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domingo, 23 de octubre de 2016

DESEMBARCANDO EN SANTANDER: LOS JARDINES DE PEREDA, EL CENTRO BOTÍN Y EL INCENDIO DE 1941

Muelle de Calderón y Jardines y Paseo de Pereda. Aquí arriban las Lanchas Reginas
Llegando al Muelle Calderón
Arriban las Lanchas Reginas, las populares pedreñeras, al Muelle de Calderón, trayendo a viajeros y peregrinos a la ciudad de Santander luego de surcar su bahía desde Somo, una bellísima singladura que nos permite revivir el secular paso en embarcaciones del mayor estuario del norte de España si bien con seguridad y sin los miedos, zozobras y quebrantos causados por los bajíos y las corrientes en siglos pasados, cuando los peregrinos se encomendaban a la Virgen en en Santuario de Nuestra Señora de Latas antes de cruzar en las frágiles embarcaciones de antaño, tanto es así que no pocos rodeaban la bahía hacia El Astillero, una opción también señalizada en nuestros días. Las lanchas actuales, modernas, permiten una hermosa y apacible singladura hasta los muelles santanderinos, el embarcadero y paseo marítimo


Así, en una hermosísima travesía marinera la lancha con viajeros y peregrinos atraca en la rampa del muelle, procedente de Pedreña y Somo


Muelle de Calderón, resultado del crecimiento de la ciudad y su actividad portuaria, concesión de 1821 al indiano Guillermo Antonio Calderón, cuyas obras estaban acabadas en 1825 dentro de la gran reorganización urbana de los terrenos que iban ganándose al mar. En 1879 se hizo preciso ampliar los muelles más al interior de la bahía a consecuencia del mayor calado de los barcos modernos y de la navegación a vapor, ganándose más terreno a las aguas


Y desembarcan viajeros y peregrinos


También muchos aficionados al surf que vienen del magnífico arenal de Somo


Subimos unos peldaños de piedra...


En nuestros primeros metros por tierra firme santanderina subimos pues la rampa, al lado de la cafetería y la taquilla de las lanchas pedreñeras


A mediados del siglo XX se decidió trasladar la mayor parte de la actividad portuaria del centro de la ciudad a unos pocos kilómetros más al sur, en concreto a la Ría de Raos, frontera con el municipio de Camargo, buscando ampliarlo y hacerlo más competitivo, inaugurándose las primeras instalaciones en 1985. Por ello en la actualidad el trasiego de estos muelles está dedicado mayoritariamente a la navegación deportiva y a las embarcaciones de pasajeros, que ofrecen además de este otros numerosos viajes y excursiones por la bahía


Es llegar a Santander y ya estamos ante un edificio notable


Nada más subir la rampa nos encontramos con el Palacete del Embarcadero


El Palacete del Embarcadero es la antigua estación de pasajeros y cuartel de la policía armada, diseñado  por el arquitecto Javier González de Riancho en 1920 y acabado en 1932. Reinaugurado en 1985 es centro de exposiciones propiedad de la Autoridad Portuaria, sede la Fundación Santander Creativa


En sus torres vemos el escudo de Santander, que rememora la participación de su marinería en la toma de Sevilla en 1248, con una nave surcando las aguas del Guadalquivir ante la Torre del Oro


Nada más desembarcar vemos las indicaciones del Camino. Estamos en el Paseo de Pereda, frente a los Jardines de Pereda, en dirección al casco histórico, casi totalmente destruido en el pavoroso Incendio de Santander de 1941 al que tanto nos hemos de referir pues supuso la transformación de la ciudad


Aquel incendio no afectó sin embargo demasiado a esta céntrica vía, de las más antiguas de la ciudad, con edificios de los siglos XVIII, XIX y XX, declarado conjunto histórico-Artístico. Hasta el siglo XVIII esta explanada eran muelles mercantiles y los bajos de las casas eran almacenes, navieras y comercios, destacando el de la Sociedad Trasatlántica Española creada en 1881 por el Marqués de Comillas sobre la precedente de Compañía de Vapores Correos A. López fundada en Cuba en 1849


Pero sin duda el que más llamará la atención será el de la sede central del Banco de Santander, obra también de Javier González de Riancho, que se construyó a partir de 1919 sobre un preexistente hotel, dándosele en medio esa peculiar forma de arco para respetarse la calle que por allí discurre


Esta es su fachada principal, mirando al mar, donde en 1923 se realizaron grandes reformas y se pusieron diversas esculturas y bajorrelieves con alegrías de la banca como protectora de las artes, la cultura, la navegación, la minería, la industria y el comercio. Más tarde fueron adquiriéndose las casas adyacentes y se añadió la parte izquierda a mediados del siglo XX. El banco decidió mantener su sede social en su ciudad de nacimiento incluso luego de anunciarse el alquiler y posible venta de todos sus inmuebles en el año 2007



Los Jardines, también antiguos muelles, están dedicados al novelista cántabro José María de Pereda, con más de 200 árboles. Su aspecto actual obedece a la gran reforma, inaugurada en 2014, casi a la vez que el Centro Botín, en la que se duplicó su superficie, llevando el trafico subterráneo, dentro de las intervenciones puestas en marcha para albergar el centro cultural. Esta transformación de los jardines fue obra del paisajista Fernando Caruncho


A lo lejos divisamos el Quiosco de la música y la catedral, hacia donde nos dirigimos y en cuyo cimborrio, elemento de las restauraciones posteriores a 1941, tal vez reconozcamos ya desde aquí las figuras de los Cuatro Evangelistas, orientadas ante cada uno de los puntos cardinales


Seguimos la explanada portuaria hacia el famoso Centro Botín, que destaca y sobresale también sobre la bahía en primera línea


Según avanzamos, tendremos a nuestra derecha unas nuevas perspectivas del Banco de Santander


Y es que ahora, en su fachada principal, iremos viendo mejor sus detalles artísticos de las estatuas alegóricas. Las cuatro de arriba las artes, la cultura, el comercio y la navegación. Abajo en el friso la banca protegiendo al comercio, la industria, la minería y la cultura


Pasamos junto al servicio de alquiler de bicis


Y antes del Centro Botín veremos a la izquierda la famosa Grúa de Piedra y a la izquierda un antiguo cañón


Es el monumento de Santander y Cantabria a la Armada Española, con nombres de ilustres marinos montañeses desde la Edad Media


El viejo cañón apunta al mar... alegoría de las antiguas defensas contra las floras enemigas


Enfrente vemos la Grúa de Piedra , símbolo de la importante actividad portuaria santanderina, que prestó servicio desde el año 1900 hasta poco más de noventa años después, empleada para cargar y descargar de los barcos, formando ahora parte del paseo marítimo desde su restauración en el Muelle de Maura o Muelle de la Monja


 Al proyectarse el Centro Botín se planteó trasladarla de sitio pero la contestación ciudadana hizo que esta mantuviese su posición y el nuevo centro cultural se inaugurase unos metros más allá. La reinauguración de la grúa, ya plemamente como elemento patrimonial, se realizó el 9 de junio del año 2017 y su restauración estuvo a cargo del arquitecto Francisco Rebollo con Calvo Construcciones y Montajes S.L.


Antes asentada sobre el fondo de la bahía, sobresale 14 metros sobre el furme del muelle, hecho de siellares de piedra del antiguo puerto, de ahí su nombre


 La grúa fue inaugurada el 17 de mayo del año 1900 tras el encargo de la Junta de Obras del Puerto a
 F.V. Sheldon y Otto Gerdtzen de este ingenio capaz de mover 30 toneladas, funcionando primero con máquina de vapor que fue al cabo de unos años sustituida por electricidad. Llegó en su prueba inaugural a levantar 36 toneladas


Abundantes mejillones en los muelles



Después de ver estos lugares y paisajes, seguimos ruta por el paseo. De frente está el Centro Botín, centro de arte de la Fundación Botín, proyecto del italiano Renzo Piano e inaugurado en 1917. Las indicaciones del Camino nos indican ir a la derecha, de esta manera además, vayamos a visitarlo o no, veremos su espléndida fachada que mira a la ciudad, ya que la que mira a la bahía, con sus escaleras y balcones, la admirábamos desde la lancha


Esta es la señalización, en el suelo


Y así vamos a la derecha. Al ganarse al mar esta gran explanada se realizó en 1891 un proyecto para este paseo, con pavimento, arbolado e iluminación, rellenándose definitivamente la llamada Dársena de La Ribera a finales del siglo XIX. El bulevar pasó a ser conocido oficialmente como Paseo de Pereda en 1903, inaugurándose estos jardines en 1905 y siendo varias veces reformados a lo largo del tiempo


En los Jardines de Pereda nos dirigimos al Quiosco de la Música


Viendo de frente el edificio del Banco Santander, entidad fundada en 1857 de la unión de varios comerciantes que exportaban por este puerto trigo y cereales de Castilla, e importaban productos de ultramar. Se creó como banco de emisión según Real Decreto de 15 de mayor de aquel año siendo reina Isabel II y Ministro de Hacienda Manuel García Barzallana, operando en Santander y su provincia. Su capital era de cinco millones de reales de vellón (unos 3,74 millones de euros) y sus promotores Jerónimo Roiz de la Parra, Juan de Abarca, Antonio Labat, Bonifacio Ferrer de la Vega, Antonio López-Dóriga Aguirre y Agustín G. Gutiérrez se turnaban en la presidencia, siendo Comisario Regio Higinio Polanco


Emitió papel moneda hasta que esta actividad quedó reservada para el Banco de España en 1874, lo que ocasionó que fuese creada una nueva sociedad anónima de crédito con los mismos accionistas en enero de 1875. En 1909 llegó a la presidencia Emilio Botín-López, primer miembro de la familia Botín que ocupó este cargo. Su gran expansión comienza en 1923 y sobre todo en 1934, ya por toda España, absorbiendo en 1946 el Banco Mercantil y luego la Banca Jover y el Banco Comercial Español. En 1984 el Ministerio de Economía y Hacienda le adjudica el Banco de Murcia y el Banco Comercial de Cataluña al reprivatizar los bancos del Grupo Rumasa y naciendo el grupo de Banco Santander. En 1994 adquiere el Banesto y en 1999 se realiza la fusión con Banco Central Hispano, en el 2000 adquiere el banco mexicano Serfín y en 2004 el británico Abbey National. El ritmo de adquisiciones continúa a fuerte ritmo hasta nuestros días con la absorción de Banco Popular, Banco Pastor y Popular Banca Privada


Admiramos de nuevo sus detalles alegóricos de la fachada




Nos dirigimos pues hacia el Quiosco de la Música, reconstruido y reformado varias veces. Fue inaugurado, como los jardines, en el año 1905 durante una Exposición de Artes e industrias. El arbolado es refugio de miles de estorninos, que lo habitan de septiembre a marzo, anunciando de esta manera, al llegar, el final del verano y, al marchar, la llegada de la primavera


Tras la concesión a Santander del título de ciudad en 1755 con todas sus prerrogativas se produce una expansión urbana, arracando por allí el primer ensanche de la ciudad, para lo que se derribará una parte de la muralla medieval e irán urbanizándose las primeras manzanas del paseo en 1766 por Llovet, ampliándose seguidamente a otras dos y en 1827 otra más, donde ahora se ubica el Banco Santander. Por entonces 1825 la ampliación del muelle a cargo de Guillermo Calderón hizo factible esta nueva expansión urbana, construyendo él mismo la primera casa de la nueva zona. Otro fue levantado de la mano de Antonio Gutiérrez Solana y de cuenta que en su azotea habilitó una bolera, la cual hubo de clausurarse pues durante el juego caían bolas a la calle. Más tarde otras dos hasta Puerto Chico y se abren las calles de Castelar y de Reina Victoria con el arquitecto municipal Ramón Lavín Casalís



Las casas del Paseo de Pereda, de muros de sillería, son de varios pisos con balcones, galerías y miradores orientados al mar, obra, además de Lavín Casalís, de otros arquitectos de renombre como Deogracias Lastra, Gonzalo Bringas y Jesús Yanguas o José Enrique Marrero


Más antiguamente había unos terrenos ganados al mar que fueron muelle en 1805, la llamada Dársena Grande. Poco antes, a finales del siglo XVIII, fue rellenada la pequeña Ría de Becedo, que aquí desembocaba


Y este es el monumento conmemorativo en honor de maestro de música y compositor Don Ramón Saez de Adana, nacido en Vitoria/Gasteiz e Hijo Adoptivo de Santander, fundador de la coral y escuela de música que pasó posteriormente a conservatorio. Sus composiciones se basan en el folklore cántabro.


La escultura fue inaugurada en junio de 1964


La instalación del Centro Botín supuso la renovación total de los Jardines de Pereda, que de dos hectáreas pasaron a cuatro a consecuencia del soterramiento del tráfico, fueron inaugurados el 22 de julio del año 2014 y el centro un mes antes, el 23 de junio, promocionado y gestionado por la Fundación Botín con un presupuesto de 77 millones de euros. Ahora vemos la fachada que mira a la ciudad, con su gran cristalera, reparando en su estructura de dos volúmenes de diferente tamaño apoyados en columnas y en parte suspendidos, al otro lado, sobre las aguas de la bahía. Su fachada de cerámica blanca refleja la luz en sus 280.000 piezas discoidales que se adaptan a la forma de la construcción


Aquí vemos la unión de los dos volúmenes en la estructura de espacios y pasarelas que forma el distribuidor principal, uno está dedicado al arte, con sala de exposiciones y el otro a actividades educativas


Hay ascensor y en la planta baja una gran cafetería cerrada por cristalera. La Fundación Botín tiene el compromiso del mantenimiento y actividades del centro aportando para ello 12,5 millones de euros


Recomendamos visitar el centro, al menos subiendo a los impresionantes balcones sobre la bahía, donde estuvieron los muelles de Albareda y Maura


Magníficas vistas ...


A nuestra derecha, más allá del palacete y el embarcadero de las lanchas, entre los edificios del Paseo de Pereda y la orilla, está Puertochico, con el Real Club Marítimo


Enfrente, al otro lado del magno estuario, El Puntal, la prolongación arenosa que casi cierra la bahíael extensísimo Arenal de Somo, cuyo puerto, de donde salen las lanchas pedreñeras, vemos a la derecha. A lo lejos los montes por los que vienen a Somo las dos rutas xacobeas oficialmente señalizadas, la que procedente de Noja, Isla y Ajo discurre más pegada a la costa, y la que de Noja por Castillo, Meruelo, Bareyo, y el valle de Güemes viene por el interior a unirse con esta en Galizano, donde puede llegarse a Somo por las playas o por el interior


El Embarcadero de Pedreña, donde atraca la barca luego de Somo y antes de venir a Santander. Allí está el Real Golf de Pedreña


 Pedreña con su iglesia. Dentro de las múltiples variantes del Camino en Cantabria dos rutas bordean la bahía en caso de realizar el camino a Santander por tierra. Una, señalizada actualmente como oficial, va por una senda costera justo al lado mismo del agua; otra, con más visos de historia, sigue más al interior de Galizano hacia Tea, donde hubo hospital de peregrinos, Villaverde de Potones y Solares. Era una gran circunvalación dado que antiguamente las aguas ocupaban mucho más espacio y era más grande la bahía


Peña Cabarga (570 m) al sur. Por la orilla sigue la ruta más litoral hacia El Astillero por Elechas y Pontejos mientras más allá, por la ladera de la montaña, sale de Solares la otra, por Santiago de Cudeyo


Y  ahora a nuestra derecha y en esta orilla de la bahía, más al sur, el grueso de la actividad portuaria santanderina, barrio pesquero, fondeadero de los Mártires, muelles de Maliaño y dársenas de Raos. Más cerca los muelles de los ferris, comunicación marítima con Inglaterra


Visitemos o no el Centro Botín sigamos la ruta señalizada por los Jardines de Pereda


Así llegamos a otro lugar digno de conocer, el monumento a quien está dedicado el parque, dedicado al novelista cántabro José María de Pereda, nacido en Polanco en 1833 y fallecido en esta ciudad en 1906. Autor de obras como Peñas Arriba, De tal palo tal astilla, Sotileza y La Puchera


Es obra de Lorenzo Coullaut Valera y representa al novelista con diversos personajes y alegorías de sus obras


Es obra de Lorenzo Coullaut Valera y representa al novelista con diversos personajes y alegorías de sus obras


Campesinos...


Pescadores...


Arrieros...



Pereda en la cúspide, mirando hacia la ciudad, gran autor de novelas costumbristas donde plasmó las gentes y lugares de su tierra, en el estilo del realismo literario imperante


Dedicado primeramente como su familia a las labores del campo, José María de Pereda, siguió sus estudios en el Instituto Cántabro de la calle Santa Clara de Santander tras pasar por la escuela primaria de su pueblo natal


Terminados los estudios de humanidades y siendo medianamente aplicado fue a Madrid en 1852 con la idea de prepararse antes de iniciar en Segovia los estudios de la Academia de Artillería, pero se aficionó más a las tertulias de los cafés y fue testigo de la Vicalvarada o Revolución de 1854.


Regresa pues a Santander, fallece su madre y entra, a causa de diversos achaques, en un periodo de decaimiento, marchando a Andalucía para cambiar de aires a otros más cálidos y salutíferos, pero es entonces cuando, al aparecer en Santander el diario La Abeja Montañesa y dado que el periodismo era toda una novedad en la España de aquel entonces, se entusiasma con esta actividad y comienza a escribir.


Comenzó, bien como anónimo o bien con la firma Paredes, a relatar críticas teatrales y relatos costumbristas, llegando a fundar el semanario El Tío Cayetano. Luego pasó al teatro pero no llegaría a triunfar plenamente hasta pueblicar en 1864 su novela Escenas montañesas



También publica en Madrid y ven la luz otras de sus obras, colaborando y entablando amistad con otros autores, participando también en política con el Partido Carlista, algo muy relacionado con el costumbrismo tradicional que plasmaba en sus libros, glorificando el mundo rural y sus valores frente a la ciudad, tal y como hacían otros escritores del momento


Su carrera política, que no le evitó ser amigo de autores de ideología contraria, le llevó a ser diputado en Madrid y ampliar así notablemente su círculo de contactos, pero tras casarse decidió abandonar este frente y dedicarse a sus hijos pequeños, regresando, animado por sus amigos, a la vida literaria plena, aunque mientras escribía Sotileza se suicida su primer vástago, causándole una honda impresión que le deprime totalmente y le hace olvidar la escritura


A partir de entonces y enfermizo y envejecido prematuramente, con desánimo y sentimientos de culpa, apenas sale de aquella pésima situación existencial, únicamente publicando algunas obras menores y pronunciando su discurso de ingreso como miembro de número en la Real Academia Española, de la que ya era miembro correspondiente desde 1872


El matrimonio de su hija en 1903 le levantó los ánimos pero no así su maltrecha salud, que, empeorando, llevó a su fallecimiento tres años más tarde


Es Pereda recordado como escritor del costumbrismo cántabro, plasmando en sus obras gentes, paisajes y tradiciones, verdadero recopilador de la sociedad tradicional agraria que, ya entonces, atisbaba una profunda transformación pues la revolución industrial iba trayendo ya nuevas ideas sociales y políticas y cambios notables en el país


Estudió asimismo notablemente el habla de Cantabria, afirmándose que su realismo y costumbrismo iban parejos al romanticismo y al naturalismo. Buena parte de sus trabajos son autobiográficos


Desde el monumento a José María Pereda el Camino sigue de frente jardines adelante


Aquí tenemos otros dos elementos de interés


A nuestra izquierda veremos el famoso tiovivo


Y a la izquierda el estanque con su puente, evocando tal vez cuando había aquí mar y ría. Aún en 1936 se conservaba uno de los puentes del pequeño estuario que aquí existió antiguamente, Becedo


A lo lejos, más allá de los edificios del paseo, vemos un picudo campanario, es la de la iglesia del Sagrado Corazón, construida en 1890 en estilo neogótico, de los jesuitas de Santander


Nos dirigimos ahora a la explanada de la Plaza de Alfonso XIII. Por allí estaba antes la Ría de Becedo. Para ello caminamos a la izquierda de la entrada del parking, construido en 1978, pero según caminamos vemos el importante conjunto de edificios que tenemos a nuestra derecha, el de la actual Plaza Porticada, ocupados por diversos organismos públicos construidos tras el Incendio de Santander de 1941


A la de la foto es el de la Delegación de Hacienda, donde antaño estuvo La Aduana, uno de los muchos edificios quemados en 1941 y que había sido mandado hacer por  Carlos III en 1786 dado que la declaración de Santander como ciudad unas pocas décadas atrás así lo hacía necesario para la buena gestión de la actividad del puerto. Esta aduana se construyó tras expropiarse una de las primeras casas de lo que fue el primer ensanche de la ciudad, hechas tras derribarse parte de la muralla en la Puerta del Arcillero, las del proyecto del ingeniero Llovet, donde abrían sus puertas despachos y almacenes relacionados con la actividad naviera. A su izquierda está la Delegación del Gobierno


Entre ellos está la Plaza de Velarde o Plaza Porticada, proyectada tras el incendio que devastó Santander en 1941 por los arquitectos Javier González de Riancho, Rafael Huidobro y Valentín del Noval inspirándose en la antigua aduana de finales del siglo XVIII que aquí existió hasta aquel desastre


Antaño, estaba allí la llamada Puerta del Mar, en la desaparecida Muralla de Santander, construida entre los siglos XII y XIII y demolida entre las centurias del XVIII y XIX


Tiene aparte de esta otras dos entradas laterales y está rodeada de edificios públicos hechos dentro del modelo neoclásico herreriano impuesto por el Estado para ellos tras la Guerra Civil, siendo inaugurada en 1950 y remodelada y peatonalizada en 2006 y apareciendo restos de la muralla medieval santanderina, razón por la que se abrió en ella en 2014 su centro de interpretación. En las cercanías hay asimismo un refugio antiaéreo de la Guerra Civil que puede ser visitado. Fue famosa por ser donde se celebraba el Festival Internacional de Santander hasta 1990


En ella se celebran numerosas actividades, carpas con exposiciones, fiestas, pista de hielo en Navidad, etc y destaca a su entrada el monumento Santander a la gloria del héroe, la estatua dedicada a Pedro Velarde, militar natural de Muriedas, cerca de Santander, uno de los sublevados del 2 de mayo en Madrid, que dio comienzo a la Guerra de la Independencia. Fue colocada en 1880 y restaurada en el año 2007


Pedro Velarde nace en Muriedas el 16 de octubre de 1793, ingresando a los 14 años en el Real Colegio de Artillería de Segovia, siendo el número 2 de su promoción y consiguiendo el grado de subteniente en enero de 1799. En 1801 participa en la Guerra de las Naranjas con Portugal, es ascendido a teniente el año siguiente y en 1804 a capitán entrando como profesor en el colegio artillero donde había estudiado, experto en la velocidad de los proyectiles. En 1806 deja la enseñanza para ir a Madrid como Secretario de la Junta Superior Económica del Cuerpo de Arillería. Con la llegada en 1808 de las tropas francesas camino de Portugal fue tentado por el mariscal Joachim Murat para la causa napoleónica, a lo que él se negó


Los franceses eran teóricamente aliados pero fueron asentándose y ocupando plazas, lo que fue la causa de cada vez más graves incidentes con la población, por lo que con su compañero Luis Daoiz planea un levantamiento general que fracasó al no ser apoyado por el gobierno. La salida de las tropas de Murat de sus cuarteles el 2 de mayor para ocupar los puntos estratégicos de Madrid provocó la reacción popular, por lo que Velarde se dirige al parque de Artillería de Monteleón, donde está Daoiz con una muy pequeña guarnición, para desarmar a los soldados franceses que vigilaban la fabricación de munición, dando armas al pueblo y organizando una tenaz defensa del cuartel, si bien Velarde moriría en el combate de un disparo de un oficial de la Guardia Noble polaca y Daoiz al día siguiente al ser herido en una refriega mientras se producía la rendición. Fueron proclamados héroes y se les dedicaron honores y monumentos, como este de Santander, inaugurada el 2 de mayo de 1880, aniversario de su alzamiento, obra de Elías Martín


Atrás asoma el edificio de Caja Cantabria, otro de los edificios públicos de la plaza, proyectado en 1948 e inaugurado en 1953


En cuya fachada aparecen las estatuas de un hombre y una mujer colocadas sobre sendas columnas a cada lado de la entrada, representando al ahorro y a la beneficiencia, obra de Agustín de la Herrán Matorras, que en su momento causaron escándalo por estar desnudos


Son concretamente, Hombre desnudo con un panal o El Ahorro y Mujer desnuda con un cántaro o La Beneficiencia. 

Ahora, por la Plaza de Farolas o de Alfonso XIII pasaremos, en dirección a la catedral, ante dos edificios notables: a la izquierda el Banco de España, construido entre 1924 y 1925 con proyecto de Eloy Martínez del Valle en estilo clasicista y renacentista y a la derecha el de la Delegación de Correos. Entre los dos sigue el Camino hacia la catedral por la calle Somorrostro. Estos terrenos ganados a las aguas del antiguo puerto fueron antes Plaza de la Dársena que luego fue de Farolas por las que se le pusieron para su iluminación a principios del siglo XX


A la izquierda del Banco de España, del que ahora hablaremos, está el moderno Hotel Bahía, de 1999,  sucesor de otro anterior que fue uno de los primeros que se construyeron en el lugar tras el Incendio de 1941, inaugurado en 1950 y que se vino abajo en 1992 durante las obras de demolición. Antes estuvieron aquí el Salón Pradera, uno de los primeros cines de Santander, y el Hotel Europa


Si avanzásemos unos metros por la calle de Cádiz, al lado ya de la catedral, podremos ver unos textos explicativos del Incendio de Santander que nos permitirán hacernos una idea de lo que significó para la ciudad. Está en el comienzo la llamada Ruta del Incendio



El Incendio de 1941 se originó en la calle Cádiz pero no se saben a ciencia cierta las causas, posiblemente un cortocircuito o una chimenea en la noche del 15 al 16 de febrero, pero lo cierto es que el fuerte viento sur imperante, con rachas de hasta 180 kilómetros por hora, lo extendió rápidamente durante dos días que acabaron con la ciudad antigua, donde abundaban las construcciones de madera. No hubo más víctima mortal que un bombero madrileño de los efectivos que desde todas partes acudieron a sofocarlo, Julián Sánchez García, fallecido en las tareas de desescombro, pero los damnificados fueron 10.000 personas de manera directa, 7.000 de ellas en paro forzoso, sin trabajo y miles de familias sin hogar y cientos de empresas y negocios desaparecidos. Ello obligó a una rápida intervención de las autoridades en plena posguerra civil, creándose rápidamente barrios nuevos funcionales que transformaron buena parte del urbanismo santanderino, así como la reconstrucción de la zona destruida


El casco antiguo de Santander era entonces bullicioso, de calles estrechas y oscuras, donde vivían trabajadores y patrones con sus familias, así como artesanos, comercios, bancos y algunas fábricas. El fuego destruirá el casco medieval intramuros, una parte del ensanche de la ciudad a Maliaño y otro núcleo urbano nacido a principios del siglo XX, quedando todo reducido a escombros. En la foto vemos el área afectada. En la esquina inferior a la derecha el antiguo Hotel Europa y el Banco de España. Es básicamente la ciudad histórica, la parte que ocupaba la antigua puebla medieval, la Puebla Vieja y la Puebla Nueva, separadas por la anteriormente desaparecida Ría de Becedo, el que fue el recinto amurallado de la también desaparecida cerca medieval


La teoría más aceptada es que el incendio se originó y extendió primeramente en los tejados, posiblemente las brasas del fogón del inquilino de una pensión sita entonces en el que era el nº 20 de esta calle (no se corresponde con el actual), y por eso la población pudo salir indemne, acostumbrada como estaba también a desalojar sus casas durante las continuas alarmas aéreas de la muy reciente Guerra Civil, cuando la sirena llegaba a sonar entre tres y siete veces al día y había que correr a los refugios. Aquella tarde, era un sábado, el gran vendaval y el viento revuelto ya habían obligado a parar los tranvías y a cerrar los cines, mientras la gente se refugiaba en sus casas. El fuerte viento reventaba escaparates y hacía caer cornisas, llegando a caer incluso el cableado eléctrico, quedando a eso de las 10 de la noche buena parte de la ciudad a oscuras y se declararon pequeños incendios que fueron apagados por los bomberos, a excepción de este que con el viento se desató de forma terrible y voraz


Ardieron rápidamente los primeros tejados y se fueron consumiendo los edificios mientras sus habitantes escapaban raudos. De La Puebla Vieja el incendio fue empujado por el viento sur al norte esa noche y el día 16, afectando a las calles de La Ribera, San Francisco, Atarazanas, El Puente, La Blanca y la Plaza Vieja, llegando a la cuesta de La Atalaya y casi a la calle de Isabel II sin llegar al Ayuntamiento. Por el sur llego a Calderón de la Barca y por el este a las primeras casas del ensanche, prácticamente lo que fue la ciudad intramuros medieval. Llegaron bomberos de refuerzo de Bilbao, San Sebastián, Palencia, Burgos, Oviedo, Gijón, Avilés y Madrid. Han de derribarse algunas manzanas de casas para hacer un cortafuegos. El día 17 al cesar el viento se facilitan las labores de extinción y el día 18 el gobierno civil da información oficial de la magnitud de lo ocurrido, comenzando la distribución de alimentos a los miles de personas desplazadas. Cambia la dirección del viento y empieza a llover, los focos principales son dominados a los tres días pero los últimos rescoldos no serán apagados hasta 15 días después en la calle Cuesta. Llegan cocinas de campaña y se incautan varias tejeras para hacer rápidamente ladrillos con los que construir improvisadas viviendas para 10.000 damnificados y 7.000 personas en paro forzoso


La vivienda obrera se construyó, a veces de manera provisional, en zonas de los alrededores de la ciudad a cargo de organismos públicos, casas baratas estilo suburbios como Las Casucas de Canda Landáburu en La Albericia, Campogiro en Peñacastillo y bloques de la Obra Sindical de baja calidad, como los de Pero Niño, estos sí en el lugar del siniestro, los Santos Mártires, José María de Pereda, Pedro Velarde y el Barrio Pesquero. Por su parte al reconstruirse la zona afectada la mitad de las nuevas viviendas no estaban ideadas para las clases populares que constituían el grueso de la población sino casas burguesas para rentas más bien altas, lo que transformó urbanística y socialmente el lugar. En 1954 había cinco nuevos edificios públicos y 170 privados, pero la reconstrucción completa tardaría 25 años en culminarse


Cerro de Somorrostro, origen de Santander, aún en 1943, con la también semidestruida catedral a la izquierda. Entre los edificios públicos destruidos está el emblemático monumento de la catedral de Santander, que hubo de reconstruirse casi totalmente dado que su techo era de madera. La Iglesia Bajo o del Cristo, justo debajo, no se vio mayormente afectada al estar protegida por el edificio catedralicio, que se llevó la peor parte


Aquí vemos una foto de 1944 la reconstrucción de la catedral ante esta calle Cádiz, origen del incendio, de la que se han desaparecido las derruidas casas. Al fondo el Muelle de Maura y la Grúa de Piedra, parte de los Jardines de Pereda, donde ahora está el Centro Botín



Reconstrucción de ciudad y catedral en 1945. Calle Juan de Herrera. A lo lejos es la iglesia de los Jesuitas, la del Sagrado Corazón


Calle Atarazanas, donde estuvieron los astilleros y almacenes de pertrechos de la Armada, en la vieja Ría de Becedo. En esta calle vívía el poeta Gerardo Diego, quien plasmó sus hondas impresiones del desastre



Ahora, enfrente del Hotel Bahía podemos acercarnos a ver el monumento que rememora aquel pavoroso acontecimiento


Pero antes de llegar a ellos aquí tenemos que ver, un poco más a la izquierda, frente al Hotel Bahía, el monumento al Incendio y Reconstrucción de Santander tras el incendio de 1941, del que es autor el escultor santanderino José Cobo Calderón e inaugurado en 1989


El conjunto representa a los habitantes de Santander y narra sus quebrantos ante el fuego y el viento que lo avivó y extendió arrasando el centro histórico, así como la posterior reconstrucción de esta parte de la ciudad.



Una placa recuerda aquellos acontecimientos en homenaje a quienes acudieron a salvar la ciudad, junto con unos versos de Gerardo Diego, quien también vería desaparecer su casa natas en la calle Ataranazas nº7. Esta es su Elegía de Ataranazas.

"Ni ascua ya, ni ceniza ni pavesa;
aire en el aire, luz en el sobrado
de la santa memoria. Aquel tejado,
trampolín de aquel sueño que no cesa;
vuelve la golondrina y embelesa
con su trovar mi oído enamorado,
y está el cielo del Alta serpeado
de altas cometas que el nordeste besa.
¿Todo es ya nada? El fuego ¿también puede
devorar la ilusión, lo que no cede?
A ese alado ladrón ¿no hay quien le ladre?
Nada es ya todo. Viva está mi casa.
Es verdad. No te has muerto. Un ángel pasa
por tus ojos azules, madre, madre"



Tras conocer la historia del Incendio de Santander vamos pues a retomar nuestro camino ante el edificio del Banco de España, ubicado en el solar que fue del Castillo de San Felipe, primeramente llamado Castillo del Rey o Castillo de Santander, defensa al pie del Cerro de Somorrostro, asentamiento primigenio de la primer población del lugar, fortaleza que debió de construirse tras la concesión de fueros a la villa por Alfonso VIII en 1187 sobre un más antiguo fuerte romano. Se sabe tenía una planta enorme de más de 2000 metros cuadrados y tenía forma trapezoidal. Fue presidio de los nobles ingleses de la espuela de oro capturados tras la batalla naval de La Rochelle en 1371


En 1416 el Marqués de Santillana Íñigo Hurtado de Mendoza, consigue hacerse con la villa santanderina al serle donada por Enrique IV, pero con la firme oposición de sus habitantes, que veían acabar con ello sus fueros y derechos, si bien el marqués logró entrar de noche por la Puebla Vieja, al otro lado de la Ría de Becedo, ayudado por algunos partidarios que tenía en el interior, haciéndose incluso con el castillo, pero la respuesta vecinal, ayudada por los mareantes de las villas de la costa, le hizo desistir. Sí en cambio serían villa y castillo donados por los Reyes Católicos a su fiel Juan Simón El Lombardero en 1476


Aquí estuvo encerrado el famoso César Borgia con unos compañeros en 1506, si bien su identidad fue descubierta luego de habérseles puesto en libertad. En 1528 hay noticias de reparaciones y en un dibujo de 1575 se ve que estaba en ruina, siéndole concedido por Felipe II a Juan de Escobedo, secretario personal de Juan de Austria, para que lo reparase con el fin de ser depósito de vituallas y artillería de la armada. Se aprovecharon entonces sus muros pero se reformó el interior haciéndose además un patio central. Los sucesores de Escobedo lo vendieron con la Alcaldía en 1617 por 6.000 ducados a Fernando de Acevedo, trasmerano arzobispo de Burgos



En 1621 se instala una batería mirando a la bahía, sobre el muelle de las naos y entre 1656 y 1661 la Corona invirtió 10.000 ducados en reformarlo nuevamente, quitando las almenas y cubriéndose con tejados, esculpiéndose el escudo real del reinante Felipe IV, por lo que empezó a llamarse Castillo de San Felipe, quedando vinculado a los condes de Noblejas. No mucho duró la novedad pues acabando el siglo se dio permiso al abad Francisco Navarrete para que ampliase la capilla de la Colegiata de los Cuerpos Santos. En 1734 se asentó nominalmente el Regimiento de Milicias de Santander y en 1756 Fernando VI lo donó a la recién creada Catedral de Santander, provocando pleito con los noblejas. Los franceses hicieron de él su cuartel en la invasión napoleónica y tras ella el Regimiento de Infantería del Borbón, luego parque de artillería en 1840 y posteriormente y hasta 1891 de nuevo cuartel, cuyo última guarnición fue el Regimiento de Infantería de Bailén. Durante cinco años hubo en sus bajos un taller de poleas para barco y una herrería y empezó a derribarse en 1896, rellenándose con sus piedras esta dársena sobre la que se harían los jardines de Pereda


El escudo real, en lo alto de la fachada del Banco de España


Jardines del Banco de España y ábside catedralicio


Tomando el camino señalado hacia la catedral, por la calle Somorrostro, veremos la Delegación de Correos


Fue inaugurada como Palacio de Comunicaciones el 7 de noviembre de 1926 (otras fuentes dicen septiembre de 1927), siendo obra de los arquitectos Secundino Zuazo Ugalde y Eugenio Fernández Quintanilla siguiendo las pautas del estilo regionalista montañés imperante en el momento. Once años atrás ambos habían ganado el concurso de la Casa de Correos de Santander, siendo el segundo quien estuvo al cargo de las obras. Pese a estar en la zona afectada por el incendio fue de los pocos edificios que se salvó sin grandes desperfectos


Aquí hay un busto dedicado a Alfonso XIII sufragada por una suscripción popular promovida por partidarios monárquicos e inaugurada en agosto de 2001 por su entonces única hija viva la infanta Beatriz de Borbón. Alfonso XIII, que residía con su familia largas temporadas en Santander, en el Palacio de la Magdalena, fue regidor honorario durante 18 años, naciendo ya la idea en 1928 de dedicarle un monumento


Justo a la izquierda del busto hay unos bancos de piedra. Alguno de los existentes en el parque estuvieron antaño en la Alameda de Oviedo, por donde sigue el Camino, atravesando la ciudad hacia el oeste


Y, como hemos dicho, entre Correos y el Banco de España llegaremos, por la calle Somorrostro y siguiendo las señales, a la catedral de Santander






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