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domingo, 21 de febrero de 2016

LA BRAMADORIA: CUANDO LOS BUFONES DE PRÍA ASOMBRARON AL EMPERADOR DEL MUNDO (LLANES, ASTURIAS)

La Bramadoria: los bufones de Pría y sus imponentes acantilados

No en el mismo Camino de Santiago pero sí cerca de él, enfrente del pueblo de Llames en la parroquia de Pría, en la costa más occidental del concejo de Llanes, a un paso ya de Cuerres en Ribadesella/Ribeseya, está el fantástico paraje de El Bramadoriu o La Bramadoria (de bramar), con su impresionante conjunto de bufones (de bufar), oquedades formadas por la erosión kárstica por las que salen sonoros chorros de agua a presión con imponente estruendo, muchos metros hacia arriba, en días de fuertes marejadas, con mar arbolada, un espectáculo natural digno de conocer in situ


La Bramadoria y el pueblo de Llames desde el Camino

Así, los peregrinos que, en días de mar brava, galerna o temporal, recorren el Camino de Santiago del Norte o de la Costa y bajan desde la iglesia parroquial de San Pedro de Pría, en la zona más occidental de concejo asturiano de Llanes, a ganar el paso del río Aguamía por el medieval Puente Mía para entrar en las tierras riosellanas de Cuerres (parroquia de Collera), sentirán al norte, en lontananza, al llegar a la aldea de El Colláu, el furioso rugir de La Bramadoria o El Bramadoriu, esto es, el campo de los famosos Bufones de Pría

Los bufones de Pría desde el Camino

Los bufones o bramadorios son estos imponentes surtidores naturales de agua a presión que, cuando salen con fuerza, pueden verse y oírse perfectamente desde el Camino, a unos dos kilómetros más al sur en línea recta, los cuales salen de profundas simas horadadas en el suelo por los agentes erosivos marinos en la roca caliza al lado de sus espectaculares acantilados, al este de El Vau l'Arena, la desembocadura del río Mía o Aguamía (Guadamía o Aguadamía), que hace una pequeña ría arenosa y es límite con el vecino concejo de Ribadesella/Ribeseya al que enseguida van a entrar los peregrinos 

En días de calma nada extraordinario veremos ni oiremos, pero en días de galerna  y tempestad, especialmente en invierno, un portentoso sonido, desde el Camino relativamente lejano, saldrá de las entrañas de la tierra, y en La Bramadoria varias chimeneas escupirán chorros de agua de mar al cielo con ese característico y sonoro estruendo que se dice "se oye hasta en Cabrales". Así lo leemos en la Enciclopedia del Paisaje de Asturias:

"El llamado bufón (túnel natural por el que la mar arroja agua a un punto situado tierra adentro) de La Bramadoria se localiza en la parroquia llanisca de San Pedro de Pría. Es una zona llana de fácilacceso.cercana a los pueblos de Llames y Garaña, y suelta un espectacular chorro vertical de agua, muchas veces de forma súbita; cuando esto ocurre es muy peligroso hallarse en sus cercanías" 
Un refrán local, recogido en Silviella de Pría, asegura que "si gufa La Bramadoria non descuelgues la mesoria", debido a que la labor de descabezar cereales, que se realizaba con este apero, exigía la presencia del sol; también se decía en el mismo pueblo que
"cuando berra'l Pozu Pría guarda lleñe pa otru día; La Bramadoria y El Pozu Pría é la mesma cosa, é un gufón acasu más juerte que'l de Vidiago y que ta nestos castros de Garaña y que é mui raru'l día qu'elli gufe que non llueva darréu"

El Bufón de Vidiago, o más correctamente Bufón de Puertas, que fue inmortalizado por la poesía del poeta y dramaturgo José Zorrilla (famoso por su Juan Tenorio) en El Cantar del Romero, habrá sido visto por los peregrinos que desde Buelna y Pendueles han optado por seguir la senda costera para ir a la villa de Llanes. Otros también habrán conocido el de Santiuste, a la misma entrada del concejo subiendo por La Venta Santiuste, los de La Bramadoria constituyen el grupo más occidental del concejo y de él se dice también que cuando ruxe o ruge es señal de mal tiempo: "Si ruxe la mar pa Pría guarda lleña pal otru día"


La Bramadoria o El Bramadoriu es todo un campo de bufones de varias decenas de bocas, dispuestos por doquier en esa banda franja rocosa caliza en primera línea de costa, de todos los tamaños y espectacularidades, alguno a más de 100 metros del acantilado




Aunque alejados del Camino, si se tiene oportunidad (sobre todo si pernoctamos en Pría o en Cuerres y disponemos de una o media tarde libre) merece la pena desplazarse a contemplar este portento de la naturaleza que será protagonista de un recuerdo imborrable, como el que tuvo el cronista Laurent Vital, narrador de la accidentada arribada del joven Carlos de Gante, quien sería Carlos I de España y V de Alemania, en su periplo terrestre por estos mismos caminos costeros en 1517: 
"Llanes está situado a un tiro de arco cerca del mar, el cual llega por una entrada muy peligrosa hasta dentro de la villa, y la azota ese mar incesantemente contra las rocas y montañas, que son maravillosamente altas y parece que sea un abismo infernal por el ruido del agua, la cual salta continuamente más alta que una lanza por las grandes olas que allí se encuentran y redoblan contra esas rocas excavadas y divididas en grandes cavidades, dentro de las cuales el agua penetra; y cuando están llenas, entonces el agua se ve rechazada por afuera, saltando, espumeando, ruidosa y tan impetuosamente, que apenas si uno oye gritar ni hablar, que es una cosa terrible y espantable de ver y oír"

Tras bajar del Altu Pría por la aldea de El Colláu y acercarnos a la vía del ferrocarril en las inmediaciones de la estación de Belmonte de Pría, el Camino de Santiago se acerca a La Bramadoria en este lugar, en el camino de Belmonte a Llames, justo antes del cruce en el que se baja a la derecha para cruzar el puente medieval sobre el río Aguamía


Estamos a unos 800 metros de Llames y a un kilómetro y medio de los bufones de Pría. Naturalmente los peregrinos no pueden estar continuamente deteniéndose a verlo absolutamente todo y mucho menos a desviarse del Camino, máxime en este caso con distancias de más de un kilómetro (luego hay que volver), pero insistimos en que, sobre todo si vamos a alojarnos en las cercanías, va a ser un acontecimiento inolvidable


Los bramadorios o bufones lucen en todo su esplendor con sus columnas de agua alzándose hacia al cielo, a veces muchos metros, en días de mucho oleaje y tempestad, normalmente ya entrados en el otoño y máxime con las marejadas del invierno. Los peregrinos podrán comprobar su estado desde la bajada desde la iglesia, como acabamos de decir, donde pese a la lejanía se divisan perfectamente si están "bravíos"


En este caso pospondríamos nuestro trayecto propiamente jacobita y dejaríamos a la izquierda la bajada al río Mía o Guadamía y continuamos todo recto


El camino a los bufones suele estar también señalizado, por lo que no habríamos de tener mayor problema en llegar, de momento todo de frente por la carretera en dirección a Llames y al mar


Es en días desapacibles, como este, cuando más posibilidades tendremos de contemplar a los bufones a la máxima potencia, pero como reiteramos ya nos daremos cuenta viniendo de la iglesia de Pría, pues aunque hubiese niebla y no los viésemos, sentiríamos su rugido surgir de las profundidades de la tierra, como un dragón en su cueva, algo que asustó incluso al futuro rey de un imperio en el que nunca se pondría el sol 


Es esta la zona de Los Milanos, al norte de Belmonte, al oeste de La Pesa y al sur de Llames, en la parroquia de Pría y muy cerca del límite con Cuerres, en Ribadesella/Ribeseya, al occidente


Crece profusamente la vegetación y se aprecian en el terreno algunas hondonadas


Hay un poco de curva a la izquierda, estemos pendientes del tráfico, que suele ser escaso, pero cuando la gente sabe que los bufones están activos puede haber tal trasiego como en un día de playa de verano


Al final de la curva viene un tramo recto al ir acercándonos a Llames


Ahí hay unas señales que indican la entrada en este pueblo cuyo nombre, muy común en Asturias, tiene que ver con llama, llamuergallamarga, etc., es decir, zona de barro y lodos, como debió ser en el pasado, habitual en las zonas más llanas de la rasa costera


En un poste, señales de PR o sendero de pequeño recorrido, ya casi borrándose


Aquí nos cruzamos con un camino que viene de La Pesa a la derecha, con otro que va a Casa Moya y la finca Las Cabañas a la izquierda, situada sobre la ribera del río pero que no llegamos a ver desde aquí. Nosotros seguimos de frente


Y de repente, ¡oh sorpresa!, un viejo mojón xacobeo donde aparentemente no debería estar. Pertenece a la antigua señalización del Camino, tal vez de los colocados en 1994. Según leemos en el libro El Camino de Santiago por Asturias. Topoguía 2. Ruta de la Costa, entre la iglesia y el puente del Aguamía el Camino original ha desaparecido, por lo que se buscaron otros trayectos, este fue uno de ellos, desechado


Corresponde a los tiempos en los que se empleaba la concha como elemento direccional, cosa que daba lugar a diferentes interpretaciones pues unos entendían que sería la unión de sus rayos o líneas la que indicaría la dirección a seguir y otros al contrario, el del rayo más largo. En este caso sería la primera posición, la que señala la izquierda (el camino al puente, de donde venimos), la correcta. En la actualidad según la normativa del Consejo Jacobeo (que abarca las señales de tráfico oficiales), la concha no indica necesariamente dirección, únicamente identifica el paso del Camino. La dirección la marca la correspondiente flecha amarilla (de la que este mojón, antiguo, carece)


Entrada en Llames, el camino continúa siempre recto en el cruce del ramal de Casa Moya


Al fondo reconocemos ya un tejado, el de la casa que está justo antes de la zona de aparcamientos a la entrada del pueblo


A lo lejos y más allá de las arboledas, más casas de Llames, donde se han construido de unos años a esta parte numerosas viviendas unifamiliares y chalets


Entrada a la primera casa, cuyo tejado veíamos desde pasado el cruce. Enfrente reconocemos el muro de la finca que está justo antes del parking


El camino serpentea ligeramente dando vista ya a las siguientes casas


Y aquí empieza una pequeña bajada, en una curva a la derecha


Es La Rotella: de frente están La Rotella de Xuan (a la izquierda) y La Rotella de Xavi, a la derecha, dedicadas al turismo rural, una a cada lado de esta carretera local que comunica Llames con Belmonte


A la derecha los aparcamientos. Es tal la afluencia de gente que fue menester habilitarlos para evitar congestiones en el acceso a la playa y a los bufones, aún así no pocas veces estos se siguen produciendo en las calles de Llames, sobre todo en los accesos a dichos lugares tan concurridos. Este de La Rotella se inauguró en el verano de 2017 y existe otro en Garaña, a un kilómetro de aquí, más al oeste


El topónimo La Rotella, bastante frecuente en Asturias, parece que tiene que ver, como Roza y similares, con lugares roturados, antiguos terrenos de maleza transformados en fincas aprovechables


Aquí siempre suele haber algún mapa orientativo del pueblo con la ruta a La Bramadoria y otras sendas y lugares de interés de Llames. Nos acercamos a verlo


