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miércoles, 9 de septiembre de 2015

NUEVA: LA ANTIGUA PUEBLA NUEVA DE AGUILAR Y CAPITAL DEL VALLE DE SAN XURDE (LLANES, ASTURIAS)

 

Nueva de Llanes desde  el camino a Pría

Nueva, la que fue la Puebla Nueva de Aguilar y a la que suele añadírsele "de Llanes" cuando desea diferenciársela de otras poblaciones de idéntico nombre, es una población de entidad urbana capital del Valle de San Xurde, que agrupa varias parroquias del sector más occidental del concejo llanisco, entre los ríos Beón y Aguamía, un territorio especialmente poblado desde la más remota prehistoria en este pasillo natural que constituyen las llanuras de la rasa litoral, que se extiende a manera de franja, ofreciendo paso franco entre las montañas costeras y el mar desde el más que milenario Camín Real de la Costa hasta ya en el siglo XX la carretera y el ferrocarril, y en el XXI la autovía: todas la vías de comunicación principales de la cornisa cantábrica pasan por aquí

Palacio del Conde de la Vega del Sella y Torre de San Xurde desde el Camín Real

Precisamente por el Camín Real llegábamos a Nueva, procedentes de Naves y Villah.ormes por La Venta Castañeda y Güergu, pasando al lado del Palacio del Conde de la Vega del Sella, construido entre los siglos XVII y XVIII transformando una más antigua torre medieval, La Torre de San Xurde o de los Aguilar de San Jorge, desde la que se gobernó el valle y por extensión, junto con las de Soberrón y Santiuste, el territorio de Aguilar, que empezó llamarse Llanes tras los primeros fueros otorgados por Alfonso IX hacia 1228 y confirmados posteriormente por Alfonso X a la Puebla de Llanes 

De la torre, reformada o rehecha en el siglo XIV y su evolución en casona, así como de las estirpes que aquí tuvieron y tienen solar, Estrada y Duque de Estrada, luego también condes de la Vega del Sella y más adelante asimismo marqueses de Canillejas y grandes de España, hablábamos abundantemente en la entrada de este blog correspondiente a este tramo desde La Venta Castañeda hasta aquí, así como de su más celebre inquilino, el gran investigador de la historia y la arqueología, pionero de los estudios científicos sobre el pasado de Asturias, Ricardo Duque de Estrada y Martínez de Morentín, VIII conde de la Vega del Sella, quien tenia aquí su estudio, biblioteca y colección arqueológica

La torre original, cuyas almenas asoman sobre el tejado, aparece mencionada por primera vez en un documento de 1032 como castro de Aquilare y Torre de San Jurde en dos escrituras de 1417 y 1426 relativas a la venta de la misma, junto con demás pertenencias en Asturias, que su posesor, Juan de Aguilar hizo de las mismas (heredadas de su padre Rodrigo) a su tío Fernando de Estrada. En otro documento más de la época figura la firma del rey Juan II y un sello-placa real, se trata de una carta por la que que monarca pide se ampare al dicho Juan de Aguilar por parte de las justicias del reino en su tenencia y posesión de la casa y rentas que, por justos títulos, poseía en esta zona

Durante el azaroso y muy complicado viaje del joven Carlos de Gante, luego Carlos I de España y V de Alemania, por estos pagos en septiembre de 1517, tras su accidentado desembarco en Tazones y acomodo en Villaviciosa, Colunga y Ribadesella/Ribeseya, el emperador paró aquí a almorzar y descansar con su séquito y escolta en el largo camino de cinco leguas desde la villa del Sella a Llanes siguiendo el Camín Real

El Camín Real bordea la finca por el sur y el oeste, es tan extensa y está tan densamente arbolada que Ricardo Duque de Estrada y Martínez de Morentín, que por su trascendencia es el Conde de la Vega del Sella por antonomasia, gustaba de cazar en ella con sus amigos, acompañantes, familiares e invitados (aparte por supuesto de organizar partidas de caza a otros lugares, como los Picos de Europa). Dos de estos invitados, los aristócratas ingleses Chapman y Buck, plasmaron por escrito sus impresiones del mundo y vida del Conde que ellos conocieron:

«En el castillo de Nuevos [sic], escondido en medio de la Cordillera Cantábrica, cerca de donde los Picos de Europa constituyen el lugar más prominente de esa cadena de 100 millas, fuimos recibidos por el Conde de la Vega del Sella, al que habíamos conocido el año anterior en Noruega8 y por su amigo Bernaldo de Quirós. Nuestro anfitrión era soltero y con un hogar curiosamente pintoresco; tenía un arisco criado indio mexicano, pero lo que era más alarmante todavía, un lobo domesticado rondaba en libertad por la casa, aunque no estaba tampoco demasiado domesticado, como lo demostraba una herida a medio cicatrizar en el brazo de su amo. Los dormitorios en el pasillo que ocupábamos no tenían puertas, sino simples cortinas que colgaban en el marco de la puerta, y durante toda la noche ese lobo se paseaba arriba y abajo por el pasillo. No puedo describir mis sentimientos, había una expresión siniestra en los ojos de aquel lobo y sus inmensas quijadas»

El historiador Miguel A. de Blas Cortina publicó este texto en la revista Bedoniana del año 2002 dentro del artículo con el título El arqueólogo Conde de la Vega del Sella y la caza, manifestando lo siguiente al respecto: 

"En 1910 se publicaba en Londres un curioso libro, Unexplored Spain, obra de Abel Chapman y Walter J. Buck que, pese a su innegable valor testimonial –es la clásica obra inglesa de viajes, plagada de noticias y descripciones no sólo relativas a la caza, sino también a la economía, la vida agraria o las tradiciones populares españolas–, no habría de ser traducido al castellano y editado hasta fecha bastante cercana. Sus autores eran gente bien conocida y prestigiada en los ambientes de caza (...)

 Chapman y Buck nos enfrentan a un Conde de la Vega del Sella juvenil, señor en su medio y dinámico gestor de aventuras cinegéticas. Adelantemos que no está precisamente sazonada la descripción de Chapman y Buck con dulzuras bucólicas; no dejan de recordarnos, aunque por un instante, el aire de alguna novela decimonónica con viajero inglés transitando por los Cárpatos (...)

Lo de las fieras en casa debía de ser frecuente entre nuestros patricios. Ya en otra ocasión, ignoramos la fecha, dormía Buck en casa de su buen amigo de cacerías cantábricas, el Marqués de Villaviciosa. La misma noche de su llegada a la residencia del anfitrión asturiano tuvo la delicadeza de visitarlo, en pleno sueño de madrugada, un hermoso y afable oso pardo, olisqueando «tiernamente la cabeza sobre la almohada»

Lo recto del Camín Real en muchos de sus tramos nos hace pensar en la célebre vía romana que desde Ossaron (Oyarzun, Guipúzcua) a Brigantia (A Coruña), recorrería la costa cantábrica como parte de una prolongación de una de las calzadas de la Vía de Agripa en la Galia, la de Lugdunum (Lyon) al Atlántico por Aquitania, precedente del camino medieval y senda jacobita del ahora denominado Camino Norte de Santiago

Este parece ser era el antiguo acceso principal a la finca desde el por entonces transitado camín, pero al dejar de serlo con la nueva carretera de Nueva a Posada (actual AS-379) se abrió un nuevo portón por el muro norte para entrar y salir por ella. Por entonces ya se habían acometido otra serie de mejoras a partir de que en 1897 el Conde de la Vega del Sella hiciese de esta posesión familiar su residencia permanente, en concreto un gran espacio ajardinado estudiado por José Valdeón en El jardín del Palacio del Conde de la Vega del Sella (Bedoninana año 2007) que nos dice lo siguiente:

"... el Conde da nueva vida a su palacio incluyendo en él un gran jardín, que diferencia del resto de los terrenos al dotarlo de cerramiento propio, lo que le confiere un estatus especial respecto del resto de la propiedad. La enorme finca posee amplias praderas de siega y heno, así como plantaciones de frutales, y recibe en esa época las de árboles maderables, tales como cedros de Japón (Criptomeria japonica), abetos de Douglas (Pseudotsuga menziesii), abeto de Normandía (Abies normandiana) y otros, que en la actualidad han alcanzado unos portes considerables. Quizá una de las especies más conspicuas en nuestros días sean las enormes hayas rojas (Fagus sylvatica «Purpurea»), bien visibles desde el exterior de la finca a la salida de Nueva"


Valdeón explica que, dada las inquietudes intelectuales de Ricardo Duque de Estrada, además de la Paleontología y la Prehistoria, otras de sus aficiones culturales fueron la agronomía y la horticultura, en lo que también influyó su educación francesa y el haber vivido en San Sebastián, ciudad eminentemente burguesa de buenos jardines señoriales de inspiración de la cercana Francia:
"Dada la vinculación de la familia con San Sebastián y estando inscrita la reforma y rehabilitación del palacio en un tracto temporal en el que los jardines formaban parte inexcusable de las mejores residencias, no es extraño que Ricardo mandase proyectar un gran jardín al estilo de los que se hacían en la época pero, en este caso, con muchos menos ornamentos y más inclinado a la colección botánica. Para ello, y según testimonio personal de su nieto Ricardo, llamó a Pierre Ducasse, jardinista natural de Bayona que había estudiado en la Escuela de Versalles y desarrolló su carrera profesional en la capital guipuzcoana. 

El francés –y otra vez constatamos la influencia gala en un jardín asturiano– trazó un jardín poco formal, poco francés podríamos decir, con sólo dos avenidas rectilíneas, casi perpendiculares, y multitud de caminos secundarios sinuosos, que se abren en placitas irregulares aquí y allá. De los dos estanques, el mayor tampoco obedece a formas geométricas, y sus bordes dibujan un contorno irregular de gusto naturalista. La rareza de este jardín radica, precisamente, en provenir de una época ecléctica, donde se utilizaban los ornamentos italianos, la regularidad francesa y la naturalidad británica, casi siempre mezclados o superpuestos, y sin embargo alcanza una realización casi exclusivamente inglesa"


Miguel A. de Blas Cortina, en otro de sus trabajos biográficos publicados en Bedoniana, El prehistoriador Conde dela Vega del Sella y San Antolín de Bedón, conjetura que su afición por la botánica y la agricultura pudieron haber dado el espaldarazo a su faceta arqueológica por la que más se le recuerda con diferencia: 
"No es fácil establecer la génesis de una vocación tan profunda y, al menos en apariencia, tan llamativamente tardía. Es probable que alguien movido por una resuelta curiosidad intelectual (en 1911 estudiaba las algas de agua dulce entre tantas otros asuntos que despertaban su interés, como el cultivo intensivo de patatas en suelo de brezal, experimento que divulgó en la Asturias Agraria), siguiera con detalle las noticias sobre el descubrimiento de arte rupestre en las cavernas santanderinas (Covalanas, El Castillo, La Haza..., y obviamente Altamira). Tampoco le habría pasado inadvertida la identificación en 1908 del arte rupestre en las cavernas igualmente paleolíticas de El Pindal, en Pimiango, o de La Loja, cerca del Mazo, en Peñamellera Baja, ya en tierra asturiana. 

No sabemos, por otra parte, si los sondeos que un Ricardo todavía estudiante en 1891 hiciera en el túmulo megalítico subyacente a la capilla de Santa Cruz, en Cangas de Onís, respondían a la afición arqueológica o únicamente a la aclaración de un largo pleito por el estado de abandono y ruina de un reconocido enclave histórico, no en vano capilla y dolmen eran patrimonio de los condes de la Vega del Sella. 

Sea como fuere, en el verano de 1911 lo encontramos en Ribadesella, reunido con Eduardo Hernández Pacheco (1872-1965), geólogo y prehistoriador de la Universidad de Madrid. Fue aquel contacto el origen de una relación estrecha y duradera. Ricardo Duque de Estrada puede decidir su destino y lo hace con los abundantes medios de que dispone"


Llegamos al extremo suroeste de la posesión amurallada de los condes, doblamos la esquina y caminamos ahora en dirección norte-noroeste hacia Nueva con el lienzo occidental de esta tapia, que se ha hecho más alta desde el portón acá



Bifurcación y de frente y siempre en recto y en llano con el muro a nuestra derecha



Los prados de la izquierda están en la vega de un riachuelo, paralelo al Camino, La Riega del Padreñán, que discurre oculto por la umbría del arbolado de ribera



Ahora el muro de la finca del palacio presenta en su parte superior una rejería de hierro forjado instalada entre postes que se extiende hasta la carretera


Carretera que empezamos a reconocer en la distancia, en la zona de La Granda e inmediaciones del Paseo de los Tilos, donde están las primeras casas del núcleo urbano de Nueva


Este cierre nos permite contemplar mejor los árboles del jardín del palacio, tan bien descrito por José Valdeón:
"Muchas son las delicias que este jardín nos ofrece, imbuido como está de una atmósfera y ambiente sobrecogedores. Y es de nuevo el tiempo, ese componente esencial de todo espacio ajardinado, el que ha hecho un trabajo maravilloso si atendemos no sólo al crecimiento de las especies que aquí habitan, sino también a sus asombrosas relaciones, entre ellas mismas y las que se dan con el espacio en el que coexisten. Los camelios, esos arbolitos de procedencia oriental parientes del té de infusiones, llenan con sus hojas de brillo cristalino todas las estaciones del año, aunque son extremadamente atractivos en primavera, cuando los nuevos brotes aparecen. A veces, en un recodo del camino o casi a ras de la hierba, el satinado de esas hojas parece competir con las del magnolio que tienen al lado, rivalidad figurada pero llena de encanto. 

Amplios, generosos, son los bosquetes de camelios del jardín del Conde de la Vega del Sella. Y quizá únicos en Asturias en cuanto a su disposición, ya que forman tupidas matas por las que el paseante se pierde y casi pierde su conciencia del mundo, una de las mejores cualidades de las que puede presumir un espacio de estas características. En invierno y hasta bien entrada la primavera, el espectáculo multicolor –incluyendo el blanco puro– de las camelias, en las ramas y en el fascinante efecto de alfombrado del suelo, es un aliciente más para este espacio"

Ricardo Duque de Estrada primó en su jardín lo botánico más que el trazado estructural, pudiendo encontrar especies poco frecuentes "y hasta endemismos ornamentales, imposibles de ver en cualquier otro rincón del Principado" nos dice igualmente José Valdeón:
"El tiempo, ese integrante imprescindible en todo jardín, nuevamente ha hecho su trabajo, convirtiendo aquellas plantitas de hace un siglo en los provectos ejemplares que hoy podemos admirar. Claro que aquí vemos especies habituales, y hasta familiares para nosotros, como hortensias, azaleas –algunas de tamaño gigantesco–, las mencionadas hayas rojas, araucarias de Chile y de la Isla de Norfolk o palmeras canarias, pero hay mucho más. 

En pocos lugares de Asturias –uno de ellos el Palacio de Valdesoto (Siero)– viven alerces (Larix decidua), una conífera, de las pocas, de hoja caduca. Tampoco son habituales los gandules (Myoporus laetum), y menos con el porte y dimensiones como los que posee uno de los de este jardín. Pero de verdaderas excelencias se trata cuando hablamos del roble australiano (Grevillea robusta), la casuarina (Casuarina equisetifolia), o el arbolito de la familia de los cítricos llamado Poncirus trifoliata, que crece junto a una de las escalinatas de acceso al palacio. Y fuera del recinto del jardín, en un lateral de la finca, hallamos otra conífera singular, pariente de nuestro tejo, el tejo de Fortune (Cefalotaxus fortunei). 

Como vemos, el jardín del Conde de la Vega del Sella no sólo nos ofrece una atmósfera espectacular, mágica, sino también la oportunidad de contemplar verdaderas joyas botánicas dentro de un jardín atlántico y asturiano. Por fortuna, gracias al celo de sus propietarios, descendientes de aquel Conde curioso y de mentalidad inquieta, y a la no menor atención de su cuidador, Ramón Tirador, este espacio continúa vivo y en un estado envidiable de conservación. Y eso sería deseable para otros muchos jardines del Principado, deudores de una época por lo demás florífera en ese ámbito, que hoy agonizan por falta de medios y atenciones. Decir jardín es decir cultura, sensibilidad, belleza y amor por la Naturaleza, cualidades todas que concurren en este impresionante espacio llanisco"

A la izquierda restos de otro muro, más pequeño y con portilla, en los prados ribereños. Otro amigo del Conde de la Vega del Sella que plasmó bastantes momentos de su vida fue Daniel Álvarez Fervienza, pero no con la pluma sino con la cámara fotográfica, cuyas fotos son una fuente de información muy importante sobre Ricardo Duque de Estrada, su relación con la vecindad y su círculo intimo, además de sus actividades dentro y fuera del palacio, de las que Miguel A. de Blas realiza sus semblanzas:
"A la altura de 1901 Ricardo Duque de Estrada llevaba un decenio residiendo en Asturias. Si bien afincado en el palacio de Nueva, en el edificio que iría tomando cuerpo en los siglos XVII y XVIII sobre los muros de la antigua torre bajomedieval de San Jurde, había nacido en Pamplona en 1870. Sus antepasados, por distintas circunstancias familiares y personales, se habían asentado desde fines del XVIII en Guipúzcoa. Su padre, aunque aristócrata y terrateniente, compartía las ideas liberales que alimentaran el movimiento revolucionario de 1868, posición política comprometida que le llevaría con su familia al exilio en la vasco- francesa Bayona. El niño Ricardo vivió pues en tierras francesas hasta los quince años, para retornar más tarde a San Sebastián, cursando el bachillerato en Tolosa. Tras una breve experiencia en la Academia de Infantería de Toledo, una vocación militar que de ser auténtica lo fue también efímera, se matricula en la facultad de Derecho de la Universidad de Oviedo bajo la tutela directa del asturianista Fermín Canella Secades. 

