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lunes, 13 de octubre de 2014

COVELAS "LOS TRES RELOJES DE LA ÚLTIMA BRETAÑA" Y CEDOFEITA "EL PAZO DE LA CAPITAL PERDIDA" (RIBADEO, GALICIA) LOS VALLES DEL RÍO PEQUENO Y DEL RÍO GRANDE: VILELA, SAN VICENTE Y LAS "MUIÑEIRAS DE REQUIANDE"

El valle del Río Grande y la parroquia de Cedofeita (Ribadeo) desde el Camino

Pese a su bello nombre, no es el título ni el escenario de la famosa película película de Jonh Wayne pero sí está en el oeste, el Río Grande y su hermoso valle, que se extiende buena parte de la parroquia de Cedofeita, al oeste-suroeste del concello de Ribadeo, y que vemos desde el Camino de Santiago cuando nos encaminamos a A Ponte de Arante y Vilamartín Grande con Vilamartín Pequeno, en nuestro trayecto desde Ove, saliendo del casco urbano ribadense, a Vilanova de Lourenzá y Mondoñedo

Pero antes de un río grande ha de haber un río pequeño, el valle del Río Pequeno, que en este mismo trayecto descubriremos poco antes de Cedofeita, en la también ribadense parroquia de Covelas, justo al oeste de Ove y a solo unos cuatro kilómetros al suroeste de la emblemática Praza do Campo da Vila, corazón y centro de la villa de Ribadeo, capital de este su concello homónimo, la "llave de Galicia" como plasma su escudo

Río de Ramos, pasando de Ove a la parroquia de Covelas

Camino de Covelas y Cedofeita, ya aproximándonos al valle del Río Pequeno, antesala del valle del Río Grande, atravesamos la parroquia de Ove por los barrios y lugares de A Pega, A Eirexa, Santa Cruz, Pastoriza y O Valín, para llegar al de Río de Ramos, al pie de la carretera LU-P-5207, bajo la que pasa el Camino de Santiago, prácticamente en paralelo durante un buen tramo y que en esta bifurcación sigue a la izquierda, bajando a la casa del lugar


Los mojones nos orientan en todo momento en cada cruce del ramal a seguir, informándonos asimismo de la distancia que nos aguarda hasta llegar a la Praza do Obradoiro en Santiago de Compostela. Aquí según este estamos a poco menos de 185 kilómetros de Santiago de Compostela


Es una corta bajada hacia el Rego da Rata, que dará sus aguas al  Río Pequeno, el cual se unirá, antes de desembocar en la Ría de Ribadeo, o Ría del Eo, al  Río Grande. Con sus aguas, como con las de casi todos los ríos y regueros de la zona, funcionaban varios molinos, uno de los últimos el Muíño do Carboeiro


Ese molino estaba aguas abajo a nuestra izquierda, donde el Rego da Rata da sus aguas al Río Pequeno, en las umbrías de estos bosquetes de ribera cada vez más cercados por las plantaciones de eucaliptos, al igual que estos prados, con sus correspondientes marcos o linderos, tal que este, que delimitan fincas, terrenos y propiedades, un elemento especialmente presente en la tradición gallega, llena de sucesos, unos verídicos y otros leyendas, que tienen como fundamento el "mover os marcos", desde el vecino que se hace dueño de todo un pueblo a base de moverlos un poco cada día, como el de las ánimas solitarias o que en procesión (Santa Campaña), pagan sin descansar en paz el pecado de haberlos cambiado de sitio en vida a su conveniencia. La especialidad gallega de mover los marcos es el titular de una noticia de La Voz de Galicia, del 9-11-2007, que empieza así:
"Mover marcos es uno de los deportes gallegos por excelencia. Un deporte sin federación ni reconocimiento, pero que exige un gran despliegue físico. El GPS de bolsillo representa su mayor amenaza. Permite fijar los lindes con precisión, al igual que calcular sin especiales conocimientos de geometría, la superficie quemada en un incendio.

La gran mayoría de los montes comunales están delimitados, pero no amojonados. Existen marcos antiguos que en muchas ocasiones sólo saben localizar los viejos del lugar."

Y es que no todos los marcos están a la vista, "Hay que rastrearla en medio de los árboles, las planas asociadas, disimulada con líquenes y tapada casi siempre por el mantillo, hojas y restos de ramas", sigue diciendo dicho artículo


El Rego da Rata pasa, subterráneo y canalizado, bajo la carretera, y seguidamente también bajo el Camino, por lo que es muy posible que ni lo veamos, salvo por ese "hueco de hormigón" que asoma en la vereda derecha, entre los helechos de la curva


Luego el Camino sube ligeramente al lado de un pozo cuadrado que aprovechaba el agua del Rego da Rata


La casa de Río de Ramos ahora a nuestra izquierda. El Rego da Rata pasa, sumido entre vegetación, bajo esta mata de hortensias, viene a marcar la divisoria entre Ove y Covelas por lo que ya habríamos pasado a términos de esta segunda parroquia. En la actualidad su cauce está prácticamente seco salvo en temporadas de lluvias. Aún así algunas casas cogían agua de él


Un poco más arriba vamos a encontrarnos con el siguiente mojón jacobeo, al final de esta corta subida


El primer tramo de cuesta desde el Rego da Rata se acaba pronto, el Camino, aquí acondicionado con suelo de zahorra, llega a un cruce, en el que iremos a la derecha


Y seguimos pista adelante por las plantaciones de eucaliptos, especie arbórea de crecimiento rápido plantada intensamente en toda la cornisa cantábrica para la industria papelera, antaño para las minas y la construcción


Contando los kilómetros, metros y centímetros hasta la Praza do Obradoiro, 184, 443 km exactamente, según la correspondiente plaquita de bronce incrustada en este mojón


La pista de tierra sube recta, suavemente, un poco más. Es bastante común ver trabajar por aquí a los madereros. En tiempo de las talas el entorno cambia radicalmente y lo que hoy es un trecho sombrío mañana puede ser una campa pelada


El Camino, encajado entre las plantaciones sale ahora a la carretera LU-P-5207, que seguiremos a la izquierda


El mojón que nos encontramos enfrente, al otro lado de la carretera, nos confirma la dirección a seguir


Recordemos que la posición de la concha no implica necesariamente la dirección, en contra de una creencia popular ampliamente extendida desde que se colocaron los primeros hitos camineros, allá por los años 1990, sino que, según la normativa señalética existente, es la pertinente flecha amarilla que, para bien ser, habría de complementar la clásica vieira, que identifica el Camino


La carretera sube un poco más, a la derecha se hacen perceptibles los trabajos de ensanche de esta vía, antaño sensiblemente más estrecha


Incluso se ha reforzado en algún punto con un muro de piedra para evitar corrimientos de tierra sobre la calzada


Tenemos desde aquí una soberbia vista de las montañas del occidente asturiano al sur-sureste, destacando en la lejanía por su altura las de la Sierra la Bobia, con los 1.197 metros del Pico'l Filso en su cota más alta, "el techo del concejo de Castropol", también están El Candal (1.136 m), El Pico Cendedella (1.088 m), A Pena Grallas (1.096 m) y El Pico Monelos (1.008 m), entre otros


Helechales y eucaliptos: el Camino es ahora llano y la carretera no suele tener apenas tráfico, pero cuando pasa algún vehículo suele hacerlo a velocidad, por lo que, ante la ausencia de arcén o vereda para los caminantes, es imprescindible caminar con precaución y máxima atención


Ladera occidental de A Granda o Monte da Granda (339 m), con grandes plantaciones de eucaliptos por doquier. Veamos los pequeños crecer, pronto alcanzarán notable altura. Los primeros ejemplares de este árbol se trajeron de Australia como especie exótica y ornamental para quintas y casonas principales, de nobleza, burguesía e indianos, pero no se tardó demasiado en descubrir su gran rentabilidad


Atención de nuevo: en esta bifurcación se sigue actualmente por la carretera adelante, pero antaño el mojón indicaba ir a la izquierda por la senda que se mente en el pinar. Por alguna razón se ha cambiado


Hacemos caso al mojón pues, con su flecha indicadora y seguimos por la carretera, que hace un poquito de cuesta


Y seguidamente hay un tramo de bajada, con un estrecho tramo de arcén a la izquierda. Hemos llegado al lugar de Casa da Hedra, parroquia de Covelas


Casa da Hedra es uno de los núcleo de Vilela, también parroquia de Covelas y concello de Ribadeo. Fijémonos en esta señal que nos lo indica, con el escudo de Ribadeo, en el que se plasma una llave, "la llave de Galicia", sobre unas ondas marinas, reflejo de su condición portuaria y de ser puerta de la tierra gallega por la costa, del cruce de la ría y de la arribada por mar. Una estrella resalta su condición septentrional, al norte


Por las casas de abajo va el camino que dejaba la carretera un poco más atrás y que era por donde antaño iban las señales. Más abajo aún es el curso del Río Pequeno, separado del Río Grande aquí por el monte de O Cordal (182 m). Más allá y también plagado de eucaliptos el monte As Pedreiras  (282 m). Aunque realmente no llegamos a verlo, compartimos lo que nos dicen del Río Pequeno en Wikipedia:
"Nace en el lugar de Cereixido (Devesa). Su curso transcurre enteramente por el municipio de Ribadeo, desembocando en el río Grande a la altura de Reme, en las coordenadas 43°30′N 7°4′O. Su corriente movió bastantes molinos de los que sólo queda en funcionamiento (sin actividad) el 'muíño do Carboeiro'. A esta altura recibe al arroyo 'Rego da Rata', y todo el recorrido desde el molino hasta el lugar de la Ría de Ribadeo está salpicado de ruinas de otros molinos en un entorno tranquilo y hermoso."

Carretera abajo pasamos junto a este casetón y aprovechamos esta franja de arcén para caminar por ella, bien arrimados a la vereda, mientras seguimos bajando poco a poco...


Y ya vemos a lo lejos el valle del Río Grande, cerrado al sur por el Alto da Tarola, el Monte da Granda (237 m), Pena Moura (286 m) y otros. Más allá es el Pico Axilde (509 m) con su cumbre gemela del Pico San Fernando (508 m), por cuya otra vertiente discurre otro de los dos caminos oficiales del Camino Norte de Santiago, el que ha pasado de Asturias a Galicia por Ría de Abres y concello de Trabada, El Camín Vello, que empleaban muchos peregrinos para evitar cruzar la ría por su bocana, más ancha y expuesta, buscando pasarla río Eo arriba, donde se estrecha y un nuevo puente sustituye al histórico de A Ponte Vella de Abres


La primera vez que se menciona a esta parroquia en un documento conservado es en el siglo XIII, cuando aparece mencionada como Covellas en textos del archivo de la catedral de Mondoñedo, sede episcopal y capital hasta 1833 de una de las antiguas siete provincias del hasta entonces llamado Reino de Galicia. Más tarde, en 1488, aparece como Cubelas, forma que aún pervive si bien en el Nomenclátor de Galicia se opta por la forma, actualmente oficial, de Covelas, etimológicamente pequeñas cuevas u hondonadas. En Aproximación á toponimia das freguesías de Arante, Cedofeita, Couxela,Covelas, A Devesa e Ove do concello de Ribadeo: núcleos habitados, de Rocío Dourado Fernández, del Instituto da Lingua Galega (ILG) de la Universidade de Santiago de Compostela (USC), leemos lo siguiente:
"Topónimo ben documentado nos textos medievais, a través de formas como sanctus Uincencius de Couelas (1124), Couelas (1202, 1286), Couellas (1286, 1287), sancti Vincencii de Couelis (1373) ou San Viçenço de Cubelas (1488). Atendendo ás características gráficas destes rexistros (polo demais moi estábeis) e ás propias circunstancias orográficas do lugar (un núcleo habitado encravado no fondo dun pronunciado val) debemos estar ante un diminutivo (mediante o sufixo -ela < latín -ĕlla) do substantivo cova ‘burata, cavidade natural do terreo’, tal e como acontece con outros topónimos referidos a entidades coas mesmas características"

Entre las casas de abajo está la llamada precisamente Casa da Hedra, que dio nombre a este núcleo, el que vivían las familias de Conde y Carrelo. Esta parroquia, junto con las de Arante y Santalla de Vilausende, se dice son las de mayor producción agrícola y ganadera del concello de Ribadeo. Al estar relativamente apartadas de la costa se han mantenido sin duda más las labores tradicionales del agro gallego, adaptadas eso sí a los nuevos tiempos con la mecanización del campo


Testimonio de la esencia rural de estos parajes son los cabazos, este del célebre estilo Mondoñedo, muy usual en toda la comarca, con sus paredes laterales de listones de madera y un pequeño espacio entre uno y otro para que pase el aire al interior. Muy características son también en él los puntiagudos picos del tejado, de pizarra en sus vertientes y de teja en sus ángulos y aristas


A nuestra izquierda sube el camino desde las casas de abajo. Aquí de frente los ríos Pequeno y Grande pasan muy cerca el uno del otro, formando prácticamente un solo valle que se comunica por un pasillo entre el monte de O Cordal a la izquierda y O Carril a la derecha


En la distancia, al fondo del valle, está la parroquia de Cedofeita, con A Pena da Trapa (262 m) dominándola desde lo alto, al igual que A Pena de Teixido (419 m) y O Chao de San Fernando (426 m)


El Monte de San Fernado es como se conoce a toda esa alta serranía que hace de frontera natural entre Ribadeo y Trabada. A la izquierda del Chao de San Fernando seguimos viendo el pico de su nombre y su gemelo el Axilde, del que ya hemos hablado


Un mojón en esta intersección nos indica continuar todo recto carretera abajo, pasando entre más casas


Pese a ser un trecho de asfalto, hasta pasado Vilela, este tramo es cómodo y muy agradable de caminar disfrutando de los paisajes de los valles del Río Grande y Río Pequeno con su multitud de afluentes


Desde aquí por ejemplo vemos en la distancia la derecha el emblemático Monte do Mondigo (569 m) el más alto de Ribadeo, a la derecha de la foto


Es fácil de identificar, además de por su altura, por sus penedos en la cumbre pelada, donde se han instalado numerosas antenas. Es además el más alto de la serranía costera que separa la franja litoral de los valles del interior en esta comarca de A Mariña, A Mariña Oriental


Como muchos picachos y cumbres costeras, si bien no tienen una altitud considerable sí dominan una amplia panorámica que abarca una gran extensión de territorio. Fácilmente accesible, desde la cima del Mondigo se divisa una admirable panorámica de la costa cantábrica entre Tapia (Asturias) y Burelan (Galicia), dominando aquí, a sus pies, estos valles del Río Pequeno y del Río Grande


Según bajamos, una mata de eucaliptos nos oculta tan emblemática montaña. La volveremos a ver un poco más adelante, en Vilela. Ahora nosotros pasamos este cruce y seguimos todo de frente rampa abajo sin pérdida


A la derecha otro grupo de casas junto a la carretera LU-P-5207 y bajo las laderas de A Granda, a medio camino entre A Casa da Edra y Vilela


La primera es de estilo tradicional y campesino, con su cubierta a cuatro aguas hecha de lousas y con teja en el remate de sus ángulos. Las dos siguientes son ya más modernas y más residenciales que labregas


A la izquierda un tramo de la antigua carretera. Se supone que seguiría un trazado igual o muy aproximado al antiguo camino de Ribadeo a Mondoñedo


