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martes, 5 de abril de 2016

ENTRANDO EN LLANES "DE CINE": EL GAITERU LA PORTILLA, LOS FANTASMAS DE PARTARRÍU Y EL TRIÁNGULO DE ORO EN "LA MILLA DE LOS INDIANOS" (ASTURIAS)

 

Llanes: villa y puerto

Fundada en baja Edad Media sobre un más que posible enclave portuario preexistente, la puebla de Llanes era el principal núcleo urbano que se encontraban los peregrinos a Santiago que entraban en Asturias por el este siguiendo el ancestral trayecto costero del Camino Real de la Costa. Fue en el medievo y al menos hasta el siglo XVII el más importante puerto comercial, ballenero y pesquero de Asturias junto con Avilés, así como una de las principales poblaciones. Si ello atraía a gentes, tanto a asentarse al amparo de las murallas que protegían sus fueros, como a sus ferias, mercados, puerto y actividad naviera comercial, también lo hacía a peregrinos, que se acogían a la hospitalidad del Hospital de San Roque, fundado en 1330 al borde mismo del Camino que bordeaba esa muralla, extramuros pero frente a su puerta principal, la Puerta la Villa


En nuestros días puede decirse que sigue siendo así, ya no existe el Hospital de San Roque, aunque sí su capilla, origen de una de las grandes romerías de Llanes con su Bando de San Roque y Danza Peregrina, pero los peregrinos siguen acudiendo a la villa, a disfrutar de sus muchos alicientes, perderse por las callejuelas del casco antiguo, acercarse a sus playas urbanas y, por supuesto, alojarse en alguno de los establecimientos continuadores de aquel espíritu hospitalario con los romeros jacobitas, los cuales vuelven a entrar en Llanes por La Portilla o La Portiella, transición actualmente entre lo urbano y lo rural, tras bajar por La Cuesta'l Cristu desde la venerada e histórica capilla del Santo Cristo del Camino, de evidentes resonancias camineras y centro de leyendas xacobeas

En La Portilla, el barrio o lugar La Vega hace referencia a las llanuras por donde entraban los caminos a la población y el de La Torre a algún antiguo torreón de control y vigilancia de los mismos, antes de acceder a las puertas de las murallas, para lo que aún tendrían que cruzar, entonces con barcas, la ría que formaba en su desembocadura El Ríu Carrocéu, estrecho y pequeño estuario pero lo suficientemente capaz de permitir la arribada y resguardo de las naves de pesca y comerciales


Prados, castañares, encinares, casas campesinas de corredores y galerías componen la traza rural de La Portilla. A la derecha, algunos edificios de pisos de la zona más al sur de la expansión constructora llanisca, conforman ese paso a lo netamente urbano


La Portilla es en su topónimo sinónimo de lugar de paso y tránsito, a la vez que del control que desde aquí ejercería aquella antigua torre. Por documentos de 1713 sabemos que la extensión de este arrabal llegaría desde la villa de Llanes por el norte hasta Soberrón, por el sur, más allá de La Cuesta'l Cristu, al pie del Picu'l Castiellu, desde donde de gobernaba antaño, en su desaparecida fortaleza del Castillo de Soberrón, la antigua Tierra de Aguilar, antecesora del actual concejo de Llanes



Con la creación de la Populatione de Lanes hacia 1228 por el monarca leonés Alfonso IX, dentro de la política repobladora que empezaba a imperar con nuevas poblaciones y territorios de fidelidad directa a la Corona y no a poderes locales de señores feudales ni monasterios, así como, muy posiblemente, respondiendo a la fundación en 1210 de San Vicente de la Barquera en las vecinas Asturias de Santillana (con límites siempre en disputa) por parte de su homólogo castellano Alfonso VII, el Castillo de Soberrón traspasó a esta naciente puebla la capitalidad y cabeza administrativa del territorio del actual concejo de Llanes, antes Aguilar


Sucesivos monarcas confirmarían estos privilegios poblacionales y los confirmarían: Alfonso X El Sabio le daría un nuevo fuero, basado en el de Benavente, y Alfonso XI le sumaría una serie de preceptos concejiles en 1333, sólo tres años después de la fundación del Hospital de San Roque, todo ello confirmado nuevamente por los Reyes Católicos en documento conservado en el archivo del Ayuntamiento de Llanes



Un precioso corredor entre cortafuegos destaca en esta fila de casas de nuestra izquierda, las cuales hacen calle, transversal al Camino


A partir del año 1880 muchos corredores fueron cerrándose en galería acristalada e integrándose dentro del espacio interior térmico de la vivienda, gracias a la expansión desde entonces de la industria del vidrio. Aunque no exclusiva de ellos, esta solución parece haber sido ampliamente difundida por los indianos, tanto cuando hacían nuevas mansiones pensando en su solaz de recreo o en su regreso, como cuando reformaban sus antiguas casas familiares


El camino real aquí se hace calle y travesía urbana, recta, ancha y bien pavimentada por el lugar de El Brao, como hemos dicho en plena zona de expansión urbanística al sur de la población. Un camino a la izquierda nos comunica con el albergue La Portilla, una de las posibles posadas para pernoctar los peregrinos


A la derecha hay una amplia acera, con farolas y arbolitos formando un bulevar, es fácil que con el tiempo la margen izquierda tenga una solución urbanística similar


Se configura por lo tanto un área residencial de edificios de bajo y dos plantas, no muy altos, de pisos y apartamentos, a lo largo del Camino, donde están por detrás las calles de Trancah.ilu, Gabriel Sotres Somohano y Antonio Celorio Sordo al sur de Las Llamas y bastante cerca de la Playa de Toró


La Vega de La Portilla, además de excelente llanada para construir, es un espacio a preservar y recuperar, escenario de grandes romerías como las del Cristo y La Velada, también hubo una muy concurrida bolera de Birle o Bolu Palma, la modalidad bolística imperante en el oriente de Asturias y gran parte de Cantabria


Además de una gran pradería, en La Vega hay hermosos robledales, castañares y encinares. De aquí era el famoso Manuel Rivas de la Fuente, El Gaiteru la Portilla, considerado uno de los mejores gaiteros de su tiempo, nacido en este arrabal de la villa de Llanes en mayo de 1884. Juan de Llanes escribió esta biografía en El Oriente de Asturias:
"Manuel Rivas de la Fuente nació en La Portilla (Llanes) en mayo de 1884, hijo de Benito y Josefa. Su vocación musical surgió siendo niño. A los pocos años, con graves problemas en la vista sintió admiración por un viejo de La Borbolla que frecuentaba la casa de sus padres, llamado el tíu Xuan, que tocaba con bastante gusto una gaita artesanal por él construida. Su padre era relojero y ejercía su oficio en un pequeño local próximo a Las Siete Puertas, donde gozaba de una fiel clientela. Compró a su hijo la primera gaita, con gran esfuerzo económico.

Superados totalmente los problemas de la vista y animado por sus amigos del pueblo, inició lo que pudiéramos llamar su «andadura profesional», precisamente en la fiesta de San Juan, en Andrín, por la que cobró la «importante» suma de ¡tres duros de plata!, que guardó durante muchos años como «oro en paño».

Su profesor de violín fue el gran Juan de Andrín, que pese a su ceguera le enseñaba con gran paciencia y corregía los fallos o faltas que pudiera cometer. Con él actuó en numerosas fiestas del concejo. La gran amistad de Rivas con el ciego de Andrín duró hasta el fallecimiento de éste ocurrido en 1938.

El 24 de enero de 1916 contrae matrimonio en Alevia con una rapaza de aquella localidad, Lucinda Ibáñez Miguélez , a la que había conocido en uno de sus desplazamientos a la citada localidad peñamellerana. Tras «foguearse» en múltiples fiestas de los más apartados rincones del concejo, su primera actuación importante fue en Madrid, ante el Rey Alfonso XIII, en mayo de 1916 y en la fiesta del Teatro Real, a la que asistieron los Reyes y la Infanta Isabel de Borbón, Princesa de Asturias (la Chata), que los felicitó personalmente, así como en la recepción que les fue ofrecida en el Ayuntamiento de Madrid.

Manolo Rivas, famoso ya en toda Asturias, es requerido para actuar en diversas localidades del Principado. En agosto de 1918 lo hallamos en La Felguera, contratado por la Sociedad de Festejos de San Pedro. Con él acudieron su habitual tamboritero, Ramón Amieva, y los «bailadores» del Pericote: Leonor y Oliva Parres con Antonio Vilarchoa; Concha y Piedad Cue con Ramón Soberón. De cuanto han gustado, da idea la frase de un espectador: «En Llanes no saben lo que tienen. No le dan a este baile la importancia que tiene».

Ese mismo año, invitados por la Diputación de Oviedo, participa con el grupo del Pericote en los festejos populares del centenario de Covadonga, Si en Madrid, Oviedo y Gijón obtuvo nuestro típico baile éxitos resonantes, el alcanzado en Cangas el día 6 y en Covadonga el 7 y el 8 de septiembre, fue colosal. Bailaron los jóvenes llaniscos en la plaza de Cangas y ante los Reyes en Covadonga. Sus Majestades aplaudieron también desde un balcón del Gran Hotel Pelayo.

Años más tarde viajó Manolo Rivas a Cuba con el folklorista Aurelio Ruiz, que presentaba a nuestro gaitero en sus actuaciones, que se contaron por éxitos, llevando la alegría y mitigando la nostalgia de los llaniscos residentes en la «Perla del Caribe».

En Julio de 1917 Manolo Rivas es requerido por los Condes del Valle de Pendueles y de Vega de Anzo, para actuar en Vidiago ante la Infanta Paz de Borbón y su hija la princesa doña Pilar, a las que dejó maravilladas con la interpretación de la tradicional música asturiana. En este mismo año, concretamente en el mes de agosto, es una de las atracciones de la «Fiesta del Indiano», celebrada en la Vega de La Portilla.

El 22 de febrero de 1950, el grupo llanisco, en el que nunca faltaba Manolo Rivas, se traslada a Madrid para participar en el Concurso de Danzas de la Sección Femenina, celebrado en el Teatro Español, abarrotado de público expectante En reñida competencia con treinta y siete grupos españoles, obtienen el tercer premio. Dado el rotundo éxito alcanzado, tuvieron que hacer, al día siguiente, una exhibición de nuestros bailes en el Retiro, donde fueron ovacionados por numeroso público.

En agosto de aquel año se organizó un grupo para intervenir en la «Fiesta del Indiano de Asturias y la Montaña», celebrada en la Universidad Pontificia de Comillas. Fue una jornada memorable para Manolo Rivas y su actuación fue elogiada entusiásticamente por todos.

En 1952 Manolo colabora nada menos que en la consecución del primer premio en el «Concurso de Danzas y Bailes de España», organizado por la Sección Femenina en el Teatro Español de la capital de España.

Siguió actuando Manolo en el festival de San Roque hasta el año 1953, aquejado ya de la enfermedad que le llevó a la tumba. Pero aún tuvo agallas para ir a Oviedo e intervenir en el desfile por las calles de Oviedo en 1954 en aquella magna e irrepetible manifestación del «Día de América en Asturias», donde la embajada llanisca causó asombro y admiración. Se retiró ya de modo definitivo a su rincón de Alevia, donde falleció el día 1 de julio de 1956"

Este camino, ahora calle, era aún acabando el siglo XIX la principal entrada y salida de Llanes por el este, comunicación con el puerto de Santander, por el que, dada su proximidad, salían a la emigración de ultramar muchos vecinos, uno de ellos, Juan Manuel Bustillo, dejó escrito un diario de viaje desde su salida del cercano pueblo de La Pereda, andando, hasta la parada de diligencias de Pancar a orillas de El Riveru (nombre del río Carrocedo al llegar a Llanes), tomando la diligencia de Torrelavega (hasta donde llegaba por entonces el ferrocarril) y saliendo por aquí, acompañado de su hijo Diego
"El 18 de agosto de 1882 salía de La Pereda a las cuatro de la mañana andando en compañía de mi hijo Diego con dirección a México. El día estaba bueno, más bien tendía a hacer calor. Agarramos por la mina de Bolao, Las Mestas para salir a Pancar, bajamos por el puente Cagalín a la orilla del Riveru hasta la parada de diligencias. Tomamos la diligencia en Llanes rumbo a Torrelavega. De Llanes salimos el mismo día 18 a las seis y media de la mañana en la diligencia, al llegar a La Vega de La Portilla agarramos pal Cristo, subimos y bajamos por Andrín a San Roque, Vidiago, Pendueles hasta San Vicentes de Las Barqueras y a las seis de la tarde llegamos a Torrelavega.

 Y en ese mismo día agarramos el ferrocarril Cantábrico a las siete de la noche llegando a Santander a las ocho del mismo día. Apeámonos del ferrocarril y alojámonos en casa de huéspedes de Fanjul que está en la Cuesta del Hospital. Allí estuvimos hasta el día 22 de mismo mes. En esti día fuimos a sacar el pasaporte en el consulado de México. Cuarenta pesetas. Y también sacamos en esti mismo día los pasajes para México hacia Veracruz. Y en la Casa Consignataria de la Compañía Generale Trasatlántica Francesa y en ese miso día a las seis de la tarde nos embarcamos en el Ville de Brest con un tiempo muy bueno, más bien caluroso y a las siete de la noche partimos de la bahía. (...)"