La llegada a Asturias no constituyó para el joven conde de la Vega del Sella el abrazo entusiasta a las ciencias jurídicas, sino el encuentro, que se volverá apasionado, con la tierra de sus antepasados. Licenciado en Derecho en 1893, sus aficiones se orientaban hacia la naturaleza y qué mejor lugar para desarrollarlas que sus dominios en tierras de Cangas y Llanes. Cazador, pescador y navegante en su balandro e inevitablemente montañero, decide instalarse en la casona de Nueva

Largas cabalgadas, excursiones con botánicos y geólogos, la charla con los paisanos y muchos libros de lo que se llamaron ciencias naturales ocupaban una vida plena, nutriendo las raíces que finalmente lo soldarían al solar llanisco (...)"

Su espíritu inquieto le llevaría a la arqueología y la historia de una manera apasionada, unos estudios y curiosidad le llevarían a ello, pero esta tierra de tantos elementos monumentales a la vista, como el monasterio de San Antolín de Bedón, donde fue agasajado en 1901 tras su segundo matrimonio (con  María Rosario de Vereterra, marquesa de Gastañaga y de Deleitosa, pues su primera esposa,  la pamplonica Ignacia de Samaniego y Errazu, falleció muy joven y cuando llevaban poco tiempo casados), hubiesen influido. Añade de Blas Cortina:
"No sabemos hasta qué punto el hombre treintañero, recibido y aclamado en San Antolín de Bedón, intuiría en aquellos gratos primeros días del otoño de 1901 su singular destino de arqueólogo. Hubo de ser no lejos de esa indisimulada grieta del litoral donde comenzaran las pesquisas que después le ocuparían tiempo, esfuerzos y dinero, a la vez que impondrían rumbo científico a su vida. Inmediatos al arenal, en su costado oeste, un par de abrigos en la roca recordaban todavía, ignorados, la estancia de cazadores y recolectores de vegetales y mariscos siete u ocho mil años atrás.

«La árida playa y los restos de un solitario convento de estilo románico, que se alza en sus cercanías, encuadrados al S. por las altas cumbres de los Picos de Europa, cubiertas de nieve, dan al paisaje un carácter de austeridad y grandeza difícil de describir». Este breve pasaje de uno de los primeros estudios publicados por el conde4, refleja los trazos dominantes del espacio bedoniano y también su impronta profunda en un observador sensible. 

Algo más al este, y a una mínima distancia de San Antolín, en las rugosiades calcáreas del macizo de La Llera, en Posada, se abrían las cavernas que le esperaban como arqueólogo pleno, volcado en la prehistoria paleolítica. Allí habría de trabajar intensamente, en especial a partir de 1914, en los yacimientos resguardados por las cavernas del Cuetu de la Mina y de La Riera y, todavía más a oriente, en la de Balmori. 

No es de extrañar que con tal trajín cavernario pronto se le viera como persona infrecuente. Su trato campechano y cordial, del que todavía se recuerdan anécdotas siempre simpáticas y en más de un caso picantes, hizo que se aceptara como normal lo que en otros se tacharía de excéntrico o incluso repudiable. 

Supo leer el conde los estratos de aquellas grutas llaniscas, analizar los instrumentos de piedra y de hueso, interpretar los restos de animales, descifrar la memoria de los climas remotos engarzada en los rellenos de arcilla y en las costras estalagmíticas. El arqueólogo aficionado se había convertido con premura en un experto riguroso. El resultado de sus investigaciones, dentro y fuera de Asturias, pervive actual e imprescindible en varias monografías aparecidas en Madrid bajo el sello prestigioso de la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas, dependiente de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas. Su edición, pese a la procedencia institucional, fue en ocasiones sufragada por el propio conde, mecenas de otros y de sí mismo"

Siguiendo todo el muro del palacio del Conde de la Vega del Sella llegamos alas primeras casas del núcleo urbano Nueva, a la izquierda del Camín Real


Curiosos azulejo en la fachada de la primera casa, desde la calle parecía un peregrino con un saco y un cayado, pero en realidad lo que transporta el personaje es un cerdo entero


Esta expansión de Nueva hacia el Camín Real frente al muro occidental de la quinta del palacio es bastante significativa. Sin embargo la apertura de la carretera en 1905 y casi a la vez del ferrocarril tal vez cortasen un poco la expansión en esta dirección 


La carretera antigua atravesaría el centro de Nueva aprovechando el Camín Real, pero tras cruzarse con la línea férrea seguía (y sigue) recta en dirección a Cardosu. Más tarde se haría un nuevo trazado evitando el centro urbano


Sin embargo en estos terrenos parece haberse reactivado cierta expansión urbana, con construcciones como esta, en una de las entradas al Hotel San Jorge, barrio de La Granda


Es posible que el paso de peregrinos desde que se señalizó el Camino en 1994, pero que no alcanzó número importante y con continuidad hasta década y media después, haya incentivado la construcción de nuevos alojamientos en una población ya de por sí eminentemente turística


Son nuevos negocios turísticos que si bien no están destinados con especialización o exclusividad en los peregrinos, sí los reciben con gusto, anunciándose precios especiales para ellos por ejemplo


El edificio de lo que es propiamente el hotel está al fondo, en lo alto de un cueto ajardinado


La finca se extiende hacia la carretera, a donde salimos nosotros ahora


Al lado de este antiguo taller o almacén los madereros amontonan troncos de las talas...


Y esta es la carretera AS-379, antiguamente y hasta agosto de 2019 la AS-263 Ribadesella-Llanes, por lo que es posible que en algunas guías la veáis con la antigua denominación


Enfrente la Pensión San Jorge. No vamos a negar que es un cruce un tanto complicado, con bastante tráfico, sobre todo en verano


Atentos pues y cuidado al cruzar, no lo hagamos de frente sino empleemos el paso de peatones situado un poco a nuestra derecha, pasando a un pequeño parque arbolado, zona verde de forma triangular entre esta y la antigua carretera


Desde él veremos unos edificios significativos en la salida de Nueva hacia Cardosu, como las antiguas escuelas y el que fue el cuartel de la Guardia Civil


En las escuelas (a la izquierda) una placa recuerda al gran escritor asturiano, el maestro José García Peláez, más conocido por su firma como Pepín de Pría, al haber nacido (14-12-1864) en la vecina parroquia de Pría, al oeste de Nueva, en concreto en el lugar de Los Pindales (muy cerca del Camino), si bien otras biografías dicen fue en el de La Pesa. Volveremos a hablar de él también en las escuelas de esa parroquia, pues además su padre o (su madre fallecería a la semana de su nacimiento) fue también maestro. Mientras tanto compartimos la biografía que publica de él la Real Academia de la Historia, si bien el barrio que cita como de nacimiento no es La Pesa sino Pindales:
"Nació en el barrio de Pindales, lugar de la parroquia de Pría, Llanes, en 1864, y murió, también en Pría, en 1928. Marchó a vivir a Gijón a los seis años, donde cursó el bachillerato en el instituto Jovellanos y harto seguido, se empeñó en oficios varios. Ganado por el republicanismo federal, colaboró en algunos periódicos (Noroeste de Xixón, Gijón, y El Oriente de Asturias, Llanes) y apoyó la fundación de otros (La Ley de Dios, Gijón, etc.). En 1896, emigró a Cuba, por invitación del marqués de Argüelles, enviando a la prensa asturiana crónicas sobre la situación en la que se vivía en la isla. Retornado a España, tras vivir unos meses en Llanes, se trasladó a Gijón, donde ejerció de profesor de primera y segunda enseñanza, a la vez que de maestro rural en Lavandera. Colaborador y redactor de varios periódicos, entre ellos El Comercio (Gijón) y El Oriente de Asturias (Llanes). Pronto se hizo un nombre como autor de versos y obras de teatro en lengua asturiana, llegando a publicar ¡A L’Habana! ¡El diañu de los microbios! (1912) y el libro de poesía Nel y Flor (1926). Se le conoció como autor de otras obras teatrales: Alma Virxen, Pinín L’Afrancesáu, Venta quita quita renta... Al final de su existencia, retornó a Pría, trabajando en sus tierras. Al morir, dejó inédito el libro de poesía La Fuente del Cai. Por otra parte, ha legado breves poemas, como La xana, Llibertá, Alma asturiana, Mal d’amores... Por su lirismo y percepción dialectal, se le considera como un renovador de la literatura en asturiano, llegando a singular expresión para algunos especialistas. Se le atribuyen, asimismo, composiciones musicales cortas, como La Rapacina La Xana, a la vez que la autoría de canciones tales como La Raitana La Rapacina. En 1992, reivindicando la resurrección de la llingua asturiana (bables), la Consejería de Cultura del Principado de Asturias le dedicó la Semana de las Lletres Asturianas, dando ocasión a que se reuniese en dos volúmenes su obra completa conocida (Ed. Llibros del Pexe, Xixón, 1992) y se publicase el libro conmemorativo, Tiempu de Pepín de Pría. Asimismo, en 1995, la Academia de la Llingua Asturiana sacó del olvido Llingua, siete poemes más"

Una concha y una flecha amarilla nos indican seguir camino por el barrio de La Granda hacia la carretera antigua, la que fue la Ribadesella-Llanes y luego N-634, para seguidamente y con el nuevo trazado que esquiva el paso por el centro urbano al lado de la capilla del Cristo del Amparo, pasar a ser una especie de calle mayor o principal


A nuestra empezamos a ver aceras. Allí está el Bar San Jorge, con su terraza cerrada por una verja, fundado en 1962 (el de la pensión)


Seguidamente la Lavandería El Valle, donde tomando la antigua carretera iremos a la izquierda hacia el paso a nivel


A lo largo de la actual calle se extienden a la derecha un par de casas de porte indiano, antes de la escuela y el antiguo cuartel. Entre ellas y en un bajo anexo a la primera a su derecha, estuvo la antigua farmacia, muy pequeña, de apenas 50 metros cuadrados, la cual se trasladó en junio de 2015 a un local más grande sito en la Plaza de Laverde Ruiz. Si bien con este traslado se mejoró muy sustancialmente el servicio farmacéutico y sanitario en nueva no pocos recordaban con nostalgia la antigua animación que estos locales e instituciones daban antaño a este barrio de La Granda. Así lo plasmaba, en un artículo titulado Nueva de Llanes presume de Farmacia, Guillermo Fernández para El Comercio informando de la inauguración del nuevo establecimiento:
"La nueva farmacia, ubicada en un lateral de la plaza de Laverde Ruiz, ha dado un salto cualitativo espectacular al contar con despachos separados para los servicios de ortopedia, nutrición, dermocosmética, laboratorio, farmacia y sala para tratamientos. El antiguo local había permanecido abierto durante más de un siglo en el barrio de La Granda y los más viejos de Nueva recodaban que estuvo regentado, sucesivamente, por Pedro Heredia; su viuda, Concepción Arranz; el hijo de ambos, Luis Heredia Arranz; el abulense José Ramón Martín; el navarro Pablo Cirarda y la asturiana Beatriz Piñera, desde el año 2003 (...)

Los más nostálgicos recordaban que el barrio de La Granda se había quedado «vacío, al desaparecer el cuartel de la Guardia Civil, la escuela y la farmacia»

Como hemos dicho nosotros no vamos a ir a la derecha a la farmacia sino al paso a nivel del ferrocarril, que junto con la carretera cambiaría la fisonomía de Nueva, según nos cuenta el escritor y renombrado poeta llanisco Pablo Ardisana en La Nueva de Pepín de Pría:
"(El principio de este siglo (se refiere al s. XX) trajo para Nueva, como para todo el oriente costero, dos fenómenos paralelos que cambiaron de modo radical la vida cotidiana: carretera y ferrocarril. La fisonomía de Nueva cambia más con la primera que con el segundo. Con el trazado, por el medio del pueblo, de la que será después la N-634, Nueva toma, paso a paso, el aspecto de villa rural. Ha de tenerse en cuenta que los indianos, fundamentales en todo el concejo de Llanes y más en La Marina, construyen sus ricas casas en grandes huertas cercanas al nuevo vial, elemento de modernidad y comodidad, que además tenía un trafico apenas ruidoso y muy espaciado, de acuerdo con la época"

Cuenta Pablo Ardisana que por entonces Nueva era un pueblo de "modestos campesinos", unos pocos comerciantes y algunos indianos, unos ya de regreso retirado y otros aún al frente de sus haciendas en Cuba y México. Los campesinos pasaban muchas necesidades y los hombres emigraban varios meses al año (se abril a septiembre) para ejercer como tejeros en la aún muy artesanal industria del barro y la cerámica. Eran estos los famosos tamargos de Llanes, que se iban a ejercer este oficio de fabricar tejas y ladrillos, en las tejeras (hoy diríamos industrias cerámicas) existentes en el centro y occidente de Asturias, Castilla, León y País Vasco, muy mal pagados. El investigador A.P. Paredes habla así de ellos:
Tuvo importancia en Llanes esta industria del barro. Una idea de su gran antigüedad en tierras municipales la da la documentada existencia de al menos una tejera en el siglo X (año 926).

Los tejeros o tamargos llevaban una vida de trabajo y miseria. Contratados por el man o jefe, que los explotaba, abandonaban su domicilio en cuadrillas de cuatro, cinco y seis personas para emplearse desde mayo a septiembre («San Miguelín —¿san Gabriel?— los lleva, san Miguelón los trae», dice el refrán) en otros concejos asturianos y también en otras zonas de España, por lo general lindantes con la región (León, Cantabria, País Vasco, Burgos, Palencia y Guadalajara). «Se iban de sus hogares sólo para que hubiera menos bocas que alimentar. Trabajo, por comida» (Ana P. Paredes). Unos versos en xíriga —su jerga—, recogidos por Josefa Canellada, hacen referencia a ese abandono temporal de la región...
Pasan el Puerto el Pontón
y también el de Pajares,
y el de Bárcena Pie Concha
los llamacinos de Llanes.
Y por tierras de León
de Burgos y de Palencia,
de Vizcaya y de Navarra
y Ribera del Pisuerga
allí yasten (van) nuestros zomos (mozos)
a machuriar (trabajar) la llamacea (tejera).
Su vida era muy penosa, durmiendo a teya vana, es decir, sin otro techo que el tejado, comiendo poco y mal y trabajando en condiciones normalmente infrahumanas. «El desayuno era "sopa calada", es decir, pan mojado con agua. La comida, patatas con garbanzos y tocino, cuya grasa sacaban para un pote. La cena, una olla de patatas o sopas de ajo. El trabajo llenaba el resto de las horas, muy pocas de descanso, pues se levantaban a las cinco de la mañana y se acostaban entrada la noche» (A. P. Paredes). Tenían su propia jerga o lenguaje gremial, la xíriga, similar al bron de los caldereros; «era su herramienta de defensa y supervivencia ante la dureza de sus desplazamientos y condiciones de vida» (J. Manuel Feito); lo «entendían sólo algunos: el tendedor, el cocedor, el maserista, el pilero, y los pinches, que también ejercían de cocineros (éstos, a veces, niños de 8, 10 y 12 años». (A. P. Paredes). El proceso de producción de las distintas piezas fabricadas por los tejeros empezaba por cortar el barro —extraído de taludes, pozos o túneles— en finas lajas; luego se llevaba hasta la era y allí se dejaba al sol hasta el atardecer, en que, caliente, se echaba al lagar para ser amasado. A continuación se manipulaba con distintos instrumentos: el rasero, el cocín, el marco, el punzón, etc. Las piezas elaboradas por los tejeros (tejas y ladrillos, básicamente, aunque se animasen también a realizar tiestos, lápidas mortuorias, etc.) eran colocadas en la era por los tendedores; después de secar, iban a parar al horno. Era una tarea muy dura en la que participaban distintos artesanos: el cavador, el maserista, el tendedor, el pinche, el cocedor, etc. «Los hornos eran ciegos, de grandes dimensiones. Éstos se entortaban previamente para evitar huecos por donde escapara el calor. Se colocaba primero una capa de ladrillos y luego la teja dejando huecos para el fuego. Se templaba con serrín y follaje diverso. Se cerraba con "tapinos" y se echaba carbón o leña dándole fuego durante tres o cuatro días. Finalmente se dejaba enfriar» (Fe Santoveña). En ausencia del tejero, la mujer solía quedar a cargo de todo: hogar, ganado, campo...., aunque alguna había que en ocasiones lo acompañaba. «Por San Miguel, tengáis o no tengáis, aquí vengáis, que lo que aquí tenéis sabéis dónde lo dejáis», les decían antes de partir"

Pero Nueva se asentó como capital del Valle de San Xurde, una configuración identitaria que en tiempos fue administrativa y agrupa a las parroquias más occidentales de Llanes ya desde los tiempos en los que La Torre de San Xurde, luego integrada en el Palacio del Conde de la Vega del Sella, ejercía su dominio, control y protección sobre esta zona que formaría parte del concejo de Llanes desde su misma constitución, si bien durante el llamado Trienio Liberal (1823) tuvo ayuntamiento propio, justo antes de la gran emigración a América y de la construcción de esta carretera y del ferrocarril


Ocasionalmente resurgió la idea de reinstaurar ese Ayuntamiento propio aunque nunca más fraguó, pero su situación central en el valle y en la espaciosa llanura que es este pasillo natural entre las montañas y el mar por la que pasaron y pasan las principales vías de comunicación de la cornisa cantábrica, del Camín Real a la Autovía pasando por los recitados carretera y ferrocarril, propiciaron que aquí se asentasen los servicios necesarios para un valle agrícola y ganadero: mercado, ferias, pequeños comercios, médico, botica, etc.

