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miércoles, 12 de agosto de 2015

CABO DE FISTERRA: EL FINAL DEL MUNDO CONOCIDO Y EL ALTAR DEL SOL

Cabo de Fisterra desde la subida al Monte do Facho

El Camino llega a su destino: el Cabo Fisterra, el viejo Promontorio Nerio, actual Monte Facho, subiendo desde la villa fisterrana y la iglesia de Nosa Señora das Areas, por la senda abierta al lado de la carretera al faro, abierta en 1927 y que sustituye al viejo Camiño da Corredoira. Un par de kilómetros escasos de subida desde los que admiramos este mágico lugar y todo su entorno


Llagamos así a la estatua del peregrino, monumento en bronce sobre pedestal que representa a un peregrino y la cuesta a lo alto del cabo, luchando contra los vientos que bastante usualmente imperan en estos lugares


Abajo está A Punta de Cabanas y O Coído de Cabanas, donde se dice se apareció el Cristo de Fisterra, hallado por unos pescadores, justo en el lugar en el que estaba el Ara Solis o Altar del Sol arrojado por su significado pagano monte abajo por el propio Apóstol Santiago durante su evangelización de la comarca y donde más tarde San Guillerme de Fisterra echaría vino, dejando unas marcas que aún se percibían

 Dejando de lado la más que discutida veracidad de la pìadosa leyenda el simbolismo de la misma es evidente: se trata de la cristianización de símbolos y enclaves precristianos a la nueva fe en un proceso de sustitución bien claro. Los cultos al sol que se oculta y "muere" cada atardecer "sumergiéndose" en las aguas del Océano Atlántico para "resucitar" al día siguiente pasan a la veneración de Cristo Resucitado en este lugar, Fisterra, que fue durante milenios considerado en occidente el Finis Terrae, el fin de la Tierra, siendo especialmente destacado por navegantes, marinos y viajeros en las milenarias rutas de la antigüedad que comunicaban hasta este extremo el orbe conocido


Así, los peregrinos que visitaban Compostela dirigían luego sus pasos hacia el océano en Fisterra pues tras venerar a Santiago acudían a venerar a su Maestro y Señor Cristo, el Cristo de Fisterra, y antes aún, al santuario de San Guillerme, cuyas ruinas pueden visitarse en lo alto del Monte Facho, santuario que fue durante siglos el más occidental de la cristiandad, superponiéndose al antiguo culto solar allí existente del Ara Solis. Luego la iglesia de Santa María das Areas representaría con su Cristo el extremo de la cristiandad y de sus cultos marianos y cristológicos


Un lugar por lo tanto frecuentadísimo por peregrinos de todos los tiempos como culminiación del Camino. Las conchas recogidas en Fisterra eran además la prueba más evidente que se había culminado la peregrinación y se había estado en Jackobsland o País de Santiago


La peligrosidad de estas rutas terrestres y marítimas durante los siglos oscuros como consecuencia de invasiones e incursiones de flotas enemigas, vikingas y sarracenas, dio paso a una afluencia ingente de peregrinos al ir cesando estas a lo largo de la baja Edad Media, construyéndose establecimientos hospitalarios para ellos y otras fundaciones. Las milenarias rutas marinas y terrestres volvían a abrirse al tráfico seguro cuando Europa entera parecía ir saliendo de una de las más duras pruebas de su historia


Y así hoy como ayer miles de peregrinos siguen subiendo a la punta del cabo atraídos por el Finis Terrae o Fin de la Tierra, aún cuando es bien sabido que sigue habiendo tierra más allá, al otro lado del Mar Tenebroso, Océano Atlántico que también había inspirado desde la noche de los tiempos míticas navegaciones buscando un nuevo mundo o incluso el Paraíso, navegaciones de santos marinos y peregrinos como San Balandrán o San Amaro que inspirarían a su vez el descubrimiento de tierras allende de la inmensidad oceánica

 Aparte de las razones puramente históricas y religiosas, pues Fisterra y Muxía están vinculadas a la tradición xacobea desde su origen, escenario de la evangelización del Apóstol (independientemente de su realidad histórica), las peregrinaciones a ambos puntos fueron intensificadas por el clero compostelano a partir de la baja Edad Media pues las dos villas marineras, aparte indirectamente de Cee, eran posesión de la mitra de Santiago de Compostela, mientras Corcubión Camariñas y Laxe formaban parte del señorío de los Moscoso, siempre enfrentados a los arzobispos, según el historiador Víctor Castiñeira. En ello les iba también la concesión del privilegio de poder comerciar con el exterior, derecho de carga y descarga internacional


Y desde aquí divisamos ya el Faro de Fisterra, construido a mediados del siglo XIX sustituyendo también las hogueras que antaño se prendían en lo alto del Monte Facho para orientar a los barcos y avisar de peligros