A la izquierda, otra magnífica vista del valle del Río Pequeno, ahora bajo O Cordal. A la derecha es el paso al valle del Río Grande. Más atrás As Pedreiras sigue siendo una buena referencia. A la izquierda y en lontananza la línea de cumbres del Monte de Miyurín (517 m) y El Pico da Espineira (496 m), dentre Vegadeo/A Veiga y Castropol (Asturias). Por abajo y a su izquierda se dirige a pasar la Ría de Abres, Eo arriba, el Camín Vello


Avanzamos carretera adelante, siempre bajando y sin hacer caso de momento a otros ramales ni desvíos


Y de nuevo otra soberbia vista del valle del Río Pequeno, el cual discurre prado abajo, oculto por las arboledas ribereñas


En primer término los campos de A Capela, así llamado este lugar por la venerada capilla del Carmen, junto a la que vamos a pasar enseguida. Un poco más lejos, en un collado, A Pena, donde hay bar y albergue: allí dejaremos la carretera. Más allá de nuevo las cimas del Monte San Fernando con A Pena de Teixido a su izquierda. A sus pies y en medio de la foto tal vez distingamos algunas casas de Francas, A Igrexa y Os Pozos, en la parroquia trabadense de A Valboa


Podemos tomar a la izquierda este tramo de carretera vieja, que nos va a permitir contemplar mejor estos valles y apartarnos ligeramente del paso de vehículos que circulan por la actual


Los paisajes marítimos, o de rasa costera del Camino Norte, ya han quedado totalmente atrás según nos adentramos paso a paso en Galicia, tomando la dirección sur-suroeste, la línea más directa hacia Santiago. Si bien se supone que en la alta Edad Media el Camino principal iría más próximo a la costa para ganar Compostela, el traslado de la capital episcopal y política del territorio desde San Martiño de Mondoñedo (Foz) a O Val de Brea o Vallibria (el Mondoñedo actual), en 1112, o la fundación de una nueva villa en el coto de Vilaronte, la actual Vilalba, favorecieron este camino, más directo (así como el Camín Vello) entre la costa y Compostela


Dentro de este contexto, el que la villa de Ribadeo hubiese sido capital de esta diócesis-provincia de Mondoñedo entre 1182 y 1219 (con evidente disgusto para los mindonienses se entiende), habría impulsado considerablemente a la población y los caminos, marítimos y terrestres, que en ella confluyen y de ella salen, tal que este


Camino que nos lleva a Vilela, cuyas primeras casas vemos allí enfrente,  bajo los montes de O Carril (195 m) y Foxas (249 m) a su izquierda, y dando vista al Monte Mondigo, con su característica forma cónica en la lejanía


A la izquierda está la Capela do Carme, que da nombre al lugar, A Capela, cuya pequeña espadaña delata su presencia en esta encrucijada de honda tradición romera


Primeramente vemos la Capela do Carme, la capilla del Carmen de Vilela con su campo de romerías, al que nos acercamos para cruzar y donde podemos hacer un alto y reposar de nuestra larga caminata


Según nos dice en Ribadeo. Alén do Camiño, se trata de un edificio sencillo, de muros recubiertos de hormigón y cubierta a dos aguas de pizarra. "Fruto de la devoción popular, su única nave está presidida por la imagen de la Virgen, a la que acompañan San Marcos y la Dolorosa".


Aquí cruzamos la carretera con cuidado, hay una curva con no mucha visibilidad y nada parece advertir del paso de peregrinos a los automovilistas


Artístico letrero señalizador con letras de hierro, colocado en una pena a la entrada de Vilela


Y una vez cruzado al otro lado seguimos cuesta abajo, con el Monte Mondigo dominando la escena


Vilela, en la cabecera del valle del Río Pequeno, formó parte de las posesiones del monasterio de San Salvador de Lourenzá, el cual veremos en este camino, y como tal figura en 1131, pasando después a ser patrimonio del Cabildo de la catedral de Mondoñedo


Esta presencia monacal explicaría que aquí existiese tempranamente un núcleo de cierta relevancia en torno a esta parte de la parroquia de Covelas, cuya cabeza y parroquial están aún a unos 3 kilómetros largos de distancia. El topónimo Vilela, diminutivo de vila (villa) es revelador. Seguimos leyendo en Ribadeo. Alén do Camiño:
"Su urbanismo es el típico de los pueblos atravesados por una importante vía, con casas que se estiran por ella y por los caminos menores que confluyen. Hoy presenta algunos magníficos ejemplos de arquitectura tradicional, pero dista de ser el núcleo activo que en el siglo XVIII era capaz de mantener dos tabernas abiertas."

Y es que en aquel dieciochesco "siglo de las luces" era este el Camino principal, para viajeros, tratantes, trashumantes, peregrinos, transeúntes y viajeros en general. No pocos harían parada y fonda en Vilela, si bien los romeros jacobitas es fácil continuasen un poco más allá, hasta A Ponte de Arante, con su antiguo hospital especializado en su piadosa acogida


En lo alto, el Monte do Mondigo ha sido una estupenda referencia geográfica y visual ya desde la costa occidental asturiana. Cada vez que lo veíamos pensábamos en este momento de verlo a sus pies, en el trayecto de Ribadeo a Vilanova de Lourenzá y Mondoñedo


El monte, como muchos otros, es una perfecta estación meteorológica, por eso en Vilela, como en otros pueblos de sus alrededores, se dice aquello de "Condo Mondigo pon el capelo, todas as veyas tamblan de medo", es decir, que cuando el monte se cubre de niebla o nubes (capelo -capotillo-), va a hacer mal tiempo y por eso "las viejas tiemblan de miedo"


Hortensias y setos. Una hermosa noticia de alcance local en Vilela fue la de las bodas de oro del matrimonio de Marcial Suárez, oriundo del mismo pueblo, y Digna Fernández, del vecino concello de Barreiros, celebrada el 9 de julio de 2011. El Progreso de Lugo les dedicó una bella glosa unos meses después, titulada "Viviremos en nuestra casa hasta que aguantemos", la cual es un ejemplo del apego al terruño durante toda una vida:
"Marcial Suárez es de la propia localidad ribadense, mientras que Digna Fernández proviene del vecino municipio de Barreiros, aunque ahora, tras medio siglo en su casa de Vilela, ya se considera una vecina más de esa zona. Su marido confiesa que «agora xa nos quedaremos aquí ata que aguantemos, ata que xa non poidamos máis», y dice que no tienen ni intención ni ganas de marcharse. 
La celebración de sus bodas de oro fue para ellos una fecha importante porque fue la culminación de una trayectoria vital complicada en lo laboral pero, reconocen, muy bien avenida en lo personal. 
«Eu traballei 33 anos de maderista», recuerda Marcial Suárez, quien indica que fue un trabajo duro que llevó a cabo con sumo interés y que luego dejó paso a un trabajo más ocasional en los muelles de Ribadeo, aunque ya de un modo más esporádico. 
Digna Fernández, mientras tanto, trabajaba en casa atendiendo una pequeña ganadería «pero teríamos nove vacas cando máis tivemos, así que era moi pouca cousa» y al final una enfermedad de la piel de ella misma que le complicaba ese trabajo hizo que acabasen por dejarlo. 
Ahora cuentan especialmente orgullosos que «a nosa filla Lourdes é filósofa e está na Coruña. Tamén na Coruña está a mediana, Carmen, que traballa na Deputación, e Javier é o director dun colexio en Vilalba». 
Y se paran también especialmente a citar a sus siete nietos, de los que están igualmente satisfechos porque todos afrontan con buen tino los estudios, algo que les preocupa «porque estase notando moito a crise». Ellos mismos dicen sentirla de forma especial en estos últimos años."

Dando vista siempre al monte, del que también se dice lo de "Mondigo acapelado nordeste ó rabo" (Mondigo encapotado, viento del nordeste al rabo), pasamos ahora junto a este hermoso hórreo o cabazo del estilo Mondoñedo



Este tiene sus picos pintados de planco. A la puerta, sobre la escalera, el perro guardián vigila la finca


Y baja presto, ladrando a los forasteros que pasan delante del portón. Más allá, a la derecha de la foto, lo que parece un pequeño oratorio es realmente un pozo de agua, cerrado con portezuela de madera. Detrás, una casa labrega tradicional bajo la eucaliptalizada ladera del monte A Granda


Según bajamos va ocultándose a nuestra vista el Monte Mondigo, cuyo nombre, según el antes citado estudio de Rocío Dourado Fernández, aparece plasmado como Mondiso en un documento del año 1002, si bien parece una mala lectura o transcripción defectuosa. Podía explicarse a partir del indoeuropeo men con el significado de elevarse o dominar, base etimológica del latín monsmontis, el antiguo bretón monid y el címrico mynydd, todo ello con el significado de monte. En cuento al sufijo igo podría venir del sufijo céltico iko muy presente también en numerosos topónimos


"Villam de Covelas cum voce regia"
 aparece mencionada la parroquia en un documento por el que el rey Alfonso IX intercambia propiedades con el obispo de Mondoñedo en 1202, así como la "villam de Vilela cum hereditate e cum familia", en virtud del cual las parroquias ribadenses de Covelas, Vilaselán y Piñeira serían recuperadas por la Corona, que por entonces era como decir el Estado. No obstante, el  Conde de Ribadeo llegaría a tener sus correspondientes derechos señoriales sobre ellas, otorgado por Juan II de Castilla en 1431 a Rodrigue de Villandrado en premio a sus servicios. De él escribe Rodrigo Cota en El Progreso, dentro de su sección Galicia histérica, el 23-3-2021:
"...el primer conde de Ribadeo fue un francés, un tal Pierre, conocido en Galiza como Pedro Le Vesque de Vilaines, aunque otras fuentes le llaman Le Basque, imagino que por creerlo erróneamente vasco y era un tío que a las órdenes de otro francés, Bertran du Glesquin, ayudó al aspirante Enrique II de Trastámara a luchar contra su hermano Pedro I el Cruel para arrebatarle el trono, y sobre todo a asesinarlo a puñaladas, que era la mejor manera de resolver un tema sucesorio en la Corona, más o menos como ahora pero sin complejos.
En agradecimiento a los servicios prestados, Enrique II le dio a Pedro Le Vesque el condado de Ribadeo, lo que incluía la propiedad de la villa. Era poco habitual que los reyes de Castilla entregaran condados y tierras a extranjeros. De hecho era norma en las escasas ocasiones en las que esto sucedía darles antes una carta de naturaleza por la vía rápida, que era como la nacionalidad, como hacen hoy con los deportistas. Ignoro si el primer conde de Ribadeo, que recibió ese título en 1431, tuvo que pasar ese trámite, pero lo que sí sabemos es que el muy desagradecido no debía sentir aprecio por sus nuevas tierras, bien porque ya era un magnate con castillo en Francia, que lo era, bien porque andaba escaso de liquidez. 
Así que Pierre vendió el condado, lo que supone otra rareza. Yo no conozco otro caso, entre otras cosas porque nadie se deshacía de un título de tal calibre ni de una villa en propiedad concedida graciosamente por un rey. Por supuesto, tuvo que hacerlo con permiso de la Corona, que era quien daba y quitaba títulos. No creo que al rey le hubiera hecho ninguna gracia hacer esa excepción, pero es de suponer que le interesaba llevarse bien con los franceses, pues de otra manera es inexplicable que alguien vendiera un condado. 
El título volvió a la corona cuando el comprador se quedó sin herederos, con lo que se le concedió a otro, tocayo mío, pero no es cosa de llenar esto de nombres. Vamos directamente al final de la historia del condado de Ribadeo, que acabó en manos de la Casa de Alba. No sé si ya conté una vez que los títulos más respetables de la Galiza medieval acabaron en la depredadora Casa de Alba. Si no fuera por condados como el de Lemos, el de Salvaterra, el ducado de Soutomaior y así hasta una treintena, todos los miembros de la familia Fitz-James Stuart estaría ahora tocando la flauta en una calle o pidiendo dinero para un bocadillo aunque todos sabemos que es para droga, que podemos engañar a otros y a nosotros mismos pero a Dios, señora mía, a Dios no se le puede engañar porque todo lo ve."

Es este el llamado Camín Vello de Lourenzá (Camino Viejo a Vilanova de Lourenzá), mencionado en algunas guías-web como la del Camino de Santiago Diócesis de Ciudad Real, donde nos ofrecen una amena explicación de este tramo caminero:
"Saliendo de Ribadeo, la ruta sigue el llamado Camino Viejo de Lorenzana, una vieja calzada que aparece con la denominación de antiqua stratta en un diploma del rey Silo (774), lo que induce a pensar que se podría tratar de una vía romana de la Antigüedad o de un camino altomedieval anterior al s. VIII todavía en buen uso al inicio de las peregrinaciones y en tiempos posteriores. A la salida de la villa costera hay que dirigirse a Ove, que conserva intacto un tramo del camino medieval, para encaminarse hacia la parroquia de Covelas, pasando por los núcleos de Valín y Pastoriza.
El Camino del Norte conduce, a continuación, a Vilela, pasa cerca de Cedofeita (cito facta, uno de los asentamientos altomedievales de la zona) y sigue hasta Lourenzá, pasando por una serie de pequeños y entrañables lugares plenos de sabor tradicional: Ponte de Arante –donde hubo hospital de peregrinos desde el s. XVI y se conserva una interesante capilla con frescos de la época–, Vilamartín Pequeno, Vilamartín Grande, Gondán y O Corveiro."

Fauna doméstica, en una finca al lado del Camino o porco sale a saludarnos...


Grandes orejas que casi no le dejan ver, parece sin duda de alguna raza autóctona, el porco celta. Esta es su ficha en el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación:
"La raza Porco Celta era la raza porcina más importante en Galicia hasta comienzos del pasado siglo, iniciándose a partir de los años cincuenta una importante reducción censal debida principalmente a la importación de otras razas cuyo crecimiento era más rápido y tenían un mayor rendimiento. Así, en 1951 sólo el 14% de los cerdos en Galicia eran de raza Porco Celta, llegando posteriormente casi a su desaparición en el territorio gallego. Los animales que conocemos como “Porco Celta” no corresponden únicamente a una sola raza, sino a distintas agrupaciones raciales originadas desde un tronco común, el tronco Celta, siendo el Chato Vitoriano y el Porco Celta gallego los más representativos. La asociación de criadores de ganado porcino Celta (ASOPORCEL), se creó el 19 de enero de 1999, siendo el 24 de marzo de ese mismo año reconocida como asociación de ámbito autonómico. ASOPORCEL es la única entidad reconocida oficialmente como gestora del libro genealógico de la raza Porco Celta, mediante el Decreto 149/2011 del 7 de julio de la Xunta de Galicia y actualmente tiene ámbito nacional."

Las ocas, tan vinculadas al Camino de Santiago, nos miran al pasar. De ellas y del juego de su nombre nos dicen en Xacopedia:
"El tablero del juego de la Oca se interpreta como una guía simbólica y encriptada del Camino de Santiago. Se asocian los símbolos del juego con las etapas de peregrinación. Su origen incierto se relaciona con el Camino de las Ocas, el Camino de las Estrellas, la Orden del Temple, y los templarios, María Magdalena, los merovingios, las leyendas, el bestiario y el portazgo.

El juego se habría instaurado cuando Francisco de Médicis le regaló a Felipe II un ejemplar. Causó furor en la corte, se convirtió en obsequio a partir de entonces entre la nobleza y pronto se popularizó en toda Europa.