 
Según Pablo Ardisana la Nueva de 1845-1850, ya era un núcleo de población importante, quizás más que Posada, a tenor de lo expuesto en el Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de Pascual Madoz, el cual informaba así de esta localidad, sus barrios y otros pueblos y lugares de su parroquia:
"Feligresía en la provincia y diócesis de Oviedo (14 leguas), partido judicial y ayuntamiento de Llanes (3); situado en las inmediaciones de un río que desagua en el Océano Cantábrico distante 1/2 legua. Reinan todos los vientos, y el clima es templado, y muy saludable. Tiene más de 200 casas repartidas en el lugar de su nombre, y en los de Cuevas del Mar, Obio, Picones, Quintanales, Doradiello, Llamigo, Bao, y distintos caseríos; hallándose dividido el pueblo de Nueva en 4 barrios, a saber, Llende el Río, Nogalera, Barrio de Abajo y la Granda; en Cuevas del Mar existe el palacio del conde Calderón de la Barca, cuyo edificio es muy notable por su antiquísima arquitectura. La iglesia parroquial (San Jorge), se halla servida por un cura de ingreso y patronato laical; es de buena fábrica, y está situada junto a otro palacio perteneciente al conde de la Vega del Sella, cuyo edificio también es muy agradable por su hermosa planta. Hay además 4 ermitas de propiedad particular. Confina el término Norte mar Cantábrico; Este parroquia de Hontoria; Sur Los Carriles, y Oeste la de Pría. El terreno es muy pintoresco y delicioso por su mucho arbolado de varias clases; le fertiliza el indicado río que después de correr un espacio de 2 leguas de Sur a Norte desemboca en el mar junto al cabo de Cuevas del Mar. Productos: algún trigo, bastante maíz, muchas patatas, legumbres y frutas, en particular naranjas y limones con abundancia; hay ganado de varias clases; caza de volatería; pesca de truchas en el río y de diferentes especies en la costa. Población: 250 vecinos, 1.250 almas..."

A la izquierda de la foto, las terrazas delanteras al la entrada del Bar San Jorge y al lado del ferrocarril, abierto al tráfico oficialmente el 20 de julio de 1905, rodeando lo que era por entonces el núcleo de Nueva, el cual fue transformándose con estas infraestructuras viarias que por entonces eran un avance significativo respecto al sufrido Camín Real. En su artículo, El tren pasa por San Antolín. Aproximación a cien años de historia ferroviaria, publicado en la revista Bedoniana del año 2005, Jaime Sánchez Merodio expone cómo fue su deslumbrante inauguración:
"El día 20 de julio de 1905 fue un día histórico en los anales de la villa y del concejo llanisco: el tren llegaba a Llanes con la inauguración de la líneas Oviedo-Llanes y Santander-Llanes. La unión de ambas culminaba la tan deseada conexión entre Oviedo y Santander. Aquel día de julio de ahora hace cien años dos compañías ferroviarias, dos trenes engalanados, dos comitivas de autoridades, llegaban a Llanes convirtiendo la villa en el centro de tan importante evento. 

Durante los días previos la prensa local y regional se hizo eco de la finalización de los trabajos del tendido férreo y de los preparativos para la inauguración y apertura comercial de la línea. Las obras se fueron rematando y las inspecciones se sucedieron de forma satisfactoria; una vez que el ingeniero del Estado Ricardo F. de Catarineu hubo firmado las Actas de Recepción de las líneas, el 14 de julio de 1905 , sólo eran precisos ya los últimos trámites administrativos por parte del Ministerio de Agricultura y Obras Públicas. Los festejos habían comenzado en Oviedo el día anterior con una velada en la calle Fruela; la verbena, iluminada por una «apretada red de farolillos» y amenizada por la banda de música del Regimiento del Príncipe, finalizó al filo de la media noche con la elevación «al espacio de un magnífico Montgolfier». 

Los actos del día 20 tuvieron un marcado carácter institucional; presididos por el Alcalde de Llanes, que actuó de anfitrión, junto con los de Oviedo y Santander, se organizaron muy al gusto de la época: tren inaugural profusamente engalanado con flores, banderas y escudos , comitiva de autoridades acompañada de bandas de música, recepción en el Ayuntamiento, banquete y los oportunos discursos en el brindis. También tuvieron un papel relevante en el evento las cámaras de comercio de Oviedo y de Santander, como impulsoras de las relaciones comerciales entre las dos provincias. 

La crónica de El Carbayón de Oviedo del 21 de julio recoge pormenorizadamente todos los detalles del viaje inaugural y de los actos celebrados conjuntamente en Llanes por las dos compañías. Desde temprana hora todo estaba preparado en la estación de Oviedo: 
«El Director-Gerente de los Ferrocarriles Económicos, D. Jerónimo Ibrán se multiplicaba en atenciones. Los coches que galantemente pone a nuestra disposición son dignos de llevar a un Rey. La locomotora que ha de arrastrar el convoy hállase artísticamente engalanada con flores y follaje. Los atributos de la industria y del comercio adornan las bandas del monstruo. En el frente, la corona real preside los escudos de Santander y Asturias. Banderas con los colores nacionales agrúpanse en forma de trofeos». 
A lo largo de las estaciones de todo el recorrido se dispensa al tren inaugural un recibimiento caluroso, con música y cohetes. El cronista pone especial énfasis en la descripción de la llegada al Valle de San Jorge y de su paso por las estaciones de Nueva y Villahormes, donde fue recibido con sones de gaitas y estruendo de voladores..."

Los festejos inaugurales continuaron en las estaciones de Posada y de Llanes, donde este tren, de  la compañía de los antiguos Ferrocarriles Económicos de Asturias (integrada en la pública Feve en 1972) se unía al del Ferrocarril del Cantábrico procedente de Santander, confirmándose el enlace ferroviario entre las estaciones de las capitales cántabra y asturiana. Así fueron sus comienzos explicados por el mismo autor en el citado artículo de Bedoniana:
"La explotación comercial de la línea se inicia con dos trenes diarios entre Oviedo y Santander por sentido, además de otro más entre Oviedo y Llanes. Huelga señalar que la puesta en funcionamiento de la conexión ferroviaria directa entre Oviedo y Santander supuso una verdadera revolución en las comunicaciones y en la economía, no sólo en el ámbito interprovincial, sino también, y sobre todo, en el local. 

Los primeros momentos en la explotación de un ferrocarril resultaban son siempre complicados y, en este caso, no podía ser de otro modo, máxime si tenemos en cuenta los medios técnicos de la época. El asiento de la vía por el peso de los trenes, desajustes en los aparatos de agujas, averías en las locomotoras o en el material remolcado, errores humanos por parte de un personal todavía inexperto, etc., provocarían algunos hechos que más que accidentes podríamos calificar de incidentes. Sabemos por las frecuentes notas en la prensa local que se produjeron numerosos descarrilamientos de trenes de viajeros, sin consecuencias para los usuarios, y abundantes retrasos en los horarios, provocando muchas molestias y no pocas quejas: 
«El día 23 del corriente ocurrió un descarrilamiento en la línea del ferrocarril Económico de Asturias. El tren que salió de esta Villa a eso de las once de la mañana, al llegar a Celorio, y sin duda a causa de la mucha grava que hay sobre la vía, anduvo un buen trecho con las ruedas de la parte anterior de la máquina fuera de los raíles. Afortunadamente apercibido a tiempo el maquinista, detuvo el convoy, sin otro percance para los viajeros que haber llegado a Oviedo con dos horas de retraso» (El Oriente de Asturias, Llanes, 29 de julio de 1905)
El mismo periódico abunda sobre la cuestión el día 5 de agosto: 
«El tren procedente de Oviedo que tiene señalada la llegada Llanes a las 12,36, ha sufrido el miércoles un retraso de 50 minutos por haber descarrilado la máquina en Belmonte, parroquia de Pría. Los pasajeros que conducía no han tenido la mayor novedad. También el jueves llegó con bastante retraso el tren correo de la capital, a causa de averías ocurridas en la máquina cerca de Villamayor, habiendo tenido que pedir otra a las Arriondas para seguir el viaje». 
Los pequeños percances y las averías también se suceden con demasiada frecuencia, hechos que desatan la iras de los sufridos viajeros y de las autoridades locales que reclaman mayor fiabilidad y seguridad en la línea. Son significativas las denuncias al respecto: 
«Llama mucho la atención del público el retraso que tiene a su llegada aquí el ferrocarril económico de Asturias. Casi siempre rebasa la hora exacta en treinta o cuarenta minutos. En cambio el de Santander suele recorrer el trayecto con puntualidad». (El Oriente de Asturias, Llanes, 26 de agosto de 1905)
 El impacto que la llegada del tren supuso para la comarca quedó abundantemente reflejado en la prensa, tanto en las crónicas y noticias en las que se habla expresamente de él, como en las que, como veremos, cualquier pretexto es bueno para hablar de sus bondades. El volumen de viajeros va en aumento y creciente será también la demanda de servicios, siendo habitual que se encuentre la petición de más trenes para los recorridos comarcales..."

Cruzando la vía veremos a la derecha una fila de viviendas construidas con el trazado de la carretera: Las Casinas de la Granda. Al fondo algunas de las quintas indianas que, como la farmacia y su casa, la escuela y el cuartel, se emplazaron en esta carretera que aquí se cruza con el trazado ferroviario


Esta es ahora una vista a la derecha, hacia la Estación de Nueva, cuyo camino, paralelo a la vía, era un verdadero paseo-bulevar "que hasta hace muy poco, cuando talaron brutalmente los tilares, era el más bello de todo el oriente, no siendo el marítimo de San Pedro en la Villa" (Llanes capital), afirmaría en 1992 Pablo Ardisana. La construcción del ferrocarril supuso que aquellos pobres tejeros locales consiguiesen unos ingresos extra para su paupérrima economía, y también vinieron muchos trabajadores inmigrantes, gallegos y vascos, asentándose algunos en el Valle. Eran llamados los carrilanos y de ellos escribe también Jaime Sánchez Merodio:
"La construcción de la línea férrea precisó de abundante mano de obra que, procedente de otros lugares, acudió a la comarca, los famosos carrilanos. La concentración de tan importante número de forasteros provocó algunas tensiones sociales, máxime teniendo en cuenta que en la mayoría de los casos estos trabajadores llegaron solos y sin familia. Parece que tras las largas jornadas de trabajo algunos de ellos frecuentaban en demasía bares, tabernas y «alcohol», siendo más habitual de lo esperado su participación en reyertas y trifulcas. Así lo recogen varios testimonios de la prensa acusándoles de pendencieros; hay que hacer mención igualmente, que también son abundantes las notas y artículos periodísticos que salen en defensa de los mismos. Con el paso del tiempo serían habituales los matrimonios con gentes del lugar asó como su total integración, de lo cual son testimonio elocuente algunos apellidos foráneos hoy habituales en el concejo"

El también escritor llanisco y local de Llanes, Amable González Abín, expresaba en su obra en asturiano oriental, publicada póstumamente en 1911, Jueyinas del mio güertín, los cambios acaecidos por entonces en Nueva con todas estas nuevas infraestructuras y construcciones:
"Hay en Nueva, pueblu que debíamos llamar Concha, munchas casas nuevas. Puenxu muy guapu'l Palaciu y la Güertona, don Ricardo Duque de Estrada, conde de la Vega del Sella. Jézose la casa del Xuzgáu, las Escuelas, casas ena carretera de l'Estación, en Mercáu (ahora Plaza de Laverde Ruíz) y en otros muchos sitios, pueblo arriba y pueblo abaxu"

Otro escritor, José Saro y Rojas, que llegó a ser alcalde de Llanes en 1872 y después diputado provincial por este distrito, falleció seis años antes de la inauguración del ferrocarril y por lo tanto cuando apenas se estaba gestando la transformación urbana de Nueva, describía así sus impresiones

 «Es Nueva la segunda población del concejo de Llanes, y en ella abundan hermosos edificios de antigua y moderna construcción, bellos jardines en los que se cultiva toda clase de flores, las que embriagan con su aroma y fragancia y las que deleitan la vista por sus vivos colores y el orden y concierto de sus pétalos. Los arbustos de hoja permanente y constante verdor, propios de los más diversos climas y donde es tal la profusión de naranjos y limoneros, tanta la espontaneidad con que se crían y tal el grado de desarrollo que adquieren que no es de extrañar que haya sido en lo antiguo objeto de gran exportación en esta comarca el fruto de estos árboles, que se vendía hasta en los mercados de Londres”  

En 1903, cuando las obras de la nueva carretera y del ferrocarril ya avanzaban por el Valle de San Xurde se construye en este barrio carretero y ferroviario de La Granda, la casa de Los Poyos, magnífico palacete indiano, muestra de los cambios en curso en Nueva

La calle hace una leve bajada a la altura de estas Casinas de La Granda, estratégicamente situadas entre la plaza del mercado (La Plaza o Plaza Laverde Ruiz), que veremos al doblar la esquina, la estación y las escuelas. Ahora son apartamentos turísticos 


A la izquierda hay una bella arboleda y a su sombra tenemos la Oficina de Información Turística


Estamos en un pequeño parque ribereño por el que pasa a dar sus aguas al Ereba o río Nueva: La Riega del Padreñán, por cuyas vegas caminábamos junto los muros palaciales del Conde de la Vega del Sella


Esta riega que nace en las estribaciones de El Llanu Nueva (220 m), poco más al sur, es uno de los pequeños arroyos que en la página de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico despachan con una escueta frase en la descripción, más extensa, del río Ereba:
"sus afluentes son todos cortos regueros que bajan de las laderas del estrecho valle por el que discurre, ninguno de ellos de gran entidad"

Pero a tenor de su canalización, encajado entre profundas paredes de piedra, cuando se desbordaba con las lluvias e inundaba La Plaza, no debía ser tan poca cosa. Un pasamanos de madera recorre el borde del canal detrás de esta fuente, también de piedra, con sus poyos o asientos


Y un puente pétreo, de arco de medio punto y barandillas metálicas, comunica la calle con las casas detrás de la mansión de Los Poyos


Fijémonos en las hermosas matas de hortensias en el cierre de la finca a la otra orilla


Al fondo los desfiladeros por donde viene el Ríu Ereba a atravesar Nueva camino de su desembocadura en la playa de Cuevas del Mar, montes que fueron escenario de las andanzas de Zapatinos, labrador que se hizo célebre guerrillero durante la francesada o invasión napoleónica. Saro y Rojas escribía así de él:
« fue (Nueva) uno de los pueblos del concejo que más sufrió en tiempo de la invasión francesa, saqueándose y quemándose allí hasta catorce casas de las más principales. Cúpule tal desgracia entre otros a un humilde labrador, por sobrenombre Zapatinos, quien herido como español y perjudicado como propietario, juró venganza, dedicándose desde entonces a perseguir franceses y sacrificando inclemente a cuantos rezagados o extraviados se ponían a su alcance. Fueron tantas las víctimas de su enojo que el nombre de Zapatinos quedó inmortalizado en la comarca»

La preciosa casa indiana de Los Poyos se alza ante nosotros, pese a su belleza no nos ha resultado fácil encontrar referencias fiables de su historia y características constructivas, a diferencia por ejemplo de otra casona indiana que veremos a continuación. Permanezca pues entonces en su halo de misterio, como tantas y tantas construcciones. Otro gran erudito, Miguel Menéndez Cárcaba, escribe en El Valle de San Xurde -El paisaje: la memoria recuperada-:
"La construcción de la carretera en el último tercio del s. XIX propició el desarrollo de nuevas construcciones a lo largo de la misma constituyendo la vía principal de la villa que poco a poco iría colmatando los espacios próximos. Los indianos y sus viviendas, en el s. XIX estiraron los límites del lugar con su afán por instalarse con cierto distanciamiento de la clase popular y el comercio favoreció la construcción de edificios de viviendas en las proximidades de la carretera y la plaza conformando una cierta centralidad orgánica"

La Plaza, Plaza del Mercáu o de Laverde Ruiz que ya tenemos ante nosotros calle abajo. Esta es la evolución social y urbana de Nueva dentro del contexto general del Valle de San Xurde y hasta la construcción de esta carretera, según el mismo autor:
"La población se establece preferentemente sobre la rasa costera, donde se encuentran ubicadas la mayor parte de las localidades, concentrada sobre todo en las principales de ellas (Nueva, Naves, La Pesa, Hontoria, Villahormes). 