Y así vamos subiendo los metros que nos quedan hasta el faro


Monte Facho: abajo está el cementerio, Cemiterio Novo. Arriba las ruinas de San Guillerme, en lo alto del Monte Facho, enclave primigenio del Ara Solis, sobre A Fonte das Cabanas


Nosotros seguimos subiendo hacia arriba por la senda al lado de la carretera


Ya estamos llegando al faro, esta es la última curva, bajo los pinares


Un poco más de cuesta y ya vemos al fondo las inmediaciones del faro, donde los visitantes suelen aparcar


Seguimos de frente a la izquierda. El ramal derecho nos lleva a los aparcamientos y, subiendo más, a lo alto del Monte Facho


A nuestra izquierda el Cruceiro de Fisterra


Es un cruceiro de granito sobre una gran roca que simboliza la llegada a la punta del Finis Terrae, Al sur hay una buena vista de las Rías Baixas y el Monte Pindo


El Monte Pindo en Carnota, "uno de los Olimpos Célticos" como le llamó Ramón Otero Pedrayo, patriarca das Letras Galegas, pues sus cumbres picudas de formas antropomorfas y de animales han inspirado siempre las leyendas de entes mitológicos y personajes de fantasía, junto con la realidad de sus viejos caminos, sus milenarios petroglifos, sus enigmáticas inscripciones y su estretégica posición que le hicieron ser solar de fortalezas cuyas ruinas y memorias se conservan. Arriba su máxima atura son los 629 metros de A Pena da Moa y abajo se extienden playas y pueblos marineros, como Caldebarcos, Quilmas, Pindas u O Ézaro, desembocadura del río Xallas en espectacular cascada, así como las Illas Lobeiras,


Son dos grupos de islotes en tornoa Lobeira Grande y Lobeira Chica, llamados así según unos porque "esperan como lobos" que un barco encalle contra ellas y según otros porque eran hábitat de lobos marinos. Fueron escenario de dos naufragios de buques griegos, el Skuldo en 1901 y el Poluma en 1904, razón por la cual se conoce el lugar como el Cementerio de los Griegos. En 1906 se instaló un faro que terminó siendo abandonado en 1923, pues el farero había de vivir en él y más de una vez quedaba aisalado y expuesto peligrosamente a la tempestad


Divisamos desde aquí maravillosamente bien la boca de la Ría de Corcubión


Y allí está el antiguo Promontorio Nerio o Monte Facho, que llega a los 241 metros en su cota más alta, asentamiento de las ruinas de San Guillerme y de As Pedras Santas, piedras oscilantes descritas ya en 1581 por el peregrino polaco Erich Lassota de Steblovo decía de ellas que “No se pueden retirar ni con varios pares de bueyes, pero se pueden mover con un dedo, lo que yo incluso comprobé”.


Este cruceiro es también un lugar muy especial. Al mismo tiempo que el Sol se oculta por un lado del océano la Luna emerge por el otro, algunas veces sobre las alturas del Monte Pindo en una espectacular simbiósis...


El Cruceiro de Cabo Fisterra y el Monte Pindo simbolizan también esa transición entre el paganismo y el cristianismo. Las seculares peregrinaciones al Ara Solis o altar del sol que aquí se venaraba vieron su evangelización en la culminación del viaje a Santiago aquí, llegando a la punta de la tierra que como una cuña se adentra en el océano. Ya desde la Edad Media se registra este paso de romeros a Fisterra, para los que se fundaron varios hospitales de peregrinos, cuya memoria, aparte de en la documentación, se advierte hasta en la misma toponimia.


El reflejo de la Luna llena sobre las aguas del Atlántico debió dejar atónitos más de una vez a los pobladores de antaño, así como a marinos y a viajeros de todos los tiempos. Ya los fenicios conocieron estos parajes en sus rutas transoceánicas para buscar el preciado estaño de Casitérides, lugares de la costa atlántica europea, con el que hacer aleación con el cobre para conseguir bronce. Luego llegarían los griegos y tras ellos los romanos, a quienes debemos numerosos testimonios de sus impresiones durante la conquista de la antigua Gallaecia


Aquellas navegaciones fueron el origen de contactos comerciales, sociales y de intercambio de ideas y paso de gentes que fueron el origen de historias y leyendas de ancestrales singladuras atlánticas, así como de la atención de los geógrafos de la antigüedad por localizar exactamente aquellas tierras y sus habitantes cuyo secreto mantuvieron durante tiempo los marinos fenicios que ya se asomaban por estas costas