Otra teoría extendida entre los estudiosos del tema atribuye su invención a la Orden de los Templarios, creada en 1118 en Jerusalén por los cruzados europeos. Las 63 casillas de las que consta el juego corresponderían con las oquedades de la concha de un nautilus, que originariamente era lo que se utilizaba como tablero. Detrás de los puentes, las ocas o las posadas, quizá se encontrarían claves para iniciados en la enigmática orden. Para los templarios, la base del animal, es decir, los dedos de las patas de la oca asimilados a una horqueta de tres brazos, o a una Y, simbolizan también una cruz particular y cristiana. Es una cruz templaria como la que se puede observar en Puente la Reina, en la comunidad de Navarra.

El disco de Phaistos, descubierto en Creta en 1908 y fechado hacia el año 2.000 a.C. consiste en un disco plano de arcilla, de unos 20 cm de diámetro, con una línea en espiral con 31 casillas en una cara y 30 en la otra. Ya en este disco aparecen en ocho casillas pájaros de gran tamaño, por lo que también se asocia como precursor. (...)

El tablero del juego de la Oca tiene forma cuadrangular y lleva dibujada una espiral dividida en 63 casillas, numeradas del 1 al 63, con sus dibujos y normas correspondientes. Hay 24 casillas con figuras y reglas fijas asignadas, las demás pueden mostrar diferentes motivos.

El viaje de ida está representado por las 32 casillas iniciales, que simulan las 32 etapas del Camino de Santiago. El viaje de vuelta corresponde a las casillas 33 a 63, es decir, el tablero del juego de la Oca se quiere interpretar como una guía de ida y vuelta del Camino de Santiago. En este sentido, sería una proyección invertida del disco de Phaistos, necesaria para simplificarlo y convertirlo en un juego que resultase de más fácil comprensión. La interpretación de los símbolos corresponde a los iniciados, pues el pueblo jugaba sin conocer los significados primitivos. El juego era esencial para no olvidarse de la estructura del tablero y del significado de los símbolos; recordemos que estamos hablando de una guía no escrita, sino simbólica.

En sus orígenes el tablero en realidad no existía, era su estructura lo que se conocía, pues era dibujado sobre cualquier superficie: pizarra, arena, etc."

Otro animal caminero por excelencia, las recuas de mulas de los arrieros fueron el motor de aquellos verdaderos transportistas de la antigüedad, cuando gran parte de los antiguos caminos no estaban siquiera habilitados para el tránsito de carros. Los arrieros y otros viajeros es fácil se hospedasen en ventas y tabernas como las que se sabe hubo en Vilela, las cuales serían también ocasionalmente empleadas por los peregrinos, si bien estos preferirían en principio alojarse en las fundaciones hospitalarias, como las que aquí encontrarían en Ribadeo, A Ponte de Arante, Vilanova de Lourenzá y Mondoñedo


Enfrente vemos el monte O Carril en época de tala, laderas peladas tras la corta de eucaliptos. Vilela tuvo en tiempos cierta actividad minera, extrayéndose mineral de hierro que era transportado en carros de bueyes hasta la ensenada de A Veneira, en Reme, donde el Río Grande desemboca en la ría


A nuestra izquierda la Casa Paco de Antón, construida en 1969 y la única que encontramos a la izquierda del Camino a nuestro paso por el núcleo de Vilela


La placa de la fachada anuncia su nombre...


A nuestra derecha una fila de casas en el cruce que va a A Silveira. A lo lejos volvemos a ver el Monte Mondigo, Atalaya sobre A Mariña Oriental y donde en algún momento se planteó instalar un parque eólico, por lo que es posible que en algún momento lo veamos coronado de aerogeneradores


Fijémonos en la muela de molino que hoy día se conserva en medio de este jardín, sin duda procede de alguno de los antiguos molinos del Río Pequeno


En este cruce el Camino sigue de frente, si bien hemos de decir que a la derecha se va también al hotel de Casa Doñano, de tres estrellas, hermosa posada rural en una gran casa campesina restaurada. El 26 de septiembre de 2023 La Voz de Asturias publicaba la noticia de su posible venta a un grupo inversor, plasmándose en ella su historia familiar, estirpe de emigrantes, que es el extracto de la misma que aquí compartimos:
"Casa Doñano tiene una historia ligada a la emigración y a los indianos retornados. Su origen está en un chaval que con 16 años, a finales del siglo XIX, emigró a América. Se llamaba Jesús Millares e hizo fortuna en Cuba en el negocio del carbón. No olvidó su tierra y regresó a Vilela, donde compró un terreno y construyó una espectacular mansión a la que volvía cada año para vivir en ella durante un mes de vacaciones. He ahí el supuesto origen del nombre de la casa. A Jesús Millares le llamaba don, por dueño, que unido a año, con el tiempo dio nombre a la casa. Falleció en La Habana en 1914 y años después uno de sus descendientes, Manuel Millares, logró hacerse con toda la casa y el terreno comprando la parte que correspondió a otros herederos. Pero eran tiempos duros y Manuel no tuvo más remedio que ir vendiendo sus propiedades, de modo que la casona fue cayendo en el abandono y en 1961 pasó a otra familia, vendida por 60.000 pesetas.

 Casa Doñano recuperaría su esplendor años después, cuando fue adquirida para convertirla en un establecimiento rural, que abrió en diciembre del año 2000. Iniciaría otra nueva etapa en 2006, con otros gestores (los actuales propietarios) y, con altibajos, siguió operando como hotel, hasta que hace unos años el inmueble fue puesto de nuevo a la venta. El precio inicial fue bajando hasta los 1.250.000 euros que aún sigue figurando en algunas webs de inmobiliarias. A finales del 2021 se actualizaba la oferta con un precio de 880.000 euros negociables en una inmobiliaria ribadense, y ahora está en 700.000 euros, que dadas las características y estado del hotel está captando la atención de grupos inversores."


Es además el cruce que va a A Silveira, uno de los accesos al Monte do Mondigo, cerca del nacimiento del Río Pequeno. Según lo dejamos atrás vemos otro cabazo bellísimamente restaurado


Detrás de él, a la izquierda de una fila de casas, un pallar, también restaurado. Fijémonos en los cultivos de fabas en esta huerta, y es que estamos en plena zona de la IGP Faba de Lourenzá


Y este es el puente sobre el Río Pequeno, justo antes de una curva muy cerrada en este tramo de carretera antigua


Al cruzar podemos ver atrás otra de las fachadas de Casa Antón de Paco


El Río Pequeno a nuestros pies. A lo lejos, al fondo de esta vega, se divisan algunas casas de A Silveira, topónimo vinculado a selva, al pie del monte llamado precisamente As Silveiras, donde nace el rego de este nombre, afluente del Río Pequeno, al que da sus aguas en medio de este pequeño valle


Al otro lado del puente otra fila de casas, empieza aquí un poco de cuesta hasta A Pena, donde como hemos dicho están el bar y el albergue


Rosales en su jardín. Estas viviendas están un tanto empozadas, a un nivel más bajo que la carretera, con guardarraíles a ambos lados


Salimos así de lo que es propiamente el pueblo de Vilela siguiendo esta carretera antigua que se supone sigue el trazado del antiguo camino a Lourenzá


Este es el acceso a una de las casas de Vilela, subimos carretera adelante bajo la falda de O Carril 


Profusión de helechos y arbustos, más arriba crecen los eucaliptos


A la derecha señales de las obras de ensanche de la carretera, que han formado una larga pared vertical


Bifurcación: nosotros por la derecha, siguiendo la carretera que acaba aquí esta breve cuesta


Y aquí está A Pena o Casa da Pena, donde está el Restaurante A Pena-Vilela, que ofrece suculentos menús y carta, siendo un buen lugar para detenerse a tomar algo, comer, cenar o un tentempié. De él informan así en Restaurant Guru:
churrasco

Y detrás su Albergue A Pena, privado, no exclusivo para peregrinos pero sí especialmente orientado a ellos, inaugurado en 2018


Este albergue sustituye al que había aquí, el Albergue de Peregrinos de Vilela, que vemos a la izquierda, más allá del merendero, abierto en 2010 en lo que fueron las antiguas escuelas. En 2019 había sido cerrado por el Concello de Ribadeo aduciendo que la Xunta de Galicia le pedía mejoras inasumibles. Así daba la noticia La Voz de Galicia a fecha 25 de julio de ese año del cierre:
"El albergue de peregrinos de Vilela, en Ribadeo, con 22 plazas y ubicado a 6,5 kilómetros del casco urbano, continúa apareciendo en las principales guías del Camino de Santiago. Sin embargo, el año pasado fue cerrado por el Concello y así continúa, sin que haya intención alguna de reconsiderar esta decisión pese a que el albergue municipal de O Cargadeiro, el otro existente, con 12 plazas, se llena a diario desde hace meses, prácticamente desde Semana Santa. Los principales beneficiados por esta situación son los otros albergues privados, dos, uno de ellos recientemente abierto, en Ribadeo, así como otros negocios de alojamiento como apartamentos turísticos y hostales, que tienen en los peregrinos una de sus principales fuentes de ingresos.

El alcalde ribadense, Fernando Suárez, explicó que el motivo de cerrar el albergue de Vilela fueron las exigencias que en su momento le hizo la Xunta para mantenerlo abierto. Comentó el alcalde que incluso se planteó que debería instalarse un ascensor, al estar las literas en la planta superior del inmueble. Mejoras que el Concello ve inasumibles, además de otros problemas logísticos, como el sellado de credenciales, el control de los peregrinos y la obligación de cobrarles."

En la Casa da Pena dejaremos esta carretera para tomar el camino de la derecha, rumbo a Celeirós y Vilar. A lo lejos el Monte de San Fernando sigue siendo nuestra referencia visual en lontananza


Si aunque no paremos, tenemos necesidad de avituallarnos, esta es una buena oportunidad y, si hace buen tiempo, disfrutar de su tantísimas veces animada terraza, donde llegan unos peregrinos y se van otros, como formando continuos relevos


Lo dicho, enfrente del bar dejamos la carretera y tomamos este ramal que sube a la derecha por el monte O Carril


Subiendo otra muy liviana cuesta empezamos contemplar en todo su esplendor el valle del Río Grande, cerrado al sur-suroeste por el recitado Monte de San Fernando, solar de la capilla de esta advocación, sita cerca de su cumbre. A su derecha A Pena de Teixido y O Chao de San Fernando, referencias visuales y geográficas siempre seguras y reconocibles en este itinerario


Según subimos tenemos esta vista del núcleo de A Pena, con el bar, las casas y, más atrás, la antigua escuela, de la que podemos encontrar una foto de 1964 con las alumnas y su maestra en una de las aulas en el artículo de Sabela Corbelle para El Progreso de Lugo de fecha 18-4-2018 y titulado Maestros cortados por ley, del que compartimos lo siguiente:
"El molde de la figura del maestro y de la maestra fue forjado, al menos desde finales del siglo XIX y hasta la muerte de Franco, por el arquetipo social que se pretendía imponer desde el poder político. Tanto los requisitos de acceso a las llamadas escuelas normales -denominación derivada de las normas de enseñanza y donde, desde 1839, se preparaba a los futuros maestros- como también el ejercicio de la profesión estuvieron mediatizados por los intereses políticos de los distintos gobiernos que ocuparon el poder.
Esta actitud se manifestaba todavía mucho más hacia las maestras que hacia los maestros. Esto se debía a que –también desde el poder– se pretendía imponer un modelo de mujer virtuosa, dependiente del marido y madre de familia con valores cristianos y "buenos modales", adquiridos ya en las escuelas para ser reproducidos después con sus hijos. 
Acceso 
Un ejemplo de ello son los requisitos de acceso que se les exigía a las futuras alumnas de la Escuela Normal de A Coruña, publicados en el Boletín Oficial de la Provincia de Lugo del 21 de agosto de 1869, en periodo liberal tras la revolución de La Gloriosa. 
También se les exigía un atestado de buena conducta y una certificación médica de no padecer ninguna enfermedad contagiosa. Se prohibía expresamente la admisión "a las que tengan defectos corporales que las inhabiliten para ejercer el magisterio", decía el anuncio publicado en el boletín. 
Si los aspirantes a maestros eran hombres, la Escuela Normal de Lugo, en este caso, solicitaba un atestado de buena conducta firmado por el alcalde y el cura párroco (en lugar de la fe de bautismo y de casada). Existía también la misma prohibición para los aspirantes con "defectos corporales". 
Señorita 
La situación no mejoró para las maestras en 1923, cuando se instauró en España la dictadura militar del general Primo de Rivera. La "señorita" –apelación con la que se empezó a nombrar a las maestras– estaba sujeta a un rígido contrato con el Consejo de Educación en el que había una serie de condicionantes para poder ejercer su profesión. El más importante y también el que justificaba la denominación de «señorita» era el de permanecer soltera. En caso contrario, el contrato quedaría anulado y sin efecto. 
Pero hay más restricciones. Por ejemplo: no podían andar en compañía de hombres, deberían estar en casa desde las ocho de la tarde hasta las seis de la mañana, se les prohibía pasearse "por heladerías del centro de la ciudad», no podían viajar sin permiso, vestir ropas «de colores brillantes" ni teñirse el pelo, tenían que usar al menos dos enaguas y los vestidos no podían subir más de 5 centímetros por encima del tobillo. Tampoco podían usar polvos faciales, maquillarse o pintarse los labios. 
Además del matrimonio, otras situaciones que supondrían la anulación del contrato de maestra serían fumar cigarrillos y beber vino, cerveza o güisqui. 
Por si fuese poco, las maestras de 1923 debían, además, llevar a cabo ciertas tareas en la escuela, diferentes a la docencia. Estas serían: barrer el suelo una vez al día, fregar al menos una vez a la semana con agua caliente, limpiar la pizarra una vez al día y encender el fuego a las siete de la mañana de modo que el aula esté caliente a las ocho cuando llegasen los niños. 
Madres 
Tres meses después del inicio de la Guerra Civil, el 27 de octubre de 1936, el gobernador civil de Lugo, Ramón Bermúdez de Castro, publicaba en el periódico ribadense La Comarca del Eo una circular en la que daba una serie de recomendaciones a las maestras a la hora de educar a las jóvenes "que han de ser las madres del mañana". La circular no podía ser más tendenciosa hacia el posterior modelo franquista de mujer. 
De esta forma, se las instaba a preparar a esas "madres del mañana para poder educar a sus hijos en las normas de la moral cristiana" simultaneando la enseñanza con la práctica "de las labores femeninas e industrias del hogar propias de la región tales como el hilado de lanas, labores de punto, lecciones de corte y confección en prendas". En una palabra –resumía– "todas aquellas que son susceptibles de ser realizadas en un ambiente de convivencia femenina como en tertulia casera" 
El dicho "más pobre que un maestro de escuela" tiene su razón de ser. Hace poco más de un siglo, en 1910, el sueldo de un maestro era solo de 1.000 pesetas al año, muy inferior a lo que cobraba entonces un peón, que podrían llegar a 1.500 en las regiones más industrializadas como el País Vasco.  
Horario 
El horario de la escuela en 1910 comenzaba, por lo general, a las nueve, con la oración, y terminaba por la mañana a las doce para reanudarse las clases a las dos y hasta las cinco. En los colegios privados, había las "permanencias" hasta las siete, que los padres pagaban aparte para que los alumnos llegasen a casa con los deberes hechos.  
Un cuarto de hora después de entrar, el maestro hacía revista de aseo. No existía el recreo y había clases de lunes a sábado. En cambio, no había aulas los jueves por la tarde.  
Las materias eran Gramática, Geografía, Cálculo, Lectura, Historia, Dibujo, Historia Sagrada, Gimnasia, Artes y Oficios, Ciencias Naturales y Caligrafía. 
Uno de los primeros libros de texto censurado en las escuelas lucenses, tras la declaración de la Guerra Civil, fue Historia del mundo para los niños, de V. M. Hilyer. Una circular del gobernador civil de Lugo Ramón Bermúdez de Castro prohibía, en octubre de 1936, el uso en las escuelas esta obra por considerarla "nociva para el dogma católico por los errores de orden moral e histórico que contiene y por la tendencia internacionalista que lo inspira al objeto de entibiar en la niñez el sacrosanto amor a la patria". 
El gobernador civil advertía a los maestros que «la infracción de esta orden será por mí corregido con toda severidad». A su vez, aprovechaba la oportunidad —decía en la circular— para recordar a los maestros de esta provincia "la mayor escrupulosidad y el mayor celo en la depuración de los textos de que se valen para la enseñanza en sus respectivas escuelas". 
También les pedía o, mejor dicho, les exigía que depurasen los libros que los niños podían llevar a los centros, aunque no fuesen los de texto. Se refería a obras, impresos o lecturas que, según él, pudiesen entibiar o desvirtuar en la niñez los sentimientos de religiosidad y amor a la patria que informaron siempre la gloriosa ideología de la tradición española." 
Instrucción 
El gobernador civil también se dirigía a los agricultores para que enviasen a sus hijos a la escuela "para allí recibir la debida instrucción e, igualmente, el complemento de la educación moral que deben recibir". 
A su vez, el gobernador pedía a los maestros de las clases nocturnas que impartan a sus alumnos conferencias "en las cuales deben exaltar el sentimiento españolista de esos futuros ciudadanos poniendo a su consideración hechos que exalten, ante todo y sobre todo, el orgullo de ser español"