Siempre en recto por el bulevar, pasamos delante de más urbanizaciones. Si bien el número de vecinos lleva un siglo decreciendo, de 24.999 en 1920 a 13.759 en 2017 y 13.611 en 2021, la cantidad real de población es bastante mayor. No poca gente que emigró a ciudades próximas sigue empadronada en ellas, y tiene aquí su segunda residencia, aunque en ocasiones vivan incluso la mayor parte del tiempo. Hay también muchísima vivienda vacacional, o gente que, asentada en Llanes,  sigue perteneciendo nominalmente a sus lugares de procedencia


En verano el número de habitantes reales, dada la enorme afluencia turística, se multiplica varias veces, llegando a unas 70.000 u 80.000 personas de forma más o menos constatada, pero la cifra puede llegar a ser superior. En total, el oriente de Asturias son entre todos sus concejos unos 50.000 habitantes que en temporada estival llegan cómodamente a los 150.000 sino más. Esta es la razón del gran crecimiento urbano de estas poblaciones costeras


Cruzamos la calle Antonio Celorio Sordo, pasando junto a una pequeña colonia de chalets con terreno, la urbanización Las Manzanas. Es la zona de Las Llamas, topónimo que tiene que ver con la existencia de antiguos barrizales o terrenos pantanosos


Las flechas amarillas, en las farolas, confirman que vamos siempre por el buen camino. Hemos de fijarnos pues en los núcleos urbanos, con la gran cantidad de cruces, desvíos y señalética existentes, puede costar cierto trabajo seguirlas


Un poco más allá vemos la rotonda que es ahora la principal entrada-salida de la población, paso de la carretera AS-379 procedente del enlace con la Autovía del Cantábrico (A-8) y la N-634 en L'Arquera


También veremos los clásicos azulejos de conchas en muros y paredes. La pregunta ¿por qué es la vieira símbolo del Camino de Santiago? la encontramos en la página de la Fundación Gaiás Cidade da Cultura:
"El bordón, la calabaza y la vieira. Estos son los tres símbolos del peregrino por excelencia. Mas solo uno identificaba al caminante que, tras alcanzar su meta, regresaba a su lugar de procedencia. Hablamos de la concha, un elemento que con el paso de los siglos se convirtió en símbolo de generosidad, una virtud que, desde el momento en el que se llegaba a final del Camino, debía acompañar al peregrino el resto de sus días. 
Con el paso del tiempo, la concha de vieira pasó a ser un símbolo más de la ruta jacobea, un hecho que comenzó a popularizarse a partir del auge de las peregrinaciones en los siglos XI y XII"

¿Pero qué hizo de la concha realmente el símbolo del Camino?, existen varias teorías, en realidad nosotros pensamos que puede ser el símbolo de la llegada de los peregrinos al mar, a Fisterra, el fin último de muchos de ellos. La gran cantidad de ellas en la fisterrana Praia da Langosteira podría dar fe de ello, teniendo además un uso práctico como recipiente para beber
"... la concha fue utilizada como un vaso natural perfecto. Los peregrinos que llegaban a Santiago las recogían para beber en los manantiales y ríos en su camino de regreso. 
Existen otras teorías más simbólicas que ven en la vieira una estilización de la pata de una oca, símbolo para muchas tradiciones antiguas de reconocimiento iniciático. Y otras incluso apuntan a la vieira como símbolo de Venus, representación del renacer de una persona, su resurrección y, por lo tanto, de la superación de la muerte y también del ego (egoísmo y egocentrismo) para dar paso al auténtico yo (sencillez y humildad). 
Por supuesto también existen leyendas vinculadas a los milagros del  Apóstol. Con diversas variantes, la más extendida es la que cuenta que un caballero, mientras paseaba por la playa, vio aproximarse una barca a punto de naufragar. Dispuesto a prestar ayuda a los que serían inevitablemente próximos náufragos, el caballero se dispuso a cabalgar entre las aguas cuando, de repente, una ola gigante lo arrastró hasta el fondo del mar. Viéndose perdido invocó a Dios y, en ese instante, sintió una fuerza sobrenatural que lo enviaba a la superficie arrastrándolo hasta la orilla. Cuando se vio a salvo y en tierra, comprobó que la barca era la que transportaba los restos del Apóstol y que tanto él como su caballo estaban completamente cubiertos de conchas de vieira. La salvación del caballero se consideró un milagro del Apóstol Santiago por lo que, desde ese momento, vieira y Apóstol quedaron unidos para siempre y la concha pasó a ser el símbolo más importante de los peregrinos. 
A pesar de todas las suposiciones, lo único cierto es que su origen como símbolo peregrino no está nada clara y que no existe ninguna teoría aceptada al cien por cien. De lo que sí no hay duda es que la venta de estos objetos fue un negocio muy lucrativo en la ciudad de Santiago. En la puerta de Azabachería, donde se asentaron los artesanos, se vendían conchas de plomo, hueso, marfil y metales hermosos. El negocio fue tan próspero que rápidamente fue regulado por la Iglesia –que se quedaba con el 33% de las ganancias- e incluso se llegó a prohibir su venta fuera de Compostela, bajo pena de excomunión"


Según cada parcelación, hay una diferente urbanización, de diferente tamaño, traza y estilo. Apenas empezado el siglo XX, en La Portilla, a lo largo de este camino llamado por entonces la Carretera de Santander, el Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, Alberto Corral, ya había diseñado un ensanche urbano en esta dirección sur, junto con otro al norte-noroeste, en el barrio de Posada Herrera (paso también del Camino saliendo de Llanes), y otro más, el de San Antón, localizado al noreste. En El proyecto de reforma y ensanchede la villa de Llanes de 1905, de Héctor Rato Martín y Gaspar Fernández Cuesta, del Departamento de Geografía Universidad de Oviedo, nos informan de ello:
"La trama diseñada por el ingeniero para dirigir la futura expansión de la población se desarrollaría sobre los escasos terrenos llanos presentes en las inmediaciones de la villa, al constituir el mar Cantábrico, el río Carrocedo y las colinas que circundaban al núcleo urbano límites infranqueables para el crecimiento espacial. Consecuentemente, el ensanche se proyectaría sobre tres espacios situados al Noroeste (barrio de Posada Herrera), al Sur (barrio de la Portilla) y al Noreste (barrio de San Antón) de la localidad. La apertura de nuevos viales en estas zonas se haría atendiendo a la inclinación, procurando que fuese lo menor posible, y a las condiciones ambientales, considerando los vientos dominantes y la exposición solar"

Por su parte el ensanche en el barrio de la Portilla, al Sur de la población, comprendería el espacio entre El Ríu Carrocéu y los montes de La Guía y La Galea, al norte de La Cuesta'l Cristu:
" Siguiendo como eje director la carretera a Santander se proponía un sistema de calles paralelas y perpendiculares de 7 y 9 metros de ancho. Resultado de la intersección de los viales era una trama de marcado carácter ortogonal, cuyas únicas variaciones eran consecuencia de la adaptación al trazado de la carretera. El uso previsto para esta zona era el industrial"

Llegamos al cruce de El Caleru, topónimo que hace alusión a los antiguos hornos de cal, elemento muy empleado para la construcción y como fertilizante, cociendo en ellos para extraerla la abundante piedra caliza existente

El nombre se conserva en una pequeña finca a nuestra izquierda


Estamos en el parque de El Rinconín, donde vemos, al otro lado, el centro de mayores de este nombre. A partir de este espacio verde, construido en 2009, comienzan los grandes edificios de pisos y se incrementa el tráfico, según nos acercamos, paso a paso, al centro urbano, cuya expansión o ensanche en realidad al final poco tuvo que ver con lo diseñado por Alberto Corral
"El crecimiento espacial de Llanes se dirigió durante buena parte de la segunda mitad del siglo XX hacia el Noroeste de la villa, unos terrenos cuya ocupación, como hemos visto, ya se incluía en el proyecto de 1905. Aunque el trazado de determinados viales, como la calle Alfonso IX o la Avenida de las Gaviotas se ajusta fielmente a la trama ideada por Alberto Corral, el tejido urbano entre el Paseo de San Pedro y la carretera de Oviedo presenta, en su mayor parte, una mayor irregularidad y escasas coincidencias con el mencionado proyecto. Esta notable alteración respecto a la ortogonalidad propuesta en origen es resultado del largo proceso de urbanización de la zona, realizada bajo el influjo de otros proyectos posteriores y ejecutado después de que algunos solares hubiesen sido ocupados por algunos equipamientos de grandes dimensiones que implicaron una modificación del tamaño de las manzanas primigenias, pensadas para acoger únicamente un uso residencial. 

Por lo que respecta a los ensanches de San Antón y La Portilla, si bien estos espacios forman parte hoy en día del suelo urbano de la villa, no se aprecian similitudes en el modo en el que se ocuparon respecto a lo aquí estudiado. Menor relevancia en el plano actual tienen, si cabe, las medidas propuestas para la reforma interior, puesto que la trama urbana del casco histórico se ha mantenido inalterada en su mayoría y las grandes actuaciones encaminadas a reformar el barrio del Cueto y a ampliar varias plazas, entre otras, no pasaron del papel"

Cruzamos la carretera LL-2, que comunica con Cué, un sitio al que bajan directamente desde el mirador de La Boriza muchos peregrinos que, siguiendo la Senda Costera de Llanes, atajan evitando las vueltas y revueltas de La Cuesta y vienen a dar aquí


A lo lejos, la parte más cercana al núcleo originario de Llanes de la antigua Carretera de Santander, la que ahora es la Avenida de la Concepción, se convirtió en el lugar donde los acaudalados indianos construyeron sus quintas de recreo entre finales del siglo XIX y primeros del XX cuando numerosos indianos erigieron allí sus residencias y quintas de recreo, en lo que fue en la práctica el primer ensanche urbano de la localidad


El primero de ellos, el de Partarríu, construido en los últimos años del siglo XIX, es de los más significativos pues fue escenario de cine. Junto a él pasaremos dentro de poco, pudiendo ver sus fachadas este y norte



De momento vamos a cruzar hacia el parque, un lugar sumamente apacible al lado del intenso tráfico que suele haber en la rotonda de La Güertona, ya a nuestra izquierda, por donde hemos dicho entra, o sale, de Llanes, la AS-263



De frente los edificios de El Rinconín, tras el centro social, a la izquierda el Palacio Partarríu, hacia donde nos encaminamos nosotros


Aquí hay un mojón xacobeo y un panel con el plano de la etapa de Llanes a Ribadesella/Ribeseya. Hemos de recordar que las divisiones por etapas son orientativas y no preceptivas, pues cada peregrino puede organizarlas como quiera, máxime ahora que han aumentado bastante los albergues y alojamientos que reciben a los caminantes jacobitas


A lo largo del paseo que recorre el parque disponemos de buenos bancos a la sombra donde descansar unos instantes o ajustarnos el calzado y las mochilas antes de proseguir ruta y entrar en el centro Llanes


El parque es un gran campo circular en el que este paseo recorre toda su circunferencia. El centro social imita en parte la arquitectura asturiana con su corredor en el piso alto. Detrás la urbanización El Rinconín


De frente a nosotros, la rotonda distribuye el tráfico en todas direcciones: al centro urbano, a la autovía, a Pancar, a Cue y sus playas, etc. Estamos en un importante núcleo de comunicaciones viarias


De entre todas las casas que miran a esta glorieta, además del mismo palacio de Partarríu, nos encanta esta, con tan grandes galerías y finca de frutales, sita en el lugar de La Güertona


Hermosos parterres y farolas jalonan la franja verde de jardín entre el paseo del parque y la calzada


Yendo hacia los edificios de la urbanización hallamos esta composición escultórica en acero corten a nuestra izquierda, con Partarríu al fondo


Y una silla ornamental de director cinematográfico en medio del césped evoca, con su lema Llanes de cine, los escenarios cinematográficos del concejo donde tantas películas y series se han filmado, haciendo entre todos ellos una ruta para recorrerlos. En la página Turismo de Llanes nos explican un resumen de la misma:
"Llanes de cine» es el nombre del proyecto turístico y cultural puesto en marcha por el Ayuntamiento de Llanes con el objeto de poner en valor los numerosos escenarios naturales del concejo que han servido de platós para el rodaje de infinidad de largometrajes, cortometrajes, documentales, anuncios, video-clips, series de televisión y promociones de programas de televisión.

De esta forma, el Ayuntamiento pretende también rendir un homenaje y mostrarles su gratitud a los directores y productores que eligieron los paisajes llaniscos para hacer realidad sus sueños cinematográficos.

El itinerario cinematográfico, que no incluye la totalidad de las filmaciones hechas en el concejo, permite visitar hasta 25 lugares en los que se rodaron más de 42 secuencias de 18 largometrajes, 3 series de televisión y 1 cortometraje. En las localizaciones se encuentran instaladas unas señales que informan sobre la película rodada allí, el año de estreno y el director. Otras señales instaladas en las zonas más transitadas cercanas a las localizaciones informan sobre el recorrido completo, detallando todas las localizaciones y películas. 

La iniciativa se complementa con un folleto explicativo con el mapa del recorrido, películas y reseña de directores, actores, sinopsis, fotogramas de los escenarios, etc. en español, inglés y francés"


En el mismo Partarríu se rodaron varias de esas películas, la más reciente El Orfanato, de Juan Antonio Bayona. Otras fueron Los jinetes del alba de Vicente Aranda y Mi nombre es sombra de Gonzalo Suárez


En Vente a Llanes abundan en esta información de una ruta que no solamente recorre la villa, sino buena parte del concejo:
"Esta ruta, digamos cinematográfica, permite visitar 25 lugares en los que se rodaron escenas de 22 largometrajes, 3 series de televisión y 1 cortometraje. En dichas localizaciones se encuentran instalados paneles que ofrecen algunos datos sobre cada película rodada en el lugar. El título del film, el año de estreno y el nombre de cada realizador.

El itinerario es idóneo para conocer algunos de los rincones más bellos e interesantes de Llanes. Rincones que nos llevarán del puerto de Llanes a los acantilados de Pría. De la playa de Barro a la de Ballota o de la aldea de “El Mazucu” (pueblo más alto del territorio) al lugar más barroco de Llanes, el cementerio de Niembru 
 Aunque hayan sido muchas las que han sido rodadas en el concejo, el recorrido visita escenarios donde se rodaron secuencias de hasta 22 largometrajes. La más antigua,  “Porque te vi llorar” fue rodada en 1941 por Juan de Orduña en el puerto de la Villa de Llanes. La Señora de Lluis María Güell se rodó en 2008 en los míticos bufones de Pría. 
Entre medias aparecen títulos esenciales de la filmografía española. El abuelo de Garci, Remando al viento de Gonzalo Suárez, El corazón del bosque de Gutiérrez Aragón o El Orfanato de Bayona rodada en el tétrico Palacio del Partarríu en la Villa de Llanes.   
En los espacios donde fueron rodadas escenas de las películas seleccionadas encontraremos paneles con datos de cada película. Igualmente en alguna de las localizaciones están instaladas “sillas de director” en el emplazamientos en los que estuvieron posicionadas las cámaras para realizar las tomas (tiro de cámara)"

Llegamos así al final del parque y nos disponemos a cruzar el tramo de calle que da acceso a los garajes de la urbanización


Junto al paso de cebra un mojón caminero nos indica este paso frente al Edificio Rinconín


Y nada más cruzar tomaremos de frente la acera de la izquierda tomando la Avenida de la Concepción 


No obstante la proximidad a la entrada de la finca del palacio puede tentarnos a hacer una breve visita...


