceso se produce de forma más o menos homogénea, conservando más o menos la verticalidad del acantilado y a diferente velocidad dependiendo de la resistencia de los materiales, la capacidad de abrasión de los sedimentos generados por la acción del oleaje y por la meteorización, así como la propia fuerza del oleaje pues, la presión hidráulica, es responsable del ensanchamiento de las grietas que aparecen en el roquedo. En esta playa podemos observar cómo la combinación de estos factores afecta al modo en que evolucionan los acantilados litorales; en este caso esa evolución se encontrará condicionada fundamentalmente por la erosión basal y los movimientos en masa: deslizamientos, flujos de derrubios y desprendimientos rocosos"

Este hermoso y singular paraje es inspiración de vates y poetas. Estos versos, titulados Playa del Silencio, de J.Jaime, son una muy buena muestra de ello:

Encontré de arena palabras

envueltas  de caracolas

y ni siquiera las olas,

ahora  me dicen nada;

el silencio de las miradas

solo cruzan aquella playa,

hoy desierta,

sin gaviotas enamoradas

que rompían los silencios

todas las madrugadas.

 

Solo el rumor del viento

llega con la brisa callada,

curte sagaz el  silencio,

su brisa estalla en mi cara;

no sé,  si se perdió la gaviota,

si dejó de estar enamorada

o simplemente enojada

mira la Luna plateada

que cada noche ilumina

las olas de nuestra playa

y, sin saber lo que le pasa,

mi gaviota surca el cielo

al movimiento de sus alas

dejando ese vil silencio

que entristece mi nostalgia.

 

 Vuela, vuela con alas de nácar

hacia el Sol que te marchite

el silencio de tus palabras

y que sople solo el viento

sobre la arena de nuestra playa;

tal vez,  una caracola,

en la arena abandonada,

me diga cuál es la causa

que te condujo a la nada.

 

No volveré al huerto de tus hadas,

ellas duermen en mi sueño

y sueñan mis esperanzas,

pues mártir de tus silencios

abro al lejano viento

las cumbres con otras alas

que ahora me van diciendo

entre rumores de versos,

ecos de caracolas taimadas

que en la arena  están escribiendo

pétalos de corazones

a rosas encadenadas,

cuyas mariposas sienten

los otros versos que  callas.

 

Se que la melancolía estalla

en la cabeza del firmamento

y sintiendo el dulce lamento

también escribo en la playa

esos pequeños versos

que encadenan las palabras

cuando tu caracola me habla

en la playa de los silencios:

“en la arena están los luceros

junto a estrellas solitarias,

no tienen brillos ni ecos

ni lunas muertas de escarcha,

pero sienten cuanto siento

y me dicen cuanto callas”.

 

Solamente los desiertos

miran las cumbres nevadas.


Del mismo título, Playa del Silencio, son estos de Aida Acosta recogidos en Tiempo de Libélulas:

El mar es un susto repentino

la senda bajo la arboleda

susurra un canto de huellas lentas

el silencio se rompe de caminantes

y se esconde a los pies del agua esmeralda.

Los testigos, amarres de la rocosa tierra

permanecen como estatuas en la playa

y yo dibujo en el contorno

de tus labios

un beso de silencio

para el recuerdo de los días amarillos


Y así continuamos admirando todo este magnífico frente costero en nuestra bajada a la playa, La Increíble Playa del Silencio, la llama Rebeca Serna en Viajeros 3.0:
"Las rocas afiladas y el sonido del mar nos dan la bienvenida desde la lejanía. Aún no he llegado y casi se puede sentir que voy a descubrir a una de las playas más especiales y bonitas del Mar Cantábrico. Y así es. Nos encontramos en la costa occidental de Asturias y acudimos al encuentro de la increíble playa del Silencio 
Una playa tan especial debía tener un nombre igual de de especial. ¿Por qué se llama playa del Silencio? En realidad también se le conoce como playa d’El Gavieiru, pero su nombre más habitual le viene que ni pintado. Las impresionantes moles rocosas hacen de parapeto natural, protegiéndola del oleaje y creando un remanso de aguas tranquilas y silenciosas. Un paraíso terrenal de los que quedan pocos y debemos proteger"

Otra fantástica vista de las rocas alineadas en cuña adentrándose en el mar: Las Gamallas, Güeyu Culo, El Candanón y La Forcada


