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sábado, 3 de octubre de 2015

COMIENZO DEL CAMINO PRIMITIVO DE SANTIAGO: DE LA CATEDRAL DE SAN SALVADOR AL BARRIO DE JUDERÍAS, EL ENSANCHE, ARGAÑOSA Y LA FLORIDA: ATRAVESANDO EL CASCO URBANO DE OVIEDO/UVIÉU (ASTURIAS)

Roseta ante la calle del Águila, unión y a la vez bifurcación de Caminos
Una gran roseta de cuatro pétalos al salir de la Plaza de Alfonso II El Casto y a los pies de la Catedral de San Salvador de Oviedo/Uviéu, al lado del Jardín de los Reyes-Caudillos, parece simbolizar los caminos que aquí se unen y, a la vez se separan: por un lado los que llegan: el Camino Norte procedente de Villaviciosa y el valle del Nora que ha entrado en el centro de la ciudad por el Campo de la Vega, San Pelayo y San Vicente, viniendo del este, y el Camino de San Salvador procedente de León, por el sur, que ha atravesado el casco urbano desde San Lázaro... y por otro lado los que salen, el Camino Norte que, como su propio nombre indica se dirige hacia el norte, a la derecha, por La Gascona, y el Camino Primitivo, que sigue de frente, hacia la calle del fondo, la calle Schultz, que es el que ahora vamos a iniciar


En esta calle del Águila una placa de bronce en el suelo nos informa que aquí empezaron las peregrinaciones a Santiago con la del rey Alfonso II El Casto, primer peregrino conocido, así como esta importante bifurcación


De frente Camino del Norte, a la derecha el Camino Primitivo, el que más o menos seguiría aquel monarca sobre más antiguas vías y pasos ancestrales que empedraron los romanos y en la Edad Media fueron caminos reales, las principales vías de comunicación hasta que empezaron a trazarse las primeras carreteras en el sentido actual del término en tiempos de la Ilustración


Atrás queda la catedral  de una ciudad donde se guardaron las reliquias de la cristiandad, los tesoros de una Jerusalén perdida, escapando de los mismos invasores que dos veces la tomaron por asalto cuando apenas había nacido como capital de un pequeño reino. Reliquias custodiadas, primero de la fundación de su basílica, por misteriosos monjes-guerreros en un monte, el Monsacro, donde antes de venerarse a Santiago y a La Magdalena se vislumbran cultos a Taranis y a divinidades solares, todo ello bajo las alturas de una cordillera aún más impresionante, en la que los altos picos ocultan sus cimas entre las nubes: el Aramo, topónimo también relacionado con milenarias divinidades célticas en estos confines cercanos al fin del mundo, pues a los pies de estos cordales pasan las rutas que se dirigen a Fisterra, el final de la tierra. Este es el lugar en el que comienza nuestro Camino, El Camino Primitivo, el primer Camino de Santiago de la historia. Al pie de su catedral, entonces prerrománica y aún sin sus torres ni partes románicas ni góticas ,dió comienzo, allá por el siglo IX, la epopeya del Camino de Santiago. Aquí, en el ahora denominado propiamente Camino Primitivo, cuentan la historia y la tradición que salió el primer peregrino de Santiago, el rey Alfonso II El Casto, a verificar el hallazgo de la tumba del Apóstol al otro extremo de sus dominios, en la actual Compostela.

Alfonso II El Casto
Independientemente de peregrinaciones anteriores, pues el propio obispo Teodomiro fue allá a hacer comprobaciones antes que nadie, llamado por los prodigios narrados por el ermitaño Pelayo, e independientemente también que el mismo rey fuese quien peregrinase o fuese algún séquito de representantes, lo cierto que en esos momentos, entre la segunda y tercera décadas de la centuria del año 800, se revela tan extraordinario acontecimiento por el orbe cristiano, comenzando las primeras peregrinaciones, promovidas por el monarca, quien ordenó erigir un primer santuario apostólico en en lugar y así lo dictó en sus documentos, aparte de las interpretaciones que se dieron a aquellos tan determinantes avatares que condicionaron la historia de Europa