Puede considerarse como ejemplo característico de un territorio intercalar en el que determinado número de aldeas repartido por el territorio actúan como nodos de la red poblacional y entre cuyos intersticios se encuentran diseminadas las nuevas caserías -unidad económica y agropecuaria básica del medio rural asturiano- o las edificaciones que la modernidad ha ido dejando en ellos, ya desvinculadas del medio y de sus usos primitivos. 

De entre todas ellas solamente Nueva, considerada capital del valle (la antigua Puebla Nueva de Aguilar), posee entidad urbana y su configuración actual es claro fruto de la traslación que, con el paso del tiempo, los distintos actores sociales llevaron a cabo de sus respectivos idearios vitales sobre la trama urbana.

Los barrios populares de Triana (Llende`l ríu) y La Nogalera en los márgenes de la vega del río Ereba, al pie de la montaña, constituidos por pequeñas viviendas con sus huertos anexos. En la parte baja de la vega, el hospital de peregrinos junto con la capilla de La Virgen Blanca, en el camino de Santiago, y el Barrio Bajo. En torno a ellos praderías y erías para las tareas agrícolas entre las que descolló el cultivo de cítricos. Con posterioridad (siglos XVI y XVII) se incrustaron algunas casonas (La Portilla, La Florida, La Catedral, La casa de Dª Mª Monasterio –actual rectoral-) y se fueron desdoblando las caserías"

Los indianos, que más que los emigrantes en general podríamos definirlos como los que regresaron con cierta fortuna (si bien es un concepto en constante revisión histórica, tanto construyeron casas nuevas como reformaron las del antiguo solar familiar, entre otras muchas iniciativas que transformaron el paisaje rural y urbano:
"La aparición de las edificaciones indianas supusieron la modificación de las tramas urbanas, no sólo con la construcción de sus viviendas, sino por su afán modernizador que les llevó al patrocinio de numerosas obras: urbanización de caminos y plazas, construcción de fuentes públicas y escuelas, saneamiento, suministro de agua y luz. Supuso el acercamiento de un mundo desconocido mostrado a través de unas mansiones en las que se cubrían todas las necesidades higiénicas y de comodidad posibles hasta ese momento. De este modo se va produciendo su difusión entre los convecinos. 

La implantación de estas viviendas se efectúa sin integrarse en el entorno lo que provocará el inicio de la desintegración del modelo territorial heredado casi de forma íntegra desde época medieval. Comienza la implantación de un nuevo modo de organización espacial, se inicia una expansión de la edificación dispersa y diseminada con fines residenciales y que se extiende de forma generalizada en el área rural actualmente a imitación de aquellas quintas de retiro y veraneo (Llavona, 2007). Supone un impulso constructivo y una referencia señalada en el paisaje por el contraste de sus dimensiones con el resto del caserío, su distanciamiento y aislamiento respecto al mismo levantando en su entorno cerramientos de elevado coste, pero también por el detalle en los acabados, indicadores del poder económico, y la inefable palmera con la que todo indiano remata el jardín de su villa, estandarte de su riqueza. 

El valle de San Jorge presenta una notable representación de esta arquitectura y por tanto de aquella vida burguesa que en el s. XIX y principios del XX introduce el concepto del veraneo en un mundo completamente rural y de gran pobreza, en tiempos de emigración masiva. 

Nueva, con una decena de casonas en su suelo y actuaciones públicas como la fuente del mercau, el edificio de los juzgados y las escuelas nacionales, refleja la atracción que la capital del valle ejerce sobre los ricos hacendados de la emigración que tienen en la cercana playa de Cuevas del Mar su particular baño de mar"

Hermosas hileras de viviendas. La proximidad a la celebérrima playa de Cuevas del Mar, la playa de Nueva por excelencia, propició el auge del turismo veraniego. Hasta aproximadamente 1830, con los avances médicos e higienistas, las playas no sólo no eran valoradas sino incluso eran tenidas por lugares insalubres a los que las poblaciones echaban sus detritus bien directamente o a través de sus ríos y arroyos. A partir de entonces todo fue cambiando, al principio los baños de mar y sol sólo fueron para las clases pudientes en una época que aquí coincidiría con la prosperidad indiana, pero las conquistas sociales (vacaciones) harían que fuese extendiéndose a todas las clases sociales, hasta llegar a ser la principal actividad de muchos pueblos costeros, si bien marcada por una fortísima estacionalidad y los mil vaivenes de todo tipo de crisis, económicas, sanitarias, inmobiliarias, etc.


El corresponsal Marcos Palicio llegó a titular este fenómeno "La doble vida del monocultivo turístico" al escribir de Nueva en la serie Nuevas y viejas pueblas de La Nueva España:
" Estéticamente, y a pesar de los estragos de la construcción reciente, el primer vistazo a la villa del occidente llanisco atraviesa un callejero sinuoso de aire rural bien cuidado, un pueblo con envoltorio y espíritu de pueblo, pero con seis hoteles, varias casonas nobles de piedra blasonada, un gran palacio del siglo XVII, ilustres casas de indianos y, a veces demasiado cerca, colonias de adosados y bloques de pisos tras los que se distingue la parte menos vistosa de la explosión urbanística que detonó con el arranque de este siglo. Ya no es Nueva la villa florida de 1953, la que tuvo Juzgado, Registro Civil, cine, casino y cuartel"

Estas casas son Las Gemelas, construidas en 1901 para los indianos Lucio Carriles y Francisco del Campo con proyecto del arquitecto Juan Sordo Mijares, El Rubio. Para construirlas se canalizó la Riega del Padreñán, que antes discurría libremente atravesando la plaza. Destacan por su mirador acristalado de dos plantas sostenido por columnas y sobre las respectivas puertas de entrada, estas de arco de medio punto. Son ahora el Hotel las Indianas


Al pasar y volver a ver la Casa los Poyos no podemos dejar de maravillarnos ante su estructura y detalles al ir viéndola desde más ángulos: los curiosos balcones-galería en las esquinas son dignos de atención pero también todo lo demás. En el interesantísimo blog Asturias por descubrir, del genial fotógrafo Alejandro Braña, y dentro de su serie de Casonas de indianos, uno de los participantes, que firma como Alejandro, dice lo siguiente en un interesante y ameno debate en la entrada titulada Resulta pintoresco
"Los libros que tratan sobre la arquitectura indiana vienen a resumir que no existe un estilo propiamente indiano como arquitectura específica. Más bien es una arquitectura basada en una construcción de tipo tradicional y clásica al que se le hacen añadidos estilísticos que son los que imprimen ese carácter de distinción a la vivienda del indiano. El estilo, para decirlo llanamente, vendría a ser el «rebozo» de la vivienda. 
Ese rebozo decorativo y accesorio es lo que hace que la uniformidad constructiva tenga ese carácter individualista y diferenciador que persigue el indiano. De hecho , si miramos las tres casas de los Mirabona que mencionas y las desprendemos de sus ornamentos ( celosías, guardamalletas, miradores, buhardillas,…) quedarían en una estructura básica que siguen decenas de otras casas. 
Los entendidos diferencian estos grupos de tendencias: neoclásico, autóctono, pintoresco, historicista, ecléctico, modernista, regionalista, decó, racionalista y colonial. 
Particularmente este estilo pintoresco es mi favorito. Puede que sea por lo encantador de su ornamentación, que lo hace tan entrañable. Creo que es el más cautivador . A quién no le roba el corazón la imagen de Villa Anita, de La perla, del cottage de R.Arguelles, villa Misiego o la casita de Querúas,…..Ay madre, qué bonitas todas !!!!!!! Sólo les falta la lazada en la cima de sus tejados…..Posiblemente la casa de Los Poyos (Nueva de Llanes) se podría incluir en este apartado. 
Si aún existiese la casa de La Guía de Llanes seguramente sería la decana de todas ellas"



Impresionante y magnífica fachada norte, ante el portón de acceso desde la calle y antigua carretera


Puerta principal de arco de medio punto y en la clave dos flores hexapétalas y la fecha de construcción: 1903


Nos acercamos al portón para admirar otro palacete indiano, el chalet de La Pequeña, construido en estilo montañés con proyecto del arquitecto Enrique Rodríguez Bustelo, allá por el año 1925, para Ángela Carriles Álvarez, viuda del indiano César de la Vega Peláez, quien hizo fortuna con las plantaciones de algodón


Al acercarnos seguimos extasiándonos con Los Poyos, que parece erguirse desde el suelo. El gusto de las galerías acristalada no es exclusivo de los indianos pero su auge coincide con el despegue de la industria del vidrio (a partir de 1880) y será una solución tanto para las nuevas construcciones como para cerrar los corredores y balcones de las anteriores, integrándolos térmicamente dentro de la vivienda pero a la vez permitiendo su luminosidad natural exterior


Y aquí está el Chalet de la Pequeña, en medio de una buena finca que muy posiblemente tuvo en tiempos esplendorosa huerta y jardín, cerrado por esta buena verja...


Pequeña era el apodo familiar de Ángela Carriles, la mayor de nueve hermanos, nació en Pinar del Río (Cuba) hija de indianos de Nueva que, poco antes del regreso definitivo de la familia a Asturias, conoce en las fiestas del pueblo a César de la Vega, indiano residente en México, con quien se casó


Según leemos en Asturias por descubrir, se casaron y residieron en Torreón (México), teniendo cuatro hijos, pero su marido fallece a los pocos años, por lo que Ángela, con 25 años, decide liquidar los negocios familiares y regresar a España. Uno de sus hijos falleció durante el viaje de regreso


Pequeña residió normalmente en Santander pero encargó esta casa como chalet de recreo. Más allá y a su derecha está el Polideportivo de Nueva, en La Nogalera, donde se celebra El Mercáu del Tardíu, la fiesta del mercado otoñal


Al sur, más arriba, están las alturas de El Llanu, El Llanu Nueva, que dominan la comarca, terreno de enterramientos megalíticos o túmulos con milenios de antigüedad, parajes propicios, como El Cuetu Lloru, para la aparición de encantadas y ninfas, llamadas xanas o inxanas


Plaza del Mercáu, dedicada a dedicada a Gurmesindo Laverde Ruiz, catedrático y escritor, asturiano de las Asturias de Santillana y de Covadonga  y estudioso de su historia y mitología. Nació en Estrada (Val de San Vicente, Cantabria) y a los cuatro años se traslada sus padres, Toribio Laverde González y Asunción Rivas Puertas, para pasar a residir a Nueva, donde estudió las primeras letras y latín, pasando luego a la Universidad de Oviedo y luego a las de Madrid, Valladolid y Salamanca. Leemos en Wikipedia:
"Marchó a Oviedo en 1847, apenas cumplidos doce años, y allí cursó cinco años de filosofía y ampliación. Desde 1853, en la misma universidad y en las de MadridValladolid y Salamanca, hizo sus estudios en ambos derechos hasta licenciarse en 1859, y de Filosofía y Letras en Oviedo. Más tarde se doctoró en ambas materias. Sus estudios en Valladolid y Salamanca los hizo sirviendo empleos debidos a la protección del poeta José Heriberto García de Quevedo y Lorenzo Nicolás Quintana. Durante toda su vida padeció una quebrantada salud. En 1860, después de un año de descanso en Nueva al lado de su familia, se trasladó a Madrid, donde fue empleado en la Secretaría de la Junta de Beneficencia. 
Durante toda su vida padeció una quebrantada salud. En 1860, después de un año de descanso en Nueva al lado de su familia, se trasladó a Madrid, donde fue empleado en la Secretaría de la Junta de Beneficencia. En 1862 opositó a varias cátedras de retórica y poética, obteniendo una en el Instituto de Lugo en 1863; de ese instituto fue más tarde nombrado director, cargo que desempeñó desde 1870 hasta 1873. Habiendo vacado la cátedra de Literatura latina en las Universidades de Valladolid y de Santiago concurrió a ambas a la vez y para las dos fue designado. Optó por la de Valladolid, tomando posesión de ella el primero de octubre de 1873, hasta que permutó dicha cátedra por la de Literatura General Española de la misma escuela, siendo nombrado Decano en la facultad libre de Filosofía y Letras. En 1874 formó parte del tribunal que concedió el Premio Extraordinario de Licenciatura a Marcelino Menéndez Pelayo, con quien entabló una perdurable y profunda amistad: a él se debe el primer impulso y estímulo que recibió Menéndez Pelayo en sus proyectos, en particular su La ciencia española (1879), que prologó. También orientó al en un principio liberal Marcelino al neocatolicismo. Laverde proyectaba desde su juventud una Historia de los santos españoles desde la época romana que era en realidad un estudio del proceso de la Iglesia Española a lo largo de su historia, pero esta idea no llegó a cuajar. Trasladado también por permuta a igual asignatura de la Universidad de Santiago en 18 de octubre de 1876, desempeñó este cargo hasta su fallecimiento, ocurrido el 12 de octubre de 1890. 
Más que a los estudios jurídicos se dedicó a los literarios y filosóficos y se dio a conocer como prosista y poeta. Fue uno de los grandes amigos y consejero de Marcelino Menéndez Pelayo, con quien mantuvo una larga y fecunda relación epistolar, hasta el punto de que un año antes de morir Menéndez Pelayo confesó que muchos de sus trabajos no se hubiesen realizado sin el estímulo de Laverde. También se escribía con otros grandes intelectuales de su tiempo, como Juan Valera. En 1865 publicó el Gran almanaque de las dos Asturias, y defendió el proyecto del ferrocarril cantábrico en cartas y artículos publicados en El Trabajo, Revista Ovetense y La Abeja Montañesa de Santander, en lo cual fue contrariado por casi toda la prensa Asturiana. Defendió también con ahínco la unión de las Asturias de Oviedo y de Santander, esto es, la unión del Principado y de la Montaña en lo eclesiástico y universitario creando un solo distrito; la administración de Justicia con una audiencia territorial; en lo militar con la creación de una capitanía general para los dos territorios; la unión agrícola, industrial y artística, celebrándose congresos, exposiciones y certámenes; el culto a las glorias y tradiciones erigiéndose en Covadonga un panteón donde reposen las cenizas de sus varones ilustres y la unión, en fin, en "todo y para todo lo honesto, bello y útil", proponiendo se crearan infraestructuras para fomentar un mutuo comercio. Así entendía Laverde la unión de las dos Asturias: "Trabajar solidariamente en la obra de su común civilización, a la vez que en la de la civilización general de la península, como parte principal que son de la nacionalidad ibérica". 
Siendo ya miembro correspondiente de la misma, obtuvo mención honorífica en el certamen poético de la Real Academia Española celebrado en 1865. Fue nombrado Jefe de Administración de cuarta clase, oficial de la de terceros del ministerio de Fomento, por Real orden de 24 de febrero de 1872. Fue académico correspondiente de las Reales Academias de la Lengua (1864) y de la Historia (1868). Destacó por su defensa del pasado filosófico español, frente al descrédito de la época. Ejerció gran influencia en Menéndez Pelayo, sobre todo en sus trabajos de los primeros años."

Además del mercado semana estuvieron tradicionalmente en esta plaza los bares, cafés y el antiguo casino, junto con otros establecimientos que seguimos recorriendo con el artículo de Marcos Palicio que recuerda este emblemático lugar y su pasado, recorriendo luego otros rincones de Nueva acompañado del vecindario...
"Gary Cooper pasó por aquí. Estuvo en ese edificio que ahora ocupa la carnicería Parma y que guarda en algún lugar las últimas secuencias del cine Ereba. Se le vio justo en este lugar hasta que decayó la clientela en torno a los años setenta. En la vieja Nueva se veía «el cine auténtico de Hollywood», rememora Rosina Villar, cuando Dolores Corrales venía en tren desde Pría, y Toni Cueto, acomodador de butaca y pintor, personalizaba los carteles de las películas. Las dos vecinas se han encontrado en este vestigio invisible del esplendor de una villa que no fue siempre residencial y veraniega, que tenía mucha más vida cuando aquí además de segundas residencias había cine y Juzgado y cuartel y casino.

Su paseo por la nueva Nueva ha empezado en la plaza de Gumersindo Laverde Ruiz, donde se recuerda al filósofo y polígrafo, discípulo de Menéndez Pelayo, que hizo mucho por esta tierra, que se murió cuando todavía tenía cine y que ejerció de hijo ilustre de Nueva un tiempo antes de que Ricardo Duque de Estrada, el conde de la Vega del Sella, dejase muy cerca de aquella plaza una gran finca con su palacio del siglo XVII y su torre medieval de San Xurde, que apenas se ven desde el exterior. Junto a ella, cuentan, se detuvo el emperador Carlos I en su primer viaje a la Península, después de desembarcar en Tazones para tomar el trono de España.