El acceso directo a los bufones, señalado con puntos rojos a la izquierda, es fácilmente identificable y coincide en su primera parte con el de La Playa Mía, Aguamía o Guadamía. Luego se establece un circuito para recorrerlos todos y regresar por otro camino, acercándonos si lo deseamos al vecino barrio de Garaña. Se anuncian casas de comidas, alojamientos y alquiler de bicicletas


Este otro mapa es una foto aérea en el que se precisa tanto nuestra ubicación actual como la ruta a La Bramadoria por Llames. Fijémonos en la playa arriba a la izquierda, cuyo arenal se extiende por toda la pequeña ría en bajamares, y en Garaña a la derecha


Cartel de advertencia a la entrada del pueblo, se han colocado en muchas zonas rurales ante el surgimiento de problemas de convivencia entre el vecindario y determinados visitantes desaprensivos



Dejamos el parking y continuamos camino por La Rotella, pasando entre las dos casas rurales a las que nos referíamos antes


Pasando La Rotella llegaremos a un cruce, en el que iremos a la derecha


Es el camino que va también al centro de Llames, donde se concentran la mayor parte de las casas, encrucijada de caminos de Belmonte, Garaña, y La Bramadoria con la playa


Su población de unos 50 vecinos se multiplica varias veces durante la temporada estival, como es habitual en casi todas las entidades rurales, sobre todo si están en la costa, al lado de las playas y cercanas a carreteras generales y autovías, como es este el caso


Desde primeras horas de la mañana puede verse gente caminando hacia La Bramadoria si por el temporal se conoce que los bufones o bramadorios están en su mejor momento


Dado, reiteramos, que es en días de galerna y fuerte viento cuando este apogeo de los bufones se produce nunca olvidemos nuestra pertinente ropa de lluvia y abrigo. Los paraguas no nos atrevemos a aconsejarlos, pues pueden arrastrarte con el huracán, o por lo menos romperse y darte buenos sustos con sus tirones


Avanzando por el pueblo llega ahora un poco de cuesta...


Y seguidamente una bifurcación...


En medio del cruce está Casa Samuel, con un pequeño terreno alrededor en pleno centro de la encrucijada


Y en ella tomamos el camino de la derecha, que sigue subiendo


Abundan los apartamentos, casas vacacionales y segundas residencias, como es, recordamos, habitual


Flecha amarilla en el suelo, se ha estipulado que este color únicamente se emplee para las rutas xacobeas pues en otras ha dado lugar a error. Lamentablemente no se hace caso, si bien aquí, un tanto alejados del Camino, tal vez ya no de ocasión a equívocos


Señal artesanal en la valla de Casa Manuel. A veces los particulares ponen letreros propios en aquellos lugares que pueden haber quedado mal señalizados o ser causa de equivocación y pérdida


Sigue la cuesta en San Zornín, otra casa de turismo rural con el nombre del lugar, pues está junto antes que la capilla de esta advocación (en castellano San Saturnino) situada un poco más atrás


Al fondo hay una pequeña plaza frente al campo de la capilla, con bolera. Esta es la crónica de la fiesta de San Zornín en Llames firmada por Guillermo Fernández para El Comercio y publicada el 26-11-2017 con el título Tradición para honrar a San Zornín en Llames de Pría:
"La fina y persistente lluvia que en la mañana de ayer caía sobre el concejo llanisco no fue un inconveniente para que la localidad de Llames de Pría festejara con esplendor a San Saturnino, a quien por aquellas tierras conocen con el cariñoso apelativo de San Zornín.

Superado el mediodía, dos decenas de mozas, acompañadas por panderetas y ataviadas con los trajes de llanisca y asturiana, acompañaban el traslado del ramo que salió a hombros de los jóvenes Pablo Miranda, Borja González, Aitor Ceñal y Benigno del Campo, quienes llevaban como auxiliar al niño Asier González.

La comitiva se refugió en el interior de una carpa protectora, donde las mozas entonaban las coplas del ofrecimiento de los panes y comenzaba la misa oficiada por el párroco Domingo González. Durante la función religiosa, la vecina Marta Elola interpretó de forma magistral las coplas del romancero que sirven para poner en escena el baile del Corri Corri de Cabrales.

Al término de la eucaristía, aprovechando que se habían cerrado las torrenteras del cielo, se formó una concurrida procesión por las calles centrales del pueblo. En el traslado de las andas con la imagen de San Saturnino, que fue obispo de Toulouse y predicador en las Galias y el Pirineo antes de morir martirizado en el siglo III, se encargaban Tino Ardines, Goyo Zaragoza, Ignacio Azcoiti y Pablo Alonso.

De regreso a la benéfica carpa tuvo lugar un selecto festival folclórico que parecía interminable. Acompañados a la gaita por Rodrigo Joglar y al tambor por su primo Álvaro Joglar, llegados desde el concejo de Cabranes, los jóvenes de Pría interpretaron el Saltón, las jotas de Cuera y Pría y el Xiringüelu de Naves. Y con acompañamiento de pandero se bailó el Careao, la jota de Ibias, la giraldilla de Malveo y el Pericote.

Por la tarde, en el prau Corrales, tuvo lugar un concurso de arrastre de peso por caballos. Un desafío entre las cuadras de José Barro, de Caldueño, y Guillermo Gómez, de Posada. Cada competidor presentaba tres caballos y cada uno de ellos tenía que desplazar su propio peso, durante cinco minutos, en un recorrido circular de 60 metros. 'Flecha', 'Moro' y 'Estribera', los equinos de José Barro, acumularon 1.378 metros, mientras que 'Marquesa', 'Felipe' y Sofía', de Guillermo Gómez, sumaban 1.300 metros. A continuación se celebraron diferentes concursos inspirados en los juegos tradicionales asturianos: carrera de lecheras, tiro de palo y tiro de cuerda. Para los más pequeños se programaron diferentes juegos infantiles.

Cuando la noche le había ganado el pulso al día, se sirvió una espicha gratuita para todos los presentes en Llames de Pría, antesala de la verbena amenizada por dos orquestas."

Esta es otra, esta vez para La Nueva España y del corresponsal Emilio G. Cea, fechada el 23-11-2018 y titulada Llames de Pría, en Llanes, celebra San Zornín con juegos tradicionales:
"La localidad llanisca de Llames de Pría celebra este fin de semana las fiestas en honor a San Saturnino, popularmente conocido como San Zornín. El programa festivo comienza hoy con un amagüestu en los bares del pueblo, acompañado de gaita y tambor y el ensayo general del ramu y de los bailes regionales. 
Mañana será el día grande, que incluye a las 12.30 horas ofrecimiento del ramu, seguido de misa solemne, amenizada con gaita y tambor. Acto seguido tendrá lugar una exhibición de bailes regionales a cargo del grupo local de baile, entre los que se incluirá, entre otros, el pericote. 
A las 16.30 horas habrá un concurso-exhibición de deporte tradicional que incluye arrastre de peso con caballos. Para las 18.30 horas hay programada una muestra de folclore asturiano y desde las 19.30 horas siguen los deportes tradicionales con carrera de lecheras, tiro al palu, tiro con cuerda y otros juegos.
A las 16.30 horas habrá un concurso-exhibición de deporte tradicional que incluye arrastre de peso con caballos. Para las 18.30 horas hay programada una muestra de folclore asturiano y desde las 19.30 horas siguen los deportes tradicionales con carrera de lecheras, tiro al palu, tiro con cuerda y otros juegos."

Un año después, el 26-11-2019 anunciaba así la romería Cope RibadesellaLlames de Pría se prepara para sus Jornadas de Deporte Tradicional en honor a San Zornín:
"La localidad llanisca de Llames de Pría se prepara para vivir el próximo sábado, 30 de noviembre, la XIX edición de las Jornadas de Deporte Tradicional enmarcadas en las tradicionales fiestas de San Zornín. El programa festivo dará comienzo el viernes con el amagüestu con gaita y tambor que se celebrará por los bares del pueblo. También se llevará a cabo el ensayo general de la Muestra de Folclore. 
Y el sábado, el día grande, comenzará con el ofrecimiento del ramo y la misa, para seguir con bailes regionales además de la gaita y el tambor de César del Río y Rodrigo Joglar. A las 17.30 horas, se celebrará la Muestra de Folclore, dirigida por Marta Elola y la Escuela de Folclore de S. Felices de Buelna: Taller de pandereta de los alumnos del Valle de San Jorge y Taller de bailes cantados y tocados con pandereta, tambor y gaita. 
La exhibición de Deportes Tradicionales comenzará a las 19.30 horas. Habrá juegos tradicionales infantiles y Gran Final de Temporada 2019 de Tiro de Cuerda y Carrera de Lecheras. Como remate, espicha para todos y Verbena. 
Las XIX Jornadas de Deporte Tradicional están organizadas por el Club de Deporte Tradicional San Zornín, con la colaboración de la Consejería de Cultura y Deporte del Gobierno del Principado de Asturias y el Ayuntamiento de Llanes."

Y llegamos al cruce: a la derecha está la capilla de San Zornín, de frente se va a Garaña y a la izquierda a La Bramadoria, que es el camino que vamos a seguir nosotros


Hay además aquí un pequeño triángulo verde en medio del cruce, ajardinado, con varios bancos y árboles, a manera de terraza


Enfrente está el bar El Resollu, uno de los que hallaremos en nuestro trayecto al arenal y a La Bramadoria


Nuestro itinerario sigue a su izquierda, yendo unos pocos metros cuesta abajo


Allí hay más señales de circulación, las cuales nos indican a la vez el trayecto a seguir a la playa en esta siguiente bifurcación


Y es una señal de circulación prohibida precisamente, a la que no todo el mundo hace caso, lo que conlleva a no pocos problemas de tráfico de aquí a la playa en no pocas ocasiones


Es también campo de maniobra para dar vuelta los coches. Aquí se acaba esta corta bajada desde el cruce de San Zornín


Más señalización que nos confirma seguimos la dirección correcta


Otra bifurcación más y a la derecha, todo recto entre las fincas


Fincas pedregosas, en las que aflora la roca caliza tan característica de la rasa costera llanisca, como hemos podido comprobar desde Santiuste hasta acá


Enfrente, el bar La Pumarada, el segundo del trayecto del camino al mar, que es el que siguen, saliendo del bar, los componentes del desfile de la fiesta de San Zornín, como refiere para El Comercio Guillermo Fernández el 27-11-2022 con Llames de Pría homenajea a San Zornín con dos ramos y trajes regionales:
"Los vecinos Llames de Pría homenajearon ayer a San Saturnino, conocido por aquellas tierras con el cariñoso apelativo de San Zornín. Desde La Pumarada salió el desfile folclórico matinal del que formaban parte el gaitero Manolín Vela y el tamboritero Gregorio Trespalacios, dos ramos, más de medio centenar de niñas y mozas ataviadas con el traje de llanisca y una decena de hombres enfundados en el vistoso atuendo de porruano. 
El ramo de los guajes, de apetitosas rosquillas dulces, lo trasladaban los niños Manuel, Ariadna, Irati y Alia, mientras que el de los veteranos iba a hombros de Sergio Buey, Ernesto Herrero y los hermanos Pablo y Rubén Miranda. Las aldeanas entonaban las coplillas tradicionales al contrapunto de un tambor en manos de Judith Elola. Tras la misa de campaña, oficiada por el párroco, Domingo González, los lugareños, dirigidos por Marta Elola, bailaron la Giraldilla de Malveo, la Donzaina, las jotas de Tormaleo y Caldueño y un Pericote de tres triadas."