Calle del Águila, en el siglo XII estaba aquí el barrio de Las Posadas o de Alberguería, llamado así por ser abundante en alojamiento para peregrinos. Realmente lo que es la calle era llamada Gascona por ser donde se asentaron numerosos gascones, de Gascuña, Francia, parte de los muchos francos que se asentaron en la ciudad atraídos por las peregrinaciones, principalmente a partir del siglo XIII, y especializándose sobre todo en artesanía y comercio, abriendo aquí sus tiendas y talleres todo hasta el fondo, donde estaban las murallas y la puerta llamada precisamente Gascona. La calle creció más allá de ella y ahora solo se llama Gascona al tramo que hay más allá de la calle Jovellanos, la que sigue el trazado de aquella antigua muralla ovetense. Por ello muchos documentos antiguos que hacen referencia a Gascona pueden referirse a esta calle del Águila, que estaba intramuros. Durante un tiempo esta calle y barrio pasó a ser llamada por ello de San Pelayo si bien, a partir del siglo XVI comenzó a conocérsela como del Águila a causa de un escudo con un águila bicéfala que se puso entonces en la pared del monasterio de San Pelayo (en la foto, oculto tras el árbol), reedificado por aquel entonces sobre el viejo cenobio medieval


Aquí es donde se bifurcan los caminos: los peregrinos que caminan por el Camino Norte van a la derecha, siguiendo por la calle del Águila. Quienes hacemos el Camino Primitivo nos dirigimos a la izquierda, por la calle Schultz


Pasando junto a esta casa con dos puertas de arcos de medio punto, tomamos pues esta calle, también peatonal, del casco antiguo ovetense


Justo después está el Ilustre Colegio de Abogados de Oviedo donde, en su planta baja, han sido localizados importantes restos arqueológicos que podemos ver en sus soportales


Durante las obras de esta nueva sede se hallaron entre los años 2001 y 2001 vestigios de lo que fue la iglesia de San Juan Bautista, del siglo XII, derribada por ruina a finales del XIX, en 1882, así como del palacio de Alfonso III el Magno, de finales del siglo IX


Aquí estaba el Palacio Magno, que eran varios edificios que ocupaban gran extensión entre la muralla y lo que entonces era una pequeña ciudad episcopal y capital del reino. Estos edificios estarían en torno a uno o más patios. Habría una sala noble con un altar a manera de ábside dedicado a San Juan Evangelista que, ya en el siglo XI, pasaría a ser la iglesia del Hospital de San Juan, dedicado a acoger pobres y peregrinos


Hoy solo podemos ver una mínima parte de lo que sería todo el complejo, que está extendido por el subsuelo de toda esta parte de la ciudad


Fijémonos en aquella piedra en forma de pila de agua y detrás la que tiene un poco de ajedrezado románico, sin duda de la antigua iglesia de San Juan, llamada de San Juan El Real por estar en el terreno del antiguo palacio real del monarca. Al ser derribada y en sustitución se construyó una nueva, pero no aquí, sino en la calle Melquíades Álvarez, zona de expansión urbana de la ciudad, que veremos pues por allí pasa el Camino


Y así llegamos al Palacio de Valdecarzana, viendo su fachada este, monumental, y la norte, mucho más sobria, junto a la que sigue el Camino. Este palacio, del que veíamos su fachada principal, la sur, en nuestra visita a la Plaza de Alfonso II El Casto, fue edificado entre 1627 y 1629 para don Diego de Miranda, Marqués de Valdecarzana, linajuda estirpe asturiana que, afincándose en la capital, necesitaba afirmar su estatus social y económico construyendo un gran palacio en el que trabajaron los grandes maestros Juan de Naveda y Gonzalo Güemes Bracamonte. En 1768 la casa llevaba tiempo abandonada pues los marqueses se habían ido, es entonces cuando José Froilán de Heredia, canónigo de la catedral, la adquirió para sus sobrinos huérfanos encargando su rehabilitación a Manuel Reguera, quien derribó una antigua torre e ideó un patio central dándole a esta fachada, la sur, una mayor relevancia, conservando eso sí las tres alturas originales. Este arquitecto no obstante no fue quien acabó la obra pues tuvo un serio enfado con el marqués. Fue durante tiempo residencia de la familia y quí vivió el alcalde Antonio Heredia Velarde. Luego perdió ese carácter palacial y pasó a ser casino entre el siglo XIX y 1931 y ahora es sede de la Audiencia Territorial de Asturias


Aquí vemos el escudo de los Miranda y Ponce de León


Esta fachada, que da a la calle Sanz y Forés es de cantería y, aunque no tan ostentosa como la principal presenta todo su original uso residencial, nada menos que con 15 huecos entre ventanas, en el piso bajo, y pequeños balcones de las habitaciones, en las de arriba. El muro norte, el más cerrado y sombrío como corresponde a su situación, es de mampostería y también presenta bastantes huecos, nada menos que doce, si bien más pequeños y concentrados en la parte central. La fachada occidental es similar a esta


A la derecha un edificio de pisos. Todos los monumentos, casas y calles del casco antiguo han sido objeto de restauración y rehabilitación urbanística