Entre quintas de indianos y modernos chalés adosados, Tita Ardines, otra vecina que tiene fresco el pasado esplendoroso de Nueva, se suma a la tormenta de emociones y añade en la lista de paisanos insignes a Andrés del Río, indiano retornado de Cuba al que homenajea una placa no por casualidad erigida encima de una fuente, porque fue él, apostilla Tita, «el que trajo el agua para el pueblo». Después de admirar la iglesia -«otra de las cosas guapas que tenemos», presume Rosina- y la finca «La Catedral», con su capilla de Santa Teresa, el futuro asalta al pie de una quinta de indianos, la de Manuel, «el sargento», que sobrevive apuntalada. A su finca, denuncia Rosina Villar, componente de la asociación vecinal «Ereba», le quitaron un trozo de terreno para construir ese bloque de pisos y se llevaron sus árboles antiguos y robustos al parque infantil que se ha hecho muy cerca de allí. «Una pena», lamenta Villar; «una atrocidad», resume Tita Ardines"

El añorado Cine Ereba fue inaugurado en febrero de 1952 y pertenecía a la Empresa Maruja Santos, solía proyectar los domingos y días festivos y funcionó hasta la década de 1970. Así explicaba su inauguración el día 16-2-1952 el periódico El Oriente de Asturias
"Recientemente ha sido inaugurado en esta localidad, una excelente sala cinematográfica magníficamente equipada con la cual todos los aficionados de este popularizado arte, tendrán donde pasar los domingos unas horas de sano y ameno regocijo. Para su inauguración fue proyectada la película “El príncipe de los zorros”, que fue muy del agrado de la numerosa concurrencia. Es una película de 1949 dirigida por Henry King, protagonizada por Tyrone Power. En la misma crónica dicen que lo lleva la misma empresa que el Teatro Benavente de Llanes y el próximo estreno sería La Señora de Fátima (1951) de Rafael Gil. Dicen que ya no será necesario abandonar la villa para ver cine"

En Nueva es el futuro, otro artículo de la saga Nuevas y viejas polas, Fermín Rodríguez y Rafael Menéndez, del Centro de Cooperación y Desarrollo Territorial exponían hace años este punto de vista de la población:
"Nueva es pola vieja. Porque antes, en el Medievo, fue puebla nueva. Asociada al origen y gobierno del concejo, como atestigua la antigua torre de los Aguilar o de San Xurde, integrada en el palacio de los condes de la Vega del Sella. Hoy pugna por encontrar un hueco como villa comercial, residencial y turística en la hermosísima marina oriental. Desde su buen asiento en el valle de San Jorge o del Ereba mira, con cierta distancia, al espectacular litoral y a las recoletas calas de CabomarCuevas o San Antón (quizá la playa más bonita de Asturias). Asienta en la rasa una belleza intimista que ya la hizo acreedora al galardón de pueblo más bonito de Asturias hace medio siglo. Título que ha cultivado desde entonces y que nos habla de su sensibilidad para tratar su paisaje de una población preocupada por vivir en el mejor y más bello de los entornos posibles. Como si fueran habitantes de la costa jurásica de Devonshire, que conocen la dulzura del vivir entre prados recortados por acantilados y casonas alicatadas de hiedra. Palacios indianos, plaza del mercado, huertos, arboledas, alcorques floreados, dan imagen del cuidado de los de Nueva para con su pola, algo que se echa de menos en otros lugares (...)  Nueva no forma núcleo urbano al uso. Su refinada personalidad la da el cuidado paisaje, su pequeño tamaño, los edificios bajos y la traza irregular que dibuja el dédalo de caminos tradicionales, puentes, barrios y el abrazo del ferrocarril. Es pola con salero, que tiene puente y barrio de Triana, en Llendelrío"

En torno a la plaza abren sus puertas varios establecimientos comerciales, hosteleros y hoteleros: a nuestra izquierda por ejemplo el Hotel Cuevas del Mar. Seguimos leyendo a losa autores reseñados:
 "La actividad turística ha ido en aumento, sobre todo en el número de establecimientos hoteleros y en las nuevas residencias temporales o habituales, sin que ello haya alterado su ritmo tranquilo y el predominio de las casonas de indianos que marcan la pauta del paisaje urbano. De Nueva ha salido mucha iniciativa para ultramar, muchas biografías novelescas, mucha inquietud, que en Asturias parece expresarse mejor cuando se rompe con el medio local, pero que es incapaz de dejar a su suerte al país de origen. 
La corrección imperante extiende la idea de que sólo unos pocos de los emigrantes lograron tener algún éxito, pero el paisaje urbano de las villas, como Nueva, parece empeñarse en lo contrario, en sumar iniciativas y muchos emprendimientos de envergadura y un impacto en la propia región más que notable. La vinculación asturiana a América y el impacto de las iniciativas de los americanos es enorme. Muchas casas, muchas escuelas, lavaderos, plazas, casonas, iniciativas empresariales, mucha vida y mucha impronta en el paisaje asturiano, hoy inconcebible sin esa huella. Quizá haya que estudiar con más detenimiento el influjo de la emigración asturiana en América, aquella América que creó grandes ciudades como La HabanaMéxico o Buenos Aires, donde los asturianos dejaron huella. 
Nueva muestra que el paisaje urbano puede ser muy bello, que la vida se puede desarrollar en un entorno agradable, pacífico y actual. Las villas como Nueva no sufrieron del feísmo y la aglomeración de la ciudad industrial y están en inmejorables condiciones de vincularse a la modernidad como urbes pequeñas y tranquilas, creciendo con sabiduría y estilo, sin perder su impronta, pero con todos los servicios y equipamientos accesibles a sus pobladores"

A nuestra izquierda el Bar Misaires, de Marita Menéndez, al que la corresponsal Ana Paz Paredes le dedica un reportaje en La Nueva España titulado Mesa y mantel en el Camino de Santiago, publicado el 21-12-2020: 
"Casi como un goteo y en este mes se ve cruzar por el pueblo de Nueva, en Llanes, a algún peregrino que va hacia Santiago, caminantes que incrementarán su número en apenas un mes, con la primavera. Ellos son los clientes más tempraneros que, en el bar Misaires, atiende Marita Menéndez Menéndez, quien en marzo de 2017 reabrió este local a la entrada del pueblo cambiando su nombre, dotándolo de su impronta personal y respetando la estructura original, donde llama la atención su precioso suelo de azulejos. “Ahora estamos abriendo de viernes a domingo, pero a partir de mitad de marzo volveremos a nuestro horario habitual, cerrando el lunes después de las comidas y el martes completo. En verano abro todos los días”, matiza esta mujer con sobrada experiencia en el mundo de la hostelería y que, en su establecimiento, le gusta dar un papel de relevancia a las verduras y las hortalizas"


En esta plaza se baila tradicionalmente en las fiestas de San Juanón la Danza de San Juan Alegre, una variante propia de la Danza Prima Asturiana que no se baila en círculo ni cogidos por el meñique sino que es lineal (abierta) y los danzantes se cogen unos a otros enlazando los brazos por los codos mientras cantan coplas alusivas, saliendo de la iglesia y por este mismo camino pero a la inversa. Así lo explican en la Gran Enciclopedia Asturiana, tomo 10, voz Nueva:
"En el aspecto folklórico, se ejecuta en la parroquia una danza que lleva su nombre y es una modalidad de la danza prima que desde tiempo inmemorial se cultiva en Nueva. Se constituyen unas como trenzas afrontadas de danzantes de ambos sexos dispuesto alternativamente cogidos por el brazo. Ejecutan con donaire u agilidad pasaos saltarines hacia adelante y hacia atrás, al compás de un romance"


En esta bifurcación el Camino sigue a la izquierda, pero hemos de decir que a la derecha podríamos visitar un elemento de suma importancia para la historia de Nueva y de las peregrinaciones, la capilla de Nuestra Señora de la Blanca, que fue el santuario del hospital de pobres peregrinos de esta advocación, una institución hospitalaria que da cuenta de la importancia que tenía Nueva como población desde tiempo atrás. A esta capilla y su antiguo "Santo Hospital de San Jorge de Nueva" le dedicamos la oportuna entrada de blog, pero podemos decir que dependía del cura párroco y se ocupaba de su administración un mayordomo, el cual era elegido por elección de los feligreses convocados por el párroco "según es costumbre en el día de San Silbestro, treinta y uno de Diziembre"


Dado que en libro El Camino de Santiago por Asturias. Topoguía 2. Ruta de la Costa (coordinado por María Josefa Sanz), se informa que "estaba situado en el centro de la población" nos preguntamos si esa calle de la derecha no seguirá el trazado del antiguo Camín Real, que sería desplazado como arteria principal por la nueva carretera, pero es solamente una conjetura


Sí podemos decir que justo al comienzo de la calle está la Fuente del Mercáu o de Don Andrés, al estar dedicada al benefactor Don Andrés del Río Pérez, indiano que había emigrado a Cuba con 15 años y sufragó esta obra, por entonces muy necesaria, dado que aún no se disponía de agua corriente en las casas y era preciso acercarla lo más posible a los hogares, para no recorrer largas distancias al nacimiento de los manantiales


La fuente se enmarcaba dentro de las mejoras imprescindibles para el buen funcionamiento de esta Plaza del Mercáu o de Laverde Ruiz


Hay en el frontón dos placas, una encima de otra, en las que podemos leer:
COSTEADAS ESTAS OBRAS
            A EXPENSAS
                    DE
Dn ANDRES DEL RIO PEREZ
            AÑO DE 1893
-------
EL PUEBLO AGRADECIDO
LE DEDICA ESTE MONUMENTO

A la izquierda, sobre los tejados y en la distancia, asoman las cimas las estribaciones más orientales de la Sierra de Cueva Negra, uno de los límites del Valle de San Xurde del que Nueva es la capital y cuyo ámbito comprende históricamente las parroquias de Nueva, Pría, H.ontoria, Naves, Los Carriles y Rales, con una extensión de unos 55,5 km2, dice Menéndez Carcaba:
"Su límite norte lo conforma el mar Cantábrico, al occidente limita con el concejo de Ribadesella por el río Aguamía (o Guadamía), cerrándose por el suroccidente con la Sierra de Cueva Negra y La Escapa, al oriente el río Bedón"

En este margen izquierdo de la plaza hay una pequeña explanada peatonal que se extiende en forma más o menos triangular, entre la calle y las casas, alguna de notable antigüedad


Hay varios bancos para sentarse y darse un descanso y un negocio emblemático, Casa Villar, Ultramarinos y Ferretería, una de esas tiendas "donde hay de todo" y que cada vez se encuentran menos


Fundado por Ángel Villar fue luego regentada por Josefa y su hijo Ángel Villar Sánchez, Angelín Villar, este ya representando a la tercera generación, se dice es además un punto de encuentro de las gentes de la zona, pues Ángel Villar Sánchez es Presidente de la Comisión de Festejos del Cristo del Amparo, uno de los dos grandes bandos festivos y de barrio de Nueva, el otro es el de la citada capilla de Nuestra Señora de la Blanca. Existe una gran pica o rivalidad vecinal por ver quien hace la fiesta más sonada o levanta la Joguera (gran tronco de ocalito -antes aliso o álamo-) más alta en el campo de su respectiva capilla


Según cuenta la investigadora Yolanda Cerra Bada, el origen de los bandos fue político y nació en la villa de Llanes allá por 1837, muerto ya Fernando VII y en pleno proceso de reformas liberales, con importantes enfrentamientos entre moderados y exaltados, promocionando cada bando su fiesta en torno a un santo o santa locales, que no tenía que ser necesariamente el patrón o patrona, sino de alguna capilla o santuario del lugar. El modelo pronto perdió el cariz netamente político y se convirtió en un símbolo identificativo de los barrios de un pueblo o parroquia, de gran importancia como agrupación vecinal, que se fue exportando, según cada época y circunstancias, a los demás pueblos del concejo. Leemos de esta autora en la revista Bedoniana de 2010:
"... los bandos no son cofradías religiosas ni asociaciones masculinas, sino agrupaciones vecinales en las que se integran mujeres y hombres desde su infancia y constituyen, simultáneamente, poderosos referentes de identidad local. 

Bando es un término que significa facción política, lo que evoca desunión, disputa y confrontación; nada que ver, en principio, con fiesta y con mucho menos con devoción. Al origen político de los bandos festivos de la villa de Llanes es imputable la asociación de esos términos aparentemente irreconciliables. En un momento de cambios muy intensos, cuando, tras la muerte del rey absolutista Fernando VII se está acabando con el Antiguo Régimen y fraguando un nuevo sistema, los liberales –exaltados y moderados– serán los protagonistas de una confrontación política que dará lugar a la emergencia de un sistema festivo dual en Llanes. La fecha germinal es el año 1837, según nos transmite el historiador local Manuel García Mijares"

Calle adelante, proseguimos desde la bifurcación a la izquierda, como hemos dicho, pasando la Carnicería Inguanzo en dirección a la farmacia de la licenciada Beatriz Piñera Rubiera, que como hemos dicho se inauguró en esta plaza en junio de 2015 trasladándose de su anterior ubicación en La Granda


La inauguración de esta farmacia fue una verdadera fiesta. Volvemos a repasar la crónica de aquella jornada, fecha de publicación 30-6-2015 de Guillermo Fernández para El Comercio:
"Los vecinos de Nueva de Llanes quedaban atónitos en la mañana de ayer con motivo de la inauguración del nuevo local destinado a farmacia, un bajo comercial de 220 metros que sustituye al antiguo cajón de apenas 50 metros. La farmacéutica, Beatriz Piñera Rubiera, y sus dos auxiliares, José Miguel Gutiérrez Buergo y Mercedes Vázquez, recibieron felicitaciones y parabienes de todos sus clientes, a quienes invitaron a un suculento pincheo a primeras horas de la tarde (...)
Beatriz Piñera comentó que «los clientes están sorprendidos y contentos por la ubicación del local en el centro del pueblo y hasta me dicen que va a dar más vida a la localidad». El alcalde de Nueva, Tomás González Buergo, «sorprendido», matizó que «en el local anterior no se revolvían, estaban muy apretados». Y sobre el nuevo negocio precisó que «me parece demasiado para el pueblo, estoy alucinado» (...) 
Y los numerosos visitantes a la inauguración del nuevo negocio disfrutaron de un selecto pincheo, incluso con presencia del gijonés Miguel Ángel Álvarez, experto cortador de jamón ibérico"

Seguidamente a la farmacia la plaza de estrecha haciéndose de nuevo calle. A la derecha el bar El Trasgu, fundado en 2017


Las conchas no nos ofrecen dudas sobre el camino a seguir. De todas formas en los núcleos urbanos, dada la proliferación de otras señales y demás detalles que pueden despistarnos, tráfico, contenedores,  vehículos aparcados o parados, es fácil que puedan ocultarlas o camuflarlas, por lo que hemos de estar especialmente atentos


De todas maneras, en principio no tendría que haber mayor problema pues para atravesar Nueva siguiendo el Camino este continúa por la antigua carretera y viene a hacer las veces de calle mayor, constituyendo una importante arteria comercial


Avanzamos pues hacia el oeste calle adelante, con El Picu Maor o Monte Maor (369 m), el más occidental de la Sierra de Cueva Negra. Por esos vericuetos de montes y valles muy estrechos hay ciertos pasos naturales entre la costa y el interior. No pocos de ellos han pasado a la leyenda en forma de tradiciones paganas más o menos cristianizadas y visibles en ciertos enclaves arqueológicos bien estudiados, por ejemplo, por Hernán del Frade de Blas en Mediudía y Socampu, dos montañas sagradas, excelente artículo publicado en Bedoniana 2010, en el que entre otras cosas dice:
"Acerca del posible carácter sagrado de esta montaña, el Padre Risco, refiriéndose a la donación del monasterio de San Martín de Collera por parte de Piniolo y Aldonza al monasterio de Corias el siglo xi, al establecer los límites del alfoz de Melorda, al monte que cierra el territorio por el sur se le denomina como Monte de Santa Cruz. La sacralización de lugares paganos se ha producido desde antiguo colocando cruces en su cumbre, ahuyentando el antiguo culto y/o sustituyéndolo. No puede dejar de mencionarse la interpretación que al comienzo de La Fonte del Cai hacía Pepín de Pría acerca del lugar de los Robles del Concejo al que identificaba con un antiguo bosque sagrado en el que se reunían los druidas y que se encuentra adyacente al monte. Si bien es una apreciación cargada de romanticismo, la posible existencia de un lucus, es decir, un lugar sagrado situado en un claro de un bosque, no es descartable. En apoyo de esta observación ha de tenerse en cuenta que este lugar, cada vez más destruido por el polígono industrial de «Guadamía», se halla junto a la Madre del Río, lugar de nacimiento del río Aguamía. Además, la referencia a los robles, el árbol sagrado por excelencia de la cultura céltica. Por último, el que ese bosque sea el del «Concejo» está indicando la existencia de reuniones en él, algo habitual en los lucus"

Frente a nosotros el Hotel Luna del Valle. En El Camino de Santiago por Asturias. Topoguía 2. Ruta de la Costa se nos informa que ya en tiempos, además del hospital de peregrinos, existió en Nueva una venta caminera, desaparecida y de difícil localización pero que sería un antecedente a los alojamientos actuales.


Una concha peregrina en la fachada anuncia que ofrece descuentos a los peregrinos. A la derecha, en el primer piso y sobre la entrada, queremos destacar un interesantísimo cuadro en relieve


Son los dragones de la iconografía de San Jorge o San Xurde, el patrón de Nueva, valle y parroquia. Volvemos a leer a Menéndez Cárcaba en su trabajo dedicado a este Valle de San Xurde, ahora para saber del posible origen aquí de esta advocación, tal vez un posible monasterio:
"El espacio se encuentra administrativa y emocionalmente inscrito en el territorio del concejo de Llanes (Asturias) con el que comparte características físicas y sociales aún cuando se sustrae de su influjo geográfica e incluso antropológicamente. La singularidad del lugar queda patente desde el momento mismo en que se repara en la adopción de su advocación principal y que le da nombre: San Iurde, San Xurde, San Jorge, que corresponde a la Parroquia de Nueva y a su capital, Puebla Nueva de Aguilar, centro vital del valle. 