El Camino continúa a la derecha del bar, haciendo un poco de curva


Un poco más adelante ya tenemos otro cruce, al que nos encaminamos...


Azota el temporal, el "mal tiempo" es el buen tiempo para los bufones y la mar que bate espectacularmente contra los célebres acantilados de Pría


Cruce y a la izquierda, por el camino asfaltado. A veces la mejor orientación es seguir a las "riadas de gente" que se forman a veces para ir a ver a los bufones


Los tractores revelan que en estos pueblos, ahora eminentemente turísticos, siguen las labores agropecuarias tradicionales de la casería asturiana, adaptadas a los nuevos tiempos


Más fincas con viviendas unifamiliares y chalets, con jardines, prados y frutales, se extienden a ambos lados del camino


A nuestra izquierda, la terraza de La Pumarada, con sus mesas y sombrillas, solitaria y empapada acabado ya el verano


A pesar del viento, alguien intenta abrir su paraguas, operación a veces harto difícil, por no decir incluso peligrosa


Cruce y todo de frente. Fijémonos en la gran roca madre que aflora a la izquierda en este reino de la erosión y la caliza


Más letreros, paneles e indicaciones en el próximo cruce, con mapas de rutas y anuncios de posadas


Aquí ahora hemos de ir a la derecha, siguiendo a esta pareja...


Y a esta otra,  pues a pesar del aire, la lluvia y el frío las gentes acuden sin parar a la llamada del bufón


En esta placa, además de las indicaciones correspondientes, veremos la foto de un bufón, que nos hará ir preparándonos a llegar a su encuentro


Es una foto con su pertinente mar bravío, ahí vemos los de la parte de Las Grallas, donde las olas baten espectacularmente. Esta es una foto sacada desde los acantilados situados a su derecha, Castru Arenes, ya en términos riosellanos


Prados, caliza y arbustos camino de La Bramadoria, son fundamentalmente arboledas autóctonas en ejemplares aislados o formando pequeños bosquetes característicos de la rasa costera llanisca. Leemos en Asturias concejo a concejo. Llanes, Ribadedeva del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA), de varios autores bajo la dirección de Francisco Tuero Bertrand y la coordinación de Juan Ignacio Ruiz de la Peña Solar:
"dentro del concejo se pueden diferenciar tres áreas en función de la vegetación: las áreas de montaña, las sierras planas y la rasa. En las primeras predomina el matorral y la presencia de bosquetes relictuales de hayas, fundamentalmente. Las sierras planas han sufrido una intensa repoblación con pinos y eucaliptos. Y por último, la casa presenta una organización caótica de todas las especies, excepto el haya. Aquí el carst ha impuesto una inversión altitudinal de las especies apareciendo las mediterráneas en los sectores más elevados"

Se abren los paraguas cuando el viento nos da tregua, el paisaje de la campiña es realmente bello en Pría en cualquier época del año


Pumarada en el prado y ovejas pastando. Más allá la ocalital, la especie predominante plantada intensamente con fines industriales desde hace décadas, incrementándose con el éxodo rural y el abandono del campo


Aunque no los veamos, cuando los bufones rugen o braman, se les oye desde muy lejos, un sonido tan inquietante como atrayente que sale de las entrañas de la tierra, una sensación que es difícil explicar con palabras. "Eso es un bufón, un accidente geológico que hechiza", como bien describió el actor Adolfo Fernández elaborando un documental en la zona


Los inviernos son relativamente suaves en esta rasa costera, al igual que suelen serlo los veranos, los datos del libro del RIDEA, del año 1993, nos daban por entonces una una temperatura media de 17º en verano y 8,5º en invierno, pero esto ha cambiado, según leemos en la página meteorológica Weather Spark:
"En Llanes, los veranos son cómodos y secos; los inviernos son largos, fríos, mojados y ventosos y está parcialmente nublado durante todo el año. Durante el transcurso del año, la temperatura generalmente varía de 7 °C a 23 °C y rara vez baja a menos de 3 °C o sube a más de 26 °C."

Además de los bufones también podremos escuchar perfectamente el oleaje en la Ría del Mía, Ríu Aguamía, Guadamía o Aguadamía, El Vau l'Arena, que vamos a ver seguidamente, pues aquellos ocalitos del fondo están al otro lado del pequeño estuario que vamos a ver. A su derecha, en la bocana, los prados de Castru Arenes, también en la ribera riosellana


A la derecha, una gran pradería es la antesala de la franja de primera línea de costa donde están los bufones de El Bramadoriu, incluso la tierra parece temblar a nuestros pies cuando ellos rugen, un sensación que se te mete por el cuerpo de forma intensa, sobre todo las primeras veces que la experimentas


Aquí, el camino sigue de frente y a la izquierda se va a la playa


Según pasamos, podemos asomarnos al acantilado en este mismo cruce


Ahí está la bajada al Vau l'Arena, con el bar Playa de Guadamía, que abre en verano, al fondo, la arena desaparece a la vista en las mareas altas, como ahora, sumergida bajo las olas del mar, que entra con fuerza, el mejor momento para ir a ver El Bramadoriu


La Gran enciclopedia del paisaje de Asturias escoge el nombre de L'Aguada, entre los que tiene esta playa, y de ella dice lo siguiente:
"Pequeña playa situada en la desembocadura del río l'Aguadamía. Este curso de de agua divide los términos municipales de Llanes y Ribadesella, pero, como los bancos de arena que forman L'Aguada están más bien al este del río, la mayor parte de la playa se halla en territorio de Llames, un pueblo de la parroquia llanisca de Pría. L'Aguada mira hacia el oeste, es de forma irregular y color blanquecino. Desde la playa hasta la mar abierta se extiende un largo pero angosto trecho lleno de agua. También denominada la playa de Llames, se accede bien a ella en vehículo desde Llames, mejor que desde Cuerres. Ambos acantilados frecuentados por pescadores cerca la recoleta cala, muy hermosa en marea alta"

En cuanto al río, al que denomina L'Aguadamía, nos informa de esta manera de su curso, nacimiento y otras características:
"Pequeño río de 3,5 km de longitud que nace en el concejo de Ribadesella, en el paraje conocido como Madre del Ríu, pero poco más allá pasa a constituir límite municipal entre los concejos de Llanes a Ribadesella, entre el pueblo riosellano de Cuerres (que forma parte de la parroquia de Collera) y el llanisco de Pría. Pría y Cuerres formaban antaño una única parroquia y dicho límite municipal no lo es lingüístico, puesto que los nativos de Cuerres y de Pría terminan en as los femeninos pluares, lo que ya no sucede en Toriellu, el siguiente pueblo de Ribadesella. El ríu Aguadamía, también llamado Aguamía, desemboca en la playa de L'Aguada -cercana a la localidad llanisca de Llames de Pría- y se trata de un curso fluvial que destaca por carecer de afluentes. Sobre él se encuentra el puente de Mía, de un arco y antigua y original factura, que es el más cercano a la costa. Además diversos molinos harineros funcionaban a su vera"

El Vau l'Arena, del latín vadum en el sentido de paso o cruce de río, junto con la arena del sable, dan nombre también a este idílico paraje, que conforma verdaderamente un vado, un paso en bajamares, que queda cubierto por las aguas en las pleamares, cuando el Cantábrico penetra en la ría y río bastantes metros tierra adentro. Ahí se ha habilitado un paso peatonal que enlaza al otro lado con el camino de Cuerres a Castru Arenes, que cuando baje la marea podremos emplear para ver La Bramadoria desde allí como en la foto con la que abrimos este blog, con los bufones y los acantilados


En el cantil, sendos paneles indican nuevamente los caminos a seguir para bajar a la playa o para seguir a los bufones, por donde vamos a continuar nosotros


Un muro bajo de piedra jalonado de hitos rematados en bola separa la senda, muy ancha, del borde del precipicio, repleta de árboles y plantas que crecen profusamente, silvestres, otro hermoso encanto de la naturaleza marina


Entre ellos tal vez podamos llegar a ver ya El Castru Arenes, también como Pría de impresionantes acantilados, en la boca de la ría


He ahí el mirador desde el que se contemplan de frente los cantiles de La Bramadoria, donde pueden verse al completo y en su conjunto y sacarse impresionantes fotos de los surgideros en toda su fuerza, si bien a cierta distancia. Volvamos a repasar la Enciclopedia del paisaje de Asturias:
"Tramo de acantilado situado al oeste del vau L'Arena, al norte del pueblo de Cuerres y dentro de la parroquia riosellana de Collera. Pese a su nombre, carece de islas o islotes (esto último es a lo que se denomina castru). En el castru Arenes se forma algo de llancar, que es como se llama en Ribadesella la parte inferior del acantilado que en bajamar deja libre el mar."

Las olas entran en la ría suavizándose tras adentrarse con ímpetu en la bocana. Sobre el nombre del río se han dado varias interpretaciones según cada versión. Adjuntamos este artículo de prensa al respecto, del blog de José Mª Izquierdo Rojo, titulado Guadamía ¿o aguamía?:
"Siendo yo mozo, o sea hace más de treinta años, los de Obras Públicas debieron de ser, pusieron carteles en las carreteras con los nombres de los ríos que las cruzaban. Al salir del concejo de Ribadesella y entrar en el de Llanes, colocaron uno muy visible que rezaba: Río Guadamía. 
Pasaba yo un dia de aquellos por allí, en el coche de D. Julio Gavito, padre, que era un Seat 1.400 de los primeros que salieron. Julio Gavito, padre, era un hombre muy culto (también lo es el hijo, pero de otra manera), que según él mismo decía “de Oviedo a Llanes conozco todos los montes, ríos, caminos, y hasta los praos”, lo que se acercaba mucho a la realidad. 
Tenía siempre la amabilidad de recogerme en la carretera cuando me veía haciendo auto-stop , y además me invitaba a un café con madalenas en casa Manín, en Ribadesella, cuando la carretera pasaba casi por el centro de la villa. Algunas veces concertábamos el viaje por teléfono. Ambos pasábamos el verano en Llanes, pero trabajando -a días- en Oviedo. De ahí nuestros ocasionales viajes en común, y nuestra relativa amistad a pesar de la diferencia de edad. 
Pues bien, el primer día que vimos el cartel, me dijo Don Julio:
- Se han equivocado. No es Guadamía, sino Aguamía. Siempre se ha dicho Aguamía. Como hay tantos ríos en España que empiezan por Guada, de ahí debe venir el error...
Durante muchos años me he estado fijando en el nombre que se le da a este riachuelo. En la mayoría de mapas y planos, especialmente en los modernos, puede verse Guadamía, lo que, sobre ser un cierto error, puede inducir a más error, pues el prefijo “guada”, que significa río en árabe , podría hacer pensar en una influencia árabe en estos territorios, que obviamente no existió. 
En algunas obras moderna y bien documentadas (como la Gran Enciclopedia Asturiana o Asturias Concejo a Concejo) se citan los dos nombres, y se refieren al pequeño río con ambos términos: Guadamía o Aguamía, que hacen así sinónimos. En cambio, en los libros antiguos que he podido consultar sólo he encontrado el que creo más auténtico, el de Aguamía. 
El diccionario geográfico-estadístico-histórico de Madoz (1845-50) es aquí incuestionable: dedica ocho líneas exactísimas al topónimo Aguamía y no cita el de Guadamía. 
A mí me parece que alguna eminencia gris de Obras Públicas de aquella época, seguramente desde Madrid, diría ¿Aguamía?...será Guadamía, como en otros sitios. Y reconfortado con el recuerdo del Guadiana, Guadalquivir, Guadalhorce, Guadalaviar, Guadalete y tantos otros, se quedó tranquilo. Pero no hay ríos cuyo nombre comience por Guada en el norte de España. Se comprende la metátesis, y la lengua está llena de casos similares, pero también se puede comprender un pequeño afán por poner las cosas en su sitio."