Esta parroquia de Covelas formó parte de un municipio independiente de Ribadeo con capital en la vecina parroquia de Cedofeita, que tuvo una muy efímera vida, pues nacido durante las reformas administrativas liberales decimonónicas, fue suprimido y reintegrado en Ribadeo rápidamente, en 1843. Había abarcado también las de Couxelas y Santalla de Vilaosende


Bajo nosotros las casas de Freal y O Empalme, cruce de las carreteras LU-P-5207 y LU-133, donde está la Casa do Carteiro y donde vivía Marga do Empalme, popular vecina y, muy cerca, la Casa de Florentino y Ramona do Freal. Este es el precioso valle del Rego Grande, bajo los montes de As Penelas y As Pedreiras. A lo lejos reconocemos las casas de As Anzas, un lugar con leyenda... y encanto,  Encanto con mayúsculas, pues así se llamaba una joven encantada que se aparecía en el Camiño das Fádegas, junto al Río Grande o Alesancia, y cuyos pasos dejó marcados en una roca del camino. Suele aparecerse en la mañana de San Juan a todo el que pase por allí, para que como ella, quede encantado para siempre en la roca


Como toda leyenda tiene su trasfondo real, investigando las marcas del suelo se descubrió eran petroglifos prehistóricos, unos once signos de gran interés y antigüedad de unos 3.000 años. En ese sentido, uno de los investigadores, Emilio Piñeira Lozano, manifestó su opinión acerca de un posible significado de los mismos:
"la veneración de las divinidades, espíritus o genios inmateriales, que escogen como lugar de asentamiento la cumbre de una montaña, las fuentes, los caminos, las rocas... que quedan consagrados como santuarios de culto (...) la representación iconográfica de las entidades sobrenaturales, de naturaleza benéfica, posiblemente los espíritus de los antepasados, que dotados del don de la invisibilidad actuaban como intermediarios ante los dioses supremos en la solicitud de las lluvias, la generosidad de la tierra y del ganado"

En las inmediaciones se encuentra además uno de los castros o recintos fortificados galaicos, de la Edad de Hierro, localizados en Ribadeo y que son el antecedente inmediato de estos pueblos, parroquias y aldeas. Un artículo del gran erudito investigador ribadense José María Rodríguez Díaz (natural de Cedofeita), titulado El Castro de A Pumarega, que encontramos en el excelente blog Ribadeando, nos informa adecuadamente de lo que se sabe de él hasta el momento:
"... voy a ocuparme hoy brevemente del castro de A Pumarega. Un castro que dio origen, sin duda, al poblamiento de esa zona que más tarde, bajo la influencia de la romanización y de los suevos, daría lugar a la formación del núcleo de As Anzas que, cristianizado por los monjes del monasterio de Esperautano, ubicado en A Graña en el siglo octavo, lo convertiría en cabeza espiritual de esa comarca. 
Este castro se encuentra situado en la margen derecha del Río Grande, frente al barrio de Salcedo, en las proximidades de As Anzas, término parroquial de Cubelas. El nuevo Plan de Urbanismo de Ribadeo atribuye erróneamente este castro a la parroquia de Vilausende, ignorando que la línea divisoria entre las dos parroquias no es el Río Grande, sino la pared levantada en la cumbre de la montaña, conocida con el nombre de “Parede de Santalla”, que en esa parte separa las dos jurisdicciones parroquiales, quedando el castro ubicado en la de Cubelas. 
Se trata de un castro que los arqueólogos llaman de ladera por estar situado en la ladera de una montaña aprovechando un cambio en el declive de la pendiente. Es de forma concéntrica y tiene una superficie aproximada superior a una hectárea. Los arqueólogos lo sitúan entre la Edad del hierro y la romana, época del apogeo de esta cultura. Se encuentra rodeado en su parte sur por dos pronunciados fosos, con sus parapetos, uno de los cuales se prolonga en el oeste por una vaguada natural, para defenderlo de la elevada posición ventajosa que la pendiente de la montaña proporcionaba a los posibles atacantes. Por su lado este está delimitado por dos parapetos, uno muy pronunciado, sin que hoy pueda observarse ningún resto de foso en su base. Por el oeste lo ampara el pronunciado declive natural del terreno. Disfrutaba de los beneficios de un riachuelo del que se surtía la población del castro y que desemboca en el Río Grande, que corre a sus pies. En su parte sureste se observa otro muro con su foso que parece definir un ante castro dedicado al cultivo de cereales y al cuidado de los animales. 
Según manifiestan los vecinos más próximos, hasta hace no muchos años este castro se encontraba en buen estado de conservación siendo visibles las paredes de sus casas circulares y era frecuente encontrarse con trozos de cerámica, y aún con piezas enteras con las cuales los niños se entretenían jugando y otras piezas propias de la cultura castreña. Su superficie, de carácter privado, se encuentra hoy poblada por eucaliptos. En la zona norte del castro pueden apreciarse los restos de varias paredes - tan finamente ejecutadas que serían la envidia de los canteros de hoy - de lo que fueron algunas de sus casas circulares, destruidas accidentalmente por el trazado de varias pistas forestales que cruzan su superifie. El castro se encuentra hoy muy afectado en su conservación tanto por las pistas forestales que lo cruzan como por la misma plantación de eucaliptos que desfiguran su suelo y alteran la estructura de sus edificaciones. Son numerosos los pequeños promontorios que se observan en su superficie, testigos mudos de lo que se esconde a flor de tierra. 
El mejor camino para acercarse a visitarlo es utilizar la carretera de Reme a Vilamar. A la altura del Empalme se debe girar a la izquierda para tomar la carretera de As Anzas. Iniciada esta se toma la primera derivación a la derecha que conduce al barrio de Salcedo en donde hay un puente que cruza el Río Grande. El castro se encuentra a pocos metros después de cruzar el río. 
El nombre de Pumarega, por el que es conocido el castro y todo su entorno, se deriva de la palabra latina Pōmum, término con el que se designaba de forma genérica toda clase de de árboles frutales. De esta palabra, modificada por un complemento preposicional, se deriva el romance Pumar que al añadirle el sufijo prelatino –ega, con el matiz significativo de ‘relativo a’ o ‘perteneciente a’, forma la palabra Pumarega para referirse con ella a un conjunto de árboles o plantas de la misma especie o al lugar en el que proliferan, lo mismo que Brañega o Fabega. Se trata, por otra parte, de un topónimo muy común en toda nuestra comarca con el que se denomina a un ‘prado plantado de manzanos’. Un nombre que le cuadra muy bien a ese terreno, de gran belleza paisajística, con su molino y su cárcova y su río. Un espacio muy apropiado para el cultivo de árboles frutales. 
Todos estos tesoros están a la espera de su recuperación para el turismo cultural, con sus rutas, sus señalizaciones y sus talleres de interpretación. Ahora es el turno de los gestores de nuestra administración local. De ellos depende que estos tesoros no permanezcan otros dos mil años en el olvido."

Valle arriba Meira y Salcedo, donde vemos la Casa de Moreno. Ahí, el Rego do Vilar, que nace en el monte de Foxas, da sus aguas al Río Grande, que nace al pie de Penas Mouras, en A Fórnea, concello de Trabada, también bajo el célebre Marco da Pena Verde, monumento megalítico que señala la confluencia de este concello con el de Ribadeo y Barreiros. En su curso alto es más conocido como Río Lexoso, siendo a partir de Arante, donde le da sus aguas el río homónimo, cuando empieza a llamársele más Río Grande, otro de sus afluentes más importantes es el Noceda, que nace en A Devesa, entre los montes Mondigo y Comado



Así vamos llegando a Celeirós, otro lugar de Covelas compuesto por un par de casas, una al lado del Camino y otra más abajo, en esta preciosa campiña que cae suavemente hacia el valle, cercada de eucaliptos


El topónimo es uno de tantos de la raíz cellarium, referido a almacén de provisiones (cellero o silo). Se da en muchos lugares que fueron posesión monacal, como fue este el caso, pues era donde los monjes guardaban la producción y las rentas en especie de sus foreros o arrendatarios


Rocío Dourado incide en esta etimología "que aún hoy en día presenta acepciones como 'construcción o compartimento para guardar los cereales', 'tipo de hórreo', 'alpendre' o 'sitio de la casa que se emplea para guardar provisiones". El cellarium latino, dice esta reconocida filóloga toponomista, procede a su vez de cella, que da el gallego cela y el castellano celda con el significado de "dormitorio individual en un convento, cárcel o colegio", comentando además que el topónimo Celeirós se explicaría, más en concreto, en base a un diminutivo tipo cellairolos


Lo que antes parecen haber sido grandes campos de cultivo pasarían posteriormente a pastos al especializarse el campo gallego, como el asturiano y otros, en la producción láctea para atender la creciente demanda de las ciudades. En nuestros días impera, también aquí, el eucalipto


Este tramo de Camino, junto a las casas y sus fincas, libre de eucaliptos, nos ofrece deliciosos paisajes sobre el valle que vemos según avanzamos todo llano y en línea recta


Prado abajo, más grandes plantaciones de fabas mantienen el valor agrícola de Celeirós y de este hermoso valle del Río Grande, con As Anzas en medio, documentado en 1202 como Asanza y Sanctus Tomas de Asanza en 1124 en la documentación catedralicia de Mondoñedo, nos dice también Dourado Fernández, quien plasma que es uno de tantos lugares mencionados también en el importantísimo y auténtico documento del Diploma del Rey Silo fechado en 775, siendo aludido en él como hidrónimo dentro de las propiedades de la mitra mindoniense "inter ribulum Alesancia er Mera"


Dourado cuenta además que se trata de un posible derivado de alesantia, creado a partir del indoeuropeo el- con el significado de bermejo o pardo, el cual se extendió grandemente como hidrónimo como Alesia, Alistro y otros muchos, como Aliso, nombre también de un árbol netamente ribereño


Seguidamente vallados y cobertizos revelan que nos acercamos ahora a una ganadería


Buena vaquería en el prado, he aquí el ejemplo de porqué estas parroquias son las de mayor producción agroganadera del concello de Ribadeo


Pero la antigua casa labrega, ladera abajo, yace deshabitada, desmoronándose, viviendas, cuadras y cabazos


Uno de los cabazos se cubre de hiedra y, como todo el caserío, amenaza derrumbe


Los antiguos pastizales de As Pedreiras se han plantado de eucaliptos, todo un símbolo de la silenciosa reconversión del agro gallego


A lo lejos, al este, Asturias va quedando atrás. En la Sierra de Ouroso el Alto da Garganta comunica la costa con Os Oscos (Santalla, Vilanova y Samartín). Ya bastante más al sur hay paso directo hacia Grandas de Salime y A Fonsagrada, hitos de otro Camino de Santiago: el Camino Primitivo


Viene ahora un buen trecho en el que el Camino se adentra en la umbría de los eucaliptos, densa e intensamente plantados


Como el mineral de hierro de Vilela, antaño la producción maderera de estos montes era transportada a Reme, en la ría, en carros de bueyes, siendo embarcada en aquel lugar de A Veneira hasta que la construcción del puente ferroviario de Feve hizo inviable la entada de las barcazas que procedían a su traslado al puerto de Mirasol de Ribadeo para proceder a su comercialización vía marítima. El ferrocarril y las carretera sustituyeron pues al estuario como salida de la riqueza forestal de estas parroquias ribadenses 


En los cruces con otras sendas y pistas forestales sigamos siempre por el asfalto, en llano, que nos llevará al siguiente, pueblo, O Valín, que encontraremos un poco más adelante


Los mojones nos confirman, como es este el caso, la dirección a seguir. En este trayecto es común ver montones de madera apilada y madereros cortando árboles, plantando o cargando troncos en camiones


Ya quedan pocos días para llegar a Santiago. Unas siete etapas que, atendiendo a los alojamientos existentes, o a nuestros gustos y apetencias, podremos dividir en tantas jornadas como queramos, pues por ejemplo villas como Vilanova de Lourenzá y sobre todo Mondoñedo merecen una visita bastante completa, en el segundo caso empleando, a poder ser, todo un día. Otro tanto podríamos decir de Vilalba, por poner solo estos ejemplos


Camino muy llano y agradable de caminar en el que, entre las plantaciones de eucaliptos, pueden verse algunos ejemplares de árboles y arbustos autóctonos, solitarios o formando pequeñas matas


Eucaliptos y helechos crecen en estas veredas que suelen limpiarse periódicamente en esta vía de muy escaso tráfico, apenas el vecinal de Celeirós y O Valín, pues entre Covelas y Cedofeita se emplea más la carretera LU-133, que como hemos visto discurre unos metros más abajo


Aquí había un prado en el que se han plantado eucaliptos, ahora son aún pequeños, pero crecen rápido y dentro de poco la vista del valle se ocultará... hasta que llegue la siguiente tala


Y ahí está ya la aldea de O Vilar, también en esta parroquia ribadense de Covelas. Su topónimo, como Vilela, da a entender la existencia de muy antiguos asentamientos tipo villae, tal vez de época romana, sueva, o altomedieval, pues el término original aludía a una casa de campo que solía ser unidad de explotación agropecuaria, el cual evolucionó a definir poblaciones de medio tamaño e incluso ciudades. Como bien avisa Dourado Fernández, unos significados no excluyeron a otros, por lo que para discernir a qué se refiere hay que tener presente el momento y el contexto en el que se fijó el topónimo


A la izquierda de Vilela, el monte Sabiegas (133 m) y al otro lado de la carretera, más a la izquierda aún, asoman sobre los árboles los tejados de las casas de Sa (del germánico sa, sala o pazo, residencia de un señor)


Poco más allá arriba, O Somo (del latín summus, lo más alto), aunque más alto todavía está el collado de A Penela, en la aldea de A Trapa, que vemos atrás y más arriba, donde nos parece reconocer una casa o cabaña, dando vista a lo lejos a las laderas de A Paleira y O Chao de Lendecoira, estribaciones meridionales del Pico Axilde