Así el geógrafo griego Estrabón llega a escribir que...
"Las islas Kassiterides son en número de diez, todas ellas muy cercanas entre sí y sitas hacia el norte del Puerto de los Artabroi, en plena mar (...) Viven, en general, del producto de sus ganados, a la manera de los pueblos nómadas. Tienen metales de estaño y plomo, y los cambian, así como las pieles de sus bestias, por cerámica, sal y utensilios de bronce que les llevan los mercaderes. En un principio este comercio era explotado únicamente por los phoinikes desde Gadeira, quienes ocultaban a los demás las rutas que conducía a estas islas. Cierto navegante, viéndose seguido por los rhomaioi, que pretendían conoce la ruta de estos emporios, varó voluntariamente por celo nacional en un bajo fondo, donde sabía que habrían de seguirle los rhomaioi, pero habiendo logrado salvarse el de este naufragio general, le fueron indemnizadas por el Estado las mercancías que perdió. Pero los rhomaioi, a fuerza de numerosos intentos, acabaron por descubrir la ruta de estas islas"

Los Artabroi o ártabros eran una tribu celta galaica situada al norte de la de los nerios, que poblaban estos lugares, de ahí el antiguo nombre de Promontorio Nerio para este Cabo de Fisterra, por lo que Casitérides ha sido siempre objeto de búsqueda también por parte de los actuales investigadores, desde aquí a las Islas Británicas, pues zonas ricas en estaño son el noroeste peninsular y Cornualles. Sea como fuese estas tierras en el confín del mundo conocido en occidente eran visitadas desde milenios atrás y suscitaban la admiración de todo el orbe, el Final de la Tierra, el Finis Terrae



Esta explanada es ahora la Praza Stepehen Hawking, eminente físico que también quedó maravillado, como los viajeros de antaño, de este privilegiado lugar cuando lo visitó en el año 2008


"Disfruté mi viaje al fin del mundo, qué hermoso lugar"


Desde la plaza, al lado de las tiendas de recuerdos y los servicios, seguimos ruta por esta pista hacia el Faro de Fisterra y antes O Semáforo


O Semáforo y el Faro


O Semáforo es un antiguo centro de emisión de señales para la marina de guerra construido en 1879 remodelado en su momento por César Portela para hotel, restaurante y cafetería. Debe su nombre a que funcionaba con un sistema de señales lumínicas. A sus pies otro edificio a manera de gran caseta es ahora el bar O Refuxio


 Explanada y Camino al Faro. Aquí está el verdadero Kilómetro Cero de los caminos a Santiago...


El Camino que acaba en el Cabo de Fisterra. La boca de la Ría de Corcubión separa la Rías Altas de las las Rías Baixas


Rías Baixas cuyos cabos y promontorios divisamos más al sur... Punta de Lens, Punta Insua y, aún más allá, el Cabo Corrubedo



 Una imponente sensación en las milenarias rutas de la navegación al fin del mundo...


No es por lo tanto extraño que no pocas veces haya que hacer cola por fotografiarse en este lugar


El Kilómetro cero


También aquí puede asistirse al impresionante espectáculo de ver a la Luna emerger después de ver al Sol sumergirse al otro lado del Atlántico...


Sol y Luna simbolizan en algunos credos la Eternidad y por ello no en vano algunos artistas las representaron en sus obras. En este aspecto no de deja de volver a llamarnos la atención la gran veneración del Cristo de Fisterra, y en concreto al momento de su Resurrección, que se celebra y representa en Fisterra el Domingo de Resurreción, día grande de la Semana Santa fisterrana. Todo un grandioso y magnífico simbolismo


Mítico y mitológico Monte Pindo que se torna rojizo con los últimos rayos del sol


Y sobre él la luna...


Ría de Corcubión y montes de Dumbría...


Pasamos bajo O Semáforo. A la derecha la estatua de un delfín


Y ya estamos ante el Faro de Fisterra


En las rocas que miran al paseo y al faro, numerosas placas inmortalizan la memoria de ilustres vecinos, viajeros y visitantes


Sentidas y emotivas dedicatorias




Hay placas por doquier
 

Y algún busto


Hoy como ayer Fisterra sigue atrayendo gentes de todos los rincones del mundo



El Faro de Fisterra se inauguró en el año 1853 según diseño de Félix Uhagón. En un principio funcionaba con lámpara de aceite con un alcance luminoso de veinticuatro millas. Había tres torreros pero no fue bastante para atajar los continuos y terribles naufragios acaecidos en estas cosas, lo que provocó en su tiempo ciertas protestas. Como otros faros fue electrificado en 1931 llegando a las treinta y siete millas de señal. Desde aquí se controla el tráfico marítimo de nada menos que el 70% del tonelaje bruto mundial



Para ir a la punta del cabo seguiremos a la izquierda



Desde atrás vemos mejor su torre octogonal de cantería, de 17 metros y cuya cúspide tiene 143 desde el nivel del mar


 Desde aquí vamos a bajar unas escaleras junto a otro edificio, el de A Vaca de Fisterra


 A Vaca de Fisterra es como se le llama al inmueble que alberga este sistema de bocinas instalado en 1989 con el que alertan a los barcos cuando hay niebla. Su sonido, similar a un mugido, le ha dado este nombre