En su magnífico reportaje, Rebeca Serna incide en el binomio que tanto preocupa: accesibi8lidad y conservación: 
"La accesibilidad a esta playa ha mejorado mucho en el transcurso de los últimos años. Aún así, requiere un pequeño esfuerzo. Muy pequeño pero suficiente para que, incluso en temporada alta, la playa del Silencio no llegue a los niveles de ocupación tan altos de la mayoría de playas de la zona. Sin embargo, es una tendencia que está cambiando en los últimos años. Os recomiendo evitar en la medida de los posible las épocas de temporada alta. Ayudaréis a no saturar la zona y disfrutar de este pequeño paraíso con mayor tranquilidad"

Accesos que nos llevan ya a poner pie en la playa, tras bajar este último tramo de escalera...


Caminamos ya por el xorragal, el pedregal, tras dejar los últimos peldaños. Hay que pisar bien, mejor con vuestro calzado de caminata


El cloc-cloc de los cantos al pisarlos y chocar unos con otros, parece amplificarse al resonar en las paredes del imponente acantilado, que nos asombra aún más visto desde abajo que desde arriba o en la distancia


De la misma manera, como hemos dicho, cuando los arrastra la mar con la resaca, el choque de miles de morrillos al unísono, rozando unos contra otros, es una sensación de gran sonoridad que impregna el ambiente


Y este es el gran empedrado de la ribera de El Gavieiru. Las cosas que la mar arrastra cosas a estas playas se llama popularmente en la zona se llama corso. Normalmente palos, troncos, redes. material de barcos, boyas, etc. Si alguien llevaba algo mínimamente aprovechable se le decía: "¿qué traes de corso?"


Mucha de la piedra cuarcítica, llamada aquí arenón, era empleada de antiguo para la construcción, haciéndose hormigón con ella, utilizado para la caja del Ferrocarril Ferrol-Gijón, luego llamado El Vasco, pues la línea de Feve arrancaba en el País Vasco, así como la cimentación de la empresa siderúrgica Ensidesa


Pega el sol con fuerza en el albo xorragal, se agradece una buena sombrilla...


Y estas son las maravillas de La Ribera Gavieiru. Ahora vamos a ir al otro lado de la Punta Nocedal, a La Caladoria


Para ello volvemos por donde vinimos, escaleras arriba, viendo al regresar nuevamente todo este gran espectáculo de la costa de Las Ballotas y Las Luiñas desde lo alto


Como comentábamos al venir, aquí está el ramal que se dirige a La Caladoria y a La Barquera


Si no nos fijamos es posible que ni lo veamos: arranca a a izquierda, justo antes de empezar a subir la cuesta de la pista por la que bajábamos a la ribera


El sendero es estrecho pero es de buen paso, baja por el medio de esta vaguada hacia el valle


Cuando caminamos por él vemos que está bien trillado y no tiene problema ni pérdida


El valle del río de Prau Llagón, que como hemos mencionado antes nace en las inmediaciones de la braña vaqueira de Resiellas, en el Picu'l Bosque. Arriba los campos de Las Mtas y Las Fuécaras, con el camino que baja de Novellana


El topónimo Prau Llagón nos hace pensar en la formación de un lago en un prado, que creemos que no puede ser otro que este, donde se embalsaría el agua antaño con las lluvias torrenciales


Como suele ocurrir, una línea de árboles o en este caso arbustos delata el curso del río, también llamado El Riego, como el lugar de su desembocadura, en La Caladoria


Es un pequeño arroyo, pero lo suficiente para mojarse un poco los pies, y los pantalones, como no los subamos 


La clave está en no dudar y pasar rápido y pisando bien


Vemos el río y sus preciosas riberas. Estos ríos son cortos y de poco caudal, pero dado el desnivel desde su nacimiento en las cercanas montañas aquí, cuando llueve bajan como un chorros. Sus desembocaduras suelen ser espectaculares, como es este el caso: pronto lo veremos


Pasando al otro lado, el camino sube ligeramente...


Y luego llanea recto por este prado en paralelo al río, que da sus aguas al mar muy cerca ya de aquí, al fondo, en El Riego y cala de La Caladoria


El gran peñón de La Caladoria orienta nuestros pasos hacia allí, al final del valle


Subimos ahora esta cuesta. El río siempre a nuestra izquierda...