Una plantación de millo, maíz, creciendo en pleno verano. El Camino tiende ahora a bajar ligeramente hasta una curva a la izquierda que hay entre los árboles, al final de esta recta


Y seguidamente y tras otra curva cerrada a la derecha llegamos a las primeras casas de O Vilar, con A Pena da Trapa en la distancia, cerrando el valle por el sur


Vemos como las montañas cercanas se llenan progresivamente de eucaliptos formando extensas parcelas de plantaciones. Por aquí abajo discurre el Rego do Vilar a dar sus aguas al Río Grande


El rego coge el nombre del lugar tras nacer en el monte de Foxas, cuesta arriba. Aquí viejas casas de piedra y pizarra guardan el testimonio del paso del tiempo


 En sus viejos muros se ha colocado la oportuna señalización xacobea para guiar a los peregrinos


Esta otra gran casona está restaurada y presenta en su tejado la composición constructiva de pizarra en las cuatro aguas con teja en las aristas. Fijémonos también en las grandes chimeneas que tanto caracterizan a muchas viviendas tradicionales, estilo pazo, en toda esta parte de Galicia. Leemos en Sociedad Culturale Columba:
"Las viviendas rurales de Galicia no disponían de este elemento constructivo hasta hace relativamente no hace mucho tiempo, pues el humo fue de gran utilidad dentro de la vida de los campesinos ya que ayudaba a conservar la cubierta de las casas, así como buena parte de sus alimentos (carne, etc…) 
Primitivamente el humo de los hogares o lareiras se dejaba escapar sencillamente por entre las hendiduras de la cubierta de techumbres de paja (colmo), por la puerta e incluso por la ventana del fregadero. Hasta fechas aún recientes existían en nuestra zona viviendas que carecían de este elemento 
Con el tiempo, al ir evolucionando la vivienda, también estas se fueron adaptando para dar salida al humo de los hogares, según diferentes métodos constructivos. (...) 
El uso de la chimenea se generalizó posteriormente, siendo propias de los tejados cubiertos con materiales incombustibles, notándose una cierta tendencia a hacerlas artísticas e incluso lujosas, dependiendo mucho de la destreza de albañiles y canteros de la zona. Además, las chimeneas se consideraban un exponente de destreza y buen gusto del constructor o del propietario, muchas veces la misma persona. También existía una imitación y emulación de unos a otros, dando lugar a rivalidades y comentarios."

Ante ella se extiende el jardín frente a la cuadra, ahora sin ganado pero con este bellísimo vergel en su delantera y acceso a la casa. En el estudio Arquitectura vernácula gallega y su reinterpretación en la arquitectura moderna, de Mario González Gómez (Universidad de Valladolid), leemos así de este elemento en la arquitectura popular gallega:
"Las cuadras eran un espacio muy importante, muchas veces eran mayores o del mismo tamaño que el resto de la vivienda. El suelo estaba cubierto de “estume”, que es una maleza vegetal que sirve de cama a los animales y que al fermentar junto al estiércol sirve como fertilizante. Tienen tabiques para separar a los animales y su único mobiliario son los pesebres. Las cuadras muchas veces tienen acceso directo desde la cocina o están unidas a ella mediante unas ventanas que sirven para alimentar a los animales. Se ventila solo con pequeñas bufardas para conservar el calor. Las cuadras a veces también están unidas a cuartos donde se almacenan herramientas, a bodegas, a hórreos… y a veces estos espacios se sitúan en torno a un patio central."

Como gran parte de las zonas rurales de toda España, no pocas viviendas, tanto tradiciones como de nuevo cuño, se han rehabilitado como segundas residencias o casas turísticas


Este monolito pétreo rememora la existencia de hitos prehistóricos tipo cromlech en el entorno de estos valles y montañas, como el ya citado del Marco da Pena Verde que hace de frontera de concellos, símbolos de la antigüedad de estos parajes y caminos, trillados desde la prehistoria


Seguidamente otra preciosa casona restaurada, así como el cabazo, el hórreo propio de la zona, otro elemento del que también se ocupa Mario González Gómez:
"El uso del hórreo es para el almacenamiento, curado y secado del maíz, el centeno y el trigo. Para cumplir con este cometido se condiciona mucho sus características básicas: es estrecho y alto y se eleva sobre columnas para aislarse del suelo y evitar la humedad, y tiene aberturas laterales para una mejor ventilación."

Más allá del cabazo divisamos Marelle bajo el Monte de Granda (238 m), otro lugar de la parroquia de Covelas, que para Dourado Fernández deriva etimológicamente del antropónimo latino amarellus, basado a su vez del término homónimo del latín hispánico que surgió como diminutivo del adjetivo "amargo", el cual terminó sustituyendo al significado cromático que aún hoy conserva su descendiente gallego amarelo (castellano amarillo). Estaríamos ante un Villa Amarelli, nombre de un antiguo posesor romano o romanizado o mismamente altomedieval similar al existente en otros topónimos gallegos


Nuevas viviendas se extienden a nuestra izquierda y ladera abajo sobre el Rego do Vilar, que pasaremos aquí sobre un puente, haciendo seguidamente el Camino una curva cerrada a la izquierda para ir hacia las casas del fondo, ya a la salida de O Vilar


Huertas en la fértil ribera, aquí empieza un poco de cuesta hacia las citadas casas


La cuesta acaba pronto, nada más llegar a ellas. A la derecha una hermosa mata de hortensias crece al lado del muro de la primera


Su fachada y estructura parece delatar que se trata de una casa tradicional reformada y ampliada. Veamos también si alta chimenea


Atrás y a nuestra izquierda tenemos desde aquí una hermosa vista del pueblo, bajo el Monte de Foxas y sobre el Rego do Vilar


Como suele ser común en su finca y cercanos a la casa hay varios frutales que en origen suministraban fruta a la casa. Antaño es posible que toda esta franja fuesen huertas



Llegamos así a la última casa de O Vilar, justo antes de otra curva cerrada esta vez a la derecha


Un par de maquetas de arquitectura tradicional embellecen su entrada. Esta primera se utiliza como buzón y para que el panadero meta el pan


Casa, cabazo, pozo del agua, césped y suelo enlosado componen un muy llamativo diorama que nos detenemos a contemplar


Más frutales, que en esta época ofrecen ya sus frutos, y un muy cuidado jardín en la curva causan admiración en los peregrinos que pasan y se encuentran con estas maravillas


Seguidamente una recta, con las casas del cruce de Sa de frente, en la carretera LU-133


Pero nosotros no vamos a la carretera, sino que aquí tomamos este desvío a la derecha por esta pista de zahorra


Pasamos junto al mojón que nos ha indicado entrar en esta camino al lado de los cobertizos


Espléndidas huertas a la derecha; a la izquierda prado de siega (adviértase le hierba empacada) y maizales


Y en este bifurcación seguimos por el camino de la izquierda, como bien señala el siguiente monolito xacobeo


Entre los eucaliptos y el maizal el Camino nos lleva a San Vicente, la cabeza de esta parroquia de Covelas


El Camino es en este trayecto una buena senda terrera, lo suficientemente ancha para el paso de un vehículo pues es empleada como vía de servicio a las fincas


A la izquierda zarzas y helechos componen un seto silvestre que separa las fincas del Camino, a la derecha crece el eucalipto


Más tierras de cultivo. A lo lejos Pena Moura (293 m) y el Monte dos Lousidos nos sirven de referencia para saber que justo debajo a su derecha y a sus pies se halla A Ponte de Arante, donde cruzaremos el Río Lexoso, que luego será a partir de ahí llamado el Río Grande, como ya hemos señalado


Abajo a la izquierda, en la LU-133, está Casa Domingo, hotel y restaurante, donde paran numerosos peregrinos, pues aunque abierto naturalmente a todo el mundo se ha especializado en su atención:
"Situada en la parroquia de San Vicente de Covelas, muy cerca del trazado del Camino de Santiago, se encuentra Casa Domingo, un lugar donde descubrir el auténtico sabor de la tradicional gastronomía gallega. 
Dispone de un variado menú, adaptado para celíacos, vegetarianos y veganos, junto con una amplia carta de vinos.

Dispone de una oferta especial en alojamiento para peregrinos presentando la credencial. 

El restaurante cuenta con un menú exclusivo para el peregrino, además de descuentos especiales sobre los precios de la carta presentando la credencial. 

Dispone de la elaboración de la mochila del peregrino, un menú compuesto de un lote de alimento, bebida y postre para llevar y consumir a lo largo de la jornada."


Al otro lado de la carretera el monte de Sabiegas (133 m) con As Pedreiras y el A Tarola en la distancia, cerrando el valle por es sur


Entre el Camino y la carretera se extienden buenos prados muy llanos formando una larga franja verde hacia San Vicente


Un par de tendejones delatan también aquí los usos ganaderos de las fincas, este hecho de tablas


Y el siguiente de ladrillos, al lado del portón de acceso a esta parcela


El suelo es muy suave, de hierba y tierra, y por lo tanto muy cómodo y agradable de caminar, pues sigue un trecho muy llano. Tiempo habrá para emprender la subida de la gran cuesta de A Costa de Arante


Colorista vereda florida de flores silvestres en el frondoso y tupido bocage


Telarañas impregnadas de rocío, siempre hermosas de fotografiar


Aquí entre las zarzas crecen helechos a ambos lados. Árboles y arbustos jalonan el recorrido


Otra bellísima flor silvestre, encantos de la naturaleza en el Camino de Santiago


Camino que ahora hace un ángulo recto y sube a la derecha al salir a este gran prado. Las casas de San Vicente, cabeza de la parroquia, las veremos un poco más adelante, desde allá arriba


El sendero se torna de nuevo en pista de zahorra, A la izquierda una línea de piedras graníticas de cantería afianza la pista y forma un canalillo, pues cuando llueve fuerte suelen formarse grandes charcos


Otra vez en la eucaliptal. La pista ha sido acondicionada hace unos años


A Cabana, antesala de San Vicente, casas de la carretera, dando vista a la derecha a Pena Moura, el Campo da Braña y Os Lousidos. Más a la izquierda, cada vez vemos más cerca las sierras que ya divisábamos viniendo de Ove: A Pena de Teixido, el Chao de San Fernando y, dominando siempre el valle, el Monte de San Fernando con sus dos cimas


Es otro sector del largo valle del Río Grande: si nos fijamos veremos al pie de los montes y más allá de los tejados de San Vicente reconocemos algunas aldeas (Barreiros, Casa Grande,  de la vecina parroquia de Cedofeita, que ya se menciona como Cito Facha en documentos de 1202. Literalmente el topónimo se traduce por "pronto hecha", quizás vinculado a alguna construcción, por lo común una iglesia, en los albores de la evangelización de la vieja Gallaecia. Consultamos la web Toponimia de Galicia:
"Galicia cuenta hoy con 313 ayuntamientos, pero podrían ser 314 si Cedofeita hubiese mantenido la independencia de Ribadeo que consiguió a comienzos del siglo XIX. La actual feligresía de Cedofeita, independiente hasta 1843, situada en la zona centro-sur de Ribadeo y colindante con las parroquias de Covelas, Santalla de Vilaosende y Couxela, aparece mencionada ya desde el año 1124 bajo la forma de Citofacta, como ha documentado Rocío Dorado Fernández.

Esta atestación y otras como Çedofeyta, han llevado a reconstruir como origen un posible sintagma CITO FACTA que estaría formado por el adverbio CITO, “rápidamente o breve espacio de tiempo", del que derivaría la forma gallega “cedo”, y el participio del verbo hacer, FACTA. Por tanto, el significado literal sería “algo que se hizo con rapidez”, probablemente la iglesia parroquial, según Rocío Dorado.

Parece, pues, un origen transparente, a pesar de que hay otras voces que apuntan en otra dirección. Cesar Varela quiere ver en el CITO FACTA una reinterpretación de un COETUS FACTA, donde COETUS significaría una 'unión o banda de animales' y, por tanto, el COETUS FACTA sería un 'curro' sobre lo que posteriormente se edificará la iglesia o el Castelo de Cedofeita de Pontevedra o el Cedofeito de Lousame."

Al final de la cuesta, enlazamos con otra pista en una encrucijada y vamos a la izquierda, llaneando


Allí, monolito jacobita habrá de orientarnos hacia San Vicente cuyas primeras casas reconocemos al fondo de esta extensa pradería en la falda del monte Faxas


Esa es la parte alta del pueblo, solar de la iglesia parroquial, donde están las casas más antiguas, que veremos desde un poco más adelante


Cuando la carretera se hizo, sustituyendo al Camino, el eje de San Vicente se desplazó hacia ella, formando incluso una calle de trazas muy urbanas y aspecto lineal, quedando el núcleo histórico relativamente apartado, como si fuese una aldea del extrarradio. De frente, bajo A Pena da Trapa. divisamos Requiande, ya en la vecina parroquia de Cedofeita, por donde pasa el Rego Queixadorio, afluente del Río Grande. Dourado Fernández apela como raíz del topónimo Requiande al genitivo del nombre Reccinandus, si bien existe recogida la variante femenina Rekenanda, ambos etimológicamente góticos y con una raíz lingüística que significa osadía o valor...  valor como el que han tenido aquí las fundadoras de Muiñeiras de Requiande, renombrada empresa de conservas vegetales, salsas, zumos, y demás producciones agrícolas del valle. Con motivo de su puesta en marcha la redactora de El Progreso publica la noticia Una conservera de la huerta inicia su actividad en Ribadeo para potenciar productos locales, publicada el 28-11-2022:
"Una conservera de vegetales nace en Cedofeita (Ribadeo) bajo la denominación Muiñeiras de Requiande. Constituida por seis mujeres, la empresa quiere recuperar la función social de los antiguos molinos prestando un servicio comunitario. La finca Muiñeiros, donde se ubica el obrador, contaba hace años con molinos, indica su propietaria, Elvira Posada, quien cede sus once hectáreas para este proyecto que promueve el producto local, una alimentación más sana y el cuidado de la tierra, apostando por una mayor biodiversidad de cultivos. 
Los antiguos establos de la granja familiar fueron rehabilitados para la nueva industria, se respetaron los alicatados del edificio original, creados a mediados del siglo pasado para facilitar la limpieza y confort de las vacas, a las que ponían música. El inmueble consta de unos 700 metros distribuidos en dos plantas más servicios anexos. 
La rehabilitación de la edificación buscó la menor intervención posible, conservando todo lo que podía reutilizarse e instalando medios para facilitar el uso de recursos renovables. Así, abrieron un pozo con una bomba de extracción que funciona con paneles fotovoltaicos, también instalados en la cubierta del obrador. Además, renovaron el tejado para usar un depósito de 15.000 litros que ahora recoge las aguas pluviales que usan para el riego, mismo destino que tiene el agua utilizada en el obrador, que pasa por un proceso de depuración a través de un estanque de remediación a base de plantas macrófitas autóctonas. 
La iniciativa cumplirá tres funciones. La primera parte del obrador, que pone a disposición de los productores sus instalaciones para la elaboración de zumos, deshidratados y conservas por calor para favorecer el aprovechamiento de los recursos y tratar de que los excedentes actuales no se pierdan. El objetivo es "dar mayor valor a los productos y tener menor dependencia de las estaciones en los ingresos", señala Posada, quien espera "que estimule la diversificación de los usos de la tierra en la comarca mediante la recuperación de espacios que hoy se dedican solo al monocultivo de forraje o pasto para la ganadería. La intención es recuperar la huerta tradicional e incorporar nuevos cultivos que se adapten al territorio", explica. 
Con ello se busca el fomento de la alimentación a base de productos locales, facilitando a los consumidores el acceso a alimentos transformados y sanos, recalca la portavoz de la empresa, que empezó a funcionar este mes. 
Muiñeiras empleará el mismo espacio para realizar su propia producción con dos líneas diferenciadas. En una de ellas trabajarán con la fruta estacional -manzanas, "pesegos", kiwis- evitando su desperdicio y elaborando una línea de zumos y deshidratados en forma de chuches sanas de alta calidad al alcance de los sectores de la población más vulnerables -niños y ancianos- con destino a colegios, centros de día y residencias. 
Por otra parte, saldrá a la venta una línea de conservas de quinta gama -salsas, chutneys, aderezos...- elaboradas solo con productos locales y ecológicos, sin aditivos y en base a recetas propias organolépticamente muy potentes, dirigidas a empresas de restauración y que "supongan una aportación a la gastronomía de la comarca, en forma de despensa de productos de alto valor añadido". 
La apertura del obrador lleva aparejada la presencia de técnicos que supervisen el proceso porque "no se puede hacer un producto nuevo, una salsa de tomate, si no haces una analítica para garantizar la trazabilidad, y obliga a hacer una producción con registro que permita la comercialización. Es bastante exigente". El objetivo es que "sea sostenible, que cubra los costes y pueda permanecer en el tiempo con recursos propios". 
Las instalaciones disponen también de un espacio polivalente para llevar a cabo talleres sobre conservación y elaboración de productos vegetales y frutas, así como para la difusión de prácticas que contribuyan a la salud de las personas y a la preservación del medio ambiente. 
Además, hicieron una plantación de 400 manzanos de la variedad Cedofeita, como bautizaron esta manzana, al identificarla en la finca y realizar los estudios pertinentes. "No estaba catalogada y es de gran calidad", subraya Posada. Experimentan para diversificar los usos de la tierra con cultivos adaptados al clima y las características del terreno, a fin de que sirvan de proyecto piloto para nuevas iniciativas y para la recuperación de la biodiversidad. Personas ajenas a la empresa también podrán realizar experimentos con cultivos que les interesen en la finca. 
La apuesta por la economía circular con el aprovechamiento de todos los recursos define una iniciativa que analiza qué se puede producir y consumir "siempre con el eje del kilómetro cero".