Y ya admiramos, emocionados, la misma punta del cabo. El lugar que se tuvo en el mundo occidental como el extremo de la Tierra, creencia que pervivió durante milenios, aunque siempre hubo leyendas tanto de infiernos y precipicios al vacío como de que el océano era navegable y al otro lado había mucho que explorar y conocer



Al lado de esta cruz de quemaba la ropa en un ritual de renovación y purificación, imitando lo que se hacía en A Cruz dos Farrapos de la catedral de Santiago de Compostela. Para muchos estudiosos se trata de una costumbre importada que, si bien en un principio hacían muy pocas personas, ocasionó incendios al popularizarse y extenderse las quemas por toda esta ladera del llamado Monte Uxío, provocando además de riesgo cochambre. Actualmente ha sido prohibido


Desde aquí vemos muy bien A Vaca de Fisterra, las escaleras y el faro


Cuesta abajo es la bajada a la misma punta del Cabo Fisterra, cayendo hacia los acantilados y roquedos de Chan dos Cabalos, A Centoleira, O Petoncino, Os Cachés, A Regala, Paxariño, Xan Monteiro...


Fisterra. Pese a que en la antigüedad se pensaba que era el lugar más occidental de la tierra conocida, en realidad en la misma Galicia existen promontorios situados aún más al oeste, como el Cabo Touriñán. Asimismo el Cabo da Roca en el portugués distrito de Lisboa se adentra también más al occidente


No obstante por razones históricas, religiosas y sentimentales es este de Fisterra el más visitado asiduamente con diferencia


Nos asomamos ahora al oeste, donde hay un gran peñasco en medio del océano


O Centolo de Fisterra, recia roca testimonio de trágicos naufragios tan tristemente característicos de la Costa da Morte que se extiende desde aquí hacia el norte a lo largo de una buena franja del litoral gallego. En el entorno de Fisterra quizás el más dramático fue el hundimiento de los 25 barcos de la flota de Martín de Padilla, de la Armada española, a la entrada de Corcubión a causa de un gran temporal, falleciendo más de 1.700 marinos en un desastre que recordó al de la Armada Invencible en su ataque a Inglaterra ocho años antes


Realmente y aunque con menos fallecidos no fue menos dramático el del acorazado inglés HMS Captain que chocó contra esta roca de O Centolo en 1870 causando la muerte de 482 personas, el mayor accidente de la historia moderna en esta costa. También contra O Centolo chocaría ocho años depués el también inglés pero mercante Bitten, pereciendo 10 de 12 tripulantes.Otro buque inglés, el carguero Sunrise se hundiría en 1882 en estos arrecifes de Fisterra, pero Un marinero y sus dos hijos de doce años salvarían a 33 tripulantes empleando una barca de remos


En 1903 Colisionan a dos millas de aquí el sueco Svtpord y el inglés Tang Castle. Todos los marineros del buque sueco fallecieron. Algo más al norte, a una milla de los arenales de Mar de Fóra, choca contra ua roca el carguero británico Denewell en 1907. Terrible fue también el hundimiento del Blas de Lezo cuando en unas maniobras roza los arrecifes de O Centolo, en concreto dos agujas de piedra no marcadas, y se hunde tras una vía de agua en la quilla pudiendo no obstante salvarse la tripulación y siendo su capitán absuelto el el correspondiente juicio


En 1951 el inglés Ulster Duke se estrella contra la roca Bufadoiro cuando era arrastrado por el remolcador holandés Hudson, sobreviviendo solo uno de sus tripulantes. Pero es en 1897 cuando un naufragio desastroso afectó totalmente a la vida de todos los habitantes de este litoral. En la playa de Mar do Rostro se hunde el mercante de pabellón panameño Cason que llevaba sustancias tóxicas falleciendo por su causa 23 tripulantes y evacuándose Fisterra, Corcubión y Cee no sin graves consecuencias, polémica y enfrentamientos, agravados por la información contradictoria sobre la evacuación y las afecciones respiratorias y cutáneas de quienes decidieron quedarse


Ante O Centolo de Fisterra, que nos recuerda el cruel tributo del bello mar volvemos a posar nuestros ojos en tierra, a ver un elemento muy relacionado con las peregrinaciones modernas a este lugar. La Bota de Fisterra


La Bota de Fisterra, uno de los muchos simbolismos que encontramos en este señalado paraje, bota de peregrino que parece esperar el regreso de su compañera, robada, sustraída, arrancada, perdida o como se quiera decir, hace tiempo


Ante O Centolo, O Petón do Inglés y, bajo nosotros,  A Punta da Xestosa... al oeste la inmensidad del Atlántico


Llegan visitantes, turistas, peregrinos...