Para ello primeramente cruzamos por otro paso de cebra otra vía de servicio de los accesos de estas urbanizaciones


Y en el siguiente paso de peatones cruzamos la Avenida de la Concepción a la izquierda, a la finca de Partarríu. Muchísima atención al tráfico


Y acto seguido nos asomamos a este elegante portón, desde el que tenemos una muy buena vista de este palacio con su enorme quinta, que le dio nombre, Partarríu, pues en origen era Villa Parres, propiedad de José Parres Piñera, que no era exactamente indiano, pero sí un gran benefactor de Llanes, sobre todo de Posada, su población natal, con importantes cargos en los ministerios de Marina y Justicia, casado con Antonia Sobrino, esta sí hermana de importantes indianos


No era pues su propietario un indiano (pero sí emparentado con ellos) aunque la mansión con sus jardines sí recibe la impronta de las construcciones de la época de los americanos que retornaban con fortuna.


Se encargó la obra al destacado arquitecto santanderino Valentín Ramón Lavín Casalís, aunque su propietario apenas pudo disfrutarla pues acabada en 1898 su propietario falleció al año siguiente. Esto empezó a hacer de la casa un enclave propicio para todo tipo de historias, máxime si tenemos en cuenta que, por ejemplo, fue incautado como hospital de sangre durante la Guerra Civil

Esta obra magnífica hizo de Lavín Casalís un profesional de renombre, acometiendo otras obras en el oriente asturiano, como la Quinta Guadalupe en Colombres. Lamentablemente se han perdido buena parte de los árboles de su espectacular finca



Grandes ventanales orientados al sur aprovechan al máximo la luz natural del sol para iluminar al máximo el interior. Periódicamente se anuncian proyectos de restauración con diferentes promotores e iniciativas


Una de las placas del circuito Llanes de Cine, con textos explicativos y ficha de las películas aquí grabadas


Bordeando la finca, cerrada con verja, retomamos el Camino en la Avenida de la Concepción, donde en Las Llamas los edificios de la Urbanización Partarríu parecen tener cierta inspiración en el palacio, al menos en su estructura de torres picudas y grandes galerías


Sigamos ahora de frente sin cruzar de nuevo la avenida, caminando bajo las ramas de estos árboles exóticos de Partarríu. En la magna obra Jardines Clásicos de Asturias de José Valdeón Menéndez, leemos estas frases:
"A ambos lados de la salida hacia Santander, en Llanes, los jardines de las casas que, a modo de "ensanche" allí se establecieron en fechas finiseculares, agonizan en la actualidad al igual que lo hacen los edificios, privándonos de un esplendor antaño brillante."

A la derecha, los nuevos usos residenciales de Partarríu, también con sus galerías y jardín, símbolo de los nuevos tiempos


A la izquierda, cual máquina del tiempo el pasado, que también es presente como quiere ser impredecible futuro. Como hemos dicho, los proyectos para recuperar Partarríu se amontonan en forma de montañas de documentaciones, legajos bien timbrados y registrados, en el "material más poderoso que existe, el papel, pues todo lo resiste", esperando alguno se haga realidad algún día, apartamentos, hoteles, oficinas, supermercados....


El seto avanza, el cierre vegetal señorial tiende a ser tan indómito como lo es la naturaleza a la que pertenece, y al igual que la vida, tiende a expandirse mientras no le pongan cortapisas, ocupando la acera izquierda, por la que tan cómodamente andábamos


El frondoso vergel del poder verde aún no cierra al menos el artístico portón del acceso principal a la mansión, un buen lugar para admirar su entrada


Destaca tal vez más aquí el aspecto turriforme, casi piramidal, de pirámide truncada, de la vieja Villa Parres, Partarríu o, como la llama el periodista V. Peña. La Mansión del Terror, o al menos ese es el título del artículo que apasionadamente le dedica en Hoy, recordando, no sólo ya películas de miedo allí filmadas, sino las supuestas apariciones del fantasma de su dueño, José Parres:
"Luces, cámaras, acción. El lúgubre Palacio de Partarríu, donde se desarrolla la angustiosa pesadilla de Belén Rueda en 'El orfanato', existe y es tanto o más escalofriante en la realidad que en el cine. A la entrada de Llanes (Asturias), rodeado por un viejo muro de piedra y en medio de un fantasmagórico jardín donde la hierba crece salvaje a medio metro, se levanta este edificio de fachada desigual y amplios ventanales, que ha hecho retorcerse de miedo en la butaca a miles de espectadores. No es la primera vez que este caserón acoge un rodaje. Hace años fue escenario de 'Mi nombre es Sombra', de Gonzalo Suárez, 'La balsa de piedra' y la serie 'Los jinetes del alba'. 
Desde fuera llama la atención el estado de abandono del lugar, cerrado a cal y canto. Todo indica que está deshabitado, aunque, como en la película, allí nada es lo que parece. Cuentan en el pueblo que José Parres, un conocido benefactor de la localidad, mandó construir esta casona a principios del siglo pasado, pero el destino quiso que muriera un año después de inaugurarla. Debió de quedarse con las ganas de disfrutarla por más tiempo porque, al parecer, se le oye deambular por los pasillos. «Algo raro sí hay. 
Por la noche se escuchan ruidos y puede que haya algún fantasma, pero sin duda son mucho peores los murciélagos que se cuelan dentro de la casa y no te dejan dormir», comenta el biznieto de José Parres, que, de paso en Llanes por unos días, nos sorprendió con la nariz pegada a la verja de sus posesiones. El director de 'El orfanato', Juan Antonio Bayón, también asegura que durante el rodaje ocurrieron cosas extrañas y que, incluso, vieron una cara desconocida en la ventana del torreón. 
Aunque la mayor parte de la historia transcurre en la casa, la película muestra otras localizaciones y paisajes que merecen la pena visitar, como el casco histórico del pueblo, los caminos vecinales o las playas de finísima arena blanca que salpican toda la costa asturiana. En la calle Mercaderes, junto a la plaza de Parres Sobrino, llamada así en homenaje a aquel prohombre al que muchos ven hoy como el fantasma de Partarríu, se rodó el atropello de la siniestra anciana Benigna, uno de los momentos más intensos y aterradores del filme. Los vecinos recuerdan que por primera vez vieron nevar en agosto; eso sí, por exigencias del guión"

Los Fantasmas del Orfanato es además el inquietante artículo que leemos de esta casona en El Pabellón del Enigma, relatándonos los también supuestos fenómenos paranormales que sucedieron aquí durante la grabación de El Orfanato:
"En ocasiones ellas han acabado acaparando todo el protagonismo e incluso quitándoselos a los propios actores de carne y hueso. Hablamos de la arquitectura del horror, porque desde el principios del tiempo, desde los inicios del arte cinematográfico, algunas casas se han convertido en un icono, en parte fundamental de la propia trama, su estructura, atmosfera, los detalles, la decoración parecían realmente tener vida propia. Quien no recuerda las escenas de “La Semilla del Diablo” (Rosemary´s Baby), ese edificio celebre y emblemático “El Dakota”. Quien no recuerda escalera que daba a la habitación del personaje interpretado por Linda Blair, la niña protagonista del exorcista. Casas que son algo más que simples decorados. 
Niños, ruidos, lamentos, voces, apariciones, y ante todo, eso, una vieja casa, que durante el 2007 batió todos los recórds de taquilla que eran posibles, pero en ella no solo se destaca el buen trabajo de sus actores, como lo intrigante de su historia, no cabe duda que “El Orfanato” ha sido la película de moda del cine español. Pero no todo aquello que aparece en la película es fruto de la imaginación de un guionista de cine, la casa en la que se desenvuelven los hechos es totalmente real. Aquella casa se construyó en 1898, El Palacio de Partarríu, en Llanes, Asturias, fue no solo un hospital durante la Guerra Civil Española, sino que también fue un orfanato.  
Durante el rodaje de este film dirigido por Juan Antonio Bayona, muchos fueron los fenómenos paranormales que se manifestaron en aquella antigua edificación según la información recogida por la prensa local asturiana. Sergio Sánchez, el guionista del film, quien trabajo en el guion dentro de aquella casa vio la imagen de su abuela quien había muerto 15 años atrás, así como el propio Bayona aseguró haber visto un rostro fugaz en el ventanal del torreón, así como incluso ruidos en la segunda planta donde habían fotos bastante impactantes de tema lúgubre y de muerte. Belén Rueda, la protagonista se negaba a ir al baño destinado para los actores pues decía que escuchaba ruidos.
Una casa que ha sido escenario de varias películas y que en poco tiempo se convertirá en un lujoso hotel. Un lugar con una magia capaz de atrapar la mirada y la atención de todos aquellos que pasan cerca. Lo que ocurre con la película “El Orfanato” se puede analizar dentro de diferentes perspectivas: El tremendo éxito a nivel mundial, y otra más sutil y es esa que nos indica que algunas obras tocan las fibras más sensibles del prototipo del inconsciente colectivo, es como si miles y millones de personas de diferentes creencias, de diferentes perspectivas ante el misterio se hayan sentido azotadas por un mensaje que se esconde tras esta película. 
Entre las muchas historias creadas alrededor de este filme, una persona que se presento en la premier en España, le aseguro a Juan Antonio Bayona, que se había criado en aquella casa cuando era un orfanato, y que la película le había ocasionado una gran impresión. En 1951 en esta edificación también se habla del caso de una mujer filipina que aseguraba que un ente la había atacado, y fue considerada loca, al poco tiempo la policía fue testigo de cómo alguien más había sido atacado por este supuesto ente"

Las verjas del palacio proyectan su sombra sobre la avenida, si tenemos la oportunidad de cambiar de acera veremos el palacio desde otra perspectiva al pie de los bloques de pisos que lo imitan, mirándole directamente 


La hiedra se come la majestuosa entrada, habrá que avanzar un poco más para verlo desde algo más adelante


En el año 2016 proyectos también "de mucho miedo" planeaban construir bloques de viviendas en esta quinta de Partarríu así como el aparcamiento de una superficie comercial, y es que a veces los monstruos, al menos los mastodontes urbanísticos, amenazan con hacerse realidad. Tras sufrir la quinta unos años antes una tala salvaje y terrible de sus especies arbóreas, tal vez en aquel momento los responsables políticos respondieron con cierta seguridad rotundidad, leemos en Diario del Oriente, fecha 20 de mayo de aquel año:
«Llanes ya cuenta con un número de viviendas vacías muy elevado; casas pendientes de una venta», levantadas en bloques cuando la burbuja inmobiliaria se hinchaba sin pensar en poder explotar. «Sólo hay que pasearse por Llanes en invierno para dar la sensación de estar atravesando, en parte, un pueblo fantasma»

 Podemos figurarnos fácilmente cómo era la magnífica vista que de la mansión tenían los visitantes que entraban en el malogrado palacio en sus efímeros momentos de esplendor. Destaca soberbiamente de nuevo el magnífico torreón-mirador, no exento tampoco de temibles encuentros con lo desconocido, o eso leemos en Fantasmas en la gran pantalla de Espacio Misterio:

"Situado a las afueras de Llanes (Asturias), el chalet Villa Parres, conocido popularmente como Palacio de Partarríu, es uno de esos majestuosos edificios dotados de un halo fantasmagórico que permanecen cerrados a cal y canto. Construido en 1898, su propietario, el escritor José Parres Piñera, falleció en el mismo apenas un año después de su traslado a la casa. En su interior se rodó una de las grandes sorpresas cinematográficas del 2007: El orfanato, candidata a la nominación como Mejor Película de Habla no Inglesa en los Oscar de Hollywood. La película, cuya ficción convierte al chalet en un caserón encantado, antiguo orfanato en el que se crió la protagonista –la actriz Belén Rueda–, ha estado salpicada durante su rodaje de momentos inquietantes. Al menos así lo han publicado diferentes medios de comunicación. En junio de 2006, el diario El Comercio dedicaba un artículo a los misteriosos fenómenos ocurridos durante el rodaje de la película, según declararon el director, Juan Antonio Bayona, y el guionista Sergio G. Sánchez. Éste confesó: «Al torreón del edificio no se puede subir y un día me pareció grabar una cara en la ventana de arriba. Las ventanas se abrían y se cerraban y no sabíamos quién lo hacía»


No quisiéramos dejar de compartir la descripción que de esta casa y de su historia realiza el maravilloso blog Casonas de Indianos, inagotable fuente de inspiración para quien desee ahondar en la historia y avatares de estas quintas...
"Al chalé Villa Parres se le conoce en Llanes como el palacio de Partarríu, porque la gran finca que lo delimita termina a orillas del río Carrocedo. 
El edificio se terminó de construir en el año 1.898 por encargo de José Parres Piñera, que desempeñó importantes cargos en los ministerios de la Marina y Justicia, siendo además un importante benefactor para Llanes, y muy especialmente para la población de Posada, de donde él era natural. Se casó con Antonia Sobrino Díaz, hermana de los poderosos indianos Nemesio, Sinforiano y Faustino Sobrino, de los cuáles fue administrador. 
Apenas disfrutó de la construcción porque falleció en la misma casa el 9 de noviembre de 1.899. 
Aunque la casa no perteneció a un indiano, las características arquitectónicas sí que la convierten en un ejemplo de arquitectura indiana. Las típicas palmeras no faltan en la finca, junto a los amplios ventanales y a la torre que preside su fachada principal. 
El proyecto es del arquitecto santanderino Valentín Ramón Lavín Casalís. Ésta fue una de sus primeras y más afamadas construcciones y le abriría las puertas para acometer otros proyectos como las escuelas de la Arquera, o la gran casa (Quinta Guadalupe) que levantó en Colombres para Íñigo Noriega, y que hoy alberga el museo y archivo indianos"

Y de esta manera, en Siete horizontes indianos solo para tus ojos, que vemos en el Blog Turístico de Asturias, hallamos esta bonita semblanza de Partarríu...