Probablemente ligada a la corriente benedictina primitiva llegada por la influencia Franco-merovingia -pueblo que le profesaba gran veneración- y el efecto de aquellos primeros contactos entre el reino Franco y el incipiente reino Astur; estableciéndose los monjes en el Monasterio de San Jorge, al lado del río de Guana. Puede aventurarse como hipótesis su emplazamiento en el lugar de Cardoso, parroquia de Hontoria, donde se documenta el solar de la Casa de Guiana y de la que se conservan algunos restos. 

A modo de introducción, es necesario indicar la potencial confusión a la que puede inducir la denominación del lugar pues no se trata de un valle en el sentido en que lo imaginamos al considerar su definición geográfica, al menos no un único valle. El espacio físico al que se refiere este trabajo posee identidad, geográfica y socialmente, posee su propio carácter derivado del vínculo que su población ha dejado en él, tras el largo camino recorrido entre los primeros asentamientos prehistóricos y la actualidad, sobre el que han dejado su impronta el feudalismo medieval, el renacer romántico de la conciencia identitaria o los intentos racionalistas, en los albores del siglo XX, por mejorar la gestión del territorio y su productividad, impulsada desde Ultramar por los vecinos emigrados. Y, cómo no, el desarrollismo franquista (repoblaciones de pinos, eucaliptos, etc.) y recientemente la fiebre inmobiliaria ligada indefectiblemente al turismo de masas" 

A su derecha está la casa natal del citado escritor y poeta Amable González Abín, nacido en Nueva en 1862, hijo de Pedro González Abín y Antonia González Covián, prefiriendo adoptar el segundo apellido de su padre dada la duplicidad del González


La casa tiene un precioso espacio delantero cerrado con muro de piedra a manera de corrada o corralada, al que se accede por un portón cubierto por un tejadillo de tejas. González Abín se marchará de aquí muy pronto, como era bastante habitual, al llegar la adolescencia, emigrando a Cuba, donde trabajará con su hermano Claudido, dueño de un colmado en La Habana Vieja. Será entonces, ayudando a su hermano como dependiente, cuando se aficione por la lectura y el estudio, llegando a ser también propietario de un establecimiento-bodega


En 1887 y tras cumplir el servicio militar atenuado (pero que comenzó en 1881), vende su bodega y emprende el regreso a Asturias, estudió en centros ovetenses y madrileños e incluso se va a Francia, licenciándose en 1894 en Filosofía y Letras en la Universidad Central de Madrid, pasando a ejercer en el Colegio de la Encarnación de la villa de Llanes en 1901, dando clases de francés, siendo también profesor en el Colegio de San Pedro de San Pedro y Santa María de Cardosu, institución fundada por testamento del indiano F. Francisco del Hoyo Junco


En ese cercano colegio de Cardosu impartió clases de Comercio, Aritmética Mercantil, Cálculo Mercantil, Principios de Economía Política, Correspondencia Comercial y Caligrafía.En calidad de maestro de este centro viajará a Inglaterra en 1904, donde permanecerá todo un año, siendo nombrado a su regreso Oficial Segundo de la Secretaría del Ayuntamiento de Llanes, no dejando por ello su faceta literaria y cultural, pues publicaría varias obras, colaboró en periódicos, e incluso fundó un periódico propio para Nueva. Leemos de todo esto en su biografía en Wikipedia:
"En colaboración con el médico y escritor Juan García Purón,​ jefe de la sección española de la editorial Apletton y Cia., de Nueva York, escribió un método de lectura, en tres tomos, que alcanzó un gran éxito. Reformó y puso al día el tratado de Física Experimental y Aplicada del Padre Ortiz, y el compendio de gramática de Bello.​ Colaboró en varios periódicos de ámbito regional y nacional y en los semanarios de Llanes, El Oriente de Asturias, El Correo de Llanes, El Eco de los Valles, La ley de Dios y El Pueblo, además de en revistas españolas e hispanoamericanas. Fundó y dirigió en Nueva el periódico local El Eco de Socampo.

Tal vez no fue consciente pero ejerció de cronista y cantó a su querida Asturias, a Llanes, a Nueva y al Valle de San Jorge: a sus paisajes, a sus gentes y a sus tradiciones. Su amor a su concejo y a la tierra asturiana le llevaron a recoger un rico patrimonio cultural que engloba tradiciones, costumbres, historia y sobre todo la jabla, el bable o Asturiano Oriental, que ha dejado como valiosa herencia a todos los asturianos. 

Se casó con Emilia Platas ​de Piñeres de cuyo matrimonio nacieron sus hijos Eduardo, Aurelio, Emilio, Elisa, Teresa, y Patricio. En esta localidad de la parroquia de Pría vivió junto a su familia y falleció el 25 de marzo del año 1911 cuando contaba 48 años de edad. 

Toda la prensa local y regional se hizo eco de su fallecimiento. El escritor, vecino y amigo de González Abín, José García Peláez -Pepín de Pría- le dedicó un sentido artículo en el periódico Alma Asturiana bajo el título «Poeta asturiano fallecido»:

Era correctísimo prosista y muy fecundo poeta, cuya musa, en ocasiones grave y profunda y en otras alegre y retozona, le ha inspirado bellísimas composiciones poéticas, de elegante corte, correctísimas como verdadero maestro de la métrica. Nacido en Nueva en las márgenes del Ereba, arroyo que divide y fertiliza un verdadero pensil de Asturias, sus poesías tienen algo de la dulce melancolía de nuestro atapeceres. Una de sus primeras poesías la dedicó al Sr. Ruiz Zorrilla, á quien visitó en París, recibiendo del desterrado calurosos plácemes. Estudió Filosofía y Letras en Oviedo y fue discípulo de Salmerón en Madrid, en donde terminó la carrera (...)


Tras visitarla casa que fue de otro ilustre hijo de Nueva proseguimos nuestro camino calle adelante por las inmediaciones de La Nogalera, otro de los barrios de esta localidad, yendo por esta que fue la vieja carretera en dirección a la iglesia parroquial, que veremos tras pasar la siguiente curva a la derecha, a la altura de los edificios de pisos que vemos al fondo de la calle


Con El Monte Maor y La Peñe Nueva de nuevo en lontananza, vemos a nuestra izquierda y en la esquina precisamente con la calle La Nogalera, el bar La Central, con sus terrazas asomadas a ambas calles. De él leemos en la página Celebrarlo...
"El tipo de cocina que le ofrece el  Bar Restaurante La Central está basado en la cocina tradicional asturiana con productos de calidad y de proximidad de recetas de antaño para elaborar los mejores guisos como la fabada asturiana (por encargo) y los más deliciosos y gigantescos cachopos.  Aparte de ensaladas frescas, cazuelas, pinchos variados, raciones abundantes, carnes de la tierra y pescado fresco del Cantábrico"

Nueva es pueblo alegre y bullicioso los meses de verano, la población residente se multiplica varias veces respecto a los vecinos permanentes. Gran parte de las casas, apartamentos y pisos son viviendas vacacionales o segundas residencias, existiendo por lo tanto, como en gran parte de la costa, una fortísima estacionalización. A veces parece como que fuese como la emigración de los antiguos teyeros llaniscos pero al revés, si estos emigraban a trabajar el barro los meses de verano, ahora los que inmigran son los veraneantes esos mismos meses que los tamargos... o algo menos incluso, llamados por las playas, el paisaje, la montaña, las fiestas y... otros barros o cerámicas, las de los platos y las ollas de los buenos guisos


A veces se esgrime que el paso de los peregrinos podría ser una de las posibles alternativas a esa altísima estacionalización, pero es cierto que estos, si bien pasan todo el año, con muchísima diferencia lo hacen bastante más en verano, pues las fechas vacacionales son mayoritariamente las que son, si bien entre eso, alguna feria o fiesta de otoño (el Tardíu), jornadas culturales y gastronómicas, fomento de sendas y rutas montañeras, así como otras iniciativas podrían mitigar en alguna medida esta desestacionalización


Es necesario además tener en cuenta además que en el caso concreto de los peregrinos no son, por sus propias circunstancias, turistas en el sentido clásico de la palabra, aunque en ocasiones puedan parecérseles mucho, por eso, cuando a veces se intenta institucionalmente vender los caminos a Santiago dentro de un pack turístico al uso no siempre se consigue que encaje plenamente bien en ese concepto por muy buena intención que se tenga 


A la derecha, una tienda de deportes, donde podremos reponer alguna prenda gastada en el Camino, y la Panadería Confitería Astur, donde podremos comprar el pan, o sus preciadas empanadas y pasteles, entre sus especialidades


A partir de aquí ya empezamos a ver más urbanizaciones de pisos, que suelen imitar más menos la arquitectura tradicional con detalles podríamos decir indianos, como estos balcones salientes con galería


Aquí es donde la calle hace una curva a la derecha a la altura de esta finca arbolada en medio del barrio de La Nogalera


Enfrente y pegada al edificio de pisos, Casa Jayo, construida en 1957, sede de la Asociación Valle de San Jorge


Aunque no la veamos ni pasemos por ella hemos de decir que detrás del siguiente bloque de pisos está la finca La Catedral, cuya capilla dieciochesca de Santa Teresa es centro de otra de las romerías de Nueva, recuperada por sus propietarios los hermanos Sánchez del Campo Alonso y el apoyo vecinal


A la derecha, hermosas casas de época soberbiamente restauradas, entre ellas la de los Apartamentos San Jorge


Seguidamente a los apartamentos otra preciosa casa de balcones salientes con galería asomados a la calle


En el bajo el bar La Caverna "Onde Tomasín". Al fondo ya vemos el final de la calle en El Puente y El Cruce, saliendo del casco urbano de Nueva


Y aquí asoma la torre de la iglesia parroquial de San Jorge, con su campo ajardinado cerrado por verja y en él su texu, árbol sagrado desde la prehistoria que se planta por tanto en espacios sagrados como este


El texu, símbolo cristianizado naturalista representante de la trilogía vida-muerte-eternidad para la vieja sociedad céltica: vida por su hoja perenne y siempre verde, muerte por la alta toxicidad de sus frutos, de los que se sacaban venenos, y eternidad por su longeva vida a veces de muchos siglos


La antigua iglesia parroquial de San Jorge de Nueva estuvo al lado del Palacio del Conde de la Vega del Sella

En la revista Bedoniana del año 2002, Miguel Á de Blas Cortina publica una foto de hacia 1895 en la que podemos ver la situación respecto al palacio y cómo era aquel antiguo templo, retratado por el fotógrafo y amigo del conde, Daniel A. Fervienza


Enfrente de la iglesia el supermercado Proxim, desde 1994 Autoservicio Angelita "Uniper"


La iglesia nueva, de planta de cruz latina y cabecera cuadrada, se construyó en estilo historicista, esto es, imitando modelos antiguos, medievales normalmente, en este caso neorrománicos. Ahí tenemos su torre, también de planta, cuadrada para el reloj y campanario y la portada de arco demedio punto listo


En esta iglesia se celebraban los conciertos líricos organizados por la Asociación de Vecinos Ereba, cuyo relevo tomaron en 2013 varios particulares ayudados y patrocinados por diversas entidades citadas en la noticia publicada en La Nueva España el 22 de agosto de ese año:
"A pesar de la desaparición de la Asociación de Vecinos «Ereba», que lideró durante diez años la organización de los conciertos líricos en Nueva de Llanes, varios de sus vecinos, con la desprendida colaboración de la Fundación Gualtier Maldé y el patrocinio de la concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Llanes y de la Obra Social de Cajastur, así como de otras muchas empresas del Valle de San Jorge, han hecho posible que se celebre a pesar de la crisis la onceava edición de este concierto, que atrae a aficionados de toda la región. El concierto, gratuito, comenzará a las ocho y media de la tarde, y tras él habrá una cena de homenaje a los artistas, para la que hay que inscribirse en el hotel Cuevas del Mar.

El tenor poleso Juan Noval-Moro repite por tercera vez su presencia en la iglesia parroquial de Nueva, acompañado en esta ocasión por la soprano María Bazal, tutelados ambos por la pianista polaca Marta Baginska, quien también por segunda vez acude a esta cita estival.

Para María Bazal, artista afincada desde hace varios años en Valencia, donde terminó sus estudios musicales, este concierto significa cumplir un sueño que desde hace años le rondaba la cabeza, y que era debutar en Nueva. No en vano es nieta del que fue durante muchos años maestro de la localidad, Julio Bazal, personaje que fue muy querido por sus convecinos y sus alumnos. María recuerda con cariño las múltiples estancias en casa de su abuelo, sus primeros baños en el mar en la playa de Cuevas del Mar, las fiestas locales en las que vistió en más de una ocasión el traje de llanisca y bailando las típicas danzas de la zona"

Sobre la clave de la portada una piedra muestra una cruz cincelada. Más arriba hay una ventana trífora, esto es, de tres huecos...


Y sobre la ventana un bajorrelieve con la imagen de San Jorge en su clásica iconografía, a caballo y atacando al dragón lanza en ristre. Parece ser se trata de una leyenda posterior a la vida del personaje histórico, recogida en la recopilación de la Leyenda dorada sobre relatos hagiográficos de santos hecha a partir de mediados del siglo XIII (entre 1250 y 1280) por Santiago de la Vorágine (que sería arzobispo de Génova entre 1292 y 1296. Este libro fue de los más copiados en la Edad Media y sus ilustraciones influyeron enormemente en la iconografía con la que se representaría a partir de entonces a los santos, máxime con la gran difusión del libro a raíz de la invención de la imprenta


A la iglesia llegan las procesiones de las diferentes capillas de Nueva el día grande de sus respectivas fiestas. La del patrón se celebra en abril con una gran feria ganadera en el cercano Prau Navadosu. Fue párroco entre 1986 y 1997 el famoso párroco Don Ángel, Ángel Obeso Ruenes, natural de Posada, cariñosamente conocido como Angelín el Menu, fallecido en diciembre de 2017 a los 91 años y cuya biografía glosaba por entonces para La Nueva España Emilio G. Cea:
"El concejo de Llanes llora la muerte, a los 91 años, del sacerdote natural de Posada Ángel Obeso Ruenes, uno de sus vecinos más queridos y respetados. Popularmente conocido como Don Ángel, también era llamado "Angelín el Menu", apelativo que heredó de su madre y que lucía con orgullo. El deceso tuvo lugar en la Casa Sacerdotal de Oviedo, donde residía desde hace unos meses.

Ángel Obeso Ruenes perteneció a los Dominicos antes de hacerse sacerdote en el año 1952. Con esta orden predicó por todos los rincones de España. Su primera misa la cantó en la iglesia parroquial de Posada. Entre 1968 y 1981 llevó a cabo su labor pastoral en Pravia. Llevó también las parroquias de Ardisana y de Meré entre 1981 y 1986, la de Nueva entre 1986 y 1997, Los Carriles entre 1988 y 1997 y la de Pría entre 1986 y 2006.

El actual párroco de Posada, Aurelio Burgos, lo recordaba ayer como "una persona muy sociable y un gran comunicador. Tenía una conversación ágil e inteligente. En los pueblos donde estuvo es recordado con mucho cariño. Estuvo siempre muy cerca de los jóvenes". La generosidad y la caridad con todas las personas que lo necesitaban y que recurrían a su ayuda son también cualidades que Burgos ponía ayer en valor de Don Ángel. "Estuvo al lado de esa gente hasta el final", subrayó.

El biólogo Luis Carrera, con quien compartía una gran amistad, manifestó que "era una gran persona que hizo mucho por las parroquias de Nueva y Pría". La pasión por la zona de Pría se materializó en una publicación, "Hijos de Pría", sobre las familias y la historia de esta parte del municipio, presentada durante el verano del año pasado. "Era un cura que estaba siempre muy pendiente de sus parroquias y de sus parroquianos", indicó Carrera."

Y allí, en los jardines del campo de la iglesia, hay una pequeña cruz de piedra en medio del prado, en medio de arbustos y flores. Es de destacar que en la antigua iglesia parroquial fue bautizada, a finales del siglo XVIII, la niña Teresa Silvestra de Nueva, hija de dos peregrinos alemanes que se habrían hospedado en el antes mencionado Hospital de Nuestra Señora de la Blanca


Seguimos por el barrio de La Nogalera en la antigua carretera general. Muy cerca están ya las casas de El Puente, viendo asimismo los bosques que separan las parroquias de Nueva y Pría, por donde el que será último tramo del Camino Norte por el largo y extenso concejo de Llanes


Otra hermosa casa de balcones-mirador salientes y con galería, más allá el Edificio Ereba, que lleva el nombre del ya muy cercano río


Aún llegan a nuestra derecha los jardines de la iglesia, donde crece esta buena mata de hortensias


Más allá las palmeras de El Portalón. A  partir de la iglesia el hábitat se torna más disperso, al ir saliendo del centro urbano de Nueva


Otro de los supermercados de Nueva en uno de los bajos del Edificio Ereba


A la derecha las casas de El Rinconín, donde un grupo de plátanos da buena sombra a unos bancos de piedra


A la derecha El Portalón, a lo lejos las plantaciones de eucaliptos en Madriñanes, por donde va el camino a la Playa Cuevas (Cuevas del Mar), muy cerca ya de Piñeres y Villanueva, parroquia de Pría. Es zona de cavernas prehistóricas, como la de El Penicial, estudiada por el Conde de la Vega del Sella, quien le dedicó un trabajo monográfico. Durante las obras de construcción de la Autovía del Cantábrico se produjeron nuevos hallazgos de concheros asturienses (incluyendo en uno de ellos un cráneo humano) y otros elementos



En su trabajo sobre el Valle de San Xurde, Miguel Menéndez Cárcaba describe de esta manera la evolución de la trama urbana de Nueva con las nuevas construcciones:
"El siglo XX en su tercio final y sobre todo el s. XXI, debido a la especulación inmobiliaria, causaron una cierta desfiguración tanto de la trama como de la volumetría general, con promociones fuera de escala y la implantación de estéticas uniformes propias de áreas urbanas, además de propiciar el consumo de suelo con urbanizaciones residenciales de viviendas unifamiliares masivamente. 