Llegamos a la la calle de San Juan, donde iremos a la derecha pero antes, tal y como hicimos con el Palacio de Valdecarzana. veremos estas fachadas este y norte del Palacio de Camposagrado


Palacio de Camposagrado que fue de la familia de los Bernaldo de Quirós, quienes empezando el siglo XVII emprendieron la reforma general de sus casonas, entre ellas las de Oviedo/Uviéu, siendo entonces cuando José Manuel Bernaldo de Quirós inicia su reforma en 1698, encargando las obras a los arquitectos Pedro Fernández Lorenzana y Domingo Suárez Solar, desestimándose no obstante el proyecto. Es entonces en 1719 cuando se escoge la idea de Francisco de la Riva Ladrón de Guevara, quien solo consigue hacer los cimientos, encargándose en 1744 Pedro Antonio Menéndez de Ambás de acabar las obras en el segundo piso respetando el proyecto del anterior salvo algunos cambios en el piso bajo y en el patio, dándose por terminado en 1752 si bien las rejas, balcones y obras de hierro se prolongaron unos cinco años más. Incendiado en 1934 fue restaurado en la posguerra por Enrique Rodríguez Bustelo. Es actualmente sede del Tribunal de Justicia y su fachada principal mira a la Plaza Porlier, siendo muy similar a la oriental, esta que vemos a la izquierda, con sus grandes balconadas, artística portada, rejería y abajo pequeños ventanucos picudos


Tal y como hemos dicho en el cruce iremos a la derecha, por la calle de San Juan, que rememora en su nombre la antigua iglesia y hospital, del cual sabemos que en 1499 tenía su patio ocupado por los zapateros y curtidores, cuyo instrumental para elaborar el cuero era tan ruidoso y los olores de las pieles tan apestosos que se les ordena, por Real Provisión del Consejo de Castilla, trasladarse más allá de las murallas. No tardarían mucho en seguirles los panaderos y los herreros, tras el incendio, ocasionado fortuitamente por una chispa, que arrasó la ciudad en la Nochebuena de 1521


Una concha en el suelo nos confirma el Camino


A la derecha por la comercial calle de San Juan


La calle baja ligeramente, entre hostelería y comercios. Por allí saldrían de las antiguas y en este tramo desaparecidas murallas los peregrinos de antaño por la Puerta de Socastiello (bajo el castillo de Alfonso III), también llamada del Campo, donde estuvo la alberguería de Santiago de los Hortelanos, desde el siglo XVI Hospital de Santiago, fundación dedicada a la atención a los peregrinos


La cofradía de los hortelanos tenía aquí su cofradía de Santiago y San Bernabé que celebraba romería el 11 de junio, sacando a los santos hasta un lugar llamado El Fresnín (actual calle Nueve de Mayo, frente al Centro Comercial Salesas), dejando allí las imágenes hasta por la tarde, razón por la que empezaron a guardarlas en el cercano convento de Santa Clara, por donde vamos a pasar seguidamente, hasta que contaron allí con su capilla propia de San Bernabé, derribada tras largar ruina en 1896 a consecuencia del crecimiento urbano


Y salimos a la Plaza Juan XXIII, por donde discurrían antaño las murallas y estaba la citada Puerta de Socastiello


Una placa recuerda el sitio que fue emplazamiento de la fortaleza o castiello, de ahí el nombre del lugar, donde el rey Alfonso III El Magno tuvo su fortaleza, tal vez edificada sobre baluartes anteriores, romanos o castros prerromanos, antecedentes de la fundación conocida de la ciudad por los monjes Máximo y Fromista en el año 781 como solar del convento de San Vicente. Otra placa recuerda al barrio judio de Socastiello, que aquí existió en la Edad Media


Aquí estaba el barrio de juderías. La presencia de los judíos se registra en la ciudad desde el año 1046, cuando se cita en un documento a María conversa. Se trata de una judía convertida al cristianismo que sin duda pertenecería a una comunidad asentada en esta ciudad elegida más de 200 años atrás como nueva capital por Alfonso II El Casto. Las relaciones de judíos y cristianos frecuentemente estuvieron sujetas a problemas Poco después, en el Concilio de Coyanza celebrado en el año 1055, se disponen penas para los cristianos "que coman con judíos", al igual que otras penas, desde negarles la comunión durante un año, como castigo a los nobles, como a penas de cien azotes, castigo estipulado para el pueblo llano