El filólogo y erudito Xosé Lluis García Arias dice de su etimología en Toponimia Asturiana el porqué de los nombres de nuestros pueblos lo siguiente:
"encontramos el nombre de un río del oriente, llanisco y rioseyano, Ríu Mía, acaso tautológico si se considera documentado como “flumen Amia” (LTO a. 1052). Es conocido también como Aguamía y por otros L’Aguadamía, lo que resulta coherente teniendo en cuenta los usos asturianos, documentados en la Edad Media, en que la expresión agua ha de interpretarse muchas veces como ‘corriente de agua’, ‘río’. Aguamía no es sino ‘el río Mía’, al igual que Aguadamía, que parece exactamente lo mismo aunque explicitando la preposición *agua de Mía ‘el río Mía’ o agua d’Amía’"

El borde rocoso sobre el arenal parece formar una escollera natural canalizando la ría, tan pequeña como hermosa. Esta es la descripción en Wikipedia:
"La playa de Guadamía, también conocida como playa de Aguamía e incluso de La Aguada,​ se encuentra en la localidad de Llames de Pría, en la desembocadura del río Guadamía, que es el que marca el límite entre Llanes y Ribadesella (AsturiasEspaña). Se enmarca en las playas del Costa Verde Asturiana y está considerada paisaje protegido, desde el punto de vista medioambiental (por su vegetación y también por sus características geológicas). Por este motivo está integrada en el Paisaje Protegido de la Costa Oriental de Asturias.
La playa presenta forma irregular, y se accede a ella por un antiguo camino de carretas que lleva desde el cercano pueblo de Llames de Pría. También existen dos accesos accesibles a pie por la ladera de Cuerres. 
La playa no cuenta con ningún servicio, fuera de realizarse su limpieza. Rodeada de acantilados (que se encuentran llenos de covachas y de los llamados «bufones» —estrechas chimeneas verticales por las que el agua sale a borbotones haciendo en ese proceso gran estruendo al mezclarse el agua salada con el aire—) podría considerarse un marco idóneo para el estudio del modelado kárstico. Se podría considerar una playa fluvial."


Aunque los oigamos, no veremos a los bramadorios hasta llegar al borde del acantilado en el que se encuentran, el sonido que amedrentó a Laurent Vital, cronificando aquel improvisado y, al principio sobre todo, muy accidentado viaje del joven Carlos de Gante a hacerse con la herencia territorial de los Reyes Católicos en septiembre de 1517


Pocos metros allá la los empezamos a ver, maravillosos, en lontananza, al borde de los acantilados: hemos llegado a La Bramadoria o El Bramadoriu, el fantástico paraje que es el solar natural de los bufones de Pría 


Parecen calderas humeantes surgidas de la tierra, pero no son producto del calor sino de la fuerza del mar en las perforadas rocas calizas del subsuelo. Escribe José A. Guerrero para El Correo el 4-2-2014 con Los bufones de Pría vuelven a rugir:
"Un infierno físico y real, con sus profundas cavernas y el rugido de sus abismos. Un infierno rebosante de calderas efervescentes, de grietas sin fin que la mar enciende con la furia de sus tempestades. Ese infierno que te atrapa en cuerpo y alma para que nunca lo olvides, bien podría situarse en las entrañas de una pequeña aldea del Oriente asturiano. 
El temporal que estos días sacude la costa cantábrica ha dejado trágicas escenas como la ola mortal de Ondárroa, y fotografías de portada como esa gigante lengua de agua barriendo el puente más famoso de San Sebastián. Pero cuando la naturaleza quiere brindar su más bello espectáculo elige un abrupto trozo de tierra asturiana asomada a los acantilados de Llames de Pría, a nueve kilómetros de Ribadesella y 25 de Llanes. 
Allí, escondidos entre las rocas, los llamados bufones de Pría rugen desde los avernos como si respiraran por la garganta del mismísimo Pedro Botero. Es la voz tenebrosa del mar embravecido que suena como un resuello cuando lanza sus llamaradas líquidas como un potente surtidor de agua pulverizada que se eleva a varios metros de altura. 
A estas chimeneas que recuerdan a la fumata blanca del Vaticano, los asturianos también las denominan borbollos, aunque el nombre que más los define es el que recibe el más famoso de todos los bufones de Pría: la Bramadoria, cuyos aullidos son legendarios. Antiguamente los paisanos de Llames sentían un temor reverencial cuando la Bramadoria abría sus fauces y exhalaba su aliento de sal y agua. De ahí el dicho local Cuando sientas el pozu Pría, coge leña p'al otru día."

No existe aquí un camino definido como tal en el sentido literal del término sino que iremos de un bufón a otro atendiendo a sus surtidores, según salen aquí y allá, yendo de uno a otro a nuestra elección y preferencia. En Acampamos.com nos hablan así de ellos:
«En los bufones de Pría el agua se desplaza por canales o tuberías naturales. Al tener contacto con el aire las aguas salen despedidas a modo de Geyser, acompañado de un gran bufido. Este fenómeno solo se da cuando el mar está picado, furioso o embravecido»

"Los bufones son grietas y chimeneas abiertas en la costa conectadas con simas marinas por las que el agua del mar penetra a presión, formando surtidores de agua pulverizada visibles desde el exterior y que pueden alcanzar más de veinte metros de altura", leemos en los textos explicativos de las placas colocadas en La Bramadoria o El Bramadoriu explicándonos este impresionante portento natural:
"La formación de los bufones se basa en la disgregación de la roca caliza por efecto de la acción de su disolución en contacto con el agua de lluvia. El agua de lluvia penetra por pequeñas fracturas o zonas de mayor debilidad hasta el agrandamiento de las pequeñas cavidades originales, provocando con el paso del tiempo que se forme una cueva en comunicación con el conducto vertical. Con la llegada de las olas, el aire o el agua que existe en la cueva se comprime y sale a gran presión al exterior"

La olas que golpean con fuerza titánica la pared del acantilado parecen volverse celosas de la fama de los bufones y se nos revela que quisieran competir con ellos en efectos, sonido, rugido, bramido, altura y espectacularidad



La gente se desparrama acá y allá por los bramadorios más activos esperando la salida del quejumbroso chorro de agua de mar, no todos salen a la vez y suelen surgir aquí y allí a partir del camino hacia los cuetos rocosos que vemos en lontananza


El día que vinimos parecían especialmente alborotados los bufones de la parte más alta, hacia donde nos vamos a ir encaminando


Se les compara por su aspecto con géiseres, volcanes pequeños y demás fenómenos pero es una cosa totalmente diferente


Llegando aquí mucha gente ya se detiene a hacer las primeras fotos a distancia y en conjunto de toda La Bramadoria


Cuando las chimeneas no arrojan agua a presión, solo rugen, lo cual es otro espectáculo de la naturaleza, si bien ya netamente sonoro


Llegamos a esta gran explanada hasta donde antiguamente llegaban los vehículos, ahora un gran barrizal cuando llueve, aquí empezaremos a ver los primeros bufones, si bien esta jornada los de esta parte parecían más inactivos


Pero algunos bufidos salen, los agujeros braman y algo de agua pulverizada sale. Es posible tiendan a picarnos un poco los ojos, es la sal del agua del mar, difuminada con el aire que respiramos, que se nos mete por todos nuestros poros en su densa niebla. Se hace indispensable un chubasquero


La gente se asoma al acantilado, también con prudente distancia y suma precaución, a contemplar las enfurecidas olas que saltan sobre estas formidables paredes verticales del cantil


Este viene a ser el primer bufón que nos encontramos llegando desde el camino, dando vista a lo lejos, al sur, a las cumbres de La Sierra Negra, que se extienden paralelas a la costa entre Llanes y Ribadesella/Ribeseya. Ahí tenemos La Cima Bacia (567 m) y el Altu Tayadera (743 m)


Muchas veces las montañas ocultan sus crestas entre las nubes en estos días de borrasca tan óptimos para acudir a La Bramadoria


Dado que en las fotos no se aprecia lo suficiente, y menos en estos bufones sin chorro o muy escaso, adjuntamos el vídeo pertinente que nos permitirán hacernos una mejor idea de su sonido e intensidad


Si bien no es la cumbre más alta, El Picu Mediudía o Sorrolles (537 m), es una mítica cima plagada de leyenda y tradiciones recogidas por Hernán del Frade de Blas en Mediudía y Socampu, dos montañas sagradas, artículo de investigación publicado en la revista Bedoniana IV, anuario de San Antolín y Naves, del que extraemos lo siguiente:
"Acerca del posible carácter sagrado de esta montaña, el Padre Risco, refiriéndose a la donación del monasterio de San Martín de Collera por parte de Piniolo y Aldonza al monasterio de Corias el siglo xi, al establecer los límites del alfoz de Melorda, al monte que cierra el territorio por el sur se le denomina como Monte de Santa Cruz. La sacralización de lugares paganos se ha producido desde antiguo colocando cruces en su cumbre, ahuyentando el antiguo culto y/o sustituyéndolo. No puede dejar de mencionarse la interpretación que al comienzo de La Fonte del Cai hacía Pepín de Pría acerca del lugar de los Robles del Concejo, al que identificaba con un antiguo bosque sagrado en el que se reunían los druidas y que se encuentra adyacente al monte. Si bien es una apreciación cargada de romanticismo, la posible existencia de un lucus, es decir, un lugar sagrado situado en un claro de un bosque, no es descartable. En apoyo de esta observación ha de tenerse en cuenta que este lugar, cada vez más destruido por el polígono industrial de «Guadamía», se halla junto a la Madre del Río, lugar de nacimiento del río Aguamía. Además, la referencia a los robles, el árbol sagrado por excelencia de la cultura céltica. Por último, el que ese bosque sea el del «Concejo» está indicando la existencia de reuniones en él, algo habitual en los lucus."