Es un corto repecho, el mar no lo veremos, ni las riberas o playas, hasta que lleguemos arriba a lo alto


En la cuesta, la roca ha sido labrada para ensanchar el camino


Y allí asoma El Riego, con el Peine del Mar, donde desemboca el río Prau Llagón


Vemos el gran arco natural que lo forma, por debajo el río desemboca en el Cantábrico


Antes, desde la distancia veíamos sólo uno de sus ojos, ahora vemos dos


Este es el camino que comunica esta zona con Novellana, el que veíamos antes al bajar. Subimos por él un poco más


En La Caladoria hay una caseta donde se guardan aparejos y enseres de pesca. A la izquierda asoma la peña del sector oriental de la isla de La Cogolla, más allá del promontorio de la Punta Nocedal


Al lado de la caseta hay un poste metálico herrumbroso. Se empleaba para bajar las lanchas a esta cala, abrigo natural, y salir a faenar


A la izquierda iríamos a La Caladoria, pero primero vamos al rellano que hay justo después para ver La Barquera


Más peñas y peñascos asoman ya sus imponentes moles desde aquí. De frente a nosotros El Fisón


Y esta es la ribera de La Barquera, como su nombre indica, playa de barcas, otro de esos embarcaderos naturales para la pesca de bajura, y fundamentalmente mariscadores. Llama mucho la atención por su aspecto recto


Su longitud es de unos 250 metros, con un acantilado en rampa muy pendiente e inclinada en el que crece profusamente la vegetación. Limita al este con la Punta Gayuelos. Enfrente hay una peña, llamada La Piquera por su forma de pico


La Punta Gayuelos se denomina así, según la tradición popular, por su aparente parecido con la cresta de un gallo, sin embargo y dado que se repiten en bastantes lugares topónimos similares, se explica filológicamente por un prerromano kal o car (roca), según leemos de Xosé Lluis García Arias en Toponimia Asturiana. El porqué de los nombres de nuestros pueblos:
"Desde hace tiempo llamó la atención de los estudiosos la frecuencia con que aparece en numerosos nombres de lugar la expresión cala- o cara-. Ello los llevó a profundizar en su estudio y a concluir que se trata de una base prerromana, KAL-, KAR- con un significado primitivo de ‘piedra’ o ‘roca’. Este elemento podría pervivir en los apelativos asturianos actuales galafra ‘precipicio’, galardeyu ‘despeñadero’, galastrón ‘sitio estrecho y apretado’. 
Sobre esta raíz algunos opinan que pudo haberse formado KALIO ‘piedra’, presente en céltico CAIO- ‘muralla’ , quizá responsable del ast. gayu ‘saliente rocoso’, hoy de uso frecuente en Valdés, y que vive en el topónimo lluanquín de El Gayo o La Punta’l Gayo. 
No ha de confundirse este primitivo gayu con otros términos de origen latino del tipo gallu, gallina..."

Es muy significativo que no muy lejos de aquí una braña vaqueira tenga esta misma denominación, Gayuelos


Más allá en elmar apenas asoman una peña muy perceberas, La Menor y La Menorina

 
Y este es El Fisón, del que ya hablamos, a donde subía aquel vecino, Pisco, a segar la vegetación que crece en su cima, verdadera proeza dadas sus paredes verticales. Más atrás asoma la blanquísima roca de La Percebera, y un poco de La Cagonina a su izquierda


Esta franja de costa es especialmente apreciada para el marisqueo. Es además el escenario de la leyenda de piratas de la que hablábamos al venir


Ahora ya nos dirigimos a La Caladoria, bajando por el sendero que allí se dirige


Entre La Cogolla y La Cagona, y frente a El Riego, se extienden unas peñas emergentes: La Oreya Mola. Oreyas era una de las maneras de llamar a las ostras, así como mola, emparentado con muela, se refiere a piedra o conjunto de piedras.