 
A pesar de todo la comunidad judía crece y son frecuentes sus nombres en la diplomática de la época, así hasta llegar al siglo XIII cuando era común su presencia por toda la ciudad. Alguno, como Mari Xave llega a ocupar cargos importantes en el concejo pero, poco después empezarían a aplicarse las disposiciones restrictivas imperantes en Castilla para con ellos, su convivencia con los no judíos y sus oficios, reordenándolos en un barrio judío, este de Socastiello. Seguirían con sus funciones pero cada vez con más restricciones. No parece que las disposiciones antijudías se aplicasen mucho hasta que el enérgico obispo Gutierre de Toledo dicta tal serie de prohibiciones que dan a entender una previa convivencia bastante intensa entre judíos y no judíos. La culminación del proceso llegaría con el acta de expulsión de los Reyes Católicos de 1499. Hoy en día nada queda de aquel barrio de juderías de la capital asturiana salvo las crónicas documentales y esta placa que lo recuerda.


Simbólicamente, la escultura Amigos, de Santiago de Santiago (alguna de cuyas obras veremos en Santiago), preside lo que ahora es la Plaza Juan XXIII. Detrás, en la Plaza Porlier, estuvo el mencionado castillo real de Alfonso III El Magno


Una perfecta alegoría para comenzar el Camino


La placa a sus pies recuerda que la obra fue donada por el autor a la ciudad en 1993


Enfrente de ella sigue el Camino Primitivo


Siguiendo las conchas doradas del suelo


 Así cruzaríamos la calle Jovellanos.


Allí podríamos deleitarnos con las maravillas de la repostería ovetense: los carbayones, apodo de los habitantes de la ciudad por causa de un gran carbayón o roble grande que había en la calle Uría, arteria que comunicaba la población antigua con la Estación del Norte y que se derribó tras larga polémica en 1879 alegándose molestias al tránsito. Se trata de una dulcísima especialidad hecha con una masa de hojaldre de tres pliegues, rellena de una mezcla de yema de huevo, coñac o vino dulce, almendra molida y cubierta con un almíbar de azúcar, canela, agua y zumo de limón, dicho someramente. Además de carbayones, podemos disfrutar vista y paladar con otras exquisiteces.


¡Que ricura!


Una vez desayunados nos levantamos a empezar el ansiado Camino


Cruzada la calle Jovellanos seguiríamos a la izquierda, por la acera


Y en el primer cruce iríamos a la derecha


Bajando por la calle La Luna


Y pasaríamos al lado del Colegio Dolores Medio, fundado en 1887 allí donde la ciudad se iba expandiendo más allá de su núcleo medieval. Ya en 1873 aprobaba el Ayuntamiento crear una escuela  mixta en cada uno de los distritos entonces existentes, haciendo cumplir la Ley Moyano de 1857 que obliga a la escolarización y gratuidad de impartir enseñanzas primarias


En 1881 se aprueba hacer un colegio en esta calle, comenzando las obras en 1883 y finalizando en 1887, cuando como hemos dicho se inauguran, justo donde antes estaban las huertas de Don Manuel Pumarino y los corrales del Sr. Carrizo, proceso de expropiación que demoró su puesta en marcha


Arcos y ventanas del colegio, mirando a los primeros metros del Camino


En su fachada hay una placa del Camino de los Derechos Humanos


Ahora salimos a la Avenida Alcalde Manuel García Conde, proyectada en 1950 para hacer de ella el principal acceso rodado a la ciudad desde Gijón/Xixón, descongestionando otras calles, si bien no se hizo hasta una década después


Cruzaremos la avenida mientras vemos, a la izquierda, el edificio de la Agencia Tributaria, sito en lo que fue el Convento de Santa Clara, fundado en el siglo XIII  en unos terrenos libres en lo que era el extrarradio de la ciudad y así, siguiendo las reglas de la orden de buscar lugares un tanto retirados, se establecen las monjas franciscanas de Santa Clara



En el siglo XVIII el monasterio románico va siendo sustituido por otro barroco con nueva fachada de la portería y el claustro, el cual está en nuestros días mirando a la Plaza del Carbayón, donde se plantó el gran carbayu o roble (carbayón) que reemplaza al grandísimo que había en la calle Uría, derribado con gran polémica el 9 de septiembre de 1879 durante las reformas urbanísticas de esa calle, hecha para comunicar la ciudad, mucho más pequeña por entonces, poco más que el casco medieval, con la Estación del Norte y en torno a la cual se fue articulando El Ensanche o expansión de la población más allá de las murallas medievales, extendiéndose por los campos y aldeas de su entorno. Se trata del ensanche decimonónico, común a tantas villas y ciudades, creado al ir edificándose los terrenos entre la ciudad histórica y la estación del ferrocarril a partir de su inauguración en 1879