Y he aquí otro bufón y seguimos con la explicación de este maravilloso prodigio costero de La Bramadoria:
"Si mar está en calma, las cavidades subterráneas se limitan a expulsar el aire, comprimido en las galerías por los golpes del oleaje. Sin embargo, en los días de fuerte marejada, los bufones se transforman en un espectáculo que produce admiración y temor. Encontes, el agua y el aire, apretados en aquellas angosturas subterráneas, escapan juntos por los resquicios de la adelgazada bóveda. La tierra se abre escupiendo al cielo trozos de mar con ensordecedor ruido y un ligero orbayu de sal riega los campos. Los quejidos del Bramadoriu, como se denominan localmente, se dejan oír a muchos kilómetros y el suelo, desgastad ya por milenios de oleaje, amenaza con romperse, definitivamente"


Incluso en días de galerna, recalcamos, no todos los bufones surgen con la misma fuerza, por lo que vamos a ir recorriéndolos todos siguiendo esta pedregosa franja acantilada


Acantilado al que también nos queremos acercar un poco, siempre con la más que prudente distancia y prudencia durante estos fenómenos costeros


Y así admiramos a nuestra derecha Castru Arenes, con sus acantilados bastante semejantes a los de Pría


La verdad es que casi parecen un reflejo unos de otros, situados a cada lado de la bocana de la ría del Vau l'Arena


Es, como bien dice la Enciclopedia del paisaje de Asturias"la esquina nororiental del concejo de Ribadesella", desde un poco más arriba divisaremos algo más de su costa


Efectos de la erosión de las olas al caer sobre la superficie del borde del cantil. La roca madre queda al descubierto y es fulminada a lo largo de siglos y milenios quedando una superficie pedregosa de picudos cantos


Mientras, siguen bramando todos los bufones, unos con su surtidor y otros no, a veces varios a la vez y a veces como formando una sucesión en la que, cuando acaba uno, empieza otro, raramente todos al unísono


Crecen entre estos picudos roquedos de la franja varias especies de plantas marinas de fuertes raíces que se meten por las quebradas y recovecos de la tierra


Orbayu o nublina, niebla pero también marina de agua de mar, un hermoso efecto aunque en ocasiones nos piquen los ojos un poco al meterse en ellos, sin darnos cuenta, las aguas del mar


Esta bruma que impregna el ambiente está formada tanto por los bufones como por las olas que machacan con inusitada bravura el paredón calizo de los acantilados de Pría


Hay que ver bien donde ponemos el pie, pues un tropezón o resbalón aquí puede ocasionarnos una caída sumamente dolorosa


Con la mar tan agitada se forma una espuma tan densa que es igual que nata y el agua se cubre de un manto blanco en este frente costero


Aunque hay marea alta, el movimiento brusco del oleaje y su fuerte resaca y arrastre deja al descubierto en determinados instantes partes del llancar o base del acantilado sumergida en las mareonas


Un verdadero campo minado pues se extiende por esta banda del borde del cantil, en la que pocos se aventuran demasiado tiempo


En algunas zonas son aristas picudas y afiladas, un tanto peligrosas, evidentemente, pero conformando una magnífica formación geológica entre las que el agua al caer de las altísimas olas forma pequeños charcos


Retrocedemos pues un poco y descubrimos esta hermosa boca de otro bramadoriu. Fijémonos que según nos alejamos de la zona más batida por las olas va disminuyendo el afloramiento rocoso y este parece suavizar sus afilados salientes


Nunca nos asomemos demasiado, aparte de correr el riesgo y caer adentro, a veces salen chorros fuertes cuando menos lo esperamos, incluso en aquellos bufones que no parecen mostrar actividad. Tanto en estos pozos como en el acantilado han ocurrido accidentes por exceso de confianza o por imprudencia


Tierra y arena entre los pedreros y el camino. Aquí, el cartel explicativo de la zona, al que nos acercamos


Fotos, mapa y texto, del que hemos sacado la información antes reseñada


Foto con La Bramadoria en calma. Es un lugar agreste de gran belleza, relativamente poco humanizado a partir de las fincas y en esta franja inmediata al filo del despeñadero sobre el Mar Cantábrico


El texto pertinente, bien explicado y a la vista


Mapa y advertencia de ZONA MUY PELIGROSA, con las recomendaciones de no arrojar al bufón objetos ni materiale (aparte de que es una guarrada la fuerza del aire y del agua puede devolverlos hacia arriba cayendo sobre nosotros) así como la advertencia de "en días de temporal contemplar desde la distancia para evitar accidentes". Añaden el teléfono de emergencias, el 112


Allí vemos las olas romper contra la pared del acantilado y saltar, con gran expectación de los presentes. Y esta ola es en realidad de las pequeñas


Vamos a acercarnos un poco a contemplar el espectáculo, insistimos, siempre prudentemente, mientras, observamos la vegetación, de la que bien escribe el biólogo Ramón Luis Álvarez Arbesú en La Nueva España, publicando con este tema el artículo El entorno vegetal de los bufones de Pría, publicado el 19-5-2012, cuando reclamaba por entonces que había de ser este un paisaje especialmente protegido. Empieza así con unas consideraciones generales muy interesantes:
"El litoral asturiano está acantilado en su 80 por ciento. En términos de macrorrelieve es rico y diverso, con acantilados altos y bajos, de sustratos blandos y duros; de naturaleza silícea y calcárea, etcétera. A pequeña escala, los bufones son su broche de oro.

El programa CORINE/BIOTOPE 1989:2.2 diferencia los acantilados y costas rocosas en: acantilados desnudos, como aquellos desprovistos de vegetación vascular pero habitados por comunidades de invertebrados, algas y líquenes, y acantilados y costas rocosas vegetadas que están cubiertos por tapices dispersos de casmófitos aerohalinos o por praderas aerohalinas más o menos cerradas.

El documento «Interpretation Manual of European Union Habitats» de 1999 describe en el hábitat «Acantilados con vegetación de las costas atlánticas y bálticas» (código NATURA 2000: 1230) que «los acantilados con vegetación exhiben un complejo modelo de variación que refleja el grado de exposición marina... hay una zonación desde comunidades de hendiduras y de repisas de las pendientes escarpadas cerca del mar (Crithmo-Armerietalia Géhu 1964) hasta las praderas marítimas cerradas sobre las pendientes de las laderas altas del acantilado, zonas altas y repisas del acantilado donde hay acumulaciones más profundas de suelo» («Silenion maritimae Malloch» 1973).

El documento «Interpretation Manual of European Union Habitats» de 1999 describe en el hábitat «Acantilados con vegetación de las costas atlánticas y bálticas» (código NATURA 2000: 1230) que «los acantilados con vegetación exhiben un complejo modelo de variación que refleja el grado de exposición marina... hay una zonación desde comunidades de hendiduras y de repisas de las pendientes escarpadas cerca del mar (Crithmo-Armerietalia Géhu 1964) hasta las praderas marítimas cerradas sobre las pendientes de las laderas altas del acantilado, zonas altas y repisas del acantilado donde hay acumulaciones más profundas de suelo» («Silenion maritimae Malloch» 1973).

La presencia de plantas en un lugar no es caprichosa y se encuentra limitada tanto por las condiciones locales como, por supuesto, la actividad humana. Aquí, además, impera el condicionante impuesto por la salinidad del mar, de elevado efecto herbicida. Dependientes de la sal, en el suelo o sobre sus hojas, las plantas del acantilado pueden ser consideradas altamente tolerantes, tolerantes o no tolerantes. En el primer grupo se incluyen Armeria maritima, Plantago maritima, Crithmum maritimum, Inula crithmoides y Silene maritima. Al segundo grupo pertenece Festuca rubra subespecie. pruinosa. El tercer grupo incluye la mayoría de las plantas vasculares. Expresando el hecho de forma apurada y simplista, hay pocas especies especializadas a la sal y muchas generalistas «continentales». Unas pocas especies ya gozan de rango de protección y podrían ser vertidos argumentos suficientes para que se amparase legalmente varias más, pero eso es algo que no pretende este escrito.

La característica más sobresaliente del acantilado radica no tanto en la flora como en la disposición de las agrupaciones de plantas sobre él. Aquí, todas las comunidades presentes son altamente especializadas. Empezando desde el mar, la exposición directa al agua marina en las áreas afectadas por las olas impide la implantación de vegetación de manera que se aprecia una primera banda o franja de acantilado desprovista de vegetación. Las salpicaduras de agua de mar, impulsadas ocasionalmente por encima de la franja anterior, determinan la existencia de otra banda (la primera con vegetación), de escasa cobertura, en la que medran las plantas más tolerantes a la salinidad formando las comunidades halocasmofíticas. El efecto del viento hace que la sal sea transportada algo más lejos, en forma de aerosol, y determina la aparición de más franjas de vegetación: la más afectada está formada por praderas densas aerohalófilas y; la menos, por matorrales aerohalófilos, habitualmente dominados por tojos. La continuidad del sistema es rota por los bufones, que permiten la llegada de salpicaduras a lugares que están más alejados de lo «normal» del mar. Con todo, los bufones no sólo modifican la regularidad en la distribución de las franjas sino que son lugares en los que se desarrolla un tipo de vegetación especial: la asociación Crithmo-Frankenietum cuyo inventario tipo (holotipo) ha sido descrito para la ciencia en un bufón asturiano. Por último, indicar que puede haber más franjas... pero no vienen al caso que nos ocupa."

Y seguidamente, Arbesú explica las características concretas de esta vegetación marítima de Pría, en la esquina noroeste de Llanes:
"En Pría, la banda halocasmofítica corresponde a la asociación Crithmo maritimi-Limonietum binervosi (Crithmo-Armerion maritimae, Crithmo-Armerietalia, Juncetea maritimi). Es la primera cintura de los acantilados constituidos por rocas calcáreas duras y se caracteriza por el dominio de Armeria pubigera depilata, Limonium binervosum y Crithmum maritimum. Son comunidades herbáceas poco densas que medran en las fisuras y pequeñas grietas de las rocas situadas inmediatamente por encima del horizonte supramareal. Aparecen desde el centro de Asturias a la cuenca del Adour (Francia). 
A continuación crecen las praderas halófilas de la asociación Leucanthemo crassifolii-Festucetum pruinosae (Crithmo-Armerion). Son céspedes densos de Festuca pruinosa con Anthyllis iberica y Rumex biformis que constituyen la segunda cintura de vegetación. Se las encuentra desde el centro de Asturias hasta el País Vasco Francés. 
En el entorno de los bufones viven las praderas halófilas de la asociación Crithmo maritimi-Frankenietum laevis (Limonio ovalifolii-Frankenion laevis, Glauco-Puccinelletalia, Juncetea maritimi). Son comunidades herbáceas de cobertura prácticamente total que se sitúan en la parte superior de los acantilados de calizas duras, sobre suelos ricos en arenas, especialmente en los bordes de los bufones. Destacan Frankenia laevis e Inula crithmoides. Están en Asturias. Es tan rara que, unido al pisoteo que sufre, su conservación está en grave peligro."