Este camino asfaltado al que ahora salimos comunica las casas de la carretera, a la entrada de San Vicente, donde está el polideportivo, con las de la parte antigua y alta del pueblo, que es a la que nos dirigimos, siguiendo todo de frente y en recto, tal y como advierte el correspondiente mojón


A lo lejos, justo encima del Camino y de las casas, empezamos a ver la mencionada Costa de Arante (352 m), cerca de cuya cima hemos de subir desde A Ponte de Arante para, un poco después, entrar en el concello de Barreiros por Vilamartín Pequeno 


Pasamos otro tendejón al lado del Camino. El camino dibuja en este trecho una gran recta, cual línea de fuga en magnífica sensación de perspectiva


Las casas de la carretera, a la izquierda, con el Campo da Braña y Pena Moura, un topónimo frecuente en Galicia y especialmente en esta comarca, hace alusión a leyendas de mouras o mujeres encantadas que guardan riquezas en cuevas. Es muy posible que esté relacionado con la leyenda de Encantada, la misteriosa mujer de los petroglifos de As Anzas. Dice así la Wiki Mitología Ibérica:
"En la mitología gallega, las mouras (también conocidas con diversos nombres como madamas, donas, encantos, hadas, etc.) son mujeres bellísimas de cabellera rubia (aunque tirando a rojizo), ojos azules, piel blanca y vestidas de blanco, que habitan en las fuentes, ríos, castros, mámoas y ruinas de antiguos monumentos, en donde guardan valiosísimos tesoros. Son seductoras y encantadoras, teniendo grandes cualidades para el baile y la composición e interpretación de canciones. Tienen la capacidad de adoptar formas diversas, pero ellas prefieren la de serpiente o culebra.

Se sientan a orillas de los manantiales, fuentes o ríos, donde lavan, tejen, hilan donde peinan sus largos cabellos con peines de oro. Prometen tesoros y grandes riquezas a quien rompa su hechizo. Les gusta aparecerse al lado de su morada en pleno día en esta forma (sobre todo el día de San Juan). Si un hombre las ve, es seducido por ellas, y la única forma de que ella también se enamore de este humano, es rompiendo el encantamiento que pesa sobre la moura, besándola o haciendo el ritual que ella le indique. Si logra romperlo, conseguirá desposar a la moura, ahora, roto el encanto, convertida en una hermosísima moza, y poseer el tesoro que esta guardaba. Todas las mouras tienen muchas riquezas, entonces el que se despose con ellas será rico y la buena suerte estará siempre con él.

Las Mouras, aunque comparten nombre y aparecen a veces como sus mujeres, son criaturas bien diferentes a los Mouros, tanto en el color de la piel y personalidad. Son realmente dos seres completamente distintos"


Más allá de San Vicente, A Costa de Arante se va haciendo cada vez más próxima, lo que ya presentimos la magnitud del fuerte repecho que nos aguarda, si bien es verdad que hay varios lugares preciosos para hacer un alto y descansar de la subida, como Vilamariz, con su fuente y área de descanso al lado de la cuesta


Podemos comprobar a simple vista las diferencias arquitectónicas entre las casas de A Rúa y las de la carretera, por eso en Ribadeo. Alén do Camiño, dicen lo siguiente:
"En el lugar de San Vicente tiene su sede la parroquia de Covelas. Con cierto aire monumental, sus casas más antiguas siguen las formas tradicionales y se alinean a lo largo del Camino, que tiene en la iglesia su cumbre; en paralelo a la actual carretera están las más recientes, incluyendo un elegante chalé de aire indiano. Al estructurarse a la manera de una calle, en las traseras de las viviendas se sitúan los alpendres y los hórreos, a veces en posiciones inverosímiles. Las vistas sobre el valle de Cedofeita son magníficas e incluyen una panorámica insólita sobre el Pazo del siglo XVI fundado por Lope García de Cedofeita. Detrás de la iglesia está el pintoresco barrio de A Rúa."

Dicho celebérrimo Pazo de Cedofeita lo veremos desde más adelante, desde el barrio de A Rúa, a donde subimos, siempre de frente y recto, por una corta y suave cuesta que empieza justamente luego de pasar este cruce


La línea de árboles delata el curso del Rego de San Vicente, sobre el que pasa ahora la carretera, otro afluente del Río Grande, que nace en la falda meridional del Monte Mondigo  


A la izquierda, más plantaciones de fabas, excelencia de la huerta de A Mariña lucense. A lo lejos seguimos divisando las serranías de Asturias, al otro lado de la ría


En esta pequeña vega, un pequeño núcleo de casas y cabazos, se disponen a ambas orillas del arroyo


Estamos ahora justo al pie del Monte Mondigo, ahí tenemos sus penedos y en la cima sus antenas que hacen de la suya una cima inconfundible


Y por supuesto, sus grandes plantaciones de eucaliptos, como prácticamente todas las montañas de A Mariña y de gran parte de la rasa cantábrica. Uno de sus accesos más directos para senderistas y montañeros se hace desde este pueblo de San Vicente


Y más cultivos de fabas, tal y como se ven al pasar delante de estas huertas. También aquí se hace patente lo que afirmábamos antes, que estas parroquias son las de mayor producción agrícola y ganadera de Ribadeo


Frente a nosotros, otro hermoso cabazo en la orilla, verdaderamente, si no nos fijamos, también es posible que ni nos percatemos que estamos pasando sobre un bello arroyo


Esta es su ribera vista desde el puente, la del citado Rego de San Vicente, encantadora orilla recientemente acondicionada en torno a la fuente del mismo nombre


Cruzado el puente el Camino sigue de frente, pero si lo deseamos, a la izquierda tenemos un lugar para descansar unos instantes


Dentro de la tarea de rehabilitación de este espacio se hizo, en base a este banco y al camino que baja a la fuente, un lugar de descanso pensando en los peregrinos, a la sombra de estos arbustos


El camino de losas, separado por chantas (piedras planas hincadas) y una estaquera con cuerdas del corte del terreno en la bajada al rego, nos lleva hacia A Fonte de San Vicente, un inolvidable rincón acertadamente restaurado y lleno de frescor en una pradería a la orilla de rego, junto a setos silvestres y castiñeiros


Era una de tanas fuentes que cayeron en desuso al llegar el agua corriente a todas las casas. No obstante esta ha podido restaurarse en todo su esplendor. Tiene forma de semicircunferencia y el agua cae de una canaleta a un canalillo que la lleva al rego


Visitada la Fonte de San Vicente continuamos ruta cuesta arriba por el Camino, que sigue asfaltado en este trecho hacia A Rúa, siempre bajo el Monte Mondigo. Fijémomos enfrente en esta finca cerrada con un cuidado seto cultivado y varios árboles, ornamentales y frutales, plantados en la ribera


Y una hilera de hortensias en la vereda derecha de la carretera. Más allá, cerrada por muros de pizarra, otra finca, también con frutales, y algún invernadero. Nosotros seguimos subiendo, dejando a la izquierda el camino a la iglesia


Y a la derecha las casas de la vega del Rego de San Vicente, bajo el Monte Foxas


Mucha piedra y pizarra en este viejo muro, observemos que trabajado y artístico tejadillo se ha hecho sobre él, una magnífica labor de auténticos maestros de antaño


A la izquierda, en el camino a la iglesia, un imponente caserón con su hórreo o cabazo. En el estudio Los materiales de la arquitectura popular en Galicia nos enteramos de las características de estas construcciones tradicionales gallegas:
"Como es sabido, las soluciones de la arquitectura popular vienen marcadas por tres factores determinantes: las condiciones climáticas, los materiales disponibles y la tradición constructiva de la zona. El clima de Galicia, propio de las regiones atlánticas europeas y marcado por una elevada pluviosidad y humedad durante todo el año y unas temperaturas moderadas, favorece el uso de elementos estables al agua (muros de piedra) frente a materiales que pudieran verse rápidamente dañados por su acción (muros de tapia o adobe).

Aunque, lógicamente, pueden encontrarse algunas diferencias entre sus distintas comarcas, las construcciones gallegas se caracterizan por su sencillez, su firmeza y su funcionalidad. Destaca el dominio de la cantería, con buenos ejemplos en los muros de mampuesto, sillarejo o sillar perfectamente ejecutados que pueden encontrarse en toda su geografía, además de en hórreos, puentes, cruceros o petos de ánimas. El uso y la calidad de labra del granito son elementos muy importantes en toda la arquitectura gallega. 

Además del granito, que es con diferencia el material más utilizado en las construcciones populares gallegas, también se utilizan piedras como el esquisto y la pizarra. La piedra, en general, es el material más empleado para la construcción de muros y pilares, y también para el enlosado de eras y caminos en puntos donde es frecuente la formación de barro que dificulte la movilidad de carros, para la construcción de vallados que separen unas fincas de otras o incluso para postes como guias de viñedos. 

La madera, principalmente la de roble o carballo y la de pino y nogal, es otro elemento tradicionalmente muy empleado en la arquitectura popular de toda Galicia. Se utiliza, en algunas ocasiones, en soluciones entramadas de muros portantes, combinada con piedra, y en la práctica totalidad de elementos estructurales horizontales (vigas y forjados), además de en durmientes de apoyo o en pilares aislados. En numerosas ejemplos, la madera se utiliza como cerramiento de voladizos sustituyendo a elementos más pesados que pudieran comprometer su estabilidad o como tabiquería interior de viviendas y construcciones auxiliares o como cierre ventilado hórreos y pajares. El forjado tradicional de la arquitectura popular gallega es el ejecutado con viguetas de madera y un sencillo entablado sobre éstas que conforma el suelo de la planta superior. También se utiliza para la construcción de las estructuras de cubiertas, bien sea mediante pares apoyados en muros o mediante estructuras más complejas realizadas con cerchas de diversas geometrías, dependiendo siemrpe de la luz a cubrir. Se usa también para formar cargaderos en huecos de fachada y para la ejecución de las carpinterías exteriores e interiores de todo tipo de inmuebles.

Las cubiertas gallegas, tradicionalmente de algo mayor pendiente que en otras zonas de la península, suelen cubrirse con teja cerámica, losas de piedra o paja. Es de destacar el que, a pesar de que la teja cerámica es el material más empleado para la construcción de cubiertas, los ladrillos apenas se utilizaron hasta bien entrado el siglo XX

A Rúa, barrio de San Vicente que, como su nombre indica, es un topónimo totalmente vinculado con el Camino a su paso por el pueblo. El viejo Camiño o Camín Real, que forma una rúa o calle entre las casas


Flecha amarilla en un poste. Si las viejas piedras del muro pudieran hablar cuántas cosas nos dirían, empezando por sus antecedentes constructivos, la arquitectura castrexa, como leemos en Pizarra de Galicia, arquitectura, tradición y modernidad:
"En los castros va a encontrarse el primer uso conocido de los muros de pizarra. El material usado en estas construcciones se encuentra poco o nada elaborado debido a las técnicas rudimentarias empleadas tanto para su obtención como en su elaboración y posterior colocación.

La arquitectura doméstica se va a realizar en un primer momento con mampostería de muy baja calidad, pero que irá evolucionando hasta la aparición de muros de pizarra cuidados y técnicamente adecuados. La aparición de un instrumental de cantería más apropiado y cualificado se traduce en el empleo de soluciones arquitectónicas más variadas y de cierta calidad."

