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jueves, 24 de marzo de 2016

FISTERRA: VILLA MARINERA, HOSPITALARIA Y PEREGRINA

A Cruz de Baixar. Entrada a Fisterra
A Cruz de Baixar, emblemático cruceiro del siglo XVI en San Roque, donde entra en la villa de Fisterra el Camino, viniendo de la Praia da Langosteira, por donde hemos pasado y que vemos enteramente desde aquí.  También junto a la cruz enlaza con este itinerario la ruta que viene de Muxía por San Martiño de Duio. Apenas unos tres kilómetros nos separan ya del Cabo de Fisterra


Por este lado el cruceiro presenta una imagen de la Virgen con el Niño.


Y por el otro a Cristo crucificado

 

Seguimos este paseo con barandillas


Sobre los arenales de la Punta San Roque, As Pardas y Punta Suacruz, divisamos el puerto fisterrán y más a lo lejos el Monte Pindo, en Carnota, abarcando la vista la entrada a la ría de Corcubión y aún más allá, hacia las Rías Baixas

 

Es la Avenida da Coruña, entrada en el casco urbano


Seguimos por la acera, junto a este muro


Al lado del parking de caravanas


Y viendo a lo lejos el Monte Pindo, el Olimpo Celta de Galicia, famoso por sus leyendas y tradiciones, además de espacios naturales y yacimientos arqueológicos, morada de seres mitológicos...


Pasamos una fila de casas donde están en Hotel Langosteira y  la comunidad World Family


Las aceras se estrechan


Ya vamos acercándonos a los edificios de pisos


Una pequeña subida acaba en este importante cruce de calles


En este cruce seguiremos de frente, dejando a la derecha la Travesía Cabo Fisterra (para ir al faro en coche) y bajando un poco junto a calle adoquinada desde el albergue Oceanus


Bajamos poco a poco. Hay algunas tiendas, comercios, hostelería... y el albergue Cabo da Vila. Al fondo abajo está la Casa do Concello


Largas filas de viviendas conforman la rúa de Santa Catalina.


Placa de la calle


Llegando a la Casa do Concello.


Altas galerías. Edificio de Correos


Suelo empedrado en el tránsito a la Casa do Concello de Fisterra.


La dejamos atrás


Seguimos rúa abajo, ahora bajo los balcones


Esta fue durante siglos la calle principal de Fisterra, hoy empedrada y semipeatonal, la del Camiño Real que se dirige a la punta del Cabo, atravesando la villa


Al fondo vemos las estribaciones del Monte do Facho, el antiguo Promontorio Nerio, subida a lo alto del Cabo de Fisterra


La villa de Fisterra parece sucesora de antiguos asentamientos galaicos y romanos, los testimonios relacionados con estos parajes se remontan a muy atrás en el tiempo, costa surcada por navegantes ya en la antigüedad en las rutas marítimas atlánticas y tenida por el punto más occidental del mundo conocido durante siglos, ruta al Ara Solis o Altar del Sol situado en el Promontorio Nerio, actual Monte Facho venerada desde tiempo inmemorial y que la tardición quiso ver derribada y tirada por el Apóstol Santiago monte abajo hacia el mar durante su evangelización de estos lugares. El dato, indepentientemente de su realidad histórica, simboliza la cristianización de estos lugares superponiéndose a los cultos anteriores, pues quiso también la leyenda que allí se hallase el Cristo de Fisterra, que sustituiría al sol como símbolo de Resurrección, sol al que se le rendía tributo pues se le veía sumergirse en el tenebroso océano para resurgir a la mañana siguiente dentro de un natural ciclo vital


El Cristo de Fisterra sería en sí un gran centro de peregrinación pues, triunfando ya el Camino de Santiago y siguiendo sendas más antiguas, muchos peregrinos xacobitas deseaban acercarse hasta aquí a venerar el que fue durante muchísimo tiempo el enclave cristiano situado en el Fin de la Tierra para los occidentales, el mítico Finis Terrae. Hubo también en lo alto del monte una capilla y poblado de San Guillerme, cuyas ruinas pueden visitarse, y las oscilantes Pedras Santas son parte de esos enclaves sagrados desde mucho antes del cristianismo