"Cada casa indiana es el espejo donde contemplar una historia humana, familiar, social, y todas con el telón de fondo de la querencia por Asturias. Villa Parres, mucho más conocida como el Palacio de Partarríu, añade un plus de misterio en un tranquilo paseo llanisco para contemplar todo el poderío, señorío, glamur y demás cualidades propias de una época que aún hoy nos ciega con sus destellos. 
Partarríu ha seducido a escritores y directores de cine, ha sido una auténtica musa para muchos artistas, que quedaron prendados de la grandiosidad de sus muros, de sus ventanales enormes, de la luz y la naturaleza que invade cada rincón… Partarríu es especial, y eso se percibe con solo atisbarlo desde el exterior, sorteando su verja con una mirada que se pierde en sus añejas cristaleras buscando un no sé qué, una sombra, una presencia, un soplo de nostalgia, un viaje espectral, un universo paralelo… 
Dicen algunos que un fantasma habita intramuros, que lo han sentido… No sabría qué deciros. Partarríu fue construído en 1898, justo el año en que España pierde Cuba, y José Parres Piñera falleció un año después en el palacio de sus sueños… Y ahí sigue su fantástica creación, envuelta en un halo de misterio y melancolía…"

Hasta las verjas, a la derecha, de la Urbanización Partarríu, nos recuerdan a las del Palacio de Partarríu propiamente dicho


Continuamos avanzando todo recto por las aceras de la Avenida de la Concepción y su encantador bulevar arbolado


La urbanización Partarríu es un grupo de bloques de pisos, prácticamente idénticos, que se extienden avenida adelante, al oeste de Las Llamas


Las señales viarias nos informan que nos acercamos a otra rotonda, la de Las Bárcenas


El muro de la quinta de Partarríu, a nuestra izquierda, llega al mismo cruce


En nuestro trayecto, hemos de continuar siempre de frente, por lo que fue la antigua Carretera de Santander, llena de urbanizaciones modernas y antiguas mansiones


Cruzando la calle Partarríu el hotel La Hacienda de don Juan, con su esplendorosa quinta y jardín, recuerda también las mansiones y fincas indianas


La pequeña glorieta ante ella muestra una bella Rosa de los Vientos pintada en el suelo de esta confluencia callejera


Si vamos por la acera de la derecha cruzaremos y pasaremos delante del acceso al hotel, viendo su fachada sur


El hotel recuerda en su estructura y origen la epopeya indiana, asemejándose a las quintas de la avenida, inspirándose especialmente tal vez en la de Juan Noriega, que vemos unos metros más adelante, a la izquierda:
"Cuando Don Juan Noriega, en la última década del siglo XIX subió a un vapor para cruzar el Atlántico, llevaba en su equipaje la esperanza de volver, apenas un adolescente cuando salió del vecino pueblo de Cué, trabajo y ahorro, años de espera y por fin el regreso. Todo esto es fruto de ese esfuerzo, cosecha recogida bajo otros cielos y otros soles, para no olvidarlo aquí están sus palmeras y los magnolios centenarios recordándonos la aventura indiana"

Juan Noriega Sordo se marchó siendo adolescente de su casa de Cue, siguiendo a alguno de sus hermanos que ya estaba haciendo fortuna en México, a su vez reclamados por un tío al que le iban bien las cosas por allí. S regreso se casó, hizo su chalet y le compró el terreno de actual La Hacienda de Don Juan a otro indiano que se dedicaba a transportes mercantes, Joaquín Álvarez, también emigrante a México


La Quinta de Juan Noriega fue construida con proyecto del insigne arquitecto Enrique Rodríguez Bustelo en 1923, haciéndose pues su dueño con la propiedad de las fincas a ambos lados de la antigua Carretera de Santander


La flecha amarilla nos alegra cada vez que la descubrimos, pintada en algún sitio, pues nos advierte del camino a seguir y que no nos hemos saltado ninguna desviación


La Quinta de Juan Noriega fue una pensión, Los Barquitos, nombre con la que también se la conoce. Se trata de un chalet estilo montañés, de planta cúbica y compacta. Esta su fachada sur es de vanos adintelados, grandes ventanas en el piso bajo y balcones de verja de hierro en el alto


La fachada principal presenta un corredor de columnas entre cortafuegos, su gran finca está delimitada por muro de piedra y reja de fundición


El hotel, por lo tanto, viene a ser el sucesor de esta tradición hospitalaria familiar, uno de sus salones está dedicado por ejemplo a Doña Emilia Amieva, esposa de Don Juan Noriega, y otro a Marcos Amieva, cuñado de Juan Noriega, y en él están las fotos de la familia


Este es otro de los accesos al hotel, el gran portón para entrada y salida peatonal, con columnas rematadas en los clásicos copones de época, al igual que las demás de la artística verja


La Avenida de la Concepción sigue pues marcando la impronta indiana que caracterizó esta antesala del centro urbano de Llanes desde los tiempos de la Carretera de Santander, cuando los emigrantes retornados con fortuna gustaron de construir en ella sus quintas y palacios



A continuación hay otro chalet indiano vinculado al hotel y a la familia, se trata de la casa comprada junto con el terreno por Juan Noriega al indiano Joaquín Álvarez, terreno llamado La Huerta de Enfrente, el cual sería cuidado por un sobrino de Juan Noriega, Vicente, que vivía aquí con su mujer e hijos


Más allá asoma una cúpula de alta torre cuadrada, es la Casa de la Condesa de Santa Engracia o Villa Concepción, chalet estilo ecléctico modernista de finales del siglo XIX y principios del XX. En en lugar existía una capilla dedicada a la Concepción y de ahí les viene el nombre a la quinta y a la calle


Su origen arranca cuando tres hermanos indianos, Nemesio, Sinforiano y Faustino Sobrino Díaz, los cuales hicieron fortuna con empresas textiles en México, y que al morir sin hijos legaron sus bienes a su hermana Maximina, a cuyo cargo de erigió la mansión. Luego su hijo Sinforiano Dosal Sobrino la agrandó con proyecto del arquitecto Juan Miguel de la Guardia en 1909, pasando a llamársela El Palacete de Sinforiano Dosal

En este palacio fallecería Sinforiano en 1910, también sin descendencia, resultando heredera su sobrina Fernanda Mendoza, casada con Francisco Jiménez de la Puente conde de Santa Engracia.

El edificio, abandonado hace mucho, ha sido apuntalado para evitar su derrumbe


Aquí mostramos una foto del año 2016 con la cristalera del mirador de la torre aún sin cerrar completamente


Se conservan alguno de los árboles del jardín pero, como sigue diciendo José Valdeón Menéndez en el capítulo dedicado a estas quintas del Barrio de la Concepción en su libro Jardines Clásicos de Asturias:
"Poco queda ya de los muy buenos jardines con que contaban la mayoría de ellas, aunque no sería justo dejarlos de lado y olvidarlos por el mero hecho de no estar, hoy, en estado apenas reconocible"

A la derecha seguimos admirando la Villa de Los Barquitos o de Juan Noriega, de quien leemos en el siempre muy recomendando blog Casonas de Indianos:
"Su vida fue tranquila, le gustaba viajar y para su casa trajo azulejos de cerámica de Talavera. Era un hombre introvertido que no gustaba de alardes ni excesos, metódico en extremo y vinculado siempre a través del correo al resto de la familia que había quedado en México. Un único sobrino, por parte de su mujer vivía en Llanes, Vicente. Él junto con su mujer e hijos habitó la casa...”La casa de arriba” 

La antigua pensión Los Barquitos cerró en 2003. En estas mansiones indianas de Llanes vivieron durante un tiempo los aviadores alemanes de la Legión Cóndor que estableció su base en el cercano Aeródromo de Cué, en Lo Alto de La Cuesta, quienes en septiembre de 1937 participaron en la Batalla de El Mazucu, por lo que hubo de habilitárseles residencia por diferentes casas de Llanes


En el artículo Legionarios en el orfanato el investigador Higinio del Río Pérez publica esta historia en su blog de historia y cultura de Llanes:
"Pilotos alemanes instruidos para comerse el mundo, como Walter Adolph (quien, el mismo día que entraron los nacionales, el 5 de septiembre de 1937, sobrevivió a un accidentado aterrizaje en el campo de Cue), Bodden, Adolf Galland, Harder, Kohleim (un artillero muerto en el aeródromo corito, mientras empuñaba una ametralladora antiaérea bajo el fuego de la aviación republicana), Stanislaus Leske (cuyo He-51 fue abatido el 11 de septiembre), Eduard Neumann, Sowanengal (que caería derribado sobre Avilés, el 21 de septiembre), Willy Sembach (caído poco después de Sowanengal) y Woitke son algunos nombres de una nómina perdida que he podido rescatar parcialmente en archivos, hemerotecas y libros de historia.  
Cuando llegaron aquellos guerreros rubios y espigados -unos veinte pilotos y setenta y tantos soldados de apoyo y mecánicos- fueron alojados durante dos meses en casas prototípicas de la mejor arquitectura llanisca (1). Ocuparon en la villa los ya desaparecidos chalets de Gabriel Teresa y de Ceferino Ballesteros (éste, obra del arquitecto Joaquín Ortiz) en la avenida de la Paz; el chalet estilo montañés de Rogelio Gutiérrez (cuyo autor fue Miguel García Lomas) y el edificio de viviendas de Cosme San Román (diseñado por Mariano D. Lastra), edificados en 1929 y 1923, respectivamente, a ambos lados de la calle de la estación; la casa de Rafael Labra (hecha por el maestro de obras Juan Sordo Mijares a diez metros del Ayuntamiento); la pensión “España Imperio”, junto a la capilla de San Roque; la casa del Marichu, en la calle Posada Argüelles; la de Bruno Gavito en la calle Mercaderes (una mansión de 1918, “tardía evolución del modernismo secesión”, según ha catalogado María Cruz Morales); la del veterinario Felipe Ruenes, en la plaza de las Barqueras, terminada en 1929; la de Darío Mijares y la de Yanguas, ambas en la calle Nueva; la de Ramón Sánchez, en el Cuetu; la de Ramón Corces, en la subida a la Guía; el palacete modernista “de los leones” (hoy propiedad del famoso magnate mexicano Juan Antonio Pérez Simón); “Villa Vicenta” (llamada del “Coju de la Guía”, espléndida muestra del gótico victoriano, encargada al arquitecto Pérez de la Riva en 1896 por el indiano Pedro Teresa, y ya eliminada; en ella vivió el teniente primero y jefe de la 3ª Escuadrilla de He-51, Galland, que luego sería un héroe en la Segunda Guerra Mundial), y el chalet “Los Barquitos”, construido en 1923 para Juan Noriega Sordo, según proyecto de Rodríguez Bustelo. 
Los aviadores, que en sus treguas descorchaban champán “Veuve Clucquot” en la confitería Auseva y compraban queso y mantequilla en la SADI, también se instalaron en la finca Partarríu (Villa Parres), donde tuvieron su base tanquetas y camiones “Diesel” con letra gótica estampada en la lona. Esta imponente mansión, proyectada por Lavín Casalís y terminada en 1898, fue la vivienda del senador y fiscal del Tribunal Supremo Parres Sobrino (1865-1917) y en ella pasó temporadas Palacio Valdés (2). Ahora está adquiriendo notoriedad en cinemascope, desde que acogió el rodaje de la película de miedo “El orfanato” (3). No era la primera vez que se rodaban entre sus paredes escenas de un largometraje (en 1996, Gonzalo Suárez escenificó allí algunos momentos de su película “Mi nombre es sombra”), pero, en esta ocasión, el éxito internacional que se pronostica a “El orfanato” podría convertir el elegante y decadente edificio de Partarríu en un fotograma de culto para los cinéfilos, como la casa que sacó Hitchcock en “Psicosis”. Ya vienen preguntando por él los turistas. 
1.      Los dueños de esas mansiones, en muchos casos indianos, estaban ausentes de Llanes en esos tiempos. Anteriormente a la llegada de la Legión Cóndor, durante la guerra, algunas de esas casas fueron sede de distintas organizaciones del Frente Popular. 
2.      Pola, Ángel (1971): “Hojas de Archivo”.- Llanes: Ed. El Oriente de Asturias, pág. 84.  
3.      Película dirigida por Juan Antonio Bayona en 2006 (fue su ópera prima), sobre un guión del asturiano Sergio G. Sánchez, y producida por el mexicano Guillermo del Toro"


Seguidamente otra esplendorosa quinta con gran terreno y finca de árboles exóticos ornamentales, El Chalet de la Marquesa de Argüelles, palacio construido por D. Ramón Argüelles Alonso entre 1890 y 1895 como regalo de bodas para su hija María Josefa Argüelles, quien heredó de su padre el título de marquesa, marquesado de Argüelles creado por la reina regente María Cristina de Borbón al citado Argüelles Alonso el 28 de julio de 1897 por sus servicios al Estado, pues siendo un potentado banquero e industrial asturiano y coronel de voluntarios en La Habana, fundó el Batallón Urbano y realizó aportaciones a la causa española en la Guerra de Cuba por un montante total de unos 10 millones de pesetas de la época


Hay diferentes opiniones sobre quién sería el autor del proyecto de este palacio, pero sí sabemos que la marquesa y su marido, D.Federico Bernaldo de Quirós, hicieron de este lugar el gran punto de encuentro de la alta sociedad llanisca, recibiendo a muy ilustres visitantes que incluyeron a la misma casa real


El fotógrafo, escritor e investigador Alejandro Braña, en Asturias por descubrir, llama El Triángulo de Oro al conjunto formado por esta mansión, junto con la citada de La Concepción, que seguimos viendo a nuestra derecha, justo enfrente del Chalet de la Marquesa, y Villa Flora, que encontraremos enseguida un poco más adelante, por estar cada una en un extremo de la confluencia de calles que entre ellas se produce: esta de la Concepción, la de Pidal (por donde sigue el Camino) y la de La Bolera