Y es que la pizarra, además de para casas y cuadras, se empleó y emplea para todo tipo de menesteres, incluyendo estos magníficos muros. En esta zona alterna con otros tipos de piedra extraídos tradicionalmente de las canteras de las inmediaciones


De frente un cabazo con su cubierta de pizarra. Como contraste, el ladrillo desnudo y a la vista en otras en otras construcciones


Las casas de A Rúa se disponen en la ladera sur del Monte Mondigo, aquí se acaba la cuesta, un buen lugar ahora para disfrutar del paisaje


Paisaje del valle del Río Grande y parte de la vecina parroquia de Cedofeita con sus barrios y lugares esparcidos por lo llano de su campiña, que se extienden hacia los altos del Monte San Fernando, A Pena de Teixido, A Pena da Trapa y el Monte da Granda. Más a la izquierda el Alto da Tarola, paso hacia la ría


Y más cerca, la iglesia parroquial de San Vicente de Covelas, que se dice es de las más antiguas de Ribadeo, ya citada en el siglo X en los documentos de fundación del monasterio de San Salvador de Lourenzá, si bien su fábrica actual obedece a los cánones de los siglos XVII y XVIII. En el pórtico está la pila bautismal y adentro hay retablos con antiguas tallas entre las que destaca una imagen de Santa Catalina del s. XVI, y otra de Santa Bárbara de estilo barroco. El templo resultó afectado por las guerras napoleónicas, dado que la zona fue un importante teatro de operaciones en los pasos entre Galicia y Asturias, ya que la Junta General del Principado estuvo refugiada en varios lugares cerca de la frontera asturgalaica


En cuanto a Cedofeita y como ya hemos comentado, filólogos como Amor Meilán sostienen que esta es la Citofacta citada en documento de cambio del obispo Paio de Cebeira o Pelayo de Cebeyra "el Obispo Santo de Ribadeo", con Alfonso IX en 1202. Anteriormente, Rocío Dourado Fernández encuentra su nombre en 1124 como Sancta Maria de Citofacta en un documento de permuta entre el rey Alfonso VII y el obispo de Mondoñedo; luego en 1202 es cuando aparece como Citofacta, en 1286 Cedofeita, en 1287 la fórmula castellanizada Citofacha; en 1289 sancte Marie de Citofacta, y por fin en 1488 Cedofeita, que es como llegó a nuestros días. Su nombre es como decir "hecha rápido", por lo que"Aludiría por tanto á celeridade con que se realizou unha determinada obra ou construción, probabelmente a igrexa parroquial" afirma Dourado


Si observamos bien la iglesia de Santa María de Cedofeita, que pudo ser la razón del nombre de la parroquia por su rápida construcción, la veremos asomando un poco a la izquierda de la foto, buena de identificar con su torre-campanario. De todas formas el templo actual no sería aquel, medieval, citado en los documentos descritos, sino una obra posterior, de los siglos XVII y XVIII con ampliar reformas en el siglo XIX cuando, tal y como también dijimos, con los cambios políticos administrativos acaecidos a partir de la Guerra de la Independencia, las Cortes de Cádiz y las reformas liberales, se llegó a crear, con otras de estas parroquias limítrofes, el Ayuntamiento de Cedofeita, que no duró mucho, pues se reintegró en Ribadeo en 1843


Siguiendo camino, y empezando a ver a lo lejos el valle de Arante, en esta bifurcación iremos a la derecha, subiendo un poco más hasta aquel grupo de casas


La cuesta es muy corta, prácticamente nos pasará desapercibida, en ella hay una bifurcación


En ella nosotros seguiremos a la izquierda, pasando delante de las casas, por el asfalto


Al pasar, admiramos otro precioso cabazo, sobre la bifurcación, plantada de bellas y coloristas flores


Ahora bajamos suavemente, abajo a la izquierda, en el valle, Os Batáis (batanes), parroquia de Covelas pero limítrofe con la de Cedofeita, paso del Río Grande bajo Pena Moura, citada con respecto a su posición sobre el Camino en el Catastro de Ensenada (1752):
por el que sigue hasta el Camino Real que de la villa de Ribadeo pasa al lugar de la Puente y atravesando dicho camino prosigue por el citado arroyo arriva hasta la Pena Moura

Bajo nosotros, otro de los caminos que, desde A Igrexa y A Rúa, comunican con la carretera LU-133, dando vista a Cedofeita, donde el Rego de Quixoiro, que nace en el Chao de San Fernando da su agua al Río Grande, formando esa extensa vega en las que las casas se desparraman a lo largo de los caminos. En medio, el también llamado A Igrexa, solar de la iglesia parroquial, y más acá, O Pedregal y San Antonio, donde está la capilla de Nosa Señora da Vista o Virxe do Viso, razón por la cual el lugar es también conocido como O Viso. Aparece también reseñada como la de la Natividad pero sin embargo no se ha hallado ninguna referencia a San Antonio, bien porque fuese su perdida advocación, de la que no obstante no aparecen noticias, o que hubiese una capilla aparte al él dedicada, desaparecida y también sin noticias


Aquí tenemos otra vista de la iglesia de San Vicente de Covelas, construida en un rellano de esta ladera que forma un campo rodeado de árboles y fincas. La tradición de celebrar una gran fiesta en honor al santo comiendo callos fue recuperada por un grupo de vecinos, tal y como anunciaba en el artículo Covelas recupera los callos de San Vicente el corresponsal de El Progreso Pablo Villapol, publicado el 23-1-2023:
"Natalí BalsaBlas Villarino Daniel López no iban de farol cuando cogieron las fiestas de la parroquia ribadense de Covelas y anunciaron que más que nada lo que querían era reivindicar las actividades en la zona rural y, sobre todo, poner en contacto a la gente que vive en su parroquia.
Después de una fiesta con productos de la zona en septiembre que ya fue todo un éxito ahora se animaron con las fiestas de San Vicente el día 22. Y para que la convocatoria tenga un sabor especial, pues qué mejor que retomar una tradición gastronómica que ya no muchos recuerdan porque hace casi cincuenta años que había ido quedando en el olvido. Y es que por el San Vicente los vecinos celebraban a su patrono comiendo callos. Este año los que quieran podrán volver a hacerlo en una comida conjunta en la que también habrá costilla asada y para la que ya hay anotados 150 comensales. Aún es posible anotarse hasta el domingo así que esperan llegar a los 200.

Una de las integrantes de la comisión, Natalí Balsa, recuerda que cuando cogieron la asociación de vecinos en febrero del año pasado querían empezar con la fiesta de Dolores y fue a la que le dieron un toque especial con una comida con productos de huerta típicos de toda la zona. Fue un gran éxito y ahora le atacan al San Vicente del que rescatan la vieja tradición de los callos. Natalí reconoce que "moitos xa non se acordan de que se facía isto. Falta moita xente na parroquia, moitos marcharon e outros foron finando, pero falamos con xente maior que nos contou que sempre se comían e que se facía un baile que tiña moita xente. Iso era porque cadra nesta época, claro, cando están sendo as matanzas" (...) 
Este trabajo les exige "moito tempo de organización" pero Natalí cuenta que lo hacen sobre todo con el objetivo de "xuntar á xente. Despois de todo o que pasou coa covid, queremos que o pobo se anime a volver a saír, que se xuente outra vez, que nos acompañe a xente, que se volvan a ver. Iso é o que queremos facer e facémolo con moitas gañas, a verdade".  
Recuerda que ya la convocatoria anterior fue un éxito y confía en que ahora puedan repetir. Dice que les gustó especialmente ver cómo había gente que se reencontraba después de años "e tamén hai xente á que lle encanta volver só para isto. Como miña irmá, por exemplo. E logo que por favor veñan dos pobos veciños, porque desde logo aquí van a ser todos benvidos. Somos todos veciños"

Llaman la atención las bolas herrerianas de la espadaña de su campanario, su gran pórtico, el tamaño de su nave, que en realidad son tres naves, de ahí su volumen, y la gran cabecera de planta cuadrada. De su estructura nos dicen en Ribadeo. Alén do Camiño:
"Estamos ante un templo amplio, de tres naves separadas por arcos que descansan sobre pilares y pilastras de las que parten arcos fajones a las tres naves.

La nave central  se cubre con bóveda de lunetos, en forma de media luna que atraviesan los lados de la bóveda con el fin de introducir iluminación natural al interior"

Otro hermoso muro de lajas de pizarra a nuestra derecha. A lo lejos, los montes de As Grandas (441 m) y Lombo Gordo (389 m), cierran el valle de Arante por el sur


Más en la distancia es el citado Marco da Pena Verde, lugar llamado así por el monumento megalítico de esta nombre, en el Monte do Marco (453 m), unión como hemos antes comentado de los concellos de Ribadeo, Trabada y Barreiros. Forma parte de la Serra da Cadeira, que se extiende hacia Vilanova de Lourenzá, por allí hubo un ramal del Camín Vello que en tiempos estuvo señalizado con mojones oficiales del Camino de Santiago incluso. para ir de Trababa a Vilanova


Saliendo de A Rúa volvemos a ver en el valle Os Batáis. Bajo A Pena Moura, lugar en el que funcionaron aquellos mecanismos que le dieron nombre, batanes, en el plural gallego de la zona, y en general de todo el gallego oriental, batáis, para unos relacionado con batir, del verbo latino battuere , y para otros del árabe battan, de bitana, piel de carnero preparada. El batán es un mecanismo de gruesos mazos movidos por un eje que, con la fuerza motriz del agua embalsada de los ríos, como los molinos, se pone en marcha golpeando paños y tejidos para desengrasarlos, enfurtirlos y darles forma, haciendo de ellos una especie de fieltro


En Os Batáis está la nave de Talleres Sanjurjo, en la carretera LU-P-5203 (a la derecha de la foto), que pasa a su izquierda sobre el Río Grande por un puente, entrando en la parroquia de Cedofeita por A Casa Grande, al lado de las casas Barreiros, sitas sobre la orilla, en el meandro que aquí hace el río


A Casa Grande es el solar del Pazo de Cedofeita, construido allá por los siglos XV-XVI por Lope García de Cedofeita, con su planta rectangular, torre de almenas picudas, hórreo, capilla, además de un palomar cilíndrico en medio de la finca anexa. Esta es su descripción en Turismo de Galicia:
"De planta rectangular, fabricado en mampostería y sillería de granito en vanos y esquinales, con cubierta de loseta a cuatro aguas, consta de una torre con final almenado en una de las esquinas y otra más pequeña pegada. Tiene dos alturas en el cuerpo principal y tres en las torres. El conjunto se completa con un hórreo, un palomar circular, un molino y una pequeña capilla de estilo barroco rococó y con espadaña de un solo vano. Todo eso se encuentra rodeado por un alto muro con dos portadas, una de las cuales lleva a la fachada principal, donde se encuentra el escudo de armas grabado en madera, y a otra, orientada al norte, conduce hasta una escalinata de piedra por la que se accede a la vivienda."

Aquí deseaba vivir Antonio de Tovar, administrador nombrado por Carlos V del Condado de Ribadeo, en un momento en el que el título de conde estaba vacante por desavenencias. Ocupó el cargo entre 1516 y 1532 y quiso reformarlo para hacer aquí un palacio estilo castellano, pero graves desacuerdos con el contratista, que llevó a juicio, malograron la empresa. Al final se retiró a O Val de Lourenzá, instalándose en el Pazo de Tovar (al paso del Camín Vello) que le tocó por herencia, y fue enterrado en Ribadeo, en la entonces iglesia franciscana de Santa María do Campo, estando su sepulcro al lado del de los antiguos condes, si bien su capilla funeraria desapareció siglos después en las profundas reformas del templo. En Las intrigas palaciegas de los condes de Ribadeo, que publica el 21-6-2015 Isabel García, se detallan la historia del condado y la biografía de este personaje:
"Antonio de Tovar tenía una doble ascendencia: vallisoletana y gallega. Estaba emparentado con los Villandrando y los Pardo de Cela, pero se había criado en la corte del emperador.

Como hombre renacentista que era, su idea del beatus ille le llevaba a querer vivir en el campo y quiso fijar su residencia fuera de la villa, por eso decidió -para finalmente apropiarse de ella-, "aforar, a la abadesa del monasterio de Santa Clara, la torre origen del pazo de Cedofeita, donde poder construir un palacio al estilo castellano", matiza Paz.

Por desavenencias con el contratista de la reforma, acabó descalabrando a éste y afrontó un proceso judicial por ello. Se retiró en Lourenzá pero fue sepultado en Santa María del Campo, cerca de los sepulcros de los condes de Ribadeo, aunque tras una remodelación neoclásica que se llevó a cabo en torno al XVIII, se destruyeron las huellas de su capilla funeraria. En general, los escasos ejemplos del patrimonio netamente condal, como la fortaleza de Ribadeo o el castillo de A Espiñeira, sucumbieron al tiempo."

Luego del Pazo, dicha carretera pasa O Pedregal y San Antonio, barrios de Cedofeita ya mencionados, y sigue hacia A Currada (de corrada, espacio delantero de las casas), pero antes un ramal se dirige al también ya mencionado barrio de A Igrexa, solar de la iglesia parroquial de Santa María Madalena. Un poco más allá volvemos a ver Requiande


La mata boscosa en medio del valle delata el paso del Rego Grande. Atrás el Monte da Granda y, a lo lejos, el Monte de Parga (311 m) por cuyas estribaciones sube de Vegadeo/A Veiga el Camín Vello, la otra ruta xacobea, bajando a Abres antes de cruzar el puente para subir a Trabada. Este territorio protagonizó importantes episodios en la francesada, dada su estratégica posición entre Ribadeo y Mondoñedo


El día 25 de enero ocupan Ribadeo 150 soldados franceses enviados para ello desde Mondoñedo por el general François F. Fournier, reclamando ingentes cantidades de alimentos a los vecinos de todas las aldeas, lo que provocó una reacción popular de las gentes de Cedofeita, Vilaosende, Sante (cuyo alcalde convocó a los demás), Vidal, Valboa y Couxela, que hicieron frente a los franceses en la Ponte de Arante, lugar conocido entonces como Nosa Señora da Ponte, causando cinco bajas entre los franceses, así como tres caballos, provocando la retirada francesa a Mondoñedo, si bien Fournier, con refuerzos de Lugo y Ferrol, retomaron Ribadeo


Hacia A Ponte de Arante nos encaminamos nosotros, a partir de A Rúa casi todo en bajada, como por entonces aún no se habían hecho las carreteras este era el camino principal por entonces y ruta principal entre las guarniciones francesas de Mondoñedo (entonces capital de su luego -1833- extinguida provincia) y Ribadeo, el gran puerto de la zona


Pozo, cabazo, palmera y casa, otro extraordinario mirador sobre el valle del Río Grande y Cedofeita con sus barrios, que no nos cansamos de contemplar


Poco más abajo del Camino la carretera LU-133 y el ya referido lugar de Barreiros, lugar de barrio o arcilla en la ribera del Río Grande


Por aquí pasaba una de las tristemente célebres rutas del estraperlo en tiempos de la carestía y escasez del racionamiento de la posguerra. No salen muchas veces a la luz estas historias, duras pero que son lecciones de lo que no debería volver a pasar, una es la de la entonces niña Rogelia Freije, publicada por Tania Cascudo en el diario La Nueva España el 12-4-2011 con el título La niña que vivió del estraperlo:
"Rogelia Freije protagonizó hace setenta años una aventura increíble que bien podría ser llevada al cine como relato de las miserias y la dureza de la posguerra española. Y es que durante, al menos, seis años realizó con asiduidad una ruta comercial fuera de la legalidad fijada por el sistema de racionamiento impuesto por el régimen franquista.

Esta ribadense, vecina de la localidad santirseña de Salcido desde hace décadas, nació en 1929, así que vivió la Guerra Civil siendo una niña. Sus padres tenían ocho bocas que alimentar y, por ello, cualquier aportación a la economía familiar era bien recibida. Cuando se impuso el racionamiento y se establecieron las llamadas cartillas de racionamiento, la familia se vio obligada a buscar una vía de escape para alimentar a la prole y ganar algún dinero.

Así fue como la madre de Rogelia, Josefa Díaz, y su nuera, Pilar Álvarez, comenzaron a realizar una ruta entre Piñeiro de Cedofeita -donde residían- y el valle de Lorenzana. Esta particular ruta del «estraperlo» -que no era otra cosa que el comercio ilegal de productos intervenidos por la dictadura del general Franco- servía para adquirir alimentos básicos, como patatas, trigo, maíz y huevos. Los compraban a agricultores del fértil valle lucense y luego los vendían a familias pudientes o en los mercados de la zona.

Por entonces, Rogelia no contaba más de 11 años, así que su función era la de cuidar el ganado («as bestias», como se refiere a una burra y un caballo) mientras las mujeres hacían las compras. Cuenta que solían salir de noche y volver también en la oscuridad para huir de los controles de la Guardia Civil y de las miradas de los curiosos. Además, era obligado cambiar de vez en cuando las rutas para evitar que las siguieran. El camino era largo, pues entre la casa donde residían y Lorenzana puede haber unos 30 kilómetros. Y por supuesto, realizaban el viaje en las más variadas condiciones meteorológicas.

El trayecto se hacía a oscuras, guiado por el instinto de los animales. «As bestias marcaban el camín», explica Freije. La ruta discurría por senderos estrechos y poco frecuentados en mitad del monte, por lo que solían pasar ratos de mucho miedo, especialmente a un ataque de lobos que, por suerte, nunca se produjo. El regreso a casa solía ser lento, pues cada animal llegaba a traer hasta 100 kilos de peso.