Un precedente poblacional directo sería la ciudad de Dugium cuyo topónimo pervive en el nombre de dos parroquias del concello fisterrán, San Martiño y San Vicente de Duio. La leyenda xacobea dice que la ciudad fue inundada en castigo a su caso omiso a la predicación de Santiago, quien luego se dirigiría a Muxía. Tal vez pueda tratarse de una tradición piadosa relacionada con la destrucción que padece ser padeció por las tropas del rey suevo Reckila. Las costas serían luego asaltadas por incursiones sararcenas y normandas que al cesar, en la baja Edad Media, permitiría el asentamiento de los habitantes, antes poblando las cercanas montañas, en estos puertos naturales que son los fondeaderos de las rías. Por ello el primer documento que habla de Fisterra es un acta testamentaria del año 1199 de Urraca Fernández, hija del conde de Traba, linaje que ejercía su dominio sobre este territorio, donando la eclesie Sanctee Marie de Finibus Térre, iglesia que se quiere ver construida por uno de aquellos castros galaicos aquí existentes y que pudo estar construida aprovechando un hospital de peregrinos que subían a San Guillerme


Pese a su vinculación con las leyendas evangelizadoras de Santiago y por lo tanto con la ciudad de Compostela las relaciones con los estamentos eclesiales no fue siempre fácil. Los fisterranos llegaron a ser excomulgados por su negativa a pagar tributos a los señores feudales a los que la mitra había cedido esa función, excomunión levantada por intercesión real. A partir de entonces las peregrinaciones se intensificaron y el obispo de Ourense Vasco Pérez Mariño, miembro de la familia que por entonces imperaba en Fisterra donó el famoso Cristo que se venera en la iglesia, centro de peregrinaciones, las cuales serían un gran aliciente para el crecimiento del pueblo, además de la pesca y el comercio, lo cual atrajo también nuevas rapiñas, como la del corsario inglés Harry Pay, los piratas y flotas enemigas, como los franceses que atacaron y llegaron a llevarse mismamente hasta el cuerpo de San Guillerme o, ya en 1809, los ataques y duras represalias de saqueo de las tropas napoleónicas. Industrias conserveras y de salazón fomentarían luego la actividad económica y en las últimas décadas el turismo, incluyendo la gan afluencia de peregrinos, se presenta como alternativa a las crisis de las actividades económicas pesqueras, siendo una población con mucha hostelería, hotelería, albergues, comercios, servicios y espléndida gastronomía marinera con pescados y mariscos de estas costas y rías


Pasamos ahora delante del Hostal Mariquito, uno de los muchos alojamientos existentes en Fisterra


Llegando al centro del centro...


En esta zona veremos más hostelería y comercios


Salimos a la Avenida Federico Ávila frente a la parada de autobuses


El Camino sigue de frente por la Rúa Real, la que sigue el viejo Camiño Real, justo delante del Albergue de Fisterra, pero si disponemos de tiempo podríamos visitar el puerto, A Ribeira y el Castelo de San Carlos, para lo que iríamos a la izquierda

VISITA AL PUERTO DE FISTERRA:


Nos dirigiríamos pues al Paseo da Ribeira


E iríamos a asomarnos a la fachada marítima fisterrana, admirando primeramente el Monumento al Emigrante, que recuerda a los muchos fisterranos y fisterranas, así como gallegos en general, que hubieron de marchar de sus hogares en busca de oportunidades que aquí no tuvieron.


Es obra  del escultor Agustín de la Herrán Matorras por encargo del Alcalde José Fernando Carrillo Ugarte, siendo inaugurado en 1993.


Gesto impasible pero a la vez desolado el del emigrante que se lleva sus pocos bártulos para el barco. La emigración fue intensísima desde finales del siglo XIX hasta los años 60 y 70. Últimamente vuelven a abundar los gallegos que han de irse fuera, aunque por lo general no en circunstancias tan sumamente penosas como las de antaño...



Sentido homenaje de Fisterra a sus emigrantes, quienes también contribuyeron grandemente a la prosperidad de esta villa


"Leva o noso amor os galegos espallados polo mundo" dice la inscripción


En torno al monumento se dispone una plaza rodeada de establecimiento especializados en gastronomía marinera


 Dejamos el Monumento al Emigrante


Y nos acercamos al puerto, muelle pesquero y de refugio


El actual puerto fue construido en 1955 tras movilizaciones populares


El Monte Pindo domina la escena


Una bandera pirata ondea


Las gaviotas


Un romero descansa y admira este hermoso espectáculo de lanchas de pesca


Los peregrinos suelen aquí acercarse al muelle para descansar y meditar. Algunos vienen de muy lejos pues ya antes de Santiago habrán empezado a caminar, por lo que se trata para la mayoría del final de la peregrinación, una experiencia que sin duda marcará sus vidas.