El resultado es una trama urbana jerarquizada según parámetros medievales que posteriormente se estructuró a lo largo de la carretera como eje central sobre el que fueron apoyándose los desarrollos posteriores y un efímero centro de gravedad con el Ayuntamiento propio y los juzgados instaurados durante el trienio liberal. Las casonas indianas absorbidas dentro del núcleo por su expansión esponjan la zona periférica y los últimos tiempos contemplan la colmatación de los espacios y el incremento de los volúmenes edificatorios manteniéndose casi intacta la trama viaria aún cuando los nuevos usos y servicios provocan ciertas alteraciones"

Algunas de las nuevas urbanizaciones de Nueva, como las de El Bosque y El Bosquín, se extienden a nuestra izquierda. Ya hemos dicho en otras entradas que el urbanismo en Llanes fue durante décadas un verdadero campo de batalla político, judicial y empresarial, y en buena parte sigue siéndolo. Aún en 2021 los vecinos de estas urbanizaciones pleitearon por problemas en el alcantarillado, vertidos y calidad de las aguas


A nuestra derecha otro paraíso gastronómico de Nueva, el Restaurante Cabomarguisos y más, como dice su lema, especialista en cocina tradicional y casera con productos de temporada


Y seguidamente El Puente, salida del centro de Nueva, construido con la carretera antigua


Y seguidamente a El Puente, El Cruce, por donde sigue el Camino cruzándose con la carretera AS-340.que enlaza la AS-379 con la Playa Cuevas


Este enclave puede ser muy interesante, aquí se cruzarían el Camín Real de la Costa con el viejo camino que une Cuevas del Mar con la población canguesa de Corao, importante solar de asentamientos prerromanos. Ese camino sería una vía de comunicación directa entre la playa, verdadero puerto natural, y el interior, empleado por los soldados desembarcados por la flota de Aquitania durante las guerras cántabras. Ménéndez Cárcaba habla también de ello:
"El Camino de Santiago o Camino Real a su paso por este espacio sigue aún manteniendo su trazado original de forma mayoritaria y junto a la vía que va de Cuevas del Mar a Corao (según algunos autores se trataría de la vía usada por las legiones romanas para la ocupación del corazón de los territorios cántabros Vadinienses, desde la costa) constituyen las principales vías de la antigüedad que aún son reconocibles"

Después, en el apartado de Historia dedicado a la Antigüedad el mismo autor dice así:
"Comprende esta una época de difícil caracterización. Un periodo inscrito entre la edad de hierro y la llegada de las legiones romanas que se difiere en el tiempo hasta el final del imperio de Roma. Se remontan a aquellos tiempos estas antiguas calzadas: La que aquí llaman Camín Real y por donde discurre el Camino de Santiago, atravesando el territorio de este a oeste, sobre la rasa costera y al pie de las laderas de los llanos. Salvando ríos por puentes que hincan sus cimientos y la técnica de construcción empleada en el conocimiento experto de los zapadores romanos" 

Uno de esos puentes era, y es, pues sigue existiendo en este río Ereba, el Puente Vallina, situado al sur de Nueva y por lo tanto aguas arriba, que tal vez ofreciese un paso más seguro para su construcción en aquellos tiempos. Sobre nosotros las míticas alturas del Picu Maor (369 m) y a su derecha y más lejos El Picu Mediudía (557 m) guardan en sus leyendas y localizaciones arqueológicas la memoria de aquellos antiguos pasos que aprovechaban montañas y cursos fluviales, enlazando los puertos del mar con los llamados puertos secos o del interior, de la cordillera:
"Otro eje que parece haber jugado un papel fundamental en estos tiempos, según Eutimio Martino, y que ha perdurado hasta los albores del siglo XX, es el camino que lleva desde la ensenada de S. Antonio hasta la localidad de Corao, en el vecino concejo de Onís, de la que autores como Iván Muñiz López suponen una cierta focalidad jerárquica respecto al territorio circundante y en la que otros, como M. de Foronda, sitúan Vadinia (centro neurálgico de los cántabros vadinienses), según su interpretación de las coordenadas Ptolomeicas. Lugar de confluencia de la vía montañesa y de la vía romana que, como ramal de la Legio VII (Portus Blendium), evacuaba los recursos de la montaña hacia el centro de Asturias. 

Discurriendo por Ovio, Nueva, El Llano y Llamigo llega al alto El Torno para luego descender hacia el valle del río Güeña siguiendo el curso del río Chico, en cuyo entronque se encuentra Corao. 

Actualmente este camino ha caído en desuso desde que en las primeras décadas del siglo XX se construyese la actual carretera AS-340, aunque todavía se conservan en uso algunos tramos."

El Ríu Ereba nace de la confluencia de varias riegas en el corazón de la Sierra Cueva Negra o Cuetos Negros, al pie del Colláu la Tabla y bajo El Picu Cebéu y discurre al otro lado del Picu Mediudía y viene a Nueva por la capilla de San Juan y el barrio de Llende'l Ríu, que luego pasó a denominarse Triana, solar de las fiestas y bando del Cristo del Amparo, cuya capilla está al lado de la AS-379, cerca de las casas del fondo. Su gran romería es la gran  rival y competidora de la de Nuestra Señora de la Blanca


Al norte el río corre a desembocar a La Playa Cuevas, a unos dos kilómetros, luego de dar agua a varios molinos que funcionaron en su curso, el de La Friera, El Molín de Vallina, El Molín del Cazador, el del Sacristán, de de Saturna, el del Barandial, el del Patagón, el del Conde o de Tarugos (destruido al construirse la carretera) y El Molinín


El río forma por lo tanto un pasillo natural que hubo de ser muy importante para las comunicaciones de antaño. La presunta ruta de las legiones romanas fue seguida en 1810 por las tropas de Juan Díaz Porlier, El Marquesito, desembarcados el 2 de agosto desde dos fragatas aliadas inglesas y con el apoyo de la guerrilla llanisca de José Balmori dentro de las operaciones de la Guerra de la Independencia o francesada. La expedición avanzó de aquí al interior, rumbo a los valles de  Liébana 


A nuestra izquierda, la Casa la Fragua conserva en su nombre el recuerdo de aquellos ingenios hidráulicos que funcionaron con la fuerza del agua del Ereba...


Hemos llegado a El Cruce, donde como hemos dicho cruzaremos la carretera de la playa (AS-340) para continuar de frente hacia Pría


De todas maneras, si tenemos tiempo, sobre todo si vamos a pernoctar en Nueva, podemos aconsejar si se tiene oportunidad acercarnos a la tantas veces citada Playa Cuevas o de Cuevas del Mar, de gran belleza por sus oquedades kársticas en la roca caliza, las mismas que dieron lugar a aquellas grutas prehistóricas que abundan en las inmediaciones. En verano y si nos apetece darnos un chapuzón es especialmente recomendable, pues dispone de servicios playeros como duchas, salvamentos y baños, además del correspondiente chiringuito. Su forma de concha casi cerrada hace de ella casi una piscna natural


Al otro lado de la carretera los campos llanos de La Ería de Nueva. Más allá los bosquetes por los que pronto nos adentraremos


Tras cruzar empezamos una suave cuesta frente a la Casa de Doña Modesta, dedicada actualmente al turismo rural


Fijémonos también en la concha colocada en este viejo muro de piedra


Luego de la casa la carretera hace una curva cerrada a la izquierda y desaparecen las aceras. Muchísima atención a la visibilidad ya que este es el acceso principal tanto a la playa como al centro de Nueva


A nuestra izquierda uno de los viejos caserones de Llende'l Ríu o Triana, dando vista al Picu Maor. Más allá unas palmeras delatan el solar del Palacio la Portilla, del siglo XVII y que fue solar familiar del canónigo Máximo de la Vega, el gran impulsor de las obras de construcción de la Basílica de Covadonga


La acera desaparece pero tenemos a la izquierda una buena vereda en la que se ha hecho un sendero, marcado de tanto pisar


A nuestra izquierda se extiende el muro la finca del Palacio de la Portilla, su forma sinuosa tal vez siga el contorno del que fue el trazado del antiguo Camín Real


Máximo de la Vega nació el 19 de noviembre de 1841 en la que también se llamaba por entonces Casa del Escribano, pues su padre, Benito, ejercía este cargo en Nueva. Quien fuera cronista de Llanes, el escritor José Ignacio Gracia Noriega, le dedicó el artículo biográfico Un recuerdo para máximo de la Vega, del que plasmamos lo siguiente:
"Don Máximo de la Vega había nacido en Nueva de Llanes y muy joven obtuvo por oposición la plaza de canónigo en Covadonga: es, pues, un hombre. característico del Oriente de Asturias, que nunca abandonó, salvo cuando por razones más o menos burocráticas había de desplazarse a Oviedo o a Madrid, que fue el destino de su último y fatal viaje. A su iniciativa se debe la construcción de la bellísima carretera entre las dos localidades amadas, entre Nueva y Corao, que es la entrada de Covadonga. No era un místico, sino un hombre de acción, organizador, administrador, constructor de basílicas y carreteras, y, en ratos de ocio, cazador en los Picos de Europa. Se dice que su casa de Covadonga estaba siempre abierta a los peregrinos, y que en sus conversaciones con Frassinelli, a quien había conocido en el curso de una cacería por los Picos, jamás se suscitaba el terna religioso; no obstante, exigía respeto a sus creencias y en una ocasión expulsó a uno de los trabajadores en las obras catedralicias por blasfemar. Tenía el carácter fuerte y le gustaba ser expeditivo, y amaba por encima de todo Covadonga y sus alrededores, de los que dijo el cronista de Silos: «Hay un valle en Asturias llamado Cangas, sobre el cual se ve el monte Auseva, en cuya falda existe una gran cueva capaz de contener rail hombres, inexpugnable contra enemigos». Y sobre este lugar, cantado con acentos épicos por el poeta Robert Southey, escribió el conde de Saint-Saud, el explorador de los Picos de Europa: «Siete veces he venido a Covadonga, a donde desearía volver antes de morir. Es un nombre querido de todo buen español que ve en. él lo que en Roma el romano, lo que el francés en Orlean.s con Juana de Arco. Covadonga es una epopeya, una historia y un símbolo».

Don Máximo no escatimó esfuerzos personales, trabajos ni su propio patrimonio para lograr la restauración de Covadonga. Cazador y montañero, tenía una cabaña camino de los Lagos, que tuvo que vender para contribuir a los gastos de la construcción de la basílica. Y, al tiempo, hubo de defender a Frassinelli durante la construcción del Camarín, que fue siempre polémico, y que finalmente sería retirado, por orden de Luis Menéndez Pidal, después de la guerra civil. En el curso de las obras, don Máximo desplegó una extraordinaria actividad, no sólo como administrador y organizador, sino también preocupándose por la situación de los obreros que en ellas trabajaban, lo que evidencia su sensibilidad hacia las cuestiones sociales. Procuró que los salarios fueran superiores a los que, por lo mismo, se pagaban en Cangas de Onís, y concedía una semana de vacaciones después de la fiesta de la Santina; asimismo habilitó una sala en la colegiata para botiquín de urgencias, aunque, por fortuna, no se registraron accidentes mortales, y creó una escuela para educación de los hijos de los obreros, a cargo de los canónigos. También se preocupaba de los entretenimientos de los trabajadores, por lo que inspiró la creación de un coro, dirigido por el sochantre, y mandó instalar una bolera. Don Amaro de la Campa, abad de Covadonga por los años cincuenta, decía de él: «Don Máximo es el gran ausente de Covadonga, pero su obra lo llena todo»"


Arriba La Peñe Nueva con El Picu Maor (369 m), las estribaciones más orientales de la Sierra de Cueva Negra, tan vinculada legendariamente con Cuevas del Mar como con Covadonga. Volvemos al artículo de Hernán del Frade de Blas dedicado a estas montañas, cuando dice:
"Un día localicé un artículo de Cristobo de Milio Carrín, que decía que la Virgen y el Niño, habían cruzando el monte junto al Picu Mediodía. En este lugar la mula que montaban había pegado una patada abriéndose la montaña y dejando la herradura marcada en la roca (...) A raíz de este artículo localicé otro de Elviro Martínez que recogía la leyenda con detalle, a la que denomina «la Corona de Estrellas» y cuyo resumen sería el siguiente: la Virgen, huyendo de los moros que vienen por mar tras ella, llega con el niño a Cuevas del Mar de noche. Un sirviente la lleva hacia Nueva sobre una mula con el niño bajo su manto. Al descubrir al niño, este emite un extraño fulgor que ilumina la noche. La comitiva va siguiendo a la «estrella más hermosa», que inicialmente está sobre el Socampu y va girando hacia el oeste. La comitiva sube por Robazón hacia el monte, pasando por lugares determinados. Unos pastores ven el fulgor el niño. Una vieja que está con ellos no lo ve por impía, se va a dormir y su lecho se convierte en un bloque de piedra llamado «Cama de San Pedro». La comitiva llega al Portillín. No puede pasar por las rocas. La Virgen ordena a la roca que se abra. Allí deja su marca la mula. Siguen por el Valle la Piedra hacia Covadonga"

Continúa diciendo del Frade de Blas que la leyenda describe con todo detalle el camino seguido por la Virgen, lo que hace pensar en un camino sagrado o iniciático de carácter local a ciertos parajes sacros que a posteriori fue cristianizado
"Varios elementos tienen un significado especial, como es la «estrella más hermosa» que cabe identificar con Sirius, la estrella más brillante del cielo y a la que se denomina en la Edad Media Stella Maris, y representación en la cultura mediterránea de la diosa Isis, relacionable con Démeter, Astarté, Potnia Theron, Cibeles, Sirona, Belisana, Danu/Ana –y la lista seguiría–, es decir, la diosa madre por excelencia. Es significativo que Sirius culmina, pasa por el sur, a medianoche el 30- 31 de diciembre y visto desde Cuevas del Mar, el Socampu marca el sur.

Otro elemento principal de la leyenda es la luz milagrosa que sale del niño cuando la Virgen abre su manto. El niño/dios brillante puede relacionarse en distintas culturas antiguas con los dioses Horus, Mithra, Helios, Hermes, Apolo, Dagda/Sucello o Belenos.