Esta mujer rememora también el hambre que pasaba en las rutas, pues, a veces, hacía todo el itinerario con solo un café en el estómago. Y la poca comida que llegaba a sus manos la compartía en muchas ocasiones con su padre (ganadero y madreñero), quien se acercaba a buscarlas cuando estaban cerca de la vivienda familiar.

Ya en casa tocaba almacenar las compras y, luego, ultimar el proceso en las villas de Vegadeo y Ribadeo. Cuenta Rogelia Freije que a ella casi nunca le tocó acompañar a su madre en esta última fase. No obstante, sí que sabe que Josefa -una mujer de armas tomar, muy resuelta y valiente, según cuenta- siempre vendía los productos y pocas veces los intercambiaba. «De cambio nunca entendió», precisa. Eso sí, de vuelta a casa solía llegar cargada de productos para alimentar a la familia. En la cesta de la compra abundaban los arenques, los oricios, los percebes y las navajas, antaño poco valorados.

Esta particular ruta comercial se convirtió durante años en parte de la rutina y de la forma de vida de Rogelia Freije. A partir de 1952, con el fin del racionamiento, el viaje perdió sentido, dado que ya era sencillo abastecerse de productos. Así que Freije abandonó este quehacer y se centró en su vida, vinculada siempre al campo"

Y es que afinidades históricas y culturales, familiares, laborales, personales y de vecindad unen de siempre las márgenes gallega y asturiana de la ría con sus gentes y concellos, una comarca reivindicada en esta publicación de las fiestas de Vegadeo/A Veiga de agosto de 2019 que hallamos en el Ateneo egobarra (de los egobarros, los antiguos pobladores de estos parajes) parte del blog Cuaderno de Ángel Prieto Souto, técnico forestal:
"Geográficamente la Comarca del Eo abarca unos 820 km²; desde Baleira a Ribadeo y Figueras mojamos los pies en un mismo río los habitantes de Ribeira de Piquín, A Pontenova, Riotorto, Trabada, San Tirso de Abres, Taramundi, Vegadeo, Castropol y Ribadeo. Vivimos en una Comarca históricamente aislada de los centro de poder administrativos, lejos de Santiago y de Oviedo, pero siempre en el Camino. Por tanto tierra de paso, bien para atravesar o para recorrer longitudinalmente. Estos factores que repasaremos brevemente son parte de nuestro patrimonio cultural inmaterial, que definen una forma de ser y de sentir muy concretas, que resultan seña de identidad.

Si miramos tres décadas atrás podemos avistar un movimiento cultural intenso. A mediados de la década de los años ochenta del siglo pasado llegó cierta tendencia a la fundación de  asociaciones culturales; realidad impulsada por el proyecto Cultural-Campo en la Comarca Oscos-Eo y también seguida por los municipios lucenses. La mayor parte de las entidades culturales fueron fundadas entre 1985 y 1995, que vinieron a complementar otra entidades que hoy son centenarias.

En la Comarca del Eo operan diferentes organizaciones desarrollan la función de agentes culturales: asociaciones culturales, musicales, de investigación histórica; entidades de ámbito social, defensoras de determinados colectivos: mujeres, mayores, vecinos, etc; clubes deportivos y de tiempo libre y agrupaciones temporales como comisiones de fiestas, plataformas vecinales, etc.

Si hacemos un inventario de agentes culturales teniendo en cuenta la anterior clasificación, seguramente nos sorprenderemos -para bien- del número y del dinamismo social, cultural y deportivo. En la última década tuve la oportunidad de formar parte de la organización de varias ediciones del Foro de Fundaciones y Asociaciones socioculturales de Asturias y comprobar la intensidad cultural del extremo Occidental del Principado en comparación con el número de habitantes y  con ello, sin duda, poder hacer extensivos los datos a toda la Comarca natural del Eo.

Podemos atrevernos a decir que el sentir de la gente de esta Comarca está marcado por ser una tierra de paso. Incluso considerando el lugar con cierta hospitalidad destacada y colaboración social. Sin darnos cuenta es un factor definitorio de la forma de ser y sentir de esta tierra, que podremos definir como "Comarca en el Camino".

Sin lugar a grandes equivocaciones se puede afirmar que las gentes de esta comarca nos sentimos vecinos, incluso a pesar de pertenecer a dos Comunidades Autónomas.  Sentimos muy nuestra la vida rural, con unos toques comerciales, industriales y pesqueros.

Traemos estos rasgos sociales a colación considerando que esta actividad cultural tan intensa  tiene relación con la forma de ser solidaria y hospitalaria de la gente de la Comarca del Eo. Sin darnos cuenta nutrimos esta tierra de un gran número de actividades culturales y festivas, que algún día tendrán su análisis más profundo.

En un contexto general podemos analizar el impacto que supone la actividad sociocultural sobre una comarca rural. Se conoce como "economía naranja" al valor cuantitativo derivado de la actividad cultural. ¿Podremos medir la economía naranja de la Comarca del Eo? Seguramente lo primero que se nos ocurre es la traducción de actos culturales a turismo, lo que resulta un paso sencillo; podemos profundizar un poco más y calcular el éxito turístico en puestos de trabajo derivados de la actividad cultural. Con un estudio económico riguroso se podrían obtener resultados  positivamente sorprendentes. Todo ello sería un análisis cuantitativo, medido en número de participantes, número de puestos de trabajo, euros generados, etc. Pero en esta ocasión se puede pergeñar un poco más y añadir al cuantitativo, el valor cualitativo.

Relativo a este aspecto, la UNESCO en el año 2013 emitió un informe que llama "pulso naranja", en el cual asegura que "ninguna sociedad puede prosperar sin cultura y sin ésta ningún desarrollo puede ser sostenible". Si adaptamos este planteamiento a nuestra Tierra vemos que una vez más estamos en buen Camino. Tal vez se necesite reflexionar y aprovechar el valor de la cultura como un elemento indispensable para el desarrollo sostenible.

Siguiendo con definiciones de la UNESCO, esta define el Patrimonio Inmaterial como "las tradiciones orales, artes del espectáculo, usos sociales, rituales, actos festivos, conocimientos y prácticas relativos a la naturaleza y al universo, así como saberes y técnicas vinculadas a la artesanía tradicional". Estamos pues ante un valor intangible, que no resulta fácil de medir ni de cuantificar. ¿cómo se mide el conocimiento ancestral de un artesano de la madera al ser trasmitido a un niño? que además es un saber tradicional oral en equilibrio con la naturaleza y que ha proporcionado la evolución humana. Y por otra parte, ¿cómo se mide la satisfacción del artesano? al descubrir que su vida sí tiene importancia y que además es portador de un conocimiento ancestral. ¿en qué parámetro se mide la  ilusión con la que se preparan las cenas de la Noite Celta?. Todos estos aspectos podrán tener un valor cuantitativo pero además poseen un añadido cualitativo intangible, difícil de valorar. No tiene un valor individual; es un valor social y colectivo, que en esta Comarca del Eo sabemos hacer muy bien y que en ocasiones apreciamos muy poco. La mayor parte de los exponentes culturales de esta Tierra no se pueden cuantificar, son intangibles. La conclusión es muy simple: quien los valora, los conserva; quien no los aprecia, los deja perder.

Simplificando el análisis se podrá traducir actos festivos y culturales en consumo de hostelería e incluso en puestos de trabajo derivados; pero será complejo ver la mejor calidad de vida que aportan los actos socioculturales. Por el momento no se puede establecer -de forma fiable- una relación entre baile de pasodoble y ahorro de ansiolíticos.
En definitiva podemos concluir con algo que ya sabíamos, pero que no paramos a analizar su potencial. La Comarca natural del Eo es poseedora de un sentir común, dotada de unos rasgos sociales que hacen posible una calidad de vida agradable en sintonía social, cultural y festiva."

Vemos ahora magníficamente bien la iglesia parroquial de Santa María Madalena, que fue reconstruida en el siglo XIX en planta de tres naves, con torre del campanario de dos cuerpos rematada en cúpula, gran cabecera cuadrada y dos sacristías laterales. Su campo con algunos arbustos ornamentales, está cercado por un murete de piedra. Una inscripción dice "Esta torre se hizo siendo Cura Don Melchor Vilela y R. año de 1808"


Abajo, en Barreiros, uno  uno de los puentes sobre el Río Grande (parte inferior derecha de la foto). Delante de él un par de casas con cabazo y al otro lado varias naves de ganado y almacenes, seguidamente un maizal y luego un gran fabal a la derecha de las casas de la carretera LU-P-5203


Según proseguimos nuestro periplo comprobamos que estamos a solo un poco menos de 179 kilómetros de Santiago de Compostela, según el mojón


Al otro lado de la LU-133 están las casas de O Esfolado, alguno de cuyos tejados vemos en el mismo valle y a un paso ya de A Ponte de Arante, uno de cuyos caseríos, Os Bodegos reconocemos a lo lejos. O Esfolado es como decir desollado, posiblemente tenga que ver con lo que, antes de las plantaciones de eucaliptos, esto fuese un terreno pelado y sin vegetación (desolado), aunque tampoco podría descartarse que fuese un apodo o sobrenombre personal que acabó dando nombre a este lugar


Entre O Esfolado y Os Batáis unas naves en la carretera LU-P-5203 al pie de las laderas de O Templor y el Campo da Braña de A Pena Moura es el Campamento Granja Casecha"campamento turístico de caravanas, autocaravanas y cámper". Según leemos precisamente en Áreas Camper "En la misma granja se pueden comprar productos agrícolas de temporada y el panadero pasa todos los días"


Desde este lugar vamos a ir despidiéndonos de esta parroquia de Covelas cuyas aldeas y lugares constituyen un buen tramo del trayecto del Camino de Santiago por el concello de Ribadeo. Un itinerario bastante llano relativamente, con no muchas cuestas y estas no demasiado pendientes


En Covelas, San Vicente, con sus barrios de A Rúa y A Igrexa arriba, que nos proporcionaron extraordinarias vistas de Cedofeita, antigua y breve capital municipal de un efímero concello, y abajo las casas de la carretera, que como hemos dicho conforman una calle con visos bastante urbanos y donde antaño abrían sus puertas tascas y comercios


A la derecha de la iglesia, en una explanada a la que se sube por unas escaleras, está la torre del reloj, cuya esfera circular mira a la carretera, desde donde los vecinos, antiguamente, miraban la hora. En Tres relojes en la Última Bretaña del escritor Ramón Loureiro para La Voz de Galicia (23-8-2023), nos habla de este y de otros dos:
"La iglesia de San Vicente de Cubelas —o de Covelas—, en la maravillosa tierra de Ribadeo, tiene tres relojes. Uno se encuentra dentro del templo. Junto a la imagen de San Ramón Nonato, do Meu Santiño. Otro es un reloj de sol, de piedra, situado sobre el lateral sur y labrado, según él mismo nos dice en una inscripción, a finales del XVIII, cuando se reformó la iglesia. Y el tercero, ahora estropeado, que habita su propia torre y cuya fecha de fabricación desconozco, es un reloj mecánico precioso, de los que funcionan con pesas. «¡Hai que amañar ese reloxo...!», me dice, siempre sonriente, Gonzalo, el cura, que fue profesor de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca y que ahora, además de canónigo de la catedral de Mondoñedo, es quien atiende, como párroco, un buen número de parroquias de esa comarca. A Cubelas fui hace un par de días, pasando, entre otros lugares, todos ellos muy queridos, por Igrexafeita, por As Pontes, por Vilalba, por Abadín, por Mondoñedo y por la propia villa de Ribadeo. Y después volví, siempre por tierra amada, pasando por Vilanova de Lourenzá, donde nació don Paco del Riego. 
Los amigos de Cubelas, los que ya tenía antes y otros que ahora tengo nuevos —entre ellos un señor que me contaba que hizo la mili, hace cincuenta años, en Ferrol, en el Sánchez de Aguilera—, me preguntaban cuándo comencé a soñarle una Última Bretaña al envés de esta Galicia do Norte nuestra. Y yo les expliqué que fue cuando me di cuenta de que todo este norte del norte, la única Galicia que da a dos mares —e, históricamente, la peor tratada de las Galicias todas, si se me permite decirlo así—, es un país con alma propia, además de un territorio de infinita belleza. Un país que, más que un reino, es un mundo entero. Después me preguntaron, también, cómo puede estar la Tierra de Escandoi dentro de ese mundo, cuyo territorio coincide esencialmente con el de la Diócesis de Mondoñedo-Ferrol, si Escandoi tiene su corazón en Sillobre, que es la primera de las parroquias de la Diócesis de Santiago. Y yo les respondí que, de esa Última Bretaña, Escandoi es la puerta. 
(Al marchar, mientras caía la tarde, cantaban mucho los mirlos. El sol del crepúsculo hacía brillar las piedras de un palomar. Todo olía a manzanas. Y casi se me olvida decirles que el reloj que quieren arreglar en Cubelas tiene en lo alto de la torre, para dar las horas, una campana)."

Y es que efectivamente fue esta, y en buena parte sigue siendo, la Última Bretaña, como bien dice Loureiro, la antigua Diócesis de Britonia, la de los britones huidos de sus tierras originarias, la actual Gran Bretaña, unos hacia Armórica (actual Breizh o Bretaña francesa) y otros hasta aquí, A Mariña, su asentamiento último y más alejado, asentándose sin al parecer mayores roces con la población local, con la que ya habría intensas relaciones marítimas desde antes de la conquista romana. Esto dice la Wikipedia:   
"La diócesis de Britonia debió ser fundada por bretones insulares, los primitivos bretones o britanos, como habitantes de la isla de Bretaña, la actual Gran Bretaña.Compelidos por las invasiones sajonas, grupos germanos que desembarcan en la Gran Bretaña, comunidades bretonas abandonan la isla entre el siglo iv y VII, dirigiéndose básicamente a espaldas galas, donde se asientan en la península de Armórica, que acabará por tomar el nombre actual de Bretaña, por consecuencia de este poblamiento. 
Es indudable que se habían dirigido también para otras partes.​ Ciertos grupos debieron llegar hasta las costas septentrionales gallegas, donde se organizaron en comunidades, y donde introdujeron la su peculiar organización religioso-cristiana algo diferente. Los toponimistas no dudan en identificar sus asentamientos con los varios lugares denominados Bretoña en la Galicia, aparte del de la Pastoriza: Bretoña (Barro), Bertonía, Bertoña etc. 
También el nombre propio del obispo Mailoc es de ascendencia celta-insular, relacionado con diferentes variantes, Maeloc, Maedoc o Mailog, con el significado de príncipe o jefe."


Y ahora, dando vista a O Bodego ya salimos a la carretera LU-133, que cruzaremos acto seguido para bajar al Río Grande en A Ponte de Arante


Hay una curva cerrada bastante peligrosa, por lo que, si bien los conductores tienen señales de aviso del paso de caminantes, hemos de extremar al máximo las precauciones


Llegados al otro lado tomamos esta senda que baja a las casas de A Ponte, núcleo que para diferenciarlo de otros de nombre semejante y sitos en las cercanías suele ser llamado A Ponte de Arante, Paso sobre el Rego Lexoso que se hace Río Grande tras recibir las aguas del río Arante, nombre de esta parroquia ribadense a la que vamos a entrar por este solar de históricas resonancias, pues hubo antaño hospital de peregrinos en este disputado enclave de las guerras napoleónicas





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