Muelle de Fisterra y Monte Pindo. La lonja puede visitarse. Lonja Turística de Fisterra.


Hermoso paseo del Muelle, donde abren sus puertas numerosas marisquerías y restaurantes marineros



La historia de la villa está totalmente vinculada a los cultos solares del Cabo Fisterra, cuyo origen se sume en la noche de los tiempos y fueron cristianizados con la epopeya xacobea, pero también lo está a este puerto, abrigo natural a la entrada de la ría y de gran riqueza piscícola y marisquera.


Ambiente marinero, olor a pescado y a mar, y a pescados y mariscos cocinados en las tascas y restaurantes de toda esta ribera.



Aparte de las razones históricas y religiosas, pues Fisterra y Muxía están vinculadas a la tradición xacobea desde su origen, escenario de la, independientemente de su veracidad histórica, evangelización de Santiago, las peregrinaciones a ambos puntos fueron intensificadas por el clero compostelano a partir de la baja Edad Media pues las dos villas marineras, aparte indirectamente de Cee, eran posesión de la mitra de Santiago de Compostela, mientras Corcubión Camariñas y Laxe formaban parte del señorío de los Moscoso, siempre enfrentados a los arzobispos, según el historiador Víctor Castiñeira. En ello les iba también la concesión del privilegio de poder comerciar con el exterior, derecho de carga y descarga internacional


Escaleras al mar...


Gran explanada. Arriba es por donde el Camino entra en Fisterra procedente de San Roque.


Hay puerto de pescadores y puerto deportivo...


Los muelles...


Arenal del puerto...


Allá se encuentra A Punta Conserva. Un topónimo sin duda relacionado con las antiguas fábricas conserveras.


La villa transformó su aspecto a partir de los años 60 y 70 del siglo XX.


Monumento a los fallecidos en estas costas. Es el ancla del Cason, uno de los más dramáticos y polémicos naufragios de la Costa da Morte, acaecido en 1987 y cuya carga tóxica llegó a provocar el pánico y varios enfrentamientos con las fuerzas del orden, falleciendo además 23 de sus 31 tripulantes


"En lembranza dos que deixaron a vida nesta cosa. O Seu recordp permanecerá como unha áncora no máis fondo dos nosos corazóns. Confraría de Fisterra 20-09-97. Áncorca do M/V Casón, nafragado o 5/12/87"

El Cason naufragó frente a la playa de Mar do Rostro, al sur de Fisterra y mirando al Atlántico, siendo desguazado en la misma playa aunque aún queda allí parte de su estructura


Multitud de embarcaciones. A fondo divisamos la Praia da Langosteira por donde viene el Camino, desde Cee, Corcubión, San Roque, Amarela, Estorde y Sardiñeiro


Fisterra: villa y puerto.


Paisaje portuario


En esta explanada portuaria hallaremos mesa y mantel, así como en las calles que suben arriba, hacia el Camino y la carretera del Faro


Exquisiteces culinarias...


Tentaciones al peregrino, visitante y vecino


Pulpo y vieiras, las conchas del Camino... también en la mesa


Más tentaciones


Volvemos afuera, al puerto...


Admiramos una hermosa vista



 Pasamos junto a la lonja y el Aula de pesca


Y llegamos a la Praia da Ribeira, antiguo embarcadero natural anterior al puerto


A lo lejos el omnipresente Monte Pindo


Y aquí A Punta do Castelo


Allí está el Castelo de San Carlos, fortaleza construida dentro de las iniciativas de defensa costera abordadas por el rey Carlos III en el siglo XVIII.


Realmente el monarca lo que hizo fue que acabaran de culminarse las obras enprendidas ya a mediados de esa centuria por los ingenieros Demaur Y Exaccha


El Castelo de San Carlos hubo de adaptarse al terreno para asentarse bien sobre la roca y por ello su forma tan peculiar. El fuerte fue incendiado durante las invasión napoleónica de 1809 que saqueó Fisterra y asoló todo este territorio desde la derrota de A Ponte Olveira. A sus pies hay un cruceiro


Para llegar al fuerte hemos de atravesar la Praia da Ribeira y subir hacia el cruceiro.