Para salir a faenar las barcas de La Caladoria habían de sortearlas hábilmente


Justo enfrente ya de la caseta de La Caladoria vamos a mirar ala derecha


Otra vista de La Barquera, pero algo diferente, es la que tenemos desde aquí


Contemplamos este gran xorragal en toda su extensión, hasta La Punta Gayuelos


La Punta Gayuelos forma otro gran espolón que separa esta playa de la de L'Airín, situada al otro lado de sus murallones


Más allá, una peña en el mar es El Fornón, topónimo bien común a muchas rocas horadas por la erosión, que les forma un hueco que las asemeja a un horno


Ahí están también Las Serrocas. A lo lejos el Cabo Vidío o Cabu Vidíu, el extremo oriental de la zona de Entrecabos, con un promedio de altura de sus acantilados de unos 80 metros sobre el mar, si bien llegan en algunos lugares a los 100. Allí reconocemos bien el faro, inaugurado en 1950, dentro de un recinto cerrado por altos muros. Fue el último que se construyó en Asturias


Enfrente del faro, El Chouzano, gran islote se singular belleza, que se yergue a unos 50 metros sobre el mar, al que los vecinos llevaban ovejas a pastar transportándolas en lancha, la cual les servía de cobijo en temporales, según dice Covadonga Loy Madera en Cudillero. Caprichos del Mar


 El Chouzano fue asimismo escenario de un trágico naufragio que así cuenta Loy Madera: 
"Desgraciadamente, en la noche del 13 al 14 de febrero de 1948, un barco llamado Castillo Vera, naufragó en El Llozano. En el barco viajaban 19 marineros procedentes en su mayoría del occidente de Asturias (Viavélez, La Caridad...).Dicho barco pegó en la peña y rompió parte del bajo. Una vez que se dieron cuenta de lo ocurrido, pusieron rumbo al Sur y encalló en los Palos de Gradas, quedándose con la proa encima de estas peñas. En contra de las recomendaciones del capitán, varios marineros se tiraron al agua pereciendo ahogados tres de ellos. Los cuatro marineros que lograron milagrosamente subir por el acantilado casi vertical, se dirigieron a una casa de Oviñana, la de Fin de Pedro. Allí llegaron pidiendo socorro y diciendo que eran náufragos. 
Al amanecer del día siguiente se movilizó el pueblo con botes de remo y lograron rescatar a la tripulación restante. Uno delos marineros fue rescatado cuando estaba a punto de ahogarse por agotamiento e hipotermia"
Es muy posible que este naufragio fuese el motivo de la construcción del faro, que al parecer ya había sido reclamado tiempo atrás ante la peligrosidad de esta costa


Para culminar nuestra visita a La Caladoria vamos acercarnos brevemente a El Riego y su desembocadura


El Riego, el río de Prau Llagón, desemboca aquí entre las rocas...


Hay un tapín de prado verde por el que caminamos a dicha desembocadura


El pedregal nos sirve para ver qué partes de esta ribera inunda el río con las crecidas


Caminamos pues por el roquedo, tengamos cuidado con tropezones o resbalones


Aquí subimos con prudencia y nos asomamos al peine, un nombre que a todas luces es de implantación reciente para designar ese gran arco y sus aberturas


Aquí vemos el célebre Peine del Mar. Cuando hay galerna o gran temporal, las olas entran con fuerza, saltando sobre el arco pero a la vez entrando por estas oquedades a presión, como un gran sifón


Es pues una muy buena oportunidad aprovechar días de mar en calma para verlo de cerca. No deja de sorprender que esto fuera una cala o abrigo de pesca y lanchas entre tan abruptos roquedos


Naturalmente pueden hacerse más cortas excursiones a partir de estas playas o riberas. Pero en principio ya bajar a El Gavieiru y de paso acercarnos e La Barquera y La Caladoria es más que suficiente para un peregrino que, aunque se aloje cerca de aquí, aún le quedan muchos días de caminata si hace el Camino Norte completo y del tirón


Incluso aunque nos alojemos en pueblos próximos (Novellana, Castañeras o Santa Marina) y tengamos además la suerte de non ir demasiado prisioneros de la hora y el reloj, el tiempo pasa y el esfuerzo causa su mella


Es por ello una buen momento para  volver por donde hemos venido, en nuestro caso La Calea Baxo,en Castañeras, y continuar ruta hacia Santa Marina, donde está otra playa de buen acceso, aunque también de múltiples escalones: Gueirúa. Luego, desde Ballota, el siguiente pueblo del itinerario jacobita costero, bajaremos a la Playa Ricabu con su famoso desde siglos atrás Pont qui Tremble (el Puente que Tiembla)



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