Un paraje totalmente evocador


El Océano Atlántico, el Mar Tenebroso, más allá del que se suponía no había nada, aunque siempre hubo navegantes que exploraron los confines del océano y descubrían algún archipiélago. Las supuestas navegaciones precolombinas abren un mundo de interrogantes apasionantes pero cuesta discernir la realidad del relato mitológico


En ese aspecto no dejan de llamarnos la atención los textos que hablan de navegaciones más allá de Fisterra y las columnas de Hércules, casi como singladuras iniciáticas en busca del Paraíso o la Tierra Prometida


Entonces aquel mar se podía atravesar, pues tenía una isla delante de la desembocadura que vosotros llamáis según decís, columnas de Heracles. La isla era mayor que Libia y Asia juntas, y desde ella era posible para los que viajaban en ese tiempo acceder a las otras islas. Desde ellas se podía pasar a todo el continente que está justo enfrente y rodeaba aquel verdadero océano.

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Quizás al este el Monte Pindo haya sido testigo de alguna de aquellas proezas casi olvidadas o únicamente recogidas como periplo místico más que como crónicas de un diario de viaje

Entonces aquel mar se podía atravesar, pues tenía una isla delante de la desembocadura que vosotros llamáis según decís, columnas de Heracles. La isla era mayor que Libia y Asia juntas, y desde ella era posible para los que viajaban en ese tiempo acceder a las otras islas. Desde ellas se podía pasar a todo el continente que está justo enfrente y rodeaba aquel verdadero océano.

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Entonces aquel mar se podía atravesar, pues tenía una isla delante de la desembocadura que vosotros llamáis según decís, columnas de Heracles. La isla era mayor que Libia y Asia juntas, y desde ella era posible para los que viajaban en ese tiempo acceder a las otras islas. Desde ellas se podía pasar a todo el continente que está justo enfrente y rodeaba aquel verdadero océano.

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Entonces aquel mar se podía atravesar, pues tenía una isla delante de la desembocadura que vosotros llamáis según decís, columnas de Heracles. La isla era mayor que Libia y Asia juntas, y desde ella era posible para los que viajaban en ese tiempo acceder a las otras islas. Desde ellas se podía pasar a todo el continente que está justo enfrente y rodeaba aquel verdadero océano.

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Entonces aquel mar se podía atravesar, pues tenía una isla delante de la desembocadura que vosotros llamáis según decís, columnas de Heracles. La isla era mayor que Libia y Asia juntas, y desde ella era posible para los que viajaban en ese tiempo acceder a las otras islas. Desde ellas se podía pasar a todo el continente que está justo enfrente y rodeaba aquel verdadero océano.

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Entonces aquel mar se podía atravesar, pues tenía una isla delante de la desembocadura que vosotros llamáis según decís, columnas de Heracles. La isla era mayor que Libia y Asia juntas, y desde ella era posible para los que viajaban en ese tiempo acceder a las otras islas. Desde ellas se podía pasar a todo el continente que está justo enfrente y rodeaba aquel verdadero océano.

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Entonces aquel mar se podía atravesar, pues tenía una isla delante de la desembocadura que vosotros llamáis según decís, columnas de Heracles. La isla era mayor que Libia y Asia juntas, y desde ella era posible para los que viajaban en ese tiempo acceder a las otras islas. Desde ellas se podía pasar a todo el continente que está justo enfrente y rodeaba aquel verdadero océano.

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Las Illas Lobeiras, una vez más, ante las costas de Carnota y los picachos del Pido...


 Volvemos desde aquí a subir otra vez al faro


Y desde el faro vamos a subir ladera arriba

                                          


Hasta las terrazas de O Semáforo


Y bajando hacia O Refuxio por la senda en la que están los Delfines de Fisterra, símbolo del mar y de aquellas míticas navegaciones oceánicas, entre la épica leyenda, la realidad y la fantasía narrada en viejas odiseas, como la de San Balandrán


Abajo, la gente sigue haciéndose fotos en el mojón del Kilómetro Cero


Gentes que vienen y van


De día y al ocaso...


Y es que al atardecer es cuando la gente viene a ver la puesta de sol, principalmente en todo este entorno entre O Semáforo, el Cabo y los terrenos adyacentes


 Más grupos de gentes acuden al atardecer en días soleados


 Y se desparraman por todos los alrededores


Para asistir al gran espectáculo de la puesta de sol, el ocaso, solpor, sunset


Desde todo el cabo y mirando al oeste se contemplan los fantásticos atardeceres que hicieron de este un lugar sagrado desde hace milenios...


Culto al sol que se "zambulle" en el océano para resurgir mañana. Escriben ya de ello los grandes geógrafos clásicos de la antigüedad cuando hablaban de un altar dedicado al Sol, Ara Solis, en este lugar en el que miles de personas siguen viniendo a ver el espectáculo de contemplar al astro rey "sumergirse" en las aguas del océano.


Se sabe que el santuario natural era visitado por numerosos navegantes del mundo antiguo al llegar a este enclave, pero no solo navegantes, hay quien sostiene que la propia peregrinacion xacobea por tierra se superpone a otras anteriores que acudían a este extraordinario lugar de cultos solares, divinidades que, con diferentes nombres, se veneraban en toda Europa.