Desde la verja y según pasamos caminando admiramos el El edificio del Chalet de la Marquesa y pensamos en los muchísimos aconteceres aquí acaecidos a lo largo del tiempo. De su fundador, el indiano Ramón Argüelles, encontramos esta síntesis biográfica del corresponsal Guillermo F. Buergo en El Comercio del 11-4-2010 dentro de su artículo La huella del indiano:
"Hace ya muchos años que la emigración dejó de ser un fenómeno social importante, aunque no conviene olvidar que los cementerios americanos están llenos de huesos de asturianos que tenían pensado «regresar el año que viene». 
Entre los llaniscos hay casos singulares, como el de Ramón Argüelles Alonso, que desde Garaña llegó a Cuba reclamado por sus hermanos Joaquín y Juan Vicente. Participó en la trata de esclavos y fue presidente de varias líneas del ferrocarril. Gestionó el Almacén de Regla, fue accionista del Diario de la Marina y consejero del Banco Español. Presidió el Centro Asturiano, entre 1896 y 1899, y contribuyó con diez millones de pesetas al mantenimiento del ejército colonial, por lo que en julio de 1897 recibió el título de Marqués de Argüelles. En 1882 inauguraba un palacio en su localidad natal. 
La banca Argüelles Hermanos, dirigida por Ramón Argüelles, prestaba dinero a los cultivadores de tabaco con la garantía de sus tierras. Así se hizo con valiosas propiedades en la región de Vuelta Abajo, provincia de Pinar del Río. Y lo mismo hacía con los cultivadores de azúcar, a quienes proveía de capital para todo el año. La garantía era la entrega del azúcar para la exportación y le proporcionaba al estanciero servicio de transporte. Le cobraba el 1,5% de interés mensual por la deuda, un impuesto de almacenaje hasta la entrega de la producción y una comisión de corretaje por actuar de intermediario con el mercado exterior. Como garantía para el cumplimiento les hipotecaba las tierras, la cosecha, los animales, los esclavos y la maquinaria. A través de líneas de crédito de Estados Unidos, se convertía en prestamista, importador, exportador y traficante de esclavos"

Es de planta rectangular y sigue el estilo renacentista italiano. Un proyecto de los marqueses para modernizarlo no llegó a fructificar pues en vez de ello acometieron una gran operación inmobiliaria en el riosellano Arenal de Santa Marina de la que hablamos en la entrada correspondiente de este blog, pues el Camino Norte de Santiago pasa por allí. Esta es la reseña nobiliaria de la marquesa y de su padre en el artículo que Wikipedia dedica al Marquesado de Argüelles:
"Maria Josefa Argüelles Díaz (1869-1947), II marquesa de Argüelles, dama de la Reina Victoria Eugenia, a quién se concede la Grandeza de España, casó en el Palacio de la Espriella de Villahormes con Federico Bernaldo de Quiros y Mier, Caballero de la Orden de Calatrava, Gentilhombre de Su Majestad el Rey Alfonso XIII con ejercicio y servidumbre, impulsor y consejero del Banco Hispanoamericano, Senador por la Provincia de Pinar del Río, Diputado Provincial por Oviedo, de la línea mayor y principal de la Casa de Quirós, señores de Olloniego y de Carrandi, y de la casa marquesal de Vista Alegre y de la Deleitosa por vía materna. Este matrimonio tendría varios hijos"

María Josefa Argüelles había efectivamente nacido en Cuba, a donde su padre, natural de Pría, había emigrado, haciendo buenos y fructíferos negocios con el comercio de tabaco y el ferrocarril, siendo ella por tanto indiana de segunda generación, heredando una gran fortuna que le permitió emprender nuevas empresas y mantener varios palacios. Escribe de ella la periodista Almudena Iglesias en "Mujeres Asturianas en América" rescatadas del olvido:
"En sus casas de Llanes y Ribadesella fueron huéspedes habituales personajes tan distinguidos como Antonio Maura, el Príncipe de Asturias Don Alfonso, la Infanta Doña Isabel y el propio Rey Alfonso XIII, que visitó su chalet en Santa Marina en julio de 1912. 
Asimismo es reseñable el interés que la Marquesa de Argüelles mostró por la cultura popular asturiana, ya que fue una
de las impulsoras de la tonada, además de destacar su vinculación al feminismo del momento. María Josefa de Argüelles murió en Sevilla, en noviembre de 1947, víctima de un accidente de tráfico"

El Chalet de la Marquesa, que como regalo de su padre fue la primera casa de su propiedad, llegó a ser adquirido con el tiempo por otro indiano, Juan Antonio Pérez Simón. Alejandro Braña escribe también apasionadamente de ella y su legado
"Las crónicas la presentan como una mujer emprendedora, de fuerte carácter y grandes dotes para las relaciones sociales. Nacida en La Habana, fue la única hija reconocida por el indiano Ramón Arguelles (se conoce que tuvo hasta 16), y que había amasado una gran fortuna, siéndole otorgado el título de marqués por su enorme contribución económica al esfuerzo de la guerra en Cuba. 
Este palacete de estilo neoclásico se terminó en 1890, y es el regalo de boda del marqués a su hija, que con tan solo 15 años se casa con Federico Bernaldo de Quirós en este palacio (...) 
Mª Josefa Argüelles tuvo 6 hijos, y aunque estuvo muy unida a Llanes, unos años más tarde trasladaría su veraneo a Ribadesella, siendo la impulsora del desarrollo urbanístico del Arenal de Santa Marina, entre otras muchas iniciativas, donde varios indianos construirían sus casas, y también la Marquesa, en un chalé que es ahora hotel. 
Hoy en día, el palacete de Llanes ha pasado a manos de otro indiano contemporáneo, Juan Antonio Pérez Simón, una de las mayores fortunas de México y propietario de una extraordinaria colección de pintura. 
Pérez Simón estuvo a punto de adquirir de una sola vez el “triángulo de oro”, al comprar al mismo tiempo el chalé de la Marquesa y Villa Flora, y hacer una oferta sobre La Concepción que no llegó a materializarse"

Podríamos decir que la Marquesa fue casi un personaje legendario, si no fuera porque su vida está bien documentada y hasta fotografiada. Una buena remesa de anécdotas la encontramos también en la página del Ayuntamiento de Ribadesella:
"La señora murió jarta de tó". La "señora" era María Josefa Argüelles Díaz, marquesa de Argüelles; "tó" eran los banquetes, fiestas y placeres mundanos de los que no se privó en vida; la expresión literal fue de una de sus sirvientas, con la hache aspirada natural del Oriente de Asturias. 
La marquesa, era de corta estatura, menuda y con gran temperamento, evidenciado en el mundo de los negocios, ya que era una mujer activa y emprendedora, dotada de astucia e intuición singulares. Por otra parte era sociable, alegre y simpática lo que hacía que tuviera una intensa vida social, codeándose con la aristocracia, burguesía, la clase política y por supuesto, la Familia Real. Se decía de ella, que era una mujer liberada, nada remilgada y con una dinámica vida afectiva. 
María, como se le llamaba familiarmente, era hija única de Ramón Argüelles Alonso, Indiano que hizo gran fortuna en Cuba. Se casó en 1883 con Federico Bernaldo de Quirós y Mier, de rancio abolengo, pero no de desahogada posición. Eran frecuentes estos matrimonios, que se llamaban en la época "unión de blasones y talegos" aludiendo a la fortuna indiana de ella y los títulos nobiliarios de él. 
Es indudable el protagonismo de María en los negocios turísticos emprendidos en la costa oriental asturiana, pese a que la historia diera protagonismo a su marido, ya que ella pondría la fortuna, las ideas e iniciativas económicas y las relaciones sociales. Sin embargo, la condición de varón permitía el acceso a los consejos de administración de las empresas, al ejercicio político y a la concesión de propiedades públicas, vetado a las mujeres. 
La marquesa es la responsable del proyecto turístico riosellano en primera línea de la playa de Santa Marina, donde hoy se levantan magníficos chalés, por ello se nombró hija adoptiva y predilecta del concejo de Ribadesella en el año 1912 en su papel de promotora del turismo estable y de élite en Ribadesella. 
La visita de Alfonso XIII en 1918, fue una hábil estrategia de la marquesa para promocionar a nivel nacional el emergente barrio de veraneo de la playa de Santa Marina.  
"Los marqueses de Argüelles, que puestos a organizar fiestas sabían hacerlo y lo hacen siempre regiamente, habían dispuesto todos los detalles para que la visita le resultara al Monarca deliciosa. El largo trayecto de carretera que desde la general conduce al magnífico chalet de los marqueses y a la playa, se hallaba engalanado artística y  vistosamente con guirnaldas de flores, gallardetes, banderas y escudos. A la entrada del puente había un arco del Ayuntamiento con la dedicatoria "Ribadesella a S.M. el Rey".
 El Carbayón, diario asturiano de la mañana. 19.7.1912"

Se dice que la marquesa se volcó más con la villa riosellana que con Llanes al no recabar muchos apoyos aquí la carretera política de su marido y sí más en Ribadesella/Ribeseya, por ello, cuando salió diputado a cortes por el distrito que por entonces englobaba ambos concejos, el matrimonio decidió promocionar allí sus empresas turísticas y eventos sociales y construyendo en 1910 frente al Arenal de Santa Marina su residencia principal, la cual sería a demás el centro de sus numerosas empresas

De sus jardines se conservan las elegantes filas paralelas de palmeras. Las posesiones de la marquesa, tanto heredades de su padre como adquiridas posteriormente, llegaban a Madrid, en Wikipedia se hace referencia a algunas de ellas y de su historia, como el madrileño Palacio de la Huerta o Villa Cochola en Ribadesella/Ribeseya:
"Durante la Guerra Civil el Palacio de la Huerta estuvo bajo pabellón cubano dependiendo de la embajada de Cuba pues la marquesa era cubana de nacimiento y por eso no fue saqueada ni destruida. La marquesa lo cedió para el Desfile de la Victoria de Madrid de 1939 para que residiese Franco. Fue derribado en 1950 y se construyó en su lugar la "Embajada Americana". 
El papel urbanizador de la II marquesa de Argüelles en Ribadesella fue notorio. Se dice que fue en una de sus propiedades en Ribadesella, villa Cochola, durmió Manolete en su última estancia en Asturias antes de su muerte. 
El papel de esta marquesa en la vida social en el Madrid de los años 20 y 30 fue relevante, acogiendo sus casas muchas de las fiestas más sonadas de la época a la que asistieron políticos como Antonio Maura, aristócratas, militares como el marqués de Estella y artistas como Mariano Benlliure, con el que le unió una particular amistad. Los Reyes de España y el Infante don Jaime residieron en sus casas en Llanes y Ribadesella durante los veranos regios organizándose fiestas en honor a Sus Majestadades así como a la de sus hijos. Fallecería doña María Josefa Argüelles volviendo de la boda de doña Cayetana Fitz-James Stuart, XVIII Duquesa de Alba, en Sevilla, en accidente de coche del que sobrevivió su nieta, condesa del Sacro Imperio y marquesa consorte de Tablantes. 
Desde el punto de vista histórico, el entroncamiento de los Argüelles con los Bernaldo de Quirós y Mier, hace que pertenezca a esta rama el Palacio de la Espriella en Villahormes que viene siendo propiedad de la misma familia desde hace más de 500 años. Inicialmente este Palacio pertenecía al linaje Espriella si bien en el siglo XVIII, doña Francisca de la Espriella y Rivero, propietaria de los bienes anejos al Mayorazgo, entre los que se incluía el Palacio, casó con don Cosme de Mier y Salceda, Señor de la Casa de Salceda, de la de Sánchez de Buelna, y de la de Celis, extinguiéndose la línea masculina del linaje. En este Palacio nacería Federico Bernaldo de Quirós y Mier y contraería matrimonio con María Josefa Argüelles, II marquesa de Argüelles"

Otro episodio notable y verdaderamente novelesco lo encontramos en el Diario del Oriente y habla de Epifanio Huerga, quien tras ser cocinero de la marquesa lo fue del Presidente de la República, por ello el artículo se titula Llanes y el cocinero de la Azaña:
"¿Qué tiene que ver el cocinero de Azaña con Llanes? Quizás algunos de ustedes hayan leído un libro presentado bajo este jugoso título. Un título que tiene nombre y apellidos tras el que se encuentra Epifanio Huerga, quien fuera cocinero de Manuel Azaña durante la Segunda República, pero que mucho antes trabajó para la marquesa de Argüelles; de ahí su conexión con Llanes.  
Epifanio Huerga, había nacido en Algadafe (León) en 1899. Allí dejó a sus padres, Victoriano y Salvadora, a sus hermanos y emigró a Madrid en busca de un futuro. En la capital conoció a su mujer, Elisa, cuyos padres regentaban una taberna sita en la calle Claudio Coello 41, llamada “La Fama”. El matrimonio tuvo tres hijas: Manuela, Angelina y Carmen.  
Desconozco la fecha exacta en que Epifanio comenzó a trabajar en casa de los Bernaldo de Quirós Argüelles, pero sí sé que era muy joven y ya destacaba como el gran profesional que fue más tarde. Tanta era su afición y buen hacer, que la marquesa de Argüelles no dudó en enviarle a estudiar a París, concretamente a la “Maison Tournie” donde perfeccionó su arte culinario y repostero. Finalizados sus estudios, regresó con los marqueses de Argüelles, al palacio de la Huerta de Madrid. Casa que había pertenecido al presidente Cánovas del Castillo, autor de la Restauración borbónica en la figura de Alfonso XIII. Este palacio, cuyos jardines daban al paseo de la Castellana y a la calle Serrano, desapareció en los años 50, y hoy es la embajada de los Estados Unidos.  
Fue en las recepciones, banquetes y fiestas de La Huerta ofrecidos por los marqueses de Argüelles donde el éxito culinario de Epifanio, comenzó a ser muy conocido y apreciado en la capital. Epifanio sorprendía desde un magnífico bacalao a la vizcaína al más exquisito plato, como las poulardas a la Neva,  o el postre más sublime. Un día, por ciertos roces con otros compañeros, Epifanio dejó la casa de la marquesa de Argüelles,  y entró como cocinero en el famoso restaurante Lhardy de Madrid, sito en la Carrera de San Jerónimo, que aún continua hoy mostrando ese esplendor de una época anterior. Fue en sus comedores donde se produjo el encuentro en la primavera de 1936 con personas próximas al entonces presidente de la República, Manuel Azaña, quienes se sorprendieron de las dotes del nuevo cocinero tras probar el famoso bacalao y quienes le propusieron trabajar como jefe de cocina de Azaña. Así Epifanio dejó los fogones del elegante Lardhy, y pasó a ser el cocinero del presiente de la II República en las cocinas del palacio de Oriente"