Se ocupa para finalizar Arbesú también de la vegetación silvestre costera de Pría más apartada de los bufones, acabando con las conclusiones que estima pertinentes para la preservación de estas especies vegetales:
"Por último, la banda más alejada del mar está constituida por matorrales aerohalófilos de la asociación Ulici humilis-Ericetum vagantis (Dactylido maritimae-Ulicion maritimi, Ulicetalia minoris, Calluno-Ulicetea). Son comunidades de brezal tojal halófilo que forman la tercera banda de vegetación típica de los acantilados de sustratos de neutros a básicos. Tiene elevada cobertura, porte alto y relativa riqueza de especies. Destacan Ulex gallii, Erica vagans y Lithodora diffusa además de Brachypodium rupestre, Serratula tinctoria y Daucus gummifer. Se distribuyen a lo largo del Cantábrico oriental. Son relativamente poco frecuentes al haber sido históricamente trasformadas a pastizal y, además, las pocas que quedan tienen problemas de conservación debido a la implantación de pistas y sendas. 
Las cuatro comunidades descritas están presentes en el entorno de los bufones de Pría y están, a su vez, incluidas en los hábitats naturales de interés comunitario europeos. La directiva 92/43/CEE entiende como tales a los que: i) se encuentran amenazados de desaparición ... o bien ii) presentan un área de distribución natural reducida a causa de su regresión... o bien iii) constituyen ejemplos representativos de características típicas de una o de varias de las seis regiones biogeográficas... Son tipos de hábitats naturales prioritarios aquellos hábitats naturales amenazados de desaparición presentes en el territorio cuya conservación supone una especial responsabilidad para la comunidad habida cuenta de la importancia de la proporción de su área de distribución natural incluida en él. 
Los hábitats de interés comunitario representados en los acantilados de Pría son el 1230 acantilados marinos con vegetación de las costas atlánticas y bálticas y; el 4040 * (* indica que es prioritario) brezales costeros atlánticos secos con Erica vagans. 
Las asociaciones Crithmo-Limonietum, Leucanthemo-Festucetum y Crithmo-Frankenietum del acantilado de Pría están incluidas en el hábitat 1230 y, por tanto, gozan de la consideración de interés comunitario. Los matorrales aerohalófilos de la asociación Ulici-Ericetum de Pría están incluidos en el hábitat 4040* y son hábitat prioritario de interés comunitario. 
Todos los descritos están degradados en el entorno de los Bufones de Pría. «Sólo» el Crithmo-Limonietum está «poco» degradado ya que su sinecología se reduce a las fisuras y pequeñas grietas de las rocas, allí donde el pisoteo es harto difícil. El resto están extraordinariamente degradados: los pastizales del Leucanthemo-Festucetum están prácticamente eliminados por el pisoteo ya que se desarrollan en los lugares más cómodos de transitar; los del Crithmo-Frankenietum (como se puede ver en la fotografía que acompaña a este artículo) están restringidos a las paredes del bufón, allí donde si se pisa se cae dentro, y machacados en el resto por la voracidad en la visita y; los brezales del Ulici-Ericetum, allí donde no se han transformado en prados de siega o diente han sido utilizados como pista o como aparcamientos.

 El Gobierno del Principado de Asturias incluye en su Red Regional de Espacios Naturales Protegidos ciertos lugares y tramos de los acantilados de la región bajo variadas figuras legales de protección ambiental. Ha considerado lugares singulares a los Monumentos Naturales de los Bufones de Arenillas y del Bufón de Santiuste. Debido a su singularidad, abundancia de elementos, valor, accesibilidad y al grado de deterioro al que se enfrentan, los Bufones de Garaña y Pría deberían ser declarados Paisaje Protegido."


Las olas azotan con fuerza y su altísima salpicadura a veces es comparable a la de los bufones, causando gran admiración, por lo que la gente se congrega esperando vuelva a saltar otra vez precipicio arriba. Insistimos en mantener la distancia


El público acude a primera fila, como a un escenario, para no perderse detalle de esta espectacular actuación del mar y el viento...


Más tierra, arena y pedregales componen el suelo, donde crecen unas pocas plantas y algo de hierba, muy menuda, en tapinos o trocitos de césped


Fotos, cuidemos bien también a nuestros aparatos de fotografía pues el agua, y más la del mar, muy corrosiva con el salitre, puede dañarlos, o ¡hasta arrancárnoslos de las manos ayudada por el viento!, no son infrecuentes los sustos con esto


Ahí va una olona percutiendo durísimamente en el murallón calizo mientras los bufones bufan y braman con inusitada ferocidad


Un paraje inolvidable también para el peregrino que, indudablemente, no se arrepentirá de haberse desviado, de una manera relativamente importante del Camino para quien va andando y contemplar este asombroso paraje y en estas circunstancias. Y, si resulta que nos albergamos cerca, una oportunidad que creemos que no hay que perderse


Y es que además, repetimos también, no todos los días ni mucho menos ocurre este sensacional acontecimiento, sólo algunos y en circunstancias determinadas, normalmente no en la estación veraniega o temporada alta tampoco, que es cuando caminan más romeros jacobitas


Aunque no llueva pongámonos el impermeable y sin duda algo de abrigo, pues nos vamos a mojar de lo lindo y no es nada bueno quedar empapado


La línea de cantiles no es lineal ni uniforme, sino que forma entrantes y salientes: nos acercamos a uno de ellos, mientras seguimos viendo los chorros de La Bramadoria


El paisaje se difumina entre el agua filtrada en el aire, dejándola en suspensión y a merced del viento, aunque no nos caiga el chorro de mar ni la ola encima ni nos salpica, esta "niebla", si bien se desvanece prontamente, puede dejarnos también calados y afectar a nuestros aparatos electrónicos


Se va la bruma pero olas y bufones la reponen constantemente, en una inmediata continuidad


Vista al oeste, de nuevo al Castru Arenes, donde este inaudito espectáculo tiene también su continuación. En la página Turismo Ribadesella leemos esta contundente y acertada frase referida a ese lugar:
"El ruido del mar golpeando la caliza nos acompañará en todo momento. Y el estruendo que forma el aire que exhalan los bufones, ensordecerá nuestro recorrido al unísono de su bramido."

También en sus acantilados hay entrantes y salientes en este murallón de gran verticalidad:
"El espectáculo visual que se abre al llegar es grandioso. Hacia el Este encontramos el coloso pétreo del murallón desde el que escupen los llamados “Bufones de Pría”. Bajo nuestros pies desemboca el Río Guadamía formando, en marea baja, la Playa de Guadamía. Esta boca de mar separa los Concejos de Llanes y Ribadesella."

"Un entorno sobrecogedor con precipicios de infarto, donde ejercen su dominio la caliza, las flores silvestres y las aves marinas", añaden a su vez en Ribadesella.com, describiendo esta y toda la costa, totalmente acantilada, hasta la misma bocana de la ría riosellana, desembocadura del Sella:
"un entorno sobrecogedor con precipicios de infarto, donde ejercen su dominio la caliza, las flores silvestres y las aves marinas."

Aquí en este suelo terroso, vamos a fijarnos a contemplar otro fenómeno relacionado con los bufones, también en el suelo


Este está aquí, junto a las pisadas y al lado de las rocas...


Agua borboteando en un pequeño charco, como si fuese una fuente, pero es también agua de mar que surge a presión, con su característico ruido blob-blob-blob al burbujear


No tienen tanta magnificencia como los grandiosos bufones pero es una muy llamativa sorpresa que nos vamos a encontrar 


Sale ocasionalmente el sol, cuando sopla viento, y también caen fuertes lluvias, el cielo a veces se abre sobre nosotros y cambia la luz natural, tornándose bellamente luminosa


Las gentes pululan en la distancia, entre el acantilado y los bramadorios, nadie quiere perderse nada


Unos se van y otros llegan, y así transcurre la jornada en los acantilados de Pría, La Bramadoria o El Bramadoriu, que de las dos maneras se dice tradicionalmente aquí


Al oeste llegamos a reconocer algunas casas de Cuerres, aldea riosellana por la que continúa el Camino de Santiago hacia la capital del concejo, vía Toriellu


Llegamos ahora a esta bellísima campera, verde prado en el que afloran la piedra y crece algo de matorral marítimo. Seguimos avanzando hacia los bufones del fondo, bien visibles en la distancia, hacia donde caminan muchas personas



Pero antes, vamos a asomarnos al final del prado a una buena quebrada del acantilado


La mar agitándose a nuestros pies, batiéndose y haciéndose merengue blanco, literalmente, una espuma que se podría llegar a untar, sin llegar a exagerar


El hueco practicado las olas en las partes más blandas de la piedra caliza, haciendo una cuña que, a lo largo de los milenios, provocará el retroceso del acantilado


Asomados al precipicio, pero recalcamos siempre, nunca arrimándonos al borde, pues es sumamente arriesgado


Llega una ola y se destroza con estruendo, como el bramido de un gigante herido, un cuélebre o serpiente alada, más o menos comparable a un dragón, como el que se dice habita en el interior de las grutas subterráneas en las que entra a gran presión el agua de estas olas:



Esta del cuélebre es la leyenda que da explicación, más mitológica que científica, a este asombroso rugir y bramar que sale de las entrañas de este suelo, son Los bramidos de cuélebre de Llanes, como titula su artículo el periodista Ramón Díaz para La Nueva España del 20-6-2015 al ser este espacio declarado El Mejor Rincón en la Guía Repsol:
"Muchos visitantes de los bufones se preguntan el porqué de semejante espectáculo natural. Hay dos explicaciones: la científica y la legendaria. Los geólogos afirman que los bufones son chimeneas abiertas que comunican la superficie con simas marinas, donde al llegar la ola se comprime el aire allí existente, que sale al exterior junto al agua (y en ocasiones piedras, algas y arena), a presión, emitiendo un sonido parecido a un bufido o un bramido y formando surtidores que pueden alcanzar, si hay mala mar, hasta los cuarenta metros de altura. Por todo ello conviene mantenerse a una prudente distancia.

La leyenda, por su lado, cuenta que bajo los bufones mora desde hace siglos un cuélebre (ser mitológico con forma de gigantesca serpiente alada) que un día fue humano y que perdió tal condición como condena por cometer un acto espantoso (arrojó por los acantilados a su propia hija y a su enamorado, tras sorprenderlos abrazados). Después, atormentado por su acción y avergonzado por su pavoroso aspecto, que hace huir hasta a los más valientes, se aventuró por las cuevas existentes en los "castros" (acantilados). Allí sigue y aún hoy, a veces, manifiesta su pesar, su tormento y su ira con bufidos infernales y espeluznantes bramidos."

El agua "flotante" en forma de orbayu producida por el choque de las olas y el surgir de los surtidores inunda nuestras pantallas y objetivos a la hora de grabar y fotografiar...


Aquí pican los ojos con la sal del agua en el ambiente, seguimos avanzando hasta las simas del bufón. Compartimos ahora de Turismo Asturias esta información del lugar y sus rutas:
"Los bufones son fenómenos naturales originados por el efecto de la erosión del mar y la lluvia en la roca caliza, dando lugar a grietas y chimeneas que conectan el mar con la tierra. El golpe del oleaje en calma contra los acantilados provoca la expulsión del aire comprimido en las galerías, sin embargo, en días de fuerte marejada aire y agua escapan al exterior a gran presión con chorros de agua que alcanzan gran altura.

Los más conocidos en Asturias son los Bufones de Pría, en la localidad de Llames. Allí se debe dejar el coche y seguir caminando por los impresionantes acantilados que veremos en frente. En los días que la mar está agitada el espectáculo es sorprendente, es un lugar fantástico, las vistas desde sus acantilados merecen el viaje y si la marea es alta el espectáculo es inimaginable. Hay una ruta de los bufones, con inicio y fin en Llames, de dificultad baja y una duración de unas cuatro horas aproximadamente que merece la pena hacer para disfrutar de su belleza."

Salga o no salga el surtidor de agua, al acercarnos  la sensación sonora es tan temible como cautivadora, así lo explican en Asturias.com:
"La costa asturiana depara sorpresas constantemente, como los llamados bufones: un auténtico gozo para los sentidos. Se escucha el mar respirar, bramar, lo vemos saltar por encima de nuestras cabezas en una nube de gotas ínfimas, con un resoplido o bufido final que resulta estremecedor y que hace vibrar los acantilados bajo nuestros pies. 
Estos saltos de agua son algo distinto a la acción típica del mar rompiendo en grandes olas contra la costa. En este caso, el agua aprovecha chimeneas bien definidas y grietas de la caliza para salir a borbotones a la superficie imitando a los géisers, formando surtidores que pueden alcanzar más de veinte metros de altura.
La imagen única de estos surtidores sólo puede disfrutarse en zonas bien localizadas del litoral de Llanes. En estos lugares de la rasa costera se dan unas características geológicas poco corrientes. La formación de los bufones se basa en la disgregación de la roca caliza, su disolución en contacto con el agua de lluvia que penetra por pequeñas fracturas hasta el nivel del mar. La acción erosiva del oleaje favorece el agrandamiento de estas cavidades originales. Con el paso del tiempo llega a formarse una cueva en comunicación con el conducto vertical. Las olas hacen que el aire o el agua que se acumula en la cueva se compriman y salgan a gran presión al exterior."