La resurrección del Sol, que se sumerge en el Mar Tenebroso para renacer al día siguiente, evocaría para el cristianismo la resurrección de Cristo. La fecha del propio solsticio de invierno, en torno al 25 de diciembre, la fecha en la que el Sol vuelve a ganar terreno en horas de luz venciendo a la oscuridad de las tinieblas, fue adoptada como fecha oficial del nacimiento de Jesús.


No es extraño que por ello exista toda una serie de sencillos rituales cargados de simbolismo en este cabo y en las playas cercanas como la Praia da Langosteira, donde la tradición dice desembarcó la barca de piedra con los restos del Apóstol, es preceptiva para un baño purificador en el que el peregrino renace para una vida nueva.


El historiador romano Lucio Anneo Floro ya nos informa del Ara Solis o Altar al Sol que se ubicaba en este Promontorio de los Nerios, gentilidad galaica que poblaba esta costa


Allí el militar romano Décimo Junio Bruto, que recorría como triunfador este litoral con sus victoriosas legiones se asomó a ver el fantástico pero para él sobrecogedor espectáculo del sol sumergiéndose bajo las aguas y echando una llamarada, tal y como nos narra el historiador clásico Lucio Floro


Era el año 137 a. C. cuando aún sin pacificar totalmente la Lusitania, Décimo avanzó con sus hombres sobre la Gallaecia, llegando al río Limia, donde su ejército se negaba a avanzar más pues se le tenía a este por el mitológico río Lethes, río del olvido, que condenaría a los soldados si lo cruzaba a perder la memoria de ellos mismos, olvidando su identidad, patria, amigos y familia. Fuen entonces cuando Décimo Junio Bruto, agarrando el estandarte de la legión, pasó a la otra orilla y desde allí llamó uno a uno a sus hombres para demostrarles que no se había olvidado de nada, siguiendo la campaña hasta el río Minius o Miño, que también cruzaron llegando hasta la costa...


Y aquí fue donde Décimo Junio y sus soldados admiraron sobrecogidos este mismo espectáculo, causándoles hondo temor a las otrora orgullosas legiones del César aquí, en la última frontera del Imperio y del mismo mundo...


Ver como el sol se sumergía en el mar "como un hierro candente"


El propio Décimo Junio Bruto, que adoptaría también el nombre de Galaico por esta campaña, nada supersticioso como se ha visto, llegó a tener temor por tal vez haber cometido un sacrilegio


Antes que él los más antiguos pobladores de estas tierras ya asistían admirados a este portento de la naturaleza y no tardarían en rendir tributo al sol y a las divinidades que le irán asignando como ejemplo de luz que vence a las tinieblas y resurrección


Hoy en día las gentes hacen lo mismo en un ritual que se perpetúa a lo largo de los milenios


Admirar la puesta de sol de Fisterra


El disco solar va disminuyendo su luz..


Y se sumerge en el océano...


Una visión que sigue atrayéndonos pese a que lleva viéndose desde el origen del mundo


El sol muere, pero para al día siguiente renacer


Y se va ocultado...


Hasta desaparecer


Aún en la actualidad cuando nuestra civilización se ha adentrado en los entresijos de la naturaleza admiramos absortos este impresionante acontecimiento...




Y como colofón y literalmente sustituyendo a la luz del sol como guía, empieza a destellear el Cabo de Fisterra


   Y se nos aparece un impresionante crepúsculo...


Hasta que a la mañana del siguiente día el sol resucite... al este

                                      
 Sobre las montañas de Dumbría


Si bien llegar al entorno del faro y la punta del cabo acapara ahora la atención de la mayor parte de los peregrinos y del público en general hay más lugares en Fisterra que no de desmerecen en importancia



Aquí mismo, subiendo al Monte Facho, unas piedras perforadas nos recuerdan que en el mismo cabo y monte hay enclaves arqueológicos sin apenas explorar, como las Penas Santas o piedras oscilantes que se encuentran por todo el Monte Facho, consideradas sagradas desde la antigüedad a causa de esta característica


Así, basándonos una vez más en el relato del polaco Erich Lassota de Steblovo en 1580 leemos:
"Estas piedras debieron servir de acomodo para la Virgen María; estas que no podrían ser arrastradas por varias yuntas de bueyes, se pueden mover fácilmente con un dedo, y esto lo hice yo mismo"

Para algunos investigadores las leyendas relacionadas con las piedras podrían ser anteriores incluso a los celtas galaicos, pues parecen retrotaernos a un pasado varios milenios más antiguo aún, a los constructores de dólmenes y túmulos o mámoas, monumentos funerarios megalíticos, como es el caso de la Orca Vella, bruja o bárbara que se retira a estos parajes luego de una larga vida de desmanes y se sepulta en un sepulcro de piedra que ella misma hizo arrastrando con ella a un desgraciado pastor que había encantado y mantenía preso