Desde aquí observamos otra bella estampa de A Ribeira


Luego hemos de subir nuevamente rampa arriba y llegamos al castillo


Ya desde las incursiones vikingas o incluso antes las rías gallegas fueron entrada natural no solo de navegantes comerciales en son de paz sino de invasores que arrasaban estas costas y/o buscaban acceder al interior del país. Las endémicas guerras con Inglaterra y Francia de los siglos XVII y XVIII propiciaron la construcción de este baluarte contra flotas enemigas y corsarios.


Fue incendiado durante la invasión napoleónica y vuelto a construir mucho más tarde.


Perdida su validez defensiva en 1896 fue subastado públicamente por el Estado y adquirido por Plácido Castro Rivas, industrial de esta villa . En 1948 su hijo Plácido Castro Rivas  lo donó al pueblo de Fisterra para hacer un museo, deseo que se haría realidad al inaugurarse en el año 2006 el Museo da Pesca.


El Castelo dipone de tres torres almenadas que miran al cabo, a la ría y al pueblo...


Un estratégico fortín sobre lo que fue el antiguo embarcadero


Playa y dique del puerto, que libra a las embarcaciones de las bravuras del Océano Atlántico.


Hermosa playa urbana. Praia da Ribeira, que divisamos estupendamente desde la muralla


Volvemos a bajar



En el Paseo da Ribeira la Casa do Porto, almenada y con forma de torreón. Pervivencia de la arquitectura medieval fisterrana.


Volvemos sobre nuestros pasos, de regreso al puerto. Porto de Fisterra


Y retomamos el camino señalizado en el Monumento al Emigrante


Tomando la Rúa Real, donde habíamos dejado el Camino


Aquí está el albergue público de peregrinos de Fisterra, pero como hemos dicho hay muchos más, junto con hoteles, pensiones


En verano suele haber colas, a veces ya desde mediodía


En otras épocas está más tranquilo. Desde aquí avanzamos por la Rúa Real, el secular Camiño de Fisterra


Dejamos el albergue...


Y pasamos bajo balcones y ventanas. Hay confiterías, panaderías, bares, comercios...


Rúa adoquinada


Casas de piso alto, con galerías y balcones. Al fondo, en la curva, casitas de planta baja


En tiempos pretéritos fue esta la rúa principal de Fisterra, una verdadera calle mayor


Tránsito de viandantes pero aquí pasan pocos coches.


Elegancia arquitectónica...


Noble piedra gallega. Pasamos junto a la farmacia


Largas balconadas floridas, de soberbio trabajo de herraje. Al fondo la Praza da Constitución


Otra hermosa fila de viviendas...


Edificios que miran a la plaza


Hermosísima balconada de herraje


Praza da Constitución


Fuente y cruceiro...


Más luminosas galerías


Maquetas de embarcaciones expuestas en los escaparates de las tiendas...


Coloristas azulejos...


Seguimos avanzando. Ahora por la Rúa Ara Solis


Casa y cruceiro sobre una callejuela o calella


Cruceiro de Piedra...


Praza Ara Solis, típica plaza de Fisterra, con sus pazos.


Y hórreo


Al llegar a la Praza Ara Solis a la izquierda veremos la Casa do Cuadrante, llamada así por el cuadrante o reloj de sol de su fachada. Está blasonada y conserva una inscripción que dice:  reedificola Juan Diaz de Valdivieso. Año 1604. Se piensa que antes hubo aquí un hospital de peregrinos


 Capela de Nosa Señora do Bo Suceso, barroca del siglo XVIII




Y cruceiro enfrente



A sus pies y al lado del Camino una fuente


El Camino pasa junto a sus escaleras de acceso


Por la rúa del Ara Solis nos acercamos al otro extremo de Fisterra


Vamos saliendo del centro urbano, tomando esta subida


Saliendo a la Avenida alcalde Fernández, la carretera del faro


Por aquí llegaremos a la iglesia parroquial de Nosa Señora das Areas, donde se venera al Santo Cristo de Fisterra, parada histórica de nuestra peregrinación, romería cuyo día grande es el Domingo de Resurreción en la intensa Semana Santa Fisterrana, fiesta de Interés Turístico Nacional


Por esta avenida vienen las procesiones, esos días y esas noches...




Subimos pues nosotros ahora, saliendo del casco urbano y en la ruta al Cabo, llegando al santuario que alberga al venerado Santo Cristo de Fisterra o Santo da Barba Dourada: la iglesia parroquial de Nosa Señora das Areas.


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