La misma página nos confirma cuándo y en qué circunstancias son los mejores momentos para venir a verlos:
"Este fenómeno despliega toda su fuerza cuando el Cantábrico está bravío, en otoño e invierno es más fácil que suceda. Además la combinación de la pleamar con marejada es la mejor de las opciones para ver los bufones en todo su esplendor. En estas ocasiones, sin embargo, hemos de mostrarnos nada temerarios y muy respetuosos, observando el espectáculo a una prudente distancia. El peligro es real si nos acercamos demasiado, ya que la fuerza del chorro puede arrastrar a un hombre.

Si la mar está en calma, los respiraderos se limitan a expulsar aire, pero en los días de fuerte marejada los bufones se transforman en un espectáculo que produce admiración y temor. Los hondos quejidos del Bramadoriu, como se denominan localmente, se dejan oír a kilómetros de distancia. Un estruendo natural que tradicionalmente se ha utilizado como indicador metereológico: «Cuando sientas sonar el pozo Pría, coge leña para otro día».

Y, por supuesto, unas consideraciones y recomendaciones finales en las que estimamos muy oportuno insistir muy constantemente:

"Cuando arrecia el temporal los bufones son extremadamente peligrosos, debiendo contemplarse desde la distancia para evitar accidentes
Es preferible hacer esta excursión sin niños, o tenerlos controlados en todo momento ya que existen numerosas oquedades en la caliza sin protección de ningún tipo."


Rodeamos esta boca viéndola desde todos los ángulos, que no se nos pase tampoco, la consulta a la Wikipedia, si bien sea redundando en lo ya dicho aclara y resume sus características:
"Un bufón es una formación kárstica que consiste en un orificio vertical formado a pocos metros del borde de un acantilado de roca caliza y que inferiormente comunica con el mar. Cuando la marea sube y las olas baten con fuerza, expulsa hacia arriba un chorro de agua de mar pulverizada, lo que provoca un sonido característico que es lo que le da el nombre de bufón. La columna de agua pulverizada puede alcanzar más de diez metros de altura y el bufido oírse a varios kilómetros."

Si bien referido no a estos de Pría, sino al también llanisco Bufón de Vidiago, estimamos conveniente plasmar estos versos a él dedicados en El cantar del romero por el insigne poeta y dramaturgo José Zorrilla:
"Sal, genio mío, ven: te necesito:
ven conmigo a asomarte a un agujero,
por do el poder de Dios que veas quiero
en un rincón de Asturias donde habito:
ven no más a escuchar un son, un grito,
un baladro, un bufido, un algo fiero
y encantador al par, santo y precito
tal vez; que nada siendo, es algo empero
como huella de Dios, casi infinito.

Algo compuesto de agua, luz, espuma,
ímpetu, ruido, fuerza y movimiento,
que debe hoy escribir mi vieja pluma
y tú cantar con tu postrer aliento:
y este algo misterioso, indescriptible,
aéreo y corporal, sólido y hueco,
frágil y recio al par, inconcebible,
del cual vamos a hacer algo legible…
un poema tal vez… no es más que un eco;
mas ten presente, geniecillo loco,
que un eco siempre es algo, aunque es muy poco."

En la página MiGijón del 29 de diciembre de 2022 sen publica 4 leyendas que vivir en Asturias, en la que se incide en otra de las versiones de la leyenda del cuélebre de Pría y la doncella atrapados en lo profundo de estas cavidades:
"De ojos chuscos incandescentes, cuerpo escamado y alas de murciélago. El cuélebre, la serpiente alada, siempre ha sido una criatura temida, pero en este caso protagoniza una historia de amor de final amargo que tiene su desenlace en los bufones del oriente asturiano. Un cuélebre que vivía allí atrajo a una joven, que con su amor lo convirtió en un bello mozo. El padre de ella encolerizó al descubrirlos y, sin compasión alguna, tiró a ambos por el acantilado. Se dice que el mar sigue bufando por ellos, en Pría, Arenillas y Santiuste. Los bufones, ese disparo de agua que sale con fuerza por las rocas y emite un sonido característico, es un imperdible para cualquier visitante en cualquier momento del año. Y esa es una de las ventajas del concejo de Llanes, pues tiene planes para cada estación."

Fotografía y grabación, sin duda son cientos, por no decir miles, las que se hacen en estos días en los que los bufones se hacen más visibles y audibles, y así nos lo explican también en Asturguide:
"Cualquiera que haya ido a los Bufones de Pría coincidirá en que son un auténtico espectáculo en sí mismo. Por ello, no es de extrañar que sea uno de los lugares más buscados que ver en Asturias.

El fiero rugido emitido por los Bufones de Pría, que bien se podrían considerar como la perfecta demostración de la fuerza de la naturaleza, estremecería hasta al mismísimo Rey Pelayo. (...)

Estos pasadizos escondidos bajo tierra, que conforman la perfecta unión entre el Mar Cantábrico y la costa asturiana, tienen su punto de salida justo en la superficie.

De esta forma, los Bufones de Pría permiten que el agua del mar suba a través de los conductos subterráneos. Así, es expulsada a presión hacia el exterior con una fuerza tal que pueden llegar a alcanzar hasta 20 metros de altitud.

Todo este fenómeno natural se acompaña de un estruendo atronador resultante del brutal choque de las olas con las rocas, el cual se puede escuchar desde una distancia de hasta 20 kilómetros. 

En los Bufones de Pría, el tamaño sí importa. Precisamente por esto, se recomienda encarecidamente acudir durante la marea alta o pleamar (que es la hora del día en la que más alta está la mar). 

Cuanto más embravecido esté el mar, más posibilidades tendrás de verlos y, además, más grandes, altos y, por ende, más impresionantes serán. 

Por esto anterior, las mejores estaciones para visitar los Bufones de Pría son otoño e invierno, aunque, si así se decide, habrá que tener más cuidado y mantenerse a una distancia prudencial mayor para verlos de forma segura. 

Pese a ello, se pueden ver sin problema en otras estaciones más calmadas -siempre y cuando sea pleamar."


Efectivamente, en cualquier época del año puede visitarse La Bramadoria de Pría con la garantía de que va a ser un lugar inolvidable para quien lo haga, pero es en pleamares cuando este se tornará más alborotado y escupirá aire con agua marina, pero las grandes columnas líquidas saltarán más asombrosamente durante las galernas otoñales e invernales


Apostados con el móvil o cámara de fotos, se aguarda unos instantes con todo preparado y a punto para cuando salga, tan fantásticas surgencias que llegarán a dejarnos boquiabiertos. La página Caminoon también les dedica su bien precisa reseña:
"Los Bufones de Pría, situados en el concejo de Llanes, son uno más de los espectáculos de la naturaleza que nos tiene reservados Asturias. Este cautivador paisaje que se abre ante el visitante de repente tras zonas de verdes prados, sobrecoge por el ruido, un rugido casi salvaje, de su verdadero protagonista, el mar Cantábrico. 
A través de los huecos formados por la erosión del mar, cuando la marea rompe con fuerza frente a los acantilados, el agua sale disparada a varios metros de altura como si de un géiser se tratase. Un espectacular paisaje natural que se quedará grabado en la memoria."


Las descripciones pueden ser diferentes, emplear términos distintos, pero en lo fundamental coinciden, incluyendo las sensaciones que en este paraje se producen:
"La inusitada fuerza del agua es capaz de esculpir el paisaje hasta el punto de brindarnos asombrosos espectáculos en perfecta sintonía con el entorno. Uno de estos espectáculos que podemos conocer en el Principado de Asturias son los bufones de Pría, unas singulares chimeneas que comunican la parte baja del acantilado junto al mar, con la superficie del acantilado.

Es en los días de marea alta y mar revuelto cuando a través de los orificios sale agua a presión a modo de géiser, provocando un característico sonido. Un bufido que es precisamente el que da nombre a estos fenómenos naturales.  que comunican la parte baja del acantilado junto al mar, con el acantilado en superficie arriba."

Según subimos este cueto de los bufones más altos tenemos una maravillosa panorámica de este entorno que parece sacado de una película de acción o de una novela dramática de los románticos del XIX que, como José Zorrilla, se quedaron fascinados con los bramadorios


Ya el geógrafo Olao Magno, (Olaus Mangnus o Magni) daba cuenta del "horrible sonido de las cavernas del litoral" en su Historia de las gentes septentrionales o Historia de Gentibus Septentrionalibus impresa en Roma en 1555 pero referida a otras latitudes más al norte, y es que es unas décadas antes cuando el cronista del viaje de Carlos de Gante, Laurent Vital, realiza la primer descripción conocida de estos bramadorios, según recoge quien fuera Cronista Oficial de Llanes, el escritor José Ignacio Gracia Noriega en Magia y geología de los bufones. No son solo maravilla visual, sino también acústica, artículo para La Nueva España del 5-6-2012:
"La geóloga Luna Adrados ha escrito un libro en el que señala la singularidad de estos fenómenos geológicos. Aunque Olao Magno ya describe en su historia de las gentes septentrionales «el horrible sonido de las cavernas de litoral», los bufones del concejo de Llanes constituyen tal vez el conjunto más importante de Europa, pese a que los ayuntamientos desarrollistas los desprecien. Ese surtidor de agua pulverizada que surge repentinamente de las rocas con un impresionante bufido (se le llaman «bufones» por «bufón») no es solo un fenómeno geológico, sino mágico y poético. Laurent Vital, el cronista de Carlos V, hizo la primera descripción conocida de un bufón en Llanes, donde también hizo la primera crónica taurina de la historia. Aquello casi era magia, el bufón se levaba del indiano Lamadrid, canta el bufón de aquel lugar, la geología inspirando sonoros versos románticos. También cantaron a los bufones Alfonso Camín y Celso Amieva, que desde Méjico escribía: «Yo me acuerdo, en mis noches, del bufón de Vidiago» e imaginaba a los bufones marinos desde Tinamayor a Cabo de Mar rindiendo homenaje al martillo de Tor. El bufón no sólo es maravilla visual, sino acústica. Canta en las noches de galerna un bronco son de mar que se extiende por los aires hasta los Picos de Europa, tan visibles desde Pría. En Cabrales y Carao, cuando oyen el bufido la Bramadoira, preparan la leña, llega el invierno."

Es en el blog de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), Aemetblog, donde hallamos en el artículo La meteorología en el primer viaje de Carlos V a España, firmado por Manuel Antonio Mora García, Delegado Territorial de Aemet en el Principado de Asturias, este fragmento en el que Laurent Vital narra la llegada a Llanes y la honda impresión que le causaron estos bramidos, pese a que en principio el séquito flamenco no habría tenido que pasar exactamente a su lado, sino un poco más al sur, por del Camín Real de la Costa, de donde venimos nosotros:
“Llanes está situado a un tiro de ballesta cerca de la mar, la cual llega, por una entrada muy peligrosa, hasta dentro de la villa, y bate incesantemente contra las rocas y montañas, que son altas en sumo grado, pareciendo que es una sima del infierno por el ruido del agua, la cual salta continuamente más alto que una lanza a causa de las grandes ondas que allí se encuentran y redoblan contra aquellas rocas cavadas y partidas en grandes hoyos por los que se mete el agua; y cuando estos hoyos están llenos, entonces vuelve a salir fuera, saltando, espumando y mugiendo tan impetuosamente que apenas si se oye uno a otro gritar ni hablar, lo que es cosa horrorosa y espantosa de ver y oír.”