La leyenda de la Orca Vella ya aparece recogida en 1583 en la obra Silva Curiosa de Julio Íñiguez de Medrano y algunos investigadores la relacionan con otras similares de ancianas que se encierran en un dólmen o túmulo para aparecerse cada cierto tiempo, en otro de las metáforas de resurrección que tanto abundan en Fisterra. El propio nombre de Orca sería igual a Arca, y arca se denomina también a los túmulos al ser una cámara cerrada, por lo que Orva Vella significaría arca vieja


Según este relato un peregrino subía al Monte Facho buscando un legendario sepulcro pero un pastor le detiene y le pide que no continúe pues hallaría entre estos penedos la tumba de Orca Vella y que nadie que lo viese vivía luego más de un año pues pesaba sobre aquel lugar, identificado según algunos con un grupo de rocas en lo alto del monte, donde ahora hay una parcela cerrada con instalaciones telefónicas


La Orca Vella había llegado en tiempos de guerra contra moros y paganos asentándose en Galicia con artes diabólicas robando niños de noche y comiéndoselos, llegando a vivir 176 años pero provocando tal matanza que "dexó la mitad d'este reino despoblado y desierto"

Luego, cansada ya, la Orca Vella subió al Monte Facho y cavó una tumba enterrándose bajo una losa mientras se abrazaba al pastor que había apresado y embrujado, el cual dio tan espantosos gritos de auxilio que acudieron en su socorro otros vecinos que, intentando levantar la losa, fueron espantados por numerosas serpientes, escapando despavoridos



No nos resistimos a citar el relato de la Orcavella, la terrible vieja del fin del mundo, que realiza de la leyenda José de la Riera, fundador y presidente de la Asociación Galega de Amigos do Camiño de Santiago, AGACS, y fundador de la Fraternidad Internacional del Camino de Santiago:
"En tiempos de los gentiles, cuando el Santo Apóstol todavía andaba predicando a Cristo Nuestro Señor, arribó a Galicia una mujer bárbara, vieja, fea y crudelísima como un espíritu infernal. Poseedora de artes mágicas, se dio en perseguir de tal manera a hombres y mujeres de esas pobres tierra que pronto nadie estaba a salvo si ella le podía mirar a los ojos o tocar la carne con su mano. Robaba niños y con la sangre de esos inocentes renacía todos los días. Vivió 176 años, dejando el país desolado y desierto, tal carnicería había provocado. Viendo llegar el final de sus días, harta de sangre, escogió para su última morada los peñascos que miran hacia el final de la tierra. Hizo para ello un terrible encantamiento entre las peñas y fabricó un sepulcro con sus propias manos. Con la ayuda de una pastor que había apresado, levantó una enorme lápida. Después la arpía se desnudó y abrazando al pobre pastor, se encerró con él en el sepulcro, haciendo caer sobre ellos la gran lápida granítica. Los ayes y lamentos del desventurado  fueron escuchados por sus compañeros que acudieron en su ayuda intentando entrar por un agujero entre las peñas, pero quedaron al pronto espantados al ver que el sepulcro estaba totalmente rodeado de serpientes. Hablaron con el desesperado pastor que les contó su triste historia, pero hubieron, al cabo, de dejarlo abandonado a su suerte. Aquella bruja hizo tal encantamiento que tumba y sepulcro han quedado rodeados de culebras, áspides y serpientes, que la guardan día y noche. Si se entra en aquel pequeño llano las serpientes permanecen ocultas. Pero ¡ay del que se acerque a la tumba!, será inmediatamente despedazado por sus implacable guardianas. Encima la arpía, como las sirenas de Ulises, emite llamadas lastimeras por la noche para atraer a los incautos."

Desde estas alturas, a las que se sube fácilmente por una carretera asfaltada, y admirando el paisaje del cabo desde la subida al Monte Facho, recordamos también la descripción que hacía en 1446 el alemán de Ausburgo Sebastián Islung...
 "Allí hay una gran montaña y el gran y embravecido mar bate contra ella por todos los lados por donde se sube. Tiene una buena media milla de altura. Allí en la dura roca se conserva la huella de un pie de Nuestro Señor y una fuente que él colocó allí. Y la roca se ha echado a un lado formando como un sillón y también hay un sillón para Nuestra Señora, para San Juan, para Santiago y para San Pedro. Y a partir de la montaña hacia abajo hay una distancia de dos días de camino en la que el mar es tan alto y tan impetuoso que quienquiera sea arrastrado hacia allí por el viento no regresa jamás y encuentra su fin tanto en el agua como en tierra firme"