Cruzamos ahora a la izquierda la calle Santa Clara, nombre del convento para ir hacia él por la calle Covadonga


Se parte de su transformado claustro, ejemplo del llamado barroco desornamentado, que en su momento fue el mayor de Asturias, obra de Pedro Muñiz Somonte entre 1750 y 1753. Tras la Desamortización el monasterio pasó al Estado y, durante las obras acometidas en 1960 para hacer la Delegación de Hacienda, fueron derribadas partes históricas del edificio. De la parte barroca lo que mejor se conserva es la fachada de la portería, frente a la que pasa el Camino. De la época románica se salvaron una portada y algunos capiteles. Aquí lo mejor es cruzar la calle Covadonga y continuar por la acera de enfrente a la derecha, pasando frente al antiguo convento


Esta calle Covadonga, que se trazó mediado el siglo XIX en una charca que se llamó Estanco del Medio, que no era un puesto de venta de tabaco sino que es un topónimo vinculado con agua estancada (estanque), el cual ya existía en el siglo XIII  pues aparece en un documento de 1286 relacionado con un camino y un huerto allí situado, huerto adquirido poco después por el Concejo


La charca se formaba por dos arroyos que nacían uno al suroeste de la ciudad y otro en el Campo San Francisco que luego de pasar por El Pontón de la Galera y el Convento de Santa Clara remansaban aquí y en el Estanco de Atrás, actual calle Caveda, desecados ambos al hacerse estas calle, que en principio llevaría su nombre hasta que en 1869 pasaría a llamarse Covadonga


Y  de esta manera llegamos al edificio de la fachada de la portería del convento de Santa Clara, obra barroca que empieza a construirse en 1703


Es edificio de dos plantas con hermosa fachada, columnas, imagen de la santa y soportales de arcos de medio punto


Se levanta sobre una base que salva la elevación del firme. Su planta baja dispone de tres grandes arcos de medio punto, estando la decoración sobre todo en esta gran fachada


Arriba está la imagen de Santa Clara, en una hornacina entre dos columnas y arriba el escudo de la orden, muy gastado


No deja de ser una buena oportunidad, pues aunque el santuario está extinguido aquí está la santa, para ponerle los huevos a Santa Clara y que el buen tiempo impere y nos acompañe en nuestra peregrinación.


En el año 1503, cuatro años después de su expulsión de España, un documento señalaba que en las cercanías del Campo de Santa Clara había estado el cementerio judío


Y así seguimos la recta de la calle Covadonga


Otra de las arterias comerciales del Ensanche, aunque relativamente estrecha suele tener bastante tráfico, además de trasiego de gentes, principalmente por semana


Tanto aquí como por toda la ciudad se encuentra abundante oferta de comercios, hostelería y alojamientos de todo tiempo, además, naturalmente, del albergue de peregrinos El Salvador (calle Leopoldo Alas 20)


A nuestra derecha está la Plaza de Longoria Carbajal. Por esta zona, hacia la calle Caveda, fue donde estuvo el Estanco de Atrás, otra de las grandes charcas que se formaban en esta parte de la ciudad con los arroyos que, procedentes de más al sur, se estancaban aquí. Fue, como El Estanco del Medio, desecada a mediados del siglo XIX y el lugar era aún totalmente rural en 1883, con hórreos y quintanas, cuyos habitantes eran llamados fariñones dada la fama de las mujeres para hacer boroña, pan elaborado con harina de maíz

 Aquí estuvo además el Hospital de la Universidad, construido en 1614 y vinculado al Colegio de Huérfanas Recoletas en 1768, para ser derribado a finales de la citada centuria. Recordemos que por aquel entonces el término hospital tenía más que ver con alojamiento que con centro sanitario, como los hospitales de peregrinos, si bien algunos, como los de leprosos, sí fueron especializándose en tratar enfermedades y son el antecedente del significado actual del término


Conchas de bronce en el suelo


Seguimos las aceras


Más conchas peregrinas


Tanto aquí como por toda la ciudad se encuentra abundante oferta de comercios, hostelería y alojamientos de todo tiempo


Nos cruzamos con la calle Palacio Valdés


Nosotros continuamos de frente por Melquíades Álvarez


Farolas y edificios del Ensanche, construidos algunos en las primeras décadas del siglo XX