La llegada a la playa de la Virgen huyendo de los moros, se puede relacionar con leyendas como la de la llegada a Saintes Maries de la Mer, en la costa mediterránea francesa, de las tres Marías, huyendo por mar de los romanos. Tras llegar a tierra, la Magdalena fue a retirarse a una cueva de la montaña de Sainte Baume, junto Aix en Provence9. En relación con todo ello, el bretón Jean Markale interpreta un grabado en el dolmen de Petit Mont (Morbihan, Francia) con la Diosa Madre en su navegación nocturna durante el otoño10, cuando el sol baja en el horizonte y no comienza a elevarse otra vez hasta el final de diciembre"

Más al oeste y más alto y picudo, El Picu Mediudía puede tener 518 metros de altitud, 557 ó 569, según las fuentes que consultemos, pues existe además cierta confusión con otras cumbres de esa serranía, el propio picu aparece citado como Sorrolles, siendo además normal que muchos accidentes geográficos tengan diferentes nombres según cada pueblo y a veces según cada informante


Por supuesto, además de plasmar la leyenda, del Frade de Blas sube varias veces a estas montañas para localizar vestigios de los elementos que cuenta la narración:
"Otro elemento importante en la leyenda es la denominada Cama de San Pedru. Se trata de un gran bloque pétreo que se alza en la cresta del monte entre los Cuetos Negros y el Picu Mediudía, siendo muy visible desde el norte y este. La mención a Pedro lleva a una identificación inicial con San Pedro, sin embargo, en gran número de tradiciones y leyendas, Pedro es el nombre de un ser sobrenatural, a veces de connotaciones negativas e, incluso, diabólicas. Quizá la roca lleva la mención a Pedro como algo pagano. Ha de tenerse en cuenta es que la vieja se acuesta en una cama y esta se transforma en roca. Las leyendas relacionadas con rocas denominadas «camas de santos» se repiten por Asturias y Galicia e incluso por Irlanda. Estas «camas de santos» suelen estar relacionadas con ritos de fertilidad en los que las mujeres que no pueden tener hijos realizan rituales que van desde las ofrendas, rodear la roca varias veces en determinado sentido, frotar el sexo contra la roca o incluso yacer las parejas sobre la roca misma. El valle cerrado que existe tras el Mediudía se llama Valle la Piedra, recalcando el artículo «la», referencia directa a La Cama San Pedru; advocación, por cierto, de la iglesia de Pría"

Pero realmente el elemento fundamental de esta leyenda es, además de la luz milagrosa y sus prodigios, es la patada de la mula que abre la montaña:
"La virgen obra el milagro por medio de la mula y su coz descomunal, y gracias a ella la Virgen puede escapar. Leyendas similares se reproducen en pasos de montaña del noroeste peninsular. Por citar solo dos lugares con similar leyenda, tenemos la Patadica de la Mula en el monte Pardomino, junto al embalse de Porma, en León, y la Patá la Mula en Teverga. Habitualmente, se relacionan los lugares en los que existen herraduras talladas en la roca con lugares de sacrificio de caballos relacionados con investiduras de jefes locales"

Como conclusión de sus investigaciones, de las que hablaremos más en la entrada de blog correspondiente al siguiente tramo de Camino, por la parroquia de Pría, del Frade de Blas esboza así sus Interpretaciones:
"Quizá nos hallemos ante la cristianización de un mito pagano que se repite por todo el Arco Atlántico: una diosa que procede del mar, interpretándose la travesía marítima como el viaje subterráneo o infernal que se repite en la diferentes religiones de la antigüedad más remota, en donde la diosa de la fertilidad desaparece de la tierra durante el invierno. De allí se escapa y vuelve a la tierra, haciendo que esta reverdezca. Al volver a la tierra, perseguida por las fuerzas del mar que quieren retenerla, esta revive en la forma de su hijo recién nacido y del que surge un brillo maravilloso. Este brillo es atributo del sol, del sol victorioso, que vence sobre las tinieblas y trae la vida y el calor de nuevo a la tierra (...) 
Para concluir, no puedo dejar de sugerir que la leyenda quizá esté relatándonos un recorrido ritual, con unas estaciones bien marcadas, que a modo de procesión fuesen parte de un culto antiguo hoy olvidado, en el que el paisaje tenía tanto o más significado que el ritual en sí mismo"

Diversas rutas montañeras suben al picu y recorren la serranía, pues desde esas alturas se tienen impresionantes vistas de la costa oriental asturiana y de los Picos de Europa

El paisaje ya cambia al salir de Nueva, prados, bosquetes y viviendas unifamiliares a los lados de la carretera, que enlaza con la AS-379 poco más allá del paso a nivel

Y ahí tenemos las palmeras en la finca del Palacio la Portilla, con el valle del Ereba abriéndose al sur, que tuvo en sus tiempos una gran riqueza forestal, con bosques de haya y castaño muy deteriorados hoy día por los monocultivos de pinos y eucaliptos así como la apertura de pistas forestales no del todo siempre bien cuidadas

El viejo palacio languidece también deshabitado y arruinado, los caballos tienen ahora en ese porche su tendejón-refugio y cebadero

El valle del Ereba está cerrado al oeste por El Llanu Nueva (220 m), bajo cuya ladera de Cantullanu caminábamos viniendo de Puente Güergu a Nueva, cabeza del Valle de San Xurde, del dice Miguel Meéndez Cárcaba:

"Su evolución histórica ha permitido mantener un patrimonio cultural y un patrimonio natural que se han desarrollado a la par, en simbiosis perfecta, permitiendo el enriquecimiento mutuo desde el punto de vista del paisaje y su percepción estrictamente humana. Sin embargo, a día de hoy, ese equilibrio entre el ser humano y la naturaleza, que aún era tangible no mucho tiempo atrás, se rompe merced a las políticas de desarrollo inmobiliario asociadas al sector turístico y al incremento de infraestructuras asociadas con el sistema económico imperante"

Del Valle decía asimismo Amable González Abín lo siguiente, destacando sus montes de Los Llanos con sus turberas (Nueva, H.ontoria, etc.) y su antaño exuberante arbolado:

"El Valle de San Jorge es una de las más bellas comarcas de nuestro Concejo. Flanqueado al este por el río Bedón, en cuya desembocadura se halla lo que fue célebre monasterio de San Antolín y la extensa playa del mismo nombre; al Norte, por el mar, con las hermosas playas de Cuevas del Mar, San Antonio, Serraneda, la Huelga, Salmorieda y otras; al Oeste, por el Aguamía, y al Sur por los empinados montes de las pandas y Cuetos negros y por la vasta meseta turbífera de Los Llanos regado por el Ereba y el Güervo, llama notablemente la atención del viajero por su exuberante vegetación que ofrece en abundancia plantas tan propias de los climas cálidos, como el naranjo y el limonero; por su apacible temperatura, una de las más benignas de la costa; por su lindo caserío de una blancura que forma admirable contraste con el verdor de su mucho arbolado, y por el afable trato de su laborioso e inteligente vecindario"

Del arbolado realizó un excelente estudio Fernández, Díaz & Collado en el año 2003:

"En el fondo del valle, a lo largo del cauce del río de Ereba, la diversidad vegetal alcanza su máximo desarrollo. En el tramo final del río, el bosque ribereño es una aliseda cántabroatlántica perteneciente a la asociación Hyperico androsaemi-Alnetum glutinosae (Alianza Alnion incanae, Orden Populetalia albae, Clase Salici purpureae-Populetea nigrae), que en ciertas zonas corresponde a la variante con Dryopteris aemula de la subasociación osmundetosum regalis, propia de las sierras y rasas costeras ovetenses de carácter oceánico y sustratos silíceos (cuarcitas y areniscas). Estas alisedas, en el tramo medio y superior del río, ceden su lugar a un bosque ripario mixto de hayas (Fagus sylvatica), carbayos (Quercus robur) y avellanos (Corylus avellana), bajo cuyo dosel arbóreo se desarrollan casi todas las comunidades vegetales briopteridofíticas mencionadas, siguiendo el gradiente de aumento de la humedad edáfica. Todas ellas tienen en común el desarrollarse en un ambiente nemoral de elevada humedad ambiental, escasa iluminación y temperatura casi constante a lo largo del año"

El valle del Ereba en sí está escasamente poblado, verdaderamente la población del Valle de San Xurde en general, apunta Menéndez Cárcaba, se establece principalmente sobre la rasa costera, donde se encuentran ubicadas la mayor parte de las localidades, concentrada sobre todo en las principales de ellas (Nueva, Naves, La Pesa, Hontoria, Villahormes):

"Puede considerarse como ejemplo característico de un territorio intercalar en el que determinado número de aldeas repartido por el territorio actúan como nodos de la red poblacional y entre cuyos intersticios se encuentran diseminadas las nuevas caserías -unidad económica y agropecuaria básica del medio rural asturiano- o las edificaciones que la modernidad ha ido dejando en ellos, ya desvinculadas del medio y de sus usos primitivos. 

De entre todas ellas solamente Nueva, considerada capital del valle (la antigua Puebla Nueva de Aguilar), posee entidad urbana y su configuración actual es claro fruto de la traslación que, con el paso del tiempo, los distintos actores sociales llevaron a cabo de sus respectivos idearios vitales sobre la trama urbana"

El erudito cronista Fermín Canella llegó a afirmar que:

 "el territorio, que a comienzos del siglo XIII principió a llamarse Llanes, entonces se denominaba Aguilar, teniendo por centro, con palacio y castillo de sus señores, el pueblo que después fue Nueva, con más otra casa fuerte donde más tarde se pobló la villa y se levantó palacio condal"

Sin embargo rechazó que aquí hubiese estado la antigua Noega prerromana glosada por los geógrafos de la Antigüedad y que Nueva fuese una derivación etimológica de su antiguo topónimo, como afirmó el escritor e investigador Emilio Pola al imaginar una Noika Erebía como su origen lingüístico:

"La evolución fonética no ofrece dificultades: sabido es que el griego «oi» da «oe» en latín, y así Noika da Noega y de aquí Nueva, que pudiera haber sido Nueba, ya que, como digo, la denominación actual de esta localidad llanisca debe de tener confusión con la raíz de nuevo, nueva"

Saro y Rojas por su lado sostenía que su nombre de Nueva nació en la Edad Media:

"Cuando lo fue realmente, por haber aumentado su vecindario y caserío, formándose una Puebla Nueva"

Desde la lejanía se reconocen los pinares de repoblación plantados en la ladera occidental del Llanu Nueva, que cae sobre el río Ereba

En la falda norte, en cambio, la citada de Cantullanu, está plagada de eucaliptos u ocalitos


Según comprobamos en el libro El Camino de Santiago por Asturias. Topoguía2. Ruta de la Costa, al salir  de Nueva el trazado original del Camín Real habría desaparecido con las obras de las carreteras y el ferrocarril. Parece que desde aquí seguiría muy recto en dirección norte-noroeste hacia la iglesia de Pría y de allí al paso del viejo puente del río Mía, Aguamía o Guadamía para entrar prontamente en el vecino concejo riosellano


Sin embargo, para evitar tráfico y asfalto, las señales nos indicarán tomar aquí un camino que sale a la derecha en La Pire, justo antes del paso a nivel y de la casa de Talleres El Moro, que vemos a la izquierda


No perdamos de vista el mojón con su pertinente flecha direccional amarilla


Ahí nos encontramos de nuevo con el trazado ferroviario, que realiza una gran curva para rodear Nueva hasta la estación, por cuyas cercanías entrábamos en el centro urbano, de La Granda a La Plaza y La Nogalera


En el suelo una flecha amarilla más confirma que esta es la dirección correcta


A la altura de esta casa este ramal pierde el asfalto antes de entrar en el bosque


Estamos al sur de la zona o lugar de Madriñanes a la que nos referíamos antes


Desde aquí tenemos una fantástica vista de la población, que parece despedirse de nosotros en este romántico lugar en el que recordamos otras bellas frases escritas por Emilio Pola:
 «primor paisajístico y floral de Nueva, que vemos extenderse en el Valle de San Jorge, entre Socampo y otros empinados montes y la costa, en la parte más occídua del viejo territorio de Puebla de Aguilar, hoy concejo de Llanes. En efecto, en Nueva sorprende todo al viajero por lo bello que es; pero sobre otras cosas la abundancia de rosas y claveles, de naranjos y limoneros y el verdor de las praderías y alcores que la ciñen es, como si dijésemos, que tiene el traje de lozanía verde y el adorno de flor. Campiñas y bancales trepadores ostentan allí la más fresca gama de coloración y de perfumes»

En primer término, los prados de La Ería de Nueva, que se extienden hasta la carretera de la playa...
«Cabe la aromática hoja del naranjo, del limonero, de la luisa, se siente cantar siempre la danza de San Juan, del Señor San Juan, digna, noble, risueña, armónica, grave, todo ello a la vez, como un conjuro de antañonas remembranzas que resuenan por todo el valle»

Y en ellos, una preciosa casería rodeada de hortensias en dicha carretera...


Más allá las casas al norte de Nueva, El Barriu Baxu, solar del santuario de Nuestra Señora de la Blanca, donde estuvo el hospital de peregrinos


Más a lo lejos La Estación, inaugurada oficialmente el mismo día que la línea, el 20 de julio de 1905. Vemos a su derecha el trazado de la vía y el Paseo de los Tilos


Más a la izquierda, en Oviu, está El Cuetu Lloru, boscoso cueto de hechizos y leyendas, una de ellas recogida y transmitida literariamente por el folklorista Elviro Martínez en su libro Leyendas asturianas:
"En las proximidades de Ovio, parroquia de Nueva y municipalidad de Llanes, se alzaba hace mucho tiempo una pequeña casa, renegrida por el humo. Era la morada de un pobre tejero, quien, luchando contra las adversidades que la vida le ponía en el camino, trabajaba afanosamente para procurar una existencia tranquila, casi feliz, a su numerosa familia.
Aunque pobre, el tejero jamás había contraído deudas, y siempre pagó con asombrosa puntualidad; tampoco pidió ayuda a sus vecinos que, sin ser ricos, se hallaban en más desahogada posición. Un día, sin embargo, cansada de la pobreza, la esposa comenzó a empujar al marido hacia la ambición.

En busca de mejor fortuna, un buen día se marchó a las tejeras de Castilla. Por San Miguel de septiembre, al termi­nar la contrata, con sus menguados ahorros, emprendió el camino de regreso. A la entrada de un pueblo le tomó la parada una mujer que le preguntó de dónde era.

-De Ovio, señora, en la parroquia de San Jorge de Nue­va, Principado de Asturias.

-¿Podria pedirle un gran favor?

-Como usted guste, señora.

-Toma estos tres bollos de picos, vete a la cueva del Cuetu Lloru y échalos uno a uno, diciendo cada vez:
"¡Sale Ana
que tu madre te aguarda!"
Tras penosas jornadas, llegó una noche a su casa el teje­ro. Apenas saludó a los suyos, se fue a la cama a descansar, con idea de cumplir el encargo lo más pronto posible. Muerta de curiosidad, la esposa registró su hato y, al en­contrar los tres bollos, se comió un cuerno.

Muy de mañana, como había previsto, emprendió el teje­ro el camino del cueto. Al llegar se dio cuenta de la falta de un cuerno, que culpó a su mujer. Con todo, echó uno de los panes a la cueva y dijo:
"¡Sale, Ana
que tu madre te aguarda!"
Y ante el susto del hombre, salió de la cueva un blanco corcel montado por una joven muy bella, emprendiendo vertiginosa carrera.

Arrojó el segundo bollo, también intacto, y repitió la for­mulilla. Y también salió otro caballo blanco con otra joven; siguió el mismo camino.

Al lanzar el tercer bollo, al que le faltaba el cuerno, el tejero, dominando el temblor de sus rodillas, apenas musi­tó:

"¡Sale Ana
que tu madre te aguarda!"

Y salió Ana sobre un caballo negro al que faltaba una pata. Hablóle así al de Ovio:

-Por culpa de tu golosa mujer y por tú no haber tenido cuidado, yo habré de permanecer aquí por los siglos de los siglos; los tesoros que aquí guardo estaban destinados a ti, mas

"Chúpate el dedo
y confórmate con ser
siempre tejero"

"... Aquella peripecia la recogió así el cantar popular: 
«En el Cuetu Lloru
hay un zurrón d'oru,
que vale más que
Llanes y Parres
Onís y Cabrales
y Peñamellera
con sus arrabales.»
Inspirado en esta leyenda compuso el maestro Gumersin­do Laverde Ruiz un romance que algunos autores se empeñaron en atribuir a la musa popular. Este es el tenor:

«¡Ay, niñas las tres garridas!
¡Ay, niñas, las de la Torre!
¡Ay! salen de madrugada.
¡Ay! salen a coger flores.

¡Ay, qué florido está el soto!
¡Ay, qué relumbres y olores!
¡Ay, cómo ríen los prados!
¡Ay, qué alboradas se oyen!

¡Ay, qué linda mariposa
ante las niñas se pone!
El cuerpo tiene de espuma,
las alas de tres colores.

¡Ay, qué inocentes la siguen!
¡Ay, que se van hacia el bosque!
¡Ay, que allí está el Cueto Lloro!
¡Ay, que do van no conocen!

¡Ay, que una xana hechicera
lavando está en Fuente noble,
lavando cadejos de oro,
vestida de mil primores!

¡Ay! que las vieron sus ojos,
sus dulces ojos traidores!
¡Ay, que riendo las llama!
¡Ay, que quién es no conocen!

Al Cueto Lloro,
niñas, venid,
que un zurrón de oro
tengo yo allí.

¡Ay, con sus gracias les roba,
les roba los corazones!
¡Ay, fuera de sí la miran!
¡Ay, fuera de sí la oyen!

¡Ay, qué prendidas
las lleva con cadenitas de flores!
¡Ay, qué inocentes la siguen!
¡Ay, qué embelesadas corren!

¡Ay, que la cueva se abre!
¡Ay, qué sonidos acordes!
¡Ay, que se ve un paraíso!
¡Ay, que relucen tres soles!

¡Ay, que por ella la xana!
¡Ay, que por ellas se esconde!
¡Ay, que las niñas la siguen!
¡Ay, que do van no conocen!

¡Ay, que la cueva se cierra!
¡Ay, que en su seno las coge!
¡Ay, que allí quedan cautivas!
¡Ay, que han muerto los tres soles!

¡Ay, que dentro suenan llantos!
¡Ay, que la fuente no corre!
¡Ay, que la culebra canta!
¡Ay, niñas, las de la Torre

Más a la derecha La Nogalera, el centro de Nueva, por donde acabamos de pasar


Al fondo los tejados de La Granda, a la derecha El Puente y algo de Triana o Llende'l Ríu


Asoma en medio el campanario de la iglesia parroquial.


 Al este El Llanu H.ontoria, bajo el que caminábamos en Güergu, viniendo de Naves por Villah.ormes


Proseguimos por este precioso castañar y entre altas sebes o setos silvestres que separan el Camino de la vía, hacia la que subimos en una liviana cuesta



La vía no llegaremos a cruzarla pero caminaremos a su lado durante unos metros para entrar en la parroquia de Pría, lamás occidental de Llanes y del Valle de San Xurde, por su barrio de Piñeres, justo antes de subir a la iglesia parroquial de San Pedro y bajar al puente del río Aguamía, entrando en tierras riosellanas...







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