José de la Riera escribe así de este impresionante lugar...
"El Promontorio Nerio, el cabo de Finisterre, es una enorme – y hostil- mole granítica que se alza amenazadora sobre el faro. Ahí no va casi nadie, los seres humanos de hoy en día – peregrinos y turistas- se acercan al faro pero de ahí no pasan. El Promontorio es el auténtico fin del mundo, el faro es un invento del siglo XIX. Hasta el momento de la construcción del faro, las luces de aviso (y de alarma contra piratas e invasores) se encendían en el Facho, en lo alto del Promontorio. Allí estaba (¿está?) el Ara Solis de los cronistas romanos, allí están los restos del ermita de San Guillerme, con su sarcófago tirado por los suelos, donde las parejas intentaban (¿intentan?) pasar de la fecundación in vitro para lograr una fertilidad más directa (y placentera) con la intervención del santo. Allí está la huella del pie de Nuestro Señor y la enorme piedra que se puede mover con un dedo, tal como hacían los peregrinos en la edad media… y allí está la tumba de la terrible arpía Orcavella. También, desde luego, ronda por allí el Vakner"

¿Qué era el Vakner?, se trata de un ser monstruoso que no ha podido ser plenamente definido, para unos sería un animal, para otros un ente mitológico. Aparece en el relato que el obispo de Arzendjan (Armenia) Mártir o Martiros escribe de su peregrinación a Fisterra, hecha a finales del siglo XV:
"Recibí la bendición de Santiago, me puse en Camino y llegué a la extremidad del mundo, a la playa de la Santa Virgen, donde hay un edificio construido por su propia mano por el Apóstol San Pablo y que los francos llaman Sancta Marie de Finibusterrae. Padecí muchos trabajos y fatigas en ese viaje, en el cual me encontré con gran cantidad de bestias bravas y muy peligrosas. Y me encontré con el vakner, animal salvaje, grande y muy dañino ¿Cómo, me decían, pudiste salvarte, cuando grupos de veinte personas no pueden pasar? Pasé enseguida al país de Holani cuyos habitantes se alimentan también de pescado y cuya lengua yo no comprendía. Me trataron con la mayor consideración, llevándome de casa en casa y admirándose de que hubiera escapado del vakner.“
Como decimos mucho se ha especulado con el vakner, para unos un gran lobo o fiera similar, oso o lince, un genio de las nubes como el nubeiro, creencia antigua en la zona de Fisterra y extendida por gran parte del noroeste peninsular. Eruditos en lenguas antiguas buscan un origen etimológico de su nombre e una raíz indoeuropea común "wagh" que, con el significado original de gritar, resonar, o retumbar, darán el latín vagio de gemir o lloriquear, así como el danés vakker de alerta y el antiguo nórdico varg para lobo. Precisamente en Dinamarca existe la creencia en los varuly o demonios que atacan en la oscuridad de la noche, llamados en Suecia varul y en warewolf, los cuales serían el Galicia el equivalente a los lobishomes u hombres-lobo que tanta impronta han dejado en la tradición y la historia, hombres transformados en lobo, ya denunciados por el inquisidor Torquemada:
“En el reyno de Galicia se halló un hombre el cual andaba por los montes ascondido, y de allí se salía a los caminos cubierto de un pellejo de lobo, y si hallaba algunos mozos pequeños desmandado,matávalos y hartábase de comer en ellos. Y era tanto el daño que hacía que los de la tierra procuraron quitar aquella bestia del mundo y prendiéronle, y viendo que era hombre, le pusieron en una cárcel [...] hartávase de carne cruda y murió antes de que se hiciese justicia en él"
Otra leyenda es la del Lobo da xente de Trives, joven transformado en lobo por una maldición y, no ya leyenda sino caso real, el de Manuel Blanco Romasanta, el hombre-lobo de Allariz, un caso evidente de enfermedad, la licantropía canina

Evidentemente son todo posibles elucubraciones sobre qué sería en realidad el terrible vakner, pues otra posibilidad es su relación con un dragón nórdico, el fáfner, también presente en el cercano Montd Pindo y en el Pico Sacro de las inmediaciones de Santiago de Compostela. Sea como fuese es la única vez que al vakner se le cita en un relato y, si bien Fisterra es territorio propicio en seres fabulosos, la historia le pierde el rastro. Científicamente quiere buscarse su razón en algún cánido de especial magnitud enfermo de rabia, cosa bastante frecuente en tiempos antiguos


Admiramos numerosos de estos sugerentes promontorios de enormes penedos que surgen sobre los toxos


Pedras Santas de Fisterra


Ría de Corcubión y montes de Dumbría


Y es aquí donde, antes de llegar a la cima, una pista se desvía a la derecha señalándonos la ruta a San Guillerme


Y es que dentro del Monte do Facho se sabe de asentamientos de población casi olvidados (Vilar Vello) y ruinas de templos de la fertilidad, como el de San Guillerme, en cuyo leito do santo (lecho del santo) las parejas buscaban la fecundidad sagrada, cristianización de creencias muy antiguas y que durante siglos fue el santuario cristiano situado más al occidente del mundo...




















































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