Al pasar veremos a nuestra derecha la iglesia de San Juan El Real, de grandioso porte y quizás por ello llamada la Catedral del Ensanche, que se construyó entre los años 1912 y 1915 según diseño de Luis Bellido, tras la demolición en 1882 de la iglesia de la misma advocación, románica, que estaba en la unión de las calles San Juan y Schultz y cuyos cimientos arqueológicos veíamos nada más salir de la Plaza de Alfonso II El Casto, al pie de la catedral. Es de estilo historicista ecléctico muy ornamentado donde predomina el neorrománico, planta de cruz latina de una nave, capillas laterales y gran cúpula sobre pechinas y cimborrio. Destacan sus vidrieras neogóticas y sus torres-campanario



Está ante la Plaza de Fernando Rubio, quien fue aquí párroco. En ella se casaron Francisco Franco y Carmen Polo en 1923, cuando a él aún se le conocía popularmente en la ciudad como El Comandantín. Además de parroquial es basílica menor por decreto de la Santa Sede de 24 de septiembre de 2014


Sobre la portada destaca por su colorido, que contrasta con la piedra, el escudo del Papa Francisco, con la leyenda "miserando atque eligendo", procedente de las Homilías de Veda el Venerable, quien al comentar el episodio evangélico de la vocación de San Mateo escribe:


"Vidit ergo Iesus publicanum et quia miserando atque eligendo vidit, ait illi Sequere me"

 (Vio Jesús a un publicano, y como le miró con sentimiento de amor y le eligió, le dijo: Sígueme)


En el interior hay imágenes de la iglesia primitiva como un Cristo de la Misericordia y San Antonio y San Francisco de Asís, además de las reliquias de fray Pedro Compadre, discípulo de San Francisco de Asís y fundador del convento de San Francisco que estuvo situado donde ahora se levanta el edificio de la Junta General del Principado, cuya huerta sigue siendo el Campo San Francisco, el gran parque urbano del centro de la ciudad. Según la leyenda el monasterio sería fundado por el propio santo en su peregrinación a Santiago, si bien es una tradición que se repite en todos los cenobios franciscanos, los cuales se establecían en los incipientes núcleos urbanos que crecían al amparo de las peregrinaciones


Seguimos así por la calle Melquíades Álvarez viendo una de las capillas laterales de la iglesia


Así como las torres, la nave y el cimborrio


Avanzamos por las aceras de Melquíades Álvarez


El Camino viene a la izquierda de la foto Los bajos son una continuidad de tiendas y portales. El gran eje comercial en torno a la calle Uría, hacia donde vamos, se hace patente en gran parte de las calles del Ensanche


Casas restauradas. El gran crecimiento de la ciudad en torno a la calle Uría hacia la Estación del Norte ocupó lo que hasta principios del siglo XX fueron huertos o celleros que abastecían a la ciudad de legumbres, frutas y verduras. La mano de obra obrera que crecía a pasos agigantados necesitaba nuevas viviendas, y así fueron también abriendo multitud de tiendas mixtas, chigres y otros comercios


La zona del Ensanche pronto se encareció, por lo que se centró más en viviendas para la nueva burguesía industrial, gerentes de empresa y médicos, abogados y otros profesionales, además de oficinas y bancos, desplazándose las viviendas obreras a otros barrios de la ciudad. Se ensayaron diversos modelos, desde la ciudad-jardín a las casas baratas pero, aunque hubo planes urbanísticos, como el Plan de Ensanche de 1926 de Anasagasti y Sol, estos se quedaron sobre el papel hasta pasada la guerra civil cuando, tras el prolongado asedio, hubo que reconstruir la ciudad, si bien, bajo el pensamiento de la ideología triunfante tras la guerra que, en el Plan Gamazo, en su declaración de intenciones era, textualmente, esta: 

"... hemos de procurar que en cada unidad residencial puedan existir viviendas de diferentes categorías que, dispuestas en un modo jerárquico, expresen en sus formas y disposiciones la estructura social a la que sirven, del mismo modo que en el organismo humano cada función, según su categoría, ocupa en el cuerpo un lugar adecuado"



Y así llegaremos al cruce con la calle Uría, hecha para comunicar la ciudad antigua con la Estación del Norte, alrededor de la que se fue articulando El Ensanche



Destaca enormemente La Cúpula, como se conoce a este edificio en la esquina de  Melquíades Álvarez con Uría, bajo la que pasamos. El camino cruza allí la calle Uría, proyectada por el ingeniero Salustio González Regueral con la aprobación del pleno del 12 de noviembre de 1968 e iniciándose las obras en 1874 y nombrándola así en honor del diputado José Francisco Uría y Riego, gran valedor por aquel tiempo del ferrocarril con León una reivindicación muy necesaria en aquellos años, por lo que le fueron dedicadas calles en varias localidades asturianas