Es importante reflejar el contexto en en que Vital escribía esto, un azaroso viaje por tierra inesperado a lo largo de la costa oriental asturiana tras su sorpresiva e imprevista arribada a Tazones y Villaviciosa, con un abigarrado séquito de familiares y cortesanos del futuro emperador solo acostumbrados a las llanuras flamencas y a los salones de la corte...
“….este país está lleno de altas montañas y valles y en muchos sitios en inhabitable por los desfiladeros que hay allí. En varios de estos valles hay también fructuosa y fértil tierra como por aquí, como praderas, huertas y tierras de labor, que anualmente producen abundantes bienes, como trigo, avena, cebada, mijo; también vinos muy fuertes, y frutas, como manzanas, peras, naranjas, granadas, higos, nueces, cerezas y castañas; y también tienen buenos pastos para alimentar el ganado.”

Y aunque de nuevo con José Zorrilla y su Bufón de Vidiago, sus versos son perfectamente extrapolables a esta bramadoria de Pría:
Este eco, de su alcázar no lejano, 
de mi balcón los vidrios estremece 
cuando, al crecer de noche el océano 
con la marea equinoccial, parece 
que se viene la mar sobre la tierra; 
el eco de su caverna se enfurece, 
y al viento contra el mar llamado a guerra, 
amedrenta la costa y la ensordece 
con bufidos de son tan pavoroso, 
que turban de los pueblos el reposo.

 

Mas cuando el mar azul en calma duerme 
y humilde el pie de los peñascos lame, 
el eco yace en la caverna inerme 
sin responder aunque la voz le llame. 
Eco que asorda la comarca entera, 
no del hombre a la voz sale al encuentro; 
sólo habla con el mar cuando se altera, 
ruge a impulso del mar de dentro a fuera, 
no responde jamás de fuera adentro. 

 

Yo le he ido a buscar: en el embudo 
de piedra en que la mar boca le cava, 
me asomé y le llamé: mas se hizo el mudo, 
porque era yo, no el mar quien le llamaba."

Naturalmente, los grandes poetas y escritores supieron emplear definiciones precisas de lo que estaban viendo, oyendo y sintiendo y cómo esto causaba hondo efecto en su sensibilidad dándoles bella inspiración, como al mencionado poeta Celso Amieva en Las Costas de Tor:
Desde Cabo de Mar hasta Tinamayor
extiéndanse las costas escarpadas de Tor.

Sin duda el dios del Norte tiene un solio en sus brumas
y es quien del mar exige tanta ofrenda de espumas
que ascienden a los cielos en la marea llena.

Su majestad gravita, fatal, sobre la arena
de las playas sagradas… Le he comprobado yo
en Torimbia y Toranda, en Troenzo y Toró.

Su sombra amenazante muchas veces la veo
proyectada en el alto litoral de Toreo
y él es el que golpea toda la crestería:
la montaña en Benzua y el cantil en Bendía.

Los bufones marinos le rinden homenaje
de sus frémitos hondos en un coro salvaje.
¿No lo oyes, doncella la del blondo cabello
que en la noche medrosa te abrazas a mi cuello?
Son San Tiuste y Vidiago, son San Martín y Pría:
el dios del trueno truena encima de Tronía.

Desde Tinamayor
hasta Cabo de Mar,
el martillo de Tor
golpea sin cesar.



Y por supuesto, queremos aportar la poesía del también citado Alfonso Camín, enamorado de la costa llanisca y en especial de sus bufones y del ídolo prehistórico de Peña Tú, que también es una opción a visitar cercana al Camino y que da título a estos versos, asimismo dedicado al de Arenillas, que es el que está a la vista de dicho ídolo, pero que de nuevo es compatible con este en toda su naracción:
En el camino de Llanes a Unquera,
monte y gaviota y espuma y pedrusco,
los Aguilones, el Liño y el Cuera,
fiero guardián del sarcófago etrusco,
Peña-Tu, reina de una rey solitario
que es EL BUFON junto al mar prisionero,
para vengar su dolor milenario,
todas las noches degüella un lucero.
El monolito de piedra barbada
dice a los montes y al aire su pena:

- Pues que juzgáis a mi raza acabada,
pués que tenéis a mi amor en cadena;
pués que subistéis con yuntas de bueyes,
en el afán de buscar un tesoro,
a profanar mi silencio y mis leyes,
medio a aventar las cenizas que adoro,
crezca la roca en los cotos sombríos,
séquense todos los viejos castaños,
sales amargas os brinden los ríos,
sólo aquí pasten los negros rebaños:
miren que el árbol sin tierra se agosta,
no halle la yerba felíz la vacada,
trueno de muerte retumbe en la costa
y en el pedrusco se melle la azada.

Dice la piedra palabras de horrores,
vienen los años de atroz filoxera;
vénse caer los nogales mejores
que eran honor de la antigua campera.
Sigue EL BUFON con la espuma y el grito,
quiere subir a los montes abiertos;
alza su testa el feroz monolito
con su rencor y su noche y sus muertos;
Y ante el clamor de los negros batanes,
para evitar ese bárbaro azote,
en la goleta del Cristo de Llanes
sobre las olas se fué EL PERICOTE.

Va la canción del amor en las velas
y , aunque no sepa ni cómo ni cuándo,
él volverá con botín de canelas,
el volverá por los mares cantando.
Tirsos floridos se lleva a los mares,
marcha sonando madera y pandero,
prenden en México los viejos pomares,
rosa y clavel y tomillo y romero.

De Veracruz a la Asturias de Oriente
torna el amor en la vela esperada,
caño de plata relumbra en la fuente,
se oye en las mozas la voz de alborada.
Pero la reina del rey solitario
que es EL BUFON entre espuma y pedrusco,
para vengar su dolor milenario,
fiero guardián del sarcófago etrusco,
suelta los grajos detrás de la luna,
llama a concilio a la arisca raposa,
y entre el rapón de tinieblas hay una
conspiración contra el lirio y la rosa.

Cubre de sombra los viejos castaños,
ruedan sus voces del monte al camino;
tras de las mozas retozan los DIAÑOS.
beben los DIAÑOS la sidra y el vino.
Ruge EL BUFON, encantado don Suero,
quiso subir a la cumbre y no pudo;
sueña que está del amor prisionero,
reta a la lid con el brazo desnudo.

¡ Hasta que abril vienen a ornar la floresta,
canta el amor con su voz cristalina,
y EL PERICOTE retorna la fiesta,
baila que baila por Santa Marina ¡


Chimeneas humeantes como calderas impregnan el ambiente y forman verdaderas nubes en la superficie que llegan a oscurecer el sol en ocasiones, es entonces cuando una y otra vez una pantalla acuosa impregna nuestras lentes y hemos de sacar una y otra vez nuestro trapo para secarlas



Más visitantes a los bufones, la llamada atávica y ancestral de las entrañas de la tierra que hoy como ayer nos transmite el precisado y salvaje son de la naturaleza más indómita


Se hace imprescindible compartir varios vídeos para que todos nos hagamos una mejor idea de este mundo de emociones que marcará muy posiblemente nuestras mejores experiencias del Camino


A lo lejos Llames, a la derecha, y Garaña, a la izquierda, entre el mar y la Sierra la Cueva Negra, todo pasos legendarios entre la costa y el interior, tanto por los estrechos valles y desfiladeros de su parte baja como por sus puertos pastoriles en sus campas cimeras


Y al oeste el Castru Arenes y sus acantilados riosellanos al norte de Cuerres, gemelos pudiera decirse de estos de Pría


Más en la distancia, los acantilados de L'Infiernu, también en Ribadesella/Ribeseya, que se extienden hasta El Monte Corveru o Corberu(104 m), sobre la villa del Sella, hábitat castreño que guarda por este villa y estuario. 


Una senda costera señalizada comunica Castru Arenes con la villa de Ribadesella/Ribeseya, capital del concejo homónimo, y discurre pegada totalmente a la costa. A ella podríamos acceder en bajamar por El Vau l'Arena, recorriendo todo ese alucinante frente acantilado


Si bien no somos en principio nada partidarios de tomar alternativas del Camino de Santiago oficial pues se supone este es el entendido como tal y el que sigue el viejo camino costanero que emplearon los peregrinos y demás viajeros, arrieros y gentes en general, no es mala idea, tal vez en el trecho al que dedicamos una oportuna entrada de blog, acercarnos durante unos metros, los cuales no constituyen un desvío demasiado radical y puede verse en bastante trayecto incluso un camino desde el otro, o sus inmediaciones, pues discurren muy próximos 


L'Infiernu hace referencia a lugares "infernales" por su mal paso, espesa vegetación o accesos, como son algunos de estos acantilados y sus calas, de espesos bardiales de monte bajo marino con púas y espinos en abundancia. Hay un camino principal y luego otros secundarios que siguen el borde del cantil siguiendo sus sinuosidades y promontorios


Más en la distancia del Monte Corberu es el Monte Somos (109 m), cuya punta se adivina más que se ve al oeste en el horizonte, cierra al oeste el gran arenal de Santa Marina, que conoceremos en nuestro periplo caminero riosellano. En sus acantilados comienza la llamada Costa de los Dinosaurios, dado que es donde se localizan las primeras huellas de grandes saurios o icnitas de este litoral, al quedar, por los movimientos geológicos, a la vista grandes porciones del antiguo suelo jurásico, en el que quedaron marcadas sus pisadas en el viejo suelo de barro que luego quedó petrificado


De la misma manera que La Bramadoria o El Bramadoriu son un gran mirador abierto al mar y a los cantiles de Castru Arenes y del Infiernu, desde ellos también puede contemplarse una soberbia vista de estos de Pría


Ahí también las olas se abaten conta la acantilada muralla pétrea en pasmosos a la vez que temibles saltos de muchos metros de altura. Miremos para donde miremos todo son admirables prodigios de la naturaleza marina cuando el Cantábrico se muestra implacable y en toda su titánica fuerza


Desde aquí tendríamos varias opciones para regresar al Camino de Santiago, una es volver por donde vinimos, sin más complicaciones, para volver a Llames y retomar la ruta jacobita en la bajada al Ríu Mía, Aguamía o Guadamía


Otra es, si podemos pasar El Vau l'Arena en bajamar, enlazar con la Ruta de los acantilados de L'Infiernu y reencontrarnos col el Camino más adelante, incluso en la misma población de Ribadesella/Ribeseya, si bien ya no sería el Camino en algunos de sus tramos históricos más interesantes como es la entrada en la villa por El Portiellu y otros muchos


Y otra sería regresar a Llames y al paso del Ríu Mía pero haciendo un circuito senderista más allá de La Bramadoria hacia El Pozu las Grallas y Garaña, conociendo este otro barrio de Pría, donde está el palacio indiano de este nombre, lleno también de historia. Hagamos lo que hagamos acabamos entra entrada de blog con unas fotos y vídeos de El Bramadoriu desde Castru Arenes























































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