Tras la Guerra Civil y como persona que había trabajado para el Presidente de la República, sabía que eso tendría funestas consecuencias ante los vencedores, por lo que decidió exiliarse en Francia, pero en 1940 los alemanes lo extraditaron de vuelta a España, donde padeció prisión, interviniendo entonces la marquesa para su liberación, volviendo Epifanio a trabajar para ella y residiendo en Llanes:

"Llegó la guerra, y después se exiló viviendo en el pueblecito francés de Pyla Sur Mer, en 1940. Allí fue detenido junto a otros colaboradores de Azaña, trasladados a Madrid, a la Dirección General de Seguridad, sita en la Puerta del Sol. Desde allí a la cárcel de Porlier. Enterada la marquesa de Argüelles, de que Epifanio se hallaba preso, no dudó en mover sus influencias para tratar de liberarlo. Logró ciertos beneficios penitenciarios dado el enorme afecto que sentía por su jefe de cocina. En 1942, Epifanio logró ser puesto en libertad, gracias a las mediaciones de Mª Josefa Argüelles que no paró hasta conseguir verle fuera de prisión. De nuevo Epifanio vuelve a trabajar con ella. Fue en esos años cuando acudía a Llanes, y era muy frecuente verle paseando por las calles de la villa. Entabló estrecha amistad con algunos llaniscos, y era asiduo contertulio de la confitería Noga. Incluso se cuenta que les dio su receta de bizcotelas… Epifanio enseñó a cocinar a las nietas de la marquesa. Ya que su abuela tenía como norma que: “Para mandar, primero hay que saber hacerlo”. También era frecuente que ella bajase a la cocina y preparase junto Epifanio algún plato, pues era una excelente cocinera. 

El 27 de octubre de 1947, la marquesa de Argüelles fallece en un accidente de tráfico en Sevilla, tras haber acudido a la boda de Cayetana Fitz- James Sutuart con Luis Martínez de Irujo. Esta muerte inesperada supuso un duro revés para Epifanio, y a pesar de que los hijos de la fallecida le ofrecieron continuar con la familia, él declinó la oferta, al no estar ya su amiga y benefactora. Más tarde, uno de los hijos de la marquesa le puso en contacto con el conde de Motrico, quien había sido nombrado embajador de España en Argentina, y Epifanio se decidió a saltar el charco…  

La relación entre Epifanio y la familia Bernaldo de Quirós Argüelles no desapareció, y cuando viajaba a España solía venir de visita y recordar esos tiempos. Sus recetas las guarda la familia de la marquesa como un preciado tesoro, a la espera de que algún editor decida publicarlas, y revele el secreto de su arte culinario"

Teniendo Villa Flora ya enfrente, al comienzo de la calle Pidal, vamos a volver ahora la vista primero a La Concepción, el segundo de los palacios indianos del Triángulo de Oro descrito por Alejando Braña, como hemos dicho justo enfrente del primero, el Chalet de la Marquesa, a la derecha de la avenida según vamos, y del que este fotógrafo afirma muy acertadamente:

“esta casa es una ruina y solo estamos esperando a que se desplome definitivamente para luego lamentarlo mucho”

Aquí vemos su arruinado aspecto actual en su fachada principal que mira la calle, con su portón de entrada. Da verdadera lástima observar su arruinada estructura malamente apuntalada y su jardín hecho una selva. Como en el caso de Partarríu de cuando en cuando aparecen noticias de posibles inversores con su correspondiente plan de restauración y nuevos negocios, pero de momento así está

Se sabe que tuvo nada menos que...¡18 dormitorios!, unos cuantos cuartos de baño, calefacción y varios salones, uno dedicado a música y baile. Los periodistas Guillermo Fernández y Begoña Pomarada, corresponsales de El Comercio, resumen un poco su historia en un artículo del 9 de octubre de 2018:

"Fue mandada construir a finales del siglo XIX por Maximina Sobrino Díaz, hermana de los indianos Nemesio y Faustino Sobrino. Años después, en 1909, su hijo Sinforiano Dosal Sobrino encargó la reforma y embellecimiento del edificio al arquitecto ovetense Juan Miguel de la Guardia, recoge María Cruz Morales Saro en 'Llanes, fin del siglo XIX'. De 1910 data la fecha de construcción en el catastro, que fija la superficie construida del inmueble en 1.229 metros cuadrados y la finca que la rodea en 7.089 metros cuadrados.

El palacete es de estilo ecléctico modernista, con forma rectangular y destacados balcones, de antepecho abalaustrado y voladizo en piedra. Una cúpula de estilo francés se erige en lo alto del palacete, con un arco central y dos vanos de arco de media punta. El nombre de La Concepción procede de la capilla existente en la finca"

Sinforiano Dosal estaba muy unido a Llanes pese a tener residencia fijada en Madrid, muestra de ello, además de su interés por esta casa, eran las largas temporadas que permanecía en esta villa, muy activo, propiciando la fundación de bandas de música y orquestas, dada su afición por las artes musicales, pero abarcando todo tipo de menesteres más, incluyendo fundaciones filantrópicas, sociales y de caridad. Escribe también Guillermo F. Buergo en su referido artículo La huella del indiano:

"Llanes dio indianos dadivosos, desprendidos y atentos a las necesidades de la villa. Es el caso de los hermanos Sobrino Díaz. Nemesio y Sinforiano donaron 440.000 reales para la puesta en marcha del colegio de segunda enseñanza de La Encarnación. Faustino contribuyó con 40.000 duros a la fundación de un hospital, que acabó convirtiéndose en Asilo de Ancianos"

Se dice además que Sinforiano tuvo el primero o uno de los primeros coches que circularon por Llanes, así como una novedosa por entonces lancha de vapor. Luego, al fallecer su primo José Parres Sobrino, asumió el patronazgo de la residencia Faustino Sobrino entre 1917 y 1921, año de su fallecimiento, cuando el palacete pasaría a su sobrina Fernanda Mendoza, esposa de Francisco Jiménez de la Puente, conde de Santa Engracia. Una buena biografía suya es la que publica de él también El Oriente de Asturias, firmada por Michaele Pereda Beaumont:

"Érase una vez un singular y entusiasta llanisco, del que todos los que tenemos vinculación con la Villa hemos oído hablar, que se llamaba Sinforiano Dosal Sobrino. “Don Sinfo”- apelativo cariñoso por el que se le conocía- residía los veranos, la Navidad y la Semana Santa en su palacete denominado de la Concepción, pues allí existió una capilla bajo esa advocación; ubicado en “la milla de los indianos”, a la salida de Llanes hacia Santander. Este modernista y ecléctico pequeño palacio, en la actualidad en tal mal estado que se ha apuntalado para que evitar su desmoronamiento, fue levantado por nuestro protagonista en 1909, sobre una casa que había pertenecido a su madre, bajo la dirección y planos del famoso y prolífico arquitecto Juan Miguel de la Guardia. El Sr.Dosal, benefactor de la Villa, como sus tíos Nemesio y Faustino Sobrino, sencillo, espléndido, obsequioso y con su casa siempre abierta a todos, hacía el bien en cuanto apreciaba una necesidad, y se le consideraba una suerte de embajador de Llanes en Madrid, donde pasaba los inviernos.

También, “Don Sinfo”, era un gran aficionado a la música, que fomentó en la Villa favoreciendo a las bandas y orquestas, en las que solía tocar la viola, que después regalaría a la Academia municipal. Igualmente, le gustaba adquirir todas las novedades e inventos que salían a luz. La primera lancha a vapor ,“La Maximina”, nombre en recuerdo de su madre, elegante embarcación con toldillo de lona en la que se hacían excursiones, cuando la mar lo permitía, y que fue descrita en la novela “Agua turbia” de Antonio de Valbuena; el primer fonograma, la primera pianola, el primer automóvil, una especie de jardinera con entrada por detrás, fueron traídos por él a la Villa. Así, cada verano que regresaba de Madrid, se comentaba: ¿Con qué nos sorprenderá este año “Don Sinfo”?

Además, era muy bromista, cuentan que cierta vez le encargaron un sacacorchos y envió un saco de corchos. En otra ocasión le solicitaron un taco (de calendario) y remitió un taco de billar, el cual anduvo años por el Casino. 
Relata Vicente Pedregal Galguera, fuente principal de estas líneas, que cuando “Don Sinfo” fue a la exposición de París, vino cargado de regalos y objetos de arte, no solo para adornar su casa sino para sus amistades. Entre ellos unos artísticos relojes de pared con barómetro y termómetro. 
Sinforiano Dosal Sobrino murió, sin descendencia, el 10 de febrero de 1921 en su querida casa de la Concepción. 
Siempre que paso junto al palacete, tan distinguido en su ruina, me hago la reflexión de que a pesar de vivir en un tiempo en el que la idea de conservación forma parte del progreso, cada vez hay más edificios, como el de Don Sinforiano, abandonados a su suerte"

 "Dejados a su suerte", así de bien explicado también por Alejandro Braña, quien nos dice además el interesante que la primitiva capilla de la Concepción, situada en la finca, era anterior a la construcción de la casa :

"Estamos en Llanes, en otro de los vértices de este triángulo indiano, donde Sinforiano Dosal (curioso nombre aunque tenía un hermano que se llamaba Victorero) encarg­ó al arquitecto Juan Miguel de la Guardia la construcción de un palacete sobre una antigua casa en 1909, y le puso el nombre de La Concepción por una capilla que existía dentro de la finca, bajo la advocación de la Inmaculada Concepción, y que Sinforiano sustituyó por otra integrada en la nueva casa.

La Concepción es, hoy en día, una casa a punto de desmoronarse. Unos grandes contrafuertes sostienen artificialmente el ala derecha del palacio que presenta  grandes grietas de arriba abajo. Ni siquiera aguanta ya el muro y la verja de entrada, sostenida toscamente por unas vigas que la mantienen en frágil equilibrio entre maleza, cables y abandono.

Del interior no sé apenas nada, supongo que los fabulosos muebles que decoraban su interior habrán sido evacuados o vendidos, ya que es posible que alguno de los pisos se haya hundido"

Y este es el amargo lamento de José Valdeón Menéndez en el capítulo dedicado, con fotos y textos, a esta calle en su Jardines Clásicos de Asturias:

"Ahí se mantienen, todavía orgullosas, las edificaciones repletas de recursos arquitectónicos altisonantes: porches, torreones, frontispicios, ménsulas o molduras, y aún sus rejerías, obras de maestros artesanos del período, recuerdan la magnificencia de tan revelador urbanismo. Ni el concejo de Llanes ni su capital merecen tal decadencia, y menos siendo una de las zonas asturianas con mayor índice turístico. La propia administración municipal debería encargarse de que, incluso en el caso de venderse las fincas a terceros, la zona recupere algo de su sabor original primando las rehabilitaciones respetuosas con el pasado, un pasado que es parte indisoluble de la historia llanisca. Aunque se trate sólo de un puñado de fotografías, éste es nuestro testimonio respetuoso hacia un conjunto urbanístico residencial único que puede perderse para siempre devorado por la especulación"

Siguiendo por la acera, el Edificio Romai, en la acera de la derecha, y a la izquierda el tercer vértice del Triángulo de Oro de las casas indianas en torno a este cruce y glorieta,  Villa Flora o la Casa de los Leones, así denominada por tener dos leones a ambos lados de la escalera de acceso, la cual vamos a ver ahora


Aquí la Avenida de la Concepción se bifurca en dos calles, la de La Bolera a la izquierda (donde vemos la Estación de Autobuses) y la de Pidal a la derecha, que es por donde sigue el Camino y por lo tanto por donde iremos nosotros


La de La Bolera recibe este nombre por haber sido aquel lugar de una de la muchas boleras que existieron antaño en Llanes, en el barrio de El Cuetu, en concreto en El Cuetu Altu. La de Pidal sigue el antiguo Camino Real de la Costa, dirigiéndose al histórico barrio de Las Barqueras, donde antaño se cruzaba en barca el pequeño estuario del Ríu Carrocéu o El Riveru para entrar en lo que era el Llanes medieval amurallado por la desaparecida Puerta del Llegar o de los Remedios


Además de Villa Flora jalonan esta calle Pidal varias casas indianas más y otros edificios de época, que iremos viendo según avanzamos hacia Las Barqueras, donde actualmente un puente pasa el río para llegar a lo que fue dicho Llanes intramuros, del que quedan también varios edificios medievales, además de partes, más o menos conservadas, de esa antigua muralla o cerca que amparaba a la población y sus fueros


Villa Flora fue construida en 1906 por iniciativa del emigrante a Puebla (México) Manuel García, también dedicado al negocio del textil y donde se casó con Flor Valladie, razón del nombre de la quinta


Su estructura es de un solo volumen con dos alturas y tres buhardillas, siendo uno de los pocos ejemplos de estilo claramente modernista entre las casas de indianos llaniscas Si tuviésemos oportunidad de conocerla por dentro llegaríamos a ver, en el techo de la misma entrada, un mural en el techo con la pintura de Flor Villadie


Un poco más allá reconoceremos el tejado, con cúpula piramidal de cristal, del Chalet de Lamadrid, otro de los chalets indianos de la calle. En el jardín de la casa reconocemos una muy llamativa escultura


Una estilizada figura daliniana representa a un hombre delgado, de marcada cintura de avispa y extremidades muy remarcadas, que porta una cruz en la mano derecha y en la izquierda una concha del bautismo. Todo ello delata a San Juan Bautista y, aunque hay debate, se dice popularmente que es una obra auténtica de Salvador Dalí, es más, que es una de sus últimas creaciones. Si bien otros dicen es una réplica de la escultura existente en el Ayuntamiento de Alicante, de 1973, talvez empleando el mismo molde


En la página Asturies Camín al andar, que muestra los monumentos y lugares de interés de los caminos de Santiago en Asturias, leemos de esta mansión:
"Es un edificio de planta rectangular sito dentro de una finca rodeada delimitada por murete de piedra y rejería. La fachada principal, desarrollada en paralelo al Camino de Santiago, cuenta con una escalinata de acceso a la entrada, flanqueada por sendos leones de piedra y sita bajo un pórtico sostenido por columnas de hierro que sirve de terraza al primer piso. En la planta superior, se suceden las ventanas con tejadillos, estando el eje central de esta fachada rematado por un ático abuhardillado. Esta fachada es de una gran riqueza decorativo, de influencia modernista, contando con paneles esgrafiados con decoración vegetal"

Además de las buhardillas destaca pues el balcón sobre columnas de hierro en la entrada principal, que da a esta calle, así como los numerosos vanos de grandes ventanales y balconadas cerradas con galería. Gran galería también sostenida por columnas de hierro en la parte posterior, la que mira a la calle y barrio de La Bolera


Destacan en esta fachada los motivos vegetales, de inspiración típicamente modernista, sobre fondo rosáceo, por ello, el autor del citado artículo Siete horizontes indianos solo para tus ojos, la califica como urbanita y colorista:
"Cerca de Partarríu, la nota más colorista y urbanita la pone Villa Flora, más conocida como la Casa de los Leones. Fue construida en 1906 por Manuel García, emigrante en México, concretamente en Puebla, donde tiene negocios textiles y donde contrae matrimonio con Flor, de ahí el nombre de la casa 
Hoy Villa Flora está en pleno casco urbano de Llanes, donde luce mágica con sus tonos pastel y su restauración impecable. Agradable de mirar, sus leones están muy tranquilos y desde hace unos años tienen un nueva compañía en el jardín: una escultura de Salvador Dalí, lo que le confiere un aire ecléctico a esta quinta que como tantas otras tiene nombre de mujer…"

Efectivamente, la escultura de Dalí, junto con la curiosidad ver los leones de la escalera y, por supuesto, admirar de cerca la majestuosa fachada de entrada a esta casa, hará sin duda que nos asomemos a las rejas del portón:
"El valor, el afán de exploración y aventura, la búsqueda de fortuna, y la necesidad son algunos ingredientes de la cultura indiana. Esa que generan las oleadas de asturianos que desde finales del siglo XIX y durante la primera mitad del siglo XX, emigran al nuevo mundo descubierto por Cristóbal Colón, reinventando sus vidas y haciendas, y ampliando sus horizontes sin olvidar sus orígenes. 
Precisamente en esa diáspora que nunca olvida Asturias, está el “quid” de la cultura indiana. Los más afortunados entre los miles que emigran, retornan a su tierra y claro exponente de este retorno heroico es un estilo de vida que se manifiesta, entre otros aspectos, en la arquitectura. Convirtiéndose al tiempo estos indianos - asturianos que regresan exitosos de hacer “las Américas” – en auténticos próceres locales que colaboran en el desarrollo de la tierra que los vio nacer. Múltiples vestigios de esta cultura tiñen de prodigiosos testimonios el presente de Asturias"

Los portones, verjas, rejerías, cierres, son también parte indivisible de las quintas indianas como lo son los jardines, se hayan conservado o no, y otras dependencias que pudiesen tener, incluyendo las casas de los caseros, las cocheras, cuadras, cenadores, almacenes e incluso en ocasiones tiendas, comercios o negocios anexos


Es preciso destacar que, como dice asimismo Guillermo F.Buergo, la mayoría de los emigrantes llaniscos emprendieron su aventura de ultramar en Cuba, pero tras su independencia esa corriente se desplazó a México, como fue el caso del fundador de esta casa, Manuel García, y de otros fundadores de las quintas de esta "Milla de los Indianos" del Camino Norte en Llanes:
"Procedían de municipios costeros; dejaban atrás una vida campesina y menesterosa; marchaban de forma individual y espontánea, carentes de organización; eran varones: adolescentes, casi niños, con una media de edad de 15,7 años, y trataban de ponerse a salvo del servicio militar, obligatorio desde 1835 y de ocho años de duración. Así era el perfil de los 200.000 asturianos que marcharon a América entre 1850 y 1900. Y entre la verdad y la fábula se fue escribiendo la historia de los indianos, aquellos personajes que según el diccionario de Covarrubias «se fueron a las Indias y volvieron ricos». 
Los que partieron durante el siglo XX, otras 100.000 almas, abandonaron el territorio con mayor instrucción porque los emigrantes de la primera oleada se habían preocupado de abrir escuelas y colegios en sus pueblos de origen. Así, en lo que se refiere a Llanes, Francisco del Hoyo y Junco fundaba en 1888 el colegio de Santa María de Cardoso; los hermanos Nemesio, Sinforiano y Faustino Sobrino Díaz contribuyeron espléndidamente en la apertura en Llanes, en 1890, del colegio de La Encarnación, y Manuel Cue Fernández corrió con todos los gastos en la construcción del colegio de La Arquera, en 1900. En los tres centros se impartía comercio, contabilidad e idiomas: inglés y francés. 
Más del 70% de los emigrantes llaniscos se embarcaba hacia Cuba, pero a partir de la independencia de la isla, en 1898, el flujo migratorio se fue equilibrando con México. En América tenían hermanos, tíos y vecinos, aunque el pago del viaje solía correr a cuenta de los progenitores que permanecían en el concejo. Los trámites los efectuaba un 'gancho', agente de los grandes armadores, y los rapaces partían de los puertos de Santander, Vigo y La Coruña, porque El Musel no estuvo operativo para grandes barcos hasta 1911. 
Al futuro indiano se le exigía pasaporte, cédula de vecindad, permiso paterno, reconocimiento médico y una acreditación de no tener problemas pendientes con la Justicia. Mas del 70% del coste de pasaje se hacía de fiado y para el pago de la cantidad pendiente se establecía un plazo determinado que quedaba garantizado con una hipoteca sobre bienes inmuebles, principalmente fincas. 
Y es que el emigrante necesitaba disponer, además, de un pequeño capital en efectivo para satisfacer el pago de trámites, la compra de la ropa, el traslado al puerto de embarque, el hospedaje hasta la salida del barco -que a veces era prolongada por falta de viento- y los primeros gastos en América. Fueron bastantes los que llegaron andando al velero desde su localidad natal, cubriendo distancias superiores a los cien kilómetros"

Impresionante fachada de Villa Flora, los indianos que volvían se esforzaban en manifestar su éxito social y económica con estas magnas obras palaciales que competían con creces ante incluso las casonas hidalgas de los antiguos señores rurales, plasmando aquí los mayores lujos o elementos diferenciadores posibles dentro de los gustos imperantes en la época y/o los suyos personales o los del arquitecto o maestro de obras responsables de proyecto y construcción, siempre dentro de lo que podían asumir dentro de sus presupuestos. No obstante no olvidemos que sólo una pequeña parte regresó y de ellos únicamente un mínimo con la suficiente ganancia para hacer este sueño realidad


Y aquí están efectivamente los leones, a ambos lados de las escaleras, que dieron el otro de sus nombres a esta mansión, aunque se los compara con los de Las Cortes Españolas, realmente tienen un extraordinario parecido con los famosos Leones de Covadonga, al pie de la Cueva la Santina


En cuanto a la famosa escultura de Salvador Dalí, independientemente de su historia, el historiador Julio Asunción dice en su blog Arte, historia y curiosidadesrefiriéndose a su gemelo de Alicante, lo que valdría para este, que Salvador Dalí ha conseguido aquí plasmar la figura de San Juan Bautista, pobre ermitaño predicador, precisamente en el momento en el que bautiza a Jesús con su concha, el acontecimiento más importante de su vida. El ondulante suelo bajo sus pies representan precisamente las aguas del Jordán


No sabemos mucho más de la historia de esta escultura, pues es muy posible que se haya empleado el mismo molde que la alicantina, con la que esta llanisca tiene una diferencia muy notable, pues aquella es dorada, simbolizando la luz de la revelación, pues fue San Juan quien primero reconoció a Jesús como Mesías


A la derecha de Villa Flora, y comunicada con su jardín, hay una casa con la que parece haber tenido relación, con riesgo a equivocarnos nos aventuramos a decir que podía ser de sus caseros, del servicioo, o de huéspedes, o incluso una casa de vecindad con bajo comercial


No era nada extraño que, además de hacer nuevos palacios o reformar las casas de sus antepasados, los indianos hiciesen construir casas de vecinos, también con bajo para negocios y almacenes, como manera de garantizarse ciertas rentas para ellos y sus descendientes


Actualmente está aquí la sede de la Promotora Astur Americana. Seguidamente otro viejo muro, de muy gastados ladrillos formando columnas, y más palmeras, delatan más construcciones indianas


No en primera línea de calle, sino algo más atrás para dar espacio a un jardín delantero hallamos no una sino dos casas indianas más, de muy diferentes proporciones y estilo


La primera es la  Casa de los Junco , construida en 1895 por Enrique Junco Rico con la herencia de su padre Wenceslao Junco de la Vega, nacido en Poo de Llanes y emigrante a México y Estados Unidos establecido en la ciudad tejana de Brownsville y casado con la norteamericana de origen español Cecilia Rico Diard, quienes tuvieron cuatro hijos, regresando Wenceslao con su familia a Poo en 1863, en plena Guerra de Secesión y cuando ya Texas estaba, junto con el Trans-Mississipi, aislada del resto del territorio confederado


No sabemos las circunstancias, pero sí que Wenceslao y Cecilia murieron cuando sus hijos eran aún menores de edad, por lo que se hizo cargo de su tutela y fortuna el benefactor y Alcalde de Llanes Egidio Gabito, ante cuya estatua pasaremos cuando lleguemos al vecino pueblo de Poo, de donde era natal. Sería en 1895 cuando el hijo menor, Enrique Junco, casado con Amalia Mendoza Noriega, haría esta casa, la primera de indianos construida en esta calle, la cual se quedaría pequeña en tamaño respecto a ellas, pero con una bellísima galería de madera y sobre esta una buhardilla también acristalada


Alejandro Braña también le dedicaría un buen reportaje fotográfico por fuera y por dentro, aportándonos además este precioso texto titulado Todo en Orden en Asturias por descubrir:
"La simetría de la fachada, su color rosa, su tamaño, logran transmitir esa sensación de serenidad y sencillez que continua en el interior. 
Si fuera posible decir que “por sus casas les conoceréis”, entonces podría aventurar que el indiano Enrique Junco fue un hombre metódico, prudente, amante del orden y el sosiego. 
Su padre, Wenceslao Junco, había emigrado a México, para instalarse luego en Estados Unidos, en Brownsville, donde se casó e hizo fortuna. Padres de nueve hijos, ambos murieron jóvenes. 
Fue su hijo Enrique el que mando construir la conocida como Casa de los Junco al casarse con Amelia Mendoza. 
El chalé, terminado en 1895 a la entrada de Llanes, es muy sencillo en sus pretensiones, un único volumen cúbico con mirador en el centro sobre la puerta de entrada. 
Plácida y sencilla, la de los Junco es la primera casa de indianos de entre las muchas que crecerían a su alrededor pocos años después, haciéndole sombra"

Sombra le hace, solo sea por su tamaño, su compañera, el Chalet de Lamadrid, que en nuestros días es un edificio de apartamentos, pero que conserva toda su traza constructiva original, fechada también en 1895, por lo que si es posterior a Casa Junco debería serlo por meses, si bien hay cierta disparidad de criterios, pues la investigadora M. Cruz Rodríguez Saro afirma que ya en 1890 el indiano Tomás Rodríguez de Lamadrid le encargaría al maestro de obras Juan Sordo Mijares la construcción de un chalet en esta calle


Independientemente del año del encargo, otras fuentes dicen que las obras en realidad empezaron en 1895 y acabarían al año siguiente. Era muy común, como hizo Tomás, recurrir a maestros de obra locales ante la dificultad de encontrar arquitectos titulados que elaborasen los proyectos


Es una casona de estilo ecléctico y muy grande, con sótano y tres alturas, fachada principal dividida en tres cuerpos y fachada trasera con gran galería. Estas dimensiones la hicieron propicia para transformarla en vivienda de vecinos


Casas de vecindad de época las encontramos en la margen derecha de esta calle Pidal, construidas cuando, a partir de 1890, fue acondicionándose el antiguo camino real. Hoy como ayer en sus bajos hay tiendas, tascas y almacenes, si bien cambian nombres y negocios según el paso del tiempo. Especialmente célebre, entre otros establecimientos veteranos, es el Café Bar Madison, fundado en 1964 por Pepe Alvar Iñara y su mujer Dorina González Cuesta. A ella le dedica el gran cronista llanisco Higinio del Río Pérez una semblanza en su serie Llanes, mis personajes favoritos:
"Los padres de Dorina fueron Antonio González Bueno, de La Franca, e Inés Cuesta Ruiz, de Boquerizu (Ribadedeva). Él había estado veinte años en Cuba, y cuando regresó a España se casó con Inés, que era muy jovencina, y abrió en su localidad natal el restaurante La Parra. El matrimonio, que pasó el resto de su vida en La Franca, tuvo tres hijas: Dorina, nacida en Boquerizu en 1935, Mercedes y Marisa.  
El abuelo materno de Dorina, Juan Cuesta, era un conocido carpintero y tallista de Boquerizu. Sumamente hábil en el ejercicio de la talla, hizo por encargo varias imágenes de santos para la iglesia de la localidad cántabra de Camijanes.  
Desde sus orígenes, La Parra, en la carretera general Llanes-Torrelavega, fue toda una institución gastronómica. No daban abasto. La madre de Dorina, una cocinera de primerísima categoría, guardaba como oro en paño, siempre limpiándola, una copa de plata que les había entregado el gobernador civil por ser el mejor restaurante de la cornisa asturiana.  
Dorina fue a la escuela en La Franca, y después la mandaron interna al Colegio de la Divina Pastora en Unquera, donde estuvo hasta los quince años. Luego marchó a Santander, donde se había establecido su abuela materna, y allí sacó en una academia el título de modista.  
Por La Franca iba, de vez en cuando, un rapaz de Llanes, muy bien parecido, llamado Pepe Alvar Iñarra, que iba a comer a casa de su padrino, Ángel Bueno. Pepe y Dorina se conocieron y en seguida se hicieron novios. Se casaron en 1953, en la Capilla de San Andrés de La Franca, y se vinieron a vivir a Llanes. Pepe Alvar, que era un camarero de los que hacen época, trabajaba en el elegante Bar del Muelle, junto al Puente.  
En 1962, después de morir el padre de ella, Pepe y Dorina alquilaron a Vicente Guitián un inmueble en la calle Pidal y abrieron en su planta baja la Cafetería Madison. La gente les decía que estaban loco, que cómo se les ocurría poner un negocio así a las afueras de la villa. “Esos van a cerrar mañana”, se comentaba, pero ellos triunfaron desde el principio. Era un local elegante, con exquisito servicio y cuidados detalles. La especialidad: rabas y vermouth con angostura, al estilo New York City.  
Lo de las rabas que hacía Dorina tenía su truco (que hoy sólo conocen dos de sus hijos: Inés y Javi).  
En un momento dado, en una parte del local Pepe y Dorina abrieron lo que fue la primera discoteca de Llanes del último tercio del siglo XX, anterior a la célebre “Araña Roja”. El día de la inauguración fue a bendecirla el párroco, don Gil Ganzaraín. Bombillas escasas y de colores, rincones en penumbra. Un ambiente sicodélico que pilló desprevenido al oficiante: “¡Dé la luz, señora!”, pedía el enérgico cura a Dorina, y ésta contestaba, junto al hisopo del agua bendita: “¡Está encendida toda, don Gil!”  
La discoteca era sólo para mayores de 18 años, y esto se llevaba a rajatabla. Una mozuca embarazada fue a presentar respetuosamente su queja, porque Pepe, que era muy riguroso en todo, no la dejaba entrar al no tener la edad permitida: “Estoy en estado y me voy a casar pronto, Dorina, pero el tu marido no me deja pasar ni a tiros”.  
Una temporada, le alquilaron la discoteca a Logio Victorero. Luego ellos hicieron obra y abrieron allí un restaurante, con las mollejas como plato estrella. Dorina siempre cocinó muy bien, casi tan bien como su madre, que fue su gran maestra culinaria. A Pepe Alvar Iñarra ya no le tenemos con nosotros, pero bien que le echamos en falta cada día en Llanes. Dorina y él tuvieron cuatro hijos: Ana, Pepín, Inés y Javi, que está ahora al frente del Madison con su esposa Yoli. Y siete nietos: Natalia y Anina, Ricardo y José Antonio, Chechu y Javier y Jimena"

A su hijo y gerente de la cofradía de pescadores de Llanes, la rulaJosé Antonio Alvar GonzálezPepín el del Madison, le dedica el gran cronista llanisco Higinio del Río Pérez una semblanza en su serie Llanes, mis personajes favoritosPepe Albar, bogando entre la Rula y el Mádison:
"José Antonio Alvar González, Pepín "el del Madison" (Llanes, 1959), vive y boga entre la Rula y la Cafetería Madison, que son los dos polos entre los que vienen transitando sus pasos de cada día desde hace treinta y siete años. 
¡Qué huella más buena e imperecedera dejó en el Madison su fundador, José Alvar Iñarra, el padre de Pepín! ¡Qué clase tenía, el tío! Autodidacta en la vida, en el saber ser y en el saber estar. Perfeccionista siempre, y siempre dispuesto a aprender. Era la elegante profesionalidad en persona. Había entrado a trabajar a los quince años en el bar del Muelle, el establecimiento mayestático que regentaba Agustín Guijarro Rozas, un antiguo emigrante en Cuba (donde se había hecho amigo de Antonio Machín), que había sido vocal de la directiva del Círculo Republicano de Llanes por el Partido Radical-Socialista durante la Segunda República. Agustín era también el encargado de la Lonja del Pescado y el administrador del gremio de pescadores. 
Con el tiempo, Pepe Alvar Iñarra, ya casado con Dorina González Cuesta, de La Franca, se estableció por su cuenta en 1964 y abrió la cafetería Madison, un sitio para clientes sibaritas y turistas con vocación cosmopolita."

Fijémonos en la terraza, dos conchas de peregrino cuelgan de sendas mochilas colocadas cada una en una silla de la mesa del medio. Higinio del Río sigue contándonos curiosidades de este establecimiento, empezando por el mismo nombre...
"Era muy atrayente el nombre que puso Pepe a su establecimiento, pero la cosa no debe de extrañar si tenemos en cuenta que su padre, Ricardo Alvar, en los años 20, había probado fortuna en Nueva York, donde consiguió el empleo de ordenanza en el Madison Square Garden. Después de eso, Ricardo regresaría a Llanes y se haría armador (fue propietario de la lancha “La Milagrosa”, patroneada por Pitito Batalla)"
Con esta noble genealogía de luchadores a sus espaldas, nuestro José Antonio Alvar González, Pepín “el del Madison” es otro personaje singular en la villa llanisca, como su padre y su abuelo. 
Pepín, que tiene dos hermanas, Ana e Inés, y un hermano, Javier, había terminado el Bachillerato con una beca en la Universidad Laboral de Gijón, y a continuación obtuvo la diplomatura de Empresariales. Vino después la mili y el casamiento, en 1981, con María Jesús Rozas Álvarez (Abú), que es técnico superior en Radiodiagnóstico en el Hospital Grande Covián de Arriondas. El matrimonio tiene dos hijos: Ricardo y José Antonio. 
En 1983 sacó por oposición la plaza de gerente de la Lonja del Pescado de Llanes, la Rula más importante de Asturias después de la de Gijón y la de Avilés. Sucedió en el cargo a Luis Fernández Trespalacios, todo un personaje local, estudioso de la historia del Llanes marinero. Pepín compagina este trabajo con su dedicación al negocio familiar (que comparte con su hermano, Javi) y es también el secretario de la cofradía de Pescadores “Santa Ana”

Y por supuesto, no podría dejar de contar Higinio del Río en sus biografías llaniscas la del emigrante a Nueva York, Ricardo Alvar Noriega, cuya epopeya daría nombre al local y origen a la saga que lo regentó y regenta:
"Posiblemente, Ricardo Alvar Noriega y su hermano José, naturales de Pontevedra, habían venido a Llanes en la última década del siglo XIX para trabajar en el trazado del ferrocarril. Ricardo emigró luego a los Estados Unidos de Norteamérica, unos años antes de la Gran Depresión. Recaló en la ciudad de Nueva York, donde en seguida encontró trabajo en el organigrama de ordenanzas del nuevo Madison Square Garden, una colosal instalación deportiva, cubierta y de usos múltiples, construida en su tercera versión en pleno Manhattan e inaugurada en enero de 1925. 
El sueño americano a Ricardo no duraría mucho. Se le rompió cuatro años después, cuando la economía mundial se colapsó por efecto del brutal desplome de la Bolsa, y decidió volver. (En 1963, su hijo, Pepe Alvar Iñarra, bautizaría con el sugerente y cosmopolita nombre de "Madison" la cafetería que puso en marcha en la calle Pidal).

De vuelta a Llanes, Ricardo se casó con una mozuca del Valle del Pas, Manuela Iñarra Losey, y, en sociedad con su hermano José (al que llamaban “Alvarón” por lo alto y fuerte que era) compraron una lancha de pesca de considerable eslora: “La Milagrosa”.  

En la Guerra Civil, Ricardo Alvar Noriega sería detenido por un comité local del Frente Popular, debido a su adscripción derechista. Estuvo preso y le mandaron a la zona de Villamanín (León), para realizar tareas de fortificación. Murió de tuberculosis antes de que acabara la contienda.

En los años sucesivos, sería su hermano el que se ocuparía por completo de la gestión de la lancha"


Casas de época, no necesariamente indianas en el sentido estricto de término, pero sí vinculadas en su construcción, reforma, vecindario o negocios de sus bajos con los emigrantes, asoman sus balcones salientes de barandilla de hierro forjado sobre esta calle, alternando con nuevos bloques de pisos que de alguna manera imitan aquella arquitectura de buhardillas y galerías de los americanos de antaño


Este por ejemplo es el llamado Edificio Azteca, que hasta en su nombre rememora la aventura mexicana que vivieron tantísimos llaniscos


Según nos acercamos al centro, aumentan las tiendas y bares: a la derecha el toldo de la Sidrería Puerta del Sol, a la izquierda la terraza de El Tendederu. Poco más allá divisaremos a la izquierda el edificio de Correos, donde acabaremos nuestra travesía por la calle Pidal, pasando a Las Barqueras. Por esta zona estuvieron una antigua fábrica de alpargatas con una alpargata gigante como reclamo publicitario y la Librería de Tamés, regentada por Doña Lola


Banderas de las fiestas de La Guía, santuario cercano, situado un un altozano pocos metros más arriba a la derecha, de gran veneración en este barrio, fundamento de uno de los grandes bandos de Llanes, El Bando de La Guía, junto con los de San Roque y La Magdalena, que rivalizan tradicionalmente en celebrar las mejores romerías en su patronazgo, si bien también actualmente realizan otras actividades y se unen en asuntos de interés común. En Fiestas y bandos de Llanes, entre la tradición y la innovación, la revista de Antropología de Asturias explica, basándose en los estudios de la antropóloga Yolanda Cerra, el origen de estas agrupaciones vecinales y romeras:
"La villa de Llanes cuenta con un particular sistema festivo basado en  la rivalidad sostenida de tres bandos: la Magdalena, San Roque y la Guía. Los bandos no son cofradías religiosas sino agrupaciones vecinales en las que se integra en franca competencia el vecindario de Llanes. Cada uno de los bandos se expresa a través de unos símbolos propios: un icono religioso, una fecha y un mes de celebración, una flor, una/s música/s, etc. 
Los bandos nacen en el año 1837 fruto de la enconada lucha política entre el partido exaltado y el partido moderado (hoy diríamos entre progresistas y conservadores), quienes celebran y discuten sus triunfos electorales en la localidad de Llanes a través de la celebración de la fiesta de la Magdalena (22 de julio) y san Roque (l6 de agosto).  Aunque el origen es político, pronto la motivación inicial es sustituida por la rivalidad entre barrios. Estas dos fiestas acaban con el sistema festivo del Antiguo Régimen y, desde la marginalidad, pasan a ocupar la posición central. 
El nuevo sistema festivo coincide con la introducción en España del movimiento romántico cuyo ideario contribuye a descubrir y poner de moda las costumbres populares campesinas. Estas fiestas toman elementos rústicos como el ofrecimiento de los ramos de pan, que llevan a evocar antiguos rituales naturalistas puestos en valor entonces.  También tienen que ver con la construcción de una indumentaria específica llamada “traje de aldeana” y “de porruanu”, ricos trajes que pretenden evocar la vestimenta rural. El protagonismo de las élites en el origen de los bandos y en la potenciación de la indumentaria está suficientemente probado. 
Frente a los numerosos ejemplos de fiestas semicomunitarias (de dos bandos) que han sido estudiados por la Antropología hispana, la introducción de un tercer bando, La Guía, cuya festividad se celebra el 8 de septiembre, es algo específico de Llanes, fruto de un largo proceso que puede darse por concluido en torno a 1960"

Como acabamos de decir, luego de pasar Correos dejaremos la calle Pidal para seguir de frente hacia la Plaza de Las Barqueras, que sigue todo de frente hacia el puente sobre el Ríu Carrocéu, sustituto de las antiguas barcas que dieron nombre al lugar

A nuestra derecha Casa Contró, una de las muchas obras del que fue el gran arquitecto municipal de Llanes Joaquín Ortiz García, dentro del estilo racionalista propio de la época anterior a la Guerra Civil, arquitecto al que el destacado cronista Higinio del Río, Director de la Casa de Cultura de Llanes, ha dedicado uno de sus libros, publicado en 2012 y del que La Nueva España reseñaba así su presentación:

"El libro de Higinio del Río aborda la vida y obra del arquitecto, así como un detallado recorrido por una década crucial en la historia de Llanes, Asturias y España, la de la Segunda República y la Guerra Civil. Joaquín Ortiz fue arquitecto municipal de Llanes desde 1929 hasta 1937. Cofundador de la Agrupación Socialista Llanisca, presidió en la villa el Círculo Republicano. En la Revolución de Octubre de 1934 jugó un activo papel y durante la Guerra Civil fue uno de los técnicos encargados del programa de fortificaciones militares en Asturias. Después de la derrota del bando republicano en 1939 se exilió en la República Dominicana (1940-1945) y en Venezuela (1945-1977), países en los que desarrolló notables proyectos"

A nuestra derecha, la Plaza de Abastos, inaugurada en 1994, y las calles que vienen de la ermita de la Virgen de La Guía y de Puertuchicu, por donde pueden también venir los peregrinos que, prefiriendo la Senda Costera, bajan directamente desde La Boriza a Llanes por Cué, visitando La Playa Toró o El Sable Toró. Nosotros seguiremos a la izquierda, entrando en Las Barqueras, pasando ante la fachada del Hotel Peñablanca, inaugurado en 1954, del que cuenta Maiche Perela Beaumont en El Oriente de Asturias que era su director y propietario el indiano de Purón Aniceto Fernández, que con su mujer Mercedes Cotera lo mantuvieron abierto hasta poco antes de su fallecimiento en 2004, celebrándose en él toda serie de fiestas y reuniones sociales y eventos culturales, así como la famosa cena-cotillón de fin de año, con orquesta incluida


Las Barqueras, el secular paso del río, antes en barca ahora por puente, al menos desde que se construyó el primero en el siglo XVI, por donde se entraba en el Llanes intramuros cruzando la nunca mejor llamada Puerta del Llegar, a un paso del Hospital de San Roque, santo peregrinos por excelencia, que acogía a los romeros jacobitas al paso del Camino y ante otra de sus puertas, la de la Puerta la Villa...


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