Más antiguamente estuvo aquí el fielato, en lo que era la calle Portugalete, que en 1918 pasó a ser de Melquíades Álvarez. Portugalete era "la puerta" de la ciudad de entonces por la Carretera de Galicia


Al pie del edificio concha de bronce


Cruzamos así la calle Uría frente a la Obra Social Madre Sacramento Siervas de Jesús, institución fundada en 1883 cuyos edificios, casa y capilla, fueron construidos con proyecto del donostiarra Javier Aguirre Iturralde  que hizo numerosas obras en la ciudad y en Asturias


En la acera, bajo el edificio, iremos a la derecha. Pasamos luego frente a la capilla


Y en la capilla iremos a la izquierda, dejando la calle Uría. Al fondo se vislumbra a lo lejos la Estación del Norte, hacia donde creció la ciudad a partir de su inauguración en julio de 1874 y que hubo de ser reconstruida tras la guerra civil, así como todo su entorno, tras los feroces combates allí librados durante la contienda


 Aquí proseguimos por la calle Independencia, la antigua Carretera de Galicia. Ya antes de la Guerra Civil toda esta zona en torno a Uría le había arrebatado al casco antiguo la centralidad de la ciudad


Aquí destacan las grandes fachadas neobarrocas de estos edificios que dan a las dos calles


Destacan las Casas del Cuitu, que se edificaron en una finca del indiano José Álvarez Santullano a partir de 1913, siendo maestro de obras Ulpiano Muñoz Zapata, acabando las obras en 1917. Durante mucho tiempo disponían de Jardín en la fachada que mira a Uría


Entre la ornamentación destacan los rostros femeninos, tan usuales en la arquitectura de entresiglos



Siempre hay alguien que nos mira


Motivo de flores y plantas


Grandes balconadas y galerías acristaladas


Más caras de mujer y motivos ornamentales 


Cruzamos la calle Marqués de Pidal


Y seguimos por la calle Independencia


Cruzamos la calle Ventura Rodríguez para ir la la Plaza de Bochum, una de las ciudades hermanadas con Oviedo/Uviéu, donde está la Escuela de Ingeniería de Minas, Energía y Materiales, creada por decreto en 1959 y que empezó a impartir clases en el curso 1960-61 en un edificio cedido por la Diputación de entonces destinado a la ampliación de la Residencia Provincial de Niños y donde intervinieron los arquitectos Francisco Navarro Borrás y Francisco Navarro Roncal para adaptarlo a los nuevos usos




Aquí está el monumento dedicado por la Real Academia de Ingeniería a los arquitectos Jerónimo Ibrán y Luis Adaro y Magro. Fijémonos a la derecha en el Seat-600


Estos son los edificios que miran a la Plaza de Bochum


Jardines de la plaza


Seguimos por la calle independencia


Continuamos por la calle Independencia saliendo en este cruce a la calle... Independencia, tramo aquí coincidente con el trazado urbano de la N-634. Al fondo vemos La Losa, instalación que, formando una gran explanada ajardinada, cubre las líneas ferroviarias de Renfe y Feve unificadas en la Estación del Norte, culminando el Proyecto Cinturón Verde de eliminación de los trazados ferroviarios que atravesaban la ciudad


Seguimos la acerca, viendo a la derecha los edificios de las coloristas Torres Centro construidas al lado de La Losa, obra de Salvador Pérez Arroyo


 Estamos en uno de los lugares con más tráfico de la ciudad


Seguimos por esta acera


Arriba más rostros de mujer bajo los balcones, estos pintados


 También con motivos naturalistas


 Cruzamos la calle Asturias


 Y continuamos por la calle Independencia


 Ahora la calle Cervantes, del año 1916, poco después que su hermana la calle Asturias que acabamos de pasar, año en el que se cumplía el tricentenario de Miguel de Cervantes Saavedra, autor de El Quijote, año también en el que se derribaba el Acueducto de los Pilares para suministrar agua de las fuentes del Monte Naranco a la ciudad y que pasaba por las inmediaciones, donde estaban los campos de Llamaquique, antaño arrabal rural de la ciudad, donde aún en el siglo XVIII había dos minas de hierro, una de ellas del deán y Cabildo de la Catedral y otra del Convento de Santa Clara. La urbanización de la zona arrancaría hacia 1890, por eso un cuarto de siglo después se derriba el acueducto. En los años 30 se proyectaría hacer en el lugar los nuevos edificios universitarios, si bien el Campus de Llamaquique tardaría aún treinta años en hacerse realidad


Fila de árboles


Intensísimo tráfico. Por esta zona pasaba el Viaducto de los Pilares


Altas fachadas de restaurados edificios


Es una prolongada cuesta

d

Galerías y balcones sobre nosotros


Como todo el centro, es zona comercial


Cruzamos ahora la calle General Zubillaga


Estamos ante la Plaza de la Libertad



Y llegamos a la calle Real Oviedo, que cruzaremos a la derecha para entrar en el barrio de La Argañosa


Lo hacemos por el paso de peatones. Esta calle fue proyectada en 1958 como prolongación de la calle Independencia. Anteriormente estuvo aquí la Trinchera Norte


Tenemos a la derecha una perspectiva de la Plaza de la Libertad, con La Losa y el Monte Naranco al fondo


En medio la "turboglorieta" con su jardín


Atención, al otro lado de la calle iremos a la derecha


Siguiendo esta acera al lado de esta farola


Estamos ahora en la calle Samuel Sánchez


Estamos adentrándonos en terrenos que fueron de la antigua parroquia rural de San Pedro de los Arcos, hoy integrada en el casco urbano en diferentes barrios y lugares


Por aquellos edificios de la derecha está la calle de Los Pilares, referencia del desaparecido acueducto


Espacios ajardinados. Siguen siendo calles de mucho paso de vehículos


Atención a la flecha amarilla. La verdad es que, aún prestando atención, es bastante fácil desorientarse en algunos puntos determinados del extenso casco urbano ovetense del trazado del Camino. Sería de agradecer una señalización más clara


Cruzamos la Avenida de Colón


Primeramente vamos a la derecha


Y llegamos a la calle La Argañosa


 Las flechas nos indican cruzar y Luego, en la otra acera de la misma calle, junto a la parada de taxis, ir a la izquierda


 La Argañosa era una antigua aldea rural de la parroquia de San Pedro de los Arcos que se fue transformando en urbano con la llegada del ferrocarril, e integrándose como uno de los más populosos barrios la ciudad


Cruce con la calle Silla del Rey: seguimos a la derecha, por Argañosa


Las flechas amarillas vuelven a ser abundantes, así como las conchas camineras en el suelo


Cruce con calle Pío XII, seguimos rectos cuesta abajo


La calle va en bajada


De alguna manera el barrio tuvo un crecimiento autónomo a raíz de la llegada del ferrocarril, entre las vías y en antiguo camino a Galicia. Fue una de las entidades de población que fueron, al ir entrando en contacto por su crecimiento demográfico, uniéndose al Ensanche de la ciudad a lo largo del siglo XX


Fue al principio esta calle un conjunto de viviendas humildes sobre la Carretera de San Claudio o San Cloyo, cercana a la estación y depósitos del Ferrocarril del Norte


Dado que el Ensanche muy pronto se encareció, estos barrios fueron los que acogieron las promociones constructoras dedicadas fundamentalmente a las clases medias y bajas, si bien esa consideración urbanística originaria no quedó estática sino que fue evolucionando con la creación de las nuevas zonas residenciales en el extrarradio


Para evitar accidentes se han puesto barandillas en las esquinas, por ello cruzaremos por el paso de peatones para seguir calle abajo


Por aquí cruzamos la calle Alejandro Casona


Concha en la fachada de un local comercial


Y así seguimos la bajada por la calle Argañosa, topónimo relacionado con argaña o planta silvestres del género Erica, como el brezo, que debieron imperar en el lugar hace siglos


Es en la actualidad un barrio con mucho comercio y bares 


Flores en el Camino


El barrio fue objeto de reformas de rehabilitación urbanística


Y así sigue la bajada


No todos los bajos están ocupados por tiendas nin mucho menos, las crisis han afectado duramente a muchos negocios de estos barrios


Cuando era una zona rural la aldea tenía unos 100 habitantes, los nuevos pobladores fueron trabajadores del ferrocarril y sus familias, llegando en la actualidad a casi 16.000 censados


Muchos de los actuales residentes venidos de otras partes piensan que Argañosa es solo esta calle, cuando en realidad en un barrio muy extenso


Aquí, aunque el tráfico suele ser importante, ya no es tan tremendamente intenso como en las calles que acabamos de dejar atrás


Cruce con Bernardo Casielles: seguimos por Argañosa rectos a la derecha hacia el Edificio San Antonio



Una hornacina con la imagen del santo mira a la calle


Bloques nuevos de pisos


Seguimos por la acera de la derecha ante la Urbanización Pórticos 


Atentos a la flecha que nos indica un desvío a la derecha


 Aquí dejamos la calle y nos vamos a esta explanada para pasar la pasarela sobre las vías del tren en Lavapiés , paso a La Florida y